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 La Romanización Definición: Se denomina Romanización al proceso de aculturación mediante el cual los pueblos conquistados por Roma fueron adquiriendo paulatinamente su civilización. Factores de la romanización: En nuestra península son cinco los factores que contribuyeron a dicho proceso, a saber 1.-­ El ejército: El ejército fue un eficaz agente de Romanización, pues los hispanos que prestaban servicio en las legiones se vieron influenciados en mayor o menor grado, por la cultura romana. probablemente durante la República las legiones existentes en Hispania fuesen cuatro: IV Macedonica, V Alauda, VI Victrix, X Gemina. En ellas los hispanos provistos del derecho de ciudadanía servían como legionarios, frente a los carentes del mismo que lo hacían como tropas auxiliares (auxilia), como por ejemplo la guardia personal de César. Por consiguiente, el ejército romano, al recorrer los parajes más conflictivos, y casarse muchos de sus componentes con mujeres indígenas, originó ciudades como la de Astorga o la de León, a partir de la legio VII Gemina (creada en el año 68 por Galba, como apoyo para la VI Victrix), la única legión que quedó acampada en Hispania después de Vespasiano. En suma, 2.-­ La red viaria: Los amplios recursos de Hispania: agrícola (trigo, vid, cebada, olivo, miel, esparto, algodón), ganadero (porcino, ovino, caballar), y minero (plomo, mercurio, oro, hierro, cobre, estaño, plata) fueron muy apreciados por Roma y exigieron para su comercialización una importante red viaria de comunicaciones, cuyo conocimiento se lo debemos, sobretodo, al “itinerario Antonino”. 1. La calzada más antigua fue la denominada uia heraclea, tal vez obra de los cartagineses: procedente de los Pirineos llega hasta Valencia, a través de Tarragona. Mas tarde fue prolongada hasta Castulo (Cazlona) e Illiberis (Granada). Finalmente Augusto procedió a su reparación, y la hizo llegar hasta Gades (Cádiz), de ahí que desde entonces se pasara a llamar uia Augusta. En realidad era una prolongación de la uia Domina, que unía a Roma con Hispania. 2. Otra calzada importante fue la (Ruta de la Plata) que unía Noega (Gijón) con Hispalis (Sevilla), pasando por Asturica Augusta (Astorga), Salmantica (Salamanca), Placentia (Plasencia), Castra Caecilia-­‐Norma Caesarina (Cáceres), Emerita Augusta (Mérida), e Italica (cerca de Sevilla); 3. otra, desde Mérida, conducía a Lucus Augusti (Lugo), a través de Bracara Augusta (Braga); 4. Una, desde Astorga, lleva a Tarraco (Tarragona), a través de León y Caesar Augusta (Zaragoza), 5. y por último, destaca la que desde Sevilla y Córdoba (Corduba), alcanza por Toletum (Toledo) , Zaragoza. 3.-­ La fundación de colonias: Llevada a cabo por ciudadanos romanos o itálicos y con instituciones políticas semejantes a las de Roma. Tal procedimiento ya se desarrollaba en los primeros tiempos de la conquista de Hispania por Roma: Italica (206 A.C.) por Escipión, Gracchurris e Iliturgi (178 a. C.: Alfaro y Menjíbar) por Graco, Carteia (171-­‐70 a.C.: Algeciras), por Canuleyo, Corduba (151 a.C.: Córdoba) por Marcelo, Valentia (138 a.C.: Valencia de Alcántara) por Décimo Bruto, Palma, Pollentia ( 123 a.C.: Palma y Pollensa) por Quinto Marcello, Osca (77 a.C.:Huesca) por Sertorio, Pompaelo (71 a.C.: Pamplona) por Pompeyo…etc. Pero los verdaderos impulsores de tal proceso fueron Julio César y Augusto. El primero asentó a sus veteranos en Emporiae (Ampurias); en el valle del Ebro fundó la colonia de Celsa (Gelsa), y en otras dos ciudades muy romanizadas, Tarraco y Carthago Nova. En la Hispania ulterior creó las colonias de : Urso (Osuna), Hispalis, Hasta Regia (cerca de Jerez de la Frontera), Itucci (Martos), Ucubi (Espejo), Norba (Cáceres), Metellinum (Medellín) y Scallabis (Santarem), y Munda (Montilla) como colonia “inmune”. Así mismo concedió a otras ciudades el rango (status ) de colonias. Esa labor colonizadora fue seguida por su sobrino Augusto, quien completó el proyecto de organización territorial de Hispania con la fundación de Bracara Augusta, Caesar Augusta, Barcino (Barcelona) y Emerita Augusta entre otras. Vespasiano aceleró el proceso romanizador al conceder en el año 78 de C. el derecho de ciudadanía latina (ius latii minus ) a los hispanos, con lo que quienes ocupasen un cargo en su ciudad podían acceder a la ciudadanía romana. Este paso fue completado por Caracalla con la concesión, en el año 212 de C. de este último derecho a tos los habitantes del Imperio. 4.-­ La administración: Las Provincias Cada provincia tenía un determinado número de circunscripciones administrativas (conuentus), similares a las cabezas de partido o distritos actuales. Existían ya desde comienzos del Imperio: cuatro en la Baetica, cuyos nombres eran los de sus capitales: Gades, Corduba, Hispalis y Astigi; tres en la Lusitania: Emerita Augusta, Scallabis, Pax Augusta, siete en la Tarraconensis: Bracara Augusta, Lucus Augusti, Asturica Augusta, Clunia, Caesar Augusta, Carthago Nova, Tarraco. Sus funciones, además de ser unidades para facilitar la administración de la justicia, eran la de recaudación de impuestos y centros de reclutamiento. Al principio, la administración romana no suprimió las instituciones indígenas, pero con el correr del tiempo, acabó por implantarse rígidamente, controlando todas las facetas de la vida de las poblaciones nativas, las cuales se vieron obligadas a modificar sus costumbres y medios de vida para adaptarse a los de Roma. Tipos de poblaciones, desde el punto de vista de su relación legal con Roma: Según el derecho romano existían tres tipos de núcleos urbanos claramente diferenciados entre sí: Las colonias: Fundadas por ciudadanos romanos, bien por razones de índole militar (veteranos) que aconsejaban el envío a determinadas zonas de numerosos contingentes humanos, bien para gestionar los grandes núcleos urbanos. Poseían todos los derechos. Ya se han citado ejemplos de ellas. Los municipios: Ciudades indígenas incorporadas a Roma por la concesión del derecho de ciudadanía romano (con lo que todos sus habitantes lo tenían), o del latino (sólo se conseguía la ciudadanía romana tras el desempeño de alguna magistratura). Estas ciudades conservaban su autonomía administrativa, aunque sus habitantes estaban obligados a pagar tributos y a prestar el servicio militar. Algunas de ellas de época de César fueron: Ilipa, Nertóbriga, Sexi, Ebora, Olisipo, Calagurris o Dertosa. Las ciudades Peregrinae o Indígenas, que se subdividían en: Federadas (Foederatae): conservan su independencia y organización política en virtud de un tratado o alianza (foedus) concertado con Roma, pero carecían depolítica exterior.Debían aportar tropas y víveres a Roma. Estipendiarias (Stipendiariae): normalmente conquistadas por la fuerza; estaban sometidas al gobernador de la provincia y tenían que aportar tropas y pagar un tributo (stipendium) anual a Roma. Immunes: Igual que las anteriores pero exentas de pagar el stipendium. Libres (Liberae) Disfrutan de autonomía con respecto del gobernador provincial, pero pagan impuestos territoriales y tasas aduaneras (portorium). Agrupación de los habitantes de una ciudad: Ciudadanos (ciues) o colonos (coloni) en el caso de una colonia. Domiciliados en la ciudad, sin ser ciudadanos (incolae) Residentes temporales (hospites). El gobierno Al frente de cada provincia se hallaba un gobernador (Proconsul/ propraetor), que detentaba los poderes judicial, militar y fiscal. El gobierno se ejercía a través de cuatro estamentos diferentes: a. El pueblo (ciues / municipes) repartido en diez tribus, cuyo cometido básico era la elección de magistrados. b. Los magistrados, de carácter paralelo a los romanos. Había dos duoviros (duouiri) con jurisdicción civil y militar: nombraban a los demás magistrados, presidían el senado, organizaban la defensa, el censo y las elecciones. En caso de ausencia eran sustituidos por dos praefecti. Había también dos ediles, con funciones de policía en sentido amplio (vigilancia, urbanismo, limpieza, mercados etc.). por último estaban los cuestores, cuya misión era la administración de los fondos públicos. c. El senado (Senatus), generalmente formado por cien decuriones, con carácter de consejo ( legislativo, consultivo y deliberante). d. Los cargos religiosos Desempeñados por dos colegios de tres miembros cada uno: el de los pontífices (culto) y el de los augures (adivinación). colaboraban con los flámines, encargados del culto imperial y otros sacerdotes para el culto de las divinidades indígenas. 5 -­ El uso del latín como lengua oficial: Por razones políticas y comerciales el empleo de la lengua latina resultó más práctico a los hispanos que el de la suya propia. El latín se extendió con rapidez en la Bética, y tardó más en implantarse en el resto de Hispania. A finales del periodo republicano funcionaban importantes escuelas, la más antigua de las cuales era la de Huesca, fundada por Sertorio en el año 80 A.C.. En el año 74 hay noticias de poetas cordobeses a quienes critica Cicerón. Numerosas ciudades adoptaron nombres romanos, normalmente de un general o emperador: Así Zaragoza (Caesaraugusta), Mérida (Emerita Augusta), Lugo (Lucus Augusti), Pamplona (Pompaelo, por Pompeyo) o Triana (colonia Traiana). Algunos de los grandes escritores latinos fueron de origen hispano, como los cordobeses Séneca (retórico e historiador), su hijo Lucio Anneo Séneca (filósofo y escritor de tragedias), y Lucano (poeta épico, autor de la Farsalia). De Calagurris (Calahorra) era Quintiliano (educación oratoria), Marcial, el poeta satírico, era natural de Bilbilis (Calatayud). Fueron también de origen hispano los emperadores Trajano, Adriano y Teodosio. A comienzos de nuestra era empiezan a desaparecer los nombres hispanos de las inscripciones, tanto para personas como para lugares o divinidades. Se implanta la onomástica latina. Los decretos oficiales se dieron siempre en latín. Desde el emperador Claudio (41-­54 de C.) el latín era un requisito imprescindible para poder ejercer un cargo público. No obstante las lenguas originales de los hispanos modificaron sutilmente el latín, y a la postre lo hicieron evolucionar hasta dar lugar a las lenguas romances de la península. En este sentido, a las lenguas previas a la implantación del latín se las conoce como substratos lingüísticos. Los factores que influyeron en la implantación del latín son: . ser la lengua exigida en las relaciones administrativas y en los juicios. . su conocimiento daba prestigio y permitía el acceso a los círculos de poder. . su universalismo favorecía los intercambios comerciales . Era el vehículo de cultura a través de la escuela, los soldados, los colonos y los funcionarios. Etapas de la romanización: 218 A.C.: Publio Cornelio Scipión desembarca en Ampurias, durante la segunda guerra púnica, para combatir el dominio cartaginés en la península ibérica. 206 A.C. División de Hispania en dos provincias: la Hispania citerior (Levante) y la Hispania ulterior (Andalucía), después de que romanos expulsan a los cartagineses. 197-­ 133 A.C.: Resistencia hispana a la dominación romana, primero en levante y el sur y posteriormente la Lusitania (Viriato) y la meseta (Numancia). Con la destrucción de esta ciudad, Hispania quedó sometida, con excepción de las regiones ocupadas por Cántabros y Astures. A partir de este momento (133 A.C.) la política hispana seguirá las vicisitudes de la propia política romana, y casi todos sus líderes importantes hasta el final de la república realizarán alguna fase de su actividad en Hispania. 82-­71 A.C.: Sertorio, general romano partidario de Mario se hace fuerte en Hispania durante la dictadura de Sial y la represión subsiguiente de sus antagonistas políticos. Sertorio, al frente de numerosos hispanos y romanos hizo frente a los ejércitos de Sila, pero murió asesinado. La guardia personal hispana de Sertorio se suicidó colectivamente. A Sertorio se le atribuye la organización de la primera escuela de la península, para la formación latina de los hijos de los notables hispanos. Tras la muerte de Sertorio sus partidarios fueron derrotados por Pompeyo. 53-­45 A.C. : Repercusiones en Hispania de la guerra civil entre César y Pompeyo: César había estado en Hispania como cuestor (69) y como pretor (61), llegando en sus conquistas hasta la Coruña. Durante el triunvirato (César, Pompeyo y Craso) Hispania le correspondió a Pompeyo, quién envió aquí a sus lugartenientes Petreyo, Afranio y Varrón, que cometieron toda clase de robos y abusos. A la ruptura del triunvirato César pasó los Pirineos (49) para hacer frente a los tres citados generales pompeyanos. En el año 48 A.C. Pompeyo muere asesinado. En el 47 César celebra su triunfo en Roma. En el 45 pasa de nuevo a Hispania y en veintisiete días derrota a los hijos de Pompeyo que se habían refugiado en la península. En el año 44 el propio César morirá asesinado en Roma. Su estancia en Hispania constituyó uno de los períodos más intensos de romanización. 38 A.C.: Hispania es declarada provincia tributaria de Roma. De este año arranca el cómputo de la llamada Era hispánica, que sirvió para contar el tiempo en la península hasta el, siglo XIV. 29-­19 A.C. : Guerras Cántabras: iniciada por Augusto para completar el dominio de la península y para hacerse con los ricos yacimientos de oro que estaban en ese territorio. La guerra, dirigida por el propio Augusto, por su yerno Agrippa y por el general C. Antistio tuvo lugar por tierra y desde el mar. Las principales batallas se dieron en Aracillum (Aradillos, Santander) y monte Medulio (25 A.C.), cerca de las fuentes del Sil. Estos pueblos se sublevaron de nuevo, por la crueldad de los romanos. El propio Agrippa fue derrotado. Finalmente, 19 A.C., cántabros y astures, sorprendidos en una llanura (próxima a Benavente), fueron derrotados: miles de ellos fueron acuchillados, muchas aldeas destruidas. Tito Livio dirá que Hispania fue la primera nación que invadieron los romanos y la última que pudieron dominar. Para el asentamiento de lo legionarios licenciados se fundaron las colonias de Astúrica (Astorga), Brácara (Braga), y Emérita augusta (Mérida).