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EL ISLAM: UNA CULTURA DEL AGUA
María Velázquez de Castro Buenestado
Universidad de Alcalá de Henares
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El agua es un símbolo de purificación y vida en todas las religiones. El cristiano la
utiliza para entrar en la Iglesia mediante el sacramento del bautismo; el hindú se lava
con agua diariamente para ser purificado y la utiliza en sus ritos funerarios, al igual que
el budista, que en los funerales la vierte sobre un recipiente hasta que se desborda sobre
el cuerpo del difunto. También el judío la utiliza en sus baños rituales para conservar el
estado de pureza. E incluso religiones como el sintoísmo o el zoroastrismo consideran el
agua un elemento purificador y, algunas de sus manifestaciones naturales, como
cascadas o ríos, sagradas.
En el Islam, sin embargo, el agua va a tener un significado aún más relevante. Desde los
primeros pasos de la religión islámica en la península arábiga, el agua ha sido
considerada un bien escaso y por ello muy preciado para las primeras comunidades
musulmanas. El Corán reconoce al agua como origen de la vida, como un don que Alá
ha hecho descender del cielo para la subsistencia de los hombres, los animales y las
plantas.
El agua, elemento purificador y don divino, será utilizada desde los comienzos del Islam
para realizar una de las obligaciones básicas de cualquier musulmán: la oración o Salat.
Antes de ingresar en la mezquita para la oración se debe practicar el Wudu o ablución,
para entrar en estado de pureza ante la presencia de Alá. El musulmán antes del Salat
tiene que lavarse las manos, la boca, la nariz, las orejas, la cara, el pelo, los brazos y los
pies. Y una vez purificado entrará en la mezquita dispuesto a la oración, más receptivo y
más sensible a la comunicación con Dios.
Pero la importancia del agua en el Corán va más allá, pues es uno de los elementos
primordiales del Paraíso, de los sietes jardines espirituales, símbolo de abundancia y
fertilidad. En el Edén el agua brota por doquier, constituyendo un verdadero vergel en el
Más Allá y en el que como dice el Corán “quienes sean piadosos tendrán junto a su
Señor jardines por los que corren ríos”.
Y es del deseo de imitar este paraíso de donde surge la idea del jardín islámico, como un
oasis o un paraíso terrenal donde las fuentes y el agua fluyen. Además de su concepción
estética, originaria de los jardines persas y romanos, los jardines islámicos tienen una
concepción simbólica, pues representan la vida.
El Islam es una cultura donde el agua se halla muy presente, no sólo en los ritos
religiosos sino en todos los niveles de la vida cotidiana. El regadío, las norias de agua,
las acequias, las albercas, los aljibes, son inventos árabes que pretenden mejorar el uso
que se le da al agua. También es un importante elemento de higiene, vital para el
funcionamiento de los hamman, o baños públicos. En definitiva, el homenaje que el
Islam hace al agua es lo que en la comunicación, más ampliamente, intentaré exponer.