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COLOMBOFILIA SE AGRAVA CON GRAN PELIGRO LA CONTINUIDAD DE UNA DE LAS PRÁCTICAS MAS ARRAIGADAS EN CANARIAS La Federación Insular de Colombofilia de Tenerife reitera la denuncia sobre la actual irrupción en Canarias de halcones que están poniendo en peligro la práctica de la colombofilia. "La colombofilia es una práctica deportiva muy arraigada en nuestro archipiélago”. Una tradición con más de cien años, en la que el colombófilo disfruta con dedicación del vuelo diario de las palomas mensajeras, mimándolas como si de atletas de élite se tratara, procurándoles los mejores cuidados y atenciones para competir con éxito cada semana, viéndolas regresar de distancias cada vez mayores en un territorio fragmentado como es Canarias, lo que supone un handicap más, pues deben volar muchos cientos de kilómetros sobre el mar para llegar a su isla, lo que exige un mayor esfuerzo. Así ha sido durante más de 10 décadas este bello deporte, en el que colombófilo y animal forman una simbiosis perfecta; uno, propiciándole un buen hogar, alimentos y buenos cuidados, y el otro, recompensándole con la fidelidad de volver siempre a casa, luchando contra viento y marea, nunca mejor dicho, por ser la más rápida, la mejor, definiendo por selección natural una raza que tantas alegrías ha dado a sus practicantes como tantas hazañas ha realizado a lo largo de la historia de la humanidad, sirviendo como correo para salvar vidas en contiendas bélicas, en servicios médicos como medio de transporte de muestras, o, en un tiempo, como correos entre enamorados. Las palomas volaban con total libertad en nuestros cielos limpios, con su vuelo armónico y alegre, seguras de todo, con no más peligro que el encuentro eventual y por infortunio de algún cable del tendido eléctrico. Sin embargo, en las últimas décadas una amenaza se cierne sobre ellas: el halcón. Esta ave ha irrumpido con violencia en nuestro entorno natural, alterando la paz de nuestras atletas y minando la moral de colombófilos deportistas, que cada semana ven con impotencia cómo sus ejemplares son capturados sin piedad por estas rapaces. El número de bajas resulta cada vez más abundante, pues los halcones cada año se reproducen -según los expertos, cada pareja efectúa de dos a tres puestas anuales en época de apareamiento, de donde nacen de tres a cuatro pichones de halcón por puesta-. El daño se acentúa con un alto número de palomas heridas, quedando impedidas para la competición, y, lo que es peor, la gran cantidad que se extravía, siendo irrecuperables, pues los bandos, al verse atacados, huyen despavoridos sin rumbo ni control, registrándose grandes pérdidas; otras perecen intentando escapar, golpeándose contra tendidos eléctricos, árboles, edificios, etc. El coste y esfuerzo tanto económico como en el tiempo que supone conseguir un excelente ejemplar se diluye en un momento. Resulta muy triste ver cómo un animal de gran valía tras recorrer cientos de Kilómetros, ya con las fuerzas mermadas por el esfuerzo, cae presa en las garras de una de estas rapaces cuando se encuentra a escasos metros de su palomar. Esto ya lo han sufrido muchos compañeros, y la experiencia es desoladora. Canarias ostentaba el cincuenta por cien de la colombofilia nacional hasta no hace muchos años. El desánimo y la impotencia han ido haciendo mella en gran parte de los colombófilos canarios; muchos han optado por prescindir de las palomas y otros por mantenerlas en cautividad sin competir ni entrenar y así evitar los ataques, por lo que cada vez es menor el número de licencias vigentes. Presumimos de qué se trata de rapaces no autóctonas que, en muchas ocasiones, introducidas aunque legalmente, han quedado en libertad, no solo en el campo, sino en las zonas urbanas al encontrar una buena despensa que le proporcionan las palomas mensajeras quedando fuera de control y, por consiguiente, proliferando su población no solo en el campo, sino últimamente en las zonas urbanas. Por ello, y con el fin de lograr una convivencia pacífica entre la vida salvaje y la práctica tradicional del deporte colombófilo que no suponga la extinción de este último, no solamente por la protección de una manifestación cultural, sino además por evitar la desaparición de una actividad económica que gira en torno y desde la colombofilia, debemos entre todos, deportistas, sociedades protectoras de animales, Ayuntamientos, Cabildos, Consejería de Medio Ambiente, en general la Administración Pública y todos los interlocutores sociales afectados, buscar una solución consensuada y satisfactoria que controle la superpoblación de halcones".