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CENTRO DE ESTUDIOS TECNOLÓGICOS
“WALTER CROOS BUCHANAN”
ENSAYO: “Una reflexión sobre tu quehacer como maestro tutor”
Profra.: Irma Irasema Ortega Hernández
Domicilio: Bulevard Bosques de Africa 141, Bosques de Aragón.
Teléfono partícular: 26 51 42 01
Teléfono del trabajo: 57 29 60 00 ext. 71320
[email protected]
San Juan de Aragón, noviembre 2004
R E S U M E N
El presente trabajo contiene una visión del alumno entorno a su maestro y tutor, pues es
innegable que la actividad educativa implica además de una habilidad “técnica”, la
cuestión ética, visualizada en dos aspectos: uno, por su influencia en el desarrollo
formativo de los alumnos; y el segundo, por las decisiones y juicios que el docente está
autorizado por su profesión a emitir.
Las expectativas que tenemos ya no sólo están enfocadas pasivamente en el proceso de
enseñanza – aprendizaje; ahora se enfatiza en el desarrollo de estrategias didácticas, el
uso de nuevas tecnologías, planeación en el aula, conocimiento en los estilos de
aprendizaje o tener un “alto” nivel de rendimiento académico, entre otras más.
Por lo anterior, las expectativas activas, están al otro lado del puente de la reflexión donde
los docentes se cuestionen sus propias prácticas con respeto, experiencia, madurez. No
justificándose ni subestimando los cambios. Por que actualmente el papel del profesor no
sólo es la integración del conocimiento ni actualizarse en la labor docente (técnica y
pedagógicamente). Además,
como
tarea
inherente
está
la
de
ser
tutor
que
independientemente de las diversas acepciones de autores es un cargo adquirido en
función de la relación personal que se establece con nuestros alumnos.
Sin embargo, cuál es la opinión que tienen nuestros estudiantes entorno a labor como
tutor, tal vez la concepción de los jóvenes difiera de la nuestra, pero la visión de ellos
sobre el tutor es como una especie de lente o microscopio a través de los cuales
contempla a los tutores como entes concientes pero extremista al realizar nuestra nueva
tarea.
Compromiso, que así como nos hicimos profesores sobre la marcha, estamos siendo
tutores sin saberlo, pero necesitamos reflexionar sobre cada aspecto que nos rodea:
alumno, escuela, padres de familia, autoridades. En fin un trabajo en conjunto donde hay
que reflexionar sobre nuestra práctica docente.
“Una reflexión sobre tu quehacer como maestro tutor”
Profra.: Irma Irasema Ortega Hernández
OBJETIVO: CONOCER LA OPINION DE LOS ALUMNOS EN TORNO AL TRABAJO
TUTORIAL.
INTRODUCCIÓN
“... MI MAESTRO de historia no sabía historia. Ni el de física, física.
Ni el de científica, científica. Ni el de álgebra, álgebra. Ni el de…
¿Porqué los maestros no saben lo que enseñan?
Recuerdo al primo, el hermano, el cuñado… el esposo: de alguien.
Fue a estudiar a México.
Estuvo en la Facultad de Derecho.
Después… que siempre no, que quería o debía trabajar.
-
¿Y de qué?
-
Aunque sea de maestro.
Se arregló sin dificultad.
Ahora enseña biología en el Poli. Pero no en mi escuela, en otra…
Yo creo que así estaban todos los de aquí. Menos el de… Él si
explicaba.
Los otros nos dictaban toda la hora.
Acabábamos cansado, aburridos…
¿Y qué nos dictaban?
-
¡Lo que estaba en el texto!
Daba risa, a veces, coraje…
Un día…” (1)
Así, surge este trabajo, como una reflexión que los alumnos hacen en la asignatura de
Comunicación Oral y Escrita, donde dan su perspectiva de ¿cómo les ha parecido la
escuela?, ¿sus profesores?, ¿las materias?, ¿cómo los han forjado? Siendo las
respuestas parecidas a lo dicho, al inicio del texto. Los estudiantes se dan cuenta que no
somos maestros, en ocasiones o muchas no planeamos clases, dictamos, fotocopiamos
apuntes y se los damos, los pasamos con un trabajo que vale hasta tres puntos sin que lo
revisemos, desconocemos temas dejándolos con las dudas, fundamentamos las clases
con un libro como si fuese la Biblia, llegamos tarde. Claro no somos todos.
Sin embargo, es la visión que a través de su ensayo reflejan, el alumno pone en práctica
su punto de vista personal. Aquí plasma su perspectiva y la experiencia que ha vivido
durante casi un año de estancia en la escuela, donde conocen al
profesorado por
comentarios de sus compañeros de otros semestres o por que nos han tenido.
Como vemos se encuentran opiniones importantes, en dicho ensayo y las cuales, reflejan
la influencia que tenemos los profesores, aspecto indiscutible. Por ejemplo;
cito
fragmentos de un alumno del plantel:
“... a pesar que hay cosas en las que no estoy de acuerdo me
considero privilegiado de poder estudiar en el CET... por ello quiero
esta oportunidad... y aprovechar cualquier cosa que pueda aprender
de ustedes los profesores.
Sin embargo, la obligación del alumno es estudiar y aprender, y la
del profesor es enseñar. Pero no soy capaz de imaginar cuán
movible puede ser esta posición. Esto lo digo porque algunos
profesores llegan al salón, continúan su clase y terminan. Se van sin
trascender, sin importarles quién entró o quién no.
No sé hasta donde es válido que el profesor rompa con esa tradición
que se ha formado. ¿Por qué el maestro ve la enseñanza como un
trabajo cualquiera, en el que llega a su centro o lugar? Cumplo con
mi trabajo y me voy, olvidándose de uno, hasta el otro día. Al
parecer veo que el maestro siente pesadez al hacer su trabajo”.
Maestro ¿le pesa hacer su trabajo?, por que lo anterior es tan sólo una parte de lo que
podemos transmitir los docentes, ya no en una sola materia o en cuatro, cinco… doce
horas a la semana.
Es innegable que la actividad educativa implica además de una habilidad “técnica”, la
cuestión ética, visualizada en dos aspectos: uno, por su influencia en el desarrollo
formativo de los alumnos; y el segundo, por las decisiones y juicios que el docente está
autorizado por su profesión a emitir.
Las expectativas que tenemos ya no sólo están enfocadas pasivamente en el proceso de
enseñanza – aprendizaje; ahora se enfatiza en el desarrollo de estrategias didácticas, el
uso de nuevas tecnologías, planeación en el aula, conocimiento en los estilos de
aprendizaje o tener un “alto” nivel de rendimiento académico, entre otras más.
Por lo anterior, las expectativas activas, están al otro lado del puente de la reflexión donde
los docentes se cuestionen sus propias prácticas con respeto, experiencia, madurez. No
justificándose ni subestimando los cambios. Por que actualmente el papel del profesor no
sólo es la integración del conocimiento ni actualizarse en la labor docente (técnica y
pedagógicamente).
Además,
como
tarea
inherente
está
la
de
ser
tutor
que
independientemente de las diversas acepciones de autores como María Moliner, Zainqui,
Fernández y Lázaro Asensi, entre otros más, coinciden en resaltar que tutor es:
a) Un cargo que se adquiere en función de la relación personal que se establece con
otro.
b) Persona que dentro de una comunidad escolar engloba y responsabiliza de guiar la
evolución personal, sirviendo de cauce a las intervenciones de las personas
implicadas en la educación de los alumnos, con unas funciones que le son propias.
c) Es un profesor, orientador, coordinador, catalizador de inquietudes y sugerencias,
conductor del grupo y experto en relaciones humanas.
Y podría dar más definiciones de lo que es un tutor, sin embargo es un cambio que al
ofrecerse se generaron las preguntas; ¿qué voy hacer?, ¿cómo lo hago?, ¿hay alguna
compensación?, ¿vale para la promoción?
Lo anterior, genera que en ocasiones apliquen innovaciones para estimular al docente
pensando que cambiará su actitud; se implementan programas sin el personal y
recursos materiales básicos. No obstante ¿cuáles has sido los logros?, ¿qué impacto
ha tenido en el alumno?, ¿tenemos los elementos para ser tutor?, ¿nos ha servido la
información para serlo?, pero sobre todo ¿el alumno dónde queda?
Por que de acuerdo a la opinión y experiencia de un alumno, inquieta decir: “Como el
profesor fue nuestro tutor, se perdió el respeto, hubo abuso de confianza, y a mi modo
de ver las cosas terminaron mal”.
Tal vez la concepción de los jóvenes difiera de la nuestra, pero la visión de ellos sobre
el tutor es como una especie de lente o microscopio a través de los cuales contempla a
los tutores como entes concientes pero extremista al hablar por teléfono a sus casas:
¿por qué o para qué llama profesor? ¿Quién es para decirnos con quién juntarnos o
hablarnos?
Aunque no todos ven así esta labor como tutor, también alaban aquéllos que los
hacen reflexionar y salir adelante; asimismo, les agrada encontrar una persona
compresiva y atenta, que sepan escucharlos sin juzgar. Los buena onda, pero tienen
como inconveniente ayudarlos a pasar o aprobar las asignaturas.
No obstante, los rasgos que destacan al tutor, están vinculados con la clase donde los
alumnos piden al tutor dar bien su clase y no a la ligera, asumir su responsabilidad y
obligaciones que le competen como maestro y tutor. Que llame la atención cuando
deba hacerlo y oriente debidamente.
De lo anterior, se desprende la importancia de la formación, seguimiento y evaluar a
los tutores, puesto que deberá desarrollar la capacidad de establecer relaciones,
técnicas adecuadas para conocer a los alumnos, unir al grupo-clase, detectar
situaciones problemáticas y conocer el planteamiento curricular del nivel educativo de
sus alumnos
Todas las características anteriores se pueden resumir en: compromiso y capacidad.
De ahí, las expectativas activas que están al otro lado del puente de la reflexión, donde
los docentes se cuestionen sus propias prácticas con respeto, experiencia, madurez.
CONCLUSIONES
Profesores reflexionemos, veamos hacia atrás las acciones hechas, critiquemos
constructivamente, no discutamos, más bien cuál es la solución. Puesto que es preciso
distinguir la actitud de los estudiantes ante la labor como tutor, ellos los visualizan
como el padre o la madre, aquél que oriente y ayuda a pasar las materias; es el
maestro quien registra todo lo que hacen; también dicen que es, para ellos, quien le
ayuda a resolver problemas, a pasar las materias o bien es el asesor del grupo.
La concepción del tutor suelen confundirse cuando los objetivos son ambiguos, no
están bien planteados
o bien no se saben llevarlos a cabo; por ello es valido
preguntarnos ¿Qué hemos logrado a la par alumno y tutor? Una pregunta donde surge
nuevamente la reflexión ya que debemos poner en una balanza los cambios y logros
tanto positivos como negativos. Esto nos dará frutos si en verdad estamos
respondiendo a la demandas en esta labor tutorial sino todavía falta mucho por hacer.
Pregunte a su alumno dichos logros le aseguro que las respuestas le sorprenderá en
quiénes han sido positivos y en quiénes no lograron nada. Así, mediante la reflexión de
nuestra propia práctica, el conocimiento del adolescente, la adquisición de técnicas de
instrumentos para obtener información relacionada con los alumnos; podremos obtener
y dar propuesta para enriquecer esta labor difícil. También se logrará derribar
obstáculos e ideas que limitan el avance para continuar adecuadamente y con
precisión el programa de tutor. Todo está en el compromiso y la capacidad de todos,
dependiendo de nosotros no más escuchar:
“... MI MAESTRO de historia no sabía historia. Ni el de física, física.
Ni el de científica, científica. Ni el de álgebra, álgebra. Ni el tutor es
tutor,
¿Porqué los maestros no saben lo que enseñan?