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1
Responsabilidad medioambiental del turismo en la economía
española
Environmental responsibility of tourism in the Spanish economy
Cadarso, María-Ángelesa; López, Luis-Antoniob*, Gómez, Nuriac; Tobarra,
María-Ángelesd; Zafrilla, Jorgee
a Universidad
de Castilla-La Mancha
Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, Plaza de la Universidad n. 2,
02071, Albacete (Spain)
Phone
+34 967 599 200 Ext. 2383
. Fax +34 902 204 130. E-mail:
[email protected]
b*, c, d,e Universidad
de Castilla-La Mancha
Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales, Plaza de la Universidad n. 2,
02071, Albacete (Spain)
Phone
+34 967 599 200 Ext. 2382
. Fax +34 902 204 130. E-mail:
[email protected], [email protected], [email protected],
[email protected]
Resumen:
España está incumpliendo los objetivos comprometidos en el Protocolo de Kioto.
Para cumplir esos compromisos y aplicar políticas mejor orientadas, es necesario
asignar adecuadamente la responsabilidad de la contaminación a los agentes. Los
agentes responsables no son solo los que la generan directamente, las empresas en
sus procesos de producción, sino también los consumidores, en la medida que se
benefician de esa actividad productiva y contaminante. En este contexto, el objetivo
de este trabajo es cuantificar la responsabilidad medioambiental del consumo
turístico y de la industria turística española, a partir del cálculo de las emisiones
totales, directas e indirectas, de CO2 asociadas al consumo de bienes y servicios
turísticos producidos en España. La metodología input-output propuesta, combinada
con las Cuentas satélite del turismo y las Cuentas satélite de emisiones
atmosféricas, nos permite evaluar la importancia que tienen la emisiones vinculas al
turismo sobre el total de emisiones CO2 de la economía española.
Palabras clave: Turismo, emisiones de CO2, responsabilidad del consumidor y del
productor, tablas input-output.
Abstract:
Spain is failing the targets under the Kyoto Protocol. To meet these commitments
and to implement accurate policies, it is necessary to properly assign the
responsibility of pollution to the agents. The agents responsible are not only those
who generate it directly, the firms in their production processes, but also consumers,
as they benefit from this productive and pollutant activity. In this context, the objective
2
of this study is to quantify the environmental responsibility of tourism consumption
and of Spanish tourist industry, through the calculation of total emissions, direct and
indirect, of CO2 associated with the consumption of tourism goods and services
produced in Spain. The input-output methodology, combined with the Tourism
Satellite Accounts and Air Emissions Satellite Accounts, let us assess the importance
of tourism-related emissions on total emissions of CO2 from the Spanish economy.
Key words: Tourism, CO2 emissions, consumer or producer responsibility, input –
output tables.
JEL: L83, Q53, C67
3
1. Introducción
El sector turístico es una parte importante de la economía española. España es el
segundo país a nivel mundial tanto en número de turistas extranjeros (55,6 millones
en 2005 y 58,5 en 2006) como en ingresos por turismo. Estas cifras hacen que el
turismo represente alrededor del 11% del PIB y del 10% del empleo en 2005, según
datos del INE. Además, el saldo positivo que en la balanza de servicios el turismo
proporciona reduce el tradicional déficit por cuenta corriente español. Resulta
evidente que una actividad productiva de tal magnitud tiene que tener un importante
impacto sobre el medio ambiente.
La Organización Mundial del Turismo (OMT) reconoce que existe una relación entre
turismo y medio ambiente y cambio climático de doble dirección (OMT, 2008). El
cambio climático va a afectar a muchos destinos turísticos de diversa forma y
alterará en consecuencia los flujos turísticos. Y, al mismo tiempo, el turismo puede
ser considerado como uno de los mayores contribuyentes al cambio climático debido
a su uso de combustibles fósiles. Este segundo aspecto de la relación entre turismo
y medio ambiente es el que vamos a analizar en este trabajo.
El impacto medioambiental de la industria turística es remarcable. Por un lado, por
las emisiones directas e indirectas de CO2 que genera al ser una industria intensiva
en el uso de energía procedente en su mayoría de combustibles fósiles. En especial,
hay que señalar las emisiones asociadas al transporte por carretera y aéreo de
pasajeros, pero también hay que considerar el transporte de mercancías necesarias
para prestar esos servicios. Además, el sector de hostelería requiere energía de
forma intensiva para actividades de calefacción, aire acondicionado, iluminación,
cocinas, etc. Por otro lado, la huella ecológica de la industria turística es también
importante y en España se ha traducido en una creciente cementización de la costa
mediterranea1. Nos referimos a la construcción de hoteles, segundas residencias y
de las infraestructuras necesarias para su desarrollo: autovías, autopistas,
aeropuertos, etc. En este trabajo, no medimos este impacto del turismo sobre la
tierra, pero es cierto que estas alteraciones son una causa importante para la
liberación de gases de efecto invernadero como el CO 2, cuya medición sí es nuestro
objetivo.
A pesar de todo esto, pocos trabajos a nivel internacional y nacional se han
dedicado a estudiar y cuantificar el impacto del turismo sobre el medio ambiente
(véase sección 2 para una revisión de la literatura), tal vez, principalmente, por las
dificultades que surgen en la delimitación del propio sector turístico. Éste a menudo
se define desde el punto de vista del consumo más que de la producción (modelos
de demanda), señalando que el sector turístico no se puede delimitar por las
mercancías y servicios que produce, que están incluidos en las ramas tradicionales,
sino por la naturaleza de los consumidores (Becken y Patterson, 2006, por ejemplo).
Y estos consumidores se caracterizan por estar fuera de su entorno habitual, según
la OMT. No obstante, este punto de vista, según la opinión de otros (como recogen
Flores et al., 2009) limita el alcance del sector turístico y su contribución a la
economía. Nuestro enfoque parte del lado de la demanda, principalmente debido a
la metodología que vamos a utilizar, pero reconocemos que en el turismo participan
1
La Comisión Europea ha llevado al Tribunal de Justicia de la Unión la Ley Urbanística Valencia por considerar
que incumple la normativa comunitaria sobre contratación pública.
4
las dos perspectivas de oferta y demanda. Por este motivo, consideramos que un
cómputo del impacto del turismo en el medio ambiente debería también incluir la
inversión asociada al turismo, como también reconoce la OMT, aunque no lo
llevamos a cabo en este trabajo.
El principal objetivo de este trabajo es cuantificar la responsabilidad medioambiental
asociada al consumo turístico en la economía española, a partir del cálculo de las
emisiones totales, directas e indirectas, de CO2 vinculadas al consumo de bienes y
servicios turísticos producidos dentro y fuera de España por empresas españolas.
En un contexto en el que España está incumpliendo de forma importante sus
compromisos de Kioto es fundamental asignar responsabilidades sobre las
emisiones contaminantes, identificando ramas y agentes contaminadores. Esta es la
mejor forma de poder implementar medidas eficaces en la mitigación de sus efectos
sobre el medio ambiente y, en este trabajo, se presta atención al sector turístico. El
cálculo de la responsabilidad supone entroncar con la literatura que asigna la
responsabilidad de las emisiones de un país a los productores o a los consumidores
(véase Munskgaard y Pedersen, 2001, como uno de los pioneros en la aplicación de
estos conceptos)2. El principio de responsabilidad del productor o del territorio,
utilizado por el protocolo de Kioto, señala que un país es responsable de las
emisiones que se generan dentro de sus fronteras y, a partir de ellas, se establecen
los objetivos de reducción de emisiones. El principio del consumidor asigna a un
país la responsabilidad asociada a las mercancías y energía que consume, ya se
produzcan dentro o fuera del país. Para su cálculo, al criterio del productor se le
restan las emisiones asociadas a las exportaciones y se le suman las incorporadas a
las importaciones. Una de las ventajas3 que presentaría la adopción del principio del
consumidor como forma de asignar responsabilidades es que comprometería a las
industrias y los consumidores con la toma de decisiones medioambientalmente
eficientes o poco contaminantes. De esta forma, a través de las decisiones de
consumo los agentes pueden guiar a un país hacia un desarrollo económico
respetuoso con el medioambiente (Muradian et al., 2002).
Las peculiaridades de la industria turística, donde la gran mayoría de las actividades
de producción y consumo se realizan en el mismo territorio, nos llevan a considerar
un criterio del consumidor más amplio que el normalmente utilizado. El turismo
receptor o extranjero consume la mayor parte de los bienes turísticos dentro de la
economía española (la contabilidad nacional lo considera exportaciones) y, por
tanto, esos consumidores están donde se producen las emisiones y no en sus
países de origen. Esto implica que, en el turismo, la responsabilidad del consumidor
asociada a un país tiene dos vertientes: por una lado, responsabilidad del
consumidor nacional, que incluiría las emisiones de los procesos de producción de
los bienes y servicios turísticos consumidos por los turistas residentes (más las de
las importaciones necesarias para obtener esos bienes y servicios). Por otro lado, la
2
Más recientemente, la literatura está evaluando la posibilidad de establecer un criterio de
responsabilidad compartida entre productores, consumidores y/o países (véase, Ferng, 2003, y
Peters, 2008).
3 La literatura ha identificado otra serie de ventajas de la adopción del criterio del consumidor frente al
del productor. Así, en (Peters, 2008) se señala que el criterio del consumidor permite contabilizar las
emisiones asociadas al comercio internacional y, por tanto, permite descubrir y, controlar, el carbon
leakage, que incluye más emisiones que las realizadas sólo por los países firmantes del Protocolo, y
que amplía las posibilidades de políticas para la mitigación de esas emisiones.
5
responsabilidad del consumidor turístico en España, que además de las anteriores,
incluiría las emisiones del turismo receptor, que incluiría las emisiones vinculadas al
consumo turístico realizado por los extranjeros en la economía española. Es cierto
que las emisiones asociadas al consumo turístico receptor implican que estos
turistas están transfiriendo emisiones y su impacto medioambiental a localizaciones
diferentes de sus países de origen, generando emisiones por su consumo en lugares
distintos de dónde obtienen su renta (Lundie et al., 2007), motivo por el cual, la
responsabilidad sobre sus emisiones podría también asignarse a su país de origen.
La metodología propuesta se apoya en la aplicación del análisis input-output, con
datos procedentes del Marco Input-Output (TIO) elaborado por el INE, que se
combinan con la información suministrada sobre emisiones por las Cuentas Satélite
sobre Emisiones Atmosféricas (CSEA) y con los datos de consumo turístico
suministrados por las Cuentas Satélite del Turismo (CST), ambas elaboradas
también por el INE. Continuamos con la línea abierta por los trabajos de Jones y
Munday (2007) y Lundie et al. (2007). Nos centramos en las emisiones de CO2,
porque este gas es el mayor en volumen de los gases de efecto invernadero,
representa el 80% de todos ellos (Ahmad y Wyckoff, 2003), es el más importante en
relación con el uso de combustibles fósiles y es uno de los factores más importantes
en relación con la pérdida de ecosistemas y biodiversidad en el futuro 4. La utilización
de multiplicadores de emisiones permite calcular las emisiones de CO 2 directas e
indirectas asociadas al consumo turístico realizado en la economía española 5. Entre
las indirectas se incluyen las emisiones asociadas a los inputs que utiliza la industria
turística, no sólo las incluidas en la energía y transporte utilizados, sino también las
incorporadas en los productos de la agricultura y de los alimentos elaborados
utilizados o en los productos químicos de limpieza o en las generadas por las
agencias de viajes, etc.
A partir de la metodología propuesta, la información suministrada por las CST
permite diferenciar entre el impacto medioambiental que tienen las distintas ramas
características del turismo. Además, permite distinguir entre agentes económicos,
principalmente, turismo de los hogares (residente), turismo receptor, gasto en
consumo turístico de las AAPP y turismo de negocios, y, combinado con información
sobre importaciones de las TIO, distinguir entre la procedencia, doméstica o
importada, de los bienes consumidos. El objetivo del trabajo es calcular la
responsabilidad del consumo turístico (residente y extranjero) sobre el total de
emisiones generadas por las actividades productivas. Queda fuera del alcance de
este trabajo evaluar la proporción que del total de emisiones generadas por los
hogares corresponde a actividades de turismo6 (Por ejemplo, las derivadas de los
desplazamientos turísticos que realizan las familias con sus vehículos particulares).
El trabajo realizado se desarrolla en las siguientes secciones. En la sección 2 se
revisa la literatura reciente que estudia el impacto del turismo sobre el
4
Gossling (2002).
Nuestros cálculos son más completos que los realizados por la OMT (2008) para la economía
mundial para el año 2005, ya que éstos sólo consideran las emisiones directas asociadas al consumo
de energía de las actividades turísticas, agrupadas en transporte, alojamiento y otras actividades. Eso
sí, nuestro metodología de estimación es distinta (véase sección 2).
6
Para computar las emisiones asociadas al consumo turístico sería necesario estimar estas
emisiones directas in situ (Lundie et al., 2007).
5
6
medioambiente. En la sección 3 se describe la metodología input-output propuesta
para el cálculo de emisiones de CO2 asociadas, directa e indirectamente, al
consumo turístico y se discuten las peculiaridades de las estadísticas utilizadas. La
sección 4 se destina a comentar los resultados aplicados a la economía española.
Por último, el apartado 5 recoge las conclusiones.
2. Consecuencias medioambientales del turismo: revisión de la literatura.
Los efectos ecológicos locales del turismo han sido relativamente bien
investigados, mientras que existe poca información sobre cómo esos efectos se
pueden agregar para conseguir aproximar el impacto global del turismo en áreas
más amplias, países o a nivel mundial (Gossling, 2002; Jones y Munday, 2007). En
términos generales, existen dos grandes categorías de análisis bajo las que se
pueden agrupar los modelos que intentan medir el efecto del turismo en el medio
ambiente: estos modelos pueden realizar un análisis de abajo-arriba (bottom-up) o a
la inversa, de arriba-abajo (top-down).
Los análisis del tipo bottom-up parten de muestras o encuestas al sector turístico,
por lo que suelen disponer de datos detallados sobre las industrias turísticas, sus
tipos y el comportamiento de los turistas. Este detalle es una de sus ventajas, puesto
que permite un análisis muy desagregado y la elaboración de políticas que
desciendan a nivel de negocio y del comportamiento humano. Pero, a la vez, es uno
de sus inconvenientes, ya que implica la recolección de un conjunto potencialmente
extenso de datos, que requiere tiempo y recursos. No obstante, su principal
inconveniente es su dificultad para incluir los efectos indirectos de las actividades
turísticas en el medio ambiente. Estos efectos indirectos son típicamente recogidos
en el segundo tipo de análisis, los del tipo top-down o de arriba-abajo. Se puede
decir que éstos parten de estadísticas nacionales de las que se desgaja la parte
correspondiente al turismo, pero en los que el sector turístico se analiza como una
parte de la economía. Este hecho, que permite la comparación inter-industrial y un
análisis más amplio de las interacciones entre medio ambiente y economía, y la
capacidad de estos modelos top-down de cuantificar los efectos indirectos son sus
principales ventajas. Además, las cuentas económico-ambientales que generan
pueden servir como plataforma para distintas metodologías: de ciclo de vida del
producto, input-output, huella ecológica, etc. Aunque ambos tipos de análisis parten
de diferentes conjuntos de datos y supuestos, pueden alcanzar resultados con
órdenes de magnitud similares en términos de consumo energético y emisiones de
CO2, si se tienen en cuenta solo efectos directos (Becken y Patterson, 2006).
Gossling (2002) realiza un análisis bottom-up bastante completo del impacto del
turismo en el medioambiente a escala mundial, usando estadísticas nacionales y
estudios previos. Su objetivo es obtener una primera aproximación de los efectos del
turismo a nivel mundial, clasificándolos en cinco áreas: alteraciones en la tierra (uso
y naturaleza física), energía, intercambio de especies y biodiversidad, intercambio y
dispersión de enfermedades y cambios en la relación del hombre con el medio
ambiente, que se convierten en seis al añadir el uso del agua. De todas ellas, la más
próxima a nuestro punto de interés es la de la energía, que divide su vez en energía
(y emisiones) relacionadas con el transporte y relacionadas con el destino
(alojamiento, comida, actividades, etc., excepto transporte). Respecto del primero,
estima los viajes por pasajero y kilómetro, su proporción destinada al turismo según
7
si son industrializados o en desarrollo7 y el tipo de medio de transporte y sus
emisiones de CO2 a partir de los factores de intensidad energética de cada medio de
transporte y el factor de emisiones correspondiente. Según sus estimaciones, en
2001, el transporte de turismo generó 1.263 Mt de CO2 equivalente. Los
inconvenientes que él mismo señala son dos: desconoce la medida en que incorpora
o no el transporte en destino, que puede incluir distancias sustanciales, y no recoge
efectos indirectos del consumo de energía que pueden estimarse entre un 25-65%
de la energía consumida por pasajero. Respecto al uso de energía y emisiones en
destino, estima el uso de energía por tipo de alojamiento y tipo de actividad en
destino. Finalmente, obtiene que el transporte es responsable de casi el 94% de la
contribución del turismo al calentamiento global, mientras que el consumo de
energía y emisiones de las actividades de ocio en destino tiene una aportación
residual.
Gossling et al. (2005) siguen la metodología de análisis de Gossling (2002) en
relación con el uso de energía y emisiones, sistematizando más las emisiones
ligadas al transporte. Su aportación consiste en el uso del concepto de eco-eficiencia
como daño medioambiental por unidad de valor generado y lo calculan como el
cociente entre emisiones de CO2 equivalente y facturación, aplicándolo al estudio de
cinco casos concretos con diferentes características (una ciudad, islas, una
montaña, un país y un área rural en un país desarrollado). El principal inconveniente
del análisis es que sigue sin incluir efectos indirectos, junto con que el concepto de
eco-eficiencia utilizado limita la importancia relativa que los ingresos del turismo
pueden tener en determinadas áreas rurales o países en vías de desarrollo. Sus
conclusiones muestran que la eco-eficiencia puede variar sustancialmente en
función de (de mayor a menor): la distancia (el contribuyente más importante para
una desfavorable eco-eficiencia), el medio de transporte (el avión es el medio con
más desfavorable eco-eficiencia), la duración media de la estancia y el gasto por día
(estos dos últimos mejoran la eco-eficiencia si aumentan).
Recientemente, la OMT (2008) ha realizado una estimación para la economía
mundial de las emisiones de CO2 asociadas al consumo turístico para el año 2005.
La metodología propuesta supone obtener esas emisiones a partir del consumo de
energía que requiere la provisión del transporte turístico, el alojamiento y otras
actividades turísticas. Los cálculos de la OMT solo incluyen las emisiones directas
asociadas al consumo de derivados del petróleo para el transporte y de éstos
mismos y de energía eléctrica para alojamientos y otras actividades turísticas. Es
decir, las emisiones indirectas que no sean consumo de energía eléctrica no se
contabilizan8. Los resultados indican que las emisiones asociadas al consumo
turístico mundial se encuentran dentro del rango del 3,9% hasta el 6% del total de
emisiones recogidas por el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC).
Por ramas, el principal responsable es el Transporte aéreo (40% el total), el
Transporte terrestre (32%) y, en menor medida, Alojamiento (21%).
7
La mitad en los primeros y una proporción menor en los demás, lo que le lleva a estimar que un
tercio del total de viajes en el mundo son de turismo
8 El cálculo básico utilizado por la OMT para el transporte aéreo consiste en estimar para cada medio
de trasporte las emisiones realizadas por una persona por kilómetro recorrido en ese medio y
multiplicarlo por el total de kilómetros recorridos por los turistas. Para las emisiones asociadas al
alojamiento de turistas se estiman a partir de la energía usada en una noche por un huésped en 6
distintos tipos de alojamiento, las emisiones asociadas a ese consumo de energía y el total de
alojamientos.
8
Jones y Munday (2007) proponen utilizar las cuentas satélite de turismo y
ambientales y las tablas input-output de Gales para cuantificar el impacto ambiental
del gasto turístico. Es, por tanto, un modelo top-down que calcula efectos directos,
indirectos e inducidos del gasto turístico, ya que construyen un multiplicador
ampliado con las familias como un sector más de la economía. El impacto en el
medio ambiente lo recogen a través de las emisiones de CO 2 y residuos. En relación
con las primeras, calculan que un millón de libras de gasto turístico genera, de
media, 413 toneladas de CO2, siendo los principales sectores emisores debido al
turismo Petróleo refinado, con algo más de un tercio de las emisiones, y Otro
transporte terrestre, Electricidad y Agricultura, con otro tercio. Además, muestran
que la industria turística en su conjunto en comparación con otras ramas de la
economía se encuentra ligeramente por debajo de la media en términos de
emisiones de CO2.
El trabajo de Lundie et al. (2007) sigue en la línea de combinar datos de las tablas
input-output y de las cuentas ambientales. Construyen multiplicadores input-output
de consumo de energía, uso de agua, emisiones de gases efecto invernadero y uso
de la tierra. A partir de ellos, obtienen los efectos directos e indirectos del consumo
turístico en Australia, aunque estos últimos datos no los obtiene de una cuenta
satélite del turismo, sino de diversas estadísticas. Sus resultados indican que por
millón de dólares gastado el turista medio emite 1.810 toneladas de CO2. Su
principal limitación es que no incluye los efectos del transporte sobre el medio
ambiente.
3. Propuesta metodológica: marco input-output y emisiones de CO2
La metodología input-output (Leontief, 1941) considera las interrelaciones que
se establecen entre las todas industrias de una economía y entre éstas y la
demanda final (consumo privado y público, inversión y exportaciones). Permite
cuantificar lo que una industria proporciona a las demás para que éstas lleven a
cabo su producción (demanda intermedia o consumos intermedios) y a la demanda
final.
El modelo input-output tradicional describe la economía a través de las
siguientes ecuaciones:
xT  xd  xm
x d  Ad x d  yd
x A x y
m
m
d
(1)
m
donde x T es la producción total, x d la producción doméstica, interior, y x m
las importaciones totales, incluyendo las importaciones intermedias y las finales. A d
es la matriz de coeficientes domésticos y Am es la correspondiente de coeficientes
importados (por lo que la suma de ambos proporciona la matriz de coeficientes
totales A t  A d  A m ), y d corresponde a la demanda final atendida con producción
9
doméstica y, finalmente, ym indica las importaciones dirigidas a la demanda final. De
manera genérica, las matrices de coeficientes técnicos se obtienen a partir de:
A  Z  x  1
(2)
Donde Z es la matriz de transacciones interindustriales que muestra, por filas,
la parte de la producción que cada rama vende a las demás como input intermedio y,
por columnas, los consumos intermedios que cada rama realiza de las demás como
input para su producción. Así, el elemento genérico de la matriz de coeficientes
técnicos, aij, indica el input i requerido por la rama j para obtener una unidad de
producción de j.
Reorganizando las expresiones incluidas en (1), obtenemos la producción
doméstica y las importaciones en función de la demanda final:

xd  I - Ad


-1
yd
x m  Am I - Ad

-1
yd  ym
(3)
En esta expresión, (I-Ad)-1 se denomina la matriz inversa de Leontief y su
elemento genérico βij se interpreta como la cantidad de input i necesaria, directa e
indirectamente, para atender una unidad de demanda final de la rama j. Esos
requerimientos son directos e indirectos porque incluyen los inputs intermedios que
directamente compra la rama j para producir, pero también los inputs necesarios
para producir esos inputs, y así, sucesivamente, en todas las etapas de la
producción9. Así, se llega al concepto de subsistema de Sraffa (1960) o sector
verticalmente integrado de Pasinetti (1973), que estaría formado por las columnas
de la matriz inversa y que recogería todo el aparato productivo de una economía
necesario para obtener una unidad de bien final.
Cuando la matriz inversa de Leontief se premultiplica por un vector de
factores de producción (típicamente, el empleo por unidad de producción) se obtiene
los requerimientos de ese factor reorganizados según los sectores verticalmente
integrados, es decir, se obtiene los requerimientos totales, directos e indirectos, del
factor por unidad de demanda final. Si en lugar de un factor, lo que utilizamos es un
subproducto de la producción, como las emisiones de contaminantes a la atmósfera,
lo que obtendremos son las emisiones totales, directas e indirectas, asociadas a la
producción de todo lo necesario para llevar una unidad de bien (o servicio) a la
demanda final (Munksgaard y Pedersen, 2001, Sánchez-Chóliz y Duarte, 2004,
Roca y Serrano, 2007, Cadarso et al. 2009).
Combinamos, en consecuencia, el esquema input-output anterior con datos
de emisiones. Primero, obtenemos las emisiones atmosféricas (directas) por ramas
de actividad de las Cuentas Satélite sobre Emisiones Atmosféricas (CSEA),
elaborada por el INE10 y las calculamos por unidad de producción:
9
Esta interpretación se obtiene fácilmente si se descompone la matriz inversa de Leontief en una
serie de potencias de la matriz de coeficientes técnicos A (ver Miller y Blair, 1985).
10
Las cuentas satélite de emisiones utilizan el sistema contable NAMEA, el cuál asigna las emisiones
a las industrias heterogéneas para que la información sea consistente con los datos económicos.
10
e  E  x d  1
(4)
A partir de ahí, premultiplicando la matriz inversa de Leontief por el vector de
emisiones por unidad de producción obtenemos el multiplicador de emisiones ε, que
mide las emisiones de sustancias contaminantes a la atmósfera que se realizan
directa e indirectamente por unidad de demanda final:
  e  ( I  Ad ) 1
(5)
El producto de este multiplicador de emisiones por la demanda final
doméstica de la economía permite obtener las emisiones realizadas por cada rama
de actividad11:
E  e  ( I  A d ) 1 y d   y d
(6)
Si en la expresión (6) situamos la demanda final en forma de matriz diagonal
en lugar de vector, obtendremos como resultado de la operación una matriz de
emisiones (que llamamos M) cuya suma por filas nos proporciona las emisiones
(directas) de cada rama, E, y cuya suma por columnas, proporciona las emisiones
totales (directas e indirectas), reorganizadas según los sectores verticalmente
integrados. Es decir, la suma por columnas informa de las emisiones resultantes de
la producción que realiza la rama directamente para producir su mercancía, más las
emisiones realizadas en la producción de sus inputs y los inputs de sus inputs. La
expresión sería:
M  e  ( I  Ad ) 1  y d    y d 
(7)
3.1 Responsabilidad medioambiental del consumidor y del productor turístico
El objetivo fundamental de este trabajo es calcular qué parte de las emisiones que
realiza la economía española están asociadas a la demanda de los turistas
españoles o extranjeros en España. Es decir, calcular la responsabilidad
medioambiental asociado al consumo turístico en España. Para ello, entroncamos
con la literatura que diferencia entre la responsabilidad de un país en las emisiones
de polución como productor y como consumidor (véase Munksgaard y Pedersen,
2001, Ahmad y Wyckoff, 2003, Sánchez-Chóliz y Duarte, 2004, Peters y Hertwich,
2006 o Cadarso et al., 2008). Como productor, un país es responsable de las
emisiones que genera dentro de sus fronteras en sus procesos de producción y
consumo de bienes y servicios domésticos. Como consumidor, un país es
responsable de las emisiones de los bienes y servicios que consume,
independientemente de dónde hayan sido producidos, es decir, sean domésticos o
Esto implica un problema con la producción secundaria al utilizar tablas input-output simétricas, ya
que éstas recogen la información agrupándola por industrias homogéneas (Roca y Serrano, 2007).
11 Nótese que esta expresión (6) procede de la expresión (3.a) en la que se ha multiplicado cada
miembro por los coeficientes de emisiones, de forma que en la primera parte de la igualdad el
resultado son las emisiones de la economía, E.
11
importados. Las emisiones asociadas a las exportaciones y las importaciones son
las que nos permiten calcular ambas responsabilidades.
En este trabajo, adaptamos los conceptos descritos al consumo de bienes y
servicios turísticos. Las CST proporcionan los datos del gasto en consumo turístico
t
de los hogares ( Cht ), del turismo receptor ( C rt ), de las AAPP ( C AP
) (tanto individual
como colectivo12) y del consumo turístico intermedio ( C cit ). Por lo tanto, se puede
calcular la responsabilidad asociada tanto al productor como al consumidor turístico.
Sin embargo, hay que tener en cuenta tres peculiaridades vinculadas tanto a los
datos como a las particularidades del sector analizado.
Una primera característica a resaltar es que el consumo turístico intermedio está
constituido por los gastos correspondientes a los viajes de negocios y constituyen, al
igual que los inputs intermedios de las industrias, gastos que tienen como destino la
elaboración de otros productos, motivo por el cual se incluyen dentro del consumo
intermedio de la rama que los realiza (INE, 2002). Para incluir en el cálculo de las
emisiones vinculadas al turismo las que proceden de los viajes de negocios es
necesario transformar las matrices input-output de tal forma que se reduzca la matriz
de consumos intermedios en la cuantía de ese turismo de negocios y se aumente en
esa misma cantidad la demanda final turística13. Esto significa que sus emisiones se
incluyen como demanda final y no consumo de bienes intermedios. El criterio
adoptado para sustraer la demanda turística intermedia para cada producto de la
matriz de consumos intermedios ha sido el de reducirla en proporción al total de
consumos intermedios que consume cada rama. Obtenemos una nueva matriz de
consumos intermedios modificada A*, que no considera los gastos en viajes de
negocios, y que utilizamos para calcular el impacto medioambiental del turismo en la
economía.
La segunda característica es que las CST sólo informan del consumo turístico total
( C t ), sin diferenciar bienes y servicios domésticos ( C d ) e importados ( C m ) y, por
tanto, no permiten calcular directamente la responsabilidad del productor turístico
español (véase la expresión 8), que cuantifica las emisiones de CO2 totales, directas
e indirectas, realizadas por cada rama en la producción de los bienes y servicios
cuyo objetivo es atender las necesidades del consumo turístico doméstico14. La
estimación de las importaciones incluidas en el consumo turístico final (hogares,
receptor y AAPP) se ha hecho suponiendo que para cada tipo de bien y servicio, el
porcentaje de importaciones es el mismo que en el consumo final de los hogares
12
En este último caso, el gasto se corresponde con servicios de agencias de viajes y servicios
turísticos de no mercado de las AAPP.
13 Esta es la alternativa metodológica 2 propuesta en las CST por el INE, que consiste en construir
una demanda turística ampliada con los viajes de negocios, pero modificando consecuentemente los
agregados de la contabilidad nacional afectados (INE, 2002).
14 La completa contabilización de la responsabilidad del productor turístico debería incluir, además de
las emisiones asociadas a los bienes de consumo turístico, también las emisiones asociadas a la
compra de bienes de inversión que hace el sector turístico. Estas inversiones son necesarias para
proveer sus servicios, nos referimos a las emisiones emitidas en la construcción de hoteles,
aeropuertos, carreteras, etc. En este trabajo no se calculan las emisiones asociadas a la inversión del
sector turístico, sólo nos ocupamos de las asociadas al consumo turístico.
12
españoles a partir de la tabla input-output15. El consumo turístico intermedio se
reparte en función del porcentaje de importaciones de inputs sobre la demanda total
de inputs de cada producto a partir de la información suministrada por la tabla inputoutput. La expresión que permite calcular la responsabilidad del productor sería la
siguiente:
RPT  e  ( I  A*d ) 1  C d   *  C d 
(8)
Donde, al diferenciar entre distintos consumidores, obtenemos:
d
RPT   *  C d   *  Chd   *  Ccid   *  C AP
  *  Crd 
(9)
Por otro lado, las emisiones asociadas al consumo turístico de bienes importados se
calculan suponiendo que la tecnología de producción y de contaminación es la
misma en el país que produce esos bienes que en la economía española 16. La
expresión sería la siguiente:
E m  e  ( I  A*d ) 1  C m   *  C m 
(10)
Una tercera característica es que el consumo del turismo receptor coincide con las
exportaciones que realiza el sector turístico y, no obstante, éstas see consumen
dentro del territorio español. A partir de esa información, se define la responsabilidad
del consumo turístico residente (hogares, AAPP y turismo de negocios) en España
como las emisiones asociadas al consumo realizado por los hogares residentes
(expresión 11), ya sea de productos domésticos o importados. La responsabilidad
del consumo turístico receptor considera las emisiones realizadas por los extranjeros
en la economía española de productos domésticos e importados17 (expresión 12). El
cálculo de la responsabilidad medioambiental asociada al consumo turístico
realizado en la economía española se obtiene sumando las emisiones de ambos
tipos de consumidores (expresión 13). El hecho de que las exportaciones de turismo
o consumo del turismo receptor se realicen en su gran mayoría dentro de la
economía española implica que la diferencia territorial entre la responsabilidad del
productor turístico y la del consumidor turístico total sólo sean las importaciones y no
se incluyan las exportaciones, como sucede en las definiciones habituales.
15
Este supuesto se justifica pensando que los turistas españoles o extranjeros se encuentran con la
misma proporción de importaciones en las tiendas que las familias en su residencia habitual.
16 Éste es un supuesto habitual de la literatura que utiliza modelos uniregionales para asignar
responsabilidades asociadas a contaminantes (véase, por ejemplo, Munksgaard y Pedersen, 2001,
Sánchez-Chóliz y Duarte, 2004, Roca y Serrano, 2007). En nuestro caso, al utilizar la matriz de
consumos intermedios doméstica en vez de la total estamos incluyendo sólo las emisiones asociadas
a las importaciones de la última ronda y no de todas las rondas.
17 El completo cálculo del la responsabilidad del consumidor debería incluir las emisiones
incorporadas en el gasto de los turistas extranjeros en su lugar de origen (no cubierto por empresas
españolas). Pero ante la imposibilidad de disponer de esa información la obviamos.
13
RCT h  e  ( I  A*d ) 1  Cht    Cht 
(11)
RCT r  e  ( I  A*d ) 1  Crt    Crt 
RCT
Total
 RCT  RCT  e  ( I  A )  C    C 
h
r
d 1
t
t
(12)
(13)
Los supuestos del uso de la metodología input-output para el cálculo de los efectos
medioambientales del turismo son: homogeneidad, ya que se supone que la rama en
su conjunto tiene las mismas características que la parte de la rama que atiende
consumo turístico; proporcionalidad en las emisiones, sin que exista la posibilidad de
economías o deseconomías de escala en este sentido.
3.2. Apuntes metodológicos y fuentes estadísticas
El gasto en consumo turístico lo proporcionan las Cuentas Satélite del Turismo
(CST) elaboradas por el INE e incluyen los gastos relacionados con los viajes antes,
durante y después. Es preciso puntualizar que en el consumo turístico interno
también se incluye parte del consumo turístico emisor que es cubierto por unidades
residentes. Por ejemplo, se incluye el gasto turístico del turismo nacional emisor en
el resto del mundo cuando el bien o servicio lo suministra una unidad productora de
la economía española. Este hecho es importante dado que el objetivo del trabajo es
calcular la responsabilidad medioambiental asociada al consumo y la producción
turística de la economía española. Las emisiones mencionadas son responsabilidad
de la industria turística española, pero dado que se producen fuera de las fronteras
supondrán una sobrevaloración del impacto contaminante del sector turístico
español en las emisiones nacionales de difícil cuantificación.
Por otro lado, es necesario adaptar las 16 categorías de bienes y servicios de la
CST a las 46 ramas con que se trabaja y que vienen delimitadas por el mínimo
común divisor entre las ramas de las TIO y de las CSEA. En este sentido, hay que
hacer dos puntualizaciones en relación con dos de las categorías de productos no
característicos: bienes y otros productos. En relación con la primera categoría de
Bienes, éstos son los bienes adquiridos por los visitantes. De forma sencilla, se ha
supuesto que los turistas reparten su consumo de bienes de la misma forma que los
hogares residentes, siguiendo la información del consumo final de los hogares de la
TIO. Otros productos son básicamente servicios no incluidos en categorías
anteriores: servicios de mantenimiento y reparación de bienes de transporte de
pasajeros, servicios turísticos diversos (que engloba servicios financieros y de
seguros), otros servicios de alquiler de bienes y otros servicios turísticos. Éstos se
han asignado a la rama correspondiente en partes iguales a falta de más
información.
Dada la importancia del Transporte aéreo en el turismo, hay que considerar también
las peculiaridades de cuantificación y asignación de las emisiones del transporte
internacional de mercancía de las CSEA. Estas cuentas sólo contabilizan las
emisiones realizadas por las empresas residentes de un país. Este criterio de
residencia, deja fuera las emisiones vinculadas al trasporte internacional de turistas
que llegan a España en compañías extranjeras y, al tiempo, incluye las emisiones
hechas por empresas residentes fuera del país. Aunque se produzca una
compensación de ambas emisiones, existe cierta infravaloración o sobrevaloración
de las emisiones asociadas al transporte internacional al utilizar las CSEA, que en
14
nuestro caso comprobaremos cómo debido a la importante entrada de turistas en
España que viajan en compañías no residentes supone una importante
infravaloración18.
Los cálculos propuestos se han realizado para la economía española y los años
1995, 2000 y 20051920, con una desagregación de 46 ramas y tomando como año
base para la deflación el año 2000. Para terminar, todos los datos de consumo
turístico se han deflactado a precios de 2000 con los índices de volumen por
productos que proporciona el INE.
4. Emisiones de CO2 y consumo turístico en la economía española
La economía española es el país de la UE que en el año 2008 incumple de forma
más acusada los compromisos de reducción de emisiones fijados en el Protocolo de
Kioto para el año 2012. El importante crecimiento económico español, la
especialización en sectores intensivos en el uso minerales fósiles y la entrada de 4
millones de inmigrantes hasta el 2008 ayudan a explicar el gran crecimiento de las
emisiones de CO2 españolas, que entre 1995 y 2003 crecen un 285. En este
contexto, este trabajo pretende analizar la responsabilidad asociada al consumo y la
producción turística en ese crecimiento de las emisiones.
4.1. Responsabilidad medioambiental del consumo turístico en la economía
española
Los datos calculados indican que las emisiones directas e indirectas asociadas al
consumo que hacen los turistas en España, sean residentes o no, en 2005 son de
34.178 gigagramos (Gg) de CO2. Esa responsabilidad medioambiental asociado al
consumo turístico en la economía española, que incluye las mercancías producidas
en la economía española y las importadas, pasa de representar en 1995 el 14,4%
del total de emisiones realizada por las actividades económicas al 12,9% en 2005
(Gráfico 1). Su crecimiento en esos años es del 13,9%, inferior al de todas las
actividades económicas, que es del 27%, y, por ello, el consumo turístico pierde
importancia sobre el total de emisiones.
Gráfico 1. Emisiones de toda la economía y del consumo turístico, gigagramos
de CO2
18
Otra opción hubiera sido utilizar las emisiones que el IPCC calcula para la economía española,
pero esta fuente no asigna al país las emisiones asociadas al transporte internacional de mercancías,
sino que reporta la información separada en los búnkeres internacionales y, por tanto, tampoco
permitiría resolver el problema descrito. Además, el menor nivel de desagregación por ramas de
actividad de los datos de emisiones del IPCC daría lugar a una pérdida de información.
19 El primer año, 1995, plantea algunos problemas de comparabilidad por cambios metodológicos
acometidos por el INE (principalmente, el cambio de base), tanto en relación con los datos inputoutput como con los de la Cuenta satélite del turismo.
20 El último año para el que hay datos sobre emisiones de las CSEA es 2003.
15
300000
250000
200000
150000
100000
50000
0
1995
2000
Actividades económicas
2005
Consumo turístico
Nota: Los datos de emisiones para toda la economía son del año 2003 y los
calculados para el consumo turístico del año 2005.
Fuente: Elaboración propia a partir de las CST, CSEA y TIO.
Según la Organización Mundial del Turismo (OMT, 2008), las emisiones de CO2
asociadas al consumo turístico mundial se sitúan entre el 3,9% y el 6% del total de
emisiones recogidas por el IPCC. Los resultados encontrados para la economía
española son significativamente superiores a los cálculos realizados por la OMT.
Estas diferencias se explican tanto por la diferente metodología utilizada, ya que
nosotros consideramos las emisiones directas e indirectas mientras que la OMT sólo
las directas y relacionadas con el consumo de energía, como por el importante peso
que tiene el sector turístico en la economía española. España es el segundo país del
mundo por el número de turistas internacional recibidos y este turismo es más
intensivo en emisiones de CO2 que el turismo doméstico (0,49 toneladas de CO2 por
viaje frente a 0,12 toneladas de CO2, respectivamente, según la OMT, 2008).
La importancia de las emisiones asociadas al consumo turístico nos obliga a
identificar las ramas características del turismo que son intensivas en contaminación
con el objetivo de poder instrumentar políticas de mitigación de emisiones más
adecuadas. El consumo turístico total y las emisiones de CO2 asociadas están
altamente concentrados en sus ramas características (Tabla 1). Por emisiones,
destaca la rama de Trasporte aéreo, que representa el 40,7% del total de emisiones
de CO2 del consumo hecho por el turismo receptor y doméstico, aunque sólo el
10,2% del gasto. Le sigue en importancia la Hostelería, con el 19,9% de las
emisiones y el 42,6% del gasto de los turistas. El importante consumo de energía de
la Hostelería está detrás de esas emisiones, ya que es necesario para calefacción,
aire acondicionado, iluminación, utilización de cocinas o limpieza. La rama de
Producción y distribución de electricidad, gas y vapor es responsable del 7,5% y el
Transporte terrestre el 8,9% de las emisiones. Por tanto, son las actividades de
16
transporte y las de electricidad, ya sea directa o indirectamente al ser consumida por
la Hostelería, las mayores responsables de la contaminación asociada al turismo.
Tabla 1. Emisiones de CO2 asociadas al consumo turístico total en 2005,
principales ramas
CONSUMO
EMISIONES
TURÍSTICO
TOTALES
total
%
total
%
(D)- 15 Alimentos y bebidas
3.347
(D)- 23 Coquerías, refino y combustibles
669
nucleares
(E)- 40 Prod.-distrib. electricidad, gas y vapor
724
(G)- 50-52 Vehículos y reparación
4.500
(H)- 55 Hostelería
33.398
(I)- 60 Transporte terrestre
3.496
(I)- 61 Transporte marítimo
426
(I)- 62 Transporte aéreo y espacial
7.963
(I)- 63 Actividades anexas al transporte
3.721
(K)- 70-74 Inmobiliarias y servicios empr.
15.912
Total selección
74.156
Toda la industria
78.311
Fuente: Elaboración propia de las CST, CSEA y TIO.
4,3
0,9
0,9
5,7
42,6
4,5
0,5
10,2
4,8
20,3
94,7
1.434
4,2
58
2.568
1.037
6.805
3.035
779
13.915
1.007
1.772
32.409
34.179
0,2
7,5
3,0
19,9
8,9
2,3
40,7
2,9
5,2
94,8
Al diferenciar por tipo de consumidor, tenemos la responsabilidad del consumo
turístico residente (hogares, AAPP y turismo de negocios) y la responsabilidad del
consumo turístico receptor, que consideran las emisiones realizadas por esos
agentes al consumir en la economía española productos domésticos e importados.
El turismo receptor es responsable en 2005 del 48,8% del total de emisiones,
seguido del 33,6% de los turistas residentes, el 15,4% del consumo turístico
intermedio y el 2,6% restante correspondiente al gasto en consumo turístico que
realizan las AAPP. Aunque, como se observa en el Gráfico 2, las emisiones
vinculadas a los tres tipos de consumo crecen de forma importante, hay que reseñar
como la contaminación derivada del turismo receptor gana peso (un 3%) sobre todo
frente al turismo de negocios (2%) y al consumo de los residentes (1%). La mayor
contaminación asociada al turismo receptor se produce porque utiliza intensivamente
el Transporte aéreo para trasladarse a la economía española, que se ha visto
favorecido por el dinamismo de las líneas de bajo coste21.
Gráfico 2. Emisiones totales de CO2 por tipo de consumidor turístico,
gigagramos de CO2
21
En 2005 supone el 29,7% del total de llegadas por vía aérea, aumentando un 30,8% respecto a
2004 (Ministerio de Industria, Turismo y Comercio, MITC, 2006).
17
35000
30000
25000
20000
15000
10000
5000
0
2005
1995
C. turístico receptor
C. turístico hogares
C. turístico intermedio
Gasto de las AAPP
Fuente: Elaboración propia de las CST, CSEA y TIO.
4.2. Responsabilidad medioambiental de la industria turística en España
La responsabilidad del productor turístico de la economía española cuantifica todas
las emisiones asociadas a los bienes y servicios que genera el sector turístico y que
se destinan al consumo. Esta responsabilidad del productor turístico supone el 88%
del total de emisiones de CO2 asociadas al consumo turístico en el año 2005, el 12%
restante de emisiones van incorporadas en las importaciones de bienes y servicios
que consumen los turistas en España22 (Tabla 2). Este peso de las emisiones
asociadas a las importaciones ha crecido en el periodo de estudio conforme la
economía española se abría progresivamente al exterior, pasando de representar el
6% en 1995 al 12% en el 2005.
Tabla 2. Responsabilidad del productor y asociada a las importaciones, 2005
Responsabilidad
del
productor
turístico
(D)- 15 Alimentos y bebidas
(D)- 23 Coquerías, refino y
combustibles nucleares
(E)- 40 Prod.-distrib. electricidad,
22
Emisiones de
las
importaciones
turísticas
% Importaciones
/
Responsabilidad
1.151
283
24,6
689
2.568
8
0
1,2
0,0
En este caso las emisiones asociadas a las importaciones se calculan suponiendo que la tecnología
de producción y de contaminación es la misma que en los países de donde proceden las
importaciones. Para eliminar este supuesto deberíamos trabajar con un modelo input-output multiregional.
18
gas y vapor
(G)- 50-52 Vehículos y reparación
1.036
(H)- 55 Hostelería
6.718
(I)- 60 Transporte terrestre
2.967
(I)- 61 Transporte marítimo
742
(I)- 62 Transporte aéreo y
espacial
10.180
(I)- 63 Actividades anexas al
transporte
980
(K)- 70-74 Inmobiliarias y
servicios empresariales
1.712
Total selección
28.744
Toda la industria
37.923
Fuente: Elaboración propia de las CST, CSEA y TIO.
0
87
67
36
0,0
1,3
2,3
4,9
3.735
36,7
27
2,7
60
4.305
4.542
3,5
15,0
12,0
La distribución por ramas de la responsabilidad medioambiental de la industria
turística es muy similar a la del consumo total turístico en el año 2005. Con el paso
del tiempo, entre 1995 y 2005, sí que se produce un cambio importante en la
estructura sectorial de las emisiones asociadas a la industria turística. La industria
de Transporte desplaza a la de Hostelería como rama más contaminante, creciendo
la responsabilidad del primero un 70% en esos años a medida que los destinos
turísticos de los españoles están cada vez más alejados (Caribe, China, etc.) y que
se reciben turistas de todas partes del mundo. Este desplazamiento, se ha visto
favorecido por la mejora en la eficiencia medioambiental de la rama de Hostelería y
por el empeoramiento en el Transporte aéreo, como se comprueba en el siguiente
apartado.
Gráfico 3. Responsabilidad medioambiental de la industria turística del
transporte y de la hostelería
40000
35000
30000
25000
20000
15000
10000
5000
0
1995
2000
Transporte
Hosteleria
2005
Toda la economía
19
Fuente: Elaboración propia de las CST, CSEA y TIO.
4.3 Análisis de la eficiencia medioambiental del consumo turístico
El coeficiente de emisiones de CO2, que cuantifica las emisiones que cada rama de
actividad genera por unidad producida, es una medida directa de eficiencia
medioambiental. Un estudio diacrónico nos permite identificar las ramas donde se
reducen las emisiones por unidad producida y aquellas donde crece. Los resultados
son bastante contundentes. Para 33 de las 46 ramas estudiadas se produce un
cambio técnico que permite reducir las emisiones por unidad producida de forma
importante entre 1995 y 2005 (Tabla 3). Para la media de la economía, la mejora de
la eficiencia medioambiental directa se cuantifica en un caída del 29,4%, en el año
2005 la producción de un millón de euros suponía la emisión de 183,9 toneladas de
CO2. Sin embargo, los servicios de transporte turístico sufren una pérdida de
eficiencia medioambiental muy importante entre 1995 y 2005. En concreto, hay que
reseñar cómo el coeficiente de emisiones del Transporte aéreo no sólo es muy
importante, 1.523 toneladas por millón de euros, sino que además crece un 15,4%.
Es decir, las emisiones por millón de euros gastados son mayores en 2005 a las de
1995.
El multiplicador de emisiones de CO2 informa sobre las emisiones directas e
indirectas incorporadas en una unidad de demanda final de cada rama de actividad.
El estudio de su evolución con el paso del tiempo nos indica si existe o no una
mejora en la eficiencia medioambiental total de cada sector verticalmente integrado.
El cuál considera no sólo las emisiones realizadas en la propia rama de actividad
sino también las incorporadas en los inputs necesarios para su producción. De forma
paralela al coeficiente de emisiones, el multiplicador de emisiones ha disminuido
entre 1995 y 2005 para 39 de las 46 ramas analizadas y con descensos en su gran
mayoría superiores al 25%. Sin embargo, entre las ramas características del turismo
seleccionadas, de nuevo sólo en las ramas del transporte hay una pérdida de
eficiencia medioambiental por el hecho de utilizar inputs intensivos en emisiones
(Tabla 3).
Tabla 3. Coeficiente de emisiones y multiplicador de emisiones de CO2
Coeficiente de emisiones Multiplicador de emisiones
Año 2005
Tasa de
Año 2005
Tasa de
crecimiento
crecimiento
1995-2005
1995-2005
(D)- 15 Alimentos y
bebidas
0,080290
-5,5
0,428613
-29,0
(D)- 23 Coquerías, refino y
combustibles nucleares
0,882804
-61,0
1,042388
-59,1
(E)- 40 Prod.-distrib.
electricidad, gas y vapor
2,781018
-33,5
3,548073
-26,5
(G)- 50-52 Vehículos y
reparación
0,042876
-6,4
0,230337
-9,3
(H)- 55 Hostelería
0,039240
-27,7
0,203765
-44,0
(I)- 60 Transporte terrestre
0,660600
0,1
0,868048
2,0
20
(I)- 61 Transporte
marítimo
1,564893
0,6
1,827529
2,2
(I)- 62 Transporte aéreo y
espacial
1,523349
15,4
1,747403
8,2
(I)- 63 Actividades anexas
al transporte
0,053931
-43,7
0,270543
-22,7
(K)- 70-74 Inmobiliarias y
servicios empresariales
0,003467
-33,4
0,111393
-26,7
Toda la industria
0,183992
-29,4
----Nota: Las unidades son gigagramos de CO2 por millón de euros producidos en el
caso del coeficiente de emisiones y por millón de euros de demanda final en el del
multiplicador de emisiones.
Fuente: Elaboración propia de las CST, CSEA y TIO.
El coeficiente directo de emisiones del Transporte aéreo aumenta un 15,4% entre
1995 y 2005 y el multiplicador total lo hace en sólo en un 8,2%, por lo que en 2005
utiliza inputs menos intensivos en contaminación. La reducción de la eficiencia total
de emisiones de CO2 del transporte explica de forma importante el gran crecimiento
emisiones asociadas al consumo turístico. Aunque un cambio en la composición de
las distintas actividades que incluyen esas ramas también implicaría una reducción
de la eficiencia medioambiental. Esto es lo que sucede en la rama de Transporte
aéreo. El transporte asociado al turismo que más crece entre 1995 y 2005 es el
trasporte aéreo internacional y el nacional. Éstas son las actividades de transporte
más contaminantes, por lo cual conducen a que aumente en el periodo el coeficiente
de emisiones directo. En especial, hay que destacar el importante aumento de
operaciones en los pequeños aeropuertos españoles, como es el caso de Badajoz y
León con crecimientos del 148% y del 102% respectivamente en el periodo 2000 –
2005, así como la creación de nuevos aeropuertos como los de Logroño, Ceuta
(helipuerto) y Albacete, los cuales aglutinan, en 2005, 22.802 operaciones, que
representan un importante peso relativo del número de operaciones de este tipo de
aeropuertos. En total, en el periodo 2000 – 2005, el número de operaciones en
España ha crecido un 19.25%, siendo el transporte de pasajeros nacional el que
más se ha visto incrementado en este periodo, un 31.93% (AENA, 2009). Según la
OMT (2008) el factor de emisión de los vuelos nacionales es el más elevado:
mientras que la media de emisiones en 1995 del transporte aéreo es de 0,129
kilogramos de CO2 por kilómetro y persona23, los vuelos de menos de 500 kilómetros
tienen un factor de emisión de 0,206 kg/pkm y los de entre 500-1000 kilómetros de
0,154 kg/pkm.
En el Transporte por carretera y en el marítimo coinciden crecimientos muy
pequeños, tanto en el coeficiente de emisiones como en el multiplicador de
emisiones entre 1995 y 2005. En las Actividades anexas al transporte lo cambios
son más significativos, ya que pasa de una reducción del 47% del coeficiente de
emisiones a una reducción de sólo del 22% en el multiplicador. En este caso, se
matiza la ganancia de eficiencia medioambiental por el hecho de utilizar inputs ahora
mucho más intensivos en emisiones. Por tanto, las políticas que pretendan paliar los
23
Hay que señalar que el factor de emisión del trasporte por coche es algo superior al de la media del
aéreo, al ser de 0,133 kg/pkm, aunque el total de emisiones del transporte por coche represente
465/982 y el del aéreo el 515/982%.
21
efectos medioambientales tienen que incidir también sobre los suministradores de
inputs de las ramas de transporte.
El coeficiente de emisiones de la Hostelería tiene un valor bastante reducido, ya que
en 2005 emite 39,2 toneladas por millón de euros de servicios producidos y mejora
su eficiencia directa en un 27% en el periodo y también la total en un 44%. En esos
años, se ha producido un cambio en la infraestructura hotelera española que ha
permito reducir esas emisiones directas. Por un lado, se ha desarrollado de forma
importante el turismo rural y, por otro lado, ha mejorado el parque hotelero español.
El número de establecimientos de 4 y 5 estrellas se ha visto incrementado en el
periodo 2000 – 2005 en un 70.42%, pasando del 5,7% del total de establecimientos
en 2000 al 10% en 2005 (Encuesta de Ocupación Hotelera, INE). Esto ha llevado al
aumento del número de huéspedes en este tipo de hoteles, para el mismo periodo
un 77.85% en el caso de los turistas nacionales y un 25.38% en el de los turistas
extranjeros. El ahorro en las emisiones de bares, restaurantes y los alojamientos se
explica por que son actividades intensivas en energía eléctrica y el sector eléctrico
ha mejorado ostensiblemente su eficiencia medioambiental. Así, el coeficiente de
emisiones de la rama de Producción y distribución de gas, electricidad y vapor es el
más importante de toda la economía (2,78) y ha mejorado su eficiencia
medioambiental directa en un 33% y total en un 26% en esos años.
5. Conclusiones
En un contexto como el mundial en el que la preocupación por el cambio climático es
cada vez más importante y, en concreto, en el caso español en el que se están
incumpliendo los compromisos adquiridos en el Protocolo de Kioto, es cada vez más
necesario analizar y cuantificar las ramas y agentes clave y responsables del
impacto en el medio ambiente de origen antropogénico.
El principal objetivo de este trabajo es cuantificar la responsabilidad medioambiental
asociada al consumo y a la industria turística en la economía española, a partir del
cálculo de las emisiones totales, directas e indirectas, de CO 2 asociadas al consumo
de bienes y servicios turísticos producidos en España. Para ello, combinamos datos
procedentes de las tablas input-output, las cuentas satélite del turismo y las cuentas
satélite sobre emisiones ambientales durante el periodo 1995-2005. La metodología
de cálculo propuesto tiene claras ventajas: a) permite calcular todas las emisiones,
las directas y las indirectas, asociadas al consumo turístico; b) permite valorar la
evolución de la eco-eficiencia de esas actividades y c) permite el análisis del sector
turístico como parte de la economía, lo que facilita la comparación intersectorial.
La responsabilidad del consumo turístico realizado en la economía española sobre el
total de emisiones generadas por el sector productivo ha disminuido en el periodo
analizado, pasando de representar el 14,4% en 1995 al 12,9% en 2005. Las
emisiones asociadas al turismo receptor son significativamente superiores a las del
turismo de los hogares, ya que el receptor es intensivo en transporte internacional
(aéreo) y ésta es la actividad de transporte que más contamina por cada viaje. Por
ramas de actividad, el Transporte desbanca ya en el año 2000 a la Hostelería como
principal rama característica del consumo por emisiones. La Hostelería se ha
aprovechado de las mejoras de eficiencia medioambiental del sector eléctrico
22
español para reducir sus emisiones totales. Sin embargo, todo el sector Transporte,
y en especial el aéreo ya que en 2005 representa el 40% del total de emisiones por
consumo turístico, ha sufrido una importante pérdida medioambiental que le ha
impedido servir de contrapeso al crecimiento de su demanda.
La responsabilidad de la industria turística representa el 88% del total de emisiones
de CO2 asociadas al consumo turístico en el año 2005, frente al 12% restante de
emisiones que van incorporadas en las importaciones de bienes y servicios. Aunque
las importaciones tienen cada vez un mayor peso en el consumo turístico, los
efectos positivos (generación de empleo y riqueza) y negativos (emisiones de CO2,
deterioro del medio natural, huella ecológica, etc.) del turismo se quedan dentro de
la economía que genera esos bienes y servicios. La responsabilidad del impacto
medioambiental del turismo es básicamente de la economía española y sobre ella
recae la obligación de mitigar sus efectos.
Detrás de la pérdida de eficiencia medioambiental de algunas ramas características
del turismo se encuentran nuevas tendencias turísticas que llevan a que, por un
lado, los consumidores demanden bienes y servicios característicos del turismo sin
tener en cuenta su huella medioambiental y, por otro, a la inexistencia de una
política pública definida que incentive a la oferta turística a suministrar sus bienes y
servicios de forma eco-eficiente. El relativo éxito en la reducción del impacto del
consumo de Hostelería sobre el cambio climático es indirecto, ya que se apoya en el
sistema de primas establecido en la economía española para favorecer la
generación de energía eléctrica poco contaminante, en especial la eólica. Solo
recientemente se está actuando al respecto desde el sector público. Así, el Paquete
Energía y Cambio Climático aprobado por la Comisión Europea en diciembre de
2008 propone una regulación sobre emisiones de coches de pasajeros más estricta.
En esta línea, desde principios de 2008 la legislación española pretende reducir el
impacto medioambiental de los transportes al establecer una distinta imposición a
los vehículos en función de su intensidad de emisiones (Ley 34/2007 de Calidad del
Aire y de Protección de la Atmósfera).
Para mitigar los efectos del sector turístico sobre el cambio climático hay que incidir
de forma especial en el Transporte aéreo. Desde la perspectiva del consumidor, una
opción sería aumentar el impuesto indirecto sobre el queroseno que utilizan los
aviones, así los consumidores se harían responsables al menos de parte de los
efectos externos. Desde la perspectiva del productor, nos parece adecuada la
incorporación del sector aéreo que ha aprobado el Parlamento Europeo en el
mercado de derechos de emisión de la UE a partir de 2013, como forma de reducir
su impacto sobre el cambio climático. Medidas como la limitación de la velocidad de
los aviones también permiten reducir las emisiones por trayecto o el fomento de los
paquetes turísticos con otros medios de transporte menos contaminantes también
pueden ser efectivas .
Por último, señalar que el turismo no sólo afecta al medio ambiente, sino que
también se produce la relación inversa y el medio ambiente, a su vez, es capaz de
afectar y modificar el turismo y sus flujos y características. Por todo ello, la
reestructuración de la industria turística hacia la sostenibilidad no es solo
conveniente para el medio ambiente y nuestra calidad de vida, sino que es una
necesidad para el propio interés de la industria (Gossling, 2002).
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