Download Primer sistema portátil de medición de pérdida

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DEPARTAMENTO DE COMUNICACIÓN
NOTA DE PRENSA
El dispositivo se ha diseñado y construido en el Laboratorio de
Aplicaciones Bioacústicas de la UPC, dirigido por Michel André
Una investigación de la Fundación BBVA
desarrolla el primer sistema portátil del
mundo para diagnosticar in situ la pérdida
de audición de los cetáceos

Existen alrededor de 80 especies de cetáceos, cada una con un
repertorio acústico complejo que ha evolucionado a lo largo de millones
de años de adaptación a la vida acuática

Medir la sensibilidad auditiva de los cetáceos es fundamental para
evaluar el estado de los animales varados y sus posibilidades reales de
supervivencia tras la liberación, así como para medir su umbral de
tolerancia frente a fuentes de contaminación acústica.

Esta investigación ha logrado también desarrollar unos modelos de
análisis de las secuencias de señales acústicas que los cachalotes
producen durante la búsqueda de sus presas, proceso conocido como
biosonar, lo que ha permitido demostrar que este mamífero marino es
capaz de localizar a un calamar de 25 centímetros a 2 kilómetros de
distancia

Los cetáceos se sitúan en el último eslabón de la cadena alimenticia y
basan todas sus actividades en el intercambio de informaciones
acústicas, por lo que el estudio de sus procesos bioacústicos se ha
convertido en una prioridad para su protección y para la conservación
de los mares y océanos.

Debido a su carácter reciente y no regulado, el ruido artificial se ha
convertido recientemente en una de las mayores amenazas que pesan
sobre el medio marino
17 de diciembre de 2008. Una investigación puesta en marcha por la
Fundación BBVA bajo la dirección de Michel André, director del Laboratorio de
Aplicaciones Bioacústicas de la Universidad Politécnica de Cataluña, ha
permitido desarrollar el primer sistema portátil del mundo para medir
la sensibilidad auditiva de los cetáceos.
Este sistema de medición audiográfica permite diagnosticar in situ la posible
pérdida auditiva de los cetáceos y, en el caso de los animales varados,
evaluar sus posibilidades de supervivencia sin tener que trasladarlos a
un laboratorio. En este proyecto de la Fundación BBVA han colaborado
investigadores de España, Reino Unido, Francia, Holanda y Estados Unidos.
Los cetáceos se encuentran entre las especies más amenazadas a escala
mundial debido, entre otras causas, al ruido producido por fuentes artificiales
de sonido. Recientemente, se han identificado distintos y graves problemas
directamente asociados con fuentes sonoras de origen humano, como el
incremento de la mortalidad de cetáceos por colisiones con barcos o el
varamiento en masa de ballenas después de maniobras militares; la extracción
de gas y petróleo constituye también una fuente de contaminación acústica en
el medio marino.
Hasta el momento, el único sistema posible para medir la sensibilidad auditiva
de los cetáceos consistía en trasladarlos a un laboratorio pero, dado el tamaño
de estos animales y su precaria condición de salud cuando aparecen varados en
las playas, este complejo procedimiento conllevaba riesgos considerables para
su supervivencia.
Entre las características más innovadoras del nuevo sistema portátil
desarrollado en colaboración con la Fundación BBVA por el equipo de
Michel André destacan, además de su autonomía energética, su rapidez
en la medición –sólo se necesitan unos pocos minutos para detectar las
lesiones auditivas– y la capacidad del dispositivo para generar estímulos
desde 10 hercios hasta 200 kilohercios, lo que incluye toda la banda de
audición humana (20 Hz- 20 kHz) y, por supuesto, la de los cetáceos.
Este novedoso sistema permite saber cómo reacciona el cerebro de los
animales a las señales acústicas y es capaz de medir la sensibilidad del oído de
un cetáceo ante determinadas frecuencias mediante el análisis de los
potenciales evocados registrados desde la superficie craneal: si un animal oye
un sonido, su cerebro registrará esta vibración como un impulso eléctrico,
susceptible de ser detectado; estos pulsos eléctricos reciben el nombre de
potenciales evocados o respuestas auditivas del tronco cerebral, y conllevan un
tiempo de latencia y una duración cortos. En el caso de un cetáceo varado o en
rehabilitación, el análisis de esta percepción es fundamental para estimar su
capacidad para utilizar correctamente el sistema bio-sonar y evaluar las
posibilidades de supervivencia después de su liberación.
DESCIFRADO EL
ALCANCE DEL MECANISMO SONAR DE LOS CACHALOTES
El sistema auditivo de los cetáceos está caracterizado por una serie de
adaptaciones morfológicas únicas: una de las más interesantes es la capacidad
de seleccionar las frecuencias para la discriminación fina de imágenes acústicas
a través de los canales auditivos que actúan como filtros de frecuencias. En un
organismo sano, esta selección de frecuencias del oído (y por lo tanto de las
señales acústicas que producen) está evolutiva y directamente relacionada con
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el uso específico de su hábitat y caracteriza por lo tanto cada especie de
cetáceos. Por otro lado, la sensibilidad del oído a algunas frecuencias permite
medir el estado fisiológico y/o patológico del sistema auditivo de un
determinado individuo y estimar su capacidad acústica para utilizar su hábitat.
Esta diversidad de señales acústicas –existen unas 80 especies de cetáceos
cada una con un repertorio acústico complejo– dificulta el análisis en términos
de extracción de los componentes básicos de información necesarios para la
supervivencia de un individuo o de una población y, por lo tanto, limita
considerablemente la capacidad para estimar los efectos de una fuente sonora
contaminante.
El proyecto de la Fundación BBVA que coordina Michel André ha logrado
recientemente desarrollar unos modelos de análisis de las secuencias
de señales acústicas que los cachalotes utilizan durante sus
inmersiones abisales en busca de sus presas, modelos que han
demostrado que un cachalote puede localizar a un calamar de unos 25
centímetros a más de 2 kilómetros de distancia a través de la emisión
sucesiva de señales sonar. Pero la presencia de fuentes artificiales de sonido
producido por las actividades humanas en el mar no sólo puede mermar esta
capacidad y afectar a la aptitud de los cachalotes para alimentarse -actividad a
la que, al necesitar una tonelada diaria de alimento, dedican el 80% de su
tiempo-, sino también desequilibrar irreversiblemente toda la cadena
alimenticia.
Cada una de las especies que componen el orden de los cetáceos presenta un
repertorio acústico único, en directa relación con el hábitat donde ha
evolucionado a lo largo de millones de años. Para detectar a sus presas, una
especie costera necesitará extraer con precisión los detalles a corta distancia
del relieve que le rodea, mientras que la ausencia de este mismo relieve
requerirá de los cetáceos pelágicos (que viven en alta mar) obtener una
información a media o larga distancia sobre la presencia de un banco de peces.
Sin embargo, todos los cetáceos odontocetos (con dientes) comparten un
mismo mecanismo de producción acústica que incluye la proyección de aire a
través de conductos aéreos nasales y su salida por labios vocales, localizados
en la parte superior de la cabeza. A lo largo de su inmersión, este aire se recicla
y les permite vocalizar con fines de ecolocalización o de comunicación, según el
contexto social en el cual se encuentran.
La ausencia de cuerdas vocales se acompaña de otra particularidad, única
también en mamíferos, la de no utilizar el conducto auditivo externo para la
audición. Reciben las vibraciones auditivas a través de sus mandíbulas, que
dirigen la información directamente hacia el oído medio e interno donde se
procesa antes de llegar al cerebro.
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COMBATIR LA CONTAMINACIÓN ACÚSTICA
La investigación de la Fundación BBVA permite desarrollar bioindicadores para
conocer los daños que el ruido antropogénico causa en el medio ambiente
marino, con el objetivo de encontrar soluciones para contribuir a eliminar la
contaminación acústica y equilibrar el desarrollo de las actividades humanas
con la conservación de los mamíferos marinos.
Evaluar el posible impacto acústico de fuentes sonoras artificiales en el medio
marino es una tarea compleja ya que, aunque es posible grabar y catalogar la
mayoría de estas señales, no se conoce su función e importancia en el equilibrio
y desarrollo de los diferentes organismos marinos.
Por otra parte, el posible impacto de emisiones sonoras no sólo afecta a los
sistemas de recepción auditiva sino que puede intervenir a otros niveles
sensoriales o sistémicos y resultar letal para el animal afectado. Si a estas dos
razones se añade el hecho que una exposición puntual o prolongada a un ruido
determinado puede tener consecuencias negativas a medio y largo plazo, y por
lo tanto no observarse de inmediato, es posible comprender la gran dificultad a
la que se enfrenta la comunidad científica para obtener unos datos objetivos
que permitan controlar de forma efectiva la introducción de ruido antropogénico
en el mar.
Para responder a algunas de estos interrogantes, ni la elección de los cetáceos
ni el estudio exhaustivo de sus adaptaciones al medio marino a lo largo de su
evolución son hechos fortuitos. El medio marino, como todo medio natural, se
rige en base al equilibrio de los organismos que lo habitan y se sitúan a un nivel
trófico específico que permite el desarrollo de los niveles superiores. Un
desajuste de cualquier de estos niveles desequilibra la cadena en los dos
sentidos. Frente a un problema de conservación, el reto de los científicos es
encontrar un organismo suficientemente representativo, cuyo equilibrio y
desarrollo puedan influir sobre el equilibrio y desarrollo del resto de la cadena
trófica y utilizarlo como bioindicador frente a la fuente contaminante. Los
cetáceos, por su relación de dependencia vital y casi exclusiva con la
información acústica, representan hasta la fecha el mejor bioindicador de los
efectos de la contaminación acústica marina.
TRAUMA ACÚSTICO
El concepto de contaminación acústica no implica necesariamente una patología
que puede derivar en trauma acústico. Cualquier sonido a un nivel determinado
puede resultar contaminante si impide o dificulta al animal la buena recepción
de los ecos sonar o de las señales acústicas de comunicación de su grupo
social. Los niveles de contaminación de un sonido particular y su impacto
morfológico y fisiológico dependen del tiempo de exposición y de la intensidad
de la señal recibida.
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Por lo que respecta a los traumas relativos al ruido, puede tratarse de impactos
letales, que provocan la muerte inmediata del sujeto expuesto directamente a
una emisión sonora intensa, o subletales, causados por sonidos que exceden los
límites de tolerancia del oído de los animales y les provocan pérdidas y lesiones
auditivas. El mecanismo de pérdida temporal de la audición para una frecuencia
determinada y un tiempo de exposición determinado implica lesiones de las
células ciliadas del oído interno. Los períodos de recuperación pueden variar de
algunas horas hasta varias semanas según los individuos, pero las exposiciones
repetitivas a fuentes sonoras sin que se produzcan los períodos adecuados de
recuperación pueden causar cambios permanentes y agudos.
Si desea más información, puede ponerse en contacto con el Departamento de
Comunicación de la Fundación BBVA (91 537 66 15 y 94 487 46 27)
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