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La importancia de la reconsulta
Mucho ya hemos hablado de la enorme dinámica del organismo humano.
Dinámica que se expresa en la constante evolución de los indivíduos, en el proceso de
culturación, en el intercambio energético con el medio y en la interrelación social. Dinámica que
se expresa en la forma en que cambiamos nuestras opiniones y sentimientos.
Biologicamente, nuestra dinámica no es menor. Constantemente estamos
interacambiando substancias con el medio.
Existe un dato bien curioso. Con cada respiración absorvemos una cantidad
aproximada de 1022 moléculas (diversas), las que pasarán a formar parte de nuestros huesos,
cabellos, pulmones, musculos, etc., ... En cada expiración, mientras tanto, expulsamos una
cantidad similar de moléculas, algunas de las cuales ya eran parte de nuestro organismo hasta
apenas algunos instantes antes.
Se dice también que nuestro organismo, en aproximadamente 7 años, efectúa un
cambio total de sus componentes materiales. Es decir, ninguna célula será la misma, ninguna
molécula de las existentes hoy, estará en nuestro organismo al cabo de 7 años.
Las células de las glándulas salivares y del páncreas, demoran aproximadamente 50
días para renovarse, las células intestinales poseen una vida promédio de 2 días. Las células
de la piel viven aproximadamente 20 días, mientras que celulas musculares y más aún, las tel
tejido nervioso, casi no se reproducen....
Así podemos descubrir la gran dinámica celular en cada uno de los tejidos y en cada
órgano en particular, con una vida predeterminada y procesos de substitución constantes.
Esta gran dinámica, a la que hacemos referencia aquí, es, por otra parte, la que hace
posible a la Iridología. No solo porque en los iris se refleja la dinámica orgánica existente en si
mismos, en la interacción y adaptación con las demás estructuras oculares, sino porque
fundamentalmente estarán reflejando la terapeutica aplicada y todos sus efectos.
Iridologicamente, esta dinámica se expresa en la inmensa “movilidad” de las
estructuras del iris y en una gran capacidad de cambios en el grado de impregnación de los
tegidos en toxinas y elementos metabólicos nocivos.
En términos prácticos, la iridoscopía es la acción iridológica por la cual comprendemos
las circunstancias orgánicas, emocionales y energéticas del indivíduo.
Hablamos de conocer las circunstancias, si bien también conoceremos algunas otras
cosas, como elementos genotípicos, los que serían inmodificábles. Estos, en realidad, no
contarán para nuestro análisis, en tanto existan los otros, los que sí se modifícan.
Siendo que en la iridoscopía observamos una circunstancia en la salud del indivíduo,
podemos decir que se tratará practicamente de una instantánea de la vida del paciente , de
una “fotografía”.
Salvo para el Iridólogo experiente (e inclusive esto sucedera en algunos pocos casos),
los signos iridianos no podrán hablar a partir de esa INSTANTÁNEA, de cual es el
direccionamiento de los procesos metabólicos fisiológicos o patológicos que los probocan. No
es posíble, a partir de una única observación, definir si una “acidificación” está aumentando o
disminuyendo; si los “AT” están en medio de un proceso de cronificación, o se encuentran en
face de recrudecimiento; si el flujo simpático hepático se encuentra en un pico de hiperactividad
o si hace una semana que se encuentra alterando el normal funcionamiento vegetativo de este
órgano, etc., ...
Un análisis iridológico efectuado a partir de una única iridoscopía nos puede dar
mucha información. Pero siempre será información estructural, y escasamente nos informará
sobre la dinámica.
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Inclusive esta información, podrá ser suficiente para nuestro trabajo o necesidad
diagnóstica. Por ejemplo, en el caso de evaluar a un indivíduo joven, de buena salud, de relieve
bueno, trama 2, sin alteraciones de relieve y que presente solo un anillo de piel por
relentización circulatória. O en el caso de evaluar a un indivíduo de trama 3 (1 a 5), con AT y
RS, con hiperpigmentación crónica en el C4 y anillo de colesterol antíguo y abundante. En
realidad, en estos dos casos desciptos, tendremos a dos sujetos con circunstancias de salud
muy definidas, los que sin dudas tendrán una gran dinámica en sus organismos, pero en
definitivas sin procesos patológicos que se muestren iridologicamente como muy activos.
¿Pero cual será la situación cuando analisemos un indivíduo con muchas señales
inflamatórias del tipo de agudización (como por ejemplo hilos de plata)?
¿Que pensar cuando evaluemos pacientes con señales iridológicas del tipo
degenerativas?
Todos estos procesos patológicos se caracterízan por una enorme dinámica orgánica y
también iridológica. Tanta dinámica que no es posible esperar que una determinada situación
iridológica perdure no más que algunas horas o tal vez dias. Por lo tanto, una observación
única no será suficiente para evaluar estas señales ni para comprender la dirección que estos
procesos toman en relación a la patología en cuestión.
Aún así, la técnica iridológica y la comprensión de algunas señales nos permiten tener
alguna idea de cual es la particular dinámica de los procesos fisiológicos y/o patológicos. En
definitiva, dependerá de la claridad que tengan las imagenes observadas y la capacidad
diagnóstica del técnico Iridólogo.
Veamos algún ejemplo:
Algunas veces (no todas), a partir de una única observación iridológica, podemos
saber si una irritación gástrica es antígua o reciente o podemos saber si una región iridológica
aguda, refleja un área orgánica en disfunción actual y reciente o es un hecho que recrudece.
En otras ocasiones, podemos deducir los “tiempos” y las “direcciones” de las
patologías, por los comentários y síntomas del paciente. Aún así, lo difícil sera tener seguridad
absoluta de lo que observamos, si es que no contamos con una confirmación tásita del
paciente. Sin embargo, no tendremos datos suficientes como para definir realmente el “cuadro”
del paciente, ni como para elaboarar un plan de acción terapéutica de elevado potencial
curativo.
En estos casos...
¿Será que el encare que le damos al tratamiento será el mejor posible?
¿Como saber que es lo realmente necesário en estos indivíduos, en los que no es
posible definir con exactitud hacia donde se inclina el desequilíbrio de salud?
¿Será que tenemos un panorama real de los organos en disfunción y el conocmineto
de hasta donde llega la disfunción?
¿Será que la estructura orgánica y/o emocional resistirá nuestro tratamiento sin
generar nuevas formas de enfermedad?
Bien.
Para obtener respuestas a todas estas preguntas es que existe la reconsulta.
Las comprobaciones necesárias para efectivizar acciones responsábles, verificando
las situaciones generadas por las reacciones orgánicas frente a cualquier tipo de tratamientos,
se recogerán en una segunda observación iridológica, la que llamamos de reconsulta.
Pero reconsulta no es solo la confirmación y verificación del tratamiento propuesto. Es
mucho más.
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Se trata en síntesis de la oportunidad que tenemos para efectuar una
nueva observación, de obtener otro “parcial”, la oportunidad para ver una nueva
circunstancia de vida orgánica, funcional, emocional y energética, y así poder verificar
los cambios en el conjunto de los signos irídicos para evaluarlos, positiva o
negativamente, historicamente, en relación al tratamiento propuesto.
Es confirmación, verificación, evaluación, integración y también reacción, porque al
término de la reconsulta, sabremos que hacer para mejorar nuestro trabajo.
Siempre, todas estas acciones ocurrirán después de la reconsulta,
independientemente de lo que observemos en los iris.
Podremos, si es el caso, ver claramente como los iris permanecen iridologicamente
inalterados, a pesar de los tratamientos, o como se han modificado, en respuesta a por
ejemplo:
 Los procesos de enfermedad;
 respuestas al mismo tratamiento;
 al desgaste orgánico;
 al desgaste socio-laboral;
 a las alteraciones emocionales,etc., ...
En todos los casos, deberemos analizar los resultados de ambas iridoscopías,
para poder concretizar nuestra tarea, que es justamentelade evaluar al indivíduo lo más
efectivamente posíble.
Elaboración de tratamientos sintomáticos:
No obstante esto, tendremos o tendríamos otras posibilidades de acción. Ciertamente
innumerábles posibilidades. Mas, sin dudas, ni todas ellas coherentes con nuestra propuesdta
integral u holísitica.
Por ejemplo:
Podríamos efectuar una nueva iridoscopía para de ella simplemente sacar nuevas
conclusiones, con el mismo espíritu que en la primera y, en base a estas nuevas conclusiones
erguir un nuevo tratamiento, el que podrá o no coincidir con el anterior. Sera esta una forma de
trabajo muy usada por terapeutas y médicos, fundamentalmente cuando no existe estructura ni
filosofía de trabajo definida, y que consiste en enfrentar las dificultades orgánicas funcionales y
emocionales de una forma absolutamente sintomática. Sin embargo, como dijimos antes, esta
alternativa sería inconsecuente con nuestra propuesta.
En la reconsulta, existirá un abordaje muy particular del paciente, y lo que buscaremos
en este nuevo estudio iridológico, serán elementos bien diferentes a lo que sería una simple
recolección de datos. Será toda una acción de integración a un plan de tratamiento, en donde
se persiguen objetivos y metas, en donde se analisan posibilidades para mejorar desempeños
y se combinan técnicas según el conjunto de datos obtenidos en ambas instáncias: consulta y
reconsulta.
Es en este sentido que la reconsulta juega un papel importantísimo. Primero porque
nos permite medir e interpretar el conjunto de cambios irídicos, en el indivíduo sometido a
tratamiento por determinado lapso de tiempo (el que nos da noción de dirección y velocidad).
Esto nos permite calificar y cuantificar; de cierta manera, vectorizar los resultados, para
realmente conocer con certeza el rumbo que la salud del indivíduo toma, en virtud de nuestra
intervención.
La reconsulta, por ejemplo, nos permite determinar:
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Situación
del
proceso
patológico tratado.
Efectividad global del tratamiento
Efectividad específica del tratamiento.
Áreas de choque del organismo del indivíduo tratado
Surgimiento de respuestas positivas al tratamiento
Surgimiento de respuestas negativas al tratamiento
El arribo a situaciones límite para la efectividad del tratamiento.
Etc...
No se trata de saber si el hígado se desinflamó o si es que no existe más disfunciones
renales. Se trata de poder obteber un conjunto de datos ordenados que nos permitan tener al
final de la reconsulta, una posición definida dentro del proceso dinámico establecido entre
paciente, enfermedad y terapeuta, en busca de las mejoras en la salud y en la calidad de vida
del indivíduo.
Siendo que existe una dinámica caracterísitica en la “unidad” indivíduo-enfermedad,
con este abordaje, terapeuta y tratamiento también pasan a formar parte de esa dinámica, sin
correr el riesgo de convertirse en elementos de aquella unidad.
Así la reconsulta tiene el valor impostantísimo de confirmarnos y/o modificar las
valorizaciones e interpretaciones hechas en la primera consulta (consulta anterior), de
confirmarnos todas las circunstancias iridológicas dentro del proceso curativo que nos llevará al
equilíbrio integral y no simplemente a la reducción sintomática.