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Nº 936
Buenos Aires, 23 de agosto de 2013
El Banco Central de Brasil anunció un plan para estabilizar el tipo de cambio
La depreciación del real brasileño preocupa
 El ansiado repunte de la actividad brasileña no se materializa y la inflación volvió al
centro de la escena en el primer semestre. A esto se suma que el anuncio de un eventual
giro en las condiciones de liquidez mundial por parte de la Fed y el deterioro de la cuenta
corriente, generaron una fuerte depreciación del real brasileño.
 Pese a diversos estímulos, la tendencia de bajo crecimiento no sólo se ratifica sino que
las expectativas de mercado volvieron a recortar las tasas de crecimiento previstas para
este año y, más importante aún, para 2014.
 La tasa de crecimiento prevista para 2013 comenzó el año en 3,3% y actualmente se
ubica en 2,2%. Asimismo, la estimación de expansión para 2014 se recortó en 1,3 p.p
(pasó de 3,8% a 2,5% en lo que va del año).
 Pese a la falta de dinamismo de la actividad la suba de precios volvió a preocupar al
Gobierno de Rousseff. Tras haber sobrepasado el techo de la meta de inflación en marzo
pasado las autoridades del Banco Central de Brasil (BCB) decidieron aumentar la tasa de
referencia (SELIC) para contener el alza de precios.
 Aunque parece que la inflación comienza a moderarse, se sumó en los últimos meses
una presión adicional sobre los precios: la fuerte depreciación del real.
 En agosto el real superó el umbral de los R$/US$ 2,40, acumulando en lo que va del año
una depreciación del 19% con una fuerte aceleración en la última semana (6%), que lo
llevó a niveles similares a lo peor de la crisis financiera internacional a fines de 2008.
 El Banco Central de Brasil debió intervenir fuerte en el mercado de divisas para frenar la
depreciación del real. Más aún, recientemente el BCB anunció un mega-plan de
intervención diaria hasta fin de año para moderar la volatilidad cambiaria.
 Esta depreciación de la moneda brasileña tiene diversos orígenes: el posible retiro de
estímulos en EE.UU. y el deterioro de la cuenta corriente producto del atraso cambiario.
 El potencial giro en la política monetaria de EE.UU. generó una menor propensión a
invertir en activos riesgosos generando un vuelo hacia posiciones más seguras. Esto
incluyó las monedas de los países emergentes y en particular de Brasil.
 Por tal motivo, en lo que va del año el peso chileno acumula una desvalorización de 7%,
el sol peruano de 9% y el peso colombiano de 5% en tanto que Argentina y Uruguay,
aunque presentan una pérdida de valor superior a dichos países todavía se sitúan por
debajo del promedio de la región (16%).
 Esta desvalorización de la moneda brasileña tiene repercusiones negativas para nuestro
país ya que es nuestro principal socio comercial. De hecho, el tipo de cambio real
bilateral entre Brasil y Argentina cayó 10% en lo que va del año.
 La pérdida de competitividad bilateral y el bajo crecimiento tiene un fuerte impacto en la
economía argentina ya que el 21% de nuestras exportaciones son enviadas al país
carioca (aproximadamente el 40% de las exportaciones industriales y el 80% de las
automotrices).
 En síntesis, el deterioro del panorama económico de Brasil es una mala noticia para la
Argentina.
Entre la inflación y la debilidad cambiaria
Como mencionamos en el último informe referente a Brasil1, el ansiado repunte de la
actividad no se materializa y la inflación volvió al centro de la escena en el primer semestre.
Para peor, producto del anuncio de un eventual giro en las condiciones de liquidez mundial
por parte de la Reserva Federal, hubo una fuerte reversión de capitales que, sumado al
deterioro de la cuenta corriente, generó una fuerte depreciación del Real.
Respecto del crecimiento, destacamos que pese a diversos estímulos, la actividad del país
vecino apenas reaccionó favorablemente. La tendencia de bajo crecimiento no sólo se ratifica
sino que las expectativas de mercado volvieron a recortar las tasas de crecimiento previstas
para este año y, más importante aún, para 2014.
De hecho, la tasa de crecimiento prevista para 2013 -según el relevamiento de
expectativas de los principales Bancos y consultoras económicas de Brasil- comenzó el año
en 3,3% y actualmente se ubica en 2,2%. Asimismo, la estimación de crecimiento para 2014
se recortó en 1,3 p.p (pasó de 3,8% a 2,5% en lo que va del año).
Estos recortes en las proyecciones de crecimiento se ven reflejados también en la caída
de la confianza de los consumidores y de los empresarios. De acuerdo a los datos provistos
por la Fundación Getulio Vargas, en agosto la confianza del consumidor cayó por séptimo
mes consecutivo en términos interanuales y en lo que va del año acumula una caída de
4,7%. En el caso del empresario industrial, la confianza cayó 7% entre enero y agosto.
Por otra parte, pese a la falta de dinamismo de la actividad la suba de precios volvió a
preocupar al Gobierno de Rousseff. Tras haber sobrepasado el techo de la meta de inflación
en marzo pasado (6,59%), las autoridades del Banco Central de Brasil (BCB) decidieron
aumentar la tasa de referencia (SELIC) para contener el alza de precios.
Luego de permanecer siete meses en mínimos históricos (7,25%), el BCB comenzó en
abril a aumentar la SELIC con el fin de frenar la suba de precios. Tras tres subas
consecutivas hoy se ubica en 8,5%, aún lejos del nivel de 2011 (12,5%).
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ISE 922 “Lenta recuperación de la economía brasileña”
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De todas maneras, aunque parece que la inflación comienza a moderarse (6,27% i.a. en
julio) se sumó una problemática adicional: la fuerte depreciación del real en los últimos
meses.
De hecho, en agosto el real superó el umbral de los R$/US$ 2,40, acumulando en lo que
va del año una depreciación del 19% con una fuerte aceleración en la última semana (6%),
que lo llevó a niveles similares a lo peor de la crisis financiera internacional a fines de 2008.
En agosto el BCB debió intervenir fuerte el mercado de divisas con la venta de 40.000
contratos de swaps cambiarios (venta de dólares a futuro) para frenar la depreciación del
real. Además, el Ejecutivo recurrió al Tesoro Nacional para moderar la presión que genera el
frente cambiario sobre las tasas.
Más aún, recientemente el BCB anunció un mega-plan de intervención diaria hasta fin de
año para moderar la volatilidad cambiaria. Este plan contempla la oferta de US$ 500 M
diarios en swaps cambiarios de lunes a jueves y líneas de créditos con compromiso de
recompra por US$ 1.000 M los viernes apuntado de una manera más explícita y agresiva al
control de las expectativas cambiarias.
Esta depreciación de la moneda brasileña tiene diversos orígenes. En primer lugar, la
pérdida de valor del real está relacionada con el posible retiro de estímulos en EE.UU. (las
tasas de interés de largo plazo comenzaron a elevarse) lo cual sin duda generó cierto temor
en los mercados financieros internacionales.
En segundo lugar, el deterioro de la cuenta corriente -producto del fuerte atraso
cambiario existente- también impulsa la depreciación de la moneda brasileña. En los
primeros siete meses el saldo de la cuenta corriente acumula un rojo de 3,9% del PBI, es
decir 1,7 p.p. más que en igual período del año pasado (-2,2% del PBI). Este resultado se
profundizó debido al empeoramiento de la balanza comercial producto de mayores
importaciones de energía.
Si bien la depreciación del real ayuda a corregir el atraso cambiario, hay que recordar que
esta desvalorización de la moneda brasileña puede acelerar la suba de precios, lo cual
obligaría a continuar subiendo las tasas de referencia. Esto a su vez puede ayudar a contener
la salida de capitales o alentar su entrada.
Es por ello que, las expectativas de mercado proyectan que la SELIC rondará los 9,25 p.p
hacia fin de año. Si esta presión cambiara genera mayores tensiones sobre el nivel de
precios, es incluso probable que la tasa de referencia vuelva a los dos dígitos.
En síntesis, la economía brasileña esta transitando un período complicado en el que al
temor de una aceleración de la inflación se suman la debilidad cambiaria, la excesiva carga
fiscal y los problemas de cuenta corriente.
Y, dada la proximidad de las elecciones Presidenciales, el Gobierno de Rousseff deberá
atender rápidamente estas cuestiones, en un contexto de descontento como consecuencia de
los gastos incurridos con motivo al mundial 2014. Sin embargo, la desvalorización cambiaria
no es un problema exclusivo del gigante del sur, ya que aqueja a toda la región.
La depreciación del real no es ajena a Sudamérica
Como ya mencionamos, la posibilidad de un giro en la política monetaria de EE.UU.
generó una menor propensión a invertir en activos riesgosos generando un vuelo hacia
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posiciones más seguras (Fligth to quality). Esto incluyó las monedas de los países
emergentes y en particular de Brasil.
La creciente expectativa sobre el desarme –gradual- de los estímulos monetarios del
principal proveedor mundial de liquidez afecta especialmente a las monedas emergentes
que, gracias a los paquetes de estímulos impulsados por la Fed y tasas en mínimos
históricos, tuvieron una masiva entrada de capitales extranjeros en la última década.
Recordemos que hace no mucho, Brasil se quejaba de la “guerra de monedas” que vía
entrada masiva de liquidez generaba una fuerte apreciación de su moneda. Ahora, con el
posible aumento de tasas en EE.UU. en el mediano plazo, los capitales comenzaron a salir de
los países emergentes y Sudamérica en particular. La reversión de los flujos financieros
presionó a la baja –depreciación- a las principales monedas de la región.
De hecho, en lo que va del año el peso chileno acumula una desvalorización de 7%, el sol
peruano de 9% y el peso colombiano de 5%. Por su parte, Argentina y Uruguay, aunque
presentan una pérdida de valor superior a dichos países todavía se sitúan por debajo del
promedio de la región (16%). De todas formas, en el caso de Argentina la inflación es mucho
más elevada que en el resto de la región por lo que el mayor ajuste del tipo de cambio oficial
apenas emparda a la inflación local.
Aunque puede notarse una clara tendencia a la depreciación de las monedas de
Sudamérica, Brasil parece reforzar aún más dicha performance. El caso de Venezuela es
particular, ya que devaluó fuerte su moneda (47%) mayormente por cuestiones internas.
La desvalorización de la moneda brasileña tiene repercusiones negativas para nuestro
país ya que nuestro principal socio comercial era una isla de competitividad cambiaria (el
súper real moderaba sensiblemente el atraso cambiaria bilateral).
De hecho, el tipo de cambio real bilateral entre Brasil y Argentina cayó 10% en lo que va
del año (-24,3% por debajo de la cifra de principios de 2012). Y si el real se estabiliza en
torno de 2,4 R/US$ el deterioro de la competitividad con nuestro principal socio comercial
cerraría 2013 con una caída del 12%.
La pérdida de competitividad bilateral y el bajo crecimiento tiene un fuerte impacto en la
economía argentina ya que el 21% de nuestras exportaciones son enviadas al país carioca
(aproximadamente el 40% de las exportaciones industriales y el 80% de las automotrices).
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En síntesis, la devaluación del real responde a factores estructurales pero también a una
mayor aversión de los inversores internacionales, que desvaloriza la mayoría de las monedas
de la región. De todas maneras, este no es el único problema que aqueja al Gobierno de
Rousseff, la inflación y la lenta recuperación económica también preocupan. Y, el deterioro
del panorama económico de Brasil nunca es una buena noticia para la Argentina.
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