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ARTÍCULO
LAS CRÍTICAS
A LA
IRIDOLOGÍA
Nadie es dueño de la verdad.
Existen caminos conocidos y otros por conocer para todo en la vida.
Sin embargo, al tratar temas de la salud, lo común es ponerse serio y vestir corbata, ceñir el
entrecejo y comentar con aire solemne...”con la salud no se juegar”.
Esto, en el mejor de los casos.
Como Iridólogo no-médico, asisto perplejo a los escritos de los críticos de nuestra profesión, viciados
de la misma nulidad que critican y siendo parciales hasta el límite de lo creíble.
No encontramos entre las críticas, ninguna contestación constructiva, evidente, que no haga mención
a frases como: ... “no existen evidencias”.... pero, sin embargo, muchas acaban diciendo, ... “y por lo
tanto consideramos a la práctica Iridológica como Fraude Médico.
No es fraude médico, porque ni es fraude ni es médico!
Tal vez allí comience el despropósito.
La Iridología, a través de nosotros los Iridólogos y de todos aquellos que estén interesados en crecer,
debe intentar acercarse a las explicaciones que le brinda el conocimiento humano, para tratar explicar y
explicarse como es que ocurre el llamado fenómeno iridiano. Sin dudas, ciencias como la Embriología, la
Neurología, la Física y otras, tienen mucho para aportar aún, entre los conocimientos que ya se manejan,
los que están propuestos y se intentan demostrar y los que aún estan por venir.
Pero aún estamos lejos de explicaciones científicas.
Eso... ¿Está claro?
Para nosotros lo está.
Navegamos constantemente en suposiciones, en posibilidades que hasta pueden llegar a
convencernos, pero sin querer decir con esto que sean suposiciones científicamente comprobables, tal
cual lo exige la “ciencia”1.
En todas las críticas que he tenido oportunidad de leer, se hecha mano a la supuesta objetividad o a
la agresión más retrógrada y entonces sería bueno separar la paja del trigo.
¿A qué es que se ataca?
¿A la mala práctica iridológica; al ejercicio ilegal de la medicina; a los charlatanes; a la iridología; a
aquello o a aquél que puede llegar a ocupar un espacio que antes era mio...?
¿A quien?!
Porque sin dudas podremos ponernos de acuerdo en atacar juntos a aquellos que se pierden en
intereses ajenos a la salud.
Pero no tendría sentido atacar a una técnica que podría enriquecer el conocimiento y la propia
práctica médica, resolviendo problemas de salud de extensas fajas de población hoy sin asistencia,
mejorando y/o agilizando las salas de espera de los hospitales, ahorrando gastos a los usuarios de los
servicios pagos de salud, al evitar costos innecesarios de exámenes de laboratorio y medicamentación sin
sentido... ¿O será que esto también duele?... ¿O será que esto también ataca intereses...?
El Prof. Fontana del Castillo nos comentó, cuando estudiábamos la técnica Iridológica, que había
llegado a plantear a la directiva de una Sociedad Médica, en Uruguay, en el intento de generar espacios
para los iridólogos y un efectivo intercambio entre estos y los médicos, que entre las ventajas de tener
1
...más papista que el Papa.
2
un Iridólogo actuando en la sala de espera y de urgencias,estaría la reducción de entre un 40 a un 60
% de los costos de la cuota social para los afiliados, al reducir los gastos de laboratorio y horas de
especialistas, actuar más preventivamente, etc... . El problema quedó expuesto cuando uno de los
asistentes a la reunión explicó, que lo que sucedía, era que entre ellos, entre los dueños de la tal
Sociedad Médica, también estaban los dueños de los laboratorios que hacían los exámenes y
representantes de los laboratorios que les vendían los medicamentos (¡!).
En las críticas a la iridologia, podemos leer sobre casos insólitos y extremos, notoriamente
ridicularizados, que no hacen más que ensombrecer la propia crítica; se lee como médicos,
supuestamente Iridólogos, tratan con medicina alopática casos simples de falta de apetito o de
reumatismo, sin ninguna otra acción correctiva y preventiva, minando las bases misma de la concepción
naturopática y la comprensión misma de lo que observamos en los iris; vemos como es que se descarta
la fidelidad de la técnica Iridológica, sólo porque algún prácticante inexperto, equipado con instrumentos
computarizados, no supo lidiar con las imágenes iridológicas.
Sinceramente, eso no nos dice nada.
Las críticas hacer referencia muchas veces a señales mencionadas en antiguos libros ya en desuso;
hacen valer supuestas “mediciones” de la validez del diagnóstico iridológico sobre el mal funcionamiento
renal, comparándolo con simples exámenes standard; pretenden controlar la capaciadad del Iridólogo
haciéndole leer imágenes irídicas en macrofotografías de personas en salud y después comparándolas
con otras cuando los individuos supuestamente ya estarian enfermos, como si las macrofotografías
tuviesen esa propiedad. Esto no existe en Iridología a no ser ante disturbios groseros, inclusive por la
carcterísitica instrínsica de la Iridología de ser altamente preventiva, lo que supone una comprensión y
sucesión de imágenes muy particulares para cada individuo.
En fin...
La base desde la cual se juzga a la Iridología es por lo menos infantil e irracional.
Simplemente inadecuada.
En otras ocasiones, encontramos críticas que apelan a cuestiones anatómicas y/o fisiológicas, mucho
más respetables, hasta porque realmente es allí en donde estaría la dificultad real para explicar la
conexión cuerpo-iris. Pero aún así, las críticas pierden brillo.
Hacen mención de que: “en la literatura científica respetable” no se encuentran referencias sobre
ninguna conexión entre el iris y el nervio óptico o alguno de sus filetes (son los filetes autonómicos, que
acompañan al nervio óptico en su trayecto final, los que entran en contacto con los iris, en la camada
llamada coroides). Personalmente no tengo conocimiento de que la iridología haya dicho que la conexión
nerviosa que hace posible la visualización de las enfermedades en los diversos órganos se establezca a
través del nervio óptico...
Dicen que algunos Iridólogos hacen mención de que la conexión entre el iris y el sistema nervioso
central se efectúa a traves del sistema nervioso autónomo, pero nuevamente chocamos con que
“estudios anatómicos, fisiológicos y clínicos, demuestran que las vías nerviosas funcionales envueltas en
el control de los movimientos oculares (extra e intra), se relacionan con el sistema nervioso autónomo,
pero estos estudios no informan ninguna evidencia en defensa de una conexión iris-cuerpo”.
Ya sabemos de eso. Tal vez, debiéramos pedirle a estos críticos que leyeran al Dr. Volhard2...
También dicen que la Iridología menciona que puede ver los reflejos orgánicos en los iris, porque
estos son una evaginación cerebral (que lo son), lo que sería falso, porque los iris no son tejido nervioso.
Pero esta observación no hace más que confirmar que nuestros críticos llegaron en la mitad del “film” y
saben muy poco de su objeto de critica, o están muy atrasados en relación al conocimiento iridológico
actual.
Hasta la religión sirve para la crítica.
Autor de la única pesquiza médica efectuada por um equipo multidiciplinário, com seriedad y sinceridad, em Alemania, por
los años 1950, realizada sobre el trabalho de Deck, Iridólogo práctico Alemán
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Algunos iridólogos tienen la “culpa” por ser místicos, otros por haber encontrado en la biblia
menciones sobre los ojos, en Mateo y en Lucas, y mencionar esto como prueba de su existencia... cosa
que dejó los cabellos de punta a más de un fanático...
Pero... ¿Cuál es nuestro destino si entramos en una lucha de agresiones sin sentido o sin propósito?
¿O será que el propósito es simplemente destruir a la iridología?
¿Qué es lo que perseguimos cuando criticamos algo en forma agresiva?
Sin dudas, no estaremos buscando conciliación y mucho menos ser constructivos. Estaremos
saboteando cualquier intento de racionalizar inclusive cuando se haga esto en nombre de la razón.
¿Qué será de nosotros, si por un lado se insulta e ironiza a Iridólogos como Bernard Jensen (por citar
un ejemplo), abanderado de la Iridología contemporánea, por sostener una convicción, por tener una
visión general de la vida no siempre científica, a pesar de ser médico, o se menosprecia a cualquier
Iridólogo, médico o no, por pretender de alguna manera hacer valer su aporte, su grano de arena al
conocimiento universal?
¿Y que será de nosotros si desde nuestras filas (Iridólogos), devolvemos la gentileza, llamando de
incrédulos y soberbios a la comunidad científica médica, llamándolos de ciegos o desfazados con la
propia ciencia, por no ser capaces de comprender, o de querer comprender otra dinámica de análisis,
que ni siquiera es nueva?
Quién puede decirnos... ¿De dónde viene la medicina?
¿Cuáles son sus raíces?
¿De dónde viene el conocimiento de las bases médicas en la historia?
¿De dónde viene la ciencia?
¿Será que nació con el microscopio?
¿Cayó como un paquete cerrado en la falda de algún iluminado o fué un processo progresivo, que
admitió las más diversas vertientes?
¿Será que Hipócrates estaba tan equivocado?
¡Porque él, considerado el padre de la Medicina, usaba las imágenes Iridológicas 500 años antes de
Cristo!
Bastaría hacer un recorrido por la historia de esta noble ciencia para aclarar las ideas de muchos
detractores. Y aún así, ni siquiera es necesario ir muy atrás en la historia, para demostrar como la ciencia
médica no es representativa de las concepciones actuales en relación a la explicaión científica de la
propia vida.
Entonces... “ni tan tan ni muy muy”.
Como Iridólogo no-médico no quiero ni podría disputar espacios en la sociedad, y ni siquiera es ese el
objetivo de toda esta polvareda.
Pero eso no quiere decir que no acusemos el golpe desleal e improductivo de los defensores del
famoso trío Bacon-Descartes-Newton.
Todas las críticas son tajantes al denigrar y menospreciar a la Iridología. Pero en ninguna de ellas
observé que exista una instancia de acercamiento a la técnica Iridológica; un intento de comprenderla
Es más. Algunas veces hasta asusta el desconocimiento de la iridología que sustentan los que la
critican y pienso, que una acción constructiva jamás pasará por actitudes como estas, en donde sólo se
analizan parcialidades.
Si escuchásemos hablar a Albert Einstein de su parecer sobre la materia, de la relatividad, del alcance
de la física para comprender los fenómenos de dimensiones incleíblemenete grandes y a velocidades
extremas, y extractásemos de su disertación solo que “la materia no existe”, que “solo existe la
probabilidad de ser” (que es su mensaje final y más profundo), entonces más de uno de nosotros lo
miraríamos con un poco de pena. Pobre Einstein.... acaba de enloquecer!
Esto es lo que sucede la mayor parte de las veces en la crítica a la Iridología.
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Existió una única oportunidad en donde se investigó la eficácia clínica de la Iridología con madurez,
con seriedad y, fundamentalmente, con respeto.
Esto sucedió en 1950, en Alemania, en la ciudad de Karlsrtuhe, en un estudio llevado adelante por
algunos médicos como Volhard, Vida, Rœhmer, Shoen y Bohmig, entre otros y un Iridólogo de esa
ciudad, llamado Joseph Deck (heilpraktiker y no-médico).
En esta experiencia se analizaron 640 pacientes, con la medicina clínica y a través de especialistas,
llegando inclusive a efectuar las autopsias de los pacientes que murieron dentro del período de estudio.
Con los datos obtenidos, se elaboró un grueso libro llamado “Control Clínico de la Iridoscopía” que
tiene el mérito de ser el primer gran estudio de la Iridología, en donde está expresamente reflejado el
respeto de todos aquellos médicos para con nuestra técnica.
En este libro, se reunió suficiente evidencia práctica (640 pacientes), con historias clínicas, análisis y
fotografías color de los iris, como para que el Dr Volhard, director de los servicios de salud involucrados,
nos diga:
... “Este libro se dirige menos a los médicos y a los profesionales de la medicina clinica, que a los
especialistas en anatomía y fisiología, los que deberán investigar la existencia de estos signos iridianos,
así como los motivos existentes para las curiosas proyecciones en el iris de todo el organismo”.
Y continua diciendo:
... “Resulta lógicamente incomprensible e inexplicable que los signos del iris puedan indicar la
existencia de un órgano enfermo, y en cierta medida, la naturaleza de la enfermedad. Pero el hecho de
que sea inexplicable no constituye en absoluto una prueba en contra de su existencia”.3
El Dr. Volhard dice al final:
“No dudo que algún día se encuentre la explicación a la relación existente entre la enfermedad
orgánica y los signos o señales de los iris. Pero nosotros no podemos darla, y nos guardaremos muy bien
de formular ninguna teoría. Sin embargo, aportaremos los resultados de los reconocimientos, y debo
decir que yo personalmente los considero concluyentes”.
En cambio hoy sólo damos de frente con el mismo y resolutivo ... “no existen evidencias”.
¿Existe o no una diferencia substancial en relación a la “actitud” de los técnicos involucrados?
No dejaré pasar el hecho importantísimo y determinante, la variable que puede modificar todo el
esquema de estudio, de que el trabajo alemán de 1950 fue realizado con la participación del Iridólogo
Joseph Deck, de indiscutida capacidad, en tanto que la mayor parte de los estudios clínicos efectuados,
cuentan con Iridólogos desconocidos e inexpertos.
En realidad, no debería existir una crítica cerrada y sí un intercambio de conocimientos para verificar
realmente los alcances de la técnica.
Debería comprenderse mejor a la Iridología y mejor a la Medicina, por separado, en tanto disciplinas.
Comprender cómo es el encare de los individuos en cada caso; formular correctamente las tesis y
establecer hipótesis leales, constructivas. Analizar la historia de cada disciplina; verificar a que
situaciones es que están dando o quieren dar respuestas; “descalzar” a la Medicina, traerla a un espacio
en donde se haga accesíble (que no es denigrarla en absoluto)...
En fin. Ver como operan... ser entonces más “científicos” y manejar todas las variables, los vectores
del sistema en estudio, el que no es cerrado y por tanto, no es controlable, hasta por la propia etiología
de las patologías.
Vea el lector qué tamaño problema entonces tendremos ante los ojos! Un problema que no admite
las críticas livianas (como los son la gran mayoría de ellas) efectuadas hasta la fecha.
Deberíamos ver al paciente, la génesis de las patologias en él, los factores que la provocan o
inducen, lo que constituye toda una área de discusión ya abierta.
Los textos aqui expuestos pueden no ser exactos em relación al texto original, sin que pierdan, claro está significado. Se trata
de uma traducción al frances del Alemán realizada por los médicos militares Payrau y Reilinger y Del francês al español, por
parte Del traductor del libro de André Roux, Andrés Linares.
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Deberíamos ver hasta qué punto, en qué medida es posible comparar o confrontar en marcos
propios de una sola de las opciones, formas de “comprender” que se mueven en espacios
conceptualmente diferentes.4
Claro que la Iridología no es el fin del camino ni mucho menos. Es solo una opción naturopática por
excelencia, basada no en el conocimiento popular como se insiste en decir, sino en el estudio y práctica
de muchos hombres y mujeres que no solo eran Juanes y Marias. Entre ellos también existieron
reconocidas personalidades dentro de disciplinas como la anatomía, la fisiología, médicos, religiosos,
oftalmólogos, cardiólogos, terapeutas, etc...
No se trata de conocimiento popular, sino que es conocimiento que lleva el nombre de los
investigadores y actores correspondientes.
Por otro lado, la Iridología posee varias formas de abordar a los pacientes y tal vez aquí está otra de
las dificultades para su comprensión.
Nosotros trabajamos por ejemplo, con un mapa, adaptado del propuesto por André Roux, que no es
igual al más usado de los mapas Iridológicos, que es el de Berdard Jensen. Entre este mapa y el nuestro,
hay diferencias substanciales en la localización de órganos y glándulas, y esta, la del mapa iridológico, es
una de las variables que hacen a las diferentes escuelas Iridológicas.
Comprender a la Iridología significa situarse en su ambiente y no pretender su incorporación al
repertorio médico. Con esto queremos decir que es imposible la aplicación de la Iridología como una
receta, como modelo estricto y sujeto a comprobaciones. Significa la aceptación de usar a la Iridología
como herramienta de investigación y no como “galera” desde la que se sacan diagnósticos magistrales,
hasta porque ni la misma medicina con toda su tecnología los consigue en una sola acción.
Esa comprensión de la Iridología no se alcanza en los detractores o críticos de turno. Se la lleva al
consultorio o al hospital y se le exige competencia justo bajo el microscopio cientificista.
La explicación a este comportamiento racionalmente absurdo, es la estructura filosófica y tecnológica
a la que se obedece. Una cuestión paradigmática.
Sólo se admite un conjunto de normas científicas padronizadas, muy rígidas, fuera de las cuales,
cualquier otra forma de acción es subversiva.
Aquellos viejos pensamientos del hombre, los pensamientos de hace siglos y siglos, aquellos que
hablaban de concatenación universal mucho antes de que lo hicieran Marx y Engels hablando de
estructuras economico-sociales, o de lo que lo hicieran los hoy hombres-punta de las ciencias físicas,
concebiendo esta concatenación y armonía hasta dentro del propio caos, a través de la llamada
autoconciencia (Geoffrey Chew – Bootstras), ... aquellos pensamientos decía, no son respetados, en
nombre de los últimos 300 años de historia.
Así, el pensamiento que erradica cualquier posibilidad de acción de la iridología en la salud de
prójimo, depende del básico pensamiento infantil: ... “La pelota es mia y aquí, sólo juego yo”.
Claro. En ese universo reducido, claramente no existen muchos espacios para el desarrollo. O mejor
dicho: el desarrollo es controlado. Es unidireccional. Para el frente de la nariz del investigador.
¿Pero está tan cierta la ciencia médica?
¿Está tan con los puntos encima de las íes?
Escuchamos constantemente la voz de muchas personas, quejándose de la actitud de algunos
médicos delante de sus quejas, sea por la falta de dedicación (cosa que es absolutamente independiente
de los salarios!), la falta de comprensión o mismo la ausencia de soluciones. Y no solo en salas públicas.
También en las privadas.
Las personas se quejan del mal atendimiento médico, de igual manera que lo hacen cuando acuden a
otro profesional o técnico de la salud, que no alcanzan a viabilizar mejoras en sus problemas de salud. Al
fin y al cabo, esos señores universitários, vestidos de blanco y con aire de superioridad deberían saberlo
todo... ( es lo que exige su propia formación o la formación de su idiosincrácia).
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Conceptualmente diferentes. Pero los participantes, la realidad, la globalidad, es exactamente la misma.
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Sabemos que esto no es así.
Sabemos que existen buenos, medios, regulares y malos profesionales y esto sucede en todas las
áreas de la vida e inclusive, sabemos que, por regla general, no siempre un error señala a un profesional
malo o incapaz. Muchas veces son las circunstancias; es la sumisión a circunstancias no adecuadas de
trabajo para el mejor desempeño médico, etc.
Existen los buenos médicos. Sin dudas!. Como dudarlo! De la misma manera que existen los buenos
Iridólogos. Y así también existen los medios, los regulares y los malos Iridólogos. Y todo esto sin contar
con lo dicho por el renombrado cirujano Leonard Shlain:
“Algunos médicos parecen hacerles bien a las personas mientras que otros, independientemente de
todas sus calificaciones y especialidades, presentan elevados índices de complicaciones. El arte de
curar no puede ser cuantificado”.
¿Pero qué es lo que pasa con la concepción de la enfermedad y el subsecuente comportamiento
médico?
¿Cuántas veces el médico recomienda efectuar una batería de exámenes laboratoriales, estudios
clínicos de todo tipo, y aún así, no consigue dar respuestas a la sintomatología de su paciente y al final,
sólo queda... “Ud. no tiene nada”?! (cuántos pacientes llegan hasta nosotros con esa “sentencia médica”
y evidentemente enfermos5).
¿Cuántas veces delante de los síntomas más variados el médico pasa una receta de remedio para los
nervios, sin llegar a examinar profundamente al individuo que lo consulta. Cuántas veces los médicos
erran su diagnóstico, saturan pacientes con medicamentos y tratamientos altamente iatrogénicos,
recomiendan y efectúan cirugías innecesarias, amputaciones que son más mutilaciones, omiten
tratamientos que deberían ser impostergables, se privan de más que recomendadas segundas opiniones,
etc...?
¿Y cuántos son los pacientes que encuentran la ayuda procurada?
Es la práctica médica.
No es que sea normal, o deba ser así. No es mejor ni peor por todo esto, pero estas son las cosas de
la realidad.
En nuestra práctica hemos tenido en placer (y tenemos) de trabajar junto a algunos médico y
sicólogos, en conjunto, justamente porque creyeron que nuestra técnica podría ser de interés para la
salud de sus pacientes. Y así fue.
Hemos tenido a médicos como pacientes, a enfermeras/os, a sicólogos y todos quedaron interesados
en aprender la técnica. Ya hemos tenido médicos, sicólogos y enfermeras en nuestros cursos, los que
acompañaron, criticaron constructivamente algunas de nuestras fallas de lenguaje lego y pasaron a
aplicar la Iridología con satisfacción y éxito.
Concordamos si en la necesidad de establecer limites útiles entre el buen ejercicio y el mal ejercicio
de las funciones. Los criterios éticos y morales, el control de la buena formación, el conocimiento de las
propias fronteras cognocitivas, la “calidad” humana y mucho más. Todas virtudes del “curador” y todas
calificables dentro del particular arte de curar.
Tenemos una larguísima lista de pacientes que ya han encontrado respuesta para recuperar la salud.
Algunos después de pasar meses y años en manos de tratamiento médico que nos procuran como
alternativa para encontrar mejoras reales, salir de la necesidad, del vicio de los medicamentos o para
desentoxicarse de ellos., y creemos ciertamente que nuestro porcentaje de pacientes felices no es para
nada inferior a los que puedan ostentar los profesionales médicos.
En definitiva, aquellos que van en busca de terapias alternativas o complementarias, generalmente
ya pasaron por atendimiento médico alopático convencional sin encontrar soluciones satisfactorias para
sus patologías.
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Algunos podrán ser hipocondríacos o sufrir de algún desequilíbrio neurótico-sicótico... pero no todos.