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Prevención primaria
y secundaria del ictus
en el anciano
Antonio C. Gil Núñez
Unidad de Ictus. Servicio de Neurología.
Hospital Universitario Gregorio Marañón. Madrid.
Capítulo 3: Prevención primaria de ictus
en el anciano
Introducción
El ictus, según datos del Instituto Nacional de Estadística1, constituye en
España la primera causa de mortalidad en la mujer y la segunda causa de
muerte global, por detrás de la cardiopatía isquémica; es la primera causa de
discapacidad severa en el adulto y la segunda causa de demencia. Debido al
previsible aumento del envejecimiento, España será en el año 2.050 la población más envejecida del mundo, por lo que se prevé un incremento de esta patología2. Las tres cuartas partes de los ictus afectan a pacientes mayores de 65
años, por lo que es una enfermedad del anciano. Sin embargo, se pueden producir ictus a cualquier edad, generalmente a partir de los 55 años.
Un mejor conocimiento del ictus, la evacuación urgente a un hospital adecuado de nuestros pacientes y una adecuada prevención primaria y secundaria,
nos permitirán reducir las muertes y secuelas que ocasiona esta enfermedad.
Epidemiología de la enfermedad
cerebrovascular
El ictus, un problema real
La enfermedad vascular, una verdadera epidemia, es la primera causa de
muerte en los países desarrollados y la responsable de una cuarta parte de las
muertes documentadas a nivel mundial1,3. Su incidencia aumenta exponencialmente con la edad y es mayor entre los sujetos de raza negra.
En España, la enfermedad vascular (cerebral y cardiaca) es la primera
causa de morbimortalidad en la población1. Aunque las cifras globales para la
cardiopatía isquémica son menores que las de otros países de nuestro entorno4, las del ictus mantienen una posición intermedio-alta. Sin embargo, en
cuanto a mortalidad por ictus, España se sitúa en uno de los lugares más favorables por su menor mortalidad. No obstante, se produce una muerte por ictus
cada 15 minutos. En España se estima una incidencia de más de 200 casos por
cada 100.000 habitantes al año, con una prevalencia situada en torno a los 5060 casos por 1.000 habitantes entre 65-74 años y por encima de los 100 casos
por 1.000 en los mayores de 75 años 1. Los datos obtenidos, tanto de incidencia
como prevalencia, varían, probablemente según la metodología utilizada 5.
Factores de riesgo para el ICTUS
Los factores de riesgo (FR) no modificables permiten identificar aquella
población con mayor riesgo de padecer la enfermedad con el paso del tiempo.
57
Envejecimiento, hipertensión y deterioro cognitivo
Los factores de riesgo no modificables “bien identificados” son: edad, sexo,
raza e historia familiar de ictus/AIT6,7.Los factores de riesgo no modificables
que han sido “asociados” a ictus son: clima y geografía.
Los FR modificables son aquellos sobre los que podemos intervenir para
disminuir el riesgo que conllevan de ictus: hipertensión arterial (HTA), cardiopatías embolígenas, tabaquismo, dislipemia, enfermedad aterotrombótica previa,
diabetes mellitus, obesidad, hábitos de vida inadecuados (abuso de alcohol, sedentarismo, dieta). Cada uno conlleva un riesgo, tiene una prevalencia determinada y, por tanto, un impacto poblacional diferente, como se observa en la
Tabla 3.1.
Tabla 3.1
Factores de riesgo modificables del ictus.
Factor de riesgo
HTA
FANV
Tabaquismo
E asintomática de carótida
AIT1
Colesterol
(>240 mg/dl)
Alcohol
(> 5 bebidas/día)
Sedentarismo
Obesidad
Prevalencia (%)
RR
FRAP
25-40
1
25
2-8
8
3-5
5
1,5
2
6,54
47,37
3,85
11,11
4,76
6-40
1,8-2,6
20,00
2-5
25
25
1,6
2,7
1,8-2,4
1,77
33,33
15,25
Modificada de Strauss et al 8.
RR:riesgo relativo FRAP: Factor riesgo atribuible poblacional.
Edad
Es el factor de riesgo más importante para el ictus. La incidencia de ictus
aumenta exponencialmente con la edad, a partir de los 55 años, por cada 10
años más, se dobla el riesgo 9,10 . Tres cuartas partes de los ictus ocurren en
personas mayores de 65 años.
Hipertensión arterial
La hipertensión arterial (HTA) es, tras la edad, el FR más importante para
el ictus, tanto isquémico como hemorrágico, y es el FR más prevalente y relevante de los modificables. El riesgo de ictus se incrementa de tres a cinco veces en los pacientes hipertensos. Existe una relación lineal entre los valores de
presión arterial sistólica (PAS) y de presión arterial diastólica (PAD) con la mor58
Capítulo 3: Prevención primaria de ictus
en el anciano
bimortalidad cardiovascular global y, específicamente, con la morbimortalidad
por ictus, no existiendo un nivel inferior de PA por debajo del cual se pierde dicha relación11-14.
La Hipertensión sistólica aislada (HSA) (PAS superior a 160 mmHg y PAD
inferior a 90 mmHg) se considera un factor de riesgo independiente e importante en el ictus, así como para la cardiopatía isquémica (CI) y la mortalidad
global, al ser la forma de HTA más frecuente en los ancianos 11,15,16.
Cardiopatías embolígenas
Las enfermedades cardiacas ocupan el tercer lugar en importancia entre
los factores de riesgo para el ictus, después de la edad y de la hipertensión arterial. El ictus cardioembólico causa el 20-30% de los ictus isquémicos, con
una mayor prevalencia relativa en pacientes jóvenes (16-45 años). Las cardiopatías embolígenas se clasifican en función del riesgo embolígeno que conllevan en: cardiopatías de alto riesgo y cardiopatías de riesgo medio6. En la Tabla
3.2 se muestran las cardiopatías de alto riesgo embolígeno.
Figura 3.2
Fuentes cardioembólicas de riesgo alto.
Fibrilación auricular.
Prótesis valvulares mecánicas.
Estenosis mitral con fibrilación auricular.
IAM reciente (< 4 semanas).
Trombo intracardiaco.
Mixoma auricular.
Endocarditis infecciosa.
Cardiomiopatía dilatada
Disfunción ventricular izquierda (FE <30%).
Síndrome del seno enfermo.
FE:fracción de eyección.
Fibrilación auricular no valvular (FANV)
Es la causa más frecuente de ictus cardioembólico, responsable del 25% de
los ictus isquémicos y del 50% de los ictus cardioembólicos. La prevalencia de la
fibrilación auricular (FA) se incrementa rápidamente con la edad17. La incidencia
anual de ictus en la FANV es del 4-6%, aumentando hasta un 10-20% en los pacientes que han tenido un ataque isquémico transitorio (AIT) o un ictus previo, y
la asociada a enfermedad valvular eleva el riesgo diecisiete veces. Pero este riesgo aumenta considerablemente (8% a 12%) en pacientes mayores de 65 años (de
59
Envejecimiento, hipertensión y deterioro cognitivo
1,5% entre los 50 a 59 años, al 23,5% con más de 80 años) y/o con otros factores
de riesgo mayores asociados, como: ictus/AIT previo, embolismo sistémico, HTA,
disfunción ventricular izquierda (historia de insuficiencia cardiaca y FE menor del
30%)18-20. Otros autores también incluyen como FR mayores a la diabetes mellitus
y a la valvulopatía mitral reumática 21, esto determinará las acciones terapéuticas22. Pacientes con FA tienen duplicado el riesgo de muerte, por el riesgo de ictus y embolismos sistémicos23. Los ictus relacionados con la FANV son de consecuencias peores, tienen una mayor mortalidad, recurren con mayor frecuencia
(2%-15% anual), son más graves y tienen peor pronóstico funcional que aquellos
no asociados a FANV. La FA paroxística tiene un riesgo similar a la crónica24.
Enfermedad arteriosclerótica
El 45% de la mortalidad en países desarrollados es debida a enfermedades vasculares, causadas principalmente por la aterotrombosis. Los territorios
vasculares preferentemente afectados son: aorta, arterias de miembros inferiores, coronarias, carótidas o vasos intracraneales. Algunos estudios indican
que el 25% de los pacientes con un episodio aterotrombótico tienen una lesión
consistente en un lecho vascular diferente 25,26.
Pacientes con enfermedad arterial periférica (EAP) o cardiopatía isquémica (CI) tienen un riesgo aumentado de ictus 27-29.
Estenosis asintomática de carótida (EAC)
Tiene una prevalencia del 5-10% en mayores de 65 años30,31. Se estima un
riesgo anual de sufrir un ictus ipsilateral del 1-2 %32-35, llegando hasta el 3,7% en
estenosis del 75 al 94%34-36; también el riesgo es mayor si se detecta una progresión de la estenosis, cuando se asocia a cardiopatía isquémica y en varones32. El riesgo de muerte por causa vascular se estima, en 10 años, entre el 19
al 51%37-40, considerándose, por tanto, la EAC superior al 50% un equivalente de
riesgo a la cardiopatía isquémica 41.
Ataque isquémico transitorio
Los ataques isquémicos transitorios (AIT) son déficits focales cerebrales o
retinianos, transitorios, de duración inferior a 24 horas. Su incidencia oscila entre 35 y 300 casos por 100.000 habitantes/año. No existen diferencias en cuanto al mecanismo fisiopatológico entre el AIT y el ictus 42,43.
El riesgo de sufrir un ictus después de un AIT se sitúa entre el 24-29% en
los 5 años siguientes y la mortalidad en los 5 primeros años se sitúa entre el
7% y el 27%, siendo la causa más frecuente la cardiopatía isquémica. En un es60
Capítulo 3: Prevención primaria de ictus
en el anciano
tudio de pacientes con AIT tratados con fármacos antitrombóticos, presentan
un ictus el 11% en los primeros 90 días, y en la mitad de estos casos se daban
en los dos primeros días 44.
Se recomienda realizar un estudio vascular urgente, antes de siete días
desde el comienzo de los síntomas, en todos los pacientes que han sufrido un
AIT para detectar factores de riesgo potencialmente modificables y prevenir un
nuevo evento isquémico45.
Diabetes mellitus
La diabetes mellitus (DM) se asocia sobre todo a la arteriopatía de los
miembros inferiores, pero también a la cardiopatía isquémica e ictus isquémico46,47. En los diabéticos se asocian frecuentemente HTA, dislipemia, obesidad y
también el síndrome metabólico, por lo que aumentan claramente el riesgo
vascular y de ictus41. La intolerancia a la glucosa se asocia a un aumento del
riesgo de ictus en la mujer 46. En general, la incidencia de ictus en pacientes
con diabetes tipo II es entre 1,8 a 6 veces superior al resto de la población general, especialmente en el grupo de 40-60 años de edad y en las mujeres, según diversos estudios46,47. La diabetes se considera responsable del 7% de la
mortalidad debida a ictus isquémico y de las complicaciones vasculares6.
Dislipemias
El papel de la hipercolesterolemia en la enfermedad cerebrovascular sigue
siendo objeto de controversia. Un metaanálisis, publicado en 1995, no encontró
asociación entre los niveles de colesterol y el riesgo de ictus48. Otros estudios49-51
y estudios posteriores54 han señalado que los niveles de colesterol elevados son
un factor de riesgo del 1,8 al 2,6 para el ictus isquémico8. Es más clara la relación entre el infarto cerebral subsiguiente a enfermedad carotídea y la presencia de dislipemia55-57, y entre los niveles elevados de LDL y el ictus aterotrombótico54. También existe una relación de riesgo entre el nivel de HDL (inversa),
índice LDL /HDL y, probablemente, lipoproteína (a) e ictus isquémico 54.
Tabaquismo
Es un importante factor de riesgo para las diversas patologías vasculares,
como la cardiopatía isquémica, el ictus, la claudicación intermitente y la enfermedad arterial periférica. Es conocido que el consumo de tabaco acelera el
proceso de aterosclerosis y promueve la trombogénesis vascular. El tabaquismo aumenta el riesgo relativo de ictus hasta 2 veces58-61. El riesgo es aplicable
a todos los subtipos de ictus, especialmente a la hemorragia subaracnoidea y
61
Envejecimiento, hipertensión y deterioro cognitivo
al ictus isquémico causado por embolismo arterio-arterial. El riesgo de ictus
desciende a nivel de no fumador entre 2 y 5 años después del abandono62,63. La
exposición pasiva al tabaco también incrementa el riesgo de ictus64.
Alcohol
Si bien se ha demostrado una correlación positiva entre el consumo de alcohol y el riesgo de ictus hemorrágico 65-67, la relación con el ictus isquémico
está menos clara. Se ha sugerido que el consumo moderado de alcohol puede
tener un efecto protector sobre el riesgo de ictus isquémico no más de dos
bebidas día y un incremento de riesgo con más de cinco bebidas68-70.
Debemos concluir, pues, que no está demostrado de forma incontrovertible el efecto protector del consumo moderado de alcohol y sí el aumento del
riesgo de ictus con el consumo excesivo.
Obesidad
La obesidad se asocia con frecuencia a HTA, diabetes mellitus, intolerancia a la glucosa y dislipemia, lo que predispone a la enfermedad vascular y al
ictus. La obesidad abdominal en el hombre, y la ganancia de peso y el aumento
del índice de masa corporal en la mujer, son factores de riesgo independientes
para el ictus 71,72.
Estilos de vida y dieta
El Lyon Diet Heart Study73 demostró la disminución de la recurrencia del
infarto agudo de miocardio tras el seguimiento de una dieta fundamentalmente mediterránea. Se ha sugerido que una dieta rica en potasio, magnesio y fibra tiene un efecto protector sobre la mortalidad secundaria al ictus. El consumo de frutas y verduras parece reducir el riesgo de ictus 74 . Otro de los
aspectos modificables, incluidos en los estilos de vida, es el sedentarismo. La
actividad física se ha asociado a una reducción de la incidencia de infarto de
miocardio y de ictus en el hombre y la mujer, posiblemente porque reduce el
nivel de presión arterial, peso, ayuda a un mejor control de la glucemia, de los
lípidos y se asocia con una menor tendencia al tabaquismo, tal como ha sido
demostrado por el estudio Framingham y otros estudios75-81.
Prevención primaria
El objetivo será la reducción de la incidencia de un primer ictus actuando
sobre los siguientes factores de riesgo:
62
Capítulo 3: Prevención primaria de ictus
en el anciano
Hipertensión arterial
No hay duda que el tratamiento de la hipertensión arterial reduce sustancialmente el riesgo relativo (RR) de ictus isquémico y hemorrágico, situándose
el beneficio entre el 35 y el 45% según los estudios12,14,82-86. Un metaanálisis, que
incluye diecisiete estudios aleatorizados, con 47.653 pacientes hipertensos,
tratados con varios fármacos antihipertensivos versus controles, que dio lugar
a una reducción de la PAS de 10-12 mmHg y de la PAD de 5-6 mmHg, con lo
que se consigue una reducción del riesgo relativo (RRR) de la incidencia de ictus del 38%, de cardiopatía isquémica del 16% y de muerte de causa vascular
del 26%87-89.
También el tratamiento de la hipertensión sistólica aislada (HSA) es beneficioso, como muestra el estudio Syst-Eur90, realizado con nitrendipino, asociado o no a enalapril y hidroclortiazida, con el objetivo de reducir la PAS en un
20%, con una RRR de ictus de un 42%; y el estudio SHEP 91, con clortalidona o
atenonol, con una reducción del riesgo de ictus del 36%.
El tratamiento de la HTA en ancianos es beneficioso, como muestra una
revisión de ocho estudios en ancianos con HSA, en la que se evidencia una reducción del 30%92, incluso en los pacientes con más de 80 años, donde la reducción era del 34%93.
Sin embargo, se desconoce cuál es nivel de presión arterial ideal para
conseguir una máxima reducción de este riesgo de ictus en la prevención primaria y de las recurrencias 12-14,94. El estudio HOT (Hipertensión Optimal Treatment) demostró los beneficios de reducir la PAS y PAD a 140 mmHg y a 85
mmHg respectivamente, o menos, pero también se vio que los esfuerzos por
bajar de 120/70 mmHg tienen poco beneficio adicional, aunque no causan ningún riesgo importante95.
Un tratamiento más intensivo, que consigue una reducción de la PA extra
de 3/3 mmHg, añade un beneficio del RR de ictus del 20%, como muestra un
meta-análisis96.
A pesar de los claros beneficios mostrados con la reducción de la presión
arterial, estudios recientes, como el CONTROLPRES-98, muestran que sólo un
16% de los hipertensos tratados presentaba un control óptimo de la PA 97, al
igual que otros estudios16,98-100.
Los diferentes fármacos antihipertensivos (diuréticos, beta-bloqueantes,
calcioantagonistas, IECA) muestran un beneficio en la prevención del ictus, similar y sin claras diferencias84,85,96,101,102. Más recientemente, los estudios HOPE, LIFE
y SCOPE103-105 con inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina (IECA)
63
Envejecimiento, hipertensión y deterioro cognitivo
y bloqueantes o antagonistas del receptor AT1 de la angiotensina II (ARA II), han
apuntado a una mayor eficacia en la prevención primaria del ictus en comparación con el mejor tratamiento convencional (HOPE; SCOPE) o con atenolol (LIFE),
incluso en pacientes normotensos, como se comentará más adelante.
El estudio HOPE102, con un inhibidor de la ECA, ramipril 10 mg /día, en
9.297 pacientes con alto riesgo vascular por eventos vasculares previos (1.013
pacientes con ictus previos, 11%) o con diabetes asociada a otro factor de riesgo vascular, de los que eran hipertensos (TA superior o igual a 160/90 mmHg)
el 46%, la RRR de episodios combinados primarios fue del 22%, de cualquier
tipo de ictus fue de 32% y del ictus mortal del 61%, de infarto de miocardio del
20%, de muerte del 16%.
El estudio LIFE103, que incluye a 9.193 pacientes hipertensos y con hipertrofia ventricular izquierda, de las que un 54% eran mujeres, compara losartán,
un ARA II, contra atenonol, y muestra un beneficio en reducción de riesgo de
ictus de un 25%, y en el subgrupo de hipertensión sistólica aislada de un 40%.
El estudio SCOPE (The Study on Cognition and Prognosis in the Elderly)104,105 con 4.956 pacientes con edad media de 76 años y HTA moderada
(160-179/90-99 mmHg), con un 64% de mujeres, compara candersartán vs placebo, y muestra un beneficio significativo de RRR de ictus no mortal del 28%.
El estudio ALLHAT106 con 33.357 pacientes (35% raza negra), 47% mujeres,
hipertensos de 55 ó más años, con un seguimiento de 4 a 8 años, que tienen
uno o más FR coronario (51% con enfermedad vascular, con episodios de más
de 6 meses de evolución), compara clortalidona con amlodipino o lisinopril, no
encuentra diferencias significativas entre los fármacos en el objetivo primario.
Clortalidona es mejor que lisinopril en RRR de ictus, y mejor que lisinopril y amlodipino en RRR de insuficiencia cardiaca. Estos datos se deben tomar con cautela por el tipo de población, por las diferencias significativas entre los grupos
con respecto a la PAS final, a favor de clortalidona, y por las asociaciones de
fármacos antihipertensivos en los grupos que no eran las habituales, al no po der utilizar calcioantagonistas, ni IECA o diuréticos, por lo que no se puede extrapolar estos datos a todos los IECA o ARA II; además hay que valorar las alteraciones metabólicas y el mayor número de diabetes producidas a largo plazo
con los diuréticos.
En el estudio ANBP2107, con 6.083 pacientes, de los que un 51% eran mujeres, edad media de 71 años con HTA moderada con un bajo porcentaje de antecedentes de enfermedad vascular (5% de ictus), compara enalaprilo con hidroclorotiazida, seguidos dutante 4,1 años, muestra un beneficio significativo en la
64
Capítulo 3: Prevención primaria de ictus
en el anciano
RR de episodios cardiovasculares o muerte del 11%, aunque en el análisis por
sexo sólo se beneficiaban los hombres. No hubo diferencias en la reducción final
de PA entre los tratamientos comparados. Estos resultados contradicen al estudio ALLHAT y abogan también por un efecto de clase de los IECA.
En resumen:
1. Debe considerarse como objetivo general de prevención la consecución de cifras de presión arterial inferiores, al menos, a 140/90 mmHg, en caso
de insuficiencia cardiaca o renal debe ser inferior a 130/85 mmHg y en diabéticos superior a 130/80 mmHg, mediante modificaciones higiénico-dietéticas y/o
fármacos antihipertensivos16,100,108,109. Mayores reducciones de PA pueden ser
beneficiosas en la prevención del ictus.
2. Existe un beneficio demostrado de que, con el tratamiento adecuado
de la HTA, podremos conseguir una reducción del 35% al 45% de la incidencia
de ictus. El descenso de 10-12 mmHg en la PAS y 5-6 mmHg en la PAD conlleva
una reducción del riesgo de ictus de un 38%. El tratamiento de la HSA decrece
el RR de ictus en el 36%. Pacientes ancianos o muy ancianos se benefician del
tratamiento.
3. La relación favorable coste/beneficio del tratamiento antihipertensivo
está demostrada. Los IECA y ARA II (ramipril, losartán y candesartán), junto a
diuréticos como la clortalidona, parecen ser los fármacos de elección en la
prevención primaria del ictus.
4. La HTA está infradiagnosticada e insuficientemente tratada en la población general.
Fibrilación auricular no valvular
Es la principal causa de ictus cardioembólico. El tratamiento antitrombótico es una terapia efectiva para la prevención del ictus en el caso de que no
sea posible la reversión farmacológica o eléctrica al ritmo sinusal. Los dos fár macos indicados en la profilaxis del ictus son la warfarina y la aspirina. En prevención primaria, cinco estudios110-114 muestran que la warfarina reduce el riesgo relativo de ictus en aproximadamente un 68% y la aspirina en un 21%. La
combinación de aspirina con anticoagulación oral de baja intensidad no ha logrado resultados destacados.
Es necesario un buen control del INR, rango de 2-3 (objetivo 2,5), así como
una correcta educación del paciente para prevenir el riesgo de hemorragia. Pacientes con edad inferior a 65 años sin otros factores de riesgo pueden recibir
65
Envejecimiento, hipertensión y deterioro cognitivo
tratamiento con aspirina a dosis de 325 mg/d97,98,115. En pacientes entre 65-75
años, sin factores de riesgo mayores, la terapia debe individualizarse, balanceando el riesgo y el beneficio108,109,115,116. En este grupo, la realización de estudio ecocardiográfico permite determinar factores predictores de riesgo de ictus tales como
la alteración de la función ventricular (fracción de eyección inferior al 30%), o la
presencia de diabetes mellitus pueden inclinar la balanza hacia la anticoagulación
oral o en caso contrario utilizar AAS a dosis de 325 mg/día. En cualquier edad, si
existen factores de riesgo mayores de ictus, y en los mayores de 75 años, con o
sin factores de riesgo, se aconseja la anticoagulación con warfarina108,109,115,116.
Los análisis de decisión permiten explicitar cuantitativamente los beneficios y riesgos de diferentes terapias 108,109,115,116. Al igual que ocurre con otras me didas preventivas, más del 50% de los pacientes en los que hay una indicación
absoluta de anticoagulación oral no están anticoagulados por diferentes motivos, con el consiguiente riesgo de morbimortalidad por ictus.
En resumen:
1. Se recomienda la anticoagulación oral con warfarina/dicumarínicos a
los pacientes con fibrilación auricular crónica o paroxística y riesgo alto de ictus; el objetivo es mantener un INR de 2,5. Como alternativa, o si existe contraindicación, se puede usar la aspirina.
2. Se recomienda anticoagulación oral las tres semanas previas a realizar
una cardioversión eléctrica en los pacientes con fibrilación auricular de más de
48 horas de evolución, y debe continuarse la anticoagulación una vez conseguido el ritmo sinusal durante 4 semanas.
Otras situaciones de alto riesgo embólico
Para el resto de las cardiopatías de alto riesgo embolígeno (Tabla 3.2) se
recomienda, en general, la anticoagulación oral con un rango de INR entre 2,03,0, valorando la antiagregación con AAS a dosis de 75-300 mg al día en el
caso de que exista contraindicación para la anticoagulación 116.
Estenosis asintomática de carótida (EAC)
El estudio ACAS (Asymptomatic Carotid Atherosclerosis Study)40 evaluó el
efecto de la endarterectomía en la reducción del ictus con una estenosis asintomática igual o mayor al 60%, los pacientes fueron distribuidos aleatoriamente
para recibir tratamiento médico (aspirina y control de factores de riesgo) o tratamiento médico y endarterectomía carotídea. Reveló una reducción del riesgo
de ictus del 1% anual tras un seguimiento de 2,7 años. Las mujeres no obtuvie66
Capítulo 3: Prevención primaria de ictus
en el anciano
ron beneficio, probablemente por un mayor riesgo perioperatorio, como muestran otros estudios117. El beneficio esperado es bajo ya que se precisan 83 endarterectomías para evitar un ictus en dos años (Tabla 3.3)118,119.
Un metaanálisis con 5 estudios con endarterectomías en pacientes con
estenosis asintomáticas de carótida superiores al 50%, mostró un incremento
del riesgo en el peri-operatorio inmediato 120.
La endarterectomía carotídea está indicada en pacientes con estenosis
asintomática del 60-99%, siempre que el riesgo quirúrgico sea inferior al 3% y
la esperanza de vida mayor a cinco años, con una exquisita selección de los
pacientes, dado el poco margen de beneficio. Un meta-análisis en EAC concluyó que aunque la cirugía reduce la incidencia de ictus ipsilateral120, no reduce
la mortalidad debida a ictus, ni el número de ictus incapacitantes. Mientras
tanto, el tratamiento médico antiagregante es una alternativa para los pacientes con EAC. Se consigue un mayor beneficio en pacientes varones y con un
grado de estenosis del 80-99%. De no realizarse cirugía alguna deben utilizarse
fármacos antiagregantes en estenosis de 60-99%. La angioplastia como alternativa a la cirugía convencional en EAC aún no ha sido validada.
Tabla 3.3
Endarterectomía carotídea. Número necesario a tratar (NNT)
para evitar 1 ictus en 2 años.
Estudio %estenosis*
NASCET
NASCET
ECST
ACAS
NNT
70-99
50-69
70-99
60-99
8
20
8
83
Modificado de Barnett et al 118. * Medidas NASCET.
Diabetes mellitus
Parece que de forma indirecta el control de la glucemia consigue modificar el perfil dislipémico aterosclerótico, reducir el riesgo de ictus y el daño microvascular. Es conocido que la HTA, especialmente la sistólica, constituye un
factor de riesgo mayor de ictus en pacientes con diabetes121-124. Ya que aproximadamente el 85% de los pacientes con diabetes tipo II son obesos, se recomienda intentar una pérdida de peso, la restricción de sodio (80-100 mmol/d) y
realizar ejercicio de forma regular 125, teniendo como meta una glucemia en
ayunas inferior a 110 mg/dl y hemoglobina glicosilada inferior al 7%126.
67
Envejecimiento, hipertensión y deterioro cognitivo
Dislipemia
En el momento actual deben seguirse las recomendaciones del National
Colesterol Education Program (NCEP) para sujetos sin enfermedad cerebrovascular ni ninguna manifestación de enfermedad arterioesclerótica41,127. Cuando
adoptemos estas medidas de prevención primaria para la cardiopatía isquémica, redundarán en el beneficio de la prevención del ictus y viceversa. Los pacientes se clasifican en función del riesgo en dos categorías, estableciendo en
cada grupo unos valores como objetivo de LDL-c diferentes. Las recomendaciones a seguir aparecen resumidas en la siguiente Tabla 3.4:
Tabla 3.4
Recomendaciones NCEP. Tratamiento según nivel LDL.
Paciente
Nivel de inicio de fármaco
Nivel ideal (objetivo)
0-1 FR
≥ 2 FR
Riesgo** <10%
10-20%
Prevención primaria
≥ 190 mg/dl*
≥ 160 mg/dl
≥ 130 mg/dl
Prevención secundaria
CI y / o Ictus,
AIT#, EAP, DM
≥ 130 mg/dl***
Riesgo** > 20%
Factores de riesgo positivos Factor de riesgo negativo
Edad:
HDL ≥ 60 mg/dl
- Hombre ≥ 45 años
- Mujer ≥ 55 años
Hª familiar CI prematura
Tabaquismo
Hipertensión arterial
HDL < 40 mg/dl
< 160 mg/dl
< 130 mg/dl
< 130 mg/dl
< 100 mg/dl
* Opcional 160-189
mg/dl tras dieta
** Riesgo vascular a
10 años
*** LDL 100-129 mg/dl a
criterio médico.
#
Por enfermedad de
carótida sintomática, o
asintomática > 50%
FR: factor de riesgo. CI: cardiopatía isquémica.AIT: ataque isquémico transitorio.
EAP: enfermedad arterial periférica. DM:Diabetes mellitus. Hª: historia
NECP:National Education Cholesterol Program41,127.
A pesar de las conclusiones favorables del empleo de las estatinas en los
distintos estudios54,41, éstas siguen siendo infrautilizadas.
Hábitos de vida, tabaco y alcohol
Se recomienda la disminución de peso cuando el índice de masa corporal
es superior a 25 kg/m2, realizar más de treinta minutos de ejercicio moderado68
Capítulo 3: Prevención primaria de ictus
en el anciano
intenso todos los días, según las condiciones de la persona, y seguir una dieta
rica en fruta, verdura, fibra, cereales, pescados, legumbres, y pobre en grasas
saturadas y sal108,109.
El abandono del hábito de fumar supone un considerable beneficio debido a la reducción del riesgo de ictus. En los casos necesarios se utilizarán programas formales para ayudar al abandono, y fármacos como bupropión, o sustitutivos de nicotina108,109,128.
Se conoce que una ingesta de alcohol superior a 300 g/semana es un factor de riesgo para el ictus. Hasta el momento de disponer de datos concluyentes y no se debería recomendar, de manera generalizada, el consumo moderado de alcohol como medida de prevención primaria del ictus, como ya se
comentó, algunas guías recomiendan no más de dos bebidas al día en hombres y una en mujeres no embarazadas 108,109.
Prevención secundaria
Tras un episodio de ictus existe un riesgo vascular máximo para la recurrencia (ictus, infarto de miocardio o muerte vascular). Este riesgo es variable,
entre el 8 y el 15% de los pacientes con ictus recurren durante el primer año.
La recurrencia de ictus acumulada en 5 años es del 30-40%, con una probabilidad anual de 15% de infarto de miocardio y del 15% para la muerte de origen
vascular129-135. Estas cifras alarmantes de recurrencia de episodios vasculares
muestran sin ninguna duda la importancia de la prevención secundaria en este
tipo de pacientes, y la necesidad de una prevención global de todo tipo de episodios vasculares. Por otra parte, las medidas farmacológicas se deben aplicar
después de conocer la etiología del ictus, tras un estudio metodológicamente
correcto8,126,136-140.
Hipertensión arterial
Pocos estudios han mostrado beneficio significativo con el tratamiento de
la hipertensión arterial (HTA) tras el ictus. Carter141, en 96 pacientes, demostró
con tiacidas una reducción del riesgo relativo (RRR) de ictus del 66% (± 27). El
estudio chino PAST, con indapamida, en 5.665 pacientes con o sin HTA, mostró
una RRR de ictus del 29%, aunque los resultados finales no fueron publicados142.
En un metaanálisis82, con 6.752 pacientes, tratados con diversos fármacos,
mostró una RRR de ictus del 28%; en este metaanálisis se incluyen 556 pacientes procedentes de seis estudios (datos INDANA), además de estudios previos.
69
Envejecimiento, hipertensión y deterioro cognitivo
Recientemente, el estudio PROGRESS 143, con un inhibidor de la enzima
conversora de la angiotensina (IECA), perindopril (en dosis de 4 mg/día), en
combinación o no con indapamida (2,5 mg/día), realizado sobre 6.105 pacientes con ataques isquémicos transitorios (AIT) o ictus previos, tanto hipertensos como normotensos (cifras de TA inferiores a 160/90 mmHg), con
un seguimiento de 4 años, lograron una reducción global en PAcon perindopril de 9/4 mmHg, que se tradujo en una RRR de episodios vasculares graves
en un 26% y el riesgo de ictus en un 28%. Con la terapia combinada perindopril e indapamida se obtuvo una reducción de 12/5 mmHg, y del RR relativo de ictus del 43%. Al analizar a los pacientes que presentaron una hemor ragia cerebra l , comprobaron cómo había una disminución del riesgo
relativo del 50% (IC del 95%: 26-66) en la rama perindoprilo y del 76% (IC del
9 5 % : 55-87) en aquellos con perindoprilo e indapamida respecto al grupo
placebo.
En el estudio HOPE 102,144, con un subgrupo de 1.013 pacientes con ictus
previos (11%), la RRR de eventos combinados primarios fue del 22%, de cualquier tipo de ictus fue de 32% y del ictus mortal del 61%, de infarto de miocardio del 20%, de muerte del 16% en el estudio global, sin embargo, en el subgrupo de pacientes con ictus el beneficio no fue significativo.
Así pues, según las evidencias previas, el tratamiento de elección más eficaz es perindopril más indapamida.
Un punto con gran controversia es cuándo iniciar o si se debe continuar
el tratamiento con fármacos antihipertensivos tras un ictus agudo145. Durante la
fase aguda del ictus, las presiones arteriales muy elevadas o bajas se asocian a
mayor mortalidad y discapacidad; por otro lado, la disminución brusca o mayor
del 20% de la presión arterial media puede reducir la presión de perfusión cerebral y, por tanto, pueden aumentar el volumen del infarto cerebral, siendo
deletérea durante esta fase la utilización de algunos calcioantagonistas y betabloqueantes146. Un estudio con prerindoprilo en fase aguda de ictus mostró que
se mantenía el flujo sanguíneo cerebral constante a pesar de la reducción de
la PA147.
El estudio ACCESS148-149, en fase de publicación, compara candesartán contra terapia convencional en fase aguda de 339 pacientes con ictus isquémicos;
en la 72 horas iniciales (media 30 horas) muestra un beneficio significativo
para el grupo candesartán con una RRR de 47,5% de episodios vasculares primarios (muerte, infarto de miocardio, ictus) al año; se trata, por tanto, del único
ensayo aleatorizado que muestra un beneficio significativo con un fármaco an70
Capítulo 3: Prevención primaria de ictus
en el anciano
tihipertensivo en fase aguda del ictus y abre el camino de un mayor conocimiento del manejo de la PA en fase aguda del ictus, que tratará de confirmar el
estudio ACCESS II.
Dislipemia
Las estatinas han demostrado un claro beneficio en la prevención de
la cardiopatía isquémica. Los beneficios de las estatinas en la reducción
del riesgo de ictus, observados en los estudios de prevención secundaria
de la cardiopatía isquémica (CARE, LIPID y 4 S), muestran una RRR del 18 al
31% 150-153.
El estudio Heart Protection Study (HPS), con simvastatina a dosis de 40
mg/día, en 20.536 paciente de alto riesgo vascular, con antecedentes de cardiopatía isquémica, ictus/AIT en 1.820 pacientes (8,9%), enfermedad arterial
periférica, diabetes o HTA tratada, muestra unos beneficios significativos con
una RRR del 24% en los epiodios vasculares (episodios coronarios, ictus o revascularización), 25% en ictus (mortal o no), 27% epidodios coronarios (muerte
coronaria o infarto de miocardio),17% en muerte vascular y 13% en muerte de
cualquier origen; este beneficio es significativo en los subgrupos de enfermos
(incluido por ictus/AIT) con edad superior a 75 años, mujeres, y niveles de colesterol o LDL colesterol normales o bajos 153.
En los pacientes con ictus isquémico, basándose en los criterios del National Cholesterol Education Program (NCEP) Tabla 3.5
con antecedentes de infarto de miocardio o relacionados con aterosclerosis, debe recomendarse la asociación de estatinas, a pesar de ser normocolesterolémicos41,54,127. En los pacientes que han sufrido un ictus y que no tienen antecedentes de cardiopatía isquémica o aterosclerosis, podría asumirse, como
mínimo, la indicación de la prevención primaria del infarto de miocardio (atendiendo a los estudios AFCAPS/TexCAPS y WOSCOPS)154,155. Puesto que los enfermos con isquemia cerebral tienen un máximo riesgo vascular54-129-135, es probable que con las evidencias del estudio HPS estas indicaciones varíen.El estudio
P R O S P E R , con pra v a s t a t i n a , en 5.804 pacientes ancianos de 70 a 82 años
(3.000 mujeres) y un seguimiento de 3,2 años, mostró una RRR significativa en
el objetivo primario del 15% (PROSPER), pero no redujo el ictus ni mostró beneficio en mujeres156. Actualmente está en marcha un ensayo clínico con atorvastatina para la prevención secundaria del ictus157, Stroke Prevention by Aggresive Reduction in Colesterol Levels (SPARCL), que podría aclarar aun mejor estas
indicaciones.
71
Envejecimiento, hipertensión y deterioro cognitivo
Tabla 3.5
Indicaciones de estatinas en prevención secundaria del ictus según niveles de LDL.
Tipo de ICTUS/AIT
Nivel inicio estatinaObjetivo terapéutico
E carótida
Ictus asociado a DM, CI o EAP
> 130 mg/dl
Ictus en hombres > 45 a o mujeres > 130 mg/dl
> 55 acon HTA o tabaquismo
(10-20 %)*
o HDL <40 mg/dl o Hª familiar CI
otros
Según NCEP
<100 mg/dl
> 130 mg/dl
Según NCEP
* Riesgo vascular a 10 años. NCEP:Nacional Colesterol Education Program (41,54,127).
Antiagregantes plaquetarios
Existen en la actualidad cinco fármacos antiagregantes plaquetarios (AA)
con beneficio en la prevención secundaria del ictus isquémico no cardioembólico (aterotrombótico, lacunar): aspirina, triflusal, clopidogrel, ticlopidina y dipiridamol. La elección de uno u otro va a depender de varios factores, como son la
coexistencia de otros factores de riesgo vascular o de enfermedades vasculares, la tolerancia al fármaco, la incidencia de efectos secundarios, las interacciones, las contraindicaciones, y, sobre todo, las características globales de cada
paciente; por tanto, se deben prescribir de manera individualizada, no estándar.
La aspirina ha sido ampliamente evaluada como AA, demostrando la reducción de nuevos eventos vasculares no fatales en un 25%, medida en reducción
del odd ratio (OR), en un metaanálisis sobre prevención secundaria en diferentes
patologías vasculares158. En base a los datos obtenidos en ensayos realizados
con aspirina en prevención secundaria del AIT o ictus frente a placebo, la RRR
combinado de ictus, infarto de miocardio, o muerte vascular es sólo del 13%159,160.
Otra cuestión planteada en el tratamiento con aspirina ha sido dilucidar la
dosis óptima en relación a la eficacia y los efectos adversos, como el riesgo
hemorrágico o su posible interacción con inhibidores de la ECA o su relación
con la insuficiencia cardiaca congestiva o su menor eficacia en hipertensos 161.
Hasta el momento actual no hay evidencia definitiva de que una dosis de aspirina más alta sea más eficaz en la prevención de eventos isquémicos, aconsejándose regímenes con bajas dosis, dado su mejor perfil eficacia-efectos secundarios, inferiores a 150 mg /día 162.
Dos estudios han valorado la eficacia de la ticlopidina (500 mg/día) en la
prevención secundaria del ictus: el CATS y el TASS163,164. El estudio CATS demostró la eficacia de la ticlopidina (500 mg/d) al observar una RRR de ictus, mortal
o no, del 33,5%. El estudio TASS evaluó a 3.069 pacientes con AIT o ictus con
72
Capítulo 3: Prevención primaria de ictus
en el anciano
secuelas menores, aleatorizados para recibir ticlopidina (500 mg/d) o aspirina
(1.300 mg/d), seguidos durante 3,3 años. El Antiplatelet Trialists Collaboration
concluyó que la RRR con ticlopidina frente a aspirina es de un 10%, a expensas
de un incremento de los efectos secundarios, tales como diarrea, rash cutáneo
y neutropenia158.
Los primeros estudios que compararon la eficacia del tratamiento con aspirina frente a la combinación de aspirina y dipiridamol en la prevención del ictus no mostraron beneficios adicionales del tratamiento combinado frente a la
monoterapia. Para comparar los efectos de la aspirina frente a la combinación
de aspirina + dipiridamol se realizó el European Stroke Prevention Study 2
(ESPS-2)165, que mostró una mayor eficacia de la terapia combinada frente a la
monoterapia con aspirina. Este estudio ha sido criticado por su diseño metodológico y por problemas éticos, por lo que las conclusiones obtenidas deben
leerse con cautela; esperamos que el estudio ESPIRIT 166 lo aclare. El estudio
concluyó que la monoterapia con aspirina o con dipiridamol reducía el riesgo
de ictus en comparación con placebo, y que la combinación de aspirina y dipiridamol retard era significativamente superior a la monoterapia. El dipiridamol
de liberación retardada (200 mg, 2 veces al día) ha demostrado un efecto aditivo e independiente a la aspirina en la prevención secundaria del ictus pero no
influye en los eventos coronarios o sobre la mortalidad vascular global 136,158. En
la revisión Antiplatelet Trialists Collaboration no encuentran beneficio en la
asociación158; de momento no se encuentra comercializada en España esta formulación.
El clopidogrel demostró su eficacia en la prevención secundaria del ictus
mediante el estudio CAPRIE167, en el que incluyó a 19.185 pacientes con antecedente de ictus previo, IAM reciente, o enfermedad arterial periférica sintomática. Los pacientes fueron randomizados para seguir tratamiento con clopidogrel 75 mg/d o con aspirina 325 mg/d, con un seguimiento de 1-3 años. Se
demostró una reducción del riesgo relativo de infarto de miocardio, ictus isquémico y muerte debida a causa vascular del 8,7% en el tratamiento con clopidogrel respecto a la aspirina. Las complicaciones hemorrágicas fueron más
frecuentes en el grupo de la aspirina, mientras que la diarrea y el exantema
cutáneo lo fueron en el grupo de clopidogrel, siendo similar el riesgo de neutropenia, por lo que puede considerarse como antiagregante de primera elección o alternativa a la aspirina. El clopidogrel está reemplazando a la ticlopidina en la prevención del ictus, debido a su mejor perfil de seguridad y similar
eficacia136,158.
73
Envejecimiento, hipertensión y deterioro cognitivo
El triflusal, administrado a dosis de 300 mg/12h, ha demostrado, en el estudio TACIP, una eficacia similar a la aspirina, con menor número de complicaciones hemorrágicas a largo plazo, por lo que puede considerarse como antiagregante de primera elección o alternativa a la aspirina168.
En cuanto al uso de otros antiagregantes, los antagonistas de los receptores IIb/IIIa no están recomendados en el tratamiento de la prevención secundaria del ictus isquémico136,169. Los estudios CURE, CREDO170,171 han demostrado
que la asociación de clopidogrel más aspirina reduce el riesgo relativo de
muerte cardiovascular e ictus en pacientes con síndromes coronarios agudos
y tras intervenciones percutáneas coronarias. No hay datos respecto al ictus;
se han iniciado los estudios MAT C H , ATA R I , SPS3 y CHARISMA para dilucidarlo172.
En resumen, los agentes antiagregantes plaquetarios muestran un beneficio evidente en la prevención secundaria del ictus debido a ateroesclerosis de gran vaso y enfermedad de pequeño vaso 1 7 3. La aspirina (75-150
mg/día), el clopidogrel (75 mg/día) y el triflusal (300 mg/12 h) son efectivos en
la prevención secundaria del ictus. La ticlopidina también, pero tiene un perfil
riesgo/beneficio menor; la combinación de dipiridamol retard más aspirina
precisa de datos más concluyentes. En el momento actual, tanto la aspirina
como el clopidogrel y el triflusal serían los antiagregantes plaquetarios de prim e ra elección, a la espera de mejores fármacos o mayor beneficio de las
combinaciones, y deben prescribirse individualizados según cada paciente, si
bien el clopidogrel ha demostrado mayor eficacia, o el triflusal menor índice
de efectos adversos.
Terapia antitrombótica
De forma general, debemos considerar a los anticoagulantes orales como
los fármacos de primera elección en la prevención secundaria del ictus de origen cardioembólico.
Con independencia de su uso en prevención secundaria, es una práctica
habitual y empírica su empleo en los AIT de origen cardioembólico o de repetición, en la estenosis suboclusiva de carótida demostrada por Doppler o angiografía hasta su intervención, y el ictus progresivo, especialmente en territorio
vertebrobasilar136.
En prevención secundaria, una vez establecido el origen cardioembólico
del ictus, es preciso instaurar un tratamiento anticoagulante. En pacientes con
fibrilación auricular no valvular, hay estudios que demuestran un beneficio, con
74
Capítulo 3: Prevención primaria de ictus
en el anciano
RR de ictus del 68%-71%, con el tratamiento con warfarina 174-176; por esto deben
recibir tratamiento con anticoagulación oral, si no existen contraindicaciones,
manteniendo un INR (International Normalised Ratio) de 2,0-3,0,salvo para mayores de 80 años, en los que se recomienda un INR de 2,0170. El momento del
inicio de la anticoagulación no está claramente definido 177-179. Los pacientes con
otras fuentes cardioembólicas de alto riesgo se benefician de la terapia antico agulante (Tabla 3.2).
En los pacientes con valvulopatía reumática y/o prótesis metálicas que siguen presentando embolismos recurrentes a pesar de la anticoagulación en
rango de INR 2,5-3,5, se recomienda asociar aspirina a dosis de 100 mg/día136.
Otras situaciones donde la anticoagulación oral puede ser eficaz 136, pero
que está pendiente de la finalización de los estudios en curso, son: en la placa
de ateroma aórtico, en la estenosis intracraneal, en la dolicoectasia basilar y
en otras fuentes cardioembólicas de riesgo medio-bajo (foramen oval permeable, aneurisma del septo interauricular, prolapso de válvula mitral).
No se recomienda el uso de anticoagulantes en la prevención secundaria
del ictus aterotrombótico o de pequeño vaso, como se deduce del estudio
WARSS (Warfarin-Aspirin Recurrent Stroke Study) 180.
A pesar de la evidencia de los estudios y de la clara demostración del
alto beneficio en prevención del ictus cardioembólico mediante el uso de
anticoagulación oral, sigue existiendo una gran proporción de pacientes que
no reciben este tratamiento (más del 50%). En este sentido es muy importante recordar que el riesgo de hemorragia es bajo cuando se hace un buen
control de la anticoagulación (INR), incluidos los pacientes muy ancianos, y,
por tanto, la prevención del ictus cardioembólico inadecuada supone un
grave riesgo para nuestros pacientes que puede acarrear graves consecuencias.
En el estudio Stroke Prevention by oral Thrombin Inhibitor in atrial Fibrillation (SPORTIF III 181) que compara ximelagatram, un inhibidor directo de la trombina, con warfarina, en 3.407 pacientes con FANV y al menos un factor de riesgo para ictus con un seguimiento medio de 17 meses muestra un beneficio
significativo (p=0,018) con una RRR de ictus y embolismo sistémicos del 41%
(reducción del riesgo absoluto de 0,7%). Las hemorragias menores y graves
son significativamente menores (p=0,007) en el grupo de ximelagatram. Estos
resultados abren fundadas esperanzas, después de muchos años de una altervativa a los anticoagulantes orales tradicionales, que se trata de confirmar en
el estudio americano SPORTIF V.
75
Envejecimiento, hipertensión y deterioro cognitivo
Estenosis sintomática de carótida
Los pacientes con estenosis carotídea severa se benefician de la cirugía
en los 12 meses siguientes del ictus. El beneficio obtenido se relaciona con el
riesgo quirúrgico (ictus o muerte en los 30 días siguientes). Los pacientes deberían ser remitidos a centros de referencia para realizarles una endarterectomía
carotídea. Cualquier paciente que presente síntomas de afectación del territorio carotídeo debería ser considerado como un candidato potencial para cirugía
carotídea, tras realizarles un estudio ultrasonográfico Doppler y angiográfico. Se
precisa la realización de estudios que definan el manejo de mujeres y pacientes
con síntomas retinianos aislados, que parecen tener un riesgo inferior de ictus.
Dos estudios randomizados (NASCET, ECST) han demostrado que el tratamiento quirúrgico de la estenosis carotídea es un método efectivo en la profilaxis secundaria del ictus isquémico en pacientes con estenosis carotídea ipsilateral superior al 70%, y presenta un riesgo quirúrgico inferior al 6%182,183. En el
estudio NASCET, los pacientes sometidos a endarterectomía tuvieron una reducción absoluta del 17% de riesgo de ictus ipsilateral en un periodo de dos
años (reducción del riesgo relativo del 65%). En un análisis reciente del NASCET, en pacientes sometidos a endarterectomía con una estenosis inferior al
70%, se demostró una reducción del riesgo absoluto del 6,5% (reducción del
riesgo relativo del 27% en 5 años) en pacientes con estenosis del 50-69% 184. A
pesar del indudable valor profiláctico de la endarterectomía carotídea (Tabla
3.3), sólo el 5% de todos los ictus de origen carotídeo se previenen mediante
esta intervención, y siempre se tiene que valorar el riesgo quirúrgico del equipo y el riesgo de muerte o ictus perioperatoria del paciente que es mayor, con
edad de más de 75 años, en mujeres pacientes con PAS > 180 mmHg, historia
de enfermedad arterial periférica clínica hemisférica y también mayor por criterios angiográficos como estenosis ipsilateral intracraneal o carótida externa
y oclusión carotídea contralateral117,185.
En resumen, y utilizandolas medidas de estenosis americanas (NASCET):
1. Se recomienda el tratamiento quirúrgico en pacientes con estenosis
del 70-99% sin un déficit neurológico severo con instauración del déficit reciente (menos de ciento ochenta días). Esto es válido para centros con una
tasa de complicaciones perioperatorias (ictus y muerte) inferior al 6%.
2. Puede indicarse en algunos pacientes con estenosis del 50-69% sin un
déficit neurológico severo. Esto es válido para centros con una tasa de complicaciones perioperatorias (ictus y muerte) inferior al 6%. El subgrupo más bene76
Capítulo 3: Prevención primaria de ictus
en el anciano
ficiado sería el de varones con síntomas hemisféricos recientes.
Angioplastia carotídea
La angioplastia carotídea con colocación de un stent tiene las ventajas
asociadas a una reducción de la estancia hospitalaria, a menores complicaciones de la herida quirúrgica, y a la reducción de la morbilidad cardiovascular. El
principal inconveniente de esta técnica es el riesgo de embolismo en el momento del procedimiento y el riesgo de recurrencia de la estenosis por el uso
del stent, ambos riesgos pueden disminuir con la utilización de filtros de protección186 y en el tratamiento posterior farmacológico con combinación de antiagregantes plaquetarios. Resultados de largas series sugieren que la tasa de
complicaciones es comparable a las de la endarterectomía187,188. La angioplastia
carotídea está indicada, entre otras, en la displasia fibromuscular, en estenosis
carotídea por radiación, en reestenosis sintomática tras endarterectomía carotídea o reestenosis tras stent y en pacientes con alto riesgo quirúrgico. La angioplastia carotídea sólo debe realizarse en centros experimentados o en el
contexto de ensayos clínicos, siempre en centros acreditados 189,190.
Más allá del control de los factores de riesgo.
Nuevos enfoques terapéuticos
en la prevención vascular
El mejor conocimiento de la aterogénesis y de sus aspectos inflamatorios,
de la función endotelial,de los mecanismos que inestabilizan la placa de ateroma191-194 y de los nuevos factores de riesgo vascular (Tabla 3.6) da pie a nuevos
enfoques terapéuticos de prevención en la enfermedad que va más allá del
control de los factores de riesgo convencionales (Tabla 3.7) 195-198.
Actuando a nivel del sistema renina angiotensina (SRA)
El SRA está implicado en la HTA y probablemente en la aterogénesis 198.
Existen numerosas evidencias de que los inhibidores de la ECA y los ARA II tienen múltiples acciones, aparte de la antihipertensiva, como antiproliferativas
del músculo liso vascular, endoteliales, fibrinolíticas y de estabilización de la
placa de ateroma 193,194,196,198,199.
Los resultados del estudio HOPE 102,144,200, antes mencionado, así parecen
confirmarlo, ya que el beneficio fue superior al atribuible exclusivamente a la
reducción de la PA de 3,1 mmHg de sistólica y de 1,7 mmHg de diastólica, con
una RRR de cualquier ictus del 32% y de ictus mortal del 61%, teniendo en
cuenta, además, que el 53,2% de los pacientes incluidos eran normotensos (cifras inferiores a 160/90 mmHg). Los beneficios de ramipril se observaron en los
77
Envejecimiento, hipertensión y deterioro cognitivo
Tabla 3.6
Nuevos factores de riesgo candidatos para aterosclerosis.
Marcadores de inflamación:
– Proteína C reactiva.
– Molécula de adhesión intercelular 1 (ICAM-1).
– Lipoproteína asociada fosfolipasa A2.
– Leucocitos elevados.
– Interleucinas (IL).
– Variante de la sintetasa de óxido nítrico endotelial (eNOS).
– Proteína sérica A-amiloide.
Agentes infecciosos.
Homocisteína.
Sistema renina angiotensina.
Factores relacionados con plaquetas/coagulación:
– Factor tisular.
– Fibrinógeno.
– tPA/inhibidor tipo 1 activador plasminógeno (PAI-1).
– Reactividad plaquetaria.
– Hipercoagubilidad.
Lipoproteínas:
– Lipoproteína (a).
– LDL densa pequeña.
Otros:
– Factor del crecimiento transformador citocina (TGF-b).
– Troponina T o I.
Modificado de Gorelick196.
Tabla 3.7
Medidas terapéuticas de prevención en el ictus.
Situación
Primera elección
Segunda elección
HTA
Infarto cerebral no cardioembólico
Infarto cerebral cardioembólico
(con fuente embolígena de riesgo alto)
Hemorragia cerebral hipertensiva
Ictus en hipertensos
Ictus en normotensos*
Ictus isquémico*
Deterioro cognitivo /demencia•
losartán, candesartán, ramipril #
aspirina, clopidogrel, triflusal
anticoagulación (INR 2-3)
anticoagulación
aspirina
perindopril + indapamida
perindopril + indapamida†
ramipril
simvastatina, pravastatina
nitrendipino, candesartán
IECA/ARA II + diuréticos
perindopril + indapamida
otras estatinas
# Existen evidencias de mayor beneficio en la prevención del ictus (ver texto),en combinación con
un diurético.
* Evidencias de beneficio con IECA y estatinas, independiente del nivel de PA y colesterol, añadidas al tratamiento convencional.
† Previene la demencia post-ictus y el deterioro cognitivo.
• Prevención primaria del deterioro cognitivo /demencia (ver texto).
78
Capítulo 3: Prevención primaria de ictus
en el anciano
pacientes ya tratados con terapias eficaces como AA (76,1%), beta-bloqueantes
(39,5%), hipolipemiantes (28,6%) y otros fármacos antihipertensivos (62,3%).
También el ramipril demostró estabilización/regresión de la placa de ateroma
carotídea en el estudio SECURE201.El estudio PROGRESS143 incluye también a un
38% de pacientes considerados normotensos (cifras inferiores a 160/90
mmHg), tratados con AA (77%), con otros agentes antihipertensivos (59%), con
estatinas (8%), obteniendo una reducción con la terapia combinada de PA de
12/5 mmHg, lo que consigue una RRR de infarto de miocardio superior a lo esperado. En el subgrupo de pacientes con PAS menor a 140 y PAD menor a 85
se obtiene una reducción del RR significativa en el ictus del 39% y 37%
El estudio LIFE 103 compara losartán, un ARA II, con atenonol, y muestra un
beneficio en la reducción del riesgo de ictus de un 25%, y en el subgrupo de hipertensión sistólica aislada llega a alcanzar un 40%, a pesar de que se obtiene
una mínima diferencia de presión arterial entre los dos grupos (-1,3/+0,4
mmHg en grupo losartán).
El estudio SCOPE (The Study on Cognition and Prognosis in the Elderly)104,105, muestra un beneficio significativo de la RRR de ictus no mortal del
28%, se trata de un beneficio añadido, pues en el grupo placebo el 84% de los
pacientes estaba también tratado con antihipertensivos, con una diferencia de
PA mínima final, similar al HOPE, de 3,2/1,6 mmHg.
Por tanto, estos datos sugieren un beneficio añadido de los inhibidores de
la ECA y ARA II a la terapia convencional, incluso en pacientes normotensos,
probablemente no relacionado sólo con su efecto antihipertensivo, como reflejan las mínimas reducciones de la PA final en los estudios HOPE, LIFE y SCOPE,
sino que parecen mediados por los otros mecanismos anteriormente comentados, y suponen un nuevo enfoque terapéutico en la prevención secundaria
del ictus. Según estas evidencias, un esquema terapéutico razonable sería la
utilización de perindopril + indapamida los en pacientes con ictus hipertensos
(con cifras iguales o superiores a 140/90 mmHg), y usar ramipril en los pacientes con ictus normotensos202.
Estatinas
Existen evidencias experimentales y clínicas de que las estatinas, además
de disminuir los niveles de LDL, tienen otros mecanismos de acción que son
independientes de la reducción de las cifras de LDL. Éstos incluyen la mejora
de la función endotelial, la estabilización y regresión de la placa de ateroma
por la acción antiinflamatoria disminuyendo los niveles de proteína C reactiva
79
Envejecimiento, hipertensión y deterioro cognitivo
y la reducción de oxidación de LDL, los efectos antitrombóticos por su acción
antiagregante y fibrinolítica, sin olvidar los mecanismos neuroprotectores centrales183,202,203. Éstos mecanismos diferentes a la reducción de colesterol o LDL
explican mejor los resultados de los grandes ensayos clínicos y los estudios de
regresión de la placa, en los que su beneficio no está relacionado con nivel inicial de colesterol o de LDL; existe beneficio en normocolesterinémicos. También apoyan estos mecanismos el que la dislipemia no es un factor de riesgo
tan importante para ictus, por lo que su tratamiento debería tener poco beneficio en la reducción del ictus, y también se evidencia por el hecho de que con
el tratamiento hipolipemiante con otros fármacos no haya mostrado un beneficio en la prevención del ictus 54,204.
El estudio HPS153 demuestra también que el beneficio es independiente
del nivel inicial de lípidos, incluso con colesterol LDL inferior a 116 mg dl/l y colesterol total inferior a 193 mg/dl, añadidos a la utilización de antiagregantes
plaquetarios, beta-bloqueantes e inhibidores de la ECA, y sin efectos secundarios significativos, planteando la posibilidad de una prescripción de estatinas
sin controlar el colesterol 205.
En el estudio MIRACL, con atorvastatina, en 3.086 paciente con infarto de
miocardio no Q o angina inestable con un seguimiento muy corto, de 16 semanas206, reduce el combinado de eventos vasculares en un 26%, y el de ictus en
un 50%. Este beneficio ya se evidencia a las 5 o 6 semanas, lo que es difícil de
explicar sólo por un beneficio hipolipemiante, como muestra también un estudio observacional con estatinas 207.
Ante estas evidencias, parece razonable utilizar pravastatina o simvastatina (40 mg/día) en la prevención secundaria del ictus isquémico, independiente
del nivel de colesterol total o LDL colesterol, ampliándose por tanto las indicaciones terapéuticas mostradas en la tabla 3.1 92.
Vitaminas
La hiperhomocisteinemia es uno de los nuevos factores de riesgo potenciales asociado a la aterosclerosis, a la enfermedad vascular 208 y al ictus209-212.
Algunos estudios sugieren que la utilización de dietas ricas en vitaminas B 6,
B12, y ácido fólico, o suplementos de las mismas, que disminuyen los niveles
séricos de homocisteína, reducen el riesgo de cardiopatía isquémica e ictus 213.
El estudio de cohorte NHEFS, realizado en 9.764 pacientes americanos sin
historia vascular, con un seguimiento de 19 años, muestra una RRR significativa
de ictus del 21%, y de episodios cardiovasculares del 14%, en aquellos indivi80
Capítulo 3: Prevención primaria de ictus
en el anciano
duos que ingieren una dieta rica en folato (con 405 µg/día) comparado con la
ingesta de 99 µg/día, sugiriendo que una dieta que aporte 300 µg/día de folatos reduce el riesgo vascular con un nivel de evidencia intermedio214.
Diversos estudios en marcha, como V I S P, V I TATOPS y Bergen V i t a m i n
Studycon suplementos de Vitaminas B y ácido fólico, podrán aclarar este punto, aunque ya podría ser razonable utilizar dietas o suplementos para asegurar
esta ingesta de folatos diarios.
También se sugería que las vitaminas antioxidantes (E, C y beta caroteno)
tienen cierto beneficio en la prevención vascular y del ictus isquémico215-218; sin
embargo, los estudios HOPE 219 y HPS220 no han demostrado este beneficio.
Prevención del deterioro cognitivo y demencia
El infarto cerebral, la hemorragia cerebral, la lesión vascular silente y la lesión de la sustancia blanca (leucoaraiosis), pueden ser la causa del deterioro
cognitivo y de la demencia. La hipertensión arterial es el factor de riesgo más
importante tanto para el ictus como para la lesión vascular silente, y también
se ha demostrado su relación con el deterioro cognitivo y la demencia221,222.
La demencia vascular, por definición, está en relación con las lesiones
vasculares cerebrales. Tras el ictus, existe un riesgo relativo de desarrollar una
demencia del 5,5% (2,5-11,1) 223. Observamos demencia tres meses tras el ictus
en el 25 al 41% de los supervivientes 224.
En el estudio Syst-Eur 225, un subgrupo que compara 1.238 pacientes tratados con nitrendipino ± enalaprilo ± hidroclortiazona vs 1.180 pacientes con
placebo, con edad > 60 años, y PAS > 160 mmHg y PAD < 95 mmHg, se reduce
la incidencia de demencia en el 50%, de 7,7 a 3,8 casos por cada 1.000 pacientes tratados en un año (21 vs 11); la mayoría de las demencias evitadas son
por enfermedad de Alzheimer, por tanto, se evitan 19 casos/1.000 pacientes
tratados/5 años; en un seguimiento posterior se seguían observando beneficios similares226.
El estudio PROGRESS227 evidencia la obtención de un beneficio significativo en la RRR de la incidencia de deterioro cognitivo grave del 19%, de la demencia del 12% (no significativo), y en los pacientes con ictus recurrente, la
RRR de demencia post-ictus es del 34%. La combinación perindopril + indapamida obtiene un beneficio en la RRR de demencia del 23% y de deterioro cognitivo grave del 22%; ambos significativos.
El estudio SCOPE (The Study on Cognition and Prognosis in the Elderly)104,105, ya mencionado, compara candesartán vs placebo, y muestra un be81
Envejecimiento, hipertensión y deterioro cognitivo
neficio significativo con una RRR del 28% para el ictus no mortal, y en el subgrupo de pacientes con la escala de la evaluación Mini Mental State Examination (MMSE) ≤ 28 puntos, se prevenía significativamente (p=0,04) el deterioro
cognitivo. Se trata de un beneficio añadido de candesartán, pues el 84% de los
pacientes del grupo placebo estaba también tratado con antihipertensivos.
Estamos ante una nueva vía estratégica para prevenir el deterioro cogniti vo y la demencia en los pacientes con o sin ictus, aspecto actualmente poco
valorado, con un beneficio añadido a la prevención de los eventos vasculares.
En la prevención primaria se podría indicar nitrendipino o candersartán, y tras
el ictus perindopril + indapamida.
Conclusiones
Las perspectivas de envejecimiento de la población incrementarán el número de individuos en riesgo de padecer un ictus. Disponemos de medidas
terapéuticas convencionales de prevención eficaces para evitar el ictus y sus
recurrencias, siendo de especial importancia el manejo de la hipertensión arterial y la fibrilación auricular. Tras el ictus, el riesgo de nuevos episodios vasculares es máximo, por lo que es aún más prioritario un mejor control de los
FR y aplicar las medidas específicas según el tipo de ictus (antiagregantes plaquetarios, antitrombóticos, endarterectomía/angioplastia). Las nuevas medidas terapéuticas, como fármacos que bloquean el sistema renina-angiotensin a , estatinas y vitaminas, suman un mayor beneficio en la prevención. E l
futuro es esperanzador para los nuevos fármacos, como ximelagatram, sin
embargo, las medidas de que disponemos están infrautilizadas, deberíamos
utilizarlas.
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