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Principios activos matemáticos de la filosofía natural: ¿es posible una
reconciliación?
Por Carlos Calderón. Trabajo presentado para la Cátedra “La Filosofía Mecánica”, dictada por el Prof.
José Romo, perteneciente al Doctorado Inter-universitario de “Historia de las Ciencias” de la Univ. de
Barcelona. Catalunya. España. Febrero a Junio 2004.
Sumario. Las diferentes posiciones historiográficas en torno a los hechos, razones, motivos o
estímulos que llevaron a Newton a formular su concepto de fuerza con acción a distancia distan
de llegar a un acuerdo. El mosaico de actividades intelectuales de Newton es tan variado como
posiciones historiográficas existen y los estudios recientes han contribuido a ampliar aún más
este espectro. Las diversas posiciones pueden ser consideradas de tipo “indoors” – referidas a la
propia y única obra newtoniana – o “outdoors” al ubicar - sin por ello pretender dar razones
causales- la obra en un contexto ampliado en referencia las prácticas culturales del S.XVII. La
posibilidad de reconciliar lo “matemático” con lo “alquímico”, por poner uno de los ejemplos
mencionados en el ensayo, es muestra de un desacuerdo aún mayor: la propia definición de
Filosofía Mecánica y de Revolución Científica. Sin embargo la contundencia y coherencia de
cada una de las versiones historiográficas merecen la atención en la medida que nos proporciona
una mirada a un Newton, si bien a veces “unitario”, “bifurcado” o “fragmentado”, acorde a la
vastedad de sus intereses intelectuales.
Índice.
Introducción………………………………. Pág.1
Indoors
La sospecha dinámica………………….… Pág. 5
La sospecha alquímica…………………… Pág. 7
La sospecha teológica y apocalíptica….… Pág. 10
Outdoors
La sospecha semántica……………..….… Pág. 15
La sospecha de la tradición……………... Pág. 17
Conclusión……………………………...… Pág. 19
Bibliografía………………………………. Pág. 21
Introducción.
El título de la obra de Newton no deja lugar a dudas: son principios matemáticos1.
Se exponen allí los argumentos matemáticos, en rigor geométrico, que dan cuenta,
principalmente, de la naturaleza del “movimiento de los planetas, cometas, Luna y
mar”2. Su título puede ser visto como un “ajuste” - o una reacción -, a las tal vez,
exageradas e imaginativas argumentaciones cualitativas que Descartes titulara
Nos referiremos, de aquí en adelante y en las citas a pie de página, a los llamados Principia de Newton,
partiendo de la siguiente versión: NEWTON, I. Principios matemáticos de la filosofía natural. Madrid:
Alianza Universidad, 1987, Trad. Eloy Rada; salvo que se haga otra referencia, sea a las versiones en
inglés o la original en latín.
2
En el “Prefacio” a la 1ra. Edición de 1687 Newton realiza un pequeño inventario de fuerzas y nos habla
de “la gravedad, la levedad, elasticidad, resistencia de los fluidos y fuerzas por el estilo, ya sean de
atracción o de repulsión”. (Ibid. p. 98)
1
2
“Principios de la filosofía” pero, a la vez, otros han querido ver, en esta suerte de
estrategia comunicativa, un mecanismo para dejar de lado el problema de las Causas en
la Filosofía Natural y darle a los fenómenos un tratamiento independiente en el marco
del abstracto y certero mundo de las matemáticas. Pero no cabe duda que el adjetivo
“matemático” acota – o intenta acotar - la naturaleza del discurso newtoniano y procura
orientar al lector e invitarlo a no realizar lecturas perversas. Pero todo esto al historiador
lo pone en guardia.
En primer lugar destacamos que los veinte años de distancia que median entre las
primeras investigaciones dinámicas del llamado Waste Book 3, hasta la publicación de la
1ra. Edición de los Principia de 16874, pasando por las investigaciones alquímicas, la
correspondencia con Hooke, la insistencia de Halley, los tratados previos De Motu
Corporum y De Gravitatione, confieren a la publicación una historicidad en sí misma.
Y, en segundo lugar, hay que destacar que el propio Newton le otorga a su obra un aire
de “lamento” cuando nos advierte que lo que nos presenta es tan solo la punta del
iceberg; un reto aún mayor y que se le ha plantado ante sus ojos:
Ojalá5 que fuera posible deducir los demás fenómenos de la naturaleza a partir de los principios
mecánicos con el mismo género de argumentación [a partir de los fenómenos y por medio de
proposiciones matemáticas que deducen los movimientos], pues muchas cosas me mueven a
sospechar que puedan depender todos ellos de ciertas fuerzas con las que las partículas de los
cuerpos, por causas aún desconocidas, bien se atraen unas a otras…bien huyen y se separan.
[Cursivas añadidas]6
¿Cuáles son esas muchas cosas? ¿Qué mueve la sospecha de Newton? Es aquí donde se
abre el espacio a la investigación que gira en torno a la pregunta principal: ¿Que llevó a
Newton a enunciar este característico concepto de fuerza que incluye acción a distancia,
infinitud de alcance e inmediatez en el tiempo? Los estímulos para enunciarlo han
llevado a los historiadores a rastrearlo en, igualmente, “muchas cosas” convirtiendo así
el proceso de reconstruir la “sospecha” newtoniana en un trabajo arduo – y por más
interesante - que hoy ofrece variadas versiones pero que aún distan de conciliar unas
con otras.
El término ha sido traducido como “cuaderno baldío”, “cuaderno desaprovechado” o “cuaderno de
desperdicio” los cuales pueden considerarse desafortunados. Si bien dicho cuaderno correspondía a la
libreta con anotaciones teológicas - aún útil y con páginas sin usar - que heredara Newton de su
padrastro, éste la convirtió, hacia 1665 y a los 23 años, en lo que hoy reconoceríamos como una
“agenda”, un “borrador”, o una “libreta de apuntes” con temas variados. Nada baldío ni desaprovechado
había, ni habría, en esa libreta.
4
Puede verse el texto en latín de una edición de 1687 (con correcciones manuscritas de E. Halley) y en
formato pdf, en http://dibinst.mit.edu/BURNDY/Collections/Babson/OnlineNewton/Principia.htm
5
La palabra original latina “Utinam”, en las traducciones inglesas, se presenta como “I wished to” – trad.
“He deseado” o tambien “Yo desearía” -. El traductor Rada, ha optado por la interjección “Ojalá” que
como se sabe viene del árabe “ua xa Alah”, que puede traducirse como “¡y quiera Dios! – ”. Si bien el
uso del lenguaje ya ha borrado las connotaciones religiosas (y geográficas) del término, no nos deja de
sorprender la diferencia muy clara entre el “ojalá” – impersonal, exclamativo, abstracto, y en cierto
sentido azaroso – y el “desearía” que supone al individuo, su voluntad y el estado condicional de la
empresa en que se haya inmerso. Este breve párrafo es el testimonio de una inconformidad, de un anhelo
no satisfecho, de una frustración (sin mayores connotaciones psicoanalíticas…), un lamento, “a far cry”,
que a lo largo de 20 años impulsaron la actividad intelectual de Newton. No es una mera exclamación al
aire; es un deseo personal.
6
Principia. p. 98.
3
3
En el presente ensayo intentaremos inventariar algunos de esos intentos historiográficos
clasificándolos en dos grandes bloques: las “sospechas indoors” y las “sospechas
outdoors”. Nos referimos a estos adjetivos, y en estos términos, para entrar en
complicidad con el propio texto de Newton – la sospecha - y en la medida que dan
cuentan de posiciones historiográficas muy claras.
En el primer caso, las sospechas se ciernen simplemente sobre el desarrollo de la propia
obra de Newton. Puertas adentro, el historiador hurga, “detectivescamente”, entre sus
papeles –sean matemáticos, alquímicos o teológicos, publicados o no -, lee entre líneas
para alcanzar a afirmar, en muchos casos con la acotación de “probable”, que la
gestación del concepto de fuerza newtoniano surge a partir de tal o cual actividad
intelectual de Newton. Queremos matizar aquí esta categoría, “indoors”, al respecto del
llamado “internalismo” puesto que los estudios y las “sospechas” que mencionamos en
el ensayo – sean centrados en tecnicismos propios de la dinámica, en la actividad
alquímica, aspectos teológicos u otros– no escapan del orbe de la propia obra
newtoniana. Nada fuera de ella y todo dentro de ella, pero no necesariamente en el
marco de una misma disciplina, sino en el marco de “toda” la obra del filósofo natural,
parezca ésta coherente y consistente o no, ante nuestros ojos. Si hay alguna “pista”,
razón o explicación causal la encontraremos en las líneas de lo escrito por Newton, sea
matemático o metafísico; sea dinámico o alquímico; sea geométrico o apocalíptico,
basado en lo “deducido” o lo “revelado”.
En el segundo caso, cuando hablamos “outdoors” nos referimos a un tipo de sospechas,
si se puede decir, más oblicua. Para ello citaremos los influyentes ensayos de K.
Hutchison7 y J. Henry8 que proponen desviar las sospechas, de la propia obra de
Newton tomando a ésta y contextualizándola en las tradiciones y prácticas culturales del
momento para, desde ahí, procurar que decanten y nos presenten nuevas perspectivas al
problema. No “hurgamos” en la obra de Newton, sino más bien la llevamos “puertas
afuera” a verla operar y evidenciar sus contextos naturales. Detengámonos un momento
en esto.
No nos referimos al uso de factores intelectuales o sociales “externos” para justificar un
accionar o un tipo de práctica científica, incluso a veces independiente de los contenidos
técnicos de la misma. Vemos, en el caso de Newton, a lo “externo” no como una
justificación, sino como una oportunidad para que aparezca el hecho histórico y el modo
de su aparición. En otras palabras, una coyuntura social puede constituir una
oportunidad para que se produzca un determinado acontecimiento científico, pero no es
7
HUTCHISON, K. "What happened to Occult Qualities in the Scientific Revolution?" Isis 73 (1982):
233-253
8
HENRY, J."Occult qualities and the experimental philosophy: active principles in pre-newtonian matter
theory". History of science 24 (1986): 335-381. Cabe mencionar aquí el “eclectic approach” que este
autor utiliza para calificar los criterios historiográficos que merecen su simpatía. Dice Henry: “A striving
for an ever richer contextualization can be seen, then, as the driving force in current historiography of
science…But the new eclectics, unlike externalists, recognize that scientific judgements about pertinent
experimental or analytical results, or about correct theory, can sometimes only be understood in terms of
the technical tradition within they play a part, and may be insulated from wider social considerations.
This is not a tantamount to internalism, however, since eclectic historians of science would argue (or
assume) that in such cases the technical tradition itself is socially constructed, or culturally determined,
phenomenon and that work within that tradition is affected by social interactions between the relevant
specialists”. Ver HENRY, J, The scientific Revolution and the origin of modern science. Londres:
Macmillan, 1997. pp. 1-7.
4
razón obligatoria para ello. E incluso a condiciones históricas semejantes pueden
admitirse formas de ciencia aparentemente distintas. En especial, en el S.XVII
convivieron prácticas científicas experimentalistas y cautelosas a la hora de teorizar
junto a otras; ambiciosas en sus abstracciones y ávidas de certezas absolutas. Por lo
tanto, lo que denominamos “outdoors” supone, en el caso de Newton y según lo que
percibimos en los ensayos de Henry y Hutchison, un intento por llamar la atención
sobre la obra de Newton inserta en un marco de oportunidades y opciones sociales,
religiosas, linguísticas, políticas, técnicas y culturales. Es la diferencia que existe entre
pensar que la sociedad inglesa se expresa, necesariamente, a través de los Principia y la
contraria, y mucho más sensata, que los Principia nos dicen algo de una sociedad, la
inglesa del S.XVII y sus prácticas culturales. La primera supone la obra de Newton
como una consecuencia lógica y explicable en términos sociológicos y la segunda
supone que en la obra de Newton (con todo y su aparato analítico y metafísico) hay
datos para comprender – o por lo menos intuir – los factores y procesos de una
sociedad. En el caso de Hutchison, la tradición y cambios semánticos de términos como
“oculto”, durante el S.XVI y XVII, permite colocar las diatribas en un terreno menos
escandaloso y, en el caso de Henry, al llevar la discusión a terrenos menos contrastantes
como la propia tradición del quehacer científico inglés del S.XVII, hace posible ver el
cómo la idea de “principios activos” no ofrecía para los mecanicistas ingleses, valga la
pena decirlo, ninguna sospecha.
Para este breve inventario articulado nos mantendremos acotados temporalmente por la
publicación de la 1ra. Edición de los Principia – 1687 - , dado que ya allí Newton
expone su concepto de fuerza asociado a la atracción y la acción a distancia como
mencionáramos más arriba. Posteriormente Newton, reflexionará en mayor profundidad
sobre estos temas - a veces retomando y reciclando sus propias ideas - y llevará sus
especulaciones a terrenos de diversa complejidad, tanto por lo penetrante de su
indagaciones – “queries” – como por la naturaleza del terreno mismo – filosófico,
teológico, bíblico, metafísico o meramente, especulativo-. Intentaremos entonces
referirnos a aquellas “muchas cosas que lo movieron a sospechar” y que deben haber
sido observadas en el plazo de esos veinte años – 1666-7 a 1687 - y que, de alguna
manera, moldearon lo que supuso la gestación y concepción - no ya la redacción y
publicación – de la gran obra “Principios Matemáticos de la Filosofía Natural”.
La tachadura –activos-, que anunciáramos, irónicamente, en el título de este ensayo,
presupone que, para nosotros, Newton sabía de sobras la dimensión del problema del
cual intentaba dar cuenta. Adjetivó sus Principios como “matemáticos”, más sin
embargo dos décadas más tarde –luego de la 1ra. Edición – pudo mostrar parte del resto
del iceberg. Sin embargo estamos seguros –y como historiadores queremos estarlo– que
aún lo desconocemos en su exacta forma y dimensión. Sus afirmaciones desbordaban la
matemática y, vistiendo el ropaje retórico de preguntas – indagaciones o “queries” –
finalmente, se presentaron. Sus conclusiones finales quedarían, entonces, en estado de
interrogación.
5
Indoors
Preguntar por la dimensión (cuantitativa y cualitativa) de los intereses intelectuales de
Newton significa estar dispuesto a aceptar la vastedad. Entendida ésta en el tiempo y el
espacio, es decir, a lo largo de su vida y en todo lugar.
When Newton began the study of natural philosophy in his second year at Trinity Collage, in June
1661, the textbook was Johannes Magiru´s Physiologia Peripatetica. Magirus dealt with the full
sweep of topics proper to physiologia: the principles of natural things, place, vacuum, motion,
time; the planets, fixed stars, eclipses; the elements, primary, secondary and occult qualities, mixed
bodies; meteors, comets, tides, winds; metals minerals, plants, spirits, man, zoophytes; the soul, the
senses, dreams, the intellect, the will. This was the broad agenda for natural philosophy throughout
Newton´s lifetime9
Por más que Newton pudiera acentuar algunas actividades más que otras en períodos
concretos de su vida, la presencia de la totalidad de sus intereses pareciera estar siempre
latente. Todos estos terrenos son lugares donde podemos pensar que se encuentran
aquellas “muchas cosas” y hacia allá los historiadores han movido sus búsquedas y en
esa empresa nos han devuelto un Newton por momentos, totalizador y unificador, por
momentos cual Jano Bifronte y en otros, multidisciplinario y fragmentado. Hagamos,
entonces, un mínimo inventario de estas “sospechas” - dinámicas, alquímicas y
teológicas - tomando en cada caso alguno de los historiadores que consideramos
representativos y, en especial, las sospechas del propio Newton.
La sospecha dinámica:
Este nivel de análisis comprende aquellos estudios que suponen que nada (o casi
nada…) ajeno al propio desarrollo de la dinámica newtoniana puede explicar la
naturaleza del concepto de fuerza y su aparición. El propio Newton nos presenta su obra
como un tránsito que va de los Movimientos de los cuerpos a la Mecánica y de ahí a la
Geometría, lo que le permite enunciar:
…desechadas ya [por los modernos] las formas sustanciales y las cualidades ocultas,…nos parece
oportuno tratar en esta obra la parte matemática que se relaciona con la filosofía.10
Bajo este criterio historiadores como Cohen y Brackendridge – entre otros - han sido
tajantes en ubicar, en el campo de las actividades intelectuales que en torno a la
cuantificación matemática del movimiento de los cuerpos realizara Newton, todo rastro
del concepto de fuerza.
Cohen, partiendo del Waste Book, es muy explícito al afirmar la creencia de que
…en las consideraciones puramente matemáticas de Newton acerca de los movimientos de un
punto en una elipse u otra sección cónica, se puede ver la preparación inicial de su mente creadora
para enfrentarse con los movimientos de planetas y cometas en elipses y parábolas, cosa que tendrá
lugar veinte años más tarde en los Principia; transición, no obstante, que distaba de ser obvia en
9
GABBEY, A., "Newton, Active Powers, and the Mechanical Philosophy" en Cohen, I. B. y Smith,
George E. (eds.), The Cambridge Companion to Newton. Cambridge: Cambridge University Press, 2002,
p.331
10
Principia p. 97
6
aquella época, entrañando un paso de un marco conceptual geométrico a las condiciones de la
dinámica física.11
Al respecto Brackenridge nos invita a conocer los detalles analíticos para comprender el
paso de la idea de fuerza centrífuga e inherente al cuerpo a una idea de fuerza centrípeta
y externa a los cuerpos. Dice Brackenridge:
I argue that a close inspection of the details of the post-1679 solution reveals that Newton´s
method did not change from the method used before 1669. The method survives even if there is a
conceptual shift.12
Incluso un historiador como R. Westfall, que ha reconocido otras fuentes de estímulo la alquimia -, para la creación del concepto de fuerza newtoniano, admite la potencia y
la novedad de aquellos razonamientos iniciales de 1665:
Una nueva aproximación al concepto de fuerza, en la cual un cuerpo era tratado como el sujeto
pasivo de fuerzas externas que actuaban sobre él, en vez de cómo vehículo activo de la fuerza que
causaba un impacto en otros. Más de veinte años de paciente, si bien intermitente, reflexión harían
que de este razonamiento inicial surgiera toda su dinámica.13
Y en un rapto un poco más “detectivesco”, Westfall nos confiesa sus sospechas frente a
aquél trozo de papel, que la madre hubiera utilizado como contrato de arrendamiento, en
cuyo reverso Newton intentó conectar la gravedad terrestre con el análisis “centrífugo”
de la luna en su órbita:
El papel solo hablaba de una tendencia a separarse, y para Newton, el filósofo mecánico, una
atracción a distancia era en todo caso inadmisible. No obstante, Newton debía pensar en algo
cuando comparó la fuerza centrífuga de la Luna con la gravedad, y todo parece indicar que fue la
caída de la manzana lo que puso en marcha esta idea. Aunque no nombró explícitamente esa
fuerza, algo debía retener a la Luna para mantenerla en órbita. Algo debía retener a los
planetas…Una idea flotaba al borde de su conciencia, una idea todavía no formulada, no
consolidada pero lo suficientemente sólida como para no desaparecer. Era un hombre joven. Tenía
tiempo para pensar en ello con la dedicación que un asunto de esa envergadura requería 14
¿Era una cuestión de tiempo? Hacia 1669 Newton ya ha abandonado estas
investigaciones y tan sólo 10 años más tarde, 1679, serán despertadas por la insistencia
de R. Hooke y en 1685 el pequeño tratado De Motu Corporum presentará la idea, ahora
sí, consolidada. En él está explicitada la idea de la fuerza de atracción junto al
neologismo “centrípeta”. Este tratado será la base para el 1er. Libro de los Principia.15
No hay lugar a dudas para esta línea de pensamiento: los cambios conceptuales no
modificaron la idea seminal, nacida esta de la aplicación de los métodos matemáticos y
de la gran mente perceptiva de Newton. Sin embargo, el espacio de veinte años pone la
idea a “flotar” y con ello surge la duda histórica. ¿Puede una idea mantenerse impoluta e
COHEN, I. B. La Revolución Newtoniana y la transformación de las ideas científicas. Madrid: Alianza
Editorial. 1983. p. 77.
12
BRACKENRIDGE; J. B: "Preface" en The Key to Newton´s Dynamics. Berkeley, California: Univ. of
California Press.. 1995, p. ix
13
WESTFALL, R. Una vida. Isaac Newton. Madrid: Cambridge University Press, 1996, p. 59
14
Ibid. p. 65
15
Brackenridge, en la obra citada, hace una interesante comparación línea a línea entre el De Motu y la
1ra. Edición de los Principia para así demostrar que, independientemente del material adicional en los
Principia la médula de la dinámica en ambos tratados se mantiene intacta. (Ver nota 12).
11
7
inalterada en ese espacio de tiempo? ¿Es el escudo matemático lo suficientemente
sólido como para no admitir influencias o sugerencias externas? Las sospechas se
dirigen ahora hacia el resto de los papeles newtonianos. La idea de un Newton capaz de
poner a hibernar ideas y cálculos nos obligaría a fragmentar su actividad intelectual en
el tiempo y con ello la ilusión de continuidad se ve amenazada y nuestra racionalidad
retrospectiva se resiente. Ahora, en el marco de la aparición del concepto de “fuerza de
gravedad”, ¿podríamos entonces concluir, de nuestra primera revisión de este tipo de
sospechas, que el desarrollo en el tiempo no es factor relevante en el quehacer de
Newton?. ¿Puede la Filosofía Mecánica de Newton considerarse unitaria a lo largo del
tiempo? Evidentemente no, pues basta con revisar la historia de alguno de los conceptos
newtonianos (por ej. “éter”) para observar cómo cambian, tanto su consideración
material como su papel en su filosofía natural. La ilusión de “unidad” en el tiempo se ve
siempre comprometida.
Veamos, entonces, otro estilo de sospechas.
La sospecha alquímica
A finales de la década de 1660 Newton comenzó el estudio intenso sobre alquimia. Ya
desde 1666 pueden conseguirse textos aislados referentes al tema, pero es en 1669, y
luego de dejar a un lado las matemáticas y la dinámica, cuando se lanza de lleno a la
experimentación alquímica. Más de un millón de palabras han contabilizado los
estudiosos de la obra newtoniana relacionada con este ámbito de su vida intelectual. Sin
embargo aún hoy día, las reservas y alertas contra esta actividad siguen en pie.
“El otro Newton” es el apelativo con el cual I. B. Cohen y G. Smith, editores de The
Cambridge Companion to Newton, publicado en 2002, utilizaron para catalogar los un
poco más de treinta años de experimentación, anotaciones, copias, correspondencias y
reflexiones en los “dominios esotéricos”, tal y como los editores convienen en decir.
Recent scholarship has made clear that an appreciation of his efforts in such other areas as
theology, prophecy, and alchemy gives added perspectives to the work for which he is best known
[Newton´s science]16
Y decimos a regañadientes pues la naturaleza “filosófica” de la edición de este
Companion, junto a la extrañeza de hablar de un Newton “filósofo”, pareciera ser la
coartada para incluir los ensayos de este “otro Newton”. Los esfuerzos de los editores
por convencernos que la obra de Newton conforma un telón de fondo para la filosofía
moderna serán logrados a pesar de la obra profética, alquímica y bíblica de Newton, y
no a partir de ella. Así entonces nuestros editores despachan las cronologías bíblicas e
históricas, la teología, las profecías, la tradición de una sabiduría de los antepasados y la
alquimia newtonianas como temas esotéricos que no poseen relaciones aparentes o
directas con su obra científica. Son lo que algunos han llamado “ciencia privada”
A pesar de esto, la alquimia es, en especial, la actividad ante la cual hay que estar
atentos. Y aunque haya sido clasificada dentro de los “dominios esotéricos” Cohen y
Smith aceptan que
16
COHEN, I. B. y SMITH, George E. (eds.), The Cambridge Companion to Newton. Cambridge:
Cambridge University Press, 2002, p. 4
8
There seems to be little doubt that Newton´s explorations in alchemy and the associated esoteric
philosophy were related to were related to this thinking about various types of “aether” and the
ways in which the forces of nature (such as gravitational attractions) could actually perform their
functions.17
Hemos colocado aquí esta referencia, al relativamente reciente Cambridge Companion,
para poder calibrar el estado de dichas sospechas. Nuestra opinión es que aún se
mantiene en estado de cautela, en especial por parte de aquellos historiadores que ponen
el acento en la lógica interna de los análisis matemáticos y dinámicos de Newton. El
historiador R. Westfall, a quien citáramos en nuestro apartado anterior, nos ofrece una
visión un poco más equilibrada en su ensayo “Newton y la alquimia”18 y con ello
retomemos la idea que nos dejara en suspenso y “flotante”.
Westfall parece reconocer que aquella idea de fuerza atractiva que impide la “tendencia
a separarse” necesitaba de otro tipo de estímulos para poder hacer el salto cualitativo
que presentará el De Motu Corporum y, posteriormente, los Principia. Lo que hacía
falta, para traer la idea de fuerza de aquel estado de “flotación” hacia los terrenos firmes
de la filosofía natural, se lo otorgó la alquimia. Sin embargo, ni el terreno era firme, ni
el jalón alquímico quedaba fuera de toda duda, puesto que al concebir dicho concepto
de fuerza los cimientos de la filosofía mecánica entraron en conflicto y las referencias
de Newton a “principios activos” quedarían posteriormente en estado de interrogación.19
Los argumentos de Westfall son contundentes. Apoyándose en las investigaciones de B.
J. Dobbs20 y haciendo referencia a la obra de David Castillejo21, enuncia tres razones - o
más bien a “tres hechos empíricamente probados”- para considerar a la alquimia como
el estímulo:
Primero, Newton dejó detrás un corpus de trabajos sobre alquimia que atestiguan que sintió cierto
interés por el arte, un interés cuya naturaleza exige definición. Segundo, como filósofo natural,
Newton introdujo una revisión fundamental de la filosofía mecánica dominante afirmando la
existencia de fuerzas, atracciones y repulsiones entre partículas de materia que no están en mutuo
contacto. Tercero, hubo un nexo cronológico entre los dos primeros hechos, cubriendo el interés
por la alquimia el período que atestiguó una revisión de la filosofía natural.22
Sin embargo ninguna de estas razones es tan elocuente como aquellas que Westfall
esgrime en aras de convencer al lector de mirar los “afanes alquímicos como una parte
17
Ibid. p. 27
WESTFALL, R. "Newton y la Alquimia" en VICKERS, B. Mentalidades ocultas y científicas en el
Renacimiento. Comp. B. Vickers. Madrid: Alianza Editorial, 1990, pp. 255-279
19
Westfall acota en el ensayo mencionado (Ibid. pp. 272-3) que “En 1686, cuando concluía los Principia,
Newton redactó una “Conclusio”,..un ensayo que extendía el mensaje del libro más allá de la gravitación
universal al manifiesto de una nueva filosofía basada en fuerzas que actúan a distancia. Al final suprimió
la “Conclusio”, pero veinte años más tarde la extendió en lo que hoy conocemos como Indagación 31
[Query 31] Sin embargo, por encima de todo se inspiró en los fenómenos químicos”.
20
DOBBS, B.J. The foundation of Newton´s Alchemy. Cambrige: Cambridge University Press, 1975.
21
CASTILLEJO, D. The expanding force in Newton´s cosmos. Madrid: Editorial Casariego, 1981.
22
WESTFALL, R. "Newton y la Alquimia" p. 258. Ver nota 18. Estos “tres hechos empíricamente
probados” son prueba de la cautela de Westfall. Recurrir a un tal y supuesto “método comprobable
empíricamente” de contar palabras, ubicar afirmaciones y comparar cronologías no puede dejar de
parecernos una ocurrencia de fino humor. Sin embargo, de ahí a enunciar que Newton haya introducido
una “revisión” a la filosofía mecánica en general, valdría la pena matizarlo. Estudios posteriores a dicha
obra de Westfall, como el mencionado ensayo de HENRY, J (Ver nota 8) han intentado demostrar que
Newton más bien profundizó una manera de hacer filosofía natural: la inglesa.
18
9
armónica de su programa filosófico total.”23 Y decimos elocuente pues esto permite
extrapolar el argumento hacia las mentes más capacitadas de la época: ¿Por qué un
Huygens, un Leibniz o un Bernoulli no aceptaron, siquiera, la posibilidad del concepto
de fuerza de atracción a distancia? La respuesta que da Westfall es interesante: en el
S.XVII la alquimia estaba separada de la dinámica y la posibilidad de vincular ambas
disciplinas solo se le ocurrió a Newton, tanto por su visión programática total, como por
los conceptos y ontologías que “derivó de la influencia del alquimia”24
Visto así, Newton habría logrado reconciliar lo irreconciliable: la filosofía mecánica con
la alquimia. La visión alquímica de la naturaleza como “vida” junto a la necesidad
“mecánica” de las partículas en movimiento; los agentes activos y la inercia de la
materia; los “principios activos” – convertidos en fuerzas cuantificadas - actuando como
generadores del movimiento en una materia inerte.
Aunque Newton sólo pudo cuantificar uno de ellos – la fuerza de gravedad –
¿podríamos decir – o más bien sospechar -, como Westfall, que el concepto de fuerza es
una transformación de un principio alquímico activo, en la medida que al cuantificarlo
lo entronca en su también dinámica cuantitativa?25 ¿Es cuantificable lo que a todas luces
parece metafísico? Esta es una pregunta muy riesgosa de realizar y aún más difícil de
responder. En el referido ensayo de A. Gabbey resuena esta misma pregunta
Do these active principles act according to mathematical laws? If not, what becomes of the
mathematical architecture that informs the Principia Mathematica. If they do, has metaphysical
necessity not just returned by the back door?26
Lamentablemente, Gabbey no nos da respuestas precisas a esta importante pregunta. Se
limita a decirnos que Newton era un dualista. Entre la complejidad que pacientemente
Brackendridge reconstruye en su libro “The Key to Newton´s Dynamics” y entre el
masivo estudio de B. J. Dobbs, el dualismo no es – por lo menos para quien escribe una argumentación satisfactoria. Ni el propio Newton estaba satisfecho con la manera
como había reconciliado – o más bien esquivado - estos aparentes opuestos, cosa que
podemos leer tanto en sus Prefacios y el Escolio General a los Principia como en las
“Queries” presentadas en su Óptica. Otro historiador, J. E. McGuire, en su ensayo de
1968 “Newton´s invisible realm”27, nos propone una mucho más sugerente manera de
enunciar esta pregunta. Apoyándose en las ontologías expresadas en la Óptica de
Newton, que incorporan nuevos fenómenos y que mantienen el estado de sospecha en
un nivel de mayor expectación, nos dice McGuire:
A problem appears to arise concerning the measuring and quantifying of these agents in terms of
the motion they cause. The present interpretation claims that Newton conceived the possibility of
determining the mode of action of laws not based directly on matter: laws of forces causing such
motions as fermentation and putrescence, phenomena not reducible to the mere translation of
matter or to mechanical impulse. Since forces causing these motions exist separately form matter,
these laws should also be independent of material phenomena. But such agents are invisible and
23
Ibid. p. 275
Ibid. p. 276
25
Ibid. p. 278
26
p. 343. Ver nota 9
27
MCGUIRE, J. E. “Force, Active Principles, and Newton´s invisible realm” en Tradition and
Innovation: Newton´s Metaphysics of Nature. Dordrecht: Kluiver Academic Publishers, 1996. pp.190238.
24
10
intangible: though causing uniform effects, they are not in themselves phenomena. How, then,
could the properties of such forces be measured except through those of matters?28
La respuesta de McGuire es un tanto anticlimática. No le parece nada extraño que se
hable de leyes de agentes invisibles, ni tampoco que se midan. Es más, la gravitación es
para McGuire el mejor ejemplo29. Por supuesto, que podemos acordar con él en esto
pero debemos estar claro que lo que medimos son los efectos de dichos agentes y que
justamente este acto, la cuantificación, es el que da el valor conceptual y digamos
“científico” a la idea newtoniana. Al lado de las complejas explicaciones del filósofo
mecánico Descartes – ausentes de toda cuantificación y cargadas de argumentos
cualitativos que se desmenuzan hasta lo insensible - se opone esta: geométrica y
cautelosa en asociar a cada fenómeno distinto una nueva hipótesis. De nuevo la
Filosofía Mecánica nos muestra sus diversas caras.
La sospecha teológica y apocalíptica
En 1991 B. J. Dobbs, reconocida estudiosa de la obra alquímica de Newton, publicó su
libro “The Janus faces of genius”30 en el cual intentó trascender y ampliar sus propias
interpretaciones de la obra newtoniana. Si bien en un principio la sospecha alquímica de
Dobbs, debidamente recogida por Westfall, habían sido suficientes para dar cuenta del
concepto de fuerza y gravedad, este nuevo ensayo insistía en lo irreconciliable de las
historiografías “alquímicas” y “matemáticas”. La idea de un tercer aspecto se hizo
necesaria, y este tomó un cariz religioso.
The religious dimension of this historiographical debate has been somewhat neglected on both
sides, however, and it is precisely that deficiency that has made “mathematical” and the
“alchemical” points of view seem so irreconcilable. As is often the case in such arguments, the
removal of issues to a new and more comprehensive plane of analysis helps to resolve their
apparent contradictions. By treating both the action of gravity and the action of the alchemical
spirit as modes of divine activity in the world, one may hope to effect such a resolution here.31
Para Dobbs, Newton se presenta como un Jano bifronte que en una sola mente pudo
mirar hacia atrás (a la búsqueda de una sabiduría antigua) y mirar hacia adelante (al
señalar la fundación de la ciencia moderna). No niega Dobbs que esa “bifurcación” y
falta de conciliación sea más bien una moderna ilusión óptica. La estrategia de
aumentar la escala al pasar a un plano mas integrador – y conciliador – como el de la
actividad divina, permite a Dobbs justificar el porqué los principios activos asociados a
esa actividad divina poseyeron una mayor vitalidad y fluidez y, por supuesto, mayor
capacidad explicativa.
28
Ibid. p. 204
A lo largo del ensayo, McGuire desarrolla la idea de estos agentes activos como revelaciones de la
intervención de Dios en el mundo, lo que le permite llegar a la conclusión que los principios activos están
íntimamente conectados con Dios como agente causal. No deja de darnos vértigo la manera con la cual
pueden llevarse los razonamientos del “measuring and cuantifying” hasta la “God´s potentia absoluta”.
La idea de un Dios que gobierna activamente al mundo no llevó – que sepamos - a la filosofía mecánica a
enunciar cosas como “Divine´s Laws of motion”.
30
DOBBS, B.J. The Janus faces of genius: the role of alchemy In Newton´s thought. Cambridge:
Cambridge University Press, 1991.
31
Ibid. p. 91
29
11
El periplo de Dios en esta “sospecha” es complicado: Primero, la alquimia habría
permitido a Newton investigar los principios activos en otros aspectos de la naturaleza
como los minerales, vegetales y animales. Los principios activos serían, entonces, los
canales a través del cual Dios daba forma al mundo. En segunda instancia, tal
complejidad de actividad invitaba a Newton a enarbolar el argumento del Diseño32 para
el cual Dios era la única respuesta posible que ofrecían los pensadores del S.XVII. Pero
por otro lado y a despecho del argumento del Diseño, nos aclara Dobbs que la
gravitación habría adoptado otro camino: el de un efecto producido por el impacto de un
éter de acción mecánica, para lo cual, Dios habría ordenado, en el principio, las leyes de
dichos movimientos e impactos. Hasta aquí, el problema estaría en un callejón lleno de
peligros pues esta última concepción entrañaba uno de los mayores peligros teológicos:
el ateismo. La posibilidad de imaginar un mundo que quedara gobernado tan solo por
estas leyes y con un Dios superfluo remitía a la filosofía mecánica hacia la herejía.
Visto esto y ahora, en tercer lugar, el principio gravitacional mecánico se haría cada vez
más asimilado a un principio activo no-mecánico y en la medida que nos alejamos del
atractor ateo. Pero Newton no estaría preparado para responder el caudal de preguntas
que esto conllevaba y que Dobbs resume así:
If the heavens… were in reality mostly empty spaces “scattered between the aetherial particles,”
what was left to subsume the operation of gravity? 33
Finalmente, y en cuarta instancia, Newton terminaría publicando sus Principia con un
principio gravitacional totalmente mecanizado – en un espacio vacío - donde las causas
de la gravedad quedarían en suspenso y gobernada por causas desconocidas. Según
Dobbs harían falta
…certain sources of knowledge still open to him for exploration: the wisdom of the ancients, both
sacred and natural; the ideas of more recent thinkers; and, finally, new experimental evidence.34
Dios no había sido suficiente, en un primer momento. Posteriormente, y como final de
este complejo periplo y en el espacio de tiempo de 1687 a 1713, Dobbs nos llevará de
aquella “theological anxiety” hasta la aceptación de Dios como el ámbito de la
coherencia. Dice Dobbs, al respecto del éter activo gravitacional presentado en la
Óptica:
Though one can hardly argue that Newton´s speculations upon electricity and upon the new active
aether achieved full scientific fruition, they certainly did serve to bring more coherence to his
physical system and to align it more fully with his theological system…In his final credo God
Almighty once more has His agents, His viceroy, by whom He creates and governs and through
whom humanity has been redeemed, a Mediator between himself and human beings. The
Mediator, one must assume, is in charge of all the natural active entities, the “other spirits” of the
creed, of light, electricity, cometary effluvia, and the gravitational aether of the last Opticks.35
Pero habíamos dicho que estaríamos acotados por la 1ra. Edición de los Principia y
aunque también hemos reconocido que las ideas de Newton podían “hibernar”
igualmente debemos reconocer que el propio Newton era capaz de poner en
Nos referimos al argumento que no concibe que las causas mecánicas, por su propia naturaleza, sean
capaces de hacer aparecer la regularidad en la naturaleza. Estas regularidades, junto a la complejidad y la
belleza solo pueden provenir de un Ser inteligente y poderoso: un diseñador.
33
Ibid. p. 166
34
Ibid. p. 168
35
Ibid. p. 248.
32
12
funcionamiento su racionalidad retrospectiva. Luego de casi cuarenta años, a las ideas
de 1666, Newton mismo les confiere una historicidad, en la cual se incluyen manzanas,
pactos secretos, cambios de fecha a documentos y otras “muchas cosas” que siguieron
moviendo las sospechas del propio Newton.
Como ejemplo de lo dicho anteriormente vale la pena mencionar, dentro del marco de
las sospechas teológicas, esta que denominamos la sospecha apocalíptica. Indaguemos
brevemente en ella.
Como hemos dicho, ya en los primeros escritos de 1664-5 Newton ha hurgado en muy
variados campos. En las “Questiones quædam Philosophiæ”36 del llamado Trinity NoteBook, algunos textos dan pistas de la utilización de las escrituras para interpretar
fenómenos físicos. Aunque estas primeras anotaciones dejen dudas sobre su carácter
físico o metafísico, en 1668 en su tratado “De Gravitatione”, M. Mamiani37 nos llama
la atención – de manera muy metódica – sobre el cómo las Escrituras soportan el peso
de las propuestas newtonianas. A manera de ejemplo podemos seguir el encadenamiento
que el historiador reconstruye sobre el pensamiento newtoniano:
i. El espacio no es esencial a la materia.
ii. Hay presencia real de Dios en el espacio.
iii. La extensión no es la esencia de la materia.
…por lo tanto,
a) La materia depende para su existencia de Dios : “we cannot postulate
bodies…without at the same time supposing God exists”38
…y
iv. Es evidente que Dios creo el mundo según su voluntad.
v. Igualmente, el hombre por su propia voluntad tiene el poder para mover su propio
cuerpo [body].
… por lo tanto,
b) La “analogy between the divine faculties and our own is greater than has formerly
been perceived by Philosophers. That we were created in God´s image holy writ
testifies” Así entonces, concluye Mamiani, “la Escritura completa y corrige a la
filosofía.” 39
Es de hacer notar el cómo en estas argumentaciones encontramos ya no la filosofía sino
la física entera, soportada sobre las Escrituras. Conseguimos, “body”, “bodies”, “space”,
Puede verse una versión normalizada en http://www.newtonproject.ic.ac.uk/texts/cul3996_n.html allí
podemos leer en el apartado “On Creation” lo siguiente: “Whither Moses his saying Gen the 1st that the
eveing & the morning were the first day &c do prove that God created time. Coll 1.16 or heb 1 ch 2 v
τους ’αώνας ’εποίησεν expounded, he made the worlds. prove that God created time”.
37
MAMIANI, M. "Newton on prophecy and the Apocalypse” en Cohen, I. B. y Smith, George E. (eds.),
The Cambridge Companion to Newton. Cambridge: Cambridge University Press, 2002, pp.387-408.
38
Ibid..Citado en p. 390
39
Ibid. Citado en p.248
36
13
“matter” y, como dijéramos al respecto de las “Questiones”; “time”. Si se nos perdona
el anacronismo evidente, tenemos el sistema básico de la Física que se enseña en las
escuelas de hoy día. Masa (cantidad de materia), tiempo y espacio como los bloques
sobre los cuales se construye todas las unidades físicas que atañen al movimiento de los
cuerpos. Y si bien lo que Newton soporta en las escrituras es nuestra “existencia” y
“voluntad” la continuidad de la argumentación le garantiza a Mamiani transitar hacia
Dios y de ahí a la Escritura. Estas también testifican la física; una física apocalíptica,
“revelada”.
¿Podemos ver entonces a las Escrituras como un campo de reconciliación, en el sentido
que venimos desarrollando nuestro ensayo? O, para ponerlo más crudo,¿Qué tiene que
ver el Apocalipsis con el “latus rectum” de una elipse? La respuesta no es tan evidente,
o más bien la pregunta esté mal formulada. Démosle, de nuevo, la palabra a Mamiani
It is therefore misleading to ask – as many interpreters have done – what influence Newton’s
theology had upon his science. In his search for a criterion of the truth, Newton made no
distinction between science and theology. It was the same approach that had led him to break down
the boundaries between mathematics and physics, between geometry optics and philosophy,
between matter and spirit. In this sense, the anachronistic debate between those who would have
pre-eminently a scientist can be resolved only by the assertion that, like Descartes, Hobbes, and
Leibniz, Newton was a philosopher in the seventeen-century sense of the term.40
Este comentario historiográfico – las preguntas inadecuadas y los debates en el marco
de la Filosofía Mecánica – confirman lo delicado del terreno – en espacio y tiempo - en
el cual se mueven las sospechas, tanto del propio Newton como de los historiadores.
Incluso, aunque podría considerarse una perogrullada el suponer que los personajes
mencionados son filósofos in the seventeen-century sense of the term - ¡¿y en cuál otro
si no?!! – esto nos permitirá salir entonces “puertas fuera”. Veamos qué se evidencia,
para algunos historiadores, entonces, ese “sense of term”. Tomemos los papeles
newtonianos – matemáticos o apocalípticos – saquémoslos afuera y veamos algunos
aspectos del contexto y lo que de éste testimonia la obra newtoniana.
40
Ibid. p. 391
14
Outdoors
Del anterior texto de Mamiani se derivaban dos argumentos conciliatorios que llevan la
discusión al terreno fuera de la obra de Newton: el primero es el contexto metodológico
en la búsqueda de un criterio de la verdad que sea independiente de la disciplina y el
último, el contexto histórico en el cual se desarrolla la obra de un científico.
Intentaremos tomar esta sugerencia de Mamiani para presentar estas dos últimas
“sospechas” que decididamente dejan a un lado las dicotomías presentadas y desplazan
la discusión hacia los contextos históricos y hacia las prácticas culturales..
Tal como Steven Shapin en su libro “La Revolución Científica”nos acote, el programa
newtoniano presentó, a la Royal Society, no pocos escollos. Los avances por desechar
todo tipo de dogmatismo y afianzar los criterios de certeza, sobre la base del
experimentalismo impulsado por las concepciones de Boyle, llevó a que
…los filósofos deberían depositar una gran confianza en las cuestiones de hecho que habían sido
convenientemente autentificadas pero deberían adoptar una actitud más circunspecta en lo que
respecta a las afirmaciones causales. El conocimiento causal que está fundamentado en los hechos
es endémicamente incapaz de conseguir el tipo de certeza que se asocia con las demostraciones
matemáticas. Así los que esperaban que la investigación física produjera certeza causal, según el
modelo de la matemáticas puras, eran tachado de dogmáticos engañados. 41
En ese contexto es que son presentadas las obras iniciales de Newton ante la Royal
Society y de ahí al continente. Newton se muestra como un portador de la “certeza”, una
certeza que había venido construyendo desde 1666 y cuando la presente en 1672 - “sin
ninguna sospecha de duda”- ante los miembros de una sociedad “vacunada” ante los
dogmatismos, se dispararán de nuevo las sospechas.
La concepción matemática de la filosofía natural, apoyada en la experimentación fue,
para muchos contemporáneos de Newton, el logro más acabado de la Filosofía
Mecánica. Sin embargo junto al logro sobrevino el abandono de la investigación por las
causas de los fenómenos y la colocación de un énfasis en los “principios activos” como
alternativa a la explicación puramente mecánica.
En un texto, que comentaremos más adelante, el historiador John Henry nos dice que
As every historian of science 'knows', the essentially unworkable mechanical philosophy was
transformed by the genius of Newton who re-introduced 'occult qualities' into natural philosophy.
The triumph of the mechanical philosophy was assured once it was accepted that the system of the
world was invested with unexplained active principles, forces and powers which could even
operate at a distance.42
SHAPIN, S. La Revolución Científica: una interpretación alternativa. Barcelona: Ediciones Paidos,
2000. Los conceptos “contexto” y “prácticas culturales” o “prácticas científicas” están clara y brevemente
debatidos en este citado libro. Dice Shapin en la p. 32: “El conocimiento de la naturaleza no era
simplemente una cuestión de creencia; era también algo a lo que se recurría en una gama de actividades
prácticas. ¿Los que abogaban por una filosofía natural reformada, qué idea tenían de su utilidad? ¿Qué
pensaban que se podía hacer con ella que no se pudiera hacer con las formas tradicionales de
conocimiento? ¿Por qué debería ser valorada y apoyada por las otras instituciones de la sociedad?”
En otro párrafo (p. 27) se refiere a un concepto amplio de factores sociales: “…me parece que identificar
el aspecto sociológico de la ciencia con lo que es externo a ella es un modo de proceder curioso y
limitado. Hay tanta “sociedad” en el laboratorio del científico, y en el desarrollo del conocimiento
científico, como `fuera´.”
42
HENRY, J. p. 236. (Ver nota 8).
41
15
Las comillas que coloca Henry son harto elocuentes. ¿Qué es esto que se “sabe” pero
que pareciera ser susceptible de entrecomillar? La sospecha vuelve a hacerse presente y
en este caso se dirige hacia la naturaleza de la versión historiográfica de un Newton
“revisionista” que interrumpe la - si se nos permite-, luna de miel entre la necesidad
mecánica de la materia y el movimiento. La aparición de “cualidades ocultas” y
“principios activos” que utilizara Newton para la explicación de los fenómenos y el
soslayo de las causas no debería escandalizar. No hay revisión y ni siquiera innovación.
Existen contextos históricos, e incluso semánticos, que justifican, no ya su
“reintroducción”, sino su nunca, e hipotética, mentada desaparición.
La sospecha semántica.
Hoy día el término “oculto” y su sustantivo abstracto “ocultismo” es inmediatamente
ligado a prácticas mágicas y demás actividades esotéricas. El lenguaje tiene, a su vez su
historicidad, y cuando leemos a un Leibniz, airado, acusar a Newton de traer de nuevo
al tapete las quimeras de los escolásticos, las cualidades ocultas y los milagros no nos
queda otra que asociar esto a algún tipo de tradición hermética. Sin embargo este tema
es re-evaluado por K. Hutchison43 en un ensayo pionero que lleva la discusión a otro
contexto: ese que hemos denominado semántico. Pero veamos primero la defensa de
Newton ante las acusaciones leibnizianas; es muy sencilla y por demás, de retórica
exquisita:
No considero que estos principios [activos] sean cualidades ocultas, supuestamente derivadas de
las formas específicas de las cosas, sino que son leyes generales de la naturaleza por la que se
forman las cosas mismas y cuya verdad se nos aparece como fenómenos, aun cuando sus causas
aún no hayan sido descubiertas. Estas cualidades son manifiestas y sólo sus causas están ocultas.44
La discusión está ahora enterremos propios de la filosofía, pero es innegable el matiz
“lingüístico” que la diatriba, igualmente, posee. Incluso Newton, en la continuación del
mismo párrafo, argüirá que es muy distinto “decir” que “hacer y luego decir”. En otras
palabras, hablar sobre cualidades ocultas y causas no descubiertas es, si se nos permite,
un puro bla, bla, bla…y, otra cosa es, como dice Newton, derivar principios generales o
leyes de movimiento – cifradas matemáticamente - que permitan luego decir algo de las
acciones los cuerpos. Esto sí significa, según Newton, avanzar en filosofía, y no tiene –
ni tuvo – “ningún escrúpulo” en proponerlo.
El trabajo de Hutchison, si bien no pretende ser una historia exhaustiva del término
“oculto”, nos ofrece un nivel lo suficiente claro para que tengamos un “insight” sobre el
uso de esta palabra en el S.XVII y no, en nuestro sentido moderno. Su argumentación es
igualmente alambicada – y por demás muy estructurada - en el sentido que la
incomprensión histórica del término “oculto” viene, a su vez, apegada a la ambigüedad
del término “cualidad”. Si deshacemos la madeja podremos ver con claridad el porqué
en el S. XVII las cualidades ocultas en los filósofos ingleses podían ser leídas como lo
“insensible” y no como lo “ininteligible”. Para ello es necesario comprender que la
43
HUTCHISON, K. Ver nota 7.
NEWTON, I. “Query 31” en Optica. Madrid: Ediciones Alfaguara, 1977, p. 346. Aunque hayamos
convenido en mantener los alegatos newtonianos estrictamente antes de la 1ra. Edición de los Principia, el
texto de la “Query 31”, lo colocamos aquí dada la claridad con la cual Newton se defiende y justifica lo
ya realizado, además de lo dicho ya en relación a su relación con la “Conclusio” de los Principia.
44
16
distinción, o más bien el dipolo, “oculto” y “manifiesto” era inapropiado para explicar
los fenómenos en términos corpusculares. El aristotelismo medieval había asociado lo
“insensible” con lo “ininteligible”, es decir, de lo que mis sentidos no pueden percibir
no es posible dar cuenta racionalmente y por lo tanto tampoco de su existencia. Si
alguna explicación cabía era la Sobrenatural y con ello la conexión de lo “oculto” con lo
“sobrenatural” y lo “espiritualista” era directa. Para la Magia Natural renacentista, como
para el naciente S.XVII – equipándose con instrumentos para percibir lo lejano y luego,
lo microscópico - , lidiar con lo “oculto” es una voluntad común y un rechazo a asociar
lo “oculto/insensible” con lo “oculto/ininteligible”. Los aspectos insensibles e
imperceptibles de la naturaleza eran aprovechables para el pensamiento humano.
En el transcurso de la Revolución Científica y en la medida que las explicaciones
causales eran dadas en términos de mecanismos imperceptibles, estructuras escondidas
en la materia - de por si una materia muchas veces también sutil e insensible -, la
inteligibilidad de muchos “insensibles” sería aceptada y la relación de lo “oculto” unido
a la ininteligibilidad perdió fuerza.
The most evident symptom of this drift is the fact that the dispute over gravity was clearly about
intelligibility, not about sensibility: everyone agreed that gravitation acted insensibly. But the
Cartesians were willing to introduce occult qualities in the old sense of the word…To the
Newtonians, on the other hand, intelligibility was not essential, and there were happy to deal with
occult entities they could not understand. 45 [cursivas añadidas]
Así, entonces, Hutchison puede concluir que durante el S. XVII gran cantidad de
disputas surgieron en torno a lo que era inteligible o no, tantas como referentes hubo a
la palabra “oculto”. Sin embargo lo que realmente permitió unificar y reconciliar
criterios fue el abandono del criterio aristotélico que unía inteligibilidad y sensibilidad.
Si desplazamos el discurso a un contexto semántico podemos reconciliar nuestros
aparentes contrarios: lo que se comprende racionalmente – y se expresa en términos
geométricos y en forma de leyes universales – junto a lo que se percibe sensorialmente
y de manera manifiesta, es decir las fuerzas de atracción a distancia y los principios
activos, intermediarios entre Dios y el mundo.
Pero seamos honestos, no es una reconciliación, es una sublimación en otro terreno: el
del lenguaje. Hemos visto con Hutchison un contexto más rico y con más matices. La
lección nos dice que los Principia fueron redactados en un momento y lugar precisos,
incluyendo allí la dinámica de los significados de las palabras. Es una lección
impecable, pero el lamento de Newton – y el nuestro - no encuentran allí su consuelo. Si
bien Newton truena contra las lecturas perversas que hace Leibniz de su obra, a su vez
nos pide disculpas por no poder reconciliar las “causas ocultas” con los “efectos
manifiestos”. ¿Y por qué habría de hacerlo?
HUTCHISON, K. Ibid. p.250. Note el lector – en este breve párrafo - la complejidad de las
argumentaciones en torno a los términos lingüísticos de los cuales el propio Hutchison parece no lograr
escapar: leemos en el párrafo los términos “occult qualities” y “occult entities” siendo comparados al
mismo nivel. ¿Son entidades o son cualidades? No puedo resistirme a inventariar aquí el sinnúmero de
permutaciones linguísticas que Hutchison realiza con estos términos y otros similares, que si bien no
desmerecen la calidad y originalidad de la argumentación, donan una dificultad extra al ensayo: “occult
qualities”, “occult entiities”, “occult causes”, “causal occult qualities”, “causal qualities”, “occult
agencies”, “occult properties”, “occult virtues”, “occult powers”, “insensible entities”, “insensible
matter”, “espiritual entities”, “insensible actions”, “insensible operations”, “insensible causes”, “occult
actions”, “insensible agencies”, “secrets uninitelligible cuases”, “occult phenomena”, “efficient cause
occult”, “universal occult causes”, “universal occult actions”, “ununderstand causes”, “etc.
45
17
La sospecha de la tradición
Tanto el texto de Mamiani como el de Hutchison han introducido un nuevo elemento
para tomar en cuenta: la tradición, entendida esta como una suma de prácticas
culturales, intelectuales y sociales que deben ser tomadas en cuenta a la hora de
enarbolar un juicio histórico plausible. Hombres como Newton, Leibniz, Huygens y
otros navegan en corrientes de pensamiento que poseen tradiciones. En medio de un
criterio historiográfico convencional que nos habla de “rupturas” y de revoluciones, esta
posición nos invita a hacer el balance en el tiempo, y no en el espacio. En otras palabras
lo que es ha llegado a ser, porque las costumbres, tanto de discursos como prácticas, de
comunidades geográficas precisas así lo suponían. En el ensayo que hemos anunciado
anteriormente “Occult qualities and the experimental philosophy: active principles in
pre-newtonian matter theory”46 de 1986, John Henry nos lleva a considerar la
“supuesta” re-introducción de las cualidades ocultas como una mentira. Las “cualidades
ocultas” y los “principios activos” siempre estuvieron allí.
“Much of what I say will be familiar”47 dice Henry y con eso nos pone en guardia ante
una reconstrucción de argumentos cuyo eje debe estar fuera de lo acostumbrado. Incluso
la misma idea de que existiera una tradición “hermética” – con la salvedad, para Henry,
de lo poco afortunada de la frase – no es suficiente para dar una visión sinóptica
completa. Lo que subsiste es una perversa homologación de todas las “filosofías
mecánicas” al cartesianismo estricto. Y es aquí donde se pretende demarcar el terreno.
A través de un inventario de autores y su líneas de pensamiento en torno a la filosofía
natural vemos cómo un W. Warner.(1630), W. Charleton (1654), M. Hale (1677), H.
Power (1664), T. Willis (1674), J. Mayow (1674), y W. Petty (1674) están inmersos en
reflexiones que incluyen “focos de actividad”, “actividad inherente a la materia”,
“virtudes activas” o “principios fermentantes”. Junto a aquellos, Boyle y Hooke
completan el panorama previo a 1687, año de la 1ra. Edición de los Principia, que le
permite afirmar que
It should be clear from all this that the use of occult qualities or unexplained active principles in
matter in the mechanical philosophy was neither new with Newton nor confined to radical thinkers
who were forced out of the natural philosophical mainstream because of their dangerous religious
and political views. On the contrary, this kind of matter theory was always a major feature of the
mechanical philosophy en England. Furthermore, it was so inextricably linked with other major
traditions of both natural theology and philosophy; voluntarism, mitigated scepticism,
experimentalism; that its importance for seventeenth century English natural philosophy can be
denied.48
La tradición sería entonces suficientemente fuerte como para negar la originalidad del
método que Cohen denomina “Newtonian Style”49. Para Henry la aproximación
46
HENRY, J. Ver nota 8.
Ibid p. 337.
48
Ibid. p. 366
49
Cohen alude a su concepto del método a través del cual Newton hace su obra filosófica y científica:
Fase 1: Crear un sistema físico idealizado a través de la matemática. Partir de un conjunto de supuestas
entidades y condiciones físicas que resultan más simples que las de la naturaleza y que se pueden
transferir de la naturaleza física a las matemáticas. Fase 2: Contrastación y ajuste con el mundo físico.
Aplicar las técnicas matemáticas con la confianza que podrán transferirse - comparándose y
contrastándose con experimentos y observaciones y las reglas y proporciones extraídas de dichos datos –
de vuelta al mudo físico. Fase 3: De la representación a la conformación de la realidad. La representación
idealizada de la naturaleza o constructo matemático imaginario se aplica a la filosofía natural y se
47
18
fenomenológica a la comprensión de la naturaleza fue siempre una de las características
principales de la filosofía inglesa del S.XVII. Las matemáticas no son un escudo de
defensa contra la ignorancia de las causas ni ninguna “new move” pues no hay
acusación alguna. Incluso Boyle, en 1671 ya había respondido en sus “Cosmicall
Qualities” a la futura acusación de Leibniz advirtiendo que estas
Are not meerly fictious Qualities: but such, whose Existence I can manifest, not only by
considerations not absurd, but also by real Experiments and Physical Phaenomena 50
Podríamos decir que entre las fases del “Newtonian Style” se cuela la tradición inglesa y
que, de alguna manera, el salto entre una y otra – e incluso la gestación de la propia
fase 1 – no surgen de la nada. Crear un “constructo” imaginativo matemático no era un
escudo ante el criticismo, y al igual que Glanvill51 , quien sugiere que las causas son
menos importantes que el establecimiento de los hechos, pareciera a los filósofos
mecanicistas ingleses tenerle sin cuidado si una explicación “mecánica” o una
“animista” es mejor que otra. Una puede ser producto del desespero y la otra de la
ingenuidad, dice Glanvill, y la reconciliación se produce al considerar todo el debate
como una suerte de pseudo problema. Y aunque Newton no lo considere así, por lo que
podemos leer en sus “deseos no satisfechos” en su “Prefacio”, es evidente que nada de
eso detuvo sus investigaciones.
El ensayo de Henry partió del hecho que los esfuerzos de los estudiosos de la obra
newtoniana han presentado dos caras “internalistas”52 del problema: evitar la metafísica
y concentrarse en el tecnicismo de la dinámica o, por el contrario, darle cabida y
suplementarlo con las influencias de los Neoplatónicos de Cambridge y la influencia
alquímica. Henry propone una tercera opción, ajena, directamente, a la obra de Newton
y llevándonos a poner el acento en el telón de fondo sobre el que los Principia son
gestados y hacen su aparición:
We should now add another tread to this Newtonian fabric: the influence of English mechanical
philosophy with its active principles and its occult qualities …Newton was able to draw form the
work of his older contemporaries not only valuable hints about the inherent activity and powers of
matter but also a ready-made methodological defence of these speculations in so far as their effects
could be established and measured by experiment. 53
La lucha de Henry va mucho más allá de agregar una nueva sospecha. En este caso la
lección para el historiador es aprender a distinguir entre historiografía y hagiografía. Y
no es tan simple hacer esto cuando tienes enfrente al Santo Patrono: Newton. La
invitación de Henry la percibimos honesta, en el sentido que clama por mirar en detalle
a aquellos pensadores que han quedado ensombrecidos por Newton, para así, desde una
propone un sistema del mundo. Al final (secuela de la Fase 3) y sobrepasando al método, se buscarán las
“causas”. Y si no se consiguen esto no invalida los fenómenos descritos anteriormente. Ver COHEN, B.
pp-. 84-85 (Ver nota 11).
50
Citado en HENRY, J. Ibid. p. 360-1 (Ver nota 8).
51
Citado en Ibid. p. 359.
52
Ibid. p. 368. En este párrafo Henry agrupa bajo el mismo término “internalismo” – puro o
suplementado – a autores con argumentaciones tan disímiles como Cohen y Dobbs. La única manera que
hemos podido utilizar para salvar estas diferencias – que más bien sea preferible exponerlas – ha sido la
categoría “indoors”. Como hemos dicho más arriba, las argumentaciones de estos historiadores no
desbordan la propia obra de Newton y son los textos newtonianos, por más ajenos – disciplinariamente
hablando - que puedan estar uno del otro los que, finalmente “puertas adentro”, cuentan. Son las líneas de
Newton, es la intimidad de su cuarto.
53
Ibid.
19
tribuna más “humilde”, reconocer que la lectura “revisionista”, “reformadora” y,
también, “revolucionaria” de la obra newtoniana ha estado construida sobre la negación
de la tradición de la Filosofía Mecánica en Inglaterra. Luego de hacer este balance,
aceptaremos que entre los “hombros de los gigantes” y Newton había una riqueza y una
complejidad que merece hacérsele justicia.
¿Cuánta “altura” – para mirar lejos - otorgaron a Newton los antecesores y pensadores
como Charleton, Power, Boyle, Petty y muchos otros -al decir de Henry- “lesser
thinkers”? No lo sabemos aún, pero eso solo sería posible
unless we can free ourselves…54
de las llamadas versiones que incluyan cualquier adjetivo excesivamente elogioso, sea
“reformador”, “innovador” o “revisionista”, por no mencionar los poemas y los elogios.
Tras éstas líneas de Henry late el conflicto central: no podemos homologar en un
término único, como Filosofía Mecánica, a los filósofos naturalistas ingleses del S.XVII
y los mecanicistas cartesianos estrictos. Entre ambos, las diferencias que los estudios
historiográficos nos muestran, son más interesantes que las semejanzas. Estas crean
confusión, aquellas enriquecen la historia de la ciencia.
Conclusión
Lo dicho por Hutchison y Henry nos permite retomar las preguntas originales, que
colocadas en voz de A. Gabbey ahora las proyectamos hacia la totalidad de la Filosofía
Mecánica. Preguntamos si ¿es ésta disciplina
…a theory of explanation of phenomena in the non-cualitative terms of the configurations and
motions of atoms or corpuscles, or other homogenous matter individuated into bodies? A theory
characterized by the notion that the universe and every system within it is a machine? Or
characterized by the ideal of mathematizing the world picture? Or by the belief in necessary laws
of nature and motion? A theory in which the spiritual and the immaterial have been banished from
the domain of investigation? Each of these is distinct from the others, yet each of them is a
candidate for inclusion under the umbrella of “the mechanical philosophy” 55
Como hemos visto, la diatriba “activo-matemático” con la cual iniciáramos nuestro
ensayo nos ha permitido, poco a poco, ir vislumbrando un debate aún mayor que se
refiere a la naturaleza misma de nuestra articulación del término Filosofía Mecánica. En
un terreno tan complejo, inestable y en revisión pareciera ser difícil buscar acuerdos o
reconciliaciones. Si la propia disciplina no está reconciliada consigo misma pues más
difícil aún intentar insertar en ella sus protagonistas; por más que los esfuerzos vayan
dirigidos a ver en la obra de Newton una mirada “total” y “unitaria” en la búsqueda de
la verdad en la naturaleza56. La fragmentación de intereses es tal que la unificación
Henry hace referencia aquí al Elogio a Isaac Newton de Bernard le Bovier de Fontenelle de 1728. Y, a
la vez, reconoce que el único de los estudiosos que está dispuesto a admitir como no plegado a la
hagiografía newtoniana es Simon Schaffer. Ver nota 110 en HENRY, J. (Ver nota 8)
55
GABBEY, A. p. 338 (Ver nota 9).
56
Hacemos referencia aquí a la obra mencionada de Castillejo (ver nota 21) cuyas conclusiones sobre el
“mosaico” newtoniano se pueden resumir en que “the whole of his publisher and unpublished work - his
mechanics, optics, alchemy, and church history – does in fact form a single body of thought, in which he
is identifying two fundamental force of laws in nature: a single contraction force of gravitation, and an
expanding law of force which operates in the radiation of light, in chemical composition, in biological
gowth, and also governs the mind and the behaviour of human beings”. p. 15.
54
20
puede ser una ilusión óptica. Tal vez por eso sea más prudente - o si se quiere más fértil
– desplazar el problema hacia los contextos y factores sociales pues las sospechas
“indoors” son siempre autoreferentes, o en el mejor de los casos, si se configuran en una
sola mente, presentan la forma de Jano bifronte...57 Las sospechas “outdoors”, por el
contrario, desplazan la vida y obra hacia lo que la rodea (espacial y temporalmente) y
esto, como podemos ver, enriquece nuestra percepción de la historia. Sin embargo, si
bien, otorguen nuevas perspectivas - en la medida que sus cada vez más enriquecidos
contextos dan más pistas sobre el tema -, a su vez subliman las supuestas
contradicciones en grandes generalizaciones o categorías omniexplicativas como:
“Truth”, “God”, “Spirit”, “Semantics” or “Tradition”. Es más, la utilización de algunas
de estas mega-categorías y que sirvieron al propio Newton para explicar lo inexplicable,
de seguro son la fuente de insatisfacción. Si no fuera así, luego del ditirambo
“diseñístico” en su “Escolio General” y que alude al Dios “pantocrator”, no tendría la
necesidad de volver a excusarse, en el párrafo siguiente por no haber podido deducir las
propiedades de la gravedad. ¡Si ya lo explicó, ya dio las Causas!, es “la inteligencia y
poder de un ente inteligente y poderoso”58. ¿Por qué entonces esta insatisfacción?
Podríamos estar tentados a pensar que Newton tal vez no creyera en nada de esto y en la
intimidad de su estudio la intervención divina sería tan solo un marco general. Pero esto
es muy arriesgado. Dios, de seguro, cabe en el plan pero no mitiga, ni reconcilia, ni
mucho menos le permite deducir, de los fenómenos, las razones de lo que propone.
Esto, sin duda es el núcleo del drama.
Así entonces retomemos la metáfora que nos sugiere B.J. Dobbs en su libro “Janus
faces of genius” para conectarla con nuestra idea “indoors-outdoors” pues Jano,
encargado de abrir las puertas del tiempo (pasado- provenir), a su vez las abría,
solamente, en tiempos de guerra. No nos queda sino pensar que los estudios sobre la
Filosofía Mecánica y la Revolución Científica, están en tiempos de guerra. Steven
Shapin, parece sugerirlo muy claramente, cuando nos dice:
Por tanto no puede existir ninguna generalización que permita decidir fácilmente si el logro
newtoniano representa la culminación de la filosofía mecánica, su subversión por haber
reintroducido las cualidades ocultas o la creación de una nueva práctica que debe ser juzgada
utilizando criterios filosóficos nuevos. Los filósofos de finales del S.XVII y comienzos del
S.XVIII debatieron precisamente estas cuestiones, que están relacionadas con la correcta
comprensión del logro de Newton. Discutieron si Newton había perfeccionado el mecanicismo o lo
había negado, debatieron si la condición de la explicación física es la determinación de causas
mecánicas; cuestiones que también discuten los historiadores y muchos científicos de hoy. 59
[Cursivas añadidas]
Visto así, y como dice Shapin, lo que habría hecho Newton era ampliar (enriquecer) el
alcance de las explicaciones mecánicas causales. Sin embargo ambas explicaciones - la
de un Newton “revisionista y reformador” junto a la de otro, “continuista y expansor”
aún distan de llegar a un acuerdo.
La guerra, el debate sigue abierto, y la reconciliación a la espera.
Carlos Calderón / Tárrega. Catalunya. Junio 2004.
57
Ver nota 30.
Principia p. 782.
59
SHAPIN , S. p. 89. (Ver nota 41)
58
21
BIBLIOGRAFIA
(Corresponde con las obras citadas a lo largo del ensayo).
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