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1 Presentación libro Fernando Cortés, Agustín Escobar Mercedes González de la Rocha Método científico y política social. A propósito de las evaluaciones cualitativas de los programas sociales EL COLEGIO DE MÉXICO Centro de Estudios Sociológicos Martes 17 de junio de 2008 Dra. Catalina A. Denman El Colegio de Sonora Centro de Estudios en Salud y Sociedad (CESS) Primero, lo primero: los agradecimientos. Por la invitación que me permite el gusto de estar con ustedes esta tarde. Por la contribución que constituye este libro para las ciencias sociales y sobre todo para quienes somos profesores de cursos de metodología y para los estudiantes, y para quienes se ocupan y se preocupan de la investigación evaluativa de alta calidad. Y por la buena compañía de todos, autores, comentarista y público interesado. Muchas gracias por estar aquí esta tarde lluviosa de la ciudad de México. Sobre los autores Supongo que una gran parte de ustedes conocen, tal vez mejor que yo, a los autores del libro que hoy presentamos, pero sentiría parcial nuestra presentación si no hiciésemos referencia a ello. Por ello, permítanme una breve introducción. Fernando Cortés, es economista y científico social, con especialidad en antropología social, docente de estadística y metodología en universidades a lo largo de todas las Américas, chileno por nacimiento, profesor investigador del Centro de Estudios Sociológicos de El Colegio de México desde hace tres décadas y autor de más de una centena de artículos y capítulos de libros y una decena de libros, en los que cita seguramente a Bunge, Piaget, Pzeworski, Rolando García o a nuestro compañero de mesa, Manuel Gil. Fernando es maestro apreciado por innumerables generaciones de científicos sociales en el hemisferio occidental. Agustín Escobar Latapí, es antropólogo nacido en la ciudad de México, con doctorado en Sociología de la Universidad de Manchester, autor de casi cien artículos y capítulos de libros, y de quince libros, así como especialista, entre otros, en temas de migración internacional, política social, e integrante del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, al igual que el Profesor 2 Cortés. Citará seguramente a Bryan Roberts, Guillermo de la Peña, Alejandro Portes, Renato Rosaldo además de su coautora favorita, Mercedes González de la Rocha. Mercedes González de la Rocha, es antropóloga nacida en México, con doctorado en Sociología de la Universidad de Manchester. Recibió el Premio Miguel Othón de Mendizábal del INAH por su libro Los recursos de la pobreza y fue Premio Nacional de Ciencias Sociales 1995 con Agustín Escobar. Ocupó la Cátedra Simón Bolivar en la Universidad de Cambridge en el año 2004, y es investigadora del CIESAS desde hace 27 años al igual que Escobar. Autora de casi cien artículos, capítulos de libros, libros y reseñas, en los que cita seguramente a Bryan Roberts, Caroline Moser, Sylvia Chant, Orlandina de Oliveira, Brígida García, Helen Safa, Henry Selby y a su coautor favorito, Agustín Escobar. Los temas El tema de este libro lo anuncia su título, Método científico y política social. A propósito de las evaluaciones cualitativas de programas sociales, pero tal vez nos equivocaríamos si nos centramos en un tema, pues el libro representa el delicado trenzado de dos ejes principales, evaluación de política social y metodología, tema invariablemente cercano al corazón de muchos científicos. El libro está compuesto por seis capítulos, un capítulo colectivo de conclusiones, la bibliografía conjunta y un apéndice de mucha utilidad que incluye el muestreo analítico, así como las guías de entrevista del capítulo seis, contiene también un apéndice de un estudio de caso que ilustra los argumentos que exponen los autores en el capítulo 4. Quiero hacer mención especial de la presentación. Esta excelente presentación de Rosa María Rubalcava resume el contenido y aportes del libro y sirve para animar a quien hojee esas páginas iníciales del valor de continuar su lectura. Haría yo bien en leerles esa presentación si no fuera a rebasar los tiempos de esta exposición, pero les recomiendo ampliamente leer estas primeras páginas del libro. Los primeros tres capítulos de Fernando Cortés se refieren, por decirlo muy escuetamente, a la controversia entre la investigación cualitativa y la investigación cuantitativa; a la selección no aleatoria y la validez, y a la causalidad. Los últimos tres capítulos de Agustín Escobar y Mercedes González de la Rocha se refieren a la evaluación del Programa Progresa-Oportunidades, en ciudades pequeñas y en áreas rurales, desde el enfoque de vulnerabilidad y el último capítulo, escrito con Paloma Villagómez, es una interlocución de la etnografía con las encuestas. Los autores aprovechan las conclusiones para subrayar los argumentos que desarrollaron a lo largo del libro, sobre la similitud estratégica y la diferencia táctica entre la investigación cualitativa y cuantitativa, sobre el concepto ampliado de la 3 medición, sobre el potencial de la investigación etnográfica y sobre la generalización. Los lectores interesados en los hallazgos de la evaluación de la política social encontrarán en el libro y las referencias a los trabajos de los autores, también material de suma utilidad, referida a los sesgos en la incorporación y permanencia de hogares al programa, al peso de las corresponsabilidades de la mujeres, a la relación entre nutrición y el desempeño escolar, al trabajo infantil y la escolaridad, al incremento en la capacidad de gestión y decisión de las mujeres, así como a la disminución de la vulnerabilidad producto de los programas evaluados. Quiero tomar algunos minutos a tocar varios puntos sobre este obra. Uno de los argumentos centrales sobre las limitaciones de la investigación cualitativa se refiere a una supuesta imposibilidad de generalizar sus resultados ya que éstos han sido generados en base a tamaños de muestra muy pequeños y que han sido seleccionados intencionalmente, en otras palabras no aleatoriamente. Cortés profundiza en el capítulo dos de este libro la discusión sobre estos temas de aleatoriedad y validez para concluir con cinco propuestas para la investigación cualitativa: “1) Seleccione los casos de las muestras intencionales por las variables independientes. 2) Repita el estudio tantas veces como se pueda tomando en cuenta las restricciones financieras y de tiempo. 3) Maximice la variedad de las observaciones y de los contextos en que se llevarán a cabo las réplicas. 4) Genere a partir de las proposiciones teóricas un número manejable de enunciados empíricos cuyo contraste aumentará la verosimilitud de la validez interna. 5) Derive consecuencias de las relaciones validadas a los contextos en que se efectuarán las réplicas y sométalas a contraste. “(p. 95-96) En estas propuestas ha sistematizado y traducido las fórmulas seguidas por antropólogos durante muchos años para introducirlas en el debate general sobre el método científico. Este libro hace una aportación indiscutible al debate permanente en las ciencias sociales sobre las definiciones, los alcances y las limitaciones de la investigación cuantitativa y cualitativa y los tres capítulos de evaluación de Progresa-Oportunidades son sobre todo ilustrativos del argumento central sostenido por los autores del libro: el método de la ciencia es único, si bien las disciplinas sociales ejercen diferentes tácticas y aproximaciones distintas de investigación. Lo interesante del experimento atrevido que emprenden los autores es que elaboran sus argumentos sobre el valor de la investigación cualitativa, en particular de la etnográfica, remitiéndose a las posiciones de múltiples autores (Hume, Carnap, Popper, Russell, Piaget) sobre el método científico, para evidenciar ciertas falacias que todavía predominan con respecto a la investigación cuantitativa. Por imaginarme el interés que tendría Manuel Gil en el capítulo de causalidad, no ahondaré en este capítulo. Pero no quiero dejar pasar la oportunidad de subrayar un aspecto de las conclusiones del segundo capítulo 4 sobre la contribución de la investigación cualitativa al estudio de la causalidad. Para la investigación cuantitativa, podría considerarse el caso del control perfecto de los factores no causales, y por ende la cuantificación de los efectos de las causas; perfección, habría que mencionar, difícil de lograr sin contar con amplios recursos para la investigación. Sin embargo, este enfoque cuantitativo no permite conocer los mecanismos que ligan la causa con el efecto, aportación que sí se logra con el análisis cualitativo. Cortés ilustra esto con el caso de la relación entre las becas escolares y el trabajo de los hijos para concluir con la recomendación de la “complementación de ambos tipos de enfoques”. (p. 126) Luego, y en particular en el capítulo cuarto, “Vulnerabilidad y activos de los hogares: el Programa Progresa-Oportunidades en ciudades pequeñas”, Escobar y González de la Rocha ilustran las fortalezas de la investigación etnográfica en las que se sigue, paso a paso, las deliberaciones teóricas, las definiciones conceptuales y su aterrizaje, la selección de los casos a estudiar y la definición de los tipos de casos diferentes que permitirán “comprender las variaciones posibles y postular relaciones de carácter más general cuya comprensión sea de utilidad para quienes buscan optimizar en el programa (con referencia a Progresa-Oportunidades) los resultados del mismo en hogares y asentamientos diferentes.” (147). En éste y los siguientes capítulos queda manifiesto que es vital la cabal formación del investigador que realizará la investigación cualitativa, para el trabajo de campo, como observador perceptivo, con sensibilidad para crear confianza entre sus entrevistados, pero también por el dominio de la teoría y una gran capacidad analítica. Porque la evaluación mencionada se ha realizado con un grupo con múltiples ayudantes, se antojaría conocer las estrategias seguidas por los investigadores para formar a sus ayudantes en esta tradición y lograr generar información de la calidad requerida. Se antojaría también un segundo volumen sobre los temas mencionados en este libro y otros no mencionados. Podría sugerir, por ejemplo, ampliar la discusión sobre el peso de los cambios en el contexto social y económico y sus efectos en los beneficiarios de los programas sociales independiente de las acciones de los programas. Suponemos que esto requería de amplios equipos de investigación que plantearan la combinación de la investigación cuantitativa y cualitativa más allá de la complementación. Otro volumen podría aludir a las implicaciones de los planteamientos de este libro en la investigación cualitativa no etnográfica, por ejemplo en los estudios culturales o en la psicología social, como lo mencionan los propios autores o el estudio detallado de los distintos conceptos de la interpretación. Seguramente en este debate entrará el tema del análisis de los significados, ya que, como lo dicen Lincoln y Guba, (2000) son éstos los que crean la acción, o la falta de acción. Quiero hacer dos breves comentarios finales sobre la edición de este libro. El primero para reconocer la pulcritud y buena presentación de la edición. Tal vez 5 tendría que mencionar únicamente como ausencias, la falta de un índice analítico y de márgenes interiores más amplios, que podrán beneficiar a todos los estudiantes que seguirán los malos hábitos de fotocopiar capítulos enteros del libro para sus clases de metodología. Fue atinado el reconocimiento y agradecimiento de los autores al ausente Pepe Gómez de León. Por todos los logros de este libro, y por todos los lectores que pronto tendrán, por los siguientes volúmenes que hoy inaugura este libro, felicito a los autores y sus instituciones, e invito a que se circule para su lectura en México y en América Latina lo más ampliamente posible. MUCHAS GRACIAS.