Download 2 – Éticas FORMALES Se llaman éticas formales todas aquellas

Document related concepts

Ética kantiana wikipedia , lookup

Fundamentación de la metafísica de las costumbres wikipedia , lookup

Crítica de la razón práctica wikipedia , lookup

Imperativo categórico wikipedia , lookup

Deontología (ética) wikipedia , lookup

Transcript
2 – ÉTICAS FORMALES
Se llaman éticas formales todas aquellas teorías que no responden a unos fines determinados ni establecen
normas o leyes concretas de comportamiento. Es decir, carecen de contenido alguno para la acción moral. Una
determinada acción es buena o mala no por los contenidos o fines perseguidos, sino por la rectitud de
intención para llevarlos a cabo o, lo que es lo mismo, por la forma de lograrlos. Por esta razón, se las denomina
éticas formales y son éticas que subrayan al máximo la autonomía moral de las personas.
2.1. Kant y el formalismo moral
Para Kant (1724-1804) la ética de bienes y fines mide el valor de los actos humanos en función de los
resultados. Se trata, dice Kant, de unas éticas egoístas, porque lo importante es el éxito de la acción, no la
acción misma o las intenciones del sujeta que tienen una serie de defectos; entre otros destacamos los
siguientes:
a. No respetan suficientemente la libertad y autonomía del individuo, imprescindible para cualquier
acción moral. La norma que debe determinar la voluntad del sujeto no surge de la razón del propio
sujeto, sino de otras instancias (el placer, Dios, la naturaleza, etc.). Se trata de éticas heterónomas.
b. Se basan en la experiencia, que es quien indica lo que está bien o mal. Son, por lo tanto, éticas a
posteriori.
c. Son éticas egoístas. Sólo se cumple el deber si es para alcanzar un bien determinado: si quieres B, tienes que
hacer A. Evidentemente, la obligación desaparece cuando alguien no tiene interés alguno por el objetivo.
Proponen imperativos hipotéticos.
d. Las acciones son buenas o malas en función de si están encaminadas a obtener un fin u objetivo concreto.
Así pues, son éticas materiales.
Kant pretendió superar estas teorías diciendo que el significado moral de una conducta no reside en los
resultados externos de aquélla, sino en la voluntad, en la intención del sujeto. No hay que juzgar el resultado de la
acción, sino la intención con que fue realizada.
Para Kant la buena voluntad no es buena por lo que realiza, por alcanzar el fin que nos hayamos propuesto, es
buena por su intencionalidad. Lo decisivo en el orden moral son los móviles o intenciones de una conducta y no las
consecuencias de ésta. Y una intención es éticamente buena cuando observa u obedece al deber por el deber
mismo.
2.1.1. El deber
El deber es la norma que la razón se da a sí misma, de forma autónoma. Luego una conducta, para ser
moralmente válida tiene que actuar por mero respeto a la exigencia ética que la razón se da así misma. Si el deber
no es cumplido y se actúa guiado por alguna inclinación más o menos egoísta, la acción carece de valor ético.
Kant llama inclinaciones a aquellos elementos empíricos que derivan de la naturaleza humana, por ejemplo: «si
quiero triunfar, tendré que valerme de tales o cuales medidas, u otros caprichos y arbitrariedades».
Según esto, si la ley moral tuviera su fundamento en la experiencia, en las inclinaciones o deseos, no se podría aplicar
universalmente. Por lo que dicha ley o norma debe basarse en principios de la razón, para que sea universalmente
válida. Este principio es el imperativo categórico. Así es como la razón dirige y ordena a la voluntad.
2.1.2. La obligación. El imperativo categórico
Es el principio que constituye el criterio supremo de moralidad. Podríamos resumirlo con las siguientes palabras
de Kant: «Obra siempre de tal modo que la máxima de tu acción pueda ser elevada, por tu voluntad, a la categoría de
ley de universal observancia». Se trata, pues, de una imposición absoluta de la razón, que tiene las siguientes
características:
a. Es un principio formal (no material, como en el caso de las éticas de bienes), no existen fines ni
preceptos concretos. No determina lo que hay que hacer o dejar de hacer, se ciñe simplemente a la
forma de actuar que debe ser tan perfecta que pueda tener una validez universal.
b. Es a priori, pues no viene establecido por la experiencia. Es la razón prác-tica, sin tener en cuenta los hechos
concretos, la que constriñe a la voluntad a obrar con rectitud de intención. Ello subraya, a su vez, el carácter
universal y autónomo de la obligación.
c. Es universal, porque lo a priori es aplicable para todos sin excepción y necesario. Frente a la experiencia (a
posteriori) que se circunscribe a casos concretos -por numerosos que sean-, por lo que los preceptos
derivados de ella serían contingentes y particulares.
d. Es autónomo porque la obligatoriedad moral no viene determinada por instancias exteriores al
individuo, sino que nace de su propia razón práctica. En otras palabras, es la propia razón de uno mismo la
que indica en cada caso el modo de obrar. Es decir, la norma moral no es impuesta por nada ni nadie
externo al hombre; no puede venir impuesta ni por Dios ni por intereses particulares o sociales.
El imperativo categórico se constituye en norma determinante, aplicable a todos los seres humanos sin excepción.
Se deriva de ese obrar de la voluntad por deber al margen de cualquier fin determinado. Es el nexo de unión entre
el deber (impuesto por la razón) y la buena voluntad. De esta norma fundamental del sistema kantiano se desprenden
dos exigencias: la universalidad y la autonomía de su ética, en la que únicamente vale la pura forma del deber. Por esta
razón, se le ha denominado ética formal.
El fundamento de esta moral se encuentra en el respeto a la igualdad y dignidad humana. La ética kantiana
subraya la dignidad de la persona como un fin en sí misma. Esto significa que en nuestro comportamiento no
debemos utilizar a las demás personas, ni siquiera de nosotros mismos, para nuestros intereses particulares.
2.2. El existencialismo de Sartre y la moral de situación
La tesis del existencialismo dice: hay que elegir y no nos queda más remedio que decidir constantemente el qué
hacer día a día, desde la libertad.
Dostoievsky dijo: «Si Dios no existiese, todo estaría permitido». Éste es el punto de partida del existencialismo.
Ciertamente, todo está permitido si Dios no existe y, por lo tanto, el hombre está abandonado porque no
encuentra ni en sí ni fuera de sí una posibilidad a la que aferrarse. Asimismo, Jean-Paul Sartre afirmó: «El
existencialismo es un humanismo».
El existencialismo es la filosofía que surge en el siglo XX, en el periodo de tiempo que transcurre entre las dos
guerras mundiales y en un. ámbito general de crisis de valores. El existencialismo centra su interés en la existencia
humana. Esto significa que el ser humano es fundamentalmente un proyecto, que primero existe y, luego, se realiza
eligiendo la propia forma de vida, para la que no existen ni normas definidas, ni valores supremos. No hay
ningún tipo de esencia o naturaleza común a todos los seres humanos: «la existencia precede a la esencia», dice
Sartre. Es más, no hay ningún absoluto: ni Dios, ni la naturaleza humana o cualquier otro. Por lo tanto, no hay
nada que pueda marcarnos normas o que establezca los objetivos de nuestra conducta». El secreto doloroso de
los dioses y de los reyes es que los hombres son libres, dice Sartre en su obra Las moscas. Efectivamente, el hombre
está condenado a ser libre: es lo que él mismo hace y decide en cada momento. Cada individuo en su situación
concreta y desde su libertad debe elegir o tiene que elegir su propia forma de vida.
¿A qué deben sujetarse nuestras acciones? El existencialismo de Sartre, como la ética kantiana, niega todo
contenido moral, centra su atención en el hombre y renuncia a Dios como fuente de normas morales. Ninguna
moral puede indicar lo que hay que hacer.
La moral, pues, basada en la total libertad y carente de fines y normas universales, depende del compromiso, de la
actitud personal e individual. La única moral que se debe seguir es una moral de situación, que vendrá exigida en cada
caso dependiendo de la circunstancia concreta del individuo que elige libremente. Lo único que tenemos es la
libertad. De este modo, la libertad se convierte en pura forma y desde ella el ser humano vive la angustia de tomar
decisiones, aceptando su responsabilidad ante sí y ante los demás. Pero, ocurre que ese proyecto que somos,
destinado a vivir eligiendo, nunca llega a realizarse plenamente. Por esta razón, Sartre dice que «el hombre es una
pasión inútil».
Otra vez la moral está vacía de contenidos concretos y se entiende como algo formal.
2.3. Textos para comentar
[...] Supongamos que uno de eso hombres bienhechores esté agobiado por una pena que extinga en su
corazón toda compasión hacia la desgracia de otro, y que, teniendo siempre el poder de socorrer al
desgraciado [...] se sustrae a esta sensibilidad para venir en su socorro, y no siendo atraído por ninguna
inclinación, sino porque es un deber, su conducta tiene entonces un verdadero valor moral. Digo más, si este
hombre no estuviese naturalmente dotado [...] de un grado insignificante de compasión, si este hombre se
mostrase frío e indiferente a los sufrimientos de otro por temperamento [...] ¿no encontraría en él un medio de
darse a sí mismo un valor muy superior al que daría un temperamento compasivo? Indudablemente. En esto es
precisamente donde brilla el valor moral del carácter, el más alto de todos, aquel que procede de hacer el bien
no por inclinación sino por deber.
KANT, L, Fundamentación de la metafísica de las costumbres
1. Explica con tus palabras el contenido del texto, brevemente.
2. Según el texto, ¿qué es obrar por deber?
3. Explica qué entiende Kant por actuar de acuerdo con el deber y obrar por deber.
Pon dos ejemplos.
El chico podía escoger entre irse a Inglaterra y alistarse a las fuerzas francesas libres. Es decir, abandonar a
su madre o quedarse con ella y ayudarla a vivir. Se daba cuenta que esta mujer sólo vivía para él y que su
desaparición y, tal vez, la muerte la hundiría en la desesperación. También se daba cuenta de que cada acto
que hacía respecto a su madre tenía su respuesta, en el sentido de que él la ayudaba a vivir; en cambio, cada
acto que hiciera para marcharse o combatir sería un acto ambiguo que se podría perder, es decir, no servir para
nada [...] Se hallaba ante dos tipos de acción bien diferenciados: una concreta e inmediata, pero que sólo se
dirigía a un individuo, o bien una acción que se dirigía a un conjunto más amplio, a una colectividad nacional,
pero que precisamente por eso era ambigua y podía quedar interrumpida por el camino. El muchacho dudaba
entre dos tipos de morales. Por una parte, una moral de entrega individual; y por otra, una moral más amplia,
pero de una eficacia dudosa. [...] ¿Quién podía ayudarlo a escoger?
SARTRE, J. P, El existencialismo es un humanismo
1. Resume en tu cuaderno el contenido del texto.
2. Según el existencialismo, ¿puede alguien ayudarnos a elegir? ¿Por qué?
3. Ante una situación similar, ¿qué decisión tomarías tú? ¿Cuál sería tu criterio?
4. Imagina que el muchacho es existencialista. ¿Desde qué perspectiva tomaría una decisión? ¿Se angustiaría?
¿Por qué?