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Almanaque lunar planetario
Utilizamos como guía los conocimientos y experiencias de la Agricultura Biodinámica que
tiene en cuenta, para sus propósitos, los movimientos y aspectos del sol, la luna y los planetas.
Como la observación del cielo a simple vista solo nos proporciona algunos datos, recogemos
información astronómica del software “Starry night” y esta la corroboramos, en parte, con los
registros que proveen la Nasa, el instituto de mecánica celeste francés y otras entidades afines.
La agricultura biodinámica, propuesta modernamente por Rudolph Steiner (1924), es una
visión holística que relaciona la naturaleza con el hombre y con las fuerzas cósmicas creativas,
integrándolos en una profunda dimensión espiritual.
María y Matthias K. Thun, continuadores del trabajo de Steiner, llevan más de 50 años
sembrando y experimentando a diario bajo los principios de la agricultura biodinámica, gracias
a lo cual han elaborado calendarios lunares que nos ayudan a sincronizar los trabajos del
campo con los ritmos cósmicos.
Teniendo en cuenta que en la zona ecuatorial las fuerzas cósmicas tienen una incidencia
particular y diferente a las de otras latitudes, El Arca Verde decidió darse a la tarea de
desarrollar un almanaque lunar y planetario apropiado para las tierras tropicales.
El Arca Verde desarrolla un modelo de permacultura con un enfoque biodinámico; lo que
sugiere que a través de la cuidadosa observación de los patrones naturales y las
características de un lugar en particular, se pueda gradualmente discernir los métodos óptimos
para integrar la vivienda y los sistemas de energía con la siembra de árboles, plantas
comestibles, animales silvestres y domésticos.
El almanaque Lunar y Planetario Arca Verde es el resultado de la observación de la
correspondencia de algunos de los ritmos del Sol, la Luna y los Planetas, con los procesos
biológicos y en especial con las dinámicas de las plantas en el trópico.
Para este calendario hemos tenido en cuenta varios ritmos Lunares: el ritmo de las fases, el
paso de la Luna por las constelaciones, el ritmo de nodos y de perigeos y apogeos y el ritmo
de los arcos que describe la Luna en su recorrido diario, en la zona ecuatorial y
específicamente en nuestra latitud, Observamos que en este último ritmo, en especial,
tenemos gran diferencia con las zonas de estaciones, aquí los arcos van aproximadamente de
57° a 89°de altitud, cuando el arco Lunar alcanza alturas diarias cada vez mayores, nuestro
equipo de trabajo le ha denominado “arco Lunar subiendo”; y de 89° a 57°, “arco Lunar
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bajando”, cuando la tendencia del arco, como vemos, es a disminuir; repitiendo este ciclo dos
veces al mes.
Basados en estas particularidades, en el Almanaque Lunar y Planetario Arca Verde sugerimos
los días más indicados para cada labor propuesta, con el fin de que en la finca, huerta o jardín,
se aproveche al máximo la influencia presente, obteniendo productos más resistentes y vitales.
Teniendo en cuenta que con relación al trópico se encuentra poca información sistematizada,
agradeceremos que todo aquel que haga uso de este almanaque comparta con nosotros su
experiencia y resultados. Cada lugar es único por sus suelos, su altitud y relieve. La Tierra es
un organismo viviente. No es conveniente aplicar recetas, por lo cual es importante actuar en
relación con las condiciones del lugar respetando los ritmos cósmicos.
Conservar nuestras propias semillas, adaptadas a nuestros climas y suelos, resistentes a
plagas y enfermedades y libres de manipulaciones genéticas es garantía de prosperidad en
nuestras cosechas y de la continuidad de nuestros cultivos, gesto indispensable de resistencia
ante el asedio – por parte de quienes trafican con semillas modificadas genéticamente – a
nuestra biodiversidad y derecho de pertenencia al legado ancestral de la humanidad, que
además se constituye en invaluable herencia para las generaciones venideras.
Por esto, desde aquí saludamos con regocijo, el reciente “VI Encuentro de ECOVIDA” en
Manizales, que se ha configurado como notable bastión en defensa de nuestras semillas
propias. Nos unimos con calidez a su emblemática y simbólica consigna “SIN MAÍZ NO HAY
PAIS”
Este saludo además significa un urgente llamado de atención sobre las acciones concretas
que debemos asumir en la cotidianidad, frente al inventario de las presentes problemáticas
ambientales inscritas en el cambio climático, debido a la actividad humana pero cuyos influjos,
por causas ajenas al ámbito planetario, se multiplican.
Según eventos actuales registrados en el Sol, el sistema Solar y aun fuera de él (ver
www.nasa.gov/astronomía - http://ciencia.nasa.gov/ciencias-especiales/), la comunidad
científica internacional observa preocupada la reactivación de tormentas solares y el hallazgo
de otras similares a nivel galáctico, que penetran nuestra perforada magnetosfera
incrementando poderosamente los efectos de la crisis ecológica desatada por la sociedad
moderna, con elevadas posibilidades de alterar de manera significativa, en los próximos años,
la infraestructura electromagnética con múltiples efectos nocivos en las comunicaciones y en
el suministro eléctrico y sus correspondientes e inmediatas secuelas en la economía mundial.
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Sin alistarse en el fatalismo de los pronósticos proféticos para estos tiempos, es inevitable
atender los anuncios que ahora la ciencia señala. Que colapsen herramientas básicas del
sistema nos hace pensar en la imperiosa necesidad de centrarnos en aquello tantas veces
menospreciado, no obstante, idílico y poético, que aún en esta época de conflicto armado en
nuestro país, evocan las campiñas: la sencillez de la vida; el valor de lo pequeño. Manteniendo
nuestras semillas, recuperando los alimentos rústicos y silvestres, creando y fortaleciendo
sistemas locales de producción y consumo, desarrollando tecnologías propias e iniciativas para
el autoabastecimiento; en fin, conectándonos con el adentro.
Con seguridad estos sucesos cósmicos no solo afectarán el campo electromagnético de las
máquinas, sino también el sensible funcionamiento de la naturaleza.
Quizá con esta experiencia, se nos revele el valor de mirarnos integrados al universo y
aprendamos de estos vientos Solares y galácticos lo que por otras vías, como seres humanos,
no hemos querido comprender.
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