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Sofistas (del griego sophi, 'experto', 'maestro artífice', 'hombre de sabiduría'), en su origen, nombre aplicado por los
antiguos griegos a los hombres eruditos, tales como los Siete Sabios de Grecia; en el siglo V a.C., nombre que se daba a
los maestros itinerantes que proporcionaban instrucción en diversas ramas del conocimiento a cambio de unos honorarios
convenidos con antelación.
Personas que compartían puntos de vista filosóficos mucho más amplios que los de una escuela, los sofistas popularizaron
las ideas de varios filósofos anteriores; pero, basándose en su interpretación de ese pensamiento filosófico anterior, casi
todos ellos concluyeron afirmando que la verdad y la moral eran en esencia materias opinables. Así, en sus propias
enseñanzas tendían a enfatizar formas de expresión persuasivas, como el arte de la retórica, que facilitaba a los discípulos
técnicas útiles para alcanzar el éxito en la vida, en especial en la vida pública.
Los sofistas gozaron de popularidad durante un tiempo, sobre todo en Atenas; sin embargo, su escepticismo de la verdad
absoluta y la moral suscitó a la postre fuertes críticas. Sócrates, Platón y Aristóteles pusieron en tela de juicio los
fundamentos filosóficos de las enseñanzas de los sofistas. Platón y Aristóteles les censuraron por aceptar dinero. Más
tarde, fueron acusados por el Estado de carecer de moral. Como consecuencia, la palabra sofista adquirió un significado
despectivo, al igual que el moderno término sofisma, que puede ser definido como astuto y engañoso o como
argumentación o razonamiento falsos.
Sócrates creía en la superioridad de la discusión sobre la escritura y por lo tanto pasó la mayor parte de su vida de adulto
en los mercados y plazas públicas de Atenas, iniciando diálogos y discusiones con todo aquel que quisiera escucharle. Un
método denominado mayéutica, o arte de alumbrar los espíritus, es decir, lograr que el interlocutor descubra sus propias
verdades. Sócrates fue obediente con las leyes de Atenas, pero en general evitaba la política, contenido por lo que él
llamaba una advertencia divina. Creía que había recibido una llamada para ejercer la filosofía y que podría servir mejor a
su país dedicándose a la enseñanza. Platón describió a Sócrates escondiéndose detrás de una irónica profesión de
ignorancia.
La base de sus enseñanzas y lo que inculcó, fue la creencia en una comprensión objetiva de los conceptos de justicia,
amor y virtud y el conocimiento de uno mismo. Creía que todo vicio es el resultado de la ignorancia y que ninguna
persona desea el mal; a su vez, la virtud es conocimiento y aquellos que conocen el bien, actuarán de manera justa. Otro
pensador y amigo influenciado por Sócrates fue Antístenes, el fundador de la escuela cínica de filosofía.
Mayeutica: Del griego maieutiké (arte de las comadronas, arte de ayudar a procrear). La mayéutica es el método
filosófico de investigación y enseñanza propuesto por Sócrates. En un pasaje del Teetetes de Platón dice Sócrates que
practica un arte parecido al de su madre Fenaretes, que era comadrona: “Mi arte mayéutica tiene las mismas
características generales que el arte [de las comadronas]. Pero difiere de él en que hace parir a los hombres y no a las
mujeres, y en que vigila las almas, y no los cuerpos, en su trabajo de parto”.
Consiste esencialmente en emplear el diálogo para llegar al conocimiento. Aunque Sócrates nunca sistematizó la
mayéutica, seguramente es correcto destacar las siguientes fases en este método:
 en un primer momento se plantea una cuestión que, en el caso del uso que Sócrates hizo de este método,
podía expresarse con preguntas del siguiente tipo ¿qué es la virtud?, ¿qué es la ciencia?, ¿en qué consiste la
belleza?;
 en un segundo momento el interlocutor da una respuesta, respuesta inmediatamente discutida o rebatida por el
maestro;
 tras este momento de confusión, la intención del método mayéutico es elevarse progresivamente a definiciones
cada vez más generales y precisas de la cuestión que se investiga (la belleza, la ciencia, la virtud);
 la discusión concluiría cuando el alumno, gracias a la ayuda del maestro, consigue alcanzar el conocimiento
preciso, universal y estricto de la realidad que se investiga.
La idea básica del método socrático de enseñanza consiste en que el maestro no inculca al alumno el conocimiento, pues
rechaza que su mente sea un receptáculo o cajón vacío en el que se puedan introducir las distintas verdades; para Sócrates
es el discípulo quien extrae de sí mismo el conocimiento. Este método es muy distinto al de los sofistas: los sofistas daban
discursos y a partir de ellos esperaban que los discípulos aprendiesen.
Aristóteles: Quizás debido a la influencia de su padre, que era médico, la filosofía de Aristóteles hacía hincapié sobre
todo en la biología, frente a la importancia que Platón concedía a las matemáticas. Para Aristóteles el mundo estaba
compuesto por individuos (sustancias) que se presentaban en tipos naturales fijos (especies). Cada individuo cuenta con
un patrón innato específico de desarrollo y tiende en su crecimiento hacia la debida autorrealización como ejemplo de su
clase. La ciencia y la filosofía deben, por consiguiente, no limitarse a escoger entre opciones de una u otra naturaleza,
sino equilibrar las afirmaciones del empirismo (observación y experiencia sensorial) y el formalismo (deducción
racional). Una de las aportaciones características de la filosofía de Aristóteles fue la nueva noción de causalidad. Las
cuatro causas son: la causa material, la materia de la que está compuesta una cosa; la causa eficiente o motriz, la fuente de
movimiento, generación o cambio; la causa formal, que es la especie, el tipo o la clase, y la causa final, el objetivo o
pleno desarrollo de un individuo, o la función planeada de una construcción o de un invento. Aristóteles creía que su
noción de las causas era la clave ideal para organizar el conocimiento. La Ética a Nicómaco de Aristóteles es un análisis
de la relación del carácter y la inteligencia con la felicidad. Aristóteles distinguía dos tipos de "virtud" o excelencia
humana: moral e intelectual. La virtud moral es una expresión del carácter, producto de los hábitos que reflejan opciones
repetidas. Una virtud moral siempre es el punto medio entre dos extremos menos deseables. Las virtudes intelectuales, sin
embargo, no están sujetas a estas doctrinas de punto intermedio. La ética aristotélica es una ética elitista: para él, la plena
excelencia sólo puede ser alcanzada por el varón adulto y maduro perteneciente a la clase alta y no por las mujeres, niños,
"bárbaros" (no griegos) o "mecánicos" asalariados. Como es obvio en política es posible encontrar muchas formas de
asociación humana. Decidir cuál es la más idónea dependerá de las circunstancias, como por ejemplo los recursos
naturales, la industria, las tradiciones culturales y el grado de alfabetización de cada comunidad. Para Aristóteles la
política no era un estudio de los estados ideales en forma abstracta, sino más bien un examen del modo como los ideales,
las leyes, las costumbres y las propiedades se interrelacionan en los casos reales.
Aristóteles divide las formas de gobierno en puras e impuras, que son las deformaciones de las formas puras, según
persigan el interés de uno o muchos. Así, encuentra dentro de las formas puras de gobierno:
-
La Monarquía: que es el gobierno de uno sólo.
La Aristocracia: que es el gobierno de la minoria de lso hombres de bien.
La República: que es el gobierno de la mayoría
Y dentro de las formas impuras, están:
-
La Tiranía: que es la que tiene como fin el interés personal del monarca.
La Oligarquía: que es la que tiene como fin el bien personal de los ricos.
La Demagogia: que tiene como fin el bien particular de los pobres.
El fin del Estado debe ser siempre, no sólo la existencia material de todos los asociados, sino también su felicidad y su
virtud, siendo ésta última la de primer cuidado dentro del Estado, para que la asociación política no se convierta en una
alianza militar, ni la ley en una mera convención.
Marco Tulio Cicerón, (106-43 a.C.), escritor, político y orador romano. Aunque su carrera política fue notable, Cicerón
es especialmente conocido como el orador más elocuente de Roma y como hombre de letras. Nació en Arpinum
(actualmente Arpino, Italia) y en su juventud estudió derecho, oratoria, literatura y filosofía en Roma. En el 74 a.C. fue
elegido miembro del Senado. Cicerón se dedicó a la literatura hasta el 51 a.C., cuando aceptó el encargo de gobernar la
provincia romana de Cilicia como procónsul. Regresó a Roma en el 50 a.C. y se unió a Pompeyo, que se había convertido
en el mayor enemigo de Julio César. Cuando César derrotó a Pompeyo, en el 48 a.C., Cicerón comprendió que continuar
con la resistencia a César era inútil, y aceptó su amistad, aunque mientras César fue dictador de Roma, Cicerón vivió
apartado de la vida política dedicándose a escribir. Después del asesinato de César, en el 44 a.C., Cicerón retornó a la
política. Esperando ver la restauración de la República, apoyó al hijo adoptivo de César, Octavio, más tarde el emperador
Augusto, en sus luchas contra el cónsul romano Marco Antonio. Sin embargo, Octavio y Marco Antonio se reconciliaron,
y Cicerón fue ejecutado como enemigo del Estado, el 7 de diciembre del 43 a.C.
Cristianismo en muchos sentidos y como cualquier otro sistema de creencias y de valores, se comprende sólo desde el
interior de aquéllos que comparten la creencia y se esfuerzan por vivir de acuerdo con esos valores. Cualquier descripción
de la religión que ignorara estas concepciones internas, no sería fiel en el orden histórico.
Doctrina y práctica: Una comunidad, un modo de vida, un sistema de creencias, una observancia litúrgica, una tradición;
el cristianismo es todo eso y más. Cada uno de estos aspectos del cristianismo tiene afinidades con otras creencias, aunque
cada una de éstas también muestra señas particulares, consecuencia de su origen y evolución
Casi toda la información de la que se dispone sobre la vida de Jesús y los orígenes del cristianismo, proviene de aquéllos
que proclamaban ser sus discípulos. Dada la naturaleza de las fuentes, es imposible, excepto de un modo especulativo,
distinguir entre las enseñanzas originales de Jesús y el desarrollo que tuvo este magisterio dentro de las primeras
comunidades cristianas. Lo que sí se sabe es que tanto la persona como el mensaje de Jesús de Nazaret, desde épocas muy
tempranas, logró tener seguidores que creían en él como en un nuevo profeta. Se inspiraron en el lenguaje de las Sagradas
Escrituras (la Biblia hebrea, que los cristianos llamaron Antiguo Testamento) para componer un relato de la realidad
"siempre antigua, siempre nueva", que habían aprendido a conocer como apóstoles de Jesucristo. Creyendo que era deseo
y mandato de Jesús el que se unieran y formaran una nueva comunidad de lo que aún quedaba rescatable del pueblo de
Israel, estos judíos cristianos formaron la primera Iglesia en Jerusalén. Consideraban que ése era el lugar más apropiado
para recibir lo prometido: el don del Espíritu Santo y de una innovación espiritual.
Los comienzos de la Iglesia: Jerusalén era el núcleo del movimiento cristiano, al menos lo fue hasta su destrucción a
manos de los ejércitos de Roma en el 70 d.C. Desde este centro, el cristianismo se desplazó a otras ciudades y pueblos en
Palestina, e incluso más lejos. En un principio, la mayoría de las personas que se unían a ellos eran seguidores del
judaísmo, para quienes representaba algo nuevo, no en el sentido de algo novedoso por completo y distinto, sino en el
sentido de ser la continuación y realización de lo que Dios había prometido a Abraham, Isaac y Jacob. Por lo tanto, ya en
un principio, el cristianismo se manifestó como una relación dual de la fe judía: una relación de continuidad y al mismo
tiempo de realización, de antítesis, y también de afirmación. La conversión forzada de los judíos durante la edad media y
la historia del antisemitismo (a pesar de que los dirigentes de la Iglesia condenaban ambas actitudes) constituyen una
prueba de que la antítesis podía ensombrecer con facilidad a la afirmación. Sin embargo, la ruptura con el judaísmo nunca
ha sido total. Una importante causa del alejamiento del cristianismo de sus raíces judías fue el cambio en la composición
de la Iglesia, que tuvo lugar más o menos a fines del siglo II (es difícil precisar el periodo de una forma concreta y cómo
se produjo). En un momento dado, los cristianos con un pasado no judío comenzaron a superar en número a los judíos
cristianos. En este sentido, el trabajo del apóstol Pablo tuvo una poderosa influencia. Pablo era judío de nacimiento y
estuvo relacionado de una forma muy profunda con el destino del judaísmo, pero a causa de su conversión, se sintió el
"instrumento elegido" para difundir la palabra de Cristo a los gentiles, es decir, a todos aquéllos que no tenían un pasado
judío. Las cartas que Pablo habría enviado a Timoteo y a Tito (a pesar de que muchos estudiosos actuales no se arriesgan
a afirmar que el autor de esas cartas haya sido Pablo), muestran los comienzos de una organización basada en el traspaso
metódico del mando de la primera generación de apóstoles, dentro de los que se incluye a Pablo, a sus continuadores, los
obispos.
Patristica: Padres de la Iglesia, nombre dado por la Iglesia católica a los autores que establecieron la doctrina cristiana
antes del siglo VIII. Los escritos de los Padres, o literatura patrística, sintetizaron la doctrina cristiana tal y como se
encuentra en la Biblia, especialmente en el Evangelio, los escritos de los Padres Apostólicos, las máximas eclesiásticas y
las decisiones de los concilios de la Iglesia. Facilitaron un conjunto doctrinal articulado de la enseñanza cristiana para su
transmisión por todos los rincones del Imperio romano. Los llamados Doctores de la Iglesia son cuatro Padres de la
Iglesia occidentales (san Ambrosio, san Agustín de Hipona, el papa Gregorio I y san Jerónimo) y cuatro Padres orientales
(san Atanasio, san Basilio, san Juan Crisóstomo y san Gregorio Nacianceno). Los primeros Padres de Oriente, Clemente
de Alejandría, san Justino Mártir y Orígenes estuvieron bajo la influencia de la filosofía griega. Los Padres de Occidente
Tertuliano, san Gregorio I y san Jerónimo, evitaron la síntesis del pensamiento pagano y cristiano.
La Iglesia estableció cuatro calificaciones para otorgar el título honorario de Padre de la Iglesia a los primeros autores.
Además de pertenecer al primer periodo de la Iglesia, tenía que haber llevado una vida santa, sus escritos debían estar en
su conjunto libres de errores doctrinales y tenían que proponer una defensa o explicación destacada de la doctrina
cristiana. Por último, sus escritos debían haber recibido la aprobación de la Iglesia.
San Agustin: Inspirado por el tratado filosófico Hortensius, del orador y estadista romano Cicerón, Agustín se convirtió
en un ardiente buscador de la verdad, estudiando varias corrientes filosóficas antes de ingresar en el seno de la Iglesia.
Durante nueve años, del año 373 al 382, se adhirió al maniqueísmo, filosofía dualista de Persia muy extendida en aquella
época por el Imperio Romano de Occidente. Con su principio fundamental de conflicto entre el bien y el mal, el
maniqueísmo le pareció a Agustín una doctrina que podía corresponder a la experiencia y proporcionar las hipótesis más
adecuadas sobre las que construir un sistema filosófico y ético. Además, su código moral no era muy estricto; Agustín
recordaría posteriormente en sus Confesiones: "Concédeme castidad y continencia, pero no ahora mismo". Desilusionado
por la imposibilidad de reconciliar ciertos principios maniqueístas contradictorios, Agustín abandonó esta doctrina y
dirigió su atención hacia el escepticismo.
La doctrina agustiniana se situaba entre los extremos del pelagianismo y el maniqueísmo. Contra la doctrina de Pelagio
mantenía que la desobediencia espiritual del hombre se había producido en un estado de pecado que la naturaleza humana
era incapaz de cambiar. En su teología, los hombres y las mujeres son salvados por el don de la gracia divina; contra el
maniqueísmo defendió con energía el papel del libre albedrío en unión con la gracia. Agustín murió en Hipona el 28 de
agosto del año 430. El día de su fiesta se celebra el 28 de agosto.
La importancia de san Agustín entre los padres y doctores de la Iglesia es comparable a la de san Pablo entre los
apóstoles. Como escritor, fue prolífico, convincente y un brillante estilista. Su obra más conocida es su autobiografía
Confesiones (400?), donde narra sus primeros años y su conversión. En su gran apología cristiana La ciudad de Dios
(413-426), Agustín formuló una filosofía teológica de la historia. La ciudad de Dios es la principal obra de San Agustín.
Fue escrita entre los años 413 y 426 para refutar la opinión de que la caída de Roma en poder de los godos de Alarico
(año 410) había sido causada por la aceptación del cristianismo y por el abandono de los dioses del Imperio, que en
castigo habían dejado a Roma desamparada en manos de los bárbaros. Agustín se enfrenta a esta opinión en los cinco
primeros libros de los 22 que tiene la obra, mostrando que Roma había caído por su egoísmo y por su inmoralidad.
Además, en los cinco libros siguientes, Agustín demuestra que ni el politeísmo popular ni la filosofía antigua fueron
capaces de preservar el Imperio y dar la felicidad a sus habitantes.
Tomás de Aquino, Santo (1225-1274), a veces llamado doctor angélico y el príncipe de los escolásticos, filósofo y
teólogo italiano, cuyas obras lo han convertido en la figura más importante de la filosofía escolástica.
Antes de Tomás de Aquino, el pensamiento occidental había estado dominado por la filosofía de san Agustín, quien
consideraba que en la búsqueda de la verdad se debía confiar en la experiencia de los sentidos. A principios del siglo XIII
las principales obras de Aristóteles estuvieron disponibles en una traducción latina de la escuela de traductores de Toledo,
acompañadas por los comentarios de Averroes y otros eruditos islámicos. El vigor, la claridad y la autoridad de las
enseñanzas de Aristóteles devolvieron la confianza en el conocimiento empírico, lo que originó la formación de una
escuela de filósofos conocidos como averroístas.
Esta postura amenazaba la integridad y supremacía de la doctrina católica, apostólica romana y llenó de preocupación a
los pensadores ortodoxos. Ignorar a Aristóteles, tal como lo hacían los averroístas, era imposible, y condenar sus
enseñanzas era inútil. Tenía que ser tenido en cuenta. San Alberto Magno y otros eruditos habían intentado hacer frente a
los averroístas, pero con poco éxito. Santo Tomás triunfó con brillantez.
Reconciliando el énfasis agustino sobre el principio humano espiritual con la afirmación averroísta de la autonomía del
conocimiento derivado de los sentidos, Tomás de Aquino insistía que las verdades de la fe y las propias de la experiencia
sensible, así como las presentadas por Aristóteles, son compatibles y complementarias. Todo conocimiento, mantenía,
tiene su origen en la sensación, pero los datos sensibles pueden hacerse inteligibles sólo por la acción del intelecto, que
eleva el pensamiento hacia la aprehensión de tales realidades inmateriales como el alma humana, los ángeles y Dios. Para
lograr la comprensión de las verdades más elevadas, aquellas con las que está relacionada la religión, es necesaria la
ayuda de la revelación. El realismo moderado de santo Tomás afirmó los grandes conceptos de su sistema en el
pensamiento, en oposición al realismo extremo, el cual los proponía como independientes del pensamiento humano.
Filosofía de San Agustín: el proceso por reconciliar el énfasis de los griegos en la razón con el hincapié que ponían los
romanos en las emociones religiosas de las enseñanzas de Cristo y los apóstoles se recogió en los escritos de san Agustín.
San Agustín afirmaba que la fe religiosa y el entendimiento filosófico obran como complementarios en lugar de ser
opuestos y que se debe "creer para comprender y comprender para creer". Al igual que los neoplatónicos, consideraba el
alma una forma más elevada de la existencia que el cuerpo y propuso que el conocimiento consiste en la contemplación
de las ideas que han sido depuradas tanto de sensaciones como de imágenes.
La filosofía platónica fue mezclada con el concepto cristiano de un dios personal que había creado el mundo y
predestinado su evolución, y con la doctrina de la caída de la humanidad que requería la divina encarnación en Cristo. Su
idea de la vida humana era pesimista, lo que le llevó a sostener que la felicidad es imposible en la existencia del
individuo, donde incluso con buena suerte, como excepción, la conciencia de la proximidad de la muerte echaría a perder
cualquier tendencia hacia la satisfacción y el placer.
Escolasticismo: en el siglo XI se produjo un resurgir del pensamiento filosófico, fruto del creciente encuentro entre las
diferentes regiones del mundo occidental y el despertar del interés por las culturas ignotas que culminara en el
renacimiento. Los trabajos de Platón, Aristóteles y otros sabios griegos fueron traducidos por eruditos árabes y se
conocieron en el Occidente cristiano gracias a las aportaciones de los filósofos musulmanes de al-Andalus y a distintas
traducciones del árabe al latín realizadas en los reinos cristianos de la península Ibérica.
El pensamiento escolástico estuvo menos interesado en descubrir nuevos datos y principios que en demostrar la verdad de
los credos ya consolidados. Su método fue, por lo tanto, dialéctico o discursivo. El interés por la lógica del discurso llevó
a importantes avances tanto en lógica como en teología. La idea contraria, conocida como nominalismo, fue formulada
por el filósofo escolástico Roscelino, quien afirmó que sólo existen los objetos individuales, concretos, y que los
universales (formas e ideas, mediante las que se clasifican las cosas particulares) constituyen meros sonidos o signos en
vez de sustancias intangibles. El teólogo francés Pedro Abelardo, cuyo trágico romance con Eloísa en el siglo XII
alimentó una de las historias de amor más memorables del medievo, propuso un compromiso entre realismo y
nominalismo conocido como conceptualismo. El jurista y físico hispanoárabe Averroes hizo que la ciencia y el
pensamiento aristotélico tuvieran gran influencia en el mundo medieval gracias a sus lúcidos y eruditos comentarios de la
obra de Aristóteles. Fue conocido como 'el comentador' entre los muchos escolásticos que consideraban a Aristóteles
como 'el filósofo'. El rabino y físico judío Maimónides (una de las figuras más destacadas del pensamiento judaico), al
igual que Averroes, unió la ciencia aristotélica con la religión, pero rechazó la idea de que ambos sistemas contrarios
pudieran ser verdaderos. El filósofo escolástico alemán san Alberto Magno fue el primer filósofo cristiano en aprobar e
interpretar la totalidad del pensamiento aristotélico. La mayor figura intelectual de la era medieval fue santo Tomás de
Aquino, monje dominico que estudió con Alberto Magno, a quien siguió hasta Colonia en 1248. Aquino unió la ciencia
aristotélica y la teología agustina en un amplio sistema de pensamiento que más tarde se convirtió en la filosofía
autorizada de la Iglesia católica.
Bodin: La filosofía política de Bodin es una mezcla singular de cosas viejas y nuevas... una amalgama de superstición,
racionalismo, misticismo, utilitarismo y tradicionalismo. Considera que es difícil situarlo porque no siendo maquiavélico,
aristotélico, tomista o utópico, sus teorías tienen, sin embargo, un poco de estas corrientes de pensamiento. "El Estado soy
yo". La conocida sentencia de Luis XIV de Francia resume en pocas palabras la esencia del absolutismo: un régimen
político en el que una persona, el soberano, ejerce el poder con carácter absoluto, sin límites jurídicos ni de nunguna otra
naturaleza.
Concilio de Trento, (1545-1563), décimo noveno concilio ecuménico de la Iglesia católica apostólica romana que, en
respuesta a la Reforma protestante, inició una reorientación general de la Iglesia y definió con precisión sus dogmas
esenciales. Los decretos del concilio fueron confirmados por el papa Pío IV el 26 de enero de 1564, y fijaron los modelos
de fe y las prácticas de la Iglesia hasta mediados del siglo XX.
Todo el mundo consideraba necesario, a finales del siglo XV y principios del XVI, un concilio para reformar la Iglesia.
Ya en 1520 Lutero subrayó la necesidad de celebrar un concilio para reformar la Iglesia y resolver las polémicas que
habían surgido. Aunque numerosos dirigentes de ambos lados se hicieron eco de esta petición, el papa Clemente VII
temía que una reunión de este tipo pudiera favorecer la idea de que los concilios.
Primera fase: (1545-1547). Uno de los primeros decretos afirmaba que las Escrituras tenían que ser entendidas dentro de
la tradición de la Iglesia, lo que representaba un rechazo implícito del principio protestante de 'sólo Escrituras'. El largo y
refinado decreto sobre la justificación, condenaba el pelagianismo, detestado por Lutero, aunque intentaba al mismo
tiempo definir un papel para la libertad humana en el proceso de la salvación. S
Segunda fase (1551-1552). Después de una interrupción, provocada por una profunda desavenencia política entre Pablo
III y Carlos V, la segunda fase del concilio centró su atención en los sacramentos.
Tercera fase (1561-1563). En sus deliberaciones se impusieron cuestiones disciplinarias, para hacer hincapié en el
problema pendiente de la residencia episcopal, considerado por todas las partes clave para la ejecución de la reforma.
Significación: impartió entre sus dirigentes un sentido de cohesión y dirección que se convirtió en un elemento esencial
para la revitalización de la Iglesia durante la contrarreforma.
Sieyès, Emmanuel Joseph (1748-1836), político francés. Sieyès atrajo la atención, en los primeros días de la Revolución
Francesa, con una octavilla: Qu'est-ce que le tiers état? (¿Qué es el tercer estado?, 1789), que fue publicada de forma
anónima en previsión de posibles represalias, y en la que exponía su repulsa ante los privilegios de los estamentos
nobiliario y eclesiástico, y propugnaba una legislación nacional, válida para todos los ciudadanos, sin exclusiones. Su
prudencia y moderación le permitieron sobrevivir a todas las fases de la Revolución. Fue miembro de los Estados
Generales (1789), diputado de la Convención Nacional (1792-1795) en la que votó a favor de la muerte del rey Luis XVI,
del Consejo de los Quinientos (1795-1799) y del Directorio (1799); además, ayudó a iniciar la carrera política de
Napoleón Bonaparte, después de que éste ganara popularidad gracias a sus victorias militares. Junto con el político
francés Pierre Roger Ducos y Napoleón, se convirtió en cónsul provisional del Consulado en 1799. Sieyès proyectó la
Constitución del año 8, pero Napoleón introdujo tantas modificaciones que Sieyès dimitió. Durante el Imperio
napoleónico fue marginado políticamente, aunque se le designó como presidente del Senado, cargo que no tenía eficiencia
política. Tras la caída de Napoleón, Sieyès fue desterrado como regicida en 1816, pero regresó a Francia tras el éxito de la
Revolución de 1830 que instauró en el poder a Luis Felipe de Orleans.
John Stuart Mill, (1806-1873), filósofo y economista británico. A Mill se le considera figura puente entre la inquietud
del siglo XVIII por la libertad, la razón y la exaltación del ideal científico y la tendencia del XIX hacia el empirismo y el
colectivismo. En filosofía, sistematizó las doctrinas utilitaristas de su padre y de Jeremy Bentham en obras como
Utilitarismo (1836), donde defendía que el conocimiento descansa sobre la experiencia humana y ponía de relieve el
papel de la razón humana. En economía política, Mill defendió aquellas prácticas que creía más acordes con la libertad
individual, y recalcó que la libertad podía estar amenazada tanto por la desigualdad social como por la tiranía política,
ideas que expuso en el que quizá sea el más famoso de sus ensayos, Sobre la Libertad (1859). Estudió las doctrinas
socialistas premarxistas, y, aunque no llegó a ser considerado un socialista, luchó de forma muy activa por mejorar las
condiciones de los trabajadores. En el Parlamento, Mill fue considerado un radical al defender medidas como la propiedad
pública de los recursos naturales, la igualdad de las mujeres, la educación obligatoria y el control de natalidad. Su defensa
del sufragio femenino en los debates sobre el Programa de Reformas de 1867 llevó a la formación del movimiento
sufragista.
Vilfredo Pareto, (1848-1923), sociólogo y economista italiano. Se hizo famoso por su teoría, muy controvertida, sobre la
función de las elites en el cambio social. Su obra ha sido asociada, no con demasiada justicia, al desarrollo del fascismo
en Italia. No llegó a fundar una Escuela para la Economía, pero sí tuvo una profunda influencia en los medios europeos,
sobre todo en Italia. Puso de manifiesto el denominado “ modo paretiano de razonar ” que no pretende dar la explicación
de los fenómenos, sino sólo señalar que existen y con qué características. “La economía cuantitativa puede así librarse,
aunque suene a paradoja, de la necesidad de cuantificar, de medir, operación que por imposible, aprisionaba a la ciencia
en un callejón sin salida; a partir de Pareto podrá contentarse con lo efectivamente realizable: comparar, sin medir. El
“Optimo de Pareto “ establece que una situación es mejor que otra, cuando ella no disminuye a nadie, pero mejora a
alguno, es decir, que una situación será mejor que otra solo si en la nueva podemos compensar las pérdidas de todos los
perjudicados ... y queda un sobrante.
Gaetano Mosca, (1858-1941), pensador y político italiano, conocido por su formulación del concepto de clase política
como clase dirigente. La influyente obra de Mosca, Elementos de ciencia política (1896) La clase gobernante, expone lo
que el autor considera un análisis objetivo de la sociedad. El equilibrio entre las diversas fuerzas sociales permite a la
clase gobernante crear e imponer su propia 'fórmula política', un mito poderoso que justifica su dominio sobre sus
súbditos; pero el grupo dirigente debe desarrollar los mecanismos que permitan satisfacer las demandas de las nuevas
fuerzas sociales, o bien, no imponerles trabas que impidan su evolución. Según Mosca, las economías capitalistas
liberales realizan una labor positiva porque pueden potenciar nuevos talentos de forma ordenada y libre, y las sociedades
necesitan elites culturales que sean capaces de defender altos valores morales frente a los instintos egoístas de las masas.
Georges Sorel, (1847-1922), periodista y filósofo social francés. Sorel fue un destacado dirigente y teórico del
movimiento sindicalista revolucionario. Creía que el poder debía pasar de la decadente clase media a la clase trabajadora,
y que este objetivo sólo podía lograrse a través de una huelga general que, para ser efectiva, debía ser violenta. Después
de 1909 rompió con el sindicalismo y abrazó durante un breve periodo el monarquismo protofascista de Action Française,
apoyando más tarde la Revolución Rusa. La filosofía de Sorel tuvo una repercusión considerable en muchos teóricos
políticos, como fue el caso de Benito Mussolini y de Lenin.
Michels: Conceptos… Los líderes de las masas son en sí mismos parte de la elite de poder y elaboran propósitos y
desarrollan intereses derivados de su posición entre los elementos privilegiados. Por eso muchas de las iniciativas de la
organización de masas reflejan la voluntad y los intereses de los líderes, y no la voluntad ni los intereses de las masas.
Sólo el líder carismático tiene la capacidad de superar el conservadurismo propio de la organización y de soliviantar a las
masas en apoyo de grandes cosas. Con su concepto de la sociedad y la organización como entidades divididas entre elites
y prosélitos, Michels llegó a aceptar la idea de que el mejor gobierno es el sistema ostensiblemente elitista bajo la
dirección de un líder carismático y sugirió la necesidad de reformular el concepto de democracia. La teoría elitista de la
democracia acepta gran parte del análisis de Michels de la estructura interna de las organizaciones de masas, pero señala
que tanto él como otros de la escuela política llamada maquiavélica, por quienes fue influido, tales como W. Pareto, G.
Mosca y Sorel, demuestran la imposibilidad de la democracia dentro de una política más amplia, al contemplar toda
separación entre los líderes y los prosélitos como unas negación de la democracia. Michels demostró la imposibilidad
técnica de poner fin a la división estructural entre gobernantes y gobernados dentro de una sociedad compleja. Las elites
políticas y de organizaciones tienen siempre intereses especiales de grupo, que son de algún modo diferentes de aquellos
de las personas que representan. Cabe considerar al poder como la capacidad de movilizar los recursos de la sociedad para
alcanzar los objetivos por cuya materialización se asume un compromiso general y público, o podría asumirse.
Ideas Generales: Entre los filosofos socialistas de antes de 1914, otros pensadores mas conservadores proclamaron una
doctrina elitista de la vitalidad y de la competencia en el enfrentamiento por el poder. Ellos cambiaron desde la fe liberal
en el parlamentarismo del conde de Cavour, que habia establecido el reino unificado de Italia en 1861, hacia una
búsqueda de una nueva elite y nuevas reglas. Entre ellos estaba Gaetano Mosca (1858-1941). Los "Elementi di scienza
política"(1898) de Gaetano Mosca debía mucho al profesor de Ley Publica austriaco Ludwig Gumplowicz (18381909)cuyo trabajo fundamental "Der Rassenkampf" ("La Lucha de Razas") en 1883 estableció el "grupo" como la unidad
fundamental de la sociología , que el interpretó como la ciencia de la interacción de grupos. Las necesidades materiales
eran para Mosca el primer motivo de la conducta humana. La conquista y la satisfacción de las necesidades de los
conquistadores mediante el trabajo de los conquistados era la esencia fundamental de la Historia. Mosca y Wilfredo
Pareto (1848-1923) argumentaron que siempre ha habido y habrá una clase dominante de hombres que mantendrán el
poder sobre la mayoria consciente o inconsciente de ese dominio, y que esa sociedad es por tanto, jerárquicamente
organizada, aunque las elites cambien y, de hecho, el cambio de las elites es con mucho, la esencia de la Historia, labrada
mediante la lucha entre diferentes grupos étnicos. Las nuevas elites llevan con ellas sus propios valores, expresados en los
mitos sociales que pueden ser probados o no, y que sirven como un código, como una llamada a la acción.