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In memóriam
Luis Villoro
Boletín Filos
Presentación
Las inclemencias de la naturaleza solamente son tales para nosotros.
Cuando dejamos de pensar en nosotros mismos, el tiempo tormentoso
se torna simplemente tiempo. Así se siente una muerte, como un escaño terrible en la vida pero al mismo tiempo como algo con una belleza
portentosa. Para la vida misma una muerte es nada. Sentimos el fallecimiento de Luis Villoro Toranzo como la certeza renovada de nuestro inevitable perecimiento. Pero también como la certeza de que la
muerte puede ser un acto bello, sublime, de abandono, cuando la vida
ha sido un acto de gran generosidad. Eso es lo que creemos que fue
la vida de Luis Villoro: un acto de mera y desinteresada generosidad.
Este noveno número del Boletín pretende ser un homenaje a la vida y
obra de Villoro, así como una invitación a pasar de la inminencia de la
muerte al acontecimiento de la vida: en favor de los otros y de nosotros
mismos. Así lo habría querido Luis Villoro.
Este número del Boletín comienza con un escrito de Marco Antonio
Tenorio Martínez, “Breve recuento con Luis Villoro”, en su memoria.
A continuación incluimos un breve estudio sociológico sobre la comunidad de San Juan Chamula, en Chiapas, de Anna González Rojas.
Posteriormente, incluimos una reflexión de Omar Arriaga Garcés, titulada “Azul es el color más cálido”. Después aparece una entrevista a
Jorge Velázquez Delgado que el Boletín realizó con motivo del xvii
Congreso Internacional de Filosofía titulada “Pensar una comunidad
filosófica”. Luego tenemos un ensayo de Uriel Ulises Bernal Madrigal,
titulado “Aproximación a una epistemología con actitud vitalista”. Finalmente, cerramos con una interesante reseña histórica, escrita por el
profesor Carlos Alberto Bustamante Penilla, titulada “Los dos lados de
la Montaña Blanca”.
Agradecemos a las personas que han contribuido con el Boletín
enviando sus trabajos así como a nuestros lectores. Y dedicamos este
número a la vida y memoria de Luis Villoro Toranzo.
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Ensayo
Breve recuento con Luis Villoro1
Marco Antonio Tenorio Martínez
Estas líneas están dedicadas a mi maestro Luis Villoro
y a Antonio Ahumada por su fraternidad en la Baja Sur
V
“ ida filosófica es aquella que se esfuerza en justificarse a sí misma
en los últimos fundamentos de la vida justa”, escrito en la juventud
de un filósofo y perdurando con tanta coherencia en la amplitud de
sus 91 años, se lee al arribar al Instituto de Investigaciones Filosóficas de la umsnh, en Morelia, Michoacán, lugar que lleva su nombre.
Minutos después –esta es, tal vez, mi gran anécdota– arribó usted
(Dr. Villoro, para los actos protocolarios; Don Luis, para los allegados que le toman respeto; K’eri jánaskati Tata Luis Villoro, para el
pueblo p’urhépecha de Michoacán), entró en el auditorio de la misma institución con paso pausado pero firme; el mismo que pensó lo
apenas citado: un hombre mayor cuyo convencional bastón sólo hace
de accesorio, bien para despistar, bien para asentir con tanta entrega
cuando algo le alegra el interior.
Cuatro años con algunos meses después, en diciembre del 2012,
en el mismo lugar –como en tantos otros– se le celebraría un homenaje con título de coloquio: reflexiones sobre su obra, esto por sus 90
años. Don Luis, usted seguía siendo el mismo: tan vivaz, tan lleno
de un algo que irradiaba y contagiaba; mi hipótesis ahora es que al
dedicar su vida a los otros, se le reforzó el espíritu, se colmó su alma.
Así nos visitaba con regularidad en mi alma mater, se compenetró
en ella con tantas acciones y enseñanzas, es parte de su núcleo, de
su médula; pero no crea que existe algo del tipo “Lección 1 de Luis
Villoro:”, no, eso tal vez dejaría de ser filosofía, sino que más bien ha
dejado su huella de otra maneras: en la biblioteca personal que nos
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Boletín Filos
donó, en las demandas en los diarios sobre las fallas de la autoridad
universitaria, por ejemplo.
Pues bien, aquí el intento es tanto para tomar fuerza al comenzar
unas líneas como para mostrar un par de sus peculiaridades. Hombre
coherente, entregado y comprometido en la práctica a sus propuestas
teóricas, intelectual “de a de veras” quisiera decir: crítico, riguroso,
modesto… Sus textos comienzan siendo de carácter histórico, pasa
por la filosofía analítica y por la fenomenología, igual traduce y comenta a Husserl como a Descartes, se hunde en la epistemología,
reflexiona las problemáticas entre culturas de su tiempo; vincula el
poder con el valor, la política con la ética, la tradición con la crítica.
Resumirlo no se puede (yo no puedo), hay que decirlo con la petulancia suficiente que usted no compartió jamás.
Existen varios estudios sobre sus propuestas epistemológicas, críticas fuertes sobre su fase de reflexión histórica, pero a mí me coquetea más su propuesta ético-política. Me atrapó el poder de su
valor, con ello fue mi gran acercamiento al que desde hace tiempo
llamo maestro (hemos de ser responsables y hacer justicia a nuestra
formación y bagaje), con su texto titulado El poder y el valor; luego
me llegaron Los retos de la sociedad por venir y Estado plural. Pluralidad
de culturas; al fin, si me permite, su última etapa, estuvo ahí desde el
comienzo. Sobre ello ahondemos un poco.
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Ensayo
La propuesta que nos plantea en su trabajo El Poder y el valor:
fundamentos de una ética política, barbáricamente podemos anotarla
como la apuesta por una “asociación política para la comunidad” basada en valores resultado de una “ética disruptiva”; esto es, con fines
didáctico-divulgativos, menos que más: una manera de organización
basada en valores que se depuran con la crítica. La razón, lo racional
y lo razonable entran en juego aquí, cuando los valores quisieran
hacer fiesta sin precaución al ser llevados a la acción. Creer, saber,
conocer, su puntual texto de epistemología, hace de antesala a lo anterior, analizando tales nociones con la pretensión primera de evitar la
dominación. Así lo aprendí yo, de atrás hacia adelante; intentemos
poner orden.
Primero hay que plantear un suelo firme para la justificación de
los valores éticos –o para cualquier argumentación– para que estos
puedan ser racionales (luego también razonables), ¿está usted de acuerdo?, al tiempo que no atiendan a meros intereses o deseos personales
o de grupos selectos que excluyan a otros. Así surge la “ética disruptiva”, la reflexión crítica sobre los valores, necesaria para la asociación
política para la comunidad, para hacer posible la unidad en común
–que no unir todo, ni hacer común todo–. Tras esto es necesario tener
presente que tanto los valores no pueden consolidarse sin el poder,
pues no llegarían a más que a “ilusión vacía”, como que éste no tiene
curso alguno sin aquéllos, se convierte en “fuerza ciega”.
De esta manera, Dr. Villoro –discúlpeme que no pueda evitar el vicio de llamarle por el título académico–, los valores concretos que nos
propone son sobre todo justicia, equidad y libertad. Busca la conjunción
del liberalismo y el comunitarismo (entre individualidad y conjunto),
aunque, a nuestro ver, se vincula más con el último. Así, haciendo
otra vengadora sentencia condensada, la asociación política de Villoro
tomará los intereses de los individuos en tanto que integrantes de un
grupo, del cual no se desprenden; o al contrario, pues la cuestión es
dialéctica, considerará las pretensiones grupales en tanto que la comunidad está compuesta de individuos que no son homogéneos.
Ahora bien, tal vez como tema más relevante y presente en su
obra, don Luis, nos encontramos con la problemática del otro. Sólo
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Boletín Filos
dedica un texto explícitamente a esta cuestión, Vislumbres de lo otro, en
el que reflexiona sobre lo otro como lo sagrado. Sin embargo, pese a
que no conceptualice ni acuñe los términos, sus textos están plagados
de una atención al otro, a la alteridad, a la otredad. Desde sus textos
juveniles, donde llega a indicar que cualquier cosa cobra sentido en
la medida en que algo otro le y lo refiere, o también al hablarnos de
Scheler y la empatía, hasta sus últimos escritos e incluso sus últimas
palabras por mí escuchadas, las cuales todavía hoy al repasarlas me
quiebran la voz y mojan mis ojos –expresiones que pueden ser revisadas en video bajo el membrete “25/25 Homenaje a Villoro…”, al
igual que casi todas las conferencias de ese coloquio (Tenorio, 2012).
Si bien su atención está puesta en el indígena, concreción de lo
relegado y menospreciado en este país, para usted, el otro, los otros
en general son siempre irreducibles, en todo momento ha de considerarse la acción personal en referencia al conjunto y en ningún
caso hemos de marchar por el mundo como entes aislados. En su
pensamiento, tanto en política como en el proceder individual, nos
animamos a decir, hay que anteponer un principio ético-filial, axio­
lógico-afectivo, esto es, ponernos en frente el valor apegado al otro/el
otro apegado al valor, hacer un intento por la cercanía valorativa con
la otredad, por la otredad valorada. No se trata, si bien le entiendo,
tan sólo de lograr un gran enunciado ético normativo, de carácter
abs­tracto o trascendental, pero tampoco de un puro arrebato emotivo, sino del conjunto de ambos: de la acción motivada pero justificada (sostenida en motivos y en razones).
Podríamos condensarlo en uno de los párrafos últimos de El poder y
el valor, el cual, cuando menos, nos ayudará para acercar la conclusión de
mis alusiones sobre su completitud –puesto que ha de partir usted, don
Luis, a encontrarse con sus compañeros hiperiones, con su maestro Gaos,
con la comandanta Ramona, entre tantos otros–. Su texto finaliza así:
En la comunidad cada sujeto adquiere su sentido al realizarse en
el seno de una totalidad. Sólo entonces descubre su ser verdadero.
Porque el ser real de cada persona está en la liberación del apego
a sí mismo y en su unión liberada con el otro, como en la relación
6
Ensayo
afectiva interpersonal, cuando cada quien llega a ser realmente al
hacer suyo el destino del otro, como en la armonía del universo,
donde cada ente adquiere su verdadero sentido en un vínculo con el
todo, como en la vida espiritual, en fin, donde cada quien descubre
su verdadero yo en la negación del apego a sí mismo [Así, se trata,]
tanto para el individuo como para la colectividad, [de] cumplir con
el designio del amor: realizarse a sí mismo por la afirmación de lo
otro (Villoro, 2012, 380-381).
Para finalizar, quiero recordar a tres profesores al hablar del maestro. Filósofos como usted, profesores como usted, diría Mario Magallón, “son maestros de todos nosotros”, de la comunidad filosófica
y de la humanista en general. Igualmente, traigamos la expresión
de Mario Teodoro Ramírez, cuando usted rechazaba que el iif de la
umsnh llevara su nombre, con la anotación de que su vida y obra
estaban dedicadas a los otros: “es que usted es nuestro otro, Don
Luis”, nuestro otro. Y para concluir lo haremos como Jaime Vieyra
en su presentación en el coloquio por sus 90 años: “Tan indispensable
resulta su obra para nuestra tradición que podemos decir, como de
Dany el rojo [Daniel Cohn-Bendit] y del Sub Marcos, ya ahora ‘Todos somos Villoro’” (Vieyra, p. 7).
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Boletín Filos
Notas
Este texto fue presentado en el Homenaje a Luis Villoro, organizado por el
programa Martes de Humanidades de la Universidad Autónoma de Baja California Sur, el día martes 18 de marzo del 2014, La Paz, B.C.S.
1
Bibliografía
Tenorio, M. A. (Dirección). (2012). Coloquio nacional “Pensamiento y vida de Luis
Villoro” [Película]. México. Obtenido de http://www.youtube.com/playli
st?list=PLbLMBMJrYW8GhjYNE969cP3rQ-Ft_nP5G
Vieyra, J. (s.f.). Luis Villoro, los indios y el silencio. En M. T. Ramírez, Luis Villoro: pensamiento y vida. Homenaje en sus 90 años (En prensa ed.). Siglo xxi
& iif-umsnh.
Villoro, L. (1989). Creer, saber, conocer (1ra ed., 1982; 2da ed.). México: Siglo xxi.
________ (1999). Estado plural. Pluralidad de culturas (1ra ed., 1998; 2da ed.).
México: Paidós & ffyl-unam.
________ (2010). Los retos de la sociedad por venir. Ensayos sobre justicia, democracia y
multiculturalismo (1ra ed., 2007; 1ra reimp. ed.). México: fce.
________ (2012). El poder y el valor: fundamentos de una ética política (1ra ed., 1997;
6ta reimp. ed.). México: fce & El Colegio Nacional.
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Ensayo
Mutaciones de la realidad
Anna González Rojas
Los siguientes párrafos se refieren a cuatro temas esenciales: Rea-
lidad visual, proceso hermenéutico, imaginario social y poder. Se
propone una confrontación entre éstos teniendo como producto de
análisis la situación sociológica y humanística que viven las mujeres
de San Juan Chamula, comunidad del estado de Chiapas, México.
Para tal fin, se utilizarán como herramientas la lectura “La rebelión
de la mirada. Introducción a una fenomenología de la interfaz” de
Josep M. Català; también “Cultura visual” de Simón Marchán Fiz, y
una investigación de campo, la cual se elaboró en 2011, titulada “La
existencia de las mujeres como seres espirituales, naturales y sociales
en San Juan Chamula”.
San Juan Chamula es una comunidad reconocida internacionalmente por la defensa de sus usos y costumbres, portadora de un
sincretismo religioso, político y social que conforma una realidad
compleja. Se trata de una comunidad que basa su economía en el
comercio y el turismo: un centro cultural relevante en el estado, muchas veces olvidado por el país. De los primeros en la lista de mayor
violencia hacia el género femenino, de los más reconocidos por el
consumo de alcohol, intolerante en lo político y lo religioso.
La poca, a veces nula, distinción entre dos capacidades, ver y mirar, la segunda de ellas por excelencia humana, ha construido una realidad visual y un paisaje humano preocupante para la visión humanística. San Juan Chamula se presenta como un contexto de reflexión
sobre las interpretaciones ausentes entre los individuos, enfocados
siempre hacia lo mimético, representativo, no a las interpretativas,
preocupado por “ver” y no por “mirar”.
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Boletín Filos
Así, la preocupación en recibir imágenes y no en percibirlas, con
un enfoque crítico, provoca que los rituales religiosos sean contemplados como atractivo turístico, dejando a un lado el análisis de ellos,
involucrando aquí la indiferencia hacia cierto tipo de información
como la del uso del “posh” en los rituales, una bebida compuesta por
un alto grado de alcohol.
El “yo” no percibe cosas, percibe imágenes, que erróneamente
son construidas por las capacidades asumidas como limitadas del
individuo, aquel que hace construcciones culturales y conductuales, que en consecuencia serán también erróneas, y que claramente
impactarán en la realidad social que se presenta. Si concebimos aquí
que San Juan Chamula adquiere su estatus por sus ideas, prácticas
e imágenes indígenas, entonces la relevancia en el estudio visual de
este pueblo aumenta.
La falta de interpretación de la realidad visual, tomada solamente
como un espectáculo turístico, hace perpetuo, de manera lógica, un
sistema social inequitativo y violento. La ausencia de un estudio hermenéutico de la realidad visual y de las imágenes que se presentan
ante nosotros hace cotidiana la venta, el tráfico y la muerte de millones de mujeres indígenas quienes atendiendo a su cultura aceptan
disposiciones inconcebibles para cualquier ser vivo.
De acuerdo con lo que plantea la Cultura Visual, se ha desarrollado una concepción de uniformidad en cuanto a contenidos culturales y sociales, de esta forma al no distinguir el arte de lo objetivo y
metodológico tampoco existen herramientas de información para la
defensa de la dignidad humana. Aunado a esto, se presenta una realidad cultural que define matices, diferencias sustanciales en cuanto
a contextos de acción y formas de comunicación.
Se distinguen dos barreras principales para el desarrollo no violento de interrelaciones sociales en San Juan Chamula: la existencia de
grupos de poder que se benefician y a los que les conviene el hecho
de la vista pasiva por encima de la mirada que sería crítica y activa;
así como la producción de mensajes que reflejan la idea de cultura
como productos de mercado, es decir cosificada.
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Ensayo
Se propone conjuntamente, en un aspecto de comunicación, una
difusión cultural adecuada, en donde el mensaje emitido sea analizado en conjunto con la formación social tanto de la comunidad, como
del exterior, así como sus marcos de referencia.
Por otra parte, resulta esencial mantener relevante en este análisis
que San Juan Chamula se presenta como una comunidad autónoma,
aunque dentro del sistema jurídico oficial, regida por usos y costumbres del lugar, con mínima, y en algunos aspectos nula, intervención
de órganos oficiales de gobierno. Esto se refleja en el no apego a los
derechos ni a las instituciones que, si no totalmente, sí otorgan un
choque de intereses y poderes que ocasionan cada vez mayores niveles de bien común. Con esto, podría definir a esta comunidad, y a
otras tantas de la región sur de México, como “un lugar olvidado”.
De aquí se desprenden dos reflexiones: la noción, bastante grave, de
que lo que no se “ve” no existe, y de que aunado a esto lo poco que
se “ve” es lo que se quiere enseñar. Aquí regresa la intervención de
la mercadotecnia, que por medio de una de sus herramientas (la promoción) da a conocer la realidad social de San Juan Chamula, de
nuevo, como un producto. Se necesita, entonces, una mercadotecnia
social, (Fernández, 1997) en donde el diseño, la práctica y el control
de programas después de “mirar” e identificar, analice desde los problemas y las causas y logre una comprensión de los motivos, para una
comunicación efectiva.
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Boletín Filos
Para concluir, y de manera definitiva, propongo que la relación
de violencia y comunicación en la comunidad de San Juan Chamula,
Chiapas, está determinada por el poder, en específico por los siguientes: el poder de los medios de comunicación, que a la vez que refuerzan el aspecto marginado del pueblo, también crean acciones determinadas entre los individuos; un poder coercitivo, por la ausencia de
figuras jurídicas eficaces; un poder simbólico, por la manipulación
con base en figuras simbólicas para influir en las acciones, si recordamos que la comunidad presenta un sincretismo religioso determinante
y que se rige principalmente por cuestiones religiosas que funcionan
con base en signos. Y por último, un poder cultural: “capacidad de
definir una situación desde el punto de vista cultural [… ] de producir sentidos y de construir formas de vida que apelan a los sentidos,
emociones y pensamientos” (Lull, 1995). La cultura no sólo representa tradiciones y formas materiales, sino también un conjunto de
símbolos que determinan formas de pensar y de “mirar” la realidad,
que son establecidas por aquel que tenga el poder de los medios y de
las instituciones sociales.
Si “construir y organizar la vida cotidiana es hoy una actividad
fundamentalmente interpretativa” (Geetz, 1973), entonces estamos
12
Ensayo
determinando la vida de mujeres que nacen y mueren por la ausencia
de interpretaciones, por pseudointerpretaciones o por el otorgamiento de esta facultad a los agentes de poder, que sí han aprendido a
mirar y extraen un beneficio de ello. Si repasamos situaciones comerciales en la región se distinguen con un nivel económico superior
las familias que controlan la venta de “posh”, los líderes religiosos,
y aparece como mercancía esencial en los ritos el refresco de cola
de la marca preferente en el país, Coca-Cola, que de alguna manera
permite “mirar” la permisión de entrada de productos establecidos
comercialmente (figura del poder).
La exigencia de una interfaz que identifique las costumbres como
imágenes artísticas y sociales que condicionan la realidad, pero que
también respetan las condiciones objetivas de éstas resulta necesaria.
Es decir, conjuntar lo visual con las ideas que conforman el imaginario social de esa región, y comenzar con una interpretación más
consciente de la realidad, para concebir, por tanto, a la mujer como
una persona humana.
Bibliografía
Català, M. Josep. Monografía. Extraído el 05 de noviembre de 2012 desde http://
www.dialogica.com.ar/unr/postitulomedialab/archives/cat_interfaces.
php
Marchán, Fiz Simón. Cultura Visual
González, R. Anna. Ortiz, O. José Fernando. (2011) La existencia de las mujeres como
seres espirituales, naturales y sociales en San Juan Chamula, en la actualidad.
México.
Geertz, D. Clifford. (1973) The Interpretation of Cultures. Basic Books: USA.
Lull, James. (1995) Me­­dia, Communication, Culture. A Global Approach. Polity
Press: Londres.
Fernández B., María de la Luz. (1997) Mercadotecnia social para la administración
de instituciones culturales. Instituto de Administración Pública del Estado
de Querétaro: México.
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Boletín Filos
Azul es el color más cálido
Omar Arriaga Garcés
El final es el comienzo de la historia; la historia que se cuenta desde
que dos miradas caen, agitadas por una fuerza de gravitación interna.
El agua desciende por su propio peso, la ligereza la sigue cuando
se sabe agua.
No volverás a aquellos días, dormirás mal, recordando, acordándote de ese jardín, en el que una vez viviste; en prisión, mas en la
seguridad de soñar mientras cerrabas los ojos.
Tragedia es lo ineluctable, lo que espera como envés de tus actos,
como calcomanía tuya, como apariencia con la que llenas un pequeño
vacío en el mundo.
¿Quién eres y cuál es tu verdadero nombre? No lo sabrá nadie
nunca. Ni tú misma.
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Poema
Alguien te ha vaticinado una caída, pero será el empiezo de tu amor.
Pensarás
qué hice, qué he hecho, qué ha pasado, por qué es tan breve la gracia, por qué no me perdona si no sabía lo que hacía; hasta al criminal
le dicen de qué se lo acusa.
Caminarás calle abajo y, en tu mente, la imagen de esa pareja sonriendo en la que ya no cabes tú.
Te irás desvaneciendo en la lejanía, diluyéndote, sentirás que la
tarde te engulle, que el aire te oprime, que tu propio cuerpo no te
pertenece y que un dolor animal te parte desde adentro.
Bien, espera por ahora, desaparece de la escena, hasta que entiendas que esperanza significa sólo espera, hasta que tú misma ya no
esperes nada y aprendas que la felicidad es preludio de la ruina, y
viceversa; hasta que no diferencies una de otra y el amor sea total.
Qué más puede decirse luego de haber perdido un paraíso cuyos
fragmentos revientan frente a tus ojos y se esparcen como una lluvia
sobre tu cabeza.
Que acaban de empezar la vida y la verdadera obra del amor.
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Boletín Filos
Pensar una comunidad filosófica
(Entrevista a Jorge Velázquez Delgado)
Entre las actividades del Decimoséptimo Congreso Internacional
de Filosofía de la Asociación Filosófica de México, efectuado del siete al once de abril de 2014, tuvimos la oportunidad de realizarle la
presente entrevista al Dr. Jorge Velázquez Delgado (doctor en filosofía por la Universidad Autónoma de México), actual profesor de la
Universidad Autónoma Metropolitana unidad Iztapalapa, cargo que
ocupa desde 1981. Imparte las cátedras en torno a la filosofía política, al renacimiento y al pensamiento de Nicolás Maquiavelo. Entre
sus publicaciones más recientes se encuentran: Fragmentos de la modernidad. Filosofía de la Historia e Imperativo de la Modernidad en Ortega y
Gasset y María Zambrano (2007), Antimaquiavelismo y Razón de Estado.
Ensayos de Filosofía Política del Barroco (2012) y Girolamo Savonarola.
Ensayos sobre profecía y filosofía (2013). De estos dos últimos títulos se
habla de manera tangencial en el desarrollo de la entrevista.
Boletín Filos (BF). Mucho se ha hablado de la pertinencia o no
de la filosofía en nuestro tiempo, creo que si estamos acá estamos de
acuerdo en que hay vigencia en la filosofía. Pero conociendo su línea
de investigación me gustaría plantear ¿por qué es pertinente pensar
todavía en filosofía política?
Jorge Velázquez Delgado (J.V.D.). La idea fundamental que
persigue la filosofía política es, podríamos decir, la siguiente en términos muy generales: lo que trata de hacer la filosofía política es fundamentar por qué el hombre es un ser político, es decir, que no puede
vivir como individuo aislado sino que siempre tiene que estar en una
comunidad. Pero la filosofía política no solamente sirve para fundamentar un orden social, un orden político, sino también sirve para
criticar. No es tanto de lo que está bien o mal de acuerdo con un
autor, sino lo que buscaría la filosofía política son cosas en aparien16
Entevista
cia sencillas, pero que, sin embargo, históricamente nos han costado
muchos sacrificios, muchísima sangre en la historia, como por ejemplo la idea de justicia. Es uno de los elementos más importantes.
Claro que habría una enorme discusión, ¿qué es lo que entendemos
por justicia? ¿Cuántas formas de justicia hay? Si leemos los famosos
diálogos de Platón, es, en gran parte, uno de los, digamos, conceptos
que están en el centro de la discusión: la justicia.
BF. Con respeto de la filosofía política y del quehacer político en
nuestro país y nuevamente resaltando los temas importantes, como
el que ya resaltó usted, el de justicia, ahora podríamos introducir el
de derechos fundamentales, derechos humanos, ¿cómo puede la filosofía política auxiliar al quehacer político en nuestro país?
J.V.D. Definitivamente lo que la filosofía política tiene que hacer es,
en este caso, fundamentar los derechos humanos, el porqué de su necesidad para algo muy esencial: quitarlo de la voz demagógica del político. Lo que hace el político es que dice “estoy con los derechos humanos”,
pero cuando presenciamos el estado de injusticia de México y del mundo, pues vemos que los derechos humanos son una retórica burda, vulgar y hasta cierto sentido estúpida. No es que estemos en contra de los
derechos humanos, estamos en contra de que no se apliquen. ¿Por qué?
Porque, en el caso de México, los derechos humanos lo que plantearían
es un problema de la re-dignificación del humano y este independiente­
men­te de su raza, credo, po­si­ción ideológica, etc. Pero aquí lo que vemos es que no existe
eso, no existe una política de derechos hu­manos
más allá que para una
politización de los derechos humanos. Porque
si hablamos de la dignificación del humano,
en mi responsabilidad
como tal también está
mi obligación de respetar la dignidad del otro.
17
Boletín Filos
BF. Podemos regresar al tema de la comunidad y vincularlo al
aspecto de filosofía como comunidad. Muchas veces la gente que no
está dedicada al estudio de la filosofía entiende que el filósofo es una
persona recluida, que está aparte. Que se trata de estar observando
y solamente eso, que es un oficio de escritorio. Y además que hay una
especie de comunidad solamente en eventos como este, es decir, que
los filósofos escriben solos pero se juntan una o dos veces al año a platicar entre ellos. ¿Cuál sería el sentido de una comunidad filosófica
en nuestro tiempo? ¿Existe?
J.V.D. Bueno, habría muchas posibilidades de plantear esto. Aquí
lo que tenemos que hacer es, en primer lugar, felicitar a los organizadores, a la Asociación Filosófica, a la mesa directiva de la Asociación
Filosófica, porque ha sido un congreso que ha tenido muchas dificultades, muchos problemas para su realización. Y en ese sentido yo le
planteaba incluso a Teodoro que teníamos que ser muy solidarios con
este encuentro que tenemos cada dos años. Lo que está pasando en
el mundo no es un fenómeno exclusivo de los filósofos, mucha gente
puede decir que tiene veinte mil, treinta mil, un millón de amigos
en Twitter pero quizá no tenga uno en su casa. Yo creo que este es
un fenómeno muy interesante. Pero vayamos un poco a la historia:
quizá uno de los momentos más culminantes de la filosofía es cuando
se escribe el Banquete de Platón. Si nosotros leemos el Banquete, digamos, es una forma muy poética de escribir y de describir al filósofo.
Se reúnen, empiezan a platicar, empiezan a tomar, comer y empiezan
a tener un diálogo: empiezan a hablar del amor. Es decir, los filósofos
se reúnen para hablar de algo y a partir de una tonta pregunta, ¿qué
es el amor?, empiezan a disertar. La filosofía por eso se define como
el amor a la sabiduría, es decir, que el filósofo debe estar preparado
para decir algo. El filósofo necesita del amigo, necesitamos al otro y
el otro es como una especie de espejo. Estoy dialogando y el otro va
a preguntarme, pero es una relación de amigos. Es decir, la filosofía
es amistad, por decirlo de esta manera, es la amistad con el otro, es
el amor a la otra persona. Pero también necesita enemigos, esto es, la
filosofía es un combate en donde los filósofos se reúnen y cada quien
tiene su propio grupo.
18
Entevista
BF. En la introducción de su libro sobre Savonarola, se pueden
notar varias de sus preocupaciones, entre ellas una de las que destaca
es, si se permite la expresión, la disidencia. Ese estar enterado de lo
que pasa en la comunidad filosófica, pero al mismo tiempo estar haciendo sus propios proyectos alternos. Esto me recuerda un poco a la
entrevista a Deleuze, cuando se le pregunta acerca de la “historia de
la filosofía”: que cuando todos estaban volteando a los estudios sobre
Marx, él regresaba a Spinoza. En ambos casos hay un interés por enterarse de lo actual pero también buscar las inquietudes propias para
hacer un aporte interesante.
J.V.D. Ese es el trabajo del filósofo. El trabajo del filósofo es un
trabajo muy privilegiado, sobre todo los que estamos en universidades, ¡no con buenos salarios, salarios excelentes no los tenemos!
El filósofo tiene que estar al día del mundo, no se puede sustraer
de lo que pasa en el mundo y mucho menos de su mundo que es el
ambiente filosófico. Entonces, necesitamos siempre estar detrás de lo
que está ocurriendo en la filosofía. No es posible seguir todo, pero
al menos sí tener algunas noticias mínimas de qué es lo que se está
debatiendo, qué se está discutiendo, qué corrientes surgen, qué tesis
son las que se están moviendo, en fin. La filosofía también tiene un
problema que es muy fuerte en el caso mexicano. En filosofía, los que
han logrado tener un nivel, digamos, de reconocimiento mundial,
es porque también detrás tienen todo un aparato impresionante que
en México no hemos tenido, no tenemos ese apoyo. A veces sacamos
nuestras cosas con mucha dificultad, porque no tenemos una industria: la industria del libro que también participa en este fenómeno.
BF. Por último hablemos sobre sus proyectos. Acaba de concluir
un proyecto a mediados del año pasado: Los críticos de Maquiavelo, y se
está abriendo uno nuevo sobre la utopía. ¿Cuáles fueron los logros y
las conclusiones del primero y cuáles son las expectativas del actual?
J.V.D. En el caso de Maquiavelo, sigue abierto el proyecto, llegamos
a la conclusión de que no lo íbamos a cerrar y lo vamos a mantener
como un seminario permanente. Se han hecho tres seminarios internacionales en México sobre Maquiavelo, en 2000, en 2010 y en 2013, y
ha sido muy productivo porque tuvimos una recepción impresionante
19
Boletín Filos
de ponentes. Y tuvimos eco en el extranjero a pesar de que estalló la
crisis. Terminamos este proyecto exitosamente. Yo saqué un libro, el
de Antimaquiavelismo y Razón de Estado. Terminé un libro sobre la lectura de Lefort a Maquiavelo; me decepcionó mucho Lefort, por cierto,
algo de lo que explico en el libro es el porqué de esa decepción. También esperamos, este año, publicar las memorias de los dos últimos
encuentros. Hemos tenido mucho trabajo en ese sentido, hicimos muchos recorridos dando conferencias y haciendo encuentros, también en
el extranjero. En el caso de México algo que menciono y que agradezco
mucho: Beatrice Machiavelli, la descendiente de Maquiavelo (ya es una
persona muy grande), nos mandó una carta muy linda de agradecimiento y deseando que saliera bien el seminario de 2013, esta va a ser
publicada en las memorias.
Se cumplen también los quinientos años ahora de la Utopía de Tomás Moro en el 2016 y estamos lanzando el proyecto de la utopía,
donde la finalidad es empezar a promover que se hagan estudios de la
utopía en general, no dedicarnos solamente a Tomás Moro. Ya hemos
arrancado este proyecto. Me tocó dar un seminario en Mar de Plata,
Argentina, sobre la utopía del renacimiento en la sociedad postindustrial haciendo un recorrido historiográfico de las principales tesis de
los textos utópicos, de los que hay una infinidad, es impresionante. Y
bueno de lo que se trata, por ejemplo, incluso aquí en Michoacán, es de
rescatar, porque acá hay una herencia utópica impresionante que viene
de la colonia con Sahagún, que fue importante, Bartolomé de las Casas
también. Yo creo que habría que rescatar toda esta herencia que tienen
aquí, pero que es importante tener una lectura, a los ojos de la época,
de cuál es el valor de esos proyectos que quedaron ahí pero que a fin de
cuentas fueron una parte de cómo se cimentó esta sociedad.
20
Ensayo
Aproximación a una epistemología
con actitud vitalista
Uriel Ulises Bernal Madrigal
Las cuestiones que me planteo como punto de partida en este texto
son las siguientes: ¿Qué es lo subjetivo o, en todo caso, qué se entiende
por sujeto en tanto ser integrado en el mundo?, ¿cuál sería el sentido
de un conocimiento que prescindiera de este componente?, y, para que
un conocimiento sea plausible no sólo en términos formales sino en
cuanto a contenido y aplicación, ¿debería prescindir del componente
subjetivo, es decir, del sujeto como agente en el conocimiento?
Remitiéndome al siglo xx encuentro que lo subjetivo es concebido
por la psicología clásica subjetivista como mundo o vida interior del hombre: un estado íntimo, inmensurable, ajeno a los parámetros físicos y de
naturaleza inmediata pero manifiesto en fenómenos de conciencia o fenómenos psíquicos que cierto particular experimenta de formas variadas en cada situación concreta. Rastreando esta noción de vida interior
me remito al filósofo francés Henry Bergson que en su obra Introducción
a la metafísica la describe como duración, es decir, como prolongación
del pasado en el presente, movilidad pura que se reactualiza constantemente; no como lo que fue, no como lo que es, ni tampoco como
lo que será, sino como lo que está siendo: lo que se está reinventando
en el dinamismo inmediato del mundo. Vida interior sería, en pocas
palabras: “variedad de cualidades, continuidad de progreso, unidad de
dirección” (Bergson, 2009: 10).
El particular o sujeto vive esto como la unicidad de su persona,
su subjetividad, donde toda impresión, todo recuerdo y todo hábito
encuentran su homogeneidad y su sentido, su dirección y su rumbo;
una prolongación de estados pasados integrados en el presente enriqueciéndose constantemente con la experiencia. Así, lo subjetivo
21
Boletín Filos
como vida interior es un principio constante, uniforme y complejo,
duradero y dinámico que se enriquece con la experiencia concreta del
sujeto inmerso en la realidad. En ello encuentra sentido toda impresión, reacción y acción de éste cuya dirección estará influida siempre
por su duración.
La psicología clásica divide de manera metodológica los fenómenos
en los que se expresa lo subjetivo en tres clases: 1) los fenómenos afectivos, que son el aspecto fundamental de la subjetividad por quedar
patente en éstos el modo en que la realidad afecta al sujeto según los
términos de agrado o desagrado; ejemplo de ellos son los sentimientos
y emociones, el dolor y el placer. 2) Los fenómenos intelectivos, remitidos
a la comprensión y conocimiento de la realidad en búsqueda de una
explicación lo más satisfactoria, verazmente hablando; ejemplo de ellos
son las ideas, imágenes y percepciones, los juicios, los conceptos y las
impresiones. 3) Los fenómenos volitivos, concernientes a lo resuelto por el
sujeto en pos de lo que siente y entiende para tomar decisiones según
los deseos e impulsos de éste; ejemplo de estos son las tendencias e
impulsos, disposiciones y deseos. No obstante, aclaran los psicólogos
subjetivistas que esta división es una división artificial y con fines puramente metodológicos que pretende facilitar el estudio de los fenómenos
22
Ensayo
subjetivos; pues, he aquí lo interesante, la manifestación de éstos no se
da de manera separada o abstracta sino de manera integral o compleja:
“En cada una de nuestras experiencias podemos descubrir fenómenos
afectivos, intelectivos y volitivos, los cuales influyen recíprocamente y
se funden en una unidad” (Velázquez, 1981: 24).
El sujeto, animado por esta vida interior, por este principio dinámico, progresivo y duradero es quien está inmerso en la realidad,
en medio de, integrado en la complejidad de los fenómenos y no abstraído de ella. El sujeto está siendo parte del contexto en el que vive,
animado por la movilidad y dinamismo de la vida que impulsa y prolonga su ser, es quien está fluyendo continuamente en el enriquecimiento constante que le significa la experiencia: nutriéndose y reinventándose a sí mismo en la interacción espontánea con el mundo;
fundiendo impresiones, recuerdos, observaciones, imágenes, ideas,
deseos, anhelos y decisiones en la unicidad de lo subjetivo que le es
propio. Pues qué más se podría entender por sujeto sino aquel que
siente, piensa, quiere, imagina, recuerda y proyecta de manera unívoca; quien se ve afectado y reflexiona sobre ello, quien decide hacer
o no hacer algo al respecto; quien tiene la posibilidad de cambiar y
ampliar sus horizontes, quien se relaciona con los demás y establece
vínculos de toda clase con otros sujetos; en pocas palabras: quien está
en disposición al mundo, pero sin dejar de ser él, sin dejar de poseer
unidad de dirección hacia la cual se dirige todo cuanto hace, siente,
piensa, crea, concibe y produce y a quien lo exterior hace sentido,
enriquece y transforma por ser él mismo parte de todo ello.
Con esto toca plantearme la pregunta siguiente, ¿qué importancia o valor se le ha dado a lo subjetivo en el quehacer epistémico, particularmente en aquel que llegó a predominar por siglos, a saber, de
corriente racionalista? Remitiéndome a la filosofía cartesiana, ícono
de esta corriente, y su método dubitativo en pos de un conocimiento
claro y distinto de la realidad por vía exclusiva de la abstracción racional, encuentro a lo anterior un valor negativo. Pues si analizamos
las Meditaciones metafísicas, la segunda en particular, encontramos las
siguientes palabras del propio Descartes: “Supongo que todos los objetos que veo son falsos; me persuado de que nada ha existido de lo
23
Boletín Filos
que mi memoria, llena de falsedades, me representa; pienso que carezco de sentidos; creo que el cuerpo, la figura, la extensión, el movimiento y el lugar son ficciones de mi espíritu” (Descartes, 2012: 65).
Estas líneas expresan lo que, según él, sería el primer paso para llegar
al conocimiento en esta corriente; es decir, vaciarse de todo aquello
que tenga que ver con el sujeto en tanto ser integrado en el mundo
y con memoria de su estar en él; censurar toda facultad corpórea,
afectiva, volitiva e imaginativa de éste, poniendo en entredicho al
mundo concreto para privilegiar la razón como única vía competente
para acceder por abstracción a lo verdadero: es la censura del sujeto
concreto para quedarse con un ser abstracto llamado ‘Yo’. El yo ya no
es el sujeto comprendido en un mundo concreto del que es parte inseparable, ya no es un ser complejo con varias cualidades, ya no aquel
animado por una vida interior que da unicidad y singularidad a su
persona, ni tampoco quien posee la duración que posibilita el flujo de
su ser en su compleja manifestación de fenómenos volitivos, afectivos
e intelectivos: se trata ahora de un ser extirpado del mundo, arrancado de su contexto, extraído del flujo de sus vivencias, al que se le ha
cortado todo vínculo con los demás seres y entes: una sustancia pensante separada radicalmente de todo. Este yo es agente del conocimiento
y su proceder se basa en la duda metódica, es decir, el suponer falso
todo aquello que presente el menor indicio de duda, a saber, lo que se
presenta complejo a la razón, ajeno a la inteligibilidad de las formas
mentales: pretendiendo que lo verdadero sea exclusivamente aquello
que se disponga inteligible, ordenable y comprensible racionalmente.
¿Cuál es el sentido de un conocimiento de esta naturaleza donde
se ha censurado al sujeto y se ha suplantado su lugar por una entidad
abstracta? El sentido de esto es formular un conocimiento en favor de
cierto criterio de verdad que se quita de encima la complejidad de los
fenómenos, a saber, el criterio de lo claro y lo distinto; emblema esto del
quehacer epistémico al modo cartesiano y por ende al modo racional.
Con ello se apuesta a la abstracción de los fenómenos, a su separación del contexto en el que se manifiestan, a su división en partes y
al análisis de cada una de ellas por separado: se considera verdadero
bajo este criterio todo aquello que se muestre de manera evidente a
24
Ensayo
la razón (única autoridad aquí), aquello que sea susceptible a la fragmentación y al estudio independiente de sus partes para establecer
un orden coherente con la lógica de un concepto en el que quedará
cristalizada su “verdad”.
El resultado de todo esto es un conocimiento cuyo sentido no es
la comprensión sino la manipulación del objeto, de la naturaleza en
general vista como objeto en sentido utilitario de lo cual podemos
apropiarnos y servirnos cual si fuésemos sus dueños y no su prolongación. Así, el producto de este conocimiento, o sea, los conceptos
rígidos formulados por este método son parciales y generalmente superficiales ya que establece una separación hartamente marcada entre
el ‘yo’, la cosa pensante, y el objeto, la cosa ampliada. Se considera
como un ser abstraído del mundo y no como un ser que es parte de
él. Se piensa desde fuera y no desde dentro, in abstracto y no in concreto,
de tal suerte que el conocimiento generado es, como la división de
los fenómenos subjetivos ilustrada anteriormente, artificial, ajeno al
fenómeno en su sentido concreto.
En términos formales podemos decir que el conocimiento pretendido por la corriente racionalista es un conocimiento muy cuidado, es
decir, meticuloso en tanto predomina la claridad, orden y distinción
25
Boletín Filos
de sus formas mentales; pero en cuanto a contenido deja mucho que
desear, ya que a lo sumo nos otorga la cara racional de las cosas, mostrándola como la única verdadera. No obstante, por dejar de lado toda
facultad humana salvo la razón, por considerar a ésta como vía exclusiva para emplear su método, despreciando al cuerpo, los sentidos, la
memoria, las impresiones, las imágenes, etcétera; por desconocer al
mundo en concreto y por despreciar la riqueza que el sujeto reactualiza
y vivifica en su duración, por tomar como agente cognoscente una entidad abstracta, separada del mundo y no integrada a él, el conocimiento
en los términos del racionalismo es un conocimiento parcial y artificial
ya que se sacrifica lo más preciado de los fenómenos, su vitalidad, su
complejidad y su riqueza inagotable en tanto integrados en un mundo del que no todo es racional, ni medible, ni claro, ni distinto. En
todo caso, el conocimiento racionalista es ajeno a la realidad, carente
de vida: extraño a la complejidad de los fenómenos, absurdo en tanto
censura de ello, iluso mientras se pretenda absoluto y verdadero, inerte
mientras se desliga de la interacción con el mundo concreto, infértil en
tanto que no produce más que concepciones artificiales de las cosas separadas de su fluidez, artificial en la medida en que desconoce al sujeto
concreto y el dinamismo que este le confiere al quehacer epistémico.
26
Ensayo
¿A dónde nos puede llevar un conocimiento así? A creer que las
cosas sólo son verdaderas o plausibles en tanto puedan ser medibles,
pues si partimos de que la razón es la única vía para el conocimiento y que éste sólo es posible si censuramos al sujeto que somos para
considerarnos únicamente como entidad mental, entonces estaríamos
desvalorizando todo aquello que no quepa en el molde de lo claro y lo
distinto: desvalorizaríamos las manifestaciones naturales, las creaciones mitológicas, las expresiones artísticas, las concepciones poéticas,
las situaciones complejas y, en fin, todo aquello que no podamos explicar lógicamente; estaríamos desvalorizando al mundo y a la vida que
lo anima en su sentido más íntimo, inefable, concreto e inmensurable,
¿por qué? Porque no es razonable. En estos términos, ¿diríamos, pues,
que todo lo que escapa a la razón es falso sólo porque no podemos
formarnos una idea o concepto claro de ello, porque no es razonable o
explicable en términos conceptuales? Pregunto entonces, ¿las cosas, los
fenómenos o toda manifestación de la realidad es acaso simple y clara?
¿El mundo, en última instancia, es razonable y lógicamente comprensible? Si esto fuera así, la filosofía no tendría sentido.
Con esto no digo que hay que desvalorizar a la razón ni que el conocimiento que ésta nos brinda sea falso o sin valor alguno; digo que
ésta sin coadyuvar con las demás facultades y cualidades del sujeto es
inerte y sus productos son artificiales. Digo que es hartamente criticable la pretensión del modo racionalista como único para llegar al
conocimiento verdadero, pues el error que encuentro en ello es que se
ponga la razón como única autoridad para determinar lo verdadero y
lo falso. La razón es importante, claro que sí, pero no la única ni mucho menos la facultad más importante del ser humano en el quehacer
epistémico, pues como quedó demostrado en la cita a los fenómenos
subjetivos, ésta, comprendida en los fenómenos intelectivos, es una
forma más en las que lo subjetivo se manifiesta; y siendo lo subjetivo
esa vida interior que nos anima y de la cual no podemos deslindarnos
por estar vivos y en tanto seres integrados en el mundo, es factible
decir que en tanto sujetos que somos cuya duración se enriquece
constantemente con las experiencias concretas, empleamos todas
nuestras facultades para obtener un conocimiento más complejo de la
27
Boletín Filos
realidad, más rico y amplio en la unicidad de nuestra persona cuyas
cualidades actúan de manera íntegra y no separadas unas de las otras:
no somos, pues, mentes extirpadas como para decir que conocemos
sólo con la razón, sino sujetos íntegros que conocemos animados por
la unicidad compleja y dinámica de nuestras facultades.
Es por esto que considero pertinente restituir al sujeto en su complejidad, dinamismo, duración e integridad con el mundo, con su
contexto y desde su relación con lo que le rodea, como agente del
conocimiento, en vez de un agente abstracto que carezca de todo
ello. Creo que un conocimiento plausible en términos de contenido
y aplicación se logra con mayor éxito de este modo pues el contenido de este conocimiento sería la riqueza de complejidad que sus
facultades puedan comprender sin referirse sólo a las formas mentales
producto de la mera abstracción de los fenómenos. Se comprendería
a éstos en concreto para entenderlos desde su relación con lo que está a
su rededor, su influencia y dependencia con ello. Su aplicación haría
sentido al sujeto actualizándolo en su contexto, en su relación con los
demás, en su fluidez vital, en el enriquecimiento de su duración y en
la amplitud de posibilidades para reinventar su condición vigente,
para desplegar una gama mucho más rica de posibilidades de ser en
un movimiento progresivo donde el criterio de verdad no sea sólo lo
claro y lo distinto, sino eso en coacción con lo concreto y lo fluido,
con lo vivo y lo activo, con lo sensible y lo perceptivo con formas no
sólo lógicas sino también artísticas y, por qué no, mitológicas.
¿Dónde estaría, pues, el sujeto en el conocimiento? En medio de,
en el mundo y no abstraído de él, en su contexto y no aislado, en la
corriente de vivencias y no en la suspensión de éstas, en las afecciones, voliciones y sensaciones y también pero no de manera exclusiva,
en el intelecto. En el conocimiento no solo hay una conciencia, un
yo o una mente como agente cognoscente abstraído de la realidad y
percibiendo todo desde fuera en la comodidad de sus ideas, sino un
sujeto que siente, que padece frío y se resfría, que siente calor y se
agita, que es afectado por las situaciones diarias, que se emociona y
entusiasma, que se deprime y se entristece, que se alegra y se enorgullece, que se siente dichoso y pleno, o decadente y vacío: lleno de
28
Ensayo
contradicciones, de contrastes y frustraciones, de inquietudes y de un
sinfín de preguntas que su entorno le lanza cual navajazos al costado
y que tiene que arreglárselas para responder y sobrevivir: no sólo
pensar por pensar sin más sentido que el intelectual, sino con un sentido y actitud vital más que racional, enriquecedor para su estar en
el mundo y para el de quienes se puedan y quieran nutrir y fluir con
ello, aproximándose así a una epistemología con actitud vitalista.
Bibliografía
Bergson, H. (2009). Introducción a la metafísica. México: Porrúa.
Descartes, R. (1984). El Discurso del método. Madrid: Sarpe.
________ (2012). Meditaciones metafísicas. México: Porrúa.
Velázquez, J. M. (1981). Curso elemental de psicología. México: C.G.E.
29
Boletín Filos
Los dos lados
de la Montaña Blanca
Carlos A. Bustamante
René Descartes y Jan Amos Komensky se conocieron por fin en
1640. Komensky, genuino padre de la pedagogía moderna y llamado Comenio en los países de habla castellana, se hallaba en la
ciudad holandesa protegido por el canciller sueco Axel Oxenstiern.
Descartes estaba ahí, como antes en otras ciudades de los Países
Bajos, en busca de la tranquilidad que le permitiera entregarse a sus
meditaciones filosóficas. Ambos sabios trabaron un diálogo amistoso que seguramente recordarían años más tarde, cuando la antigua alumna de Comenio –la adolescente reina de Suecia, Cristina–
convocara a Descartes a la corte de Estocolmo. Cristina deseaba
aprender de la fuente más directa los principios de la filosofía que ya
revolucionaba al mundo intelectual europeo. Lo haría sobre la base
de los conocimientos primarios sembrados algún día por
el autor de la Didáctica magna.1
Pero Descartes y Comenio
estuvieron a punto de encontrarse veinte años antes en
circunstancias muy diferentes. En ese entonces el pedagogo, joven de sabiduría ya
respetada por muchos y obispo protestante, acababa de
casarse y vivía en Fulnek, un
lugar cercano a Praga y por
ende a la elevación conocida
30
Reseña
por los checos como Bilá Hora, la “Montaña Blanca”. Las nubes de
la tormenta que acababa de desatarse sobre Europa apenas asomaban
ahí. Sin embargo, después del 8 de noviembre de 1620 los acontecimientos se volvieron tan vertiginosos como el torbellino de la
materia celestial que Descartes imaginaría más tarde para explicar el
trayecto de la Tierra en torno al sol.2 Ese día las tropas del elector Federico de Bohemia y del Palatinado fueron derrotadas por los ejércitos católicos en el sangriento inicio de la guerra de los Treinta Años.
El lugar de la batalla fue esa Montaña Blanca que abría las puertas de
la inerme Praga y sus alrededores.
El destronado príncipe protestante huyó llevando consigo a su familia. Por cierto, ésta incluía a una niña que no alcanzaba aún los dos
años de edad. Tiempo después, Isabel, “la princesa de un solo invierno”
–su padre fue coronado en noviembre de 1619– insistió en que el célebre Descartes resolviera para ella ciertas dudas que la asaltaban después de estudiar con cuidado la obra del francés: ¿cómo era posible que
la res cogitans y la res extensa, el alma y el cuerpo en los seres humanos,
influyeran la una en la otra? La “cosa pensante” postulada por Descartes era, por definición, inextensa. ¿Cómo lo que no ocupa un lugar en
el espacio determina los movimientos de lo que sí lo hace? El iniciador
del racionalismo dedicó a la princesa sus Principios de filosofía, mantuvo
con ella una extensa correspondencia y finalmente escribió el Tratado
de las pasiones con las dudas de Isabel a la vista. Y, al parecer, murió sin
encontrar la manera de responder satisfactoriamente. Claro está que,
cuando aquel invierno de 1619, Descartes no tenía modo de saber que
militaba en el bando que provocaría el exilio de su mejor corresponsal.3
Praga se rindió, y Federico y su familia escaparon a duras penas.
Poco después, la tormenta cayó sobre Fulnek. El nombre de Jan Amos
Komensky estaba en la lista de herejes que debían ser capturados por
las tropas católicas para ejecutarlos o al menos presentarlos ante la
Inquisición. Comenio abandonó el lugar de sus gratas experiencias
educativas mientras los niños que fueron sus alumnos y sus padres
aguardaban con espanto el desenlace. Se despidió de su esposa, de su
hijo pequeño, del segundo hijo que latía aún en el vientre materno.
El avanzado embarazo lo convenció de la decisión que debía tomar:
31
Boletín Filos
escapar solo. En cuanto se sintió un poco a salvo escribió a Magdalena –su mujer– para dar y pedir noticias. El mensajero volvió semanas
más tarde, y Comenio supo entonces que el cuerpo de su esposa, con
sus dos hijos en brazos, yacía en la fosa común que los católicos cavaron para enterrar el horror.
Magdalena, los dos hijos de Comenio y buena parte de los habitantes de Fulnek habían sido masacrados por las tropas de Maximiliano
de Baviera. Ni más ni menos que el príncipe a cuyo servicio militó,
ansioso de leer en el “gran libro del mundo”, el joven mercenario
llamado René Descartes. No fue ésa, sin embargo, la ocasión que el
gran torbellino celestial –o el mero azar– había deparado para que
el filósofo católico y el educador protestante se toparan el uno con el
otro. Descartes había experimentado sus famosos sueños reveladores
del método que habría de renovarlo todo… un año antes, el 10 de
noviembre de 1619. Y según su propio testimonio, “no bien acabado
el invierno, volví a ponerme en viaje”.4 Eso significa que Descartes
solicitaría su licencia al ejército de Maximiliano de Baviera tal vez en
marzo o abril de 1620, muchos meses antes de la batalla de la Montaña Blanca. Hubo así que
esperar hasta 1640 para
que Descartes y Comenio
se encontraran en Leyden.
E Isabel de Bohemia, la
“princesa de un solo invierno”, será ya una joven
de veinticinco años cuando escriba, en 1643, su
primera carta al autor del
Discurso del Método.
32
Reseña
Notas
Los datos sobre las vidas de Comenio se han obtenido del prólogo de Gabriel
de la Mora a la edición de la Didáctica Magna de editorial Porrúa, México, 2001,
pp. IX ss.
2
Según los Principios de filosofía de 1644, la Tierra giraría en torno al sol tal
como lo sostenía la tesis de Copérnico. Sin embargo, para evitar comprometerse
con la idea de que nuestro planeta se mueve –y presumiblemente para evitar mayores dificultades con la Inquisición– Descartes se las ingenia para postular una
suerte de materia celeste que gira como un torbellino y que arrastra a los planetas
consigo (Principia III, 30 ss). De esta manera, la Tierra “reposa en su cielo, pero
no deja de ser llevada por él” (Ibidem, 26). En otras palabras, desde cierto punto
de vista los planetas no se mueven, sino que son movidos alrededor del sol. Cfr. al
respecto la descripción de Miguel Ángel Granada en El umbral de la modernidad, ed.
Herder, Barcelona, 2000, pp. 371 ss.
3
Las cartas de Isabel de Bohemia, así como las respuestas de Descartes, se
incluyen en el volumen Cartas filosóficas, Terramar Ediciones, Buenos Aires, 2008
. Isabel moriría en 1680, siendo abadesa de una suerte de convento calvinista en
Hervorden, después de dedicar sus últimos años a proteger a los disidentes religiosos de Europa que alcanzaban aquel lugar. Dos años antes de su fallecimiento,
Isabel fue visitada por el todavía joven Gottfried Wilhelm Leibniz.
4
Descartes, Discurso del método. Tratado de las pasiones, ed. rba, Barcelona, 1994,
p. 24.
1
33
Boletín Filos
Espejo humeante
Cine de Filosofía
Invita a su programa de junio y julio
La belleza seductora de Eros
…Es la sugerencia, una pequeña insinuación, el guiño, la pierna que se descubre, el tirante que resbala lento y deja al descubierto el hombro, la mirada
suplicante abierta al deseo, la caricia suave y lenta, el poema que se musita al
oído, la cadera que se balancea acompasada paseando la mirada en un vaivén
cadencioso… El erotismo es la poesía de la carne, el texto a leer que muestra
la piel insinuante, es la expresión delicada del cuerpo, es la mirada que complementa la ternura expuesta en el detalle, ese pequeño rasgo corpóreo que
estremece.
Con el fin de apreciar algunos trabajos cinematográficos en donde se alude
al Eros, los que participamos en el Cine Club “Espejo humeante”, ofrecemos
estas películas que deseamos contribuyan a su conocimiento y su goce estético
en el cine.
34
Ensayo
Programa
Junio
6
Henry and June, eua, 1990/Dir. Philip Kaufman/I. Fred Ward, María
de Medeiros, Uma Thurman, Richard E. Grant, Kevin Spacey, Jean-Philippe
Eccofey, Pierre Etaix/D. 136 minutos.
13
Nueve y media semanas, eua, 1987/Dir. Adrian Lyne/I. Kim
�����������
Basinger, Mickey Rourke, Margaret Whitton, Christine Baranski, Karen Young, Dan
Lauria/D. 113 minutos.
20
El amante, Francia-Gran Bretaña, 1992/Dir. Jean-Jacques Annaud/I.
Jane March, Tony Leung Ka Fai, Frédérique Meininger, Arnaud Giovaninetti,
Melvil Poupaud, Lisa Faulkner/D. 115 minutos.
27
Una relación íntima, Francia, Bélgica, Luxemburgo, Suiza, 1999/Dir.
Frédéric Fonteyne/I. Nathalie Baye, Sergi López, Paul Pavel, Jacques Viala, Sylvie Van den Elsen, Pierre Gerranio, Hervé Sogne/D. 80 minutos.
Julio
4
Mejor que el sexo, Australia, 2000/Dir. Jonathan Teplitzky/I. Susie Porter, Catherine McClements, Kris McQuade, David Wenham, Simon
Bossell/D. 85 minutos.
11
No mires para abajo, Argentina, 2008/Dir. Eliseo Subiela/I. Leandro
Stivelman, Antonella Costa, Octavio Borro, Marzencka Novak, Lía Guerrero,
Mónica Galán, Hugo Arana/D. 87 minutos.
Los viernes de junio y julio a las 18:00 hrs.
Facultad de Filosofía “Dr. Samuel Ramos Magaña”
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo
Junio-julio del 2014. Morelia, Michoacán
Entrada gratuita
El cine es cultura, frecuéntalo
35
Universidad Michoacana
de San Nicolás de Hidalgo
Dr. Salvador Jara Guerrero
Rector
Dr. Egberto Bedolla Becerril
Secretario General
Dr. Gerardo Tinoco Ruiz
Secretario Académico
M. en D. Carlos Rodríguez Camarena
Secretario Administrativo
Mtro. Teodoro Barajas Rodríguez
Secretario de Difusión Cultural
y Extensión Universitaria
C.P. Horacio Díaz Mora
Tesorero General
Dr. Luis Manuel Villaseñor Cendejas
Coord. de la Investigación Científica
Filos
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Coordinador
Jorge Eduardo Arce
Pablo Leal Vicencio
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Jorge Uriel López G.
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Facultad de Filosofía
“Dr. Samuel Ramos
Magaña”
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Juan Francisco Prieto Huesca
Cine Club: “Espejo humeante”
Olga Libia Santana
Formación
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