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2012
DONDE DIJE “DIGO”, DIGO “DIGO”
Fátima
Garrido
Ceacero
DONDE DIJE “DIGO”, DIGO “DIGO”
Autor Fátima Garrido Ceacero
Palabras clave
Informe, Cura, Urgencia, Primaria,
Resumen
Muchos son los avisos que se reciben en los centros de salud a diario.
Algunos de ellos son sobre incidentes que tienen una resolución sencilla, en
otras ocasiones es necesario la actuación rápida del personal sanitario y el
traslado al hospital para que se resuelvan de la mejor forma posible, pero
todos ellos tienen algo en común: la importancia de la elaboración de un buen
informe del equipo de salud en el que se detalle al completo todo lo que ha
sucedido.
Esto es lo que voy a contar en este relato, cómo yo y el equipo de salud
con el que estaba cubriendo la guardia, fuimos a dar cobertura a un aviso,
atendimos a la paciente y creímos dejar todo controlado, con explicaciones
claras y con el informe completo para que la familia contara con una copia
ante cualquier tipo de duda, además de los teléfonos por si fuera necesario
volver o para que acudieran con la paciente al hospital. Pero al pasar los días
comprobamos que lo que en un momento parece suficiente y controlado no lo
es al cabo de un tiempo.
Abstract
There are many Alerts received in health centers daily. Some of them
are about incidents that have a simple resolution, sometimes it is necessary to
the performance of health personnel and rapid transport to the hospital to be
resolved in the best way possible, but they all have one thing in common: the
importance of developing a good team health report which fully detail
everything that has happened.
This is what I'm going to tell this story, as I and the health team that
were covering the guard, went to cover an alert, we attended the patient and
leave everything controlled thought, with clear explanations and the full
report for the family to have a copy of any doubt, in addition to the phone in
case you need to return or take the patient to the hospital. But the days
passed we found that what at times seems sufficient and is not controlled
after a while.
Relato
Aquel domingo, de hace más de un año, yo enfermera de profesión, me
encontraba realizando una guardia en un centro de salud de la sierra norte de
Granada. Estábamos atendiendo a algunos pacientes cuando recibimos una
llamada del 061 sobre las 15:10 de la tarde que nos daba aviso de una
urgencia. Según nos comentaron por teléfono una mujer de edad avanzada
(unos 96 años de edad) había caído en el patio de su casa y los familiares al
ver que no entraba salieron a buscarla y la vieron tirada en el suelo del patio
bajo un sol de justicia. Preparamos el material, sin saber que íbamos a
encontrarnos, nos montamos en la ambulancia y pusimos rumbo a la dirección
que nos habían facilitado.
Al llegar allí los familiares de la paciente que nos recibieron estaban
bastantes nerviosos, intentamos que se tranquilizaran, y les dijimos que nos
explicaran la situación detalladamente. Según nos comentaron, o más bien la
hija que fue la portavoz, la madre había salido a regar las plantas a casi las 3
de la tarde; y que minutos más tarde salieron y la vieron tirada en el suelo. En
un primer momento, lo que nos llamó la atención fue que los pocos familiares
que se encontraban en el hogar no coincidieron en el tiempo que tardaron en
salir a buscarla, unos decían 5 minutos, otros 15, con lo cual nos llevó a
pensar que fue más rato lo que la mujer estuvo fuera en el patio, tirada en el
suelo y que pudo sufrir un importante golpe de calor.
Pasamos hasta la habitación donde se encontraba, en su cuarto,
tumbada en la cama. La anciana se quejaba de la cabeza y del tobillo.
Empezamos a preguntarle cómo se encontraba, qué le molestaba, pero sólo se
quejaba y no respondía a lo que le preguntábamos. Le tomé las constantes
vitales, las cuales resultaron normales. Tenía rasguños en la cabeza en la zona
derecha de la frente, brazo y pierna derecha. El tobillo del que se quejaba la
mujer estaba algo rojo e inflamado pero sin signos ni síntomas de fractura.
Viendo la situación lo que más nos preocupó era una posible contusión
fuerte en la cabeza que se podía haber producido con la caída y el rasguño
nos indicaba que la cabeza había dado en el suelo. Le dijimos a la familia que
lo mejor era acudir al hospital y que le realizaran los exámenes pertinentes
para descartar cualquier posible traumatismo o lesión interna; ya que ese tipo
de análisis no estaban a nuestro alcance y eran claves para un diagnóstico
certero y completo. Empezaron a poner impedimentos; decían que su madre
estaba muy delicada para ir hasta el hospital (el cual estaba a unos 30 km de
distancia), pero que si veían que empeoraba la situación pues intentarían
acudir al mismo; no comprendían que ese estado delicado de su madre se
podría agravar tras la caída sufrida. También comentaron que en dos o tres
días volverían para su comunidad y que allí le seguiría atendiendo su médico y
enfermera el resto de exámenes médicos se lo harían allí.
Tras ver que no estaban muy por la labor, se le administró un calmante,
se le curaron los rasguños de la frente, del brazo y de la pierna y se le
inmovilizó el tobillo afectado. En la hoja de valoración del paciente se indicó
a la familia varios aspectos de suma importancia que debían tener en cuenta
en las horas siguientes al accidente: ante cualquier dolor fuerte de cabeza,
mareo, presión o sangrado por la nariz acudir inmediatamente a las urgencias
hospitalarias. Observar la evolución del tobillo y ver si continúa inflamado, si
siente hormigueo, o si aumenta el dolor, en tal caso acudir a urgencias ya que
podría haber complicación y una posible fractura. Hidratar con abundantes
líquidos, ya que seguramente este algo deshidratada tras el rato que ha
estado a altas temperaturas en el patio. Curar las heridas de frente, brazo y
pierna con suero y betadine hasta que la herida cicatrizara.
Una vez aclaradas las posibles complicaciones y haberle preguntado a la
hija si había alguna duda (y a lo que ella negó), explicarlo todo por escrito y
dejar a la mujer estable nos fuimos de la casa y volvimos al centro de salud.
Una vez allí comentamos la situación y dijimos que no tardarían en avisarnos
para que volviéramos a la casa antes de que la mujer volviera a su comunidad.
Pasaron los días y no recibimos ningún tipo de aviso con lo que supusimos que
la situación se había mantenido estable y la mujer había vuelto a su casa, tal
y como nos comentó la familia, sin ningún tipo de incidencia. A las 2 semanas
largas de aquel aviso, estando en el centro de salud volvimos a recibir una
llamada, procedente de la misma dirección. Nos quedamos sorprendidos y
volvimos a ver qué es lo que había pasado en esta ocasión.
Al llegar nos recibió la hija de la mujer, le preguntamos cuál era esta
vez el motivo del aviso. Ella nos dijo que su madre, la mujer que se había
caído hacía ya unas semanas, tenía el tobillo peor. Nos quedamos
sorprendidos, ya que pensábamos que la mujer estaba mejor y ya había vuelto
a su ciudad. Entramos a la casa y la mujer estaba tendida en el sofá y tenía
las piernas en alto y la pierna con el tobillo afectado cubierta con una toalla.
Cuando su hija la retiró, dejó al descubierto un tobillo completamente
ulcerado y necrótico. Nuestra sorpresa fue enorme, jamás nos hubiéramos
imaginado que el tobillo se encontraba en ese estado. Le dijimos que porque
no habían acudido al hospital tras las indicaciones que le hicimos o por qué no
nos avisaron antes de la situación al centro de salud; la hija dijo que no
pensaba que fuera tan grave, que le había salido una ampolla grande y que le
había empezado a echar betadine en la ampolla todos los días varías veces al
día; esto lo que provocó fue que se ulcerara y se necrotizara la zona. Le
dijimos que eso no era forma de actuar, y su respuesta fue: “yo la curé tal y
como me dijisteis”; Después de la elaboración clara y contundente del
informe lo único que recordaba fue “curar con betadine”, ella tenía copia del
informe con todas las pautas y recomendaciones que se le dijeron en ese
momento, con lo que no había excusa posible. La situación del tobillo era
indescriptible, incluso la zona se había extendido hacia la zona de los dedos y
ascendiendo por la pierna; la hija dio lugar a esa grave situación por no llevar
a la madre al hospital o avisar al centro de salud o al servicio de urgencias
ante un cambio significativo del tobillo.
Comencé a quitar tejido necrótico y limpiar un poco la úlcera, a partir
de entonces la estancia de la mujer en este pueblo de Granada se prolongo y
se iniciaron una serie de visitas a domicilio para continuar con la cura del
tobillo. Durante esos días hablamos seriamente con la hija diciéndole que con
una imprudencia como esa su madre podría haber perdido perfectamente el
pie; que las indicaciones que se dan son para tenerlas presentes y actuar y no
para dejarlas en el olvido. No se le veía intención en ceder en su
convencimiento de que ella había hecho lo indicado, quise hacerla entender
que las palabras escritas no se pueden confundir y donde se dijo esto, seguía
poniendo lo mismo.
Tras el paso de unos días la mujer tuvo una mejora considerable en el tobillo,
y parte de la pierna tras las curas diarias y la atención adecuada. Fue
entonces cuando la mujer volvió a su casa.
CONCLUSIONES
Es fundamental la elaboración de un buen informe médico, anotar cada
una de las pruebas realizadas, observaciones e indicaciones que se dan tanto
al paciente como a la familia que se encarga de su cuidado; la completa
valoración redactada en un informe nos puede evitar muchos quebraderos de
cabeza. Es la prueba irrefutable de lo que se observó, se midió y se dijo en
cada momento es real. Está comprobado que ni aún escribiéndolo todo se
siguen las pautas como se tendrían que seguir. No podemos confiar en la
palabra, ya que no siempre es bien recibida por la otra persona y puede llevar
a confusiones en este caso a graves problemas de salud como lo que sucedió
con esta paciente. Así que “curémonos en salud”, y nunca mejor dicho, y
escribamos todo, es fundamental, tanto para los sanitarios como para los
pacientes.