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LA SUBLIMACIÓN EPISTEMOLÓGICA DE MARX
POR CARLOS LINCOPI, MILITANTE DE JUVENTUD GUEVARISTA DE CHILE
“…Engels describe la formación de conceptos propia del método dialéctico poniéndola en contraposición
con la metafísica; subraya con energía que en la dialéctica se disuelve la rigidez de los conceptos...; que la
dialéctica es un constante proceso de fluyente transición de una determinación a otra, una ininterrumpida
superación de las contraposiciones, su mutación recíproca; y que, por lo tanto, hay que sustituir la
causalidad unilateral y rígida por la interacción: pero la relación dialéctica del sujeto y objeto en el
proceso histórico no es aludida siquiera, y mucho menos, por tanto, situada en el centro de la
consideración metódica, como le correspondería. Mas sin esa determinación el método dialéctico – a pesar
de toda la conservación, sólo aparente, por supuesto, en última instancia – de los conceptos fluyentes, etc.,
deja de ser un método revolucionario.”
Georg Lukács, “¿Qué es el marxismo ortodoxo?”
“Puede excluirse que las crisis económicas inmediatas produzcan por sí mismas acontecimientos
fundamentales; sólo pueden crear un terreno más favorable para la difusión de ciertos modos de pensar,
de plantear y de resolver las cuestiones que afectan a todo el desarrollo ulterior de la vida estatal…”
Antonio Gramsci, “Análisis de situaciones. Correlación de fuerza”
Introducción
La obra intelectual y revolucionaria de Carlos Marx es de una riqueza
incalculable. No obstante, buena parte de su obra ha sido obnubilada y soslayada. Por
esta razón, cuestiones sencillas han sido olvidadas, generando, lamentablemente una
serie de consecuencias nefastas para el devenir práctico (revolucionario) del
proletariado.
El anquilosamiento de la filosofía de la praxis ha tenido como resultado el
desarrollo de un materialismo vulgar tremendamente pernicioso para el
desenvolvimiento revolucionario de clase obrera en la historia. Más allá de las
diferencias que puedan expresar estas corrientes (en cuanto al programa, la estrategia
o la táctica), el conjunto de la vulgata expresa sólo una cosa: el determinismo unilineal
de la economía (con vida propia al margen de los seres históricos y sociales que le dan
vida) sobre la conciencia (cuyo único mérito es la de ser un reflejo de la fluctuación
económica). La vulgata no se enfrenta pues, en el terreno filosófico, sino en el de su
falsa conciencia que les impide conocer la razón dialéctica.
Este primitivismo infantil1, desarrollado por más de una corriente, inclusive
supuestamente antagónicas entre sí, llegó a tener una expresión sublime en la voz del
renegado y fiel representante del materialismo parasitario, Karl Kautsky: “El partido
socialdemócrata es un partido revolucionario; no es un partido que hace revoluciones.
Sabemos que nuestros fines no pueden ser realizados más que por una revolución, pero
sabemos también que no está en nuestro poder hacer la revolución, como no está en el
poder de nuestros adversarios impedirla. Jamás hemos pensado, por consiguiente,
provocar o preparar una revolución.”2
Precisamente, puesto que la concepción económico-evolutiva (darwinismo
político) ha tenido mucha difusión, es que procuraremos abordar en este breve
artículo, lo que denominamos la sublimación epistemológica de Marx. Esto es, la
superación radical, desarrollada por Carlos Marx, de toda la filosofía que le antecedió,
dando nacimiento a una poderosa y vertiginosa concepción de mundo: la filosofía de la
praxis.3
En estos párrafos, procuraremos exponer brevemente algunos problemas
teórico-prácticos de la filosofía de la praxis: 1) concepción de lo real; 2) concepción del
ser social y las consecuencias políticas que se derivan de esta concepción de mundo.
Marx y la concepción orgánica de la realidad/historia
¿Qué es la realidad? Para algunos es la creación divina de dios, para otros, es
aquello que es externo al individuo. Para la filosofía de la praxis, es en primer término,
una relación histórica entre sujeto y objeto, y en segundo término, es una síntesis de
múltiples determinaciones (económicas, políticas, culturales, etc.) en movimiento, de
manera tal que, lo real es el todo histórico: pasado, presente y devenir (hablamos de
devenir, en tanto existe actividad práctica en lo real, es decir, movimiento de la
relación sujeto-objeto).
La primera idea de la realidad en el sentido de concreción de la relación sujetoobjeto es desarrollada por Marx en sus Tesis sobre Feuerbach (1845), señalando que:
“El defecto fundamental de todo el materialismo anterior…es que sólo concibe el objeto,
la realidad…bajo la forma de objeto…pero no como actividad sensorial humana, como
práctica, no de un modo subjetivo.
1
Hemos tomado prestada esta categoría de Antonio Gramsci
Citado en: Löwy, Michael. “El pensamiento del Che Guevara”, siglo XXI, 1987, p.18
3
Hemos preferido utilizar la categoría de “sublimación epistemológica” en contraposición a la idea
bachelardiana de “ruptura epistemológica”. La razón es la siguiente, si bien Marx desarrolla una ruptura, el
proceso epistemológico de Marx es más complejo, pues es destrucción-construcción-conservación del
conocimiento, en efecto, el concepto de “ruptura” es insuficiente para comprender el proceso de desarrollo
dialéctico del conocimiento. La dialéctica del conocimiento es un proceso de sublimación constante.
2
Lo que Marx está diciendo, es que lo subjetivo es un aspecto de la realidad y
cuya concreción real se desarrolla por medio de la actividad humana (práctica). La
realidad es pues, la concreción de esta relación dinámico-dialéctica entre sujeto-objeto
(nunca están separados, representan una unidad en contradicción). Para nosotros, de
todas formas, el elemento activo, motriz, de esta relación, es el sujeto, el ser socialconsciente, más adelante explicaremos las razones de esta afirmación.
Ahora bien, para evitar confusiones, es necesario señalar que la relación sujetoobjeto, implica en su seno, otro tipo de relaciones más específicas, que son aspectos de
ese todo que es la historia: 1) la relación hombre-naturaleza; 2) la relación del
hombre-hombre; y 3) la relación del hombre consigo mismo.
Todos estos aspectos, así como economía –con sujeto–, cultura –con sujeto– y
política –con sujeto– configuran la realidad como totalidad concreta, es decir, como
síntesis de múltiples determinaciones que concrecen (devienen por medio de la
actividad humana). Con esto, es decir, con el problema de la fuerza motriz de la
historia, de la unidad sujeto-objeto, es decir, con la relación que permite el flujo
histórico (movimiento), es que llegamos al problema del ser social en la filosofía de la
praxis.
El ser social, fuerza motriz del proceso histórico
El núcleo central de la historia –para la filosofía de la praxis– es el ser social.
¿Por qué es tan importante? Precisamente, porque es el único elemento
históricamente activo de la realidad, el ser social es un aspecto de lo real y tiene la
virtud de ser su elemento dinámico, en tanto concentra en sí las contradicciones
históricas y que puede superar, de forma consciente, por medio de la revolución. Es
decir, el ser social, encierra en sí, gracias a sus determinaciones y cualidades objetivas,
en tanto realidad, la posibilidad (no la predestinación) de convertirse en sujeto
revolucionario (transformador de la realidad). Veamos esto con más detalle.
En primer término, el ser social es una determinación existencial de la
naturaleza (cuerpo inorgánico del hombre), de manera tal que el hombre sólo puede
desarrollar su existencia si la naturaleza le provee ciertas materias primas vitales para
sobrevivir (agua, oxígeno, alimentación, etc.).4 Esta es la primera relación y que
determina la propia vida del hombre.
En segundo término, el ser es una determinación social (es un ser social), es
decir, se desarrolla a partir de las relaciones hombre-hombre (relaciones sociales,
políticas y culturales), las cuales, sólo en determinadas fases históricas se desarrollan
4
De esta relación podemos derivar la importancia que tiene la ecología para la construcción del socialismo.
El hombre no existe sin la naturaleza.
como lucha de clases; de estas relaciones se determina la relación del hombre y sus
cualidades y acciones (Por ejemplo: la relación del hombre y su trabajo en la sociedad
capitalista). En los Manuscritos de París, Marx decía que “el individuo es el ser social”5,
mientras que en La Ideología Alemana sostiene que lo central para el materialismo
histórico es el individuo real y sus condiciones materiales de vida, tanto aquellas ya
engendradas, como las generadas por su propia acción6.
En tercer término, el ser social tiene la cualidad de conocer, de pensar, es decir,
tiene conciencia. El ser y el pensamiento son diferentes, pero forman una unidad
señalaba Marx en los Manuscritos económico-filosóficos. Nosotros agregamos que
pensar es una cualidad del ser-social. Del mismo modo, el atributo de pensar, implica la
posibilidad de cuestionarse la realidad, las relaciones sociales, políticas y culturales, la
relación del ser social con la naturaleza, etc., y por tanto, permite la posibilidad de
llegar a la razón y desarrollar la libertad por medio de la actividad, que no es sino la
expresión de su subjetividad, esto es: su razón y libertad.
En cuarto término, el ser social tiene la cualidad de transformar y crear la
realidad por medio de su actividad-real/práctica-concreta. De ahí que pueda
entenderse, el planteamiento de Marx sobre: “la teoría materialista de que los hombres
son productos de las circunstancias (las relaciones sociales y la naturaleza)… olvida que
son los hombres quienes cambian (transforman y crean, por medio de su actividad
consciente) las circunstancias (las relaciones sociales y la naturaleza).7
En síntesis, el ser-social es una determinación no-determinada o determinación
dialéctica, en movimiento. Es determinado histórica y socialmente por las relaciones
en las cuales se encuentra inmerso y por la naturaleza (esfera existencial), pero a la
vez, es no-determinado, por su cualidad de ser consciente y onto-creador.
Consecuencias políticas de la filosofía de la praxis
La concepción orgánica de la historia (totalidad concreta) tiene determinadas
consecuencias para la actividad revolucionaria del proletariado. En primer término, a
partir de esta concepción, el proletariado debe desarrollar la correlación adecuada
entre los objetivos finales y la táctica a emplear en un momento determinado
(coyuntura), de manera tal que, precisamente, dicha táctica, oriente – en perspectiva
histórica – a la clase hacia la conquista de sus objetivos. En segundo lugar, implica que
el enfrentamiento estratégico y táctico es total, es decir, debe responder a las
múltiples determinaciones de lo real: cultura, economía, política, etc.
5
Fromm, Erich. “Marx y su concepto del hombre”, FCE, [apéndice], p.128
Marx, Carlos. “La Ideología alemana”. Disponible en Obras Escogidas de Marx y Engels, Editorial Progreso,
1973, p.15
7
Ibíd., p.258. todos los paréntesis agregados a la cita son nuestros.
6
La noción de ser social ubicado históricamente en las relaciones de producción
capitalista, implica que éste ser social, encierre en sí, contradicciones de clase, cuyos
antagónicos fundamentales son la burguesía –que procura conservar el orden – y el
proletariado – que procura la revolución socialista – en tanto es capaz de tomar
consciencia de su ser, esto es, de convertirse en sujeto revolucionario.
La necesidad de construir este sujeto revolucionario, desarrollando conciencia
de clase (razón y libertad) en cada lucha parcial, es una tarea central y estratégica de
los revolucionarios. La economía capitalista y sus crisis periódicas, no determinan de
forma unilineal el ulterior desarrollo de la revolución socialista, más bien, generan
escenarios favorables para la agitación revolucionaria (crisis periódicas del Capital ha
habido en 1929, 1973, 1994, 1998, 2001, 2008, etc., ni una de esas crisis han derivado
en revoluciones socialistas, en algunos casos, han conseguido desarrollar caricaturas
de revolución como en Bolivia o Venezuela, en otros casos, han permitido el flujo de
corrientes fascistas).
La importancia de construir sujeto revolucionario radica en las posibilidades de
actividad-real y práctica concreta que puede desarrollar la clase obrera con
consciencia de clase para sí (es decir, como sujeto revolucionario). La sola existencia
de la actividad – sea reformista, burguesa, socialdemócrata– implica la existencia de
subjetividad en movimiento. Lo que a nosotros nos interesa, es construir la
subjetividad revolucionaria del proletariado, lo cual implica el desarrollo de
determinados contenidos, tales como la orientación de la actividad política hacia: 1) el
poder proletario (por tanto, legitimación activa de la violencia política revolucionaria
y del conflicto en la lucha de clases) o construcción de la dictadura-democrática del
proletariado (fase de monopolio de la fuerza por parte del proletariado mientras
subsistan las contradicciones con el Capital); 2) el socialismo (expropiación de los
medios de producción de la burguesía).
Finalmente, otra consecuencia no menor de estos postulados, es que nos
permiten ver la posibilidad concreta de construcción del hombre nuevo y del hombre
comunista (hombre total). Pues la historia, no es más que la intervención,
ininterrumpida del hombre, la transformación constante de la realidad y la
transformación de sí mismo en ese proceso. La construcción de un nuevo tipo de
hombre, pasa a ser, pues, una necesidad vital y real del proyecto revolucionario
comunista, dado que, el comunismo (como medio para alcanzar la rehabilitación del
hombre) no es más que la condensación de la consciencia y actividad del hombre real,
dotado de razón y libertad.