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TEMA 3
EL EDUCADOR SOCIAL, CAMPOS DE TRABAJO
Es fundamental conocer los campos de acción del educador social en los dos niveles
considerados en las relaciones humanas:
 Nivel interpersonal, en el que existe una formación social implícita en la
educación general, que se da primordialmente en la comunidad familiar y en la
comunidad escolar. Es importante estudiar sus fundamentos y potenciar sus
vivencias porque los niños ensayan en estas instituciones sociales los futuros
papeles a desempeñar en la sociedad.
 Nivel ciudadano, que concede a los educadores sociales campos específicos de
actuación dedicados, bien a promover completar y perfeccionar la formación
social de la persona, bien a corregir situaciones sociales con problemas por medio
de intervenciones socio-educativas.
Es muy importante comprender la relación que existe entre los Servicios Sociales,
el Trabajo Social y la Educación Social, porque, en la mayoría de los casos, la
actuación profesional de los educadores sociales se dará en instituciones de los
Servicios Sociales y dentro de equipos interdisciplinares pertenecientes al Trabajo
Social.
1. EDUCACIÓN SOCIAL A NIVEL INTERPERSONAL
La formación social a nivel interpersonal se refiere a un aspecto de la educación general
del individuo y se realiza sobre todo dentro de las instituciones clásicas educativas que son
propiamente instituciones sociales, tales como la familia y la escuela.
1.1.
La comunidad familiar
La familia como célula primaria de formación social.
Podríamos definir la comunidad familiar como una verdadera sociedad de personas unidas
por vínculos espirituales y materiales y fundamentada en el amor.
Sabemos por elementales nociones sociológicas que la autoestima y confianza que el niño
tiene de sí mismo depende de la estima y confianza que en él depositen los que le rodean.
Precisamente la identidad personal, punto clave en una educación social personalizada, se
constituye por diferenciación de los demás.
La construcción del yo es una empresa social y tiene lugar en la relación comunicativa con
aquellas personas que le proporcionan un modelo de identificación emocional, en este caso
esencialmente los padres. Según Danzinger por esta identificación «el niño adopta e
interioriza las actitudes para con él de los otros significativos y con ello se identifica a sí
mismo, y adquiere una identidad subjetiva».
Es decir, el proceso de la formación del yo, tan importante en estos años parece que tiene
lugar en relación con «otros significativos»; es decir, a partir de aquellas personas que a
través de sus actitudes para con el niño, le proporcionan un modelo sobre el que conforma
su conciencia individual.
Esta identificación personal a partir de los significativos familiares (fundamental en nuestra
visión educativa) enriquece también la formación social. Por otro lado, la toma de
conciencia del valor personal estimula la vida comunitaria familiar, ya que al cumplir los
diversos miembros familiares sus respectivos roles, se enriquece la vida personal y social de
los mismos. En general, esta formación familiar (nunca mejor llamada educación para la
convivencia) tiene enorme resonancia en la futura adaptación social de sus elementos
jóvenes.
La fuerza socializadora de la familia proviene precisamente de su heterogeneidad.
En nuestra Civilización occidental la comunidad familiar ha variado sus funciones, ya que
componentes económicos e ideológicos, han convertido a la familia en un grupo pequeño e
intensivo, familia nuclear, con reducciones notables en el número de sus miembros y con
variaciones importantes en sus funciones socializadoras
Vamos a apuntar algunas reducciones en la familia actual que, corno luego veremos,
repercuten en la formación social de sus miembros.





Reducción del tamaño de la vivienda.
Reducción del número de hijos.
Reducción de los parientes que viven en la familia.
Reducción de la presencia paterna.
Reducción de la presencia materna por la creciente incorporación de la mujer al
trabajo.
 Reducción del tiempo de convivencia de los esposos.
Estas reducciones limitan el marco de posibles influjos sociales entre los miembros de la
familia, por eso consideramos importante en las familias nucleares que los adultos
representen, si su influjo socializador ha de tener eficacia profunda, por un lado los valores
cultura: les tradicionales, pero también los valores coyunturales de cambio.
Conviene resaltar que los padres deben tener en el desempeño de sus papeles la misma
jerarquía y autoridad. Ciertamente que sus funciones serán diferentes por sus mismas
diferencias biológicas como hombre y mujer, pero ello de ningún modo significa que el
padre represente el temor y la madre el amor, sino que al jugar sus papeles en la comunidad
familiar la madre estará más inclinada al sentimiento y el padre más inclinado a la razón.
Si son serenos y equilibrados, pueden compensar en calidad la cantidad de tiempo.
Los padres deben desear que los hijos sean autónomos y deben amarles con sus peculiares
características. No olvidemos que los hijos pasan de la identificación paterna a la
adquisición de su definitiva personalidad en la cual contribuyen otros poderosos influjos
socializadores. Es necesario unir en la familia el clima de seguridad por una parte y la
gradual independencia de los hijos por otra.
La educación social es total y global en la comunidad familiar.
En cuanto a las relaciones entre hermanos es preciso distinguir entre familias con mayor o
menor número de hijos por la aplicación social que adjudicamos a la adopción de rol (role
taking). El disponer de varias oportunidades para la adopción de roles estimula el
desarrollo social y el desarrollo del juicio moral:
 En la familia con un solo hijo existe la «primacía del individuo» y por lo tanto la
atención individualizada hacia él con un alto grado de concentración emotiva.
 En las familias con varios hijos no existe primacía del individuo sino del grupo y
esto conlleva la creación del equipo familiar que conjunta juegos y reparte
trabajos. Existe una autoconciencia de grupo que obliga a tomar decisiones de
tipo colectivo y cooperativista tanto en la distribución de la economía familiar,
como en el reparto de libros, juegos o de espacios libres dentro de la casa.
En suma, es más fácil la formación social en una comunidad familiar de varios hermanos
porque tienen que participar de muchos deberes, aceptar la presencia inevitable de variadas
personas y aprender a adaptarse a una sociedad futura que no precisamente satisface las
aspiraciones individualistas de sus miembros.
Hay dos actividades que pueden favorecer la formación social en la comunidad familiar.
Nos referimos al lenguaje familiar y a los rituales familiares.
Indudablemente los primeros mensajes los recibe el niño en su círculo familiar, que es su
universo más próximo; este lenguaje familiar tiene un sentido coloquial, íntimo, con
peculiaridades que le son propias y que sirven de elemento de unión entre sus miembros
dada la analogía de giros, expresiones y significados concretos de su propio lenguaje
familiar.
El niño participa activamente por medio de ellos en la vida del grupo y aprende a deducir
de los gestos o expresiones, no sólo percibe el significado de la palabra sino la carga
afectiva que puede llevar.
Peligro para el lenguaje familiar de la televisión (Internet…) pérdida de trato con la familia,
pobreza en el diálogo, disminución de la comunicación oral entre los miembros de la
familia.
Existen los llamados rituales familiares, es decir, a costumbres y ceremonias incorporadas
a la familia por herencia o decisión de los padres en un momento dado y que, con el
tiempo, se han convertido en hábitos. Estas formas de conducta preestablecidas, enlazadas
con los valores vividos por quienes las crean o las conservan, juegan un eminente papel
socializador ya que proliferan en torno a aniversarios, vacaciones, culto religioso y modos
de emplear el tiempo libre. La resonancia de los rituales en los niños es muy rica y profunda
porque permiten expresar un sentimiento de bienestar colectivo, porque su penetración es
inconsciente y porque su fuerza hace que se perpetúen en nuevas generaciones.
1.2.
La comunidad escolar
Considerar a la escuela como una comunidad es responsabilizarle al igual que a la familia,
de la preparación de los niños para la vida comunitaria. La escuela es el lugar específico
para la educación social por la razón simple de que se encarga durante toda la escolaridad
de la formación integral del educando.
Pensamos que, en esta importante faceta educativa, el objeto primordial reside en la
formación de actitudes y pautas de conductas, ya que la adquisición de conocimientos sólo
tiene sentido en cuanto contribuye a despertar esos intereses y actitudes. Partiendo de estas
ideas tenemos, que dar un doble cometido a la comunidad escolar:
 Crear el clima, el marco necesario para que afloren las actitudes y pautas de
conductas comunitarias (ensayo importante de los papeles que más tarde
desempeñarán los muchachos en la sociedad en la que vivan)
 Plantearse la instrucción social y cívica de una manera directa y explícita,
precisamente por ser el lugar idóneo para la racionalización, el análisis y la reflexión.
Hay otro concepto clave que no puede silenciarse: es el relativo al uso democrático de la
autoridad. Los muchachos, en el período de formación tienen que ir asumiendo en el
centro escolar las responsabilidades graduadas ya que no pueden tratar de establecer por si
solos las normas que deben gobernar su vida escolar. Tal vez sea la inseguridad en el uso de
la autoridad el principal problema a solucionar para lograr ese clima adecuado sin bandazos
hacia ninguno de los extremos: autarquía o anarquía.
Las relaciones profesor-alumno deben estar basadas en la cooperación y respeto mutuo.
La participación en la responsabilidad, las actitudes claras con respecto a la disciplina y el uso de la libertad
y la autoridad comportan cargas y complicaciones en la vida de un centro escolar,
constituyen una excelente preparación para la vida social futura.
Los principios que estructuran esta forma de educación social son para nosotros, los
siguientes:
 La razón y la persuasión son mejores instrumentos de formación social que la
simple fuerza sin argumentos.
 Formando y orientando a las personas en libertad se fomenta un orden social
más seguro y estable.
 Aspirando a un ideal de sociedad, basado en la libertad, hacemos al hombre más
feliz y creativo, pues los frutos de la libertad se perciben en la creatividad.
Partiendo de estos principios, formulamos las siguientes propuestas en torno a la
formación social en la comunidad escolar.
1. La labor socializadora de la escuela tanto a nivel de grupo de clase como a nivel
institucional tiene vital importancia en dos sentidos:
a) Como acción socializadora indirecta (Promoción de valores y actitudes
democráticas. Incremento de sus niveles de participación en la
responsabilidad)
b) Como educación social directa (Desarrollo de los currículos en un marco
académico adecuado. Los programas tienen que estar basados en
problemas referidos a la realidad cercana a los muchachos e ir ampliando
su temario, enlazado naturalmente con los programas generales del Área de
Ciencias Sociales). Formación más en capacidades que en acumulación de
conocimientos.
2. Los profesores encargados de las materias específicas de la educación social
tienen que ser conscientes de su responsabilidad en relación con los mensajes
socioculturales que transmitan.
a) Si pretenden provocar actitudes de adhesión y participaron hacia un
sistema social o político determinado, sólo lo conseguirán si el objetivo
propuesto provoca en los sujetos la convicción de que tal sistema es justo.
b) Una buena formación profesional en educación sociocultural puede
ayudarles a revitalizar temarios y programas. Pensamos que una función de
los pedagogos sociales puede ser la formación específica del profesorado
de educación social con contenidos disciplinares pertenecientes a la
Pedagogía Social.
2. EDUCACIÓN SOCIAL A NIVEL CIUDADANO
Existe otra formación social más amplia, la hecha a nivel ciudadano que concede a los
educadores sociales dos amplias vertientes de actuación:
 La primera desemboca en un campo concreto de la Pedagogía Social dedicado a
completar y perfeccionar la formación social del sujeto.
 El segundo campo se refiere a las acciones socio-educativas en aquellos
individuos o grupos con una incorrecta integración social o con riesgo de tenerla.
Hemos afirmado repetidas veces que esta educación social ciudadana tiende: «o bien a
promover la calidad de vida de las colectividades humanas, o bien a corregir
determinados problemas sociales por medio de distintas intervenciones socioeducativas» (Quintana).
La educación social no se entiende como una acción limitada a medios institucionales sino
vinculada a todas las dimensiones en las que se desenvuelve la vida del hombre.
Así pues, la función de los educadores sociales dentro de la formación llamada ciudadana
puede orientarse a:
a) Completar la formación social de los sujetos: (educación cívica, educación
sanitaria, educación para el consumidor, educación ambiental, educación del
ocio...) y otros nuevos campos abiertos a ésta función, que Quintana llama
profiláctica, puesto que intenta prevenir los problemas sociales.
b) La otra función asignada a los educadores sociales se orienta a corregir
determinadas situaciones sociales más o menos negativas con un objeto de
marcado carácter terapéutico o de ayuda en el tratamiento de los problemas
sociales.
No vamos a insistir en el primero de los campos porque pensamos que queda clara dicha
vinculación en el apartado dedicado en el capítulo segundo a la educación para la
convivencia, pero sí deseamos detenernos en el otro campo de acción profesional de tipo
correctivo que contempla la demanda de acciones educativas por medio de distintas
intervenciones socio-educativas.
Este segundo ámbito de trabajo se presenta con un futuro profesional esperanzador para
los educadores sociales y es obligada la referencia a los Servicios Sociales y el Trabajo
Social, si deseamos que actúen con altos índices de eficacia.
2.1 Justificación de la intervención socio-cultural como acción educativa
Entendemos la intervención socio-educativa “como complemento, compensación y
corrección de situaciones que reclaman acciones educativas que las instituciones
tradicionales no pueden ofrendar”
La intervención socio-educativa consiste en abordar los problemas sociales desde
planteamientos estrictamente normativos.
Los Servicios Sociales tienen como fin ayudar al individuo en la solución de aquellos
problemas sociales que entorpecen su realización personal en la comunidad.
Son, por lo tanto, procesos de ayuda con una finalidad implícita: compensar las deficiencias
sociales.
Los Servicios Sociales, para lograr su objetivo, necesitan recurrir al Trabajo Social como
técnica profesional, ya que el Trabajo Social se entiende como una tecnología social y, en
consecuencia, como una actividad profesional que procura la realización sistemática y
efectiva de los Servicios Sociales.
«Ser condición para mejorar» es lo que concede al Trabajo Social el carácter educativo que
interesa a la Pedagogía Social: «posibilidad de cambiar la realidad merced a técnicas
profesionales de ayuda al hombre en los problemas originados por la propia convivencia».
Nosotros entendemos que el Trabajo Social en las diversas áreas de la intervención sociocultural es tarea de todo un equipo interdisciplinar formado por asistentes sociales,
psicólogos, sociólogos, jurista y por supuesto educadores sociales encargados estos últimos
de los aspectos formativos de dicho trabajo.
De forma general podría afirmarse que el educador social es el trabajador social a quien
competen los aspectos pedagógicos del trabajo social.
En todo lo expuesto puede apreciarse una faceta educativa en el trabajo social que entra
dentro del campo de la Pedagogía Social y que está sujeta a determinados principios que
asumimos plenamente. La profesora Catalán considera los siguientes:
1.
2.
3.
4.
Respeto al valor y dignidad de la persona.
Respeto a la libertad de individuos y grupos para elegir su destino.
Adaptación de los métodos empleados a los casos concretos.
Reconocimiento de que toda persona tiene un valor y una dignidad inherentes a
su condición humana.
5. Aceptación de los condicionantes que imponen las relación mutuas.
6. Creencia en la perfectibilidad del ser humano.
7. Principio de justicia social.
Desde la fundamentación ética que los citados principios conforman, vamos a enumerar
los Servicios Sociales agrupados según los problemas que abarcan y según los fines que
proponen conseguir:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
El bienestar de las familias con especial atención a la infancia y adolescencia.
La formación y promoción de la mujer.
El bienestar de las personas mayores.
Las ayudas para la juventud. Prevención de la delincuencia juvenil.
La inserción social de los disminuidos físicos, psíquicos y sensoriales.
La inserción social de los marginados (inmigrantes, minorías étnicas, presos y
excarcelados).
7. Prevención e inserción social de alcohólicos y toxicómanos.
8. Las actuaciones en situaciones de emergencia social (paro laboral, catástrofes...).
9. La organización y animación comunitaria.
La enumeración anterior permite fijar las distintas finalidades de los Servicios Sociales y
guiar, según ellas, la acción educativa que se orienta principalmente hacia tareas de:
promoción, prevención y reinserción social.
Nuestra propuesta, avalada por relevantes profesores de Pedagogía Social, establece los
siguientes campos de actuación para los educadores sociales:
1. La promoción social, con dos aspectos diferenciados:
 Educación de adultos, personas mayores, promoción cultural explotación
de recursos extraescolares con función educativa, centros deportivos y
recreativos en el mundo del ocio, campamentos y actividades al aire libre,
dinamización de la vida social, asociacionismo, participación en la vida
comunitaria...
 Tratamiento específico de los grupos marginados que sufren graves déficits
culturales y educativos. Educación compensatoria, en zonas o sectores
desatendidos como los suburbiales, gitanos, inmigrantes etc.
2. La reinserción social o reeducadora. Dirigida a los sectores colocados al
margen, o enfrentados a la sociedad: delincuentes o predelincuentes, los
vagabundos, los encarcelados, los drogadictos, etc.
Corregir las inadaptaciones de los individuos, proteger el desarrollo de la
infancia, orientar a las familias y a la juventud, proporcionar a los marginados los
cauces de reinserción social. El aclarar las responsabilidades pedagógicas de estas
tareas y diseñar los correspondientes programas educativos de todo ese Trabajo
Social constituye uno de los objetos de la Pedagogía Social.