Download Descarga

Document related concepts

Aline Barros wikipedia , lookup

Música sacra wikipedia , lookup

Planetshakers wikipedia , lookup

Ron Kenoly wikipedia , lookup

Danilo Montero wikipedia , lookup

Transcript
¿Artistas o Ministros?:
Los delgados límites de la música cristiana actual
Por: Daniel Recuenco La Barrera
Pastor y Cantautor.
La música, quizá el arte más sensible, influyente y avasallador que existe. Sin embargo,
cuando hablamos de la música en el desarrollo de la adoración y la alabanza notamos
que
existen principios claves y necesarios que no deben pasar por alto quienes
ministran y sirven a la Iglesia con sus dones musicales.
En el mundo de hoy, los artistas y cantantes viven en una permanente sobreexposición
de los medios que los elevan y revisten en una nebulosa de fama y poder que los
convierte en seres ególatras, inaccesibles y casi semi-dioses en el mundo del
espectáculo.
Cuando hacemos música religiosa, ¿nos sobreexponemos a esta misma realidad?.
¿Hasta que punto ser un cantante cristiano o desarrollar un ministerio musical en la
Iglesia puede confundirse con esta misma realidad que vive el mundo.
El arte y el cristiano.Nunca olvidaré mi primera clase de música, nuestro profesor, un destacado compositor
y arreglista bautista norteamericano, mirándonos agudamente nos dijo: “ustedes vienen
a aprender a ser ministros de alabanza, no estrellas muiscales”. No he olvidado aquellas
palabras porque marcaron mi vida como músico y posteriormente en mi ministerio
pastoral-musical.
Ser un artista es tener la aptitud y los talentos necesarios para desarrollar un arte en un
medio en donde actualmente se compite y es necesario destacar sobre los demás. Se
alaba la genialidad del hombre, sus destrezas y virtuosismo. No podemos negar que ver
la capacidad interpretativa de un violinista o un apasionado pianista que ejecuta un
pieza de profunda complejidad, es un deleite y placer a los oídos. Sin embargo, los
aplausos, y las ovaciones son dirigidas al intérprete que sin duda disfruta de este
reconocimiento público. Pero cuando un músico cristiano vincula su arte con la
adoración y la alabanza congregacional, los elementos que constituyen su arte cambian
rotundamente:
-
En principio hay un reconocimiento de que su don musical procede de Dios
quien es el dador de todo “don perfecto” (Santiago 1:17)
-
Toda motivación es transformada: ahora no busca el destacar su talento sobre
los demás, sino que procura con su música dar toda la honra y “gloria a Dios”
(Salmo 115:1)
-
Su vida íntima y pública es una fiel consecuencia del mensaje que presenta con
la música. Su vida transformada es el mayor testimonio que apoya sus
alabanzas.
“No hay nada más ofensivo a la vista de Dios
que un despliegue de música
instrumental, cuando aquellos que toman parte no son consagrados, no tienen melodías
en sus corazones para el Señor”. (R.H. 14 noviembre 1899).
Es necesario recordar que no debemos confundir el orgullo artístico con el
reconocimiento legal del arte que
alguien desarrolla. Por ejemplo, un compositor
cristiano puede y debe adherirse a las leyes de derechos de autor que rigen en su país, ya
que de esta forma asegura que su música sea debidamente protegida y no plagiada y
desvirtuada del propósito por el cual fue compuesta o interpretada. Esto también es
parte de una buena mayordomía de nuestros talentos.
Los ministros de música en la Biblia.Entre un artista y un ministro de música existe un gran diferencia. Ya definimos al
músico en su plano artístico en el ambiente secular, ahora veremos como la Biblia nos
ofrece los principios claves para la formación de un músico adorador.
En tiempos de David, al constituir las bases de la liturgia del santuario, el rey –inspirado
por Dios- designo dentro de los sacerdotes levitas, a un grupo debidamente seleccionado
para dirigir la alabanza en el pueblo de Dios.
1.
La música como un servicio espiritual: “Asimismo David y los jefes del
ejército apartaron para el ministerio a los hijos de Asaf, de Hemán y de Jedutún,
para que profetizasen con arpas, salterios y címbalos..” (1 Crónicas 25:1). La
palabra ministerio (heb. “sharat”), esta asociada al “servicio”, “suplir” y
“ministrar” en las necesidades del cuerpo de Cristo. Muy lejos de ser una
persona que busca su propia adoración, el verdadero músico dirige al pueblo de
Dios en la alabanza litúrgica guiándola a contemplar la grandeza de Dios, su
carácter, sus hechos portentosos y su maravillosa gracia salvadora (1 Crónicas
29: 10-12). Del mismo modo que el predicador es el ministro de la Palabra, el
músico es quien ministra la alabanza congregacional. Por lo tanto, el músico
cristiano debe estar en estrecha relación con Dios en su vida devocional y su
testimonio público ya que participa de una plataforma privilegiada y de gran
responsabilidad delante de sus hermanos.
2. Idoneidad de los “ministros de alabanza”: “..hombres idóneos para la obra del
ministerio” (1 Crónicas 25:1). La idoneidad tiene que ver con las capacidades
que debían poseer los sacerdotes para la ejecución de los instrumentos musicales
y la dirección en el canto. Muchas veces confundimos “humildad” con
“conformismo”. Un músico adorador es una persona que buscar ser un ministro
de excelencia para la gloria de Dios. Basta con observar la forma como los
ángeles se preparan y disponen para elevar sus más hermosas alabanzas al trono
de Dios. El culto debe ser una experiencia espiritual y racional en contacto con
la Palabra de Dios y las alabanzas. En ambas áreas debe existir preparación y
dedicación para honrar a Dios con lo mejor que podamos y tenemos. Al definir
la idoneidad que debían poseer los sacerdotes la palabra de Dios detalla:
“instruidos en el canto para Jehová, todos aptos” (1 Crónicas 25:7). El cristiano
debe superar cada día sus limitaciones en todo aspecto de la vida, y es necesario
que enseñen y discipulen musicalmente a la grey del Señor también en ésta
área. Desde la afinación, hasta la interpretación vocal o instrumental. “Puede
introducirse muchas mejoras en el canto…el buen canto es como la música de
los pájaros: suave y melodiosa”. (“El Evangelismo, 372). Recuerde que estamos
alabando a Dios Todopoderoso que merece y es digno de toda honra y alabanza:
“Cantadle cántico nuevo, hacedlo bien, tañendo con júbilo” (Salmo 33:3).
3.
Nuestras verdades distintivas con originalidad: Es necesario destacar que la
música es un principal comunicador de verdades o errores en cualquier esfera.
La verdades que tiene el remanente no solo deben ser predicadas sino también
cantadas y entonadas con júbilo y solemnidad. Actualmente vemos una creciente
proliferación de producciones musicales evangélicas que muchas veces no
poseen una fiel estructura bíblica en sus textos. Hay canciones que hablan del
rapto secreto, la inmortalidad del alma o sugieren doctrinas que no están en
armonía con la Palabra de Dios tal como las presentamos los adventistas del
séptimo día. La clonación musical, (copiar canciones y producciones ajenas)
puede “aligerar” costos y presupuesto que se invierten en crear, orquestar y
producir un disco pero sin embargo expone a un cantante adventista a grabar
canciones de otro autor (como ya ha ocurrido) y correr el riesgo no solo de
infringir las leyes de derechos de autor sino a compartir un mensaje que no
representa nuestras verdades teológicas para este tiempo. Es necesario mantener
un sumo cuidado en este aspecto. Por otro lado, se debe cultivar más la
“originalidad musical” en nuestra Iglesia. En nuestro medio hay compositores y
arreglistas que en un trabajo concertado podrían crear y componer más música
que resalte las grandes verdades que nos distinguen como el pueblo de Dios del
tiempo del fin. El sábado, el santuario y la segunda venida de Cristo (las tres
“s”) es parte de un mensaje especial que tiene el remanente que “guarda los
mandamientos de Dios y tiene la fe de Jesús” (Apocalipsis 14:12). El Señor es
digno de un “cántico nuevo”.
4.
Instrucción y enseñanza permanente: “Y echaron suertes para servir por
turnos, entrando el pequeño con el grande, lo mismo el maestro que el discípulo”
(1 Crónicas 25:8). La experiencia de dirigir la alabanza en la Iglesia debiera ser
compartida con quienes han confirmado que sus dones y talentos están
vinculados a la música. Siempre oímos que en el ambiente musical artístico del
mundo hay competencias y egoísmo. Los “secretos artísticos” no cuentan para
un músico cristiano. Un ministro de alabanza comparte su conocimiento y
experiencia en jóvenes y hermanos que desean aprender y/o mejorar. No solo se
reserva este ministerio para unos pocos (lo cual puede contribuir para la
exaltación de los mismos), sino que extenderá su ministerio en la enseñanza
bíblica “maestro-discípulo” para que la Iglesia se vea enriquecida con nuevos
dones y talentos al servicio de Dios.
Junto a mi esposa hemos tenido la oportunidad de viajar por diferentes partes de
Chile enseñando y capacitando a cientos de jóvenes en el desarrollo de su
ministerio musical en sus Iglesias locales. Creemos que es necesario buscar y
tener más instancias de encuentros y capacitación de nuestros músicos
adventistas que les ayuden a enriquecer en primer lugar su vida devocional con
Jesús y su identificación misionera con la causa de la predicación del evangelio.
La música “es uno de los medios más eficaces para imprimir verdades
espirituales en el corazón” (RH, 6 de Junio 1912). Por ese motivo necesitamos
prepararnos para prestar un mejor servicio al Señor y a su pueblo y que mejor
que la enseñanza musical en nuestras Iglesias locales.
Es mi deseo y ferviente oración que podamos abordar este tema con altura de miras, con
equilibrada tolerancia pero al mismo tiempo fieles a los principios bíblicos que nos
hablan de la adoración musical que ama el Señor. Recordemos que estamos en este
mundo para agradar a Dios y no a nosotros mismos. Muchas veces es necesario
suprimir nuestros gustos personales por el bien común y la edificación de la Iglesia del
Señor, y esto ocurre en la música frecuentemente. Desde tu ropa hasta tu estilo vocal,
todo, debe representar el cambio que Jesús ha hecho y sigue haciendo en tu vida. Si
eres cantante o instrumentista o diriges un conjunto vocal o coral recuerda que eres un
Ministro de alabanza, no estás en ese puesto solo por tus capacidades musicales o tu
destacada voz, eres al igual que yo, un pecador redimido por la sangre de Cristo, y nada,
absolutamente nada –ni aún nosotros mismos- debe interponerse en la alabanza de la
congregación hacia Dios.
“…La ofrenda más dulce y aceptable a la vista de Dios es un corazón que ha alcanzado
la humildad al practicar la abnegación, al elevar la cruz y seguir a Jesús. No tenemos
tiempo ahora para dedicarlo a la búsqueda de las cosas que únicamente agradan los
sentidos. Se necesita un profundo escudriñamiento del corazón. Con lágrimas y la
confesión de un corazón quebrantado, necesitamos allegarnos a Dios para que él se
acerque a nosotros” (El Evangelismo, 371, 372).