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La invisibilización de la violencia contra las mujeres en los centros de salud
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Introducción:
La violencia contra las mujeres es una problemática multidimensional que puede ser abordada
desde diversos sectores entre ellos desde la salud. Las mujeres concurren con frecuencia a
los centros asistenciales para atender sus dolencias físicas, muchas de las cuales se deben a
consecuencias que tienen sobre su salud debido al maltrato recibido. Es tarea del profesional
médico que la recibe atenderla e indagar sobre la causa de sus lesiones, en especial cuando
intuye que las mismas fueron provocadas por un acto de violencia basada en el género.
Según una encuesta realizada en el Hospital de Clínicas que depende de la Universidad de
Buenos Aires, el 93% de las mujeres que respondieron declaró que ningún médico les había
preguntado sobre violencia basada en género en su vida. (Pontecorvo y Col. en Teodori
2015). Asimismo, desde el punto de vista de los profesionales, una encuesta realizada a los
médicos clínicos que trabajan en centros de salud de diferentes regiones del país, demostró
que habían hablado sólo con el 1% de sus pacientes sobre violencia doméstica y
diagnosticado 0,8% de los casos de esta modalidad de violencia en un mes. (Mejía, 2000).
Esto se repite a diario en los establecimientos de salud, se observa que diversos factores
convergen para que la violencia hacia las mujeres por cuestión de género quede invisibilizada,
ya sea porque la víctima no la declara o porque el profesional no indaga lo suficiente y trata a
la mujer como una paciente que concurre al consultorio por un problema de salud pasando por
alto la verdadera problemática.
El objetivo de este trabajo es describir y analizar los mecanismos institucionales, ideológicos
y culturales que operan en los profesionales de la salud, y en las instituciones que actúan
como barreras invisibilizando la violencia ejercida hacia las mujeres.
Material y Métodos:
Para este estudio se han entrevistado profesionales de cinco centros de salud del ámbito
público, tres situados en el municipio de Lanús, área geográfica perteneciente al sur del Gran
Buenos Aires, y dos pertenecientes a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA). Es
preciso especificar que ambas áreas geográficas se conectan espacialmente, es decir, son
contigüas, pero pertenecen a diferentes entornos administrativos. Lanús es un municipio de la
provincia de Buenos Aires y las directivas en materia de salud provienen del Ministerio de
Salud de esa provincia, mientras que los centros hospitalarios de CABA, pertenecen al
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Gobierno de esa Ciudad y responden al Ministerio de Salud de esa jurisdicción. Como
Argentina es un país federal no es raro encontrar diferencias en cuanto a procedimientos y
protocolos que tienen distintos matices por pertenecer administrativamente a distintos
espacios.
Los centros de salud analizados en Lanús son: Hospital Municipal A. Melo,
y
Hospital Narciso López. El
Hospital Evita
Hospital Melo cuenta con un equipo interdisciplinario
capacitado en el tema de violencia de género, no así los otros dos hospitales. En CABA los
centros de salud estudiados son el Hospital Alvarez y el Instituto del Quemado. El Hospital
Alvarez tiene también un equipo de violencia que trabaja en forma interdisciplinaria y ofrece
tratamientos psicológicos a las víctimas. Por otra parte, el Instituto del Quemado es un
hospital quirúrgico que recibe pacientes con todo tipo de quemaduras y donde se podría
pensar que esta temática está desarrollada institucionalmente, dado que hubo casos de
agresiones y femicidios sin embargo, no cuenta con un área específica.
Se aplicó un cuestionario semiestructurado a informantes clave y a profesionales de la salud
de cada centro asistencial. La aplicación del cuestionario no presenta las características de
una encuesta, sino que se utilizó como guía para las entrevistas; contiene un conjunto de
preguntas abiertas a través de las cuales se pudo captar por un lado, la perspectiva del
profesional y de la institución hacia la violencia por cuestión de género y por otro, la
respuesta que se brinda a las mujeres que concurren con esta problemática.
Se ha aplicado una metodología de tipo cualitativa basada en el estudio de casos específicos,
teniendo en cuenta que si bien cada caso tiene sus particularidades, existen algunos patrones
de conducta que se repiten en las personas porque forman parte de una cultura que las
envuelve y hasta cierto punto las condiciona.
Resultados y Discusión:
De lo expresado por los profesionales consultados pueden establecerse como ejes de las
causas de la invisibilización de la violencia contra la mujer, los siguientes:
1. Estructuras patriarcales profundamente arraigadas en los efectores de la salud (tanto
médicos como no médicos, incluyendo psicólogos/as, trabajadoras sociales y personal
administrativo) que inciden en la detección de los casos de violencia basada en el género.
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2. Insuficiente capacitación a los efectores de salud para detectar y atender situaciones de
violencia contra la mujer. Los programas de educación médica de pre y posgrado no brindan
entrenamiento formal en este tema (Ministerio de salud, 2010). La Ley nacional obliga a los
profesionales a declarar el caso y ser testigos si la mujer decide establecer una denuncia
formal ante un juzgado. Sin embargo, el contenido de esta Ley, no es materia de estudio en la
currícula de la facultad de medicina, si la institución no tiene un compromiso formal con la
temática y promueve capacitación especial a su personal, puede que muchos profesionales no
conozcan ni siquiera su existencia.
3. La falta de información acerca de los recursos disponibles a nivel local o nacional
(Oficinas de la mujer, Comisarías de la mujer, Organizaciones no Gubernamentales) para
atender los requerimientos de las víctimas vinculados a la temática, que excedan los de salud.
El profesional muchas veces pasa por alto el caso, porque luego no sabe que hacer con la
víctima.
4. Temor en los efectores de salud de represalias de parte de los agresores, teniendo en
cuenta que en muchas ocasiones ellos mismos acompañan a la víctima al centro de salud.
Dado que los efectores de salud también están permeados por el contexto patriarcal en el cual
se educaron y conviven, no es extraño que también nieguen o pasen por alto los casos de
violencia, desconfiando o minimizando el relato de la mujer. Ante situaciones similares de
violencia la actitud de los médicos difiere si la víctima es un niño/a, adolescente o si es una
mujer adulta, en el caso de niños y adolescentes, en general, actúa en forma inmediata
porque los menores son vistos como seres indefensos que hay que proteger, mientras que la
violencia contra la mujer todavía es considerada como una cuestión privada de la víctima, y
se la vuelve a re victimizar negando su situación. El componente ideológico-cultural tiene un
peso importante si la decisión del médico es tratar a la mujer como víctima de un hecho de
violencia que requiere de un tratamiento adecuado, o si decide ignorarla porque piensa que
son merecedoras de esa cuota de violencia o porque se identifica con la conducta del agresor.
Culturalmente la violencia hacia las mujeres está naturalizada para un sector bastante amplio
de la sociedad, todavía hoy existe una cuota de violencia que está permitida. En ese sentido,
la afirmación de Bordieau es pertinente cuando menciona que
(2000:6) la
violencia
simbólica constituye lo esencial de la dominación masculina y tiene de los dominados una
forma de adhesión no reflexiva que proviene de la “naturalización“ de esquemas de poder
arraigados muy profundamente (en el inconsciente, en las estructuras simbólicas y en las
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instituciones de la sociedad) y “con frecuencia inaccesibles a la toma de conciencia reflexiva
y a los controles de la voluntad”.
Por este motivo, resulta tan importante trabajar con los profesionales de la salud en talleres de
reflexión sobre las propias prácticas profesionales y en qué medida éstas se encuentran
mediatizadas por los estereotipos de género vigentes. El profesional es parte de una sociedad
patriarcal que establece derechos y obligaciones diferentes atribuidas a cada sexo, y su
práctica profesional en cierta medida está condicionada por esas estructuras de pensamiento
que fijan pautas y normas de conducta, que responden a lo que la sociedad en general espera
de cada sexo.
Conclusión:
Los factores que intervienen invisibilizando la violencia basada en el género en el sector salud
son de diferente índole, pero el componente ideológico los atraviesa, está en la base de las
conductas de los profesionales. Es importante diferenciar los centros de salud analizados
entre los que tienen un equipo para atender casos de violencia contra la mujer y los que
carecen de un ámbito específico como el mencionado. En el primer caso, en general, existe
un compromiso con la temática, desde la dirección de la institución y por consiguiente de los
profesionales que forman parte del equipo, esto conduce a una sensibilización y capacitación
intra institucional permanente, que permite dotar a los efectores de salud de herramientas para
que puedan actuar cuando se presenta una paciente que ha sufrido o que es víctima de
violencia. Además de atender a la víctima como profesionales de la salud es responsabilidad
del equipo situar a la mujer en contexto, hacer un diagnóstico de situación para que se le
aplique el tratamiento psico físico adecuado. También hay un trabajo interinstitucional, que
permite la derivación del caso al sector correspondiente ya sea una comisaría de la mujer o
una fiscalía para que la víctima pueda realizar la denuncia si lo desea.
Es necesario contar con estos espacios en todos los centros hospitalarios
y a la vez
perfeccionarlos, dado que son el motor para que el tema esté presente en la institución.
Asimismo, es necesario establecer protocolos de detección, registro, atención y seguimiento
de los casos, que sean comunes a todos los centros de salud, para no dejar librado al criterio
de cada profesional la suerte de cada víctima.
Referencias Bibliográficas:
Bourdieu, Pierre, (2000): “La dominación masculina”. Editorial Anagrama.
Mejía R. y Col., (2000): “Conocimiento y detección de violencia doméstica por los médicos
clínicos”. Revista de Medicina V.60 n.5/1.
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Pontecorvo C. y Col., (2004); “Violencia doméstica contra la mujer. Una encuesta en
consultorios de atención primaria”. Revista de Medicina V.64 n.6. Buenos Aires, noviembre/
diciembre. 2004. En Teodori Claudia: A los saltos buscando el cielo. Trayectorias de mujeres
en situación de violencia familiar”. Editorial Biblos
Teodori, CLaudia, (2015): “A los saltos buscando el cielo. Trayectorias de mujeres en
situación de violencia familiar”. Editorial Biblos.
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