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NEUROCIENCIA DE LA CONCIENCIA
1. INTRODUCCIÓN
La explicación de la conciencia es uno de los más grandes retos de la neurociencia actual, quizás podríamos
decir que es el reto, ya que cualquier estudio de la función cerebral que no responda a la incógnita de la
conciencia será trunco, si la neurociencia actual no llega a responder al problema de la conciencia humana
será un trabajo vano y estéril. Tratar de comprender nuestro “Yo” consciente es andar por caminos
tortuosos, donde confluyen muchas ciencias, comenzando por la filosofía, que lleva ya muchos siglos
tratando de dilucidar el tema, la psicología y las neurociencias, todas ellas andando en un terreno común y
creo que sin vincular sus resultados.
La conciencia se plantea como un problema de difícil solución ya que aún no hay un acuerdo en su
definición, la conciencia es más fácil de identificar y clasificar que de definir. Pero al menos hay un acuerdo
respecto a sus “substancia”, es decir, que todos los que la han definido la asumen como proceso (o conjunto
de procesos) antes que como una entidad.
¿Cuándo surge la conciencia? Es otra de las preguntas que se hacen los científicos en la actualidad, la
conciencia humana es un logro evolutivo para mejorar nuestra adaptación. Los naturalistas biológicos
sostienen que todas las formas vivas tienen diferentes calidades de conciencia. Otros sostienen que los
animales inferiores no necesitan conciencia ya que al procesar una limitada cantidad de información sus
sistemas de respuesta no requieren mayor elaboración para ejecutar una respuesta, esta es la visión de Crick
y Koch (1998), que han trabajado la conciencia visual, sostienen que cuando va aumentando la cantidad de
información se van involucrando más sistemas cerebrales, por lo que surge la ventaja evolutiva de la
representación compleja única durante un tiempo suficiente en el cerebro, siendo esta representación la
conciencia.
Hasta la fecha todas, sin ninguna excepción, las teorías construidas para explicar la conciencia humana -nuestro mundo subjetivo, nuestro yo, el “darnos cuenta”-- llegan a un callejón sin salida cuando deben dar
cuenta de cómo nuestro cerebro construye nuestro mundo privado, como sintetiza toda la información
disgregada que recibe, en dónde se realiza el conocimiento personal de nuestro ser, dónde se halla nuestra
memoria o como se origina el pensamiento, entre otras cosas.
Todas las explicaciones psicológicas han obviado el componente cerebral en sus argumentos, cayendo en una
concepción dualista, de tipo cartesiano. En Psicología hemos separado la mente del cerebro, incluso muchos
colegas sostienen, sin fundamentos claros, que el estudio del cerebro se puede obviar de la formación
profesional. El cognitivismo construye nuestro mundo mental sin tomar en cuenta los procesos cerebrales y
ni que decir del conductismo y el psicoanálisis, extremos radicales del continuo teórico de la psicología.
Inclusive seguimos cometiendo un error conceptual y formativo terrible al separar la cognición de lo
afectivo-emotivo, para ello basta observar las currículas de formación profesional de las principales
universidades.
Quizás exista un temor respecto a considerarnos como seres neuronales --existe un libro de J. P. Changeux
llamado El hombre neuronal, de imperdible lectura-- por evitar caer en un reduccionismo. Le tenemos
mucho temor al término reduccionismo, sin pensar que toda la ciencia es reduccionista, reducir todo a
términos cerebrales no acabará con la psicología ni mucho menos con las ciencias sociales; por el contrario,
abrirá un campo infinito de nuevas interrogantes respecto al ser humano.
La psicología no tiene nada que temer respecto a los avances de las neurociencias, ya que somos una ciencia
que siempre se ha anticipado a los descubrimientos de la neurociencia; es más, las ciencias que estudian el
cerebro utilizan los avances sistemáticos de los conceptos psicológicos para poder encontrar los procesos
cerebrales que subyacen a aquellos conceptos.
2. FUNDAMENTOS TEÓRICOS
Los filósofos han tenido por mas de dos mil años el tema de la conciencia y no han podido dilucidar sus
características, su función y su naturaleza, se han cometido mil y una especulaciones que lo único que han
hecho es complicar el asunto, alejarlo de la ciencia y promover la aparición de insufribles tipos de
esoterismos, religiones, dogmas y demás interpretaciones fantásticas. En el siglo XX la neurociencia tomó la
posta y comenzó a brindar luces diferentes sobre un este problema crucial del ser humano, la conciencia.
La reflexión filosófica sobre la conciencia implica una aceptación a priori de los conceptos mentales, dando
por entendido que si podemos “pensar” sobre los conceptos mentales, éstos deben contener a aquéllos.
Considero que la principal función de la filosofía dentro de este problema es brindar la interpretación y
sistematización de las ciencias que tienen que ver con el tema como las neurociencias, ciencias cognitivas,
inteligencia artificial. (Rabossi, 1995). Al contrario que la psicología, que desde siempre se ha anticipado a
los descubrimientos de la neurociencia, la cual solo tiene que buscar los mecanismos neurales y fisiológicos
de los procesos psicológicos descritos desde hace mucho.
Existen dos clases de dualismo. El dualismo de substancia, que considera que la mente es una entidad no
física separada del cuerpo. El dualismo de propiedades, que no postula entidades no físicas, pero considera
que la mente posee propiedades que constituyen una clase distinta de propiedades mentales. (Bechtel, 1991).
Para Descartes el alma era una sustancia que tenía la propiedad de ocupar un lugar en el espacio, es la
extensión; y su principal propiedad era el pensar, y este “pensar” inclusive le daba existencia al alma,
recordemos su célebre cogito ergo sum, concluyendo que su existencia como res cogitans estaba fuera de
toda duda, inclusive pudiendo dudar de la existencia de su cuerpo no dudaba de su existencia pensante. Uno
de los puntos que tenía que resolver fue cómo interactuaban la mente y el cuerpo, pues de una u otra forma
estaban “conectadas” y se interrelacionaban. Para ello se le ocurrió fijarse en la glándula pineal (epifisis)
que quedaba como una estructura central, simétrica e impar, única; me pregunto que gran duda se le hubiera
presentado a Descartes si hubieran existido buenos neuroanatomistas en su época que pudiesen disecar el
cerebro sin separar la glándula pituitaria (hipófisis) del encéfalo, dónde hubiera ubicado el lugar de la
interacción? La glándula pineal era el lugar donde la mente influía sobre los espíritus animales generando
nuestro comportamiento. Este será el llamado INTERACCIONISMO CARTESIANO. Recordemos que
Descartes respondió, aunque erróneamente, con el dónde y no con el cómo.
Otra vertiente dualista es el EPIFENOMENALISMO q sostiene que los estados mentales están apareados
con los estados cerebrales, sin relaciones causales entre ellos. Solo los estados cerebrales tendrían eficacia
causal.
En el lado materialista tenemos la teoría emergentista, John Searle (1996) expresa muy bien estos postulados,
define: “Una propiedad emergente de un sistema es una propiedad que se explica por el comportamiento de
los elementos de dicho sistema pero no pertenece propiamente a ninguno de sus elementos ni puede
explicarse simplemente como la suma de las propiedades de dichos elementos. La liquidez del agua es un
buen ejemplo: efectivamente, el comportamiento de las moléculas de H2O explica la liquidez del agua, sin
embargo, ninguna de las moléculas individuales es líquida”. Entonces, sostiene que la conciencia “emerge”
del trabajo en conjunto de grandes poblaciones neuronales, en otras palabras, la conciencia es una propiedad
emergente del tejido cerebral, más no de sus neuronas aisladas. Los emergentistas pueden ser considerados
hoy como los nuevos reduccionistas.
Los fisicalistas que argumentan la teoría de la identidad, sostienen que los estados mentales son,
simplemente, estados físicos o cerebrales y como tales, proporcionan los mismos beneficios que los estados
físicos proporcionan. Al hacer esta equivalencia de los procesos mentales con los eventos físicos que
ocurren en el cerebro, se sostiene que los procesos internos utilizados para las explicaciones cognitivas serían
lo mismo que los empleados en neurociencia; por lo que le conceden tanta importancia a las explicaciones de
la neurociencia sobre la ciencia cognitiva. La teoría de la identidad es una forma de materialismo reductivo,
que sostiene que los procesos mentales son lo mismo (idénticos a) que los estados físicos cerebrales. Todos
los “misterios” e interrogantes que existen sobre el problema mente-cerebro serían simplemente el resultado
del estado de absoluto desconocimiento de la función cerebral, o dicho en otras palabras, todo nuestros
procesos mentales serán explicados cuando se desentrañen las incógnitas del funcionamiento cerebral, por lo
que la NEUROCIENCIA debe ser la encargada de brindarnos tales respuestas.
La teoría del materialismo reductivo sostiene que los estados mentales no existen. Sus estudios se centran en
los procesos cerebrales, por lo que deberiamos abandonar las explicaciones cognitivas por las
neurofisiológicas, descartar a la psicología por la neurociencia.
David Chalmers (1996), otro filósofo de la mente, sostiene estamos bastante alejados de solucionar el
problema de la conciencia. Refiere que existen dos tipos de problemas: el problema blando y el problema
duro de la conciencia. El problema blando consistiría en descubrir los mecanismos neuronales implicados en
los procesos conscientes, y este es el trabajo actual de la Neurociencia. El problema duro implicaría saber
cómo los procesos físicos del cerebro generan a la conciencia. Chalmers insiste en que el problema de la
conciencia no podrá explicarse solo describiendo los estados cerebrales que la acompañan. Parece más bien
que la conciencia debiera ser un elemento fundamental no reducible a otro. Chalmers piensa que la
conciencia es paralela a un proceso cerebral concreto, sería el percatarse, y gracias al cual “la información
del cerebro viene a estar globalmente disponible para los procesos motores del estilo de los del habla o de la
acción corporal”. Su hipótesis es que en esa nueva teoría puede desempeñar un papel central el concepto de
información.
Gerald Edelman se ha convertido en el neurocientífico más importante en el tema de la conciencia. Edelman
conceptúa a la conciencia como la memoria estratificada en niveles cada vez más complejos. El cerebro ha
pasado por todos los avatares evolución hasta llegar a constituir la conciencia humana, en donde utiliza los
términos propios de la teoría evolutiva, inclusive su teoría es conocida como el darwinismo neural, ya que
extrapola los procesos de selección natural a los grupos neuronales, sosteniendo que éstos se organizan de
manera dinámica, cambiante y con selección preferencial para formar los grupos neuronales primarios y a los
sucesivos cambios que tendrán a lo largo de la vida. Estos cambios, con la experiencia acumulada serán cada
vez más globales dando origen a la conciencia de yo y su devenir social.
El desarrollo ontogenético seguirá un programa genético general, la individualidad del ser humano se realiza
por un proceso de formación epigenética del sistema nervioso. Donde los procesos de maduración,
proliferación, migración y organización neural establecerán las diferencias individuales en todos los sujetos.
Otra de las teorías que trataron de dilucidar este problema es la teoría del procesamiento de información, que
parte de la analogía de que la mente humana es similar al funcionamiento de un computador. Creo que son
más los argumentos que surgieron para rebatir esta teoría que los logros que ella alcanzó hasta la fecha. Al
concebir el funcionamiento de la mente humana como un sistema de cómputo (lógico-matemático), se dejan
de lado muchos factores que nosotros –los seres humanos—sabemos que están presentes. Por ejemplo,
nuestro mundo afectivo-emocional, nuestra historia personal, nuestras representaciones mentales, nuestro
mundo cultural, entre las más importantes. Por estas razones la ciencia de la Inteligencia Artificial aún no
sale de su “primera infancia” de su desarrollo, sus logros son importantes para la consecución de modelos de
procesamiento o cómputo, pero sus contribuciones para entender nuestra mente no han sido relevantes por el
momento.
Filósofos de la mente como John Searle (1993) y Thomas Ángel (1993), proponen cuatro criterios
explicativos que deberían cumplir cualquier teoría de la mente que se preciara de científica. Según ellos
cualquier teoría científica de la mente debería explicar:
a) La existencia, y la función unitaria, de la conciencia
b) La intencionalidad de los estados mentales
c) El carácter subjetivo de nuestros estados mentales, y
d) Los mecanismos de explicación causal de nuestras funciones mentales
Entonces, nuestra conciencia posee propiedades que no tienen otras funciones cerebrales, por muy cognitivas
que sean, explicar neuralmente la conciencia es un problema muy difícil para la neurociencia actual. Por ello
Searle y Nagel aseguran que la conciencia es accesible al análisis científico de parte de nuestras propias
mentes porque es una propiedad emergente del cerebro, por lo que difiere de otras propiedades cerebrales
que ya conocemos. Otra postura es la sostenida por filósofos como Colin McGinn, que sostienen que la
conciencia es científicamente inaccesible a cualquier estudio, porque los seres humanos tenemos capacidades
cognitivas limitadas provenientes de un cerebro del cual son refelejo. Por último, está el punto de vista de
otros como Daniel Denett, que sostiene que no hay ningún problema de la conciencia, ya que la conciencia
es una función cerebral como cualquier otra, fruto de la actividad de nuestras áreas corticales de asociación.
3. DEFINICIONES DE CONCIENCIA
Para John Searle (1992), el problema de la conciencia tiene una solución muy simple: consiste en aceptar que
los estados mentales conscientes son el resultado de ciertos estados y procesos neurales de nuestro cerebro y
de otros animales. Por ello la conciencia sería un fenómeno biológico de ciertos organismos, que a
diferencia de otras funciones biológicas es ontológicamente subjetiva. Esta posición ha sido denominada
“naturalismo biológico” y la considera una alternativa a las teorías materialistas y dualistas sobre el problema
mente-cerebro conocidas.
Sostiene además dos principios: el de superveniencia causal que se refiere a que estados neurofisiológicos
del mismo tipo originan estados mentales similares, si dos cerebros fueran completamente iguales tendrían
similares estados mentales. El segundo es el de reducción causal que sostiene que la eficacia causal de los
estados mentales está referida a la eficacia de los procesos neurofisológicos sobre los que sobreviene
causalmente.
Las propiedades de la conciencia según Edelman y Tononi (tomado de Francisco Mora) que un proceso
neurobiológico de la misma requiere son:
1. La conciencia es producto de un desarrollo filogenético y ontogenético.
2. Es producto del aprendizaje.
3. La conciencia es un proceso, es decir es algo dinámico en el tiempo, no algo fijo o estático.
4. Es una variable cuantitativa. Con grados continuos y sucesivos correlacionados con indicadores
cerebrales.
5. Integración o unidad. Pese a recibir la información disgregada la conciencia integra en un todo lo
que ella recibe.
6. Privacidad. Es una experiencia íntima que no puede ser compartida con otros.
7. Capacidad informativa. Provee información al sujeto.
8. Distribución de información. Busca y reparte información a los distintos sistemas de memoria.
9. Flexibilidad. Es la capacidad adaptativa de la conciencia para asociar diversos sistemas y contenidos.
10. Capacidad de la conciencia. Se refiere a la capacidad de diferenciar fácilmente entre cientos de
miles de millones de diferentes estados de conciencia en una fracción de segundo.
11. la naturaleza seriada de la conciencia. Nuestros actos de conciencia son seriados.
12. Es cambiante. Se refiere a su constante cambio en otro estado funcional
4.
TIPOS DE CONCIENCIA
El término conciencia tiene muchos significados, quizás por lo antiguo del término es que sus connotaciones
suelen ser muchas, y justamente es esta falta de definición lo que hace más difícil su estudio. Los tres tipos
más estudiados de conciencia son los siguientes, con ello no trato de abarcar todos los significados pero sí los
más relevantes para la psicología. Así tenemos:
Primero, la conciencia entendida con el arousal, es decir, el estado de activación que conlleva a la vigilia
necesaria para que se lleven a cabo nuestros diversos procesos psicológicos. Este estado de conciencia tiene
su correlato neural plenamente establecido (sistema de proyecciones reticulares-talámicas) y es abordado por
la neurología clínica en sus capítulos sobre trastornos de conciencia.
Segundo, la conciencia se refiere al conocimiento conciente, el ser conciente de que uno tiene o no
determinadas características o conocimientos, “ser conciente de” es darse cuenta, saberse con contenidos y
experiencias, que son fruto del proceso de socialización, y
Tercero, la conciencia como subjetividad, como vivencia personal, esta es la capacidad que nos permite
experimentar subjetivamente toda nuestra vida, es íntima, personal, idiosincrásica, influida por la cultura, es
característica solo de los animales superiores, me atrevería a decir que solo de los primates, es la conciencia
que nos llevará a saber uno es “uno mismo”.
5.
BASES NEURALES DE LA CONCIENCIA
Un gran número de hipótesis han sido propuestas respecto al correlato neural de la conciencia, estas son
algunas de ellas:
 Oscilaciones de 40 Hz en la corteza cerebral (Crick and Koch 1990)
 Los núcleos intralaminares talámicos (Bogen 1995)
 Bucles recurrentes en el sistema tálamo-cortical (Edelman 1989)
 Sistema cingulado anterior (Cotterill, 1994)
 Actividad rítmica de 40 Hz en los sistemas talámicos corticales (Llinas et al 1994)
 Extensiones del sistema de activación reticular talámico (Newman and Baars 1993)
 Asambleas neuronales ligadas por el NMDA (Flohr 1995)
 Ciertos niveles de activación neuroquímica (Hobson 1997)
 Coherencia cuántica de los microtúbulos neuronales (Hameroff, Penrose 1994)
 Trabajo cortical global (Baars 1994)
 Neuronas de la corteza temporal inferior (Sheinberg and Logothetis 1997)

Proyecciones neuronales de la corteza visual extra estriada a las áreas prefrontales (Crick and
Koch1995)
 Procesamiento visual al interior del flujo ventral (Milner and Goodale 1995)
Una larga lista puede ser revisada en Chalmers (1998), donde revisa los correlatos neurales de la conciencia;
sobre la conciencia visual puede revisarse Crack y Koch (1998) y Milner (1995)
Respecto a los CNC se debe señalar que tales sistemas neurales son responsables respecto a si una persona
está conciente o no. Es decir el estar conciente depende de la naturaleza particular de un estado de tales
sistemas neurales.
En el siglo XIX, John Hughlings Jackson manifestó que la conciencia no era el resultado de UN sistema
diferenciado del cerebro, sino que la conciencia surgía del funcionamiento conjunto de las zonas corticales
de asociación.
Existen un conjunto de enfermedades que son utilizadas por muchos investigadores para resaltar las
diferencias entres el procesamiento de información, el estar conciente, la experiencia conciente y el ser
conciente de. Estas son la visión ciega, la afasia de Wernicke, pacientes de cerebro dividido, el aprendizaje
implícito en los amnésicos, la anosognosia, la negligencia controlateral, la negligencia visual, la
prosopoagnosia, el dolor del miembro fantasma, las alucinaciones psicóticas y, podemos agregar el trastorno
obsesivo-compulsivo. De todas ellas podemos extraer algunas conclusiones. Primero, puede haber un
procesamiento profundo de los estímulos sin que necesariamente se tenga conciencia de los mismos.
Segundo, la representación de la información visual parece tener una distribución bastante extendida,
abarcando, inclusive a los lóbulos frontales, cuyas lesiones diferenciales producen pérdida de la conciencia
visual. Tercero, por lo anterior, podríamos decir que la conciencia surge del trabajo conjunto de grandes
poblaciones neuronales, asumiendo que a medida que aumenta el grado de conciencia es mayor la
complejidad de tales circuitos neurales.
Hasta el momento actual no se conoce como el trabajo de un grupo de neuronas (grande o pequeño) produce
la conciencia, y según los filósofos de la mente ni siquiera se ha desarrollado un modelo teórico para explicar
cómo un fenómeno objetivo –la actividad bioeléctrica cerebral—pueden originar una experiencia subjetiva.
Por ello sostienen que la conciencia está fuera del alcance científico por cómo es estudiada en la actualidad.
El estudio de la conciencia en la actualidad carece de reglas para poder extrapolar los fenómenos subjetivos
(conciencia) de a partir de las propiedades de los objetos (procesos neurales). Lo que se propone en la
actualidad, de manera muy reduccionista, es que el análisis de los eventos cerebrales se estudien los procesos
neuronales y ultraestructurales, que es, por último, los componentes básicos de la función cerebral, y luego
hallar la forma de relacionarla con experiencias subjetivas específicas; pero por lo visto seguimos en el
mismo camino desde que la neurociencia apareció.
La activación y la conciencia están reguladas por proyecciones ascendentes del TE
Las vías ascendentes monaminérgicas del TE y el hipotálamo que van al tálamo y a la corteza cerebral
aumentan el estado de alerta y vigilia, así como la capacidad de respuesta de las neuronas corticales y
talámicas a los estímulos sensitivos. Este sería el sistema de activación ascendente. Este sistema se divide
en dos ramas, la primera va hacia los núcleos talámicos de relevo sensorial, intralaminares y otros
relacionados con proyecciones corticales. La segunda va hacia el área hipotalámica externa uniéndose a
otras eferencias hipotalámicas para inervar de manera difusa la corteza cerebral.
La lesión de cualquiera de las ramas de este sistema activador puede alterar la consciencia, en el tronco
encefálico tendría que ser una lesión a nivel de los colículos inferiores para producir el coma. El coma
también puede ocurrir como consecuencia de una alteración bilateral de los hemisferios cerebrales. Por
ejemplo, hematomas subdurales bilaterales, como resultado de un traumatismo craneoencefálico, tumores
cerebrales múltiples de gran tamaño, o zonas amplias de inflamación, pueden comprimir ambos hemisferios.
También alteraciones metabólicas como un desequilibrio electrolítico o hipoxias.
Rodolfo LLinás, eminente neurocientífico colombiano, sostiene que la organización jerárquica resultante de
la comunicación neuronal no es suficiente para conformar una percepción unitaria y conciente pues resultaría
lenta y tortuosa para adaptarse al ritmo cambiante del medio externo. Por ello propone la coherencia
temporal, la cotemporalidad es la conciencia, la percepción sería la suma de los espacial y temporal.
Uniendo sincrónicamente sus actividades, las neuronas pueden unificar la realidad combinando los aspectos
fraccionados que cada una de ellas posee.
La coherencia temporal, que no es otra cosa que interrelación temporal, sería el mecanismo neurológico
básico de la conciencia. La activación sincrónica de grandes poblaciones neuronales sería el mecanismo que
aumentaría la eficiencia del cerebro. La señal de tal coherencia y simultaneidad temporal sería el ritmo de
los 40 Hz, señal lo suficientemente intensa para ser detectada y que respondería a las propiedades resonantes
del sistema tálamo-cortical.
LLinás sostiene que “La oscilación a 40 Hz genera un alto grado de organización espacial y, por lo tanto,
puede ser el mecanismo de producción de la unión temporal, de actividad rítmica sobre un gran conjunto de
neuronas. El mapeo temporal global engendra la cognición. La unificación sensorial en un único estado
cognoscitivo es implementado a través de la coherencia temporal de los impulsos de entrada, desde los
núcleos talámicos –específicos e inespecíficos—hasta la corteza cerebral.”
Por lo que tales eventos de coherencia temporal que unifican las entradas sensoriales en un todo unificado
son el sí mismo, el yo. “el sí mismo sería una invención de la semántica intrínseca del SNC”, sostiene.
6. ALTERACIONES DE LA CONCIENCIA
A. Estados alterados de conciencia
Los “estados alterados de conciencia” se refieren a fenómenos límites de la conciencia normal, son
experiencias de cambios cualitativos de la experiencia conciente, los cuales pueden ser generados por la
meditación trascendental, trance, éxtasis, iluminación, “revelaciones”, “posesión”, hipnosis y la disociación.
La meditación ocurre en eventos de misticismo, las personas intentan experimentar “la conciencia en sí
misma”, eliminando el “ruido” interno y externo, reduciendo la actividad mental a una forma de
contemplación, generalmente se puede hacer concentrando al conciente en un estímulo repetitivo persistente,
lo cual limitará la percepción externa, experimentando el sujeto un silencio interior absoluto, completamente
libre de percepciones y pensamiento. Esta experiencia puede conducir a profundos cambios en la estructura
mental del sujeto que las experimenta, pudiendo conducir a una tranquilidad interior que persiste inclusive
cuando nuestra mente está ocupada por otras percepciones, recuerdos y pensamientos.
El trance autoinducido, practicado por chamanes o brujos de pueblos primitivos, con fines curativos,
adivinatorios u otros, desde tiempos ancestrales. Generalmente utilizan sonidos rítmicos, ya sean de
instrumentos, voces, gritos u otros.
B. Alteración de la activación conciente
Hipervigilia
Es el resultado de la magnificación de los sistemas que controlan la atención y la alerta. Conocida como
ampliación de la conciencia, caracterizado por la exaltación de los sentimientos o vivencias. Sucede antes o
durante diversos trastornos orgánicos y psiquiátricos. Caracterizada por “claridad de conciencia” yendo
acompañada de un incremento de la actividad motora y verbal. La cual no significa que tenga que ir
acompañada de un mayor rendimiento, de hecho la hipervigilia puede ir acompañada por una distorsión de
la atención y puede ser el inicio de accesos maníacos primarios o secundarios a enfermedades somáticas y
de alguna forma de inicio de la esquizofrenia y de la intoxicación por drogas alucinógenas (Cannabis, LSD,
Cocaína y anfetaminas, entre otros).
Confusión
Imposibilidad de mantener una secuencia coherente de pensamiento y acciones. La persona es incapaz de
pensar con la claridad y rapidez habitual. Puede presentar alternancia de periodos de irritabilidad y
excitación a otros periodos de ligera somnolencia.
Letargia
Dificultad en mantener la alerta y atención a pesar del esfuerzo del sujeto por mantenerla. Puede existir una
desorientación tiempo/espacio. La somnolencia por alteración de la conciencia debe diferenciarse de la
sensación subjetiva de sueño y de la dificultad para despertarse.
Obnubilación
Cuando la alteración de la conciencia es más profunda, no resulta sencillo extraer al paciente de su estado. Si
se consigue con la estimulación repetida y vigorosa, el paciente suele estar confuso y desorientado, aunque
mantenga cierta cooperación. Con frecuencia se alternan síntomas de excitación e irritabilidad con
somnolencia. El estado de distracción es permanente, con distorsión de las percepciones auditivas y visuales.
La confusión y la desorientación espacio-temporal suelen ser constantes. Todas las funciones intelectuales se
encuentran seriamente perturbadas en este estadio, aunque el sujeto emita respuestas psicológicas durante le
exploración. Por lo tanto el enfermo está medio dormido pero tiene un rápido y fácil despertar frente a
intensos estímulos no dolorosos.
Estupor
Se utiliza para describir a los pacientes que sólo son capaces de alcanzar un ligero estado de alerta mediante
estímulos potentes. Espontáneamente son incapaces de emitir alguna conducta intencional y las ocasionales
respuestas verbales son incoherentes. Los contenidos de la conciencia son inexplorables, siendo el signo más
llamativo el de la inmovilidad. En términos neurológicos se considera a este estado como anterior inmediato
del coma. En psiquiatría clásicamente se utilizo para denotar la patología de la conducta en enfermos
melancólicos y esquizofrénicos, en algún momento de la evolución de su enfermedad. El estupor consistiría
en una disminución de la actividad de las funciones intelectuales, acompañada de un aire de asombro o
indiferencia. Es decir, en el estupor el paciente solo se despertará con estímulos vigorosos y repetidos y las
respuestas serán lentas e incoherentes. La actividad mental y física se halla reducida al mínimo.
Coma
En el coma el enfermo está dormido, es incapaz de sentir o despertarse. Cuando este es profundo no hay
ningún tipo de respuesta al dolor e incluso llegan a desaparecer los reflejos pupilares, corneales, faringeos y
osteotendinosos.
Las distintas causas de coma pueden dividirse en dos grandes grupos:
1. NEUROLÓGICAS:
A) Lesiones supratentoriales.
B) Lesiones infratentoriales.
2. TOXICOMETABÓLICAS.
A) Encefalopatías metabólicas.
B) Encefalopatías hipóxicas.
C) Tóxicos.
D) Físicos.
Muerte cerebral
Un paciente puede ser declarado afectado de muerte cerebral si el cerebro deja de responder a la estimulación
(coma profundo) y ya no aparecen los reflejos pupilo-corneal, audiocular y oculo-encefalico, además de
apnea y un EEG plano durante 30 min. A estos criterios se agrega la presencia de dilatación pupilar, pues en
los casos de intoxicación con drogas depresivas pueden darse los signos anteriores sin que se observe
dilatación pupilar, pues en los casos de intoxicación con drogas depresivas pueden darse los signos anteriores
sin que se observe dilatación pupilar.
C. Alteraciones disociativas de la conciencia
Despersonalización: Es un trastorno disociativo, caracterizado por episodios recurrentes o persistentes
sentirse ajeno ante nuestras propias actividades mentales, pero sabiendo y siendo concientes de lo que ocurre,
que son lo suficientemente intenso como para causar sufrimiento, en ausencia de otros trastornos
psiquiátricos. La despersonalización consiste en la alteración de la percepción o experiencia propia y en una
sensación de desconexión del cuerpo, la persona suele sentirse como un observador externo de sus propias
actividades o pensamientos. En otras palabras, hay un cambio en la percepción y aceptación de uno mismo,
pero conservando el sentido de la realidad. Está asociado a diversos trastornos psicopatológicos como la
ansiedad, depresión, manía.
Desrealización: Manifestada por la alteración de la percepción y del sentido de realidad del mundo exterior,
con frecuencia acompaña a la despersonalización.
Características comunes:
 Es un fenómeno subjetivo de la experiencia de uno mismo y del entorno.
 La experiencia es de cambio y se caracteriza por un sentimiento de extrañeza o de irrealidad.
 La experiencia es displacentera.
 La experiencia va acompañada de otras alteraciones de las funciones mentales.
 Preservación del insight (tener conciencia de que algo te esta pasando).
Otra alteración disociativa es la de la “personalidad múltiple”, en donde la unidad de la conciencia se
fragmenta en distintas formas y tipos, generando pensamientos, sentimientos y conductas diversos y
comandados por un YO diferente.
D. Alteraciones de la conciencia corporal
Anosognosia. Es una extrema indiferencia hacia la parte del cuerpo dañada. Indiferencia o negación de los
enfermos a su hemiplejía izquierda, por tanto, la lesión se halla en el hemisferio derecho. Generalmente se
presenta en sujetos hemipléjicos que repudian o ignoran la zona contralateral del cuerpo a la lesión cortical.
Es una forma de agnosia o defecto de reconocimiento de un objeto en ausencia de alteración en el sistema
sensorial primario. Suele suceder en enfermos con lesiones del lóbulo parietal en el área de la circunvolución
supramarginal.
Asterognosia. Se refiere a la incapacidad para reconocer los objetos por el tacto, sin la utilización de la
visión u otros elementos sensoriales. Sobreviene en lesiones de cuerpo calloso y en todos los procesos que
dividen ambos hemisferios o síndromes de desconexión.
Clásicamente se han descrito 3 síndromes agnósicos:
 Síndrome de Charcot-Wilbrand, caracterizada por agnosia visual y pérdida de la capacidad para
revisualizar imágenes, asociado a la oclusión de la arteria cerebral posterior del hemisferio izquierdo.
 Síndrome de Antón, forma de anosognosia en la cual el paciente niega su ceguera y visualmente
confabula afirmando que ve objetos en el campo ciego.
 Síndrome de Gertsman, caracterizado por la impotencia para calcular, agnosia digital, desorientación
derecha-izquierda y agrafia. Se asocia usualmente a una lesión focal del hemisferio izquierdo en la
región de la circunvolución angular.
Miembro fantasma. Es la experiencia perceptiva del miembro amputado o sensaciones relacionadas con él.
Parece un fenómeno universal, de intensidad variable, que depende de la edad en el momento de la
amputación y de la naturaleza de esta. No se experimenta el fenómeno con miembros ausentes de forma
congénita. El fenómeno se asocia con la integración previa del miembro al esquema corporal y con la
rapidez de la amputación, es decir, nuestro cerebro elabora un esquema sobre todo nuestro cuerpo, por eso a
la hora de perder un miembro, nuestro cerebro sigue teniendo la visión del esquema donde no aparece la
falta de éste miembro, ya que la modificación del esquema conlleva un largo período de tiempo.
Dependiendo también en la rapidez en la que se pierde el miembro, ya que de una forma lenta el cerebro
tiene más tiempo para modificar el esquema corporal.
Referencias bibliográficas
- Rabossi, E. (1995) Filosofía de la mente y ciencia cognitiva. Barcelona. Ediciones Paidos
- Bechtel, W. (1991) Filosofía de la mente. Madrid: EDITORIAL TECNOS S. A.
- Chalmers, D., «El problema de la conciencia», Investigación y Ciencia, Febrero, 1996, p. 61
- Searle, J. R., «Dos biólogos y un físico en busca del alma», Mundo Científico, nº170, Julio/Agosto
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- Searle, J. (1992) The Rediscovery of the mind. Cambridge Mass., the MIT Press
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