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MOVIMIENTO DE CURSILLOS DE CRISTIANDAD
DIÓCESIS DE SAN FRANCISCO
www.elpartenon.com/mcc
E-mail:[email protected]
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PRIMERA REUNIÓN DE DICIEMBRE DE 2006
Revisión de vida: María anuncia, comunica Gracia y Alegría. Viviendo esa alegría cristiana en este tiempo de Adviento
compartamos el paso de Dios por nuestras vidas.
ESPERAR LA NAVIDAD CON MARÍA
La vida cristiana es impensable al margen de María. Ella hace posible el encuentro con Jesús,
incluso antes de que Él haya visto la luz de este mundo.
María es la figura clave del Adviento y cercanos a la Navidad tenemos que mirar a la que
restaura, por su colaboración, la obra de la Creación.
La grandeza más profunda de María no consiste tanto en los actos de su maternidad (concebir,
dar a luz, alimentar, criar) como en la manera en que los cumplió. Lo que cuenta para Dios no
es tanto lo que uno hace como lo que uno es.
Muchos se hacen de María una idea falsa, dotada de de privilegios de toda índole. La Iglesia
reconoce solamente tres privilegios: su INMACULADA CONCEPCIÓN, su MATERNIDAD VIRGINAL y su ASUNCIÓN
CORPORAL AL CIELO. Pero excepto estos tres privilegios, María compartió en todo nuestra condición humana.
No le fue fácil aceptar la propuesta del Ángel Gabriel. Por cierto era un honor grande para una hija de Israel, ser la madre
del Salvador anunciado por los profetas; pero también una carga bien pesada. Para María esto significaba renunciar a su
vida tranquila y emprender un camino lleno de incógnitas, de riesgos y de sufrimientos. Además el Ángel le había dado a
conocer una cosa inédita: que el niño no tendría padre según la carne, que ella sería fecundada sólo por la acción
poderosa del Espíritu Santo. Por estas dos razones, el acto de fe pedido a María superaba aún los de Abraham, de
Moisés, de todos los grandes del Antiguo Testamento.
María dice “sí”, se entrega totalmente en manos de Dios. Adhiere con todo su corazón a la Palabra de Dios, al Verbo de
Dios.
Por ello los Padres de la Iglesia repiten que “María concibió al Verbo de Dios en su mente (por la fe) antes de que en su
seno (al dar a este Verbo un cuerpo humano).” María es la imagen perfecta del esposorio de lo divino y lo humano, de lo
celestial y lo terreno.
Dios quiso nacer de una mujer y propone el misterio de la Encarnación que se realizará en María sólo cuando ella dé su
consentimiento. Santo Tomás enseña que María nos representa a todos en su persona. Dios no violenta la libertad del
hombre, le hace una propuesta y espera su respuesta. La respuesta de María a tanto elogio es la humildad; su corazón
huye de las alabanzas, nada se apropia para sí misma y toda la gloria la atribuye a Dios. Frente a tanta humildad tenemos
que examinarnos para que imitando a María podamos vivir en gracia y ser cooperadores en la obra de Dios.
Vivamos a fondo este Adviento y preparándonos para la Navidad acudamos a María pidiéndole que, como a un niño
pequeño que no sabe caminar, nos lleve de su mano para estar junto a Jesús.
Ella es nuestra Madre, no de un modo metafórico sino real, y está empeñada en llevarnos junto a Jesús, porque como dice
una famosa frase “a Jesús se va y se vuelve por María”...
Por eso nuestra súplica al Espíritu Santo debe ser: “AUMENTANOS LA FE, PARA PODER RECIBIR UNA NUEVA
INFUSIÓN DEL PARÁCLITO Y QUE CONFIADOS EN MARÍA PODAMOS TENER UNA NUEVA CONVERSIÓN
ESPIRITUAL, RENUNCIANDO A TODO LO QUE NOS IMPIDE VIVIR LA VIDA DE GRACIA Y DE SANTIDAD.”
Reflexionemos: hagamos un examen de conciencia frente a una imagen de María y preparándonos para vivir la Navidad
preguntémonos: ¿cómo anda nuestra devoción hacia Ella?
¿Qué lugar ocupa en nuestra vida de oración y de trabajo, en nuestro apostolado, en nuestra lucha por vivir en gracia, en
la respuesta fiel a la propia vocación, en el afán de cumplir de verdad y siempre la voluntad de Dios?
“¡ALÉGRATE, LLENA DE GRACIA, EL SEÑOR ESTÁ CONTIGO!” Lc.1, 28
SEGUNDA REUNIÓN DE DICIEMBRE DE 2006
Revisión de vida: Navidad es un día de paz, amor y perdón... compartamos el paso de Dios que quiere nacer en nuestros
corazones.
EL MEJOR PESEBRE
(Reflexión del Pbro. Pablo Arce Gargollo. Extracto)
Vino, no con la manifestación externa de su condición divina: precedido de un gran clamor, con el
ensordecedor estruendo del trueno, rodeado de nubes y mostrando un fuego terrible; ni con sonido
de trompetas, como antiguamente se había aparecido a los judíos, infundiéndoles terror; tampoco
usó insignias imperiales....
El Señor de todas las cosas apareció en forma de siervo, revestido de pobreza. Nació en una ciudad
que no era ilustre en el Imperio, escogió una obscura aldea, fue alumbrado por una humilde virgen,
asumiendo la indigencia más absoluta, para lograr, en silencio, al modo de un cazador, apresar a los
hombres y así salvarlos.
Sólo un Niño cambió el mundo y la historia
Si hubiese nacido con esplendor y rodeado de grandes riquezas, los incrédulos hubieran atribuido a
esa abundancia la transformación de la tierra. Si hubiese escogido la gran ciudad de Roma,
entonces la más poderosa, de nuevo habrían creído que la potencia de la urbe fue la que cambió el
mundo. Si hubiese sido el hijo del emperador, habrían atribuido el bien conseguido a la nobleza y
poder de esa cuna. Si fuese hijo de un gran hombre de leyes, lo hubiesen achacado a la sabiduría
de sus prescripciones.
¿Qué es lo que hizo en cambio? Escogió todo lo que es pobre y sin valor alguno, lo más modesto e
insignificante, para que fuese evidente que solo la Divinidad ha transformado el mundo.
Nuestro corazón, un pesebre
No existiendo un lecho donde se le reclinase, el Señor fue colocado en un comedero de animales...
el divino Padre buscó un pesebre, una gruta estrecha, sucia, mal oliente, que era morada de
animales. Si tuviéramos que prepararle un palacio, diríamos: no puedo; pero cuando vemos que lo
que se necesita es un pesebre... eso sí que se lo podemos ofrecer. Eso sí lo tengo; sí, mi corazón es
semejante al lugar donde nació Jesús: pobre, sucio, vacío, desprovisto de todo...
Nadie queda excluido
El gusto de Jesús de nacer en un lugar muy pobre, muy humilde, muy pequeño, es para nosotros un
consuelo, porque tenemos la seguridad de que no se desdeñará de nacer en nuestros pobres
corazones... lo único que Él quiere es buena voluntad, como le cantaron los ángeles cuando nació.
¿Qué tenemos muchas miserias? No importa. Él eligió para nacer un lugar de miseria.
¿Qué tenemos muchas faltas? No importa. El lugar donde Jesús nació estaba sucio.
Que nuestro corazón sea un Belén completo. Que la humildad y la confesión dispongan el pesebre.
¡GLORIA A DIOS EN LAS ALTURAS Y PAZ EN LA TIERRA A LOS HOMBRES DE BUENA
VOLUNTAD!
¡FELÍZ NAVIDAD VIVIDA EN FAMILIA Y EN GRUPO! ¡QUE JESÚS NOS ENCUENTRE UNIDOS Y
DESEOSOS DE RECIBIRLO!