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Procurando la Santidad (1ª Parte) - Comunidad Cristiana de Santiago
Escrito por Pr. Carlos Abarca Ortega
Domingo, 14 de Junio de 2009 00:00 - Actualizado Viernes, 24 de Julio de 2009 02:23
Pablo le dice a Timoteo: "Pero has de saber que en los postreros días vendrán tiempos
peligrosos
", no dice tiempos difíciles, sino tiempos peligrosos. Muchas
veces las personas dicen refiriéndose a este texto: - Van a ser tiempos difíciles -, pero no es
eso lo que Pablo señala. Son tiempos peligrosos para nosotros, para la iglesia de Jesucristo. A
medida que el tiempo avanza esto se hace cada vez más real y evidente. Por eso creo que la
palabra que Juan Carlos nos compartió tiene mucho que ver y yo quiero ampliar un poco,
quizás dar otro enfoque pero en el mismo sentido. (ver artículo
"Sean Santos Porque Yo Soy Santo"
en sección Edificándonos)
Leamos Romanos 12:1-2 "Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que
presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto
racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de
vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y
perfecta".
Se nos hablaba la historia de tres varones hebreos que fueron llevados cautivos, y que fueron
confrontados por la cultura babilónica. Esa era una cultura corrupta, contraria a todo lo que
ellos conocían como pueblo hebreo, como pueblo de Dios. Lo que ellos experimentaron en ese
tiempo, es algo que cada uno de nosotros a tenido que vivir y enfrentar en la vida; es la
experiencia cotidiana de cada cristiano en su relación con el mundo, desde que Cristo
estableció su iglesia .
Nosotros como cristianos vivimos de una manera que es diametralmente opuesta a la forma en
que el mundo vive. El Señor dijo: "El mundo les va a aborrece, así como a mí me han
aborrecido".
Estamos continuamente siendo confrontados
con esta forma de vida, esta cultura que opera en el mundo, contraria a los principios y a la
voluntad de Dios.
En Efesios 2 se eñala que * "nosotros antes vivíamos en la corriente de este mundo y que
éramos por naturaleza hijos de ira lo mismo que los demás, pero que el Señor con su gran
amor con que nos amó nos rescató cuando estábamos muertos en nuestros delitos y pecados"
*. Él nos rescató y nos libró para que ya no seamos parte de esta cultura que nosotros
llamamos el mundo. Cuando hablamos de mundo y de la corriente de este mundo, estamos
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hablando de un sistema de vida que es contrario a la voluntad de Dios, centrado en el hombre
y en lo que le agrada y satisface.
Pablo nos insta a que nuestra manera de pensar y su manera de vivir no se adapte a la forma
de pensar de vivir de actuar que tiene el mundo que no conoce a Cristo. Necesitamos
renovarnos para cambiar nuestra manera de vivir y comprender la voluntad de Dios. Lo que
nosotros necesitamos conocer, evidentemente, es lo que Cristo dice y lo que Cristo piensa de
nuestra vida y de cómo hemos de enfrentar la vida.
En Colosenses 3 los primeros versículos dice * "si ustedes han resucitado con Cristo, entonces
deben poner su mirada en las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios y
no en las de la tierra"
*. Nuestro enfoque,
nuestro norte es Cristo. No nos dejemos llevar ni confundir con las ideas y conceptos
humanistas de este mundo presente. Hoy por hoy se hará más notorio y evidente que todo se
relativiza, no hay absolutos. Y cuando tú planteas un absoluto ellos te tildan de retrógrado, de
poco evolucionado, con cualquier palabra que quiera decir que tú estás atrasado en tu manera
de pensar. Hoy todo se acepta, todo se permite, todo es lícito, nada se cuestiona. Pero nuestra
vida, no debe estar fundada ni guiada ni regida por ese tipo de pensamiento, sino por la
palabra de Dios que sí es absoluta. Cuando Dios dice algo, es así y no cambia. O sea, Dios va
a llamar pecado al pecado siempre, aunque el hombre le cambie el nombre.
El llamado que nos hacía Juan Carlos era disponer en nuestro corazón no contaminarnos. Los
muchachos hebreos decidieron en su corazón no contaminarse. En ese caso era con la comida
del rey. Nosotros tenemos que determinar y establecer en nuestro corazón no contaminarnos
con las cosas de este mundo, y eso pasa por nuestra manera de pensar. Si empezamos a
aceptar la filosofía de pensamiento que el mundo tiene, nuestra conducta va a ser de acuerdo a
esa filosofía. La gente del mundo tiene el concepto de que la religión te prohíbe ciertas cosas,
(incluso hay algunos hermanos y personas que de repente dicen: - No, es que mi religión me lo
prohíbe -. Pero la vida en el reino de Dios no tiene que ver con prohibiciones ni con
restricciones ni con cosas externas, sino que tienen que ver con un cambio de corazón y un
cambio de mentalidad. Si nuestra manera de pensar cambia, nuestra conducta cambia. No
miento no porque alguien me lo prohíba sino porque yo soy hijo de Dios y porque Cristo vive en
mí; eso ha cambiado mi manera de vivir.
Tal como mencionaba, en Colosenses 3 leemos que tenemos que fijar nuestros ojos en Jesús,
poner nuestra atención en Él, en lo que Él dice, en lo que Él hace, en lo que Él ha hecho en
nosotros y, en base a esa mirada, a esa fijación en Cristo, nuestra vida en forma natural va a
ser transformada por el Espíritu Santo que está en nosotros. Pero necesitamos conocerle a El,
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conocer y llenarnos de la palabra de Dios; comerla, como decía Jerry, hacerla parte nuestra
(ver artículo "Las Sagradas Escrituras" en sección Sermones) de esa forma, nuestra manera
de razonar va a cambiar. A veces por no tener la palabra dentro nuestro es fácil que seamos
confundidos por la corriente de pensamiento del mundo. Por ejemplo, hoy se habla mucho de
los derechos humanos, los derechos del niño, los derechos de los ancianos, los derechos de
las mujeres, los derechos de los hombres, los derechos del arrendatario, los derechos del
propietario y hasta los derechos de los animales; todo tiene derechos. Pero qué somos
nosotros respecto de Cristo: esclavos. Alguien por ahí dice: - Yo tengo derecho a ser feliz, yo
tengo derecho a vivir mi vida -. Si fracasé en una relación voy por otra, y después por otra y
otra. - Total, lo importante es mi felicidad -. El mundo engaña, miente y hace un sinfín de cosas
con tal de conseguir sus propósitos. Por eso es tan importante que nosotros entendamos que
nuestra manera de vivir en Cristo va en contra de la manera en que el mundo vive.
No veo que en algún momento vayan a juntarse estas dos líneas que son la vida cristiana y la
vida del mundo. Estas son líneas divergentes y no convergentes. Por lo tanto, el mundo con su
filosofía se va alejando más y más de lo que es la vida de Cristo y su voluntad. El pecado va a
ser más pecaminoso, pero por otro lado, nuestra santidad debe ser mayor. Cuando las tinieblas
son más densas y la oscuridad es más profunda, la luz resplandece más y eso es lo que
nosotros debemos procurar. No nos confundamos ni nos mimeticemos con las tinieblas sino
que resplandezcamos con la luz de Cristo más y más.
No nos dejemos amedrentar ni atemorizar por la filosofía de este mundo. En algunos
momentos, en nosotros como cristianos, surge una especie de temor, nos amedrentamos
porque el mundo no nos respeta. El pueblo evangélico siempre ha buscado el reconocimiento y
el respeto de la sociedad; pero yo digo, como cristianos, nunca lo vamos a lograr. El mundo no
va a respetar en tus pensamientos sino que te avasalla con su postura y actitud. Cuando tú
dices que no hay que engañar a la esposa porque eso es pecado, es adulterio; el mundo te
manifiesta que eres un tonto. O decirle a alguien que está robando y no necesariamente un
ladrón profesional sino a alguien que roba así de a poco. ( Un día le dije a un niño pequeño que
engañaba al que vende dulces y no le paga: -Eso está mal -. Me respondió: - No, es que soy
vivaracho - ) Esto grafica la filosofía de pensamiento del mundo en todos los ámbitos. El que
quiere prosperar hace todo lo que sea necesario para prosperar, esté bien o esté mal; el que
quiere ocupar puestos de importancia hace lo mismo, etc. pero nosotros somos diferentes. El
llamado es a no dejarnos seducir ni contaminar con la corriente de pensamiento de este
mundo.
Termino leyendo un pasaje en Apocalipsis 22:10-12 "Y me dijo: No selles las palabras de la
profecía de este libro, porque el tiempo está cerca. El que es injusto, sea injusto todavía; y el
que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que
es santo, santifíquese todavía. He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para
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recompensar a cada uno según sea su obra".
Tenemos la elección: si hemos decidido ser justos, santos, sigámoslo haciendo hasta que
Cristo venga. Por otro lado, los que están en el mundo que sigan haciendo lo suyo. Pero
nosotros guardemos nuestro corazón para Aquel que nos redimió con su sangre bendita.
Citas bíblicas tomadas de Reina Valera 1960.
* paráfrasis del autor.
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