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La “pasión” de la casa del Sagrado Corazón en Pekín – verano 1966 Esta Casa del Sagrado Corazón de Pekín, situada en el sector reservado a las embajadas extranjeras tenía una escuela para los niños del personal de las embajadas y era la única casa FMM que había quedado en China después del cierre de las 72 casas entre 1950 y 1953 y después de la expulsión de todas las hermanas no chinas. La comunidad del Sagrado Corazón comprendía 8 hermanas no chinas, a quienes se les unieron la Provincial M.M. de la Cruz y algunas hermanas chinas o euroasiáticas. La “Gran Revolución Cultural del Proletariado” en China, nació del conflicto que surgió entre la línea radical defendida por Mao Tse Tung y una línea de desarrollo más realista que trataba de reconstruir la economía del país, en parte amenazada. Fue preparada por el Movimiento de Educación Socialista, a partir de 1962 y se desencadenó en 1966. Los principales actores de esta “revolución en la Revolución” fueron los estudiantes y de ahí salieron los “guardias rojos” (alrededor de 11 millones de jóvenes pasados en revista por Mao y Lin Piao, en Pekín). Estos guardias rojos atacaban las estructuras locales, destruyendo los “cuatro valores ancestrales” (pensamiento, cultura, costumbres y tradiciones antiguas). Este movimiento dará lugar a sangrientas rivalidades y será derrocado por la armada en 1968. Pistas de trabajo: 1. Haced un resumen rápido de los hechos principales. 2. Relevad todo lo que os parece heroico y el testimonio de fe en el comportamiento y las palabras de las hermanas. ¿En qué puntos veis que viven el Carisma? 3. En qué aspectos os interpela este relato? 1 Relato sobre la expulsión de las Franciscanas Misioneras de María de la casa del Sagrado Corazón de Pekín. LA REVOLUCION CULTURAL El relato escrito por las hermanas afirma que, hasta el 24 de agosto de 1966, la escuela del Sagrado Corazón, aún no había sido sometida como las otras a la Revolución Cultural. Varias semanas antes de la toma de la escuela Sagrado Corazón, la Revolución cultural se había extendido con rapidez, a Pekín. Los profesores de diferentes escuelas habían tenido que sufrir las consecuencias del nuevo movimiento progresista. Sin embargo, nosotras –religiosas y escuela- no habíamos sido afectadas. Dábamos gracias a Dios de haber podido terminar el año escolar con toda tranquilidad, el 25 de Junio. Dos semanas más tarde, comenzábamos los cursos de verano para responder al deseo de los padres que deseaban que sus hijos tuvieran clases. Las clases de verano se continuaron sin interrupción hasta el 24 de Agosto. TOMA DE LA ESCUELA DEL SAGRADO CORAZON Y DEL CONVENTO (24 de Agosto) Este relato es de la Madre Provincial: El 24 por la tarde algunos jefes rojos vinieron al Sagrado Corazón para pedir que ese quitara la gran estatua del Sagrado Corazón que dominaba la casa. Cuando respondimos que esto era muy difícil para nosotras, nos dijeron: “si ustedes no pueden hacerlo, lo haremos nosotros mismos, por lo menos habrá que cubrirla”. Se fueron: su actitud nos hizo comprender que volverían. …A las ocho de la tarde nos reunimos durante algunos minutos de recreo para explicar a nuestras hermanas la gravedad del momento. Enseguida fuimos a la capilla para decir el rosario, las invocaciones al Sagrado Corazón, a la Virgen y a la Beata Herminia. Mientras estábamos en la capilla, llaman a la puerta, gritos, etc. M.M. Olga Sofía (la superiora) fue a la puerta con Yana –ex novicia muy valiente que está con nosotras desde hace varios años. Yo grito a las nuestras: “ vayamos cada a una a nuestra celda”. Habitualmente los rojos no entraban casi nunca a las celdas. Nosotras les decíamos que esto no estaba permitido…Pero esta vez todo fue inútil. Ellos eran los dueños de la “casa” y corrían por todos lados, mientras M.M. Olga Sofía y dos o tres de las nuestras trataban de seguirles. Fue en este momento cuando M.M. Olga Sofía pudo salvar el Santísimo Sacramento y lo puso en una caja de basura entre papeles viejos. ¡Pobre Jesús! ¡Pasó la noche allí! Por la mañana la cocinera que hacía la cocina con ELLOS, pudo hacer un pequeño paquete con hostias y cada una pudo comulgar como a escondidas. ¡Qué consuelo después de una noche de infierno! PRIMERA NOCHE (del 24 al 25de Agosto) Continuación del relato de la Madre Provincial Querían sobre todo los crucifijos y la estatua de la Virgen. Han arrastrado a mi habitación una gran estatua de la Virgen –desde la primera noche- y allí comenzaron la destrucción, diciéndome que mirara a mi Madre. La cabeza, los brazos, etc. cayeron bajo los golpes y los trozos cubrían todo el suelo. Cada golpe resonaba en mi corazón y yo pensaba en el dolor de la Santa Virgen cuando ella veía a su Jesús destrozado por los golpes. Después fue el crucifijo de mi oficina el que recibió los golpes violentos. La noche continuó así. Yo estaba 2 sola en mi habitación, con una hermana china anciana de 83 años, S. Margarita, mientras que la comunidad europea y China estaba encerrada en una gran habitación en la planta baja. Padecían los mismos sufrimientos viendo romper estatuas y crucifijos. Cuando vieron el oratorio, hicieron venir a las hermanas europeas y Chinas, que sentadas en el suelo, asistieron a la destrucción de lo que quedaba del oratorio. EL 25 DE AGOSTO- SUERTE RESERVADA A LAS HERMANAS CHINAS El relato de las hermanas expulsadas precisa: …Destruyeron la casa de arriba a abajo, rompiendo las puertas que encontraban cerradas a llave, derribando todo a su paso, especialmente los objetos religiosos…Esto continuó durante toda la noche sin interrupción hasta las seis de la mañana del Jueves, hora en la cual se nos dio la orden de acostarnos. Nosotras, las hermanas extranjeras, fuimos separadas de nuestras hermanas chinas y encerradas en un dormitorio con uno o dos guardias cerca de cada cama y nos obligaron a quedarnos allí en silencio hasta nuestra partida en la noche del Domingo 28 de Agosto. La carta de Madre Provincial habla más detalladamente sobre las hermanas Chinas Por la mañana ordenaron a nuestras hermanas que se acostaran: fue entonces cuando ellos separaron a las europeas de las chinas. ¡Qué dolor! Desde la primera noche nuestras hermanas chinas fueron obligadas a quitarse el santo hábito religioso. A la mañana siguiente tuvieron que ponérselo de nuevo para ir delante de la casa a recibir insultos. Cada trozo del hábito debía de ser nuevamente quitado o arrancado delante de una muchedumbre furiosa. La anciana Hna. Margarita, mi compañera, tuvo que salir como las otras. Muy a pesar de ellos fue reemplazada por S.M. Sigisbert. Tuvimos que interceder largo tiempo, diciendo, que S.M. Sigisbert no podía estar sola ya que sus muletas le impedían el movimiento. De esta manera, S.M. Sigisbert y yo nos quedamos juntas hasta la tarde de la partida el 28, mientras las otras hermanas estaban encerradas en otras habitaciones y teniendo cada una algunos guardias rojos. Estaba prohibido hablar. Las hermanas chinas estaban completamente separadas. Fue entonces, me parece, cuando ellas sufrieron el martirio. Tenían que salir delante de la casa o en una habitación. Sin ver, podíamos oír los gritos de la gente y los gemidos de nuestras queridas pequeñas víctimas. M.M. Olga Sofía escuchó la voz de la buena S.M.N.D. de Zocé (franco china) que decía con una voz dulce como un cordero: “Jesús”. Al día siguiente vimos a dos o tres que tenían huellas de golpes “la buena, querida agregada San Miguel está casi muerta” me ha susurrado una de las nuestras. Adivina usted nuestro sufrimiento no pudiendo aliviarles. Madre querida, usted puede estar orgullosa de sus pequeñas víctimas chinas y dar gracias a Dios por haberles dado esta santa gracia. Nuestro pensamiento corre constantemente hacia ellas: Nos reconforta saber que se reza tanto por ellas en todas partes. PRISIONERAS EN EL CONVENTO, del 24 al 28. Los detalles de los cuatro días de prisión se encuentran en varias fuentes; en primer lugar el relato de las hermanas expulsadas: Durante los cuatro días de nuestro cautiverio en Pekín, del 24 al 28 de Agosto, los guardias rojos siguieron su obra de destrucción, delante de nosotras, rompiendo día y noche estatuas, crucifijos e imágenes santas con la ayuda de martillos y otros instrumentos. Blasfemaban contra Dios y profanaban las imágenes de la Virgen. También trataron de 3 hacernos caminar sobre el crucifijo pero no lo consiguieron. Gritaban contra nosotras, nos insultaban y nos hacían gestos feroces para asustarnos, pero con la gracia de Dios, nos sentíamos serenas y apacibles. Le pedíamos que aceptara nuestra reparación por los ultrajes que se cometían. La Madre Provincial da algunas precisiones suplementarias Estábamos en manos de verdaderos energúmenos, capaces de todo, groseros, fanáticos, llenos de odio, que nos amenazaban casi sin respiro con toda clase de instrumentos: tijeras, martillo, cuchillos, dagas, sin contar con el látigo del cual se servían de vez en cuando pero ligeramente. Todo esto nos parecía poca cosa en comparación con las blasfemias y profanaciones. El Miércoles 24 de Agosto, la tarde de la toma del Sagrado Corazón, me pareció que yo había perdido un ojo por un golpe de látigo sobre la cabeza, pero después de dos o tres días ya no había huellas. Desde que un grupo de “pequeños rojos” vieron mi ojo, comenzaron a gritarle a aquel que me había pegado. Comprendí por esto que ellos tenían prohibido pegarnos. Efectivamente, de vez en cuando recibíamos algunos pequeños golpes, pero más bien amenazas. Digo esto porque he visto en los periódicos inexactitudes sobre este punto. Por otra parte, los periódicos, más de una vez han dado informes inexactos y deplorables. EL DIA 26 DE AGOSTO Este día fue marcado por escenas de acusaciones, como escribe el relato general: El 26 de Agosto por la tarde toda la comunidad: hermanas extranjeras y hermanas chinas, fue conducida delante del gentío, sobre los peldaños delante de la Escuela, para ser juzgada por el pueblo. Estábamos obligadas a estar de pie con la cabeza descubierta e inclinada, durante un largo momento, mientras que los altoparlantes proclamaban nuestras culpas en chino. Después tuvimos que arrodillarnos, siempre con la cabeza inclinada, hasta el final de las acusaciones. En la tarde del mismo día, nos separaron de nuestras queridas hermanas chinas, y cada una de nosotras fue colocada en una celda a parte donde nos dejaron a merced de cinco o seis guardias rojos que nos insultaron hasta el extremo durante varias horas. Después cada una de nosotras fue sometida a un juicio privado delante de los representantes de la Policía, que trataban de convencernos de haber realizado diferentes actividades - especialmente actividades religiosas - contrarias a la ley. EL 28 DE AGOSTO, EXPULSION DE LAS HERMANAS NO CHINAS Tomamos estas líneas, aún, del relato general: El Domingo por la mañana, 28 de Agosto, nos dicen que preparemos una pequeña maleta conteniendo los vestidos de necesidad inmediata. A las 6 de la tarde de este mismo día nos hicieron bajar para reunirnos por última vez en nuestra querida capilla totalmente devastada de forma muy lamentable. Viendo esto, nuestros corazones estaban llenos de dolor, pero rogamos al Señor que pudiéramos regresar para colocar el Tabernáculo que se acababa de caer. Se nos pidió otro sacrificio que rompía nuestro corazón. La separación de nuestras hermanas chinas a las cuales no se les permitió venir con nosotras. 4 La Provincial cuenta cómo una de ellas creyó hasta el último momento que también sería expulsada. El padre de S. María Fintana era Inglés, su madre Japonesa. Pero ella había sido inscrita como China. S. María Fintana había sido educada en Chefoo y en Tientsin por nuestras hermanas y había estudiado en el internado en ambos lugares, por lo tanto nosotras la habíamos considerado siempre como Inglesa…sabía poco el Chino. Hemos pedido a las autoridades chinas que permitieran a S.M. Fintana unirse a nosotras en el momento de la salida del país, las autoridades no nos han respondido, pero a la hora de la partida del Sagrado Corazón, el 28, S.M. Fintana estaba allí con su pequeña maleta como todas nosotras. Después, ¡ya no hemos sabido más de ella! M.M. Conleth ha pedido informes a las autoridades inglesas de Hong Kong, las cuales han respondido que no podían hacer nada porque no estaba registrada allí. No sabemos qué pensar. Oramos por esta querida hermana. ¿Dónde está? ¿Qué le ha pasado? Que el Sagrado Corazón y la Virgen la guarden. Continúa el relato general sobre la expulsión: Desde la capilla fuimos escoltadas hasta la escalera delante de la escuela. Allí se había reunido una inmensa muchedumbre para asistir a nuestra condena. Nuevamente se nos obligó a inclinar la cabeza delante del pueblo, mientras el micrófono proclamaba nuestra condena en un largo discurso. Nos empujaban a pasar a través de la gente, recibiendo golpes de pies y de puños por todas partes, hasta llegar a las camionetas que debían conducirnos a la estación. Allí, felizmente no hubo ninguna manifestación y pudimos subir al tren rápida y tranquilamente. Dada la inseguridad de la situación, en los años precedentes habíamos preparado, para el caso de expulsión, a fuerza de constante economía, una suma de dinero destinada a financiar nuestras propias necesidades, como también para la subsistencia de nuestras hermanas chinas que tendríamos que dejar detrás de nosotras. Nos quitaron todo este dinero y tuvimos que partir sin un céntimo. Una de las hermanas expulsadas resume los sentimientos de todas: Que mi ofrenda víctima y mis sacrificios puedan obtener para este pueblo de China la conversión de tantas almas cegadas. Verdaderamente no saben lo que hacen. Pero, ¿qué será de nuestras queridas hermanas chinas? Es nuestra gran pena no saber nada de ellas. Serán ciertamente martirizadas. Que el Señor las proteja y les dé la fuerza y el valor de ser fieles hasta la muerte. VIAJE PEKIN – CANTON –HONG KONG MUERTE DE HERMANA M.EAMONN, MACAO Retomamos el relato general: El viaje por ferrocarril de Pekín a Cantón ha tenido lugar casi sin problemas. Aunque no teníamos la autorización para hablar entre nosotras, conseguimos orar juntas y estuvimos felices de poder renovar nuestros votos de religión, ofreciéndonos como víctimas por las almas que acabábamos de dejar y por la Iglesia, especialmente en China, que había sido nuestra querida misión durante tantos años. El tren llegó a Cantón el Martes 30 de Agosto, hacia las dos de la tarde. Fuimos conducidas a un hotel donde se nos trató bien. Allí nos quedamos hasta el Miércoles por la mañana en que fuimos conducidas sin ceremonia al tren que debía llevarnos hasta la frontera. Fue durante este viaje de tres horas cuando S.M. Eamonn comenzó a sentirse mal. La enfermera tomó dos veces su temperatura, le puso una inyección y le dio algunas pastillas. S. M. Eamonn estaba bien en Pekín y también durante el viaje de Pekín a Cantón. 5 Una palabra de M.M. de la Cruz, Provincial, precisa las condiciones en las cuales S.M. Eamonn había efectuado la primera parte del viaje: En cuanto a la querida S.M. Eamonn, no podía estar mejor preparada para el gran encuentro. El trayecto de Pekín a Cantón, a pesar de la consigna “no hablar”, nos ha permitido deslizar muchas pequeñas palabras, a veces “bromas” porque S. M. Eamonn, como buena Irlandesa, tenía un gran sentido del humor y reía fácilmente. Pero sobre todo, rezamos, renovando varias veces nuestros votos por la Iglesia, las almas, y especialmente por las de la querida China que sufren. Los cuatro días y cuatro noches en Pekín antes de la partida fueron una buena preparación. Otra hermana da más detalles. Estamos tristes por haber perdido nuestra misión, y muy tristes de perder a nuestra S.M. Eamonn R.I.P. He sido su vecina durante todo el tiempo de nuestra prisión de cuatro días en Pekín. De vez en cuando podíamos deslizar una palabra. Era muy paciente, y sonreía ante los insultos que le dirigían. Ella recibió más que nosotras porque era bastante fuerte. He admirado mucho su paciencia. He pensado que sería un consuelo para usted, Madre, saber que hemos estado tranquilas y silenciosas. Y estoy segura de que han quedado un poco afectados por nuestra resignación. Incluso cuando estábamos en el tren de Cantón, una de las jóvenes guardia Roja, vino a nuestro vagón y dijo a M.M. Olga: “ustedes son muy buenas”. Continuación del relato general: Al bajar del tren pasamos a la aduana. Después, tuvimos que caminar, cada una llevando su propio equipaje, excepto S.M. Eamonn, a causa de su debilidad. Mientras caminábamos, los espectadores, armados de escobas hacían el gesto de barrernos fuera de su país. Gritaban contra nosotras y se burlaban amenazándonos el rostro con el puño. Pero esto no nos inquietaba tanto como la debilidad de la querida S.M. Eamonn. Durante un momento, dos de nosotras la sostuvimos, después se desvaneció. Fue recogida sin ceremonia y echada en una carro de equipajes y conducida así hasta la frontera donde fuimos recibidas, ella y nosotras, con los brazos abiertos, por nuestras hermanas tan buenas - R.M. Provincial y R.M. superiora de Kowloon - y también por las autoridades de Hong Kong que telefonearon inmediatamente para tener una ambulancia. S.M. Eamonn y M.M. de la Cruz, que estaba igualmente enferma, fueron conducidas al hospital donde recibieron los cuidados inmediatos de las buenas religiosas. Pero la prueba había sido demasiado fuerte para la pobre S.M. Eamonn. Ella murió apaciblemente, fortalecida por los sacramentos de nuestra santa Iglesia, el día siguiente a las 7, Jueves 1 de Septiembre. S.M. Eamonn fue a gozar del descanso eterno pero estoy segura que se recordará de su querida China y de todas aquellas que le han ayudado durante sus últimos momentos y han hecho ceremonias tan hermosas para sus funerales. Fuentes: Un relato escrito por las hermanas expulsadas, solicitado por la jerarquía (en Inglés). Una carta de Madre Provincial (M.M. de la Cruz) a su Madre General, desde Macao el 10 de Septiembre de 1966. Extracto de las cartas de dos religiosas expulsadas, escritas desde Macao, el 10 de Septiembre. (Crónica Intima 1966, pp.168-173) 6 7