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GLAUCOMA
Dr. Pedro Corsino Fernández Vila.
(Jefe de Servicio de Oftalmología Del Complejo
Hospitalario De Pontevedra)
El glaucoma es la segunda causa de ceguera en el
mundo y la primera de causa irreversible, tanto en
países occidentales como en aquellos en vías de
desarrollo, considerándose una pandemia global. Se
considera que entre el 1,5% y el 2% de la población
mayor de 40 años tiene glaucoma. De ellos, sólo un
50% son conocedores de que la padecen. Según
estimaciones, en el año 2020, 79,6 millones de
personas tendrán glaucoma y de ellos,11,2 millones
estarán ciegos de los dos ojos.
El glaucoma es un síndrome ocular, constituido por
distintas enfermedades, caracterizado por un daño
progresivo del nervio óptico en el punto en que el
nervio sale del ojo para llevar la información visual al
cerebro (cabeza del nervio óptico). El glaucoma se
asocia en la mayoría de los casos con un aumento
de la presión intraocular (desequilibrio entre la
formación y la salida del humor acuoso). La
manifestación clínica del daño del nervio óptico es
una alteración progresiva del campo visual (el
campo visual es la porción del espacio que se
percibe cuando se mira un punto fijo). Pues bien, en
el glaucoma se van perdiendo partes de ese campo
visual según un patrón específico, que lleva, sin
tratamiento adecuado, a una reducción progresiva
(es característica la forma terminal de evolución del
campo visual “en cañón de escopeta”) y finalmente a
la ceguera.
La agudeza visual puede estar conservada hasta
estadíos muy avanzados de la enfermedad. Es decir,
se puede estar en condiciones de ingresar en la
ONCE por alteración del campo visual y ver todas
las letras que nos muestra el oftalmólogo o el óptico.
De ahí, que sea una enfermedad de diagnóstico
tardío.
El daño causado por el glaucoma en el nervio óptico
y en el campo visual es irreversible. La progresión
suele ser lenta (a lo largo de años) y silenciosa.
Aunque algunos pacientes refieren síntomas como
pérdida de visión próxima o lejana, sensación de
pesadez, brillo o resplandor, en la gran mayoría de
los casos se puede llegar a una fase muy
evolucionada del glaucoma con importante pérdida
del campo visual sin ningún síntoma.
Los principales factores de riesgo son el aumento de
la presión intraocular, la edad (a mayor edad, mayor
riesgo) y los antecedentes familiares. Se han
descrito otros factores pero sin una relación tan
evidente como son la miopía, hipertensión arterial y
sobretodo la hipotensión arterial. No hay diferencia
entre hombres y mujeres.
Hay varios tipos de glaucoma; algunos pueden
presentarse como una complicación de otras
enfermedades oculares (glaucomas secundarios)
pero en su gran mayoría los glaucomas son
primarios, esto es, sin causa conocida. Asimismo,
aunque hay algunas formas de glaucomas que se
diagnostican en el momento del nacimiento o
primeros meses de vida (glaucoma congénito) o
durante la infancia/juventud (glaucoma juvenil o con
marcado carácter hereditario), en la mayoría de los
casos el glaucoma aparece después de la quinta
década de la vida (40 años) y su frecuencia aumenta
con la edad.
El glaucoma no tiene cura, pero con un tratamiento
adecuado orientado hacia la disminución de la
presión intraocular, que se obtiene bien mediante
fármacos, bien mediante cirugía o láser, se puede
detener o reducir la progresión de la enfermedad
permitiendo una visión útil, funcional durante el resto
de la vida.
El glaucoma es una enfermedad de curso silente y
progresivo
que
daña
el
nervio
óptico
(manifestándose como pérdida del campo visual),
que puede conservar la agudeza visual hasta
estadíos muy avanzados y en la que tiene una
importancia capital el diagnóstico precoz (el campo
visual perdido nunca se recupera) , su alta
prevalencia (segunda causa de ceguera) y que al
menos el 50% de la población afectada desconoce
que padece la enfermedad, Todo ello justifica que la
Asociación Mundial del Glaucoma dé la voz de
alarma y establezca el Día Mundial del Glaucoma
como forma de dar a conocer y sensibilizar a la
opinión pública ante la enfermedad y la
obligatoriedad de establecer controles periódicos de
calidad (no sólo tomar la visión) a partir de los 40
años para un diagnóstico y un tratamiento precoz y
evitar en lo posible una forma severa de alteración
de la función visual.
El objetivo es reducir el número de glaucomas no
diagnosticados del 50% al 20% en el año 2020. En
nosotros y nuestras instituciones está la solución; el
principal objetivo a batir es el desconocimiento.