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Acoger la promesa de Dios
En la Capilla, exposición del Santísimo y vísperas
Introducción
Es una muerte maravillosa la de quien puede decir en ese momento: "He cumplido mi misión"
Una muerte así, es el comienzo de la vida verdadera. Es propiamente entonces cuando se
nace. Por eso en el Martirologio, el libro donde se narra la vida de los santos y mártires, no
se hace constar el día de su nacimiento, si no el de su muerte, como el verdadero día de su
nacimiento, su "dies natalis". La muerte para los buenos brilla como una estrella de
esperanza. Sus frutos son la paz, el descanso, la vida. Con esta paz y serenidad vivió y
murió la Madre: “Desde este instante empiezo a trabajar para vivir, como querré haber
vivido a la hora de la muerte” (P.33)
La Madre es una mujer a quien la esperanza le creció por dentro y se le asomó como fruto
de salvación para todos. Dios nos dice cosas muy bellas en ella. Alberta con dirige a nuestra
Madre Purísima para preparar nuestro corazón de consagradas al nacimiento de Jesús. En
este día de fiesta para la Pureza y a las puertas de la Navidad nos unimos a todas las
hermanas de la Congregación que esperamos con gozo el nacimiento del Señor.
Acogedora de las promesas de Dios
Así se nos presenta la Madre. Todo el misterio de Dios pasa por su corazón creyente. La
Palabra, cargada de promesas, va tejiendo su vida interior.”Dios me amó hasta lo infinito; se
humanó, nació, vivió, padeció dolores, y murió por mí. ¿No rebosará mi corazón en el amor
de Dios?” (silencio) En su interioridad se prepara la Alegría para nacer en nuestro mundo.
Así puedes colocarte tú. Tu futuro no brota del presente; es tu presente el que brota del
futuro que Dios te invita a soñar y a esperar.

Abre tus manos y permanece así unos instantes. Busca el silencio y deja que la
misericordia del Señor, que viene a salvarte, limpie tu corazón. No dejes que tu
tierra reseca se olvide del agua viva.

Escucha una promesa de Dios y deja que te ensanche el corazón, que rompa tus
pesimismos y desesperanzas. Hay muchas en los textos litúrgicos del Adviento. “Se
despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán, saltará como un ciervo
el cojo, la lengua del mudo cantará” (Is 35,7).

Orienta la mirada hacia tu interioridad. Ora rumiando las promesas de Dios, como lo
hizo la Madre. ¿Qué estás esperando este adviento?
(silencio)
Eres mujer consagrada, tu corazón de esposa espera a Cristo. Esperas la Encarnación de
Dios. Esperas a la Palabra hecha carne. Esperas la presencia real de Jesús. Prepárate para
adorar la maravilla de un Dios que ya se ha hecho carne por ti. Recibe el abrazo del amor de
Jesús y le dale tú un abrazo de agradecimiento.
EXPOSICIÓN DEL SANTÍSIMO
Canto de adoración: En presencia de mi Santo Dios o Maranatha, maranta…
“Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del
Señor".(Lc 1, 45)
María fue dichosa porque creyó en la Promesa: la tienes ante tus ojos. ADORA.
La Madre fue dichosa porque creyó en las promesas del Señor: CRISTO Y LA PUREZA.
ADORA y AGRADECE (se pueden decir en voz alta expresiones de adoración y de acción de
gracias)
Tú eres dichosa si crees en la promesa de Dios para ti: la tienes ante tus ojos.
(silencio para adorar)
El adviento de la Madre consistió en recoger en su corazón todas las lágrimas y esperanzas
de los hombres y ponerlas junto a Jesús, a quien llevaba dentro. Esta es su oración
permanente de intercesión. “Desde que el Señor me hizo la merced de quitarme la vista, me
dedico a rezar por todas las hermanas, que por la gloria de Dios y la salvación de las almas
trabajan” (P. 421) En la interioridad de la Madre se dan cita dos miradas: una mirada al
mundo que la rodea y una mirada a su Divino Capitán. Alberta adora la vida y comunica la
vida a manos llenas, como una fuente inagotable. En la Madre, Dios se asoma, hecho niño,
para alegrar al mundo.
Tú, también, vivirás el Adviento si eres capaz de prestar atención al dolor profundo que
late en el corazón de los pueblos y si, a la vez, eres capaz de mirar a Jesús que viene. Eres
capaz de consolar. Presta atención también al dolor de tus hermanas. Pasa por tu corazón,
delante de Jesús, lo que te une y lo que te diferencia de tus hermanas de comunidad.
Acógelas a cada una. Agradece.
(silencio)
Pasa por tu corazón el dolor de tus alumnos, de los profesores, de las familias que conoces.
Si adoras al que es la vida, tú también darás vida.
(silencio)
Dedica tiempo a mirar el misterio de Dios hecho hombre. Dile a María que te preste sus
ojos para mirar y admirar, para adorar. “Hija, en La Pureza estás; ofrécete para lo que haga
falta. Si curas una llaga, piensa en Jesús, tu esposo llagado de pies a cabeza y di: “ A Él lo
voy a curar. Crecerá el amor y no sentirás las molestias “ (P.446)
VÍSPERAS de martes IV semana de adviento
El adviento pone canciones a la esperanza, canciones que podemos saborear en toda su
profundidad. Vamos a cantar con fe la espera del Señor unidas a toda la Iglesia que espera
anhelante
Himno cantado: Alegría de nieve por los caminos o Ven, ven Señor no tardes
Salmo 136,1-6
Junto a los canales de Babilonia
Este salmo es una invitación a expresar nuestra añoranza del Señor. Nos sentimos
extranjeros cuando no vivimos en el Señor. Ora con todo tu ser este salmo deseando
que venga a ti. Lo salmodiaremos todas juntas para expresar nuestro deseo común.
Salmo 137
Acción de gracias
Habiendo sido objeto de una gracia verdaderamente extraordinaria, el salmista se
acerca al templo para alabar a Dios. Tú también recibes gracia tras gracia: la mayor de
ellas tu consagración bautismal y religiosa en la Pureza. Eso te da la certeza de un amor
eterno. Agradece con paz.
Cántico Ap 4,11;5,9.10.12
Himno de los redimidos
Este cántico nos invita a alabar y dar gloria a Dios por el universo. Es Aquel que era, es
y vendrá. Es un Dios que se abaja para estar con el hombre. Prepara tu corazón para
adorar a ese Dios que desea nacer en ti.