Download Elena Peregrín c - San Juan de Dios, Provincia Bética
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Más detalles de la experiencia de Elena Peregrín Si quiere conocer más acerca del proyecto en el que participó la psiquiatra Elena Peregrín, este cuestionario refleja muchas de las vivencias e ideas de nuestra entrevistada. En primer lugar, me gustaría que me describieras dónde estuviste y cuánto tiempo. Estuve 2 meses, entre septiembre y noviembre de 2010 en Piura, en la zona norte de Perú, a unos 30 km de la costa. Unas semanas antes quise conocer el sur del país y nos recorrimos las provincias de Cuzco y Puno, me quedé sorprendida con la belleza del Lago Titicaca y su entorno. El viaje turístico lo culminamos en Lima y desde allí me desplacé a Piura. ¿Cómo surgió el ir a Perú a colaborar en este proyecto? ¿Te unía alguna relación anterior con San Juan de Dios? Bueno, siempre me ha llamado la atención poder participar en actividades de ayuda y cooperación. Pude conocer el proyecto cuando aún se estaba gestando, y de primera mano, pues conocía al coordinador médico de la Clínica Ntra. Sra. De la Paz, Diego Urgelés, que era residente mayor mío, y fue uno de los promotores de esta iniciativa. Me encantó y me pareció una oportunidad única para desarrollarme profesional y personalmente, en otro ámbito distinto al que me desenvolvía habitualmente. Obviamente, el compartir la lengua hispana constituía una ventaja. ¿Habías participado anteriormente en algún proyecto de cooperación? En la residencia estuve colaborando con personas en situación de exclusión social, experiencia que me enriqueció y me permitió poner a prueba aptitudes que precisa una práctica clínica sin los medios habituales encontrados en cualquier Centro Sanitario. Desde el inicio de la carrera he tenido la oportunidad de colaborar puntualmente junto a algunas organizaciones ayudando a diferentes grupos poblacionales (cuidando niños, y realizando tareas de apoyo escolar, así como acompañando a personas mayores en hospitales y residencias). Todo ello entiendo que representó un anticipo para involucrarme en este proyecto, que consideraba me permitiría desarrollar la psiquiatría desde otra perspectiva en un país distinto al mío. www.sjd.es/revista ¿Cuál fue tu primera impresión al llegar allí? Inicialmente, lo que me resulto más llamativo fue el trato cálido y acogedor de la gente. Es más, sentí que en mi condición de extranjera, se movían desde la curiosidad potenciando siempre el intercambio. Señalar también que Perú, y especialmente el norte, resulta atractivo por albergar una gran riqueza multicultural (étnica, ideológica, religiosa, gastronómica). ¿Cómo es el Centro de Reposo San Juan de Dios de Piura? Un recinto muy grande con zonas ajardinadas y pabellones, donde se alojan separadamente los frailes, las monjas, los enfermos y los cooperantes. Hay un pabellón para los pacientes ingresados con carácter crónico, mujeres y hombres separadamente, otros para las hospitalizaciones agudas y una zona de consultas externas. Hay también un área de deportes y una iglesia. Es un sitio agradable, que se ubica en el seno del barrio popular de Castilla, a escasos minutos del centro de la ciudad. Sin embargo se hace evidente la falta de recursos. Varios pacientes comparten la misma habitación (hasta 4-5), aunque se procuran las medidas básicas de higiene y cuidados. Me gustó especialmente el aspecto de que fuese no sólo un centro sanitario, sino también un punto de encuentro social, en el que se reunían personas vinculadas o no a la Salud Mental, participando en eventos formativos, deportivos, culturales y religiosos. El centro goza así de un cariz alegre y abierto, en contraste con el aspecto frío propio de muchos centros sanitarios. ¿Y el personal que trabaja allí? ¿Había más voluntarios? Trabajé mano a mano con el personal habitual del CREMPT, de origen peruano, siendo muy enriquecedor dadas nuestras formaciones diferentes. Además, existía un equipo amplio de voluntarios autóctonos, que se organizaban en la Pastoral. Los trabajadores del Centro se veían muy integrados en la filosofía de la Orden de S. Juan de Dios, siendo la Caridad el principio fundamental que motivaba el trabajo diario de todos los que estábamos allí. En la misma clínica tuve la ocasión de coincidir hasta con cinco cooperantes españolas, que participaban en otros proyectos. Con ellas compartí muchas actividades, unidas por la vivencia de una experiencia común. Mi persona de referencia podría decirse que fue Tomás, un enfermero español que desde hace veinte años se halla involucrado en diferentes proyectos por toda Latinoamérica, y con el que compartí grandes momentos. www.sjd.es/revista ¿Qué labor tuviste que desempeñar? Mi labor diaria consistía en pasar consulta externa (acompañando a un adjunto o sola, supervisada). Veía unos 10 pacientes diariamente. También seguía pacientes hospitalizados. Asistía también a una terapia de grupo semanal de Trastornos de Personalidad. Al residir en el propio centro, participaba en actividades de los pacientes (salidas terapéuticas, por ejemplo). También colaboré en jornadas monográficas sobre Salud Mental abiertas al público y en otras destinadas a la formación en Salud Mental de sanitarios. En el hospital hacían prácticas alumnos de una universidad privada de Medicina, en las que también participé ¿Cómo era en líneas generales un día de trabajo tuyo mientras estuviste allí? La dinámica laboral no difería mucho de la que llevaba habitualmente en Madrid, en la medida en que los horarios y el tipo de actividad asistencial se asemejaban. Lo que hacía única la experiencia era residir en el propio hospital, pudiendo relacionarme en cualquier momento del día con los pacientes, los Hermanos y los cooperantes. Señalar que todas las semanas había alguna actividad extraordinaria en la que participar, desde reunirse en Chulucanas con personal sanitario de la Sierra para formación en Salud Mental hasta organizar congresos divulgativos. ¿Qué tipo de pacientes atiende el centro? ¿Cuántos pacientes podía haber aproximadamente? Los pacientes eran variadísimos. De todas las edades, de cualquier estrato social, predominando personas con pocos recursos, y procedentes de zonas rurales y urbanas. La patología era también muy diferente, desde cuadros de ansiedad hasta psicosis, trastornos afectivos y enfermedades neurológicas (epilepsia y cisticercosis principalmente). Atendí a bastantes niños, procedentes en su mayoría de un centro de acogida próximo. Me impresionó ver cuadros psiquiátricos tan floridos, dado el elevado tiempo que transcurre desde la aparición de los síntomas hasta la demanda de atención. Los pacientes crónicos que residían en el hospital tenían en su mayoría diagnóstico de psicosis crónica y retraso mental. Los diagnósticos de los enfermos ingresados en Agudos eran de esquizofrenia, Trastorno Bipolar y algún trastorno de personalidad. El Centro atiende a pacientes de patología psiquiátrica principalmente. Había un grupo de pacientes, unos 60, que permanecían largos períodos ingresados, y otras 40 camas para la atención de agudos cuya estancia era más corta. www.sjd.es/revista ¿Cómo fue la convivencia con el resto del personal del centro? ¿Y con los otros voluntarios (si los había)? Destacar que la convivencia fue muy grata, lo que permitía acrecentar la motivación diaria de desarrollar mi actividad clínica en un entorno extraño para mí. Con el resto de voluntarios era con quien más trato tenía, pues nos permitía intercambiar impresiones sobre nuestra actividad diaria en el Centro. Me gustaría preguntarte por las tres vertientes de la experiencia, lo que destacarías de cada una de ellas: la profesional, la personal y la espiritual. Es decir, ¿qué te ha aportado esta experiencia en cada una de estas vertientes? Hacer la rotación en Piura me ha permitido situarme en una posición de “médico global” o “general” frente a los pacientes. Te da la oportunidad de atender a personas que nunca han sido valoradas por un médico, y menos por un psiquiatra, y que además tienen escasos recursos económicos y posiblemente una situación social complicada. Estas circunstancias te obligan a adoptar una actitud muy práctica, centrada en poder contribuir al máximo de tus posibilidades en el bienestar global del individuo. Se hace necesario poner en marcha la intuición, la capacidad de improvisación y sobre todo el sentido común. Me ha resultado también enriquecedor el propio hecho de trabajar en una institución contextualizada en una sociedad diferente a la occidental, en la que las características de las estructuras político sanitarias, los estilos interpersonales o las connotaciones del rol de médico, por ejemplo, varían tanto. Habituada a las comodidades de la vida en Madrid, trasladarme a un entorno con menor acceso a ellas, me ayudó a contactar con otros valores, en los que no se concede tanta importancia a lo material. El contacto con personas culturalmente tan diferentes, te lleva a revisar y enfrentar prejuicios. Puedo resumir que lo más enriquecedor ha sido por supuesto el contacto con todos aquéllos que conocí allí: compañeros de trabajo, cooperantes, pacientes y amigos. www.sjd.es/revista ¿Cómo se ve y cómo se vive en aquella región un trastorno psiquiátrico? Supongo que las diferencias culturales influirán sobre la percepción de este tipo de trastornos. Las explicaciones de enfermedad que daban a las enfermedades mentales difieren completamente de las que damos en España. Resulta ilustrativo comentar que más de un cuarto de los pacientes que atendí, anteriormente habían consultado con un chamán, ante la creencia de que sus síntomas eran producto del “daño”, y que ante la falta de mejoría se decidían a pedir ayuda médica. Por otro lado, tuve la impresión de que los pacientes respondían más satisfactoriamente a las intervenciones (tanto psicoterapéuticas como farmacológicas). Me resultó además curiosa la actitud del paciente frente a la figura del médico, al que se le sitúa en una posición de omnipotencia. ¿Participaste en alguna actividad fuera del centro? ¿Cómo fue? Pude participar hasta en tres Campañas de Salud Mental. Nos íbamos a pasar el fin de semana un equipo formado por un psiquiatra adjunto, Tomás, una trabajadora social y el conductor a una localidad aislada, generalmente en la sierra norte. Allí nos dedicábamos a atender a pacientes con posible patología psiquiátrica y realizábamos sesiones educativas en función de las necesidades de cada población (que conocíamos en el acto y nos obligaba a improvisar prácticamente). Los pacientes eran campesinos de muy bajo nivel socioeconómico que jamás habían recibido atención médica especializada (o incluso general). Resultó muy enriquecedor interaccionar con ellos. ¿Recomendarías a otra gente la experiencia del voluntariado? ¿Qué les dirías para convencerles? Cualquiera que se sienta motivado a realizar una actividad de cooperación podrá ver satisfechas sus expectativas con el proyecto de “Salud Mental Para Todos”. Ofrece los medios para llevar a cabo una actividad estructurada, y a la vez cabida para desarrollar cualquier iniciativa que se te ocurra. Por mi propia experiencia, me hago cargo de que resulta difícil introducirse en este mundo sin sacrificar tus actividades habituales o vincularte a alguna ideología concreta. Tengo la impresión de que esta iniciativa está abierta a cualquiera que esté dispuesto al intercambio, adaptándose a las características de cada uno. www.sjd.es/revista ¿Volverías a participar? ¿Sigues colaborando de alguna manera con estos proyectos? Por supuesto que repetiría. Por mis circunstancias laborales actuales me resulta imposible solicitar una excedencia. Mantengo el contacto con diferentes personas de la Orden que me informan de proyectos futuros. En cuanto pueda hacerlo, me involucraré en alguno de ellos. ¿Qué destacarías de la labor que realiza San Juan de Dios? En la región de Piura y las adyacentes, la labor que realiza la Orden resulta imprescindible. Han creado una red de Salud Mental para la población que, de no existir, repercutiría en que la población no dispondría de esta atención (el sistema sanitario Peruano no provee de asistencia psiquiátrica pública en estas zonas). No sólo han creado la estructura sino que además la han dotado de un carácter dinámico, siempre atentos a crear nuevas actividades orientadas a ampliar el acceso a la Salud y a mejorar su rendimiento. Me pareció que aun con las limitaciones propias de los escasos recursos, el trabajo era serio, disciplinado y en vanguardia. Entiendo que su labor trasciende mucho más allá de lo técnico. El abordaje del paciente psiquiátrico se efectúa por supuesto desde una perspectiva biológica, pero también humana. La tónica general del trato con el paciente es la cercanía, procurándose necesidades humanas de otra índole más allá de la salud. www.sjd.es/revista