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Jefe de Redacción
Chester Douglass, DMD, PhD, EE.UU.
Profesor de Políticas de Salud Oral y Epidemiología,
Facultad de Medicina Odontológica y Facultad de
Salud Pública, Universidad de Harvard.
Redactores asociados
John J. Clarkson, BDS, PhD, Irlanda
Saskia Estupiñan-Day, DDS, MPH, Organización Panamericana de la Salud, Washington D.C.
Joan I. Gluch, RDH, PhD, EE.UU.
Kevin Roach, BSc, DDS, FACD, Canadá
Zhen-Kang Zhang, DDS, Hon. FDS, RCS, (Edin), China
Consejo Asesor Internacional
Per Axelsson, DDS, Odont. Dr., Suecia
Irwin Mandel, DDS, EE.UU.
Roy Page, DDS, PhD, EE.UU.
Gregory Seymour, BDS, MDSc, PhD, MRCPath, Australia
Control del tabaquismo en el consultorio
odontológico
El tabaquismo es un hábito peligroso. Está comprobado que reduce la duración de la vida e
incrementa la incidencia de cáncer, enfermedad cardiaca isquémica, accidentes cardiovasculares,
infarto de miocardio y enfermedad pulmonar crónica.1,2 Aproximadamente el 90% de todos los
cánceres de pulmón se atribuyen al tabaco, y el índice de sobrevida a cinco años de los pacientes
con cáncer de pulmón se sitúa entre 5% y 10%.1
Además de ser nocivo para la salud en general, el tabaquismo también afecta la salud oral. Se lo
ha asociado con un mayor riesgo de cáncer oral, leucoplaquia, gingivitis ulcerante necrótica
aguda, candidiasis oral, fracaso de implantes dentales y enfermedad periodontal, e interfiere con
el resultado de las terapias periodontales quirúrgicas y no quirúrgicas.1,2 El tabaquismo da como
resultado vasoconstricción periférica y, por lo tanto, mala cicatrización de heridas en la boca. 1 Por
lo general, los fumadores tienen más placa que los no fumadores, pero este hecho puede estar
relacionado con una mala higiene oral.1 Carecemos de evidencias importantes del efecto del
cigarrillo sobre la incidencia de caries, si bien se ha sugerido que las alteraciones en el pH y la
capacidad de buffer de la saliva pueden contribuir a su formación. 1 Finalmente, el tabaquismo
causa decoloración de los dientes y restauraciones dentales, afecta los sentidos del olfato y del
gusto, y frecuentemente causa halitosis.1
El uso de tabaco sin humo con frecuencia provoca
pliegues en la mucosa oral y recesión gingival.1 El uso de
ciertos subproductos del tabaco sin humo puede dar como
resultado un aumento de cáncer oral, si bien los
productos comúnmente usados en algunas partes del
mundo –por ejemplo, Escandinavia-, parecen involucrar
poco riesgo adicional.1,3
Obligaciones de los profesionales odontólogos
Debido a las ramificaciones a largo plazo del uso de tabaco sobre la salud, tanto general como
oral, los profesionales odontólogos tienen la obligación de alentar a sus pacientes a abandonar el
cigarrillo.1,4,5 Las intervenciones de los profesionales de la salud sobre el tabaquismo son costoefectivas debido a la prevención de las enfermedades relacionadas.6 Los cálculos del porcentaje de
dentistas que de rutina preguntan a sus pacientes si fuman varía entre 33% y 84%.3,5 Aún cuando
se determine que son fumadores, la intervención de los profesionales odontólogos rara vez va
más allá de un breve consejo de abandonar el hábito.5
Existen diversas barreras a la intervención de los dentistas e higienistas dentales en el hábito del
tabaquismo de sus pacientes. Las más importantes entre estas barreras son la falta de
conocimiento sobre cómo ayudar a los pacientes a abandonar el cigarrillo y la carencia de tiempo
y retribución por dicha intervención.3,5 Otros obstáculos son la idea de que la intervención sobre el
tabaquismo probablemente no tenga éxito, y que no es responsabilidad de los profesionales
odontólogos.3,5
Los profesionales odontólogos tienen a su alcance oportunidades valiosas de influir en el hábito
del tabaquismo durante los exámenes orales de rutina porque entran en contacto frecuente con
fumadores que probablemente no buscan otro tipo de atención médica.1 El reconocimiento de los
signos del uso de tabaco durante el examen oral puede facilitar el inicio de una conversación con
el paciente sobre los efectos del tabaquismo. Los ensayos clínicos han demostrado que la
intervención de los profesionales odontólogos ayuda a los pacientes a abandonar el cigarrillo, con
índices de abandono del hábito del 10% al 44% en la mayoría de los ensayos, dependiendo del
grado de asistencia proporcionado.5
Cómo ayudar a los pacientes a abandonar el cigarrillo
Mayores conocimientos sobre cómo ayudar a los pacientes a abandonar el cigarrillo
probablemente alentarían la intervención de más profesionales odontólogos. Para ayudar a los
clínicos, el Departamento de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos ha formulado una
guía sobre práctica clínica para tratar el uso y la dependencia del tabaco.6 La guía completa, una
rápida referencia orientativa para clínicos y un folleto para los pacientes está disponible en
www.surgeongeneral.gov/tobacco.7 La guía describe los cinco pasos principales de la intervención
clínica para ayudar a los pacientes a dejar de fumar, también conocida como las “Cinco A”: (en
inglés) preguntar, asesorar, evaluar, ayudar y acordar (Tabla 1).6 Los tres primeros pasos—
preguntar sobre el uso de tabaco, asesorar a los usuarios de tabaco para que abandonen el
hábito, y evaluar la voluntad del paciente de hacerlo— se pueden realizar durante el curso de una
visita clínica de rutina y requieren relativamente poco tiempo, esfuerzo y educación. Si un
fumador está dispuesto a tratar de abandonar el hábito, los próximos pasos son: proporcionar
asistencia práctica para alcanzar la meta, y acordar un seguimiento para alentar y generar
responsabilidad. Esta estrategia se diseñó para que demande tres minutos o menos del tiempo de
un clínico; las intervenciones de tres minutos pueden aumentar significativamente el índice de
éxito de los intentos por dejar de fumar.6
Mediante el uso de las Cinco A como guía y tomando en
consideración las limitaciones sobre sus ingresos, los
profesionales odontólogos deberían evaluar en qué
medida están dispuestos a intervenir -y tienen
posibilidades de hacerlo- en la dependencia del tabaco.4
Todos los consultorios dentales deberían por lo menos
monitorear a sus pacientes en cuanto al uso del tabaco y
aconsejar a los fumadores que abandonen el hábito. 4 Los
profesionales odontólogos pueden implementar por cuenta propia los servicios para abandonar el
cigarrillo, derivar a los pacientes a servicios especiales disponibles en la comunidad, o alentar la
provisión de dichos servicios por parte de otros profesionales de la salud u organismos sanitarios.4
Como mínimo, los profesionales odontólogos deberían poder orientar a los pacientes hacia
información que los pueda ayudar en sus intentos por dejar el cigarrillo.4
Además del asesoramiento y el apoyo social, las ayudas farmacológicas resultan seguras y
efectivas para aumentar la probabilidad de lograr el éxito en el intento por abandonar el hábito
(Tabla 2).2,5,8 La terapia de reemplazo de nicotina está diseñada para satisfacer el deseo del
fumador de nicotina sin usar productos de tabaco.8 En EE.UU. y Canadá los chicles y parches de
nicotina son de venta libre 6,8 Adicionalmente, se puede recurrir a inhaladores y rociadores nasales
de nicotina.6 La medicación antidepresiva bupropión también está indicada para abandonar el
hábito.6,8 Esta droga puede tener beneficios especiales, ya que los pacientes deprimidos
generalmente tienen menores índices de éxito cuando tratan de abandonar el cigarrillo, y algunas
personas no deprimidas se pueden deprimir mientras intentan abandonar el hábito.9 Después de
una capacitación adecuada o consulta con el médico clínico del paciente, los dentistas pueden
prescribir farmacoterapia para dejar de fumar.2,5 Naturalmente se deberán tomar en consideración
las contraindicaciones a dicha terapia y las potenciales interacciones fármaco-fármaco antes de
recomendar farmacoterapia a los pacientes.2,6,8
Si un paciente no desea dejar de fumar, se recomienda una intervención motivacional sobre la
base de las “Cinco R”: (en inglés) relevancia, riesgos, recompensas, impedimentos y repetición.6
Brevemente, se le debe pedir al paciente que indique la relevancia que tiene para él/ella
abandonar el cigarrillo, las consecuencias negativas del hábito, los beneficios de abandonarlo, y
los obstáculos que impiden hacerlo. El clínico puede ampliar las respuestas del paciente, recalcar
puntos relevantes para la situación personal del mismo, o sugerir maneras de superar las barreras
que impiden el abandono del hábito. Se deberá repetir la intervención motivacional en cada
contacto con el paciente.6
Al tratar con pacientes que hayan abandonado el cigarrillo recientemente, los profesionales
odontólogos deberán reforzar la decisión del paciente, analizar los beneficios que aporta el
abandono del hábito, y ofrecer asistencia ante cualquier dificultad que experimente el paciente.6
Cuando se trata de abandonar el cigarrillo, los profesionales odontólogos pueden generar una
diferencia. Tratan a los fumadores a diario, pueden reconocer fácilmente los efectos del cigarrillo
sobre la salud oral, y tienen la oportunidad de alentar a los fumadores a abandonar el hábito. Si
los dentistas e higienistas dentales se ven imposibilitados de comprometer el tiempo y los
recursos para una intervención completa relacionada con el abandono del cigarrillo, se los insta a
derivar a los pacientes a servicios especializados. Reduciendo la prevalencia del uso de tabaco, los
dentistas pueden mejorar la salud tanto oral como general de sus pacientes.
Referencias
1. Johnson NW, Bain CA, EU-Working Group on Tobacco and Oral Health. Tobacco and oral disease. Br
Dent J 2000;189(4):200-206.
2. Sandhu HS. A practical guide to tobacco cessation in dental offices. J Can Dent Assoc
2001;67(3):153-157.
3. Helgason AR, Lund KE, Adolfsson J, Axelsson S. Tobacco prevention in Swedish dental care.
Community Dent Oral Epidemiol 2003;31:378-385.
4. Monaghan N. What is the role of dentists in smoking cessation? Br Dent J 2002;193(11):611- 612.
5. Warnakulasuriya S. Effectiveness of tobacco counseling in the dental office. J Dent Educ
2002;66(9):1079-1087.
6. US Public Health Service. A clinical practice guideline for treating tobacco use and dependence. A
US Public Health Service Report. JAMA 2000;283(24):3244-3254.
7. Tobacco Cessation Guideline 2003.www.surgeongeneral.gov/tobacco/default.htm.(Accessed 1 Dec
2003).
8. Lavelle C, Birek C, Scott DA. Are nicotine replacement strategies to facilitate smoking cessation
safe? J Can Dent Assoc 2003;69(9):592-597.
9. Kinnunen T, Nordstrom B. Smoking cessation in individuals with depression. In: Palmer KJ, ed.
Smoking Cessation. Hong Kong: ADIS International Limited; 2000. pp. 35-48.
¿Puede dar resultado en la práctica privada la
prevención basada en el riesgo?
En los últimos años se ha recomendado la evaluación del riesgo y el manejo de la enfermedad en el
consultorio privado como manera de orientar el tipo y cantidad adecuada de servicios proporcionados
a ciertos pacientes para la prevención de caries y enfermedad periodontal. La prevención basada en
el riesgo no es un concepto nuevo pero, si se la aplica ¿puede dar resultado en los consultorios
odontológicos?
La aplicación exitosa de la prevención basada en el riesgo en este campo depende de dos supuestos:
1) que se identifique a los pacientes de mayor riesgo; y
2) que una vez identificados reciban la terapia preventiva adecuada.
A fin de evaluar sus posibilidades, Bader y colegas1 iniciaron un estudio para evaluar las estrategias
de prevención basada en el riesgo en la práctica odontológica privada. Se obtuvo información sobre
813 pacientes adultos, examinados durante un período de 6 meses en 15 consultorios odontológicos.
Para cada paciente se completó un formulario de riesgo periodontal y de caries en cada visita, se
codificaron los datos para mantener el anonimato, y se entregaron por vía electrónica. Se obtuvieron
datos de las siguientes áreas principales (más una categoría denominada “Otros”):
Indicadores de riesgo de caries: Múltiples restauraciones,
múltiples lesiones cariosas, mala higiene oral, superficies
radiculares expuestas, estado/ antecedentes en cuanto a
flúor, bajo flujo salival, aparatos de ortodoncia y nivel
elevado de Streptococcus mutans.
Tratamientos preventivos para caries planificados:
Asesoramiento sobre higiene oral/ dieta, flúor tópico, visitas
más frecuentes para realizar profilaxis, prescripción de
crema dental/ enjuague con flúor, prescripción de enjuague
bucal antimicrobiano, enjuague con flúor de venta libre,
crema dental con fosfato de calcio, y barniz de flúor.
Indicadores de riesgo de enfermedad periodontal: Profundidad de las bolsas, sangrado al
sondaje, mala higiene oral, inflamación persistente, pérdida de inserción, tabaquismo, mayor
profundidad de las bolsas, y diabetes.
Tratamientos periodontales preventivos planificados: Programas de visitas más frecuentes,
elementos para la higiene/ mayor educación, enjuague bucal antimicrobiano, crema dental
antimicrobiana, y derivación.
Según la cantidad de indicadores de riesgo de cada paciente, se los categorizó en grupos de alto o
moderado riesgo. De los 813 pacientes, 4% se consideró de alto riesgo y 29% de riesgo moderado de
caries; de manera similar, 7% tenía alto riesgo y 30% riesgo moderado de enfermedad periodontal.
Se calculó la cantidad de tratamientos planificados para cada nivel de riesgo; la figura muestra que,
en general, los pacientes clasificados como de mayor riesgo recibieron más tratamiento relacionado
con la enfermedad que los pacientes con riesgo moderado. Más aún, comparando pacientes de alto y
moderado riesgo con pacientes de riesgo bajo, los datos históricos de las historias clínicas del año
anterior mostraron una significativa diferencia en la cantidad de procedimientos de restauración
realizados para caries (1,62 versus 1,04, p = 0,006) y en la cantidad media de procedimientos
realizados de tratamiento periodontal (0,67 versus 0,01, p < 0,001).
Los datos también señalaron limitaciones en la identificación
del riesgo y tratamientos planificados. Se señaló la ventaja
de aclarar los criterios usados para evaluar el riesgo
moderado de caries y, con respecto al tratamiento
planificado para adultos con riesgo elevado de desarrollar
caries, se recomendó un mayor uso de flúor y visitas más
frecuentes.
En general, sobre la base de este estudio piloto, Bader y colegas arribaron a la conclusión de que
resulta factible la prevención formal basada en el riesgo en la práctica odontológica privada. Los
números futuros de Oral Care Report analizarán este tema en mayor detalle.
Referencias
1. Bader JD, Shugars DA, Kennedy JE, Hayden WJ, Jr., Baker S. A pilot study of risk-based prevention in
private practice. JADA 2003; 134(9):1195-1202.
Uso de marcadores inflamatorios para determinar el
riesgo de enfermedades periodontales
Las enfermedades periodontales provienen de un cuadro bacteriano en los tejidos que rodean a los
dientes, que dispara una respuesta inflamatoria subgingival local. Las enfermedades periodontales
avanzadas, que afectan aproximadamente a 20% de la población adulta en los Estados Unidos,
pueden causar la destrucción irreversible del tejido periodontal y la pérdida de dientes. Se realiza el
diagnóstico de periodontitis cuando existe evidencia de pérdida de inserción entre el diente y los
tejidos de soporte, profundización de la bolsa entre la raíz del diente y los tejidos de soporte y/o
pérdida ósea visible en la radiografía.
Marcadores de riesgo en FCG
Los mediadores inflamatorios presentes en el fluido crevicular gingival (FCG) se pueden medir y usar
para evaluar el riesgo de desarrollar periodontitis.1 Varios estudios examinaron los niveles de
mediadores inflamatorios en pacientes con enfermedad periodontal. Por ejemplo, se ha demostrado
que los niveles de prostaglandina E2 e interleukina-1 en FCG están significativamente elevados en
pacientes con periodontitis comparados con controles y pacientes con gingivitis.1 También se ha
demostrado que varios tratamientos periodontales reducen los niveles de prostaglandina E2 en FCG.
En la Tabla aparece una lista de marcadores inflamatorios que potencialmente se podrían utilizar para
determinar el nivel de riesgo de desarrollar enfermedad
periodontal. Además, si bien no son mediadores inflamatorios, se liberan al FCG durante la
reabsorción ósea proteínas específicas del hueso tales como osteonectina, fosfoproteína ósea,
osteocalcina y telopéptidos de colágeno tipo 1, que también pueden servir como marcadores
potenciales de enfermedades periodontales.2
Selección de sitios para la evaluación de FCG
La obtención de FCG es un procedimiento mínimamente invasivo. Los sitios para obtener FCG y
evaluar los mediadores inflamatorios variaron entre estudios que examinaron los niveles en pacientes
con enfermedad periodontal. Por lo general, se seleccionaron
uno o dos sitios por cuadrante. Un estudio, sin embargo,
encontró que los mediadores inflamatorios de FCG
prostaglandina E2 e interleukina-1 aumentaron durante el
estudio de 6 meses en pacientes con periodontitis, tanto en
sitios con pérdida ósea como en sitios estables sin pérdida
ósea. 1 El hallazgo de que los sitios estables también exhiben
altos niveles de mediadores inflamatorios probablemente se
deba al hecho de que estos sitios fueron muestreados en
pacientes que tienen también sitios con progresión de la
enfermedad. De hecho, durante la progresión de la
enfermedad se liberan mediadores inflamatorios en todos los
sitios de la boca, incluidos aquellos con o sin pérdida ósea.
Este estudio también encontró que los niveles de diferentes
mediadores de FCG estaban altamente correlacionados. Es decir, cuanto mayor fuera el nivel de
prostaglandina E2, mayor sería el nivel de interleukina-1 en el mismo paciente. Este hallazgo tiene
sentido considerando que las células dentro de los tejidos gingivales puede sintetizar prostaglandina
E2 via interleukina-1, y viceversa.
Tomados en conjunto, estos hallazgos sugieren que la totalidad de la boca resulta afectada por la
enfermedad periodontal, y no sólo unos pocos sitios. Estos hallazgos tienen implicancias importantes
en la selección de sitios para obtener FCG dentro de la boca; sugieren que se deberían seleccionar
varios sitios independientemente de que presenten o no pérdida ósea. La condición de salud
periodontal del paciente se puede basar entonces en los niveles promedio en FCG de mediadores
inflamatorios de todos los sitios muestreados.
Si bien el uso de los kits de tests diagnósticos disponibles es cada vez más simple, son relativamente
caros, lo cual limita su uso más masivo. También resulta problemático elegir el marcador más
apropiado porque se desconoce cuál predice mejor las enfermedades periodontales. Además los
marcadores pueden evaluar distintas etapas de periodontitis; más específicamente, algunos
marcadores pueden medir la etapa inflamatoria aguda inicial, en tanto que otros pueden reflejar la
fase inflamatoria crónica posterior. Un uso más difundido de tests diagnósticos predictivos sería útil
para prevenir la enfermedad destructiva y/o progresiva, tratar sitios específicos antes de que se
produzca un daño irreversible, y monitorear el tratamiento periodontal.2 En el próximo número de
Oral Care Report se hará una revisión de las herramientas para la evaluación del riesgo objetivo.
Referencias
1. Champagne CM, Buchanan W, Reddy MS, Preisser JS, Beck JD, Offenbacher S. Potential for gingival
crevice fluid measures as predictors of risk for periodontal diseases.Periodontol 2000 2003;31:167180.
2. Eley BM, Cox SW. Advances in periodontal diagnosis 10. Potential markers of bone resorption. Br
Dent J 1998;184(10):489-492.
¿La pérdida de dientes afecta la dieta?
Como la función primaria de los dientes es la masticación,1,2 la pérdida de dientes puede reducir la
capacidad masticatoria y generar cambios perjudiciales en la selección de alimentos. Esto, a su vez,
puede incrementar el riesgo de enfermedades sistémicas específicas, ya que la dieta y ciertos estados
de salud, como la salud cardiovascular, están relacionados. Por ejemplo, un aumento del colesterol y
las grasas saturadas en la dieta, y una disminución de las fibras elevan el riesgo de enfermedad
cardiaca.3 Dado que gran parte de la población tiene dientes faltantes, la pérdida de dientes puede
tener un impacto significativo sobre los riesgos para la salud.
En uno de los estudios más extensos que investiga la relación entre pérdida de dientes y dieta, se
recogieron datos sobre la condición dental y los alimentos e ingesta de nutrientes de más 49.000
profesionales masculinos.2 La figura muestra la relación entre los índices seleccionados de dieta y la
cantidad de dientes de los participantes del estudio. Los valores obtenidos para aquellos con 25 a 32
dientes representan el 100% contra el que se comparan otras medidas. Los valores correspondientes
se enumeran debajo del eje X. Como no se pueden incluir todas las medidas en el gráfico, las que se
informan en el texto pero no aparecen en el gráfico, se indican mediante una notación “dne” (datos
no exhibidos). Luego de ajustar en función de edad, tabaquismo, ejercicio y profesión, se encontró
que la ingesta de vegetales, fibra dietaria (dne), fibra cruda y caroteno fue significativamente menor,
en tanto que la ingesta de calorías totales, colesterol (dne) y grasa (dne) fue significativamente más
elevada (p < 0,005) en participantes edéntulos comparados con participantes con 25 dientes o más.
No hubo diferencias significativas en la ingesta de vitamina C (dne) o fruta cuando se consideró la
ingesta de jugos de fruta (dne). Sin embargo, al excluirlos, un análisis ulterior mostró que existía una
diferencia significativa en los alimentos difíciles de masticar, tales como manzanas, peras y
zanahorias entre los participantes dentados y los edéntulos.
En un estudio de seguimiento con la misma cohorte de hombres profesionales, se efectuaron los
análisis longitudinales entre la pérdida de dientes y el consumo de alimentos y nutrientes
específicos.1 Se encontró que, a lo largo de un período de ocho años, los participantes sin pérdida de
dientes tenían mayores reducciones en la ingesta diaria de grasas saturadas, colesterol y vitamina
B12, y mayores aumentos en la ingesta diaria de fibra, caroteno y frutas, comparados con los
participantes con pérdida de dientes. Además, los sujetos que habían perdido cinco o más dientes
tenían significativamente más probabilidad (p < 0,005) de dejar de comer manzanas, peras y
zanahorias comparados con sujetos que habían perdido cuatro dientes o menos. Estos estudios
brindan la mejor evidencia a la fecha de una asociación entre pérdida de dientes y cambio en la dieta,
y sugieren que es aconsejable incorporar una evaluación dietaria y recomendaciones sobre nutrición
a las visitas odontológicas de los pacientes con pérdidas de dientes para evitar los riesgos de una
mala dieta sobre la salud.
Referencias
1. Hung HC, Willett W, Ascherio A, Rosner BA, Rimm E, Joshipura KJ. Tooth loss and dietary intake. JADA
2003;134(9):1185-1192.
2. Joshipura KJ, Willett WC, Douglass CW. The impact of edentulousness on food and nutrient intake.
JADA 1996;127(4):459-467.
3. Willett WC. Diet and health: What should we eat? Science 1994;264(5158):532-537.
Informe sobre la salud en el mundo 2003
Chester W. Douglass, DMD, PhD
La Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de publicar un amplio informe sobre el Programa
de Salud Oral Global de la OMS. El mismo incluye diversos cuadros y enfermedades orales, y es
notable porque presenta una política marco que describe estrategias para la prevención de
enfermedades orales, y prioridades para acciones globales referidas a salud oral.
El informe tiene algunas sorpresas; una de ellas es la
prevalencia de la enfermedad periodontal en el mundo.
Existe la creencia muy difundida que EE.UU. tiene los
estándares más elevados de higiene oral y, por lo tanto,
el nivel más bajo de enfermedad periodontal del mundo,
ciertamente en comparación con los países del tercer
mundo. Sin embargo, observando los porcentajes medios
de las personas de 35 a 44 años de edad en el Índice
Periodontal de Necesidad de Tratamiento Periodontal (Figura 1) vemos que las Américas, que
incluyen EE.UU. y Canadá, tienen el porcentaje más elevado de adultos de edad mediana con
periodontitis severa (score 4) y periodontitis (score 3). En contraste, datos de las regiones de África,
el Mediterráneo Oriental, Europa, el Sudeste Asiático y el Pacífico Occidental de la OMS también
muestran índices menores
de periodontitis severa,
entre 5 y 15 por ciento de
la población, y una
prevalencia menor de
periodontitis (score 3). Se
informó que
aproximadamente dos
tercios de los
norteamericanos de 35 a
44 años de edad
muestreados habían tenido
periodontitis o periodontitis
avanzada, comparados con
las regiones de África,
Mediterráneo Oriental y
Europa del sistema de
perfil de países de la OMS,
que señalan que menos de
la mitad de la población de
35 a 44 años
tiene periodontitis o
periodontitis avanzada.
Este informe sobre la prevalencia de la enfermedad
periodontal parece contradecir la visión
convencionalmente aceptada de que la salud oral en
EE.UU. es superior a la de los países europeos y en
desarrollo. Y es difícil aventar este hallazgo aduciendo
que es resultado del método de medición, ya que se usó
la misma metodología de la OMS en todas las regiones
que participaron en su programa de perfil de área.
El informe además muestra que en sujetos de 12 años las caries están disminuyendo en los países
desarrollados, pero aumentando en los países en desarrollo (Figura 2). Si bien este panorama es
congruente con informes previos, es inquietante cuando se considera que la mayoría de los chicos del
mundo viven en los países en desarrollo.
El Informe sobre la salud en el mundo 2003 del Programa de Salud Oral Global de la OMS es un
aporte notable a nuestra comprensión de la salud oral en el mundo, las tendencias referidas a
enfermedades orales, y las prioridades y acciones globales para mejorar la salud oral. Se deberá
felicitar al Dr. Poul Erik Petersen por la recopilación y publicación de este excelente informe.
Referencias
Petersen, PE. The World Oral Health Report 2003: Continuous improvement of oral health in the 21st
century—the approach of the WHO Global Health Programme. Community Dent Oral Epiodemiol 2003;31
(Suppl. 1):3-24.
La única crema dental que adhiere un ingrediente antibacteriano a los dientes para brindar 12 horas
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probado.1 Por lo tanto, no sorprende que Colgate© Total® sea la crema dental número 1
recomendada con mayor frecuencia por los profesionales odontólogos.
Referencias
Petersen, PE. The World Oral Health Report 2003: Continuous improvement of oral health in the
21st century—the approach of the WHO Global Health Programme. Community Dent Oral Epiodemiol
2003;31 (Suppl. 1):3-24