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INFORME ESPECIAL Abril 2006 LA INFORMALIDAD LABORAL DE ARGENTINA ES COMPARABLE CON LA ALARMANTE SITUACIÓN DE BRASIL Considerando su relativamente alto nivel de desarrollo económico dentro de Latinoamérica, la Argentina se destaca por la alta proporción el empleo no registrado. La incidencia de este fenómeno laboral es sensiblemente superior a la de países con similar e inclusive más bajo nivel de PBI per capita, como son los casos de Chile, Uruguay y Brasil. A esta situación se llegó luego de más de tres décadas de agravamiento progresivo. Argentina es un de los países de mayor desarrollo relativo de Latinoamérica. Tiene un nivel de PBI per capita similar al de Chile y por encima de Uruguay y Brasil. Paradójicamente, esto no se refleja en el desenvolvimiento del mercado de trabajo.. En Chile, la incidencia del empleo no registrado es casi la mitad del observado en la Argentina a pesar de que sus niveles de desarrollo son similares. En Uruguay es sustancialmente inferior (casi 1/3 por debajo) aún cuando su nivel de desarrollo relativo es inferior. La informalidad laboral de Argentina es comparable con la de Brasil, un país de menor desarrollo per capita y donde los problemas de informalidad y exclusión social son masivos. Este alto nivel de empleo no registrado en Argentina no puede ser asociado a fenómenos aislados o transitorios. Es el resultado de una tendencia estructural que se viene observando en los últimos veinticinco años, con independencia del ciclo político y económico. Desafortunadamente no se disponen de datos sistematizados con anterioridad a 1980, pero con las estadísticas disponibles alcanza para mostrar la persistencia del crecimiento bajo contextos totalmente diferentes. Se dio en la década de los ochenta probablemente explicado por un economía en franco retroceso –el PBI per capita fue negativo durante ese período–. Sin embargo, en la década del noventa la expansión no se detiene a pesar de que las condiciones económicas eran distintas. Con la crisis del 2002 ,la incidencia del empleo no registrado alcanza su máximo nivel. Posteriormente, sin bien en términos de agregados macroeconómicos la crisis fue superada, la reversión de la informalidad en las relaciones laborales ha sido hasta el momento bastante tenue. El rasgo más notable e importante es que la contratación de trabajadores sin cumplir con las normas laborales es una práctica extremadamente concentrada en las empresas más pequeñas. Por ejemplo, según datos publicados por el BID1, entre las grandes empresas argentinas y chilenas la incidencia del empleo no registrado es muy similar (7,6 y 8,4%, respectivamente), en cambio, las diferencias son enormes cuando se compara las pequeñas empresas de ambos países (74,2% y 47,7% respectivamente). Son varias las causas que explican la alta proporción de relaciones laborales que se desarrollan sin cumplir con la ley y con una marcada concentración entre las pequeñas empresas. Por un lado, las normas imponen aportes y contribuciones elevados. Esto se potencia por pisos remuneratorios –tanto en el salario mínimo como los básicos de convenio– que no tienen en cuenta los heterogéneos niveles de productividad. Esto lleva a que el costo laboral total fijado como piso excede el nivel de productividad de gran parte de los puestos de trabajo generados por las empresas pequeñas. Por otro lado, la complejidad de los trámites administrativos opera como una barrera burocrática que incide –como se mostró– con mayor intensidad entre las pequeñas empresas (ver Recuadro 1). Por último, y de manera concomitante con lo anterior, los controles del Estado son débiles; de manera que la percepción de riesgo entre los agentes económicos es bastante baja. En general, la baja percepción de riesgo es mucho más intensa entre las pequeñas empresas ya que están más dispersas, operan con menor nivel de exposición y visibilidad y son menos atractivas desde el punto de vista del órgano fiscalizador. La deficiente organización de los sistemas de información y recaudación está estrechamente asociada a los dos últimos factores generadores de empleo informal. Para la mayoría de las pequeñas empresas, los trámites son inaccesibles de manera directa y, por lo tanto, el cumplimiento las forzaría a contratar el asesoramiento profesional distrayendo recursos que no disponen. Simultáneamente, la falta de racionalidad en el diseño de los circuitos administrativos lleva a que los propios organismos de control no cuenten con información confiable, completa y actualizada del universo de empresas a fiscalizar, con lo cual los esfuerzos de combate a la evasión siempre dejan de lado el control del universo más vasto y disperso que son las pequeñas empresas. El resultado es que una proporción muy alta de las relaciones laborales se desarrollan en la ilegalidad con muy negativas implicancias. La más visible, obvia y directa es el estado de alta vulnerabilidad social que sufren los trabajadores no registrados, un fenómeno estrechamente 1 BID (2004). Se Buscan Buenos Empleos: Los Mercados Laborales en América Latina. Washington D.C. asociado al patrón fuertemente regresivo que prevalece en la distribución del ingreso. De hecho, el principal factor causal que explica la muy alta incidencia de la pobreza, tanto en la Argentina como en el resto de la región, es la mala calidad de los empleos. Pero también cabe considerar implicancias más mediatas –pero no menos relevantesasociadas a las limitaciones que impone el incumplimiento de las normas laborales sobre las posibilidades de desarrollo económico. En la mayoría de los casos, las pequeñas empresas apelan a la informalidad como parte de una estrategia de subsistencia, ya que la viabilidad del negocio depende de ello. Sin embargo, la ilegalidad también opera como un “techo” que limita el crecimiento del pequeño negocio. Por operar por fuera de la ley estas empresas enfrentan severas dificultades para acceder al crédito, no califican para recibir asistencia del Estado y les resulta imposible establecer relaciones comerciales con los núcleos más modernos y dinámicos de la economía que funcionan en la formalidad. El incumplimiento de las normas es un cuchillo de doble filo. Permite a las pequeñas empresas subsistir, pero les limita o directamente impide progresar. Por último, y tal vez aun mas importante, es la degradación institucional que produce la masificación y perpetuación de la informalidad. Tolerar con resignación la violación de la ley abre espacios para la discrecionalidad, la inseguridad jurídica, la competencia desleal y la corrupción. Esta pérdida de calidad institucional impacta negativamente sobre toda la sociedad con efectos muy negativos sobre el sistema económico, político y social.