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EL MUNDO. SÁBADO 2 DE MARZO DE 2013 52 EM2 / CULTURA Libros / Publicación El escritor norteamericano Percival Everett, residente en París, donde da clases en la Sorbona, en Barcelona. «La sociedad de hoy sigue siendo racista» JORDI SOTERAS Percival Everett regresa con ‘No Soy Sidney Poitier’, una novela que combate los estereotipos raciales LAURA FERNÁNDEZ / Barcelona Si la vida de No Soy Sidney, el chico negro, de un negro oscurísimo, la clase de negro que los padres de su novia, Maggie, coleccionistas de novios negros para sus hijas, considerarían «demasiado negro», fuese una película, no sería una sola película, sería todas las películas que protagonizó Sidney Poitier, desde Fugitivos hasta Adivina quién viene a cenar esta noche. Porque aunque el bueno de No Soy Sidney es tremendamente rico, casi tan rico como Ted Turner, suerte de padre putativo a cuyo cargo le deja su madre, la inteligente Portia Poitier, socia favorita del imperio del magnate norteamericano, prodigiosamente blanco, no controla su vida. Su vida es, de hecho, un puñado de escenas prefabricadas por los guionistas que pensaron en Sidney Poitier, «el único negro que los blancos habían aceptado en su momento», en palabras de Percival Everett, autor de la novela que protagoniza el chico negro en cuestión, No Soy Sidney Poitier (Blackie Books). Percival Everett sonríe, se lleva a la boca un vaso de agua de cristal rojo, bebe un trago, se limpia el bigote y dice que daría cualquier cosa por ser tan divertido como Mark Twain. Percival nació en Georgia pero vive en Los Ángeles, aunque ahora está pasando una temporada en París. Da clases de filosofía del lenguaje en La Sorbona. También entrena caballos. ¿Y cuándo escribe? En los descansos. «Sí, entre que entreno un caballo y otro hago un descanso de 15 o 20 minutos y me siento a escribir. No me cuesta nada concentrarme porque siempre tengo la historia en la cabeza, así que me basta con sentarme delante del ordenador para estar dentro», revela. Es así como ha escrito sus más de 25 libros. Entre ellos, un ensayo sobre Dioniso que los libreros no sabían dónde colocar. «Lucho contra la idea de que si eres negro sólo puedes escribir sobre negros» «Cuando salió elegido Obama pensé que había sido un accidente» «Todo lo que expliqué en X, mi anterior novela, tanto la conversación con el editor de Nueva York como el hecho de que me encontré el libro en la categoría Estudios sobre Negros de una librería, es cierto», asegura. ¿Y qué ocurría en X? Que, por ejemplo, el citado editor de Nueva York quería saber qué tenía que ver Dioniso con los negros. A lo que el protagonista, el propio Everett en realidad, le espetaba: «¿Si Philip Roth hubiera escrito esta novela le estarías preguntando qué tiene que ver Dioniso con los judíos?». La respuesta a esa pregunta, según el Everett de carne y hueso que bebe agua de un vaso rojo, es no. «Da la sensación de que si eres negro sólo puedes escribir sobre negros. Sobre la problemática negra. Y cuando hablas de un negro en un libro, hablas de la multitud. Pero cuando hablas de un blanco en un libro, estás hablando de un individuo», dice el escritor. «Mi literatura quiere acabar con eso», añade, y piensa hacerlo presentando personajes negros tan decididamente alejados del estereotipo que el lector no tenga otro remedio que asociarlos con el personaje en cuestión, sin tener en cuenta su color de piel, aunque no deje de mencionarse todo el tiempo en la historia. En el fondo, Everett habla de sí mismo y de lo dis- tinto que se siente a todo aquello que se asocia con su raza. «La sociedad sigue siendo racista, sólo que ahora sabemos que ser racista está mal. Mejor dicho, los políticos lo saben y por eso no se atreven a expresar su racismo», sentencia Everett. Al escritor le sorprendió sobremanera que Barack Obama fuese reelegido presidente. «Jamás pensé que tendríamos un presidente negro, pero lo tuvimos y entonces pensé que había sido un accidente, que algo así no podía pasar. Pero no había sido un accidente, porque ha vuelto a salir elegido y creo que eso significa algo. Puede que signifique que ya no lo ven como a un negro, ni como a un blanco, sólo es un presidente. En cualquier caso, Estados Unidos es el único país del mundo en el que un negro puede llegar a presidente. No podría ocurrir en Francia o en Alemania, donde hay como una ceguera respecto al racismo que no evita que el racismo esté ahí», asegura el escritor, que no duda en considerar a los norteamericanos «arrogantes». «Es la percepción que creo que se tiene desde fuera de cómo somos los norteamericanos, pero tengo un montón de amigos que no lo son», dice. Lector de Laurence Sterne, Everett asegura que siempre está intentando homenajear La vida y opiniones del caballero Tristram Shandy, uno de sus libros de cabecera, aunque también adora a Cervantes, Las aventuras de Rocky y Bullwinkle, y a Voltaire. De hecho, El cándido de Voltaire es una de las grandes influencias de No Soy Sidney Poitier. Sólo que en su novela, el papel del profesor que le enseña al protagonista el mejor de los mundos posibles es para el multimillonario Ted Turner. ¿Por qué Ted Turner? «Bueno, es el tío que lo cambió todo. Inventó la tele por cable. Me gustaba la idea de que el mentor de No Soy Sidney fuese alguien del mundo de los medios de comunicación. Creo que la publicidad y los medios de comunicación están haciendo mucho daño a la sociedad. No sé, en Nigeria hay chicas tratando de blanquearse la piel porque todo lo que les dice la televisión es que las chicas guapas tienen la piel blanca», contesta el escritor que se dio cuenta, a los 22 años, mientras estudiaba filosofía, que lo suyo era la ficción. «La filosofía me aburría, así que me dije: ¿Por qué no escribir historias? Y aquí estoy», concluye.