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Conversión de Deterioro Cognitivo Leve a Demencia
Leora Velásquez­Pérez,1 Jorge Guerrero­Camacho,2 Yaneth Rodríguez­Agudelo,3
María Elisa Alonso­Vilatela,2 Petra Yescas­Gómez,2
1 Departamento de Epidemiología. Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía Manuel Velasco Suárez.
2 Departamento de Neurogenética y Biología Molecular. Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía Manuel Velasco Suárez.
3 Laboratorio de Neuropsicología. Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía Manuel Velasco Suárez.
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Resumen
Los esfuerzos socio­sanitarios han ocasionado una disminución en las tasas de mortalidad infantil, de
fecundidad y aumento en la esperanza de vida, con un incremento de adultos. Existe además una
disminución de padecimientos infecciosos e incremento de los neurodegenerativos como la demencia. Se
postulan diferentes factores asociados, pero pocos estudios examinan la conversión a deterioro cognitivo o
demencia.
Objetivo: Determinar la prevalencia de deterioro cognitivo y demencia, algunos factores de riesgo, y
evaluar cambios en las funciones cognitivas en población del Instituto Nacional de Neurología y
Neurocirugía (INNN)
Métodos: Se incluyeron a pacientes que acudieron al INNN con una edad ≥ 50 años durante 1999­2000.
Se tuvieron en cuenta los criterios de Petersen et al., para el diagnóstico de Deterioro Cognitivo Leve (DCL)
y se aplicaron pruebas neuropsicológicas (CERAD), considerando los criterios del Manual Diagnóstico y
Estadístico de Desórdenes Mentales IV edición (DSMIV) y los criterios del The National Institute of
Neurological and Communicative Disorders and Stroke and the Alzheimer’s Disease and Related Disorders
Association (NINCDS/ADRA). Los pacientes se evaluaron de forma anual por un periodo de 8 años.
Resultados: Se incluyeron 239 sujetos. El porcentaje de conversión de Deterioro Cognitivo a demencia
anual fue de 25.5% y al término del seguimiento fue 56.4%. Se encontró asociación con el alcoholismo
(p<0.01).
Palabras clave: Deterioro cognitivo, Demencia, Conversión, Factores de riesgo.
Abstract
Great social efforts and sanitary conditions have decreased child mortality rates, decreased birth rates and
increased life expectancy. Consequently, the proportion of adults has increased. The increased incidence of
neurodegenerative disease such as dementia occurs in parallel to this demographic transition. Dementia
may be associated with several risk factors. However, few studies have examined the rate of cognitive and
functional decline.
Objective: To determine the prevalence of cognitive decline and dementia, risk factors and report results of
cognitive and functional decline in patients in the National Institute of Neurology and Neurosurgery.
Methods: We included all outpatients aged ≥ 50 years attending between 1999 and 2000. We sought to
asses the Petersen criteria for the mild cognitive impairment (MCI). Patients were assessed using the
Consortium to Establish a Registry for Alzheimer’s Disease, Diagnostic and Statistical Manual of Mental
Disorders (4th edition), and the National Institute of Neurological and Communicative Disorders and Stroke
and the Alzheimer’s Disease and Related Disorders Association criteria. We followed for up to 8 years.
Results: A total of 239 individuals were included. The conversion of MCI was of 25.6% per year and 56.4%
at the eight years. The consumption of alcohol were associated with dementias (p<0.01).
Key words: Cognitive decline, Dementia, Progression, Risk factors.
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Introducción
Se evidencia un crecimiento demográfico y envejecimiento poblacional. Para 1950 la población mundial
ascendió a 2,500 millones y a finales de 1990 llegó casi a 6,000 millones.1 Los esfuerzos socio sanitarios
ocasionaron una disminución en la mortalidad infantil, fecundidad y aumento en la esperanza de vida,
apareció un incremento de adultos mayores. Además, existe una disminución de padecimientos infecto­
contagiosos y aumento de los neurodegenerativos entre los cuales destacan las demencias.1
La demencia es un síndrome. Los síntomas más importantes incluyen disminución de las funciones
cognitivas, que pueden llegar a interferir con las actividades de la vida diaria. La incidencia y el tipo de la
demencia varían.2,3 Las demencias más frecuentes a nivel internacional son, en primer lugar, la
Enfermedad de Alzheimer (EA), en segundo, la Demencia Vascular (DV) y/o su forma de presentación
mixta (DM). En algunos países asiáticos como Japón, la DV es más frecuente que la EA.4 La EA es una
demencia progresiva que afecta principalmente a mayores de 60 años de edad.2 Su incidencia en países
europeos oscila de 0.4 a 14.9; en Estados Unidos de 1.3 a 12.09 y en Asia de 0.1 hasta 74.3 por mil años
persona.1,2
La información disponible en países de América Latina es escasa, se estima que en Uruguay, de cada mil
personas con edades de 60 años o más, el 4% presentan algún tipo de demencia; en Brasil, esta cifra es
de 3.42% a 44.1% y en Chile, de 5.98%; sin embargo, en países como Guatemala, Puerto Rico y México
estas cifras no se conocen con exactitud.5
Se consideran distintos factores de riesgo, entre los cuales están la edad avanzada (mayor de 65 años),
antecedentes familiares de alteraciones cognitivas, hipertensión arterial, enfermedades cardiovasculares,
depresión, infecciones, tabaquismo, alcoholismo, abuso de drogas, falta de actividad física, escolaridad
baja, nutrición deficiente, falta de vitaminas6­9 y factores genéticos.10­12
El deterioro cognitivo leve (DCL), es uno de los primeros síntomas que se puede detectar; otras
manifestaciones pueden ser alteraciones de memoria reciente, conductas repetitivas. Los pacientes con
DCL tienen un alto riesgo de desarrollar demencia; se estima que la tasa de conversión para la EA al año,
es del 10%­15%13; sin embargo, otros estudios realizados en países desarrollados han reportado que la
tasa de prevalencia varía de 0.5 hasta 36%.14,15
El objetivo del presente estudio fue determinar la prevalencia de DCL y demencias en pacientes mayores
de 50 años de edad, atendidos en el Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía Manuel Velasco
Suárez (INNN­MVS), por ser esta una de las principales Instituciones de salud a nivel mundial que atiende
a pacientes neurológicos; se buscaron factores de riesgo para el desarrollo de trastornos cognitivos y se
determinó el tiempo de conversión de la detección de DCL a Demencia mediante un seguimiento por 8
años.
Material y métodos
Este estudio se divide en dos etapas: En la primera, la población incluyó a los sujetos que acudían por
primera vez a la consulta externa del INNN­MVS, con una edad ≥ a los 50 años, de cualquier género,
durante el 1° de febrero de 1999 al 31 de enero de 2000. Se excluyeron a quienes tuvieran impedimentos
físicos o alteraciones que impidieran la realización de pruebas neuropsicológicas, así como al paciente
cuyo familiar o el mismo se negaran a participar.
Enfermeras adiestradas seleccionaron, mediante hojas de registro diario, a los pacientes con los criterios
de inclusión. Se solicitó autorización por escrito al paciente como al familiar y/o acompañante.
Se tuvieron en cuenta los criterios diagnósticos de DCL propuestos por Petersen et al (1999),16 que
incluyen:
a) Alteración subjetiva de la memoria, corroborada por un informador fiable.
b) Alteración de la memoria objetivada mediante una prueba con datos normativos de personas de la
misma edad y escolaridad.
c) Función cognitiva general normal.
d) Realización normal de las actividades de la vida diaria.
e) Ausencia de criterios diagnósticos de demencia.
Para la evaluación de la función cognitiva general se fijó la obtención de una puntuación superior al punto
de corte para demencia en el Mini.­Mental State Examination (MMSE) igual o mayor a 18 en pacientes sin
escolaridad e igual o mayor de 23 en sujetos escolarizados. Estos puntos de corte mejoran la sensibilidad y
especificidad del instrumento en población mexicana.17,18 Como criterio relacionado con la independencia
de la vida diaria, se consideró la puntuación menor de 4 en escala Global Deterioration Scale (GDS).19
A los sujetos con DCL se les administró la batería de pruebas neuropsicológicas CERAD que evalúan la
función cognitiva global, la adquisición de nueva información, memoria, funciones del lenguaje y praxis
constructiva.20
La interpretación de estas pruebas se realizó con criterios establecidos y validados y se complementó con
datos clínicos y con el Manual Estadístico de Desordenes Mentales (DSM­IV).21Los pacientes con
problema de memoria más alteración en dos funciones mentales (afasia, apraxia o agnosia) se
consideraron altamente sugestivos de demencia y se les realizaron pruebas de laboratorio, estudios de
gabinete y neuroimagen; un neurólogo realizó la valoración clínica integral para definir el tipo de demencia;
para catalogar el diagnóstico de EA en probable, posible o definitiva se emplearon los criterios de
NINCDS/ADRA,21 se seleccionaron los casos con diagnóstico de probable EA.
Todos los pacientes, independientemente de tener o no DCL, respondieron un cuestionario sobre:
antecedentes heredo familiares de padecimientos neurológicos, psiquiátricos, metabólicos y cáncer,
antecedentes personales patológicos de enfermedades neurológicas tales como epilepsia, enfermedad
vascular cerebral, parkinson, neurocisticercosis, demencias, ataxia cerebelosa; enfermedades metabólicas
y endocrinológicas (diabetes, enfermedad de la tiroides); cardiovasculares (cardiopatías), hipertensión
arterial, infarto agudo al miocardio, antecedentes oncológicos, traumatismos craneoencefálicos (con
pérdida del estado de alerta), consumo de bebidas alcohólicas y tabaquismo, y factores reportados como
asociados con EA y otros tipos de demencias.22
En la segunda etapa, todos los sujetos que aceptaron participar en la primera fase y a quienes se les
realizaron las pruebas neuropsicológicas, fueron seguidos por un periodo de 8 años; se les contactó de
manera anual, pero para fines de la presentación de resultados se realizaron dos grandes periodos de
corte en 2004 (a los 5 años de iniciado el estudio) y 2007.
De manera anual, se revisó cada uno de los expedientes clínicos, se contactó por teléfono con el paciente
o familiar y se les invitó nuevamente a acudir al INNN para la realización de las pruebas neuropsicológicas.
Como medio para incrementar su interés en participar y tener mayor respuesta se les ofreció una
valoración nutricional y orientación dietética, cuyos resultados forman parte de otro estudio.
Análisis estadístico
Se obtuvieron frecuencias simples y medidas de tendencia central. Se calcularon medidas de asociación
entre las diferentes variables mediante la Razón de Momios de Prevalencia e intervalos de confianza al
95%; se obtuvo la significancia estadística (valor de “p”) con la ayuda de la χ² de Mantel y Haenszel y con
la prueba exacta de Fisher. Se obtuvieron diferencias de proporciones con la χ².
Resultados
Se evaluaron 239 sujetos, de los cuales 125 (52%) fueron mujeres y 114 (48%) hombres; el 55.6 %
provenía del Distrito Federal, el 23.8% del Estado de México y el 20.5% de algún lugar de provincia. En
cuanto a la edad, 102 (43%) se encontraban dentro del rango de 50­59 años, 71 (30%) de 60­69 años, 55
(23%) de 70­79 años y 11 (4%) tenía una edad de 80 o más años.
El 60% estaban casados o en unión libre, el 23% eran solteros o divorciados y el 17% eran viudos. En
relación a la escolaridad, 149 (62.3%) tenían primaria o menos, 33 (13.8%) con secundaria o carrera
técnica, 34 (14.2%) preparatoria o carrera técnico profesional y en 23 de los casos (9.6%) habían realizado
estudios de licenciatura o posgrado.
En el año de 1999, del total de la población, el 16% presentaba algún tipo de DCL y sólo el 8% algún tipo
de Demencia. Sin embargo, al final del estudio el porcentaje de DCL disminuyó debido a que la prevalencia
de Demencias se incrementó en 3.3 veces (figura 1).
En cuanto al tipo de Demencia, se encontró que la de tipo vascular fue la más frecuente (33,3%),
siguiéndole en frecuencia la de tipo Alzheimer (19%). El resto de la distribución se puede observar en la
tabla1.
Figura 1: Evaluación del Estado Cognitivo.
Tabla 1: Frecuencia y Tipos de Demencias por Género
Se observaron diferencias estadísticamente significativas al comparar la edad de los pacientes con
respecto a la presencia de alteración cognitiva, se encontró que los que tienen una edad ≥ a los 60 años
presentan mayor riesgo de desarrollar dichas alteraciones en comparación con los que tienen una edad
menor; así mismo, el riesgo es mayor para los que tienen una escolaridad ≤ 6 años, comparándolo con una
escolaridad mayor (tabla 2).
Tabla 2: Comparación de sujetos con y sin alteración cognitiva respecto a la edad, género y
escolaridad.
Al analizar los antecedentes heredo­familiares y los antecedentes personales patológicos de los sujetos
con alteración cognitiva, en comparación con quienes no presentaron ningún tipo de alteración, no se
encontraron diferencias significativas, excepto para el consumo de alcohol con una p<0.05 (tabla 3).
Tabla 3: Antecedentes Heredo Familiares y Personales Patológicos en
Población con y sin Demencia.
* Comparación de Proporciones 2
** Prueba Exacta de Fisher
Al analizar la información con respecto al proceso de conversión a través del periodo de estudio
observamos cómo disminuyó el DCL debido al incremento en los casos de Demencias; la mortalidad en los
sujetos con Demencias detectados al inicio del estudio al finalizar el periodo de seguimiento fue de 42%.
De los sujetos sin alteraciones al inicio del estudio el 22% tuvo una conversión a DCL o Demencia (tabla 4).
Tabla 4: Evolución de pacientes durante el periodo 1999­2007.
n: Frecuencia % Porcentaje DCL: Deterioro Cognitivo Leve Dem: Demencia S/A: Sin
Alteración
Con la finalidad de comparar nuestros resultados con los reportados en la literatura se obtuvo el porcentaje
de conversión de DC a demencia al año que fue 25.6%; el porcentaje de conversión de los sujetos sin de
alteración cognoscitiva a Demencia fue 3.9%; no se tuvieron casos que, sin alteración cognitiva,
desarrollaran DC al término del año.
Conclusiones
Consideramos que el seguimiento que se tuvo de los pacientes fue favorable, únicamente se tuvo una
pérdida del 14% considerando los 8 años de seguimiento. El seguimiento permitió observar el porcentaje
de conversión tanto de sujetos sin alteraciones cognitivas como de aquellos que tenían DCL.
La prevalencia de alteraciones cognoscitivas (incluyendo la demencia) al inicio del estudio fue
relativamente alta (24%) considerando la inclusión de sujetos desde los 50 años de edad, esta cifra se
incrementó casi al doble (41%) al final del periodo de 8 años. Sin embargo, el incremento fue mayor en las
mujeres que en los hombres (12.8% vs 9.7%), lo cual puede relacionarse con los cambios hormonales
propios de la menopausia y la falta de terapia de reemplazo estrogénica, ya que las mujeres de este
estudio no reportaron el consumo de este tipo de medicamentos y de acuerdo a estudios previos como el
de Kawas y Waring,23,24 estas terapias pueden retrasar el daño neuronal y por consiguiente el DCL.
Encontramos diferencias significativas entre los sujetos con y sin demencia con respecto a la edad de
inicio, que confirma y apoya que a más edad mayor el número de casos con alteraciones cognitivas.
El tipo de demencia más frecuente al final del periodo de seguimiento fue la DV (33.3%) y en segundo
lugar la EA (15%) tal y como ocurre en Japón, donde la alta prevalencia de trastornos cardiovasculares
como la hipertensión arterial y la obesidad puedan estar influyendo en su desarrollo.25,26
Cuando analizamos los antecedentes heredo­familiares y los personales patológicos no se encontraron
diferencias entre los sujetos con y sin alteración cognitiva; excepto, para el antecedente de alcoholismo.
Esto refuerza lo encontrado por otros autores, 7 quienes reportaron una relación entre el consumo y abuso
del alcohol y su influencia en el DCL. Autores como Aguilar­Navarro7 en el año 2007, mencionaron la
importancia de generar mayor conocimiento sobre esta relación como un problema más de salud pública,
principalmente por las consecuencias sociales, funcionales y actualmente cognitivas en el anciano
mexicano. No obstante, existen quienes reportan que el consumo de alcohol en dosis bajas es un factor
protector para las demencias,27 por lo que, este es un campo de estudio en el cual se debe profundizar.
El porcentaje de conversión al año, de los sujetos con DCL a demencia, que fue de casi el 26%, concuerda
con lo reportado por varios autores (0.5%­36%)14,15,28; y este proceso progresa con el tiempo; sin
embargo, es notorio como tanto en hombres como en mujeres, más de la mitad de los casos desarrollaron
la demencia antes de los 5 años tal y como se observa en el tabla 4.
Es necesario considerar que en la realidad las cifras de DCL y demencias pueden estar subestimadas ya
que la mayoría de las personas que presentan algún tipo de DCL o demencia leve son personas de edad
avanzada y sus familiares o ellos mismos consideran que los olvidos son parte del envejecimiento normal y
no lo consideran importante y no acuden a recibir atención médica a menos que la sintomatología sea muy
aparatosa o interfiera con las actividades de la vida cotidiana. Por lo que, lo más pertinente y aconsejable
es realizar estudios a nivel poblacional.29
Por otro lado, es importante identificar aquellos factores o causas que pudieran ser reversibles y tratables
que contribuyan a mejorar el DCL o proceso demencial. La etiología multifactorial favorece la búsqueda de
condiciones genéticas intentando implementar estrategias, formas de prevención y quizá tratamientos con
mejores alternativas, sobre todo, considerando el evidente envejecimiento demográfico. Este
envejecimiento implica un aumento de las enfermedades crónicas y neurodegenerativas, en particular la
demencia y ello condiciona un incremento de la dependencia funcional e institucionalización, con sus
importantes repercusiones en las políticas de salud de los diferentes países.30
Es importante tener presente que el DCL y la pérdida de la memoria a pesar de que se trate de personas
de edad avanzada, es un síntoma que debe ser tomado en consideración tanto por los familiares de los
individuos afectados como por el personal de salud.31
La prevalencia de alteraciones cognitivas al inicio del estudio fue alta, 24%, considerando que se
incluyeron a sujetos con edades desde los 50 años de edad. Al final del estudio, el 41% presentó algún tipo
de alteración cognitiva, mientras que el tipo de demencia más frecuente fue la de tipo vascular seguida de
la demencia tipo Alzheimer, tal y como ocurre en países asiáticos.
A los cinco años del estudio, prácticamente el 50% de los sujetos con DCL habían progresado a Demencia,
mientras que en la población sin alteraciones el 22% desarrolló algún tipo de alteración cognitiva en un
lapso de 8 años, que fue lo que duró el estudio; hubo un incrementó de 3.3 veces en la prevalencia de
pacientes con demencias en el INNN. Lo cual significa que este tipo de padecimiento debe ser considerado
y tratado con medidas encaminadas a la detección oportuna y prevención de factores de riesgo para evitar
su aparición, o retardo de la misma sobre todo en personas que muestran una mayor susceptibilidad.
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