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Transcript
Cuestión Social y Universidad: una experiencia de articulación entre la
economía popular y el trayecto TSC de la UNDAV.
Manuel Ferrer – María Emilia Rodríguez – Tamara Damonte
Universidad Nacional de Avellaneda
República Argentina
RESUMEN
En este trabajo nos proponemos reflexionar sobre la articulación entre el diseño
institucional de curricularización del Trayecto Curricular Integrador Trabajo Social
Comunitario -desarrollado en la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV)- y los
procesos organizativos de la Economía Popular (EP). A su vez, abordaremos las
maneras en que esta relación interpela las prácticas de extensión, planteando los
límites y desafíos en la configuración de políticas universitarias y de Estado para las
experiencias de la EP.
PALABRAS CLAVE: TRABAJO SOCIAL COMUNITARIO, ECONOMÍA POPULAR,
EXTENSIÓN, VÍNCULO.
1. Las prácticas extensionistas curricularizadas en la UNDAV
Este escrito es el resultado de un proceso de internalización, reflexión y
sistematización de algunas experiencias que hemos recolectado como docentes del
Trayecto curricular Trabajo Social Comunitario (TSC) de la Universidad Nacional de
Avellaneda (UNDAV), a partir del trabajo con organizaciones de la Economía Popular
(EP). Comenzaremos con una breve caracterización del trayecto formativo, para
luego explicar la forma en que abordamos los procesos organizativos de la EP.
Finalmente,
presentamos
algunas
reflexiones
en
torno
a
los
alcances
epistemológicos, políticos y académicos de esta modalidad de producción de
conocimiento desde la universidad y de cara a la sociedad de la que forma parte.
Las cuatro materias del trayecto TSC, incorporadas a la currícula de todas las
carreras de grado y pregrado dictadas en la UNDAV, se propone ser una
herramienta para la construcción de una universidad nacional, pública y popular,
gestando vínculos orgánicos con las organizaciones sociales y políticas de las clases
populares (Ávila Huidobro, Elsegood, Garaño y Harguinteguy, 2014).
1
TSC se desarrolla en cuatro trayectos cuatrimestrales y correlativos. En el tramo
inicial (TSC 1) la modalidad de trabajo es áulica, poniendo el énfasis en una primera
aproximación a las discusiones en torno a la dicotomía objetividad/subjetividad, a los
imaginarios sociales y las construcciones de sentido común. Desde el enfoque
propio de las ciencias sociales - contraponiendo la concepción positivista de la
ciencia a las teorías dialécticas-, a través de casos concretos vinculados a
problemáticas sociales históricas y actuales de la Argentina y Latinoamérica, se
promueve el debate y la reflexión desde múltiples perspectivas.
El segundo trayecto (TSC 2) contiene un primer acercamiento a territorio. Los
estudiantes y docentes planificamos y coordinamos observaciones y entrevistas a
miembros de organizaciones sociales o políticas de la comunidad, con el eje puesto
en fortalecer las herramientas epistemológicas y metodológicas de abordaje de
problemáticas sociales. En este tramo la aproximación al territorio va acompañada
del debate conceptual acerca de las nociones de problema, políticas públicas,
territorio, vinculación con la comunidad y extensión universitaria. Se trata de una
instancia teórico-práctica-conceptual que consideramos nodal para el proceso
pedagógico que involucra el TSC y la formación de profesionales comprometidos con
las problemáticas de su sociedad. Se realiza un primer diálogo - relevamiento, donde
se ponen en juego las identidades, las expectativas y las construcciones desde el
sentido común del rol de cada uno de los miembros del colectivo enseñanzaaprendizaje (Ávila Huidobro et.al., 2014).
El tercer tramo (TSC 3) involucra la profundización en el vínculo con organizaciones
comunitarias, a partir del cual la praxis extensionista contextualiza histórica, social,
económica, cultural y políticamente las organizaciones y sujetos sociales con los
cuales trabajamos.
Fundamentalmente, el desafío consiste en producir conocimiento desde un enfoque
de Investigación Acción Participativa (I.A.P.) (Fals Borda, 1993), trabajando en
conjunto con organizaciones del campo popular. No investigamos a pedido de las
organizaciones sino con las organizaciones. Se trata de elaborar un producto (una
publicación, documento, sistematización, material audiovisual, radial, cultural
artístico, etc.) que tenga que ver con el proceso pedagógico formativo del estudiante
y con las demandas, intereses y necesidades de la organización.
Por último, el cuarto tramo (TSC 4) tiene como objetivo que los estudiantes
desarrollen herramientas analíticas y relacionales a partir de la elaboración de un
proyecto de extensión propio, incorporando lo aprehendido en los trayectos
anteriores, sus intereses individuales y su formación profesional. Lo entendemos
como la culminación de un proceso de aprendizaje que apunta a reflexionar y
2
accionar críticamente; y parte constitutiva en la formación de profesionales
transformadores de su realidad.
De este modo, la universidad es interpelada por la realidad; y es desde esta
concepción que la materia -a partir de la curricularización de la extensión- se plantea
como un eje constitutivo de la propuesta epistemológica y política de la UNDAV. Este
proyecto institucional se enmarca en un nuevo paradigma de universidad que deja
atrás la “universidad autista” de los años noventa (Cecchi en Ávila Huidobro et.al.,
2014).
En este sentido consideramos oportuno pensar el rol de la extensión en ese
paradigma universitario y las formas de construcción de conocimiento. Alejados de
los tradicionales sentidos que se le atribuyen a la extensión en el ámbito académico ubicándola como una actividad marginal, de difusión de saberes científicos, de “bajar
los conocimientos al pueblo”-; pensamos en la extensión y la gestión de “lo social”
como un compromiso indisoluble de la praxis (Kosic, 1967) desde la cual los
sectores populares abordan las problemáticas sociales.
La investigación tradicional aún cuando no niega la cuestión social entiende el
conocimiento como reproducción, como simple reflejo de las cosas. Al involucrarnos
con la praxis social de los sectores populares lo que subyace es que no entendemos
al conocimiento como contemplación, desligado de la actividad humana, de la
creación humana pues creemos que el hombre y lamujer sólo conocen en cuanto
crean la realidad humana y social. En este sentido, lo que distingue a TSC es que se
permite aprender-investigar no ya a partir de la contemplación de la realidad social
sino como resultado de involucrarse en la praxis. La praxis es propiamente la esfera
del ser humano y ésta es un espacio de creación y conocimiento del mundo, de un
mundo que no está dado, cerrado y completo sino de un mundo en tensión,
contradicción y permanente dinamismo. La propuesta de TSC pretende involucrarse
en la praxis de los movimientos populares, pues frente a la pregunta de “¿qué es
la realidad? (…), esta pregunta puede ser contestada si es reducida a esta otra:
¿cómo es creada la realidad social? Esta problemática que tiende a indagar qué
es la realidad social mediante la verificación de cómo es creada la realidad
social misma entraña una concepción revolucionaria de la sociedad y del hombre”
(Kosic, 1967:28) puesto que desnaturaliza el orden social hegemónico y lo
comprende a la luz de las luchas, resistencias, avances y retrocesos de los sectores
populares. Por tanto, cualquier estrategia de gestión y de conocimiento sobre lo
social lo comprendemos íntimamente ligado a la praxis de los movimientos
populares.
3
Desde su fundación, la UNDAV se propuso conformar nuevos modelos
epistemológicos que aporten a la descolonización de las subjetividades y de los
saberes académicos. Es por ello que consideramos fundamental la conformación de
colectivos de enseñanza-aprendizaje (Ávila Huidobro et.al., 2014) que tensionen y
pongan en juego nuestro rol en la sociedad, nuestras propias identidades y las
formas en las que construimos conocimiento. Desde la integralidad de nuestras
prácticas (Tommasino, 2008), nos proponemos avanzar sobre relaciones orgánicas
con las organizaciones populares que permitan construir teoría transformadora de la
realidad que habitamos. Esta tarea no es sencilla, ni armónica, genera tensiones,
incomodidades y redefiniciones constantes; pero en ese andar construimos sentidos,
generamos acciones (que quieren o intentan ser) transformadoras de la realidad a
partir de la conformación de espacios dialógicos de saber, donde todos los saberes
se ponen en juego, los “universitarios”, los de las organizaciones sociales, los de los
docentes y estudiantes.
En este contexto institucional, político y social encarnamos nuestra tarea docente. La
experiencia aquí recolectada fue parte de nuestro trabajo con diversos espacios de
la economía popular, desde el año 2014. Consideramos que una reflexión y
sistematización crítica de aquellas prácticas pueden servir-nos como insumo para
pensar y formular nuevos proyectos de extensión y de investigación.
Es pertinente hacer una última aclaración sobre la composición del colectivo de
aprendizaje-enseñanza que conformamos. Si pensamos en una universidad
transformadora a partir de realizar un abordaje de las problemáticas sociales desde
su complejidad y multiplicidad, es útil retomar la concepción de Kaplún (2005) de
indisciplinar la universidad. En este sentido, las comisiones de Trabajo Social
Comunitario están compuestas por estudiantes de todas las carreras de nuestra
universidad, como así también los y las docentes provenimos de distintos campos de
formación. De este modo, se habilitan espacios de reflexión y problematización que
escapan a las rigurosas y, a veces arbitrarias, barreras disciplinares. Que
estudiantes, docentes y miembros de organizaciones con trayectorias educativas y
sociales disímiles, se encuentren en un espacio dialógico y flexible de intercambio de
saberes, genera dinámicas propias que le otorgan un sentido transformador a
nuestras prácticas cotidianas.
2. Relatos de la articulación
La propuesta del trayecto integrador Trabajo Social Comunitario, con sus
características políticas y pedagógicas y su alcance institucional en el marco del
4
proyecto universitario de la UNDAV, implicó un fuerte desafío a la hora de resolver
una estructura de docentes y de articulación con los actores del territorio.
Estos aspectos -el perfil docente de TSC que valoró trayectorias vinculadas al
quehacer político-territorial, y las características históricas, sociales y culturales de
los actores e instituciones con las que se concretó la articulación en el territorio-,
orientan las reflexiones que proponemos en este trabajo. Éstas consisten en
considerar la forma en que la curricularización de la extensión, según se diseñó y
realizó en la UNDAV, introducen la cuestión social en el quehacer universitario a
través de ligarla a la praxis cotidiana del movimiento popular que, a su vez, interpela
y genera debates y transformaciones en la propia institucionalidad universitaria.
En este caso, la temática social en cuestión es la Economía Popular (EP), que lejos
de ser un campo de trabajo impulsado por las políticas universitarias, se instala en la
agenda y germina como propuesta institucional a partir de las interacciones y
articulaciones que se producen en el desarrollo de TSC con un amplio conjunto de
organizaciones sociales. Este trabajo, con los actores del territorio, replantea y
tensiona el papel social y político de la universidad.
Historizaremos el desarrollo de las articulaciones con los diversos actores
territoriales para dar cuenta y reflexionar acerca del carácter procesual y dialógico
que asumen los proyectos de extensión llevados a cabo por TSC.
Los proyectos llevados a cabo presentan características y objetivos disímiles que
dan cuenta de la pluralidad y diversidad de sujetos que configuran la territorialidad de
los procesos de EP. Hablamos entonces de: i) una experiencia centrada en la
Organización Los Pibes, nacida para dar respuesta a la crisis que se vivía en los
barrios populares durante la profundización del neoliberalismo en la década de los
´90; ii) una experiencia desarrollada conjuntamente con la Dirección de Economía
Social de la Municipalidad de Avellaneda -creada en el año 2011-; y por último, iii)
una experiencia de territorialización y articulación entre universidades públicas
(UNDAV y CIDAC -dependiente de la FFyL de la UBA-), a partir del trabajo con
cooperativas del cordón sur metropolitano.
i) De comedor a organización de la EP, la experiencia con la
Organización Social y Política Los Pibes en La Boca. Desde el año 2013 TSC
comenzó a trabajar con esta organización -nacida como comedor comunitario en el
rigor de los años ´90-. En el año 2014, con la incorporación de “Los Pibes” a la
Confederación de Trabajadores de la Economía Popular (CTEP), se pautó que todas
las instancias de TSC abordarían las problemáticas y las necesidades de los
trabajadores y habitantes de los barrios de la zona sur de la CABA. Así, por ejemplo,
se trabajó el eje de producción de vivienda popular a partir de la recuperación y
5
sistematización1 de la experiencia de la Cooperativa de Vivienda Los Pibes
(COVILPI), incorporando a la vivienda como problemática de la EP. Actualmente, los
proyectos están centrados en el Paseo de la Economía Popular Martín Oso Cisneros
(PEP-MOC), la comercialización, la soberanía alimentaria y la integración de
cadenas de producción y consumo que beneficien a productores y trabajadores de la
EP. Allí, TSC vehiculiza la vinculación entre actores territoriales, actores de la EP y
sujetos del mundo universitario (estudiantes, docentes y no docentes).
ii) Centro de Documentación de la Economía Popular. El rol social y
político de la universidad territorializada implica concebir como necesaria la
vinculación no sólo con organizaciones sociales o políticas, sino también con
entidades estatales. A partir de aquí cobra relevancia la injerencia de la UNDAV en
el acompañamiento de políticas públicas. En esta sintonía, comenzamos a articular
institucionalmente con la Dirección de Economía Social del Municipio de Avellaneda,
a partir de proyectos de extensión en los que se trabajó junto a cooperativas y
empresas recuperadas por sus trabajadores, emprendedores y miembros de la
Dirección. El trabajo con las empresas recuperadas implicó un relevamiento y
sistematización de datos para volcarlos en un catálogo que sirva de insumo para la
gestión de políticas públicas, acompañando el proceso de reconocimiento social de
estos espacios de la EP. A su vez, producto del trabajo mancomunado con la
Dirección de Economía Social, durante los años 2014 y 2015 se desarrolló en las
instalaciones de la universidad, la Cátedra Libre de Economía Social “Raymundo
Ongaro”. Interesa rescatar y mencionar esta experiencia, ya que a pesar de no
formar parte de nuestra tarea docente en TSC, es producto de la perspectiva integral
de la UNDAV que busca entrelazar extensión, investigación y docencia.
Un segundo momento de la relación entre la universidad y la Dirección de Economía
Social estuvo anclado en el trabajo con los emprendedores de la Feria de Economía
Social y Solidaria de Avellaneda. Se trabajó con entrevistas que apuntaban a una
valorización y reconocimiento de la experiencia y la construcción de sentidos
compartidos por los miembros de las ferias.
iii)
Vinculación
Universidad-Comunidad:
Una
experiencia
de
implantación territorial de la Universidad Pública en el sur de la CABA. Este
proyecto llevado a cabo en el Centro de Innovación y Desarrollo para la Acción
Comunitaria (CIDAC) de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, surge a partir
de la articulación entre dicha institución y la UNDAV -iniciada en el año 2013-,
vinculada con temáticas y problemáticas de la EP. Desde TSC se trabajó en el
Se realizó un programa especial sobre vivienda en la FM Riachuelo, cooperativa de
comunicación que también funciona en el marco de la organización Los Pibes.
1
6
espacio “Mesa del Sur”, co-organizado por una veintena de cooperativas y
emprendimientos, centrado en el debate, la acción y la propuesta colectivas tanto
productivas y comerciales. En función de este trabajo los siguientes proyectos
estuvieron dirigidos a la sistematización de registros de campo y entrevistas a
integrantes de dos cooperativas: Cooperativa Que Vaina y Los Pibes del Playón.
Como proyección para este año (2016), trabajaremos con aspectos organizacionales
de la cooperativa “Nuestra Señora de Fátima”, en Isla Maciel, Avellaneda.
En el siguiente apartado profundizaremos el análisis, proponiendo una agenda de
trabajo para seguir potenciando la articulación de la UNDAV con las problemáticas
en torno de los procesos de EP en el territorio.
3. Acerca de limitaciones y potencialidades
A lo largo del recorrido que desarrollamos desde el trayecto TSC, nos surgen
algunas reflexiones y preguntas que consideramos necesario explicitar para
fortalecer tanto las políticas de extensión universitaria como las formas de vincularse
con organizaciones comunitarias y populares que tiene nuestra Universidad.
La Universidad Nacional de Avellaneda recién en el año 2015 tuvo su primera
colación de graduados: la creación de nuevas universidades públicas en varias
localidades del conurbano bonaerense fue decisión política e iniciativa de gestión
durante los gobiernos de Néstor Kirchner y de Cristina Fernández, como apuestas a
la inclusión social, a la ampliación del derecho a la educación superior y tal como
plantea Eduardo Rinesi, a la afirmación que el ingreso, permanencia y egreso de la
universidad pública constituye un derecho humano. (Rinesi, 2015). Con esto
queremos significar que, si consideramos como Oslak y O’Donnell (1981) que los
tiempos de la gestión estatal así como también el diseño y ejecución de políticas
públicas, los procesos, las políticas y las iniciativas desarrollados con la creación de
estas nuevas universidades públicas son muy recientes, merecen entenderse en
construcción y con necesidad de mejoramiento. Al día de la fecha sentimos que, sin
embargo, es prematuro realizar un balance acabado del impacto que producen las
propuestas de estas universidades públicas en la sociedad, mucho menos darlas por
concluidas, sino más bien estamos convencidos que nos encontramos en un
momento de necesidad de reflexión y análisis de límites reconocidos, así como
también de la enunciación de potencialidades aún por explorar.
Si reafirmando el derecho a la Universidad, es decir, no solo a concurrir a estudiar en
ella sino el derecho colectivo de la comunidad a beneficiarse de lo que ella produce,
la integración de la extensión a través del espacio curricular mencionado resulta
7
necesario pero incompleto si se presume como un punto de llegada más que como
un punto de partida. Es necesario deconstruir las lógicas fragmentarias y tecnicistas
de lo estatal donde “pareciera que cada institución construye su propia esfera y
lógica en algunos casos con una fuerte desarticulación con las otras instituciones o
con la sociedad misma. Así, esta no produce sujetos para otra institución, ni acepta
“tomar” los sujetos que otra construye” (Carballera, 2013).
Cuando hablamos de los desafíos en “políticas públicas” y de “creación de
universidades” estamos hablando también de la complejidad que implica generar
formas innovadoras de diseñar y ejecutar espacios institucionales de producir
conocimiento. Nos interesa hacer aquí una referencia al lugar privilegiado de la
extensión en ese desafío (Tomassino, 2010; Petz-Trinchero, 2013): tanto la
interacción y negociación con diferentes actores locales para el consenso en criterios
de necesidad y demanda social, laboral, productiva y académica, así como también
la continuidad e institucionalización de esos vínculos, son caminos donde la larga y
rica trayectoria histórica de la Extensión Universitaria tiene mucho para decir.
En un principio todo puede desprenderse de la pregunta nodal, que recorre
implícitamente este artículo: ¿Cuál es elsentido de relacionar dialógicamente a la
universidad con instituciones y organizaciones sociales/comunitarias/populares
existentes en su entorno, en cuestiones ligadas a la producción de conocimiento? Y
de aquí puede surgir también como cuestión ¿de qué forma debe realizarse la
vinculación entre los diferentes espacios curriculares que propone la universidad?
Trabajo Social Comunitario, como experiencia novedosa de institucionalización de
ese vínculo, intenta dar algunas respuestas parciales a esas preguntas. Corresponde
aclarar aquí que estas reflexiones se refieren a proyectos aún en ciernes: apenas
hace cinco años se implementa curricularmente este trayecto.
Consideramos que las prácticas, las demandas y las necesidades de las
organizaciones de la EP interpelan y construyen, en términos epistemológicos, los
contenidos teóricos y propuestas de campo de Trabajo Social Comunitario.
Asimismo, permean nuestra práctica docente e intentan interpelar el proceso
formativo de los estudiantes que cursan la materia.
Consideramos que las prácticas de extensión implican la construcción de un vínculo
dialógico entre los sujetos involucrados. En este sentido, apostamos a la
democratización epistemológica (Varsavsky, 1969; Brusilovsky, 2000) y a la
producción conjunta de conocimiento, a partir de la explicitación de nuestros
posicionamientos y del reconocimiento de la heterogeneidad de actores con los
cuales nos vinculamos en nuestra tarea docente y de extensión.
8
Por otro lado, los dispositivos institucionales y curriculares se desarrollan en una
tensión entre los diversos sentidos que asumen las prácticas extensionistas. Esta
tensión nos desafía a tener una perspectiva creativa respecto a los formatos
institucionales, que den cuenta de la complejidad y sean lo suficientemente flexibles
para incentivar y/o profundizar ese diálogo.
Conscientes de que TSC es un formato posible, pero no el único, el desafío de este
trayecto curricular obligatorio y común a todas las carreras de la Universidad está
dado en ser incómodo para aquellas lógicas y prácticas de las instituciones
universitarias que se caracterizan por su segmentación, desarticulación y
discontinuidad entre áreas, cátedras y equipos. La cotidianidad y masividad de los
vínculos con las organizaciones populares que impulsa, la cantidad de estudiantes
de diferentes carreras que involucra y lo medular de la propuesta en Universidad
Nacional de Avellaneda resultan ser el motor desde donde provocar las
articulaciones y proyectos que desborden la propuesta de TSC. La “gestión de lo
social” para ser transformadora y no reproductivista debe - como lo plantea García
Linera – poder asumirse en términos de “tensión creativa, dialéctica, productiva y
necesaria entre concentración y descentralización de decisiones” entre la
Universidad y los movimientos populares” (García Linera, 2012:35)
Esta perspectiva requiere, como mencionamos anteriormente, de la integralidad de
las prácticas constitutivas de la vida académica: docencia, investigación y extensión.
En este sentido, consideramos que la territorizalización de la universidad demanda
un compromiso por parte de sus diferentes ámbitos. Por lo expuesto, el trayecto
curricular de TSC debe pensarse como una herramienta más en la construcción de
espacios dialógicos y de indisciplinamiento de la misma práctica universitaria.
Ejemplos de esta labor resultan ser la articulación con la Dirección de Economía
Social de la Municipalidad de Avellaneda, a partir de la cual se constituyó la Cátedra
Libre de Economía Social y Solidaria2.
En el mismo orden, reflexionamos sobre las contradicciones entre los tiempos
académicos y los de las organizaciones sociales. Los primeros suponen cursadas
cuatrimestrales de 32 horas, con un día y un horario específico por semana. En
cambio,
la
distribución
del
tiempo
de
los
emprendimientos
de
los
productores/trabajadores de la EP poseen una distribución distinta y específica: de
trabajo, de producción, de comercialización, que no necesariamente coinciden con
los tiempos establecidos por la currícula. Dadas estas complejidades del trabajo y la
2
http://undav.edu.ar/index.php?idcateg=30&id=6448 (Consultada 11/3/2016)
9
urgencia de reflexionar y sistematizar las experiencias, conformamos un equipo de
investigación-acción.
Asimismo, somos conscientes del desafío de pensar la labor extensionista articulada
con las prácticas de investigación y docencia.
En comparación con estas limitaciones institucionales, encontramos que son muchas
más
las
potencialidades
y
horizontes
abiertos.
Mencionaremos
dos
que
consideramos más importantes. Por un lado, la posibilidad real de que la cuestión
social -en este caso, procesos y experiencias de la EP-, se instale, institucionalice e
integre orgánicamente la formación de grado de los estudiantes de todas las
carreras, es de hecho un salto cualitativo en lo que a la construcción de
conocimiento respecta. En este sentido, cabe mencionar que durante el trayecto van
emergiendo problemáticas y formas de abordaje que interpelan las especificidades
de las disciplinas (por ejemplo, vivienda a abogados y arquitectos; comercialización,
a informáticos y diseñadores; soberanía alimentaria, a ambientales y enfermerías,
etc.)
Por otro lado, proponemos e incentivamos el debate y el diálogo con cada uno de los
departamentos de cada carrera de la Universidad, para exponer sobre la importancia
de la apropiación dela praxis social como instancia formativa necesaria de todo
estudiante. TSC hoy se presenta en modalidad transversal a todas las carreras; el
paso siguiente es crear espacios y formas donde las prácticas y productos que
surjan de la cursada sean incumbencia específica de cada plan de estudio, y pueda
problematizarse y entramarse con las demás materias que un estudiante precise
cursar/atravesar para graduarse, así como también aportar a su horizonte formativo
profesional.
Por otro lado, -aún con las limitaciones señaladas- que todos los estudiantes
atraviesen instancias formativas por fuera del aula y en otras situaciones de
aprendizaje, implica un trastocamiento del proceso de enseñanza-aprendizaje
tradicional de la educación superior (más relacionado con una relación bancaria -en
el sentido freireano- de transmisión de conocimientos y una relación específicamente
vertical de poder entre docente-“alumno”).
Al promover un vínculo dialógico, de negociación y consenso de objetivos de
cursada entre universitarios y sujetos de la organización social, emergen espacios de
decisión y participación impensadas para una situación áulica, en los cuales los
estudiantes pueden asumir otro tipo de involucramiento en su propio proceso de
aprendizaje: incidiendo en las definiciones de las producciones finales a realizarse,
opinando respecto a cómo y con quién realizar entrevistas y observaciones en el
10
campo, planteando dudas e inquietudes sobre el sentido del proyecto de la cursada,
entre algunas de las acciones posibles.
Por último, y como pregunta abierta, volvemos a interpelar acerca de las formas
posibles de articulación entre las organizaciones con las que trabajamos en territorio
y los ámbitos de la Universidad. Creemos, en este sentido, necesaria la apertura y el
fortalecimiento de espacios de encuentro, propuestos por la Universidad, donde las
organizaciones e instituciones pueden plantear sus demandas, necesidades,
inquietudes, críticas y proyectos a la institucionalidad universitaria.
Es menester tener presente que ya existen experiencias de intersección de
“consejos consultivos sociales”, “mesas de gestión territorial”, desarrolladas en varias
universidades (UNGS, UNQui, CIDAC-UBA, UNSAM, por nombrar algunas), que
podríamos implementar en la UNDAV.
También resulta clave para la articulación, incentivar y recrear jornadas de
vinculación universidad-sociedad -tal como la realizada en noviembre del año
pasado en la UNDAV-, donde escuchemos las voces y las devoluciones que las
organizaciones sociales participantes de TSC quieran hacernos sobre las prácticas
realizadas, así como también la opinión que tienen respecto a los propósitos y el rol
de la educación superior.
Estamos convencidos que las organizaciones deben participar de alguna manera en
el diseño y gestión de los dispositivos institucionales que aborden la praxis /cuestión
social.
Concluimos que con decisión política y financiamiento adecuados, se debe -en tanto
responsabilidad de la universidad pública y del Estado- continuar en este camino de
reflexión acerca de los proyectos y las prácticas críticas de extensión universitaria,
que implican un compromiso con el trabajo con la comunidad y el fortalecimiento de
la organización popular.
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Bibliografía utilizada
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