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Entrevista a Manuel Salvador, Jefe de Servicio de Medicina Hiperbárica del Hospital
General de Castellón.
“Me gustan los profesionales que no se rinden y no
abandonan a sus pacientes”
El Doctor Manuel Salvador, Jefe de Servicio de Medicina Hiperbárica
del Hospital General de Castellón, es miembro del Comité Científico
de la Asociación Española de Pacientes con Disfunción de ATM,
Neuralgia del Trigémino y Dolor Neuropático (AEPA ATM)
Cuando la Junta Directiva de la Asociación le llamó para que ayudara
como pudiera a los enfermos afectados por estas patologías, el
Doctor Salvador no tardó ni un minuto en contestar: “Contad
conmigo. En todo lo que pueda ayudaré a los pacientes que
sufren dolor”.
Hasta Castellón se fue Mario, un paciente afectado por neuralgia del
trigémino tres veces operado por descompresión microvascular y
cuyo dolor no remitía con nada. El Doctor Salvador inició sesiones de
oxigeno hiperbárico y aquel maldito dolor remitió al cabo de un mes
considerablemente.
Doctor ¿Por qué no salió corriendo con tanto paciente crónico
desesperado?
Estudié medicina para ayudar a los pacientes, para aliviar su dolor.
Desde niño fui responsable con lo que estudiaba y con lo que quería
hacer por los demás. Tuve la gran suerte de conocer al Premio Nobel
de Fisiología y Medicina del año 1959, el Doctor Severo Ochoa. Él me
dio mis primeros consejos. Yo era un apasionado de la química
orgánica, y quería estudiar bioquímica y él me dijo: “pues tendrá
usted que estudiar dos carreras”. Mi segunda opción fue la medicina.
Con humildad he de decir que tenía habilidades con las manos, me
gusta ayudar a los demás y me gustan las personas. Cualidades
necesarias para la cirugía. Se necesita mucha humanidad para ser
médico.
¿A usted no le da miedo el dolor ajeno?
He tenido grandes maestros que me han enseñado a abordar cada
paciente y cada problema desde diferentes perspectivas. En el tercer
año de licenciatura, decidí la especialidad de Traumatología y Cirugía
Ortopédica, y en ello influyó mucho la figura del Dr. Massotti Littel,
médico de gran personalidad y profunda humanidad con el que
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estuve trabajando en todo mi tiempo libre hasta que me presenté al
MIR. Con él me introduje en la cirugía de la columna lumbar y
cervical, y me fui familiarizando con el dolor que produce la
compresión de una hernia discal sobre el tejido nervioso.
En Valencia, durante el MIR, tuve la suerte de trabajar cerca del
Doctor José Luis Bas, entonces jefe de la Unidad de Raquis del
Servicio de Traumatología y Cirugía Ortopédica del Hospital
Universitario La Fe de Valencia. Él me enseñó que a los pacientes hay
que escucharles y nunca decirles “no puedo hacer nada por usted”,
porque realmente es el médico el que no sabe como ayudar más. Y
eso se llama: “hay que estudiar más”. El clínico siempre tiene que
escuchar e investigar lo que no sabe.
Siempre fui bien acogido por los neurocirujanos, y al Dr Pedro Mata y
al Prof. Barberá les debo parte de mi formación. He tenido la suerte
de formarme en Europa con el Doctor Jacques Sénégas, Jefe de
Servicio de la Unidad de Patología de la Columna Vertebral del
Hospital Universitario de Bordeaux Pellegrin- Trípode. Y, en Estados
Unidos con los Doctores Paul Young y John MCullough.
Me gustan los retos. Me gusta rodearme de otros médicos que no se
rinden y tienen un gran lado humano.
De todos mis maestros aprendí que lo mejor es escuchar al paciente
y no subestimar el dolor, y tomar las decisiones más prudentes y a
ser posible reversibles. Las cirugías en este campo, aunque se hagan
con miniabordajes y de forma ambulatoria, son muy arriesgadas. Por
muy mal que esté un paciente corres el riesgo de dejarle aún peor y
eso es lo más importante que tenemos que controlar los cirujanos y
medir muy bien antes de meter a un paciente en un quirófano.
Muchos afectados de la Asociación de AEPA ATM han empeorado
después de pasar por una cirugía minimamente invasiva. A través de
esta entidad he conocido jóvenes destrozadas por cirugías mal
planeadas.
Tenemos mucho que reflexionar. Me parece que la causa por la que
lucha esta entidad es nuestra causa: ayudar a los que sufren y
encuentran cerradas todas las puertas. Siempre estoy abierto a
ayudarles dentro de mis conocimientos y posibilidades, y a ponerles
en contacto con investigadores internacionales en determinados
casos. Estoy cansado de ver cirugías mayores para abordar
problemas menores. Los resultados son malos y, luego, se le dice al
paciente que eso ya se le explicó cuando firmó el consentimiento. Eso
no puede ser. NUNCA.
¿Con esa filosofía… qué opinan sus compañeros?
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No me siento bien trabajando con clínicos que están pendientes del
reloj. Esta es una profesión donde debes tener pasión por los demás.
Me gustan los facultativos y compañeros que se vuelcan en su
profesión y se olvidan del reloj y de los turnos. En mi equipo solo
busco personas a los que les gustan los retos. Veo muchos jóvenes
preocupados por el dinero, los cargos en Sociedades Científicas y que
se limitan a cumplir un horario. Me da mucha pena. Para eso hay
otras profesiones.
¿Usted es inquieto por naturaleza?
Fui uno de los primeros españoles en acceder a Internet. Disponía de
Internet en 1985, era carísimo y muy lento pero tenías acceso a las
bases de datos en USA. Se puede aprender mucho a través de libros
y videos. Con interés aprendes. Si te mueves solo por dinero en
medicina ni te harás rico, ni serás buen médico.
Actualmente, veo que hay muchas entidades que pretenden sacar el
dinero a los especialistas jóvenes. Les proponen Masters,
postgraduados… donde aprenden menos que con Internet y con la
práctica al lado de un buen profesional.
¿Qué hace un doctor como usted como Jefe de Medicina
Hiperbárica en Castellón?
Aterricé en esta Unidad porque estimaron que era la persona idónea
para ponerla en marcha. Confieso que vine a regañadientes por
renunciar a “mi cirugía” y, ahora, estoy muy contento porque he
comprobado que es una excelente herramienta en el tratamiento de
muchos problemas y ofrece un porvenir insospechado en el
tratamiento del dolor, y aún sigo practicando la cirugía en otros
hospitales. El Doctor Jordi Desola me insistió sobre la utilidad de esta
práctica tan poco divulgada en España. En nuestro país el origen de
esta especialidad se remonta a hace 40 años, en Barcelona, donde
contaban con una gran experiencia en accidentes de buceo.
Posteriormente, se comprobó que la terapia de oxigeno hiperbárico
tenía mucha utilidad en múltiples patologías como la osteomielitis, las
lesiones radioinducidas -tan comunes en los pacientes oncológicos-,
el cuidado del pie diabético y, en general, múltiples patologías que se
caracterizan por falta de oxigenación de los tejidos.
Me sigue apasionando la medicina y los pacientes como el primer día.
Cada veinte años nace un Doctor como Manuel Salvador. Un
auténtico honor tenerle en nuestro Comité Científico. ¡Gracias
por acompañarnos! María Huerta. Voluntaria de AEPA ATM.
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Asociación Española de Pacientes con Disfunción de ATM,
Neuralgia del Trigémino y Dolor Neuropático (AEPA ATM)
www.pacientesatm.com
[email protected]
Tflno: 91 827 23 72
C/ Monteleón n 8.
28004 Madrid
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