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Bases filosóficas del conductismo Por Erandi Curi Bravo Peralta. Universidad Nacional Autónoma de México. El Positivismo de A. Comte La ley de los tres estados es una filosofía de la historia, pero cuyo verdadero fundamento radica en una verdadera teoría, o sea, los supuestos del cambio social. El paso de un estado a otro del teológico al metafísico y de este al positivo, se lleva a cabo mediante una serie de revoluciones culturales y sociales al mismo tiempo. La revolución cultural de lo religioso a lo metafísico consiste en explicar la realidad ya no por entidades sobrenaturales, sino por "abstracciones personificadas". El mismo Comte reconoce que no existe, en este caso, verdaderamente, un cambio radical de fundamento, pues ambas siguen interpretando la realidad a través de entidades trascendentes. Este es un tránsito debido a "la propia naturaleza del espíritu humano". En el estado filosófico, la razón se libera de la tradición y de la superstición, actúa libremente. Pero esta libertad la hace "especulativa", es decir, constituye directamente la realidad, sin atenerse al testimonio de los sentidos, al fundamento de la experiencia. La metafísica es, en cierto modo la razón actuando libremente sin someterse a los requerimientos de la realidad, que es su verdadero objetivo. De ahí los órdenes sociales utópicos, sin base en la experiencia. Significativamente Comte ha dicho que el estado filosófico responde a la disolución de las creencias teológicas. Es un método principalmente crítico, de ataque, para destruir las bases morales del antiguo régimen; Método meramente discursivo, analítico, carente de apoyos para construir algo positivo. Filosofía negativa que sirve para destruir, pero no para construir. El ensayo sobre un sistema de política positiva es un manifiesto filosófico, en favor de la revolución de los nuevos tiempos, revolución que Comte interpreta como una verdadera revolución científica, cuya finalidad es la obtención del verdadero método para llegar a la verdad, a los conocimientos objetivos y positivos, que describen y aprenden la realidad y que permiten una revolución social, la cual consiste en sustituir el sistema vigente por otro nuevo sistema. Pero este exige postular una nueva finalidad a la sociedad. Comte señala esa nueva finalidad como el dominio de la 1 naturaleza, en beneficio del hombre; la desaparición del dominio del hombre sobre el hombre. La revolución que Comte proclama en este ensayo, que realizará el tránsito al estado positivo, es científica y no política justamente porque la ciencia va a dar término a lo político propiamente dicho, al sustituir el dominio sobre el hombre por el dominio sobre la naturaleza. Comte piensa que la revolución científica que predice y casi ve nacer frente a sus ojos dará lugar a su vez a una revolución educativa, como sus consecuencias mas precisas y necesarias . La educativa consiste en la formación de la sociedad, bajo el nuevo enfoque científico, el aprender y el acostumbrarse a interpretar la realidad a través de la ciencia. Pero la revolución industrial es la verdadera reorganización social. No se trata, como se pensaría en términos actuales, en organizar la producción económica independiente aunque vinculada con las instituciones sociales. Es más bien la organización económica misma que reemplaza a las antiguas instituciones sociales; la transformación de todas las relaciones sociales en función de la producción económica. La historia científica La filosofía de la historia y la ciencia de Comte, se puede llegar fácilmente a la convicción de que su postura es básicamente intelectualista, que todo lo explica por el "poder de la inteligencia", como él mismo lo dice, y que en esencia las ideas determinan la forma de las cosas. Por lo mismo, para conocer el estado de la civilización se deben buscar las ideal generales que lo animan y lo explican. Lo cual podría implicar que el futuro estado social a de concebirse mediante la razón y posteriormente ejecutarse en la sociedad. Lo que nos haría caer nuevamente en la posición utópica; en el error de concebir el futuro especulativamente, sin atenernos a los datos que proporcionan la experiencia. Nada más lejos de la posición epistemológica de Comte que acepta un conocimiento a priori de lo histórico y lo social: La política es positiva o científica justamente porque, como toda ciencia solo aspira a conocer las leyes naturales que regulan el desarrollo de las sociedades humanas. Pero estas leyes se desprenden del estudio directo de los hechos históricos, son la generalización de lo que se observa en cada época y que explica la sucesión de sus fenómenos, de sus acontecimientos. Hay que considerar a la ciencia política como una física particular, fundada en la observación directa de los fenómenos relativos al desarrollo colectivo del género humano, que tiene como objeto la coordinación del pasado social, y como resultado la determinación del sistema que la marcha de la civilización. No existe hasta ahora verdadera historia; concebida con espíritu científico; es decir, que tenga como fin la búsqueda de las leyes que rigen el desarrollo social de la especie humana". Para aclarar las fórmulas anteriores 2 hay que tener en cuenta que por "coordinación del pasado social" . Comte entiende el describir y destacar la forma de organización social, derivada de estado de las civilizaciones lo cual no puede entenderse de otra manera si no de que su conocimiento debe ser a posteriori y de ninguna manera a priori. Para cumplir con esa condición fundamental, hay que concebir por una parte, a la organización social como algo estrechamente ligado al estado de las civilizaciones, el cual determina; por otra parte, es necesario concebir la marcha de la civilización como algo sujeto a ley invariable, fundada en la naturaleza de las cosas. El análisis , aunque sea somero de estas ideas centrales de Comte permitirá aclarar su sentido, en cuanto al papel de la ciencia ante la historia. El desarrollo de la civilización está sujeto a una ley natural, es decir, independiente de la voluntad humana , que resulta de la naturaleza propia de las cosas; invariable, cuyo curso no cambia ni puede alterarse por la intervención de la voluntad. La civilización determina el sistema social y político, lo que supone la distinción de ambos sistemas. En realidad, "civilización" es el sistema científico mismo. Las bellas artes sólo ayudan a que los hombres acepten emocionalmente lo que la razón establece científicamente. La industria es la acción, la aplicación de las leyes naturales, descubiertas por las ciencias. En síntesis la civilización es la teoría sobre la realidad, sus leyes, su aceptación y aplicación que resultan de la metodología de las ciencias de la observación. Esta realidad se rige por leyes independientes de la voluntad humana. Pero en tanto no son conocidas por el hombre, no sirven a sus propósitos. La ignorancia o el error científico convierten a la acción social en ineficaz e inservible. El único auténtico fin de la sociedad humana, parece decirnos Augusto Comte en este ensayo, en la industria científica, que permitiría producir todos los bienes materiales necesarios para satisfacer las necesidades humanas. Cuando las sociedades se apartan de este fin fundamental el resultado es un régimen opresivo, el sistema político donde privan los grandes males de la humanidad, ignorancia, enfermedad, miseria, discordia, implícito, y latente en esta concepción materialista de la historia, se encuentra una gran utopía de Francisco Bacon, la nueva Atlántida, una sociedad perfecta, feliz y prospera, cuyos problemas han sido solventados por el avance de conocimiento científico. Utopía que no hace si no repetir el antiguo sueño de la "edad de oro", de los clásicos, en el cual la única causa de los males sociales, la escasez de los bienes materiales, han sido superados. Comte examina el avance del conocimiento científico en su tiempo llega a la conclusión de que la seria fundamental de la ciencias se encuentra prácticamente constituida por las matemáticas, la astronomía, la física, la química y la fisiología. Sólo falta coronar este progreso de la ciencia con la ciencia social o como el prefiere decirle la ciencia política positiva. 3 4