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LOS COMPROMISOS DE LA PROFESIÓN MÉDICA ANTE
LOS DESAFIOS ACTUALES
Club Siglo XXI, Madrid 18 de noviembre de 2010
1
Excelentísimas autoridades:
Estimados compañeros y compañeras, amigos, amigas:
Buenas tardes y gracias, en primer lugar, al club Siglo XXI y a su
Presidente por esta invitación.
También quiero expresar mi agradecimiento, por el honor que me
hacen asistiendo hoy, a este acto.
Quiero hablarles de “EL COMPROMISO SOCIAL DE LOS
COLEGIOS DE MEDICOS EN UN MOMENTO DE CRISIS”. Me
propongo analizar las siguientes cuestiones, por este orden de
prioridad:
a) El compromiso con el ciudadano.
b) El compromiso con el sistema sanitario.
c) El compromiso con los profesionales de la Medicina.
a) En relación al compromiso con el ciudadano
La Medicina además de curativa, es una ciencia preventiva y,
¿quién lo duda?, también es una ciencia social. Por ello, nuestros
compromisos ancestrales, nuestro Juramento Hipocrático realizado
2
frente a los Dioses y en pro del paciente, ha cambiado y hoy nos
comprometemos frente a la sociedad y en pro del ciudadano, sea o
no paciente.
En este milenio, el contrato social se ha reformulado y ha fijado
tres principios fundamentales y un decálogo de responsabilidades
del médico.
Los tres principios, las bases, los fundamentos del edificio en el
que se asienta la profesión de médico en el siglo XXI, son el Principio
de primacía del bienestar del paciente, el Principio de autonomía del
paciente y el Principio de justicia social.
El Principio de primacía del bienestar del paciente, plantea la
necesidad de una dedicación absoluta a los intereses del mismo. El
altruismo debe consolidar la confianza médico-paciente. Las fuerzas
del
mercado,
las
presiones
sociales
y
las
exigencias
administrativas no deben poner en peligro este principio.
El Principio de autonomía del paciente pone a prueba la
honestidad de los médicos, ya que exige que el médico facilite toda la
información necesaria para que el paciente adopte decisiones
ponderadas sobre su tratamiento.
3
Finalmente, el Principio de justicia social se hace eco del
compromiso de la profesión médica para promover la justicia en el
sistema de atención sanitaria, incluida la distribución de recursos
existentes.
¿Y, esos grandes principios están presentes en el día a día de
los médicos? Juzguen ustedes mismos. Los principios quizá no se ven,
pero se escenifican en el decálogo de compromisos que la profesión y
los
médicos
adquieren.
Compromisos
con
la
competencia
profesional, con la honestidad, con la confidencialidad, con la
intimidad y el secreto, compromisos con el sistema sanitario, con el
mejor acceso a la asistencia y la distribución justa de los recursos,
compromisos con la ciencia, con mantener la confianza médicopaciente y con la profesión y sus valores.
Ser médico no es solamente aprobar las asignaturas del grado o
la licenciatura que dan el conocimiento. Para llegar al buen ejercicio
medico hay que saber combinar cuatro pilares fundamentales, que se
entrecruzan en un baile permanente donde cada cual condiciona al otro
y a todos. Me refiero a la Medicina, que se basa en la ciencia y en la
ética y que tiene en cuenta la economía y la política.
Una ciencia médica que busque y reclame pruebas suficientes
en que basar y justificar sus decisiones, con una ética para la calidad
y la dignidad de la vida, que pueda responder en condiciones de
4
igualdad a la gran heterogeneidad de éticas individuales de
nuestros médicos y ciudadanos.
El pasado 21 de julio, al igual que lo han hecho numerosas
corporaciones profesionales internacionales, el Consejo General de
Colegios Oficiales de Médicos, se presento ante el Congreso de los
Diputados para presentar la definición de “Profesión Médica”:
Ocupación basada en el desempeño de tareas encaminadas a
promover y restablecer la salud y a identificar, diagnosticar y curar
enfermedades, aplicando un cuerpo de conocimiento especializado
propio de nivel superior, en el que preside un espíritu de servicio y en el
que se persigue el beneficio de los pacientes antes que el propio.
En la declaración subyace un principio básico que se aplica a
todos las áreas sanitarias. Sólo desde la competencia profesional es
posible atender correctamente las necesidades de salud de la
sociedad. Y solo desde la competencia profesional, en sensu
estricto, se puede regular la competencia profesional de los
médicos. Por tanto, exigir la autorregulación no es un privilegio, es una
responsabilidad, nada fácil por cierto, del nuevo contrato social, si lo
prefieren del Juramento Hipocrático del siglo XXI.
En el Sistema Nacional de Salud el consumo es el eje de la
vida económica. Por ello, introducir el criterio económico en las
decisiones profesionales siempre ha tenido sentido, pero hoy, frente a
5
una
situación
económicamente
difícil,
afirmo
que
hacerlo
es
éticamente obligatorio.
Y se deben tomar decisiones en salud, que se aplicaran
obligatoriamente
a la polis, a toda la comunidad. De ellas
dependerá la sostenibilidad y gobierno del SNS.
La Organización Médica Colegial, encargada de la regulación y
el mejor ordenamiento profesional debe considerar siempre estos
cuatro elementos que determinan la profesión: la Medicina en cuanto
ciencia, ética, economía y política. Y, a su vez, cuando se trata de
hacerlo en el SNS debe abordarlos desde los principios de
racionalidad, competencia profesional y buen gobierno, sostenibilidad,
y solidaridad interterritorial.
La profesión médica es una profesión especial en su compromiso
público, que mantiene y actualiza las exigencias éticas derivadas de
una serie de valores de carácter intemporal, plasmadas en el ya
referido Contrato Social del siglo XXI. Pero una vez más, los grandes
principios pueden quedarse en nada si no se llevan a la práctica y la
profesión médica se puede referir a hechos concretos:
 Mantiene
un
dinamismo
extraordinario
para
acumular
conocimiento específico, con el que busca permanentemente la
excelencia
6
 Tiene espíritu de servicio y carácter vocacional desinteresado,
por encima de intereses personales o de lucro, con actividades
que sobrepasan lo legalmente obligatorio y no son reconocidas
por el pagador.
 Mantiene un alto sentido del deber, capacidad de sacrificio y
entrega en caso de necesidad, que es imposible especificar en
contrato público.
 Ofrece confianza al paciente mediante su capacidad de resolver
o atender problemas, pero, además de atender genera confianza
que junto a la pericia constituyen el eje de la relación especial
entre médico y el paciente.
 Es un agente nuclear en la sociedad actual, por tecnificación
de la actividad que realiza y por los altos costes de la misma. Por
asignar más del 90% de los costes variables del sistema en base
al conocimiento experto, experiencia y valores intrínsecos.
 Es una profesión con muchísima visibilidad social, muy
diversificada
y
diferenciada,
y
con
perfiles
específicos
(idiosincrásicos) competenciales, lo que contribuye al cambio de
las condiciones de ejercicio profesional.
 Cabe destacar que, en su caso, legítima una actuación, es
decir, justifica o descalifica hechos ciertos o la calidad de los
mismos.
 Afronta la no fácil autorregulación –co-regulación compartidacomo una exigencia del contrato social, cuidándose a sí misma,
porque es un grupo capaz de ordenar tareas complejas, de
7
difícil normalización y estandarización, que condicionan y
determinan definitivamente su ejercicio profesional. Por eso, es la
propia profesión la que produce o de la que surgen movimientos
autocríticos y de revisión constante que la distinguen, como los
de:
 La
revisión
y
actualización
constante
de
normas
autoimpuestas en el Código Deontológico.
 Exigencia de actualización en la formación médica continuada
y desarrollo profesional permanente.
 Validación periódica de la colegiación.
 Acreditación
de
la
competencia
junto
con
sociedades
científicas.
 Programas para mejorar la seguridad del paciente.
 Programas específicos de atención y reinserción social y
profesional a los médicos con problemas de salud mental y
dependencias (PAIME).
 Programas de calidad asistencial.
 Programas para seguimiento de nuevas tecnologías
 Guías de práctica clínica y Medicina basada en pruebas
 Guías de Ética en la práctica clínica, en las actividades
preventivas y en la investigación.
 Incorporación precoz de los estudiantes de los tres últimos
cursos
a
compartir
la
vida
corporativa,
participando
democrática y ordenadamente en la misma.
 Programa para promover y cuidar la cooperación internacional.
8
 Es en suma un espacio ético y democrático de libertad de
pensamiento estructurado para crear inteligencia sanitaria, que
compartimos con todas las estructuras de representación de la
profesión, en el Foro de la Profesión Médica y con los
pacientes en el Consejo Social de la Profesión Médica.
Permítanme, retóricamente, decir: Sería extraño que la profesión
médica no fuera la mejor valorada por la ciudadanía, porque no hay
otra profesión que se comprometa públicamente en mantener el mejor
acto profesional, ni mostrar un compromiso tan amplio con el
ciudadano y tan reconocedor de sus limitaciones. Por todo lo cual les
propongo algunas reflexiones de máxima actualidad:
1) Cada cual debe hacer lo que, sencillamente, tiene que hacer. Es
cierto que las empresas del sector sanitario deben de ofrecer
buenos servicios y productos. Se entiende y admite que intenten
maximizar y mantener sus resultados, para servir a los intereses de
sus accionistas. Pero los compromisos de los médicos no son los
mismos, coincidimos en la búsqueda del mejor medicamento o
tecnología, pero en nuestro caso nos obliga a maximizar eficacia y
eficiencia y, en consecuencia, a mejorar los comportamientos de los
médicos, lo que puede entrar en colisión con intereses de otros
agentes.
9
2) Considerando que la ignorancia tiene altísimos costos económicos y
en el sector salud, además, en vidas humanas, uno de los
cometidos importantes que realiza la profesión médica constituida
en corporación es regular, ordenar, formar, definir e informar,
esto es, dar elementos de juicio sobre todo lo relacionado con su
ejercicio, con la buena praxis y hacerlo precisamente cuando otros
agentes confrontan sus posiciones con la de los Médicos, en
especial cuando afecta al interés de los pacientes y del SNS como
bien de rango superior imprescindible para alcanzar el objetivo
anterior. Y esto es obligación de los Colegios Profesionales.
La crisis económica complica este proceso pero lo hace
más necesario que nunca; El artículo 6.1 del Código Deontológico
actual debe tomarse muy en serio cuando dice, “el médico está
obligado a procurar la mayor eficacia de su trabajo y el rendimiento
optimo de los medios que la sociedad pone a su disposición”. Por
tanto la eficiencia social en el uso del dinero público es un valor
irrenunciable: el médico no puede prescribir o asignar recursos
sanitarios bajo presiones de ningún tipo y siempre lo debe hacer con
criterios de coste eficacia, coste utilidad y ética profesional.
Y debe simultanearse este mandato con la observancia del art.
20 del CD “debe prescribir con libertad de prescripción y de las
condiciones técnicas que le permitan actuar con independencia y
garantía de calidad”. El médico no puede prescribir bajo presiones
10
de ningún tipo ni tampoco bajo los influjos de la información
incorrecta falsa o sin pruebas suficientes y siempre lo debe hacer
con criterios de coste eficacia.
3) Cada día proliferan y se hacen más descaradas las presiones de
algunos entornos políticos y económicos sobre la parte más
vulnerable
de
la
profesión
médica,
con
mayor
nivel
de
intervencionismo sobre la libertad de comportamiento y actuación
profesional. Cada día se hacen más fuertes las interferencias
interesadas y hasta la propia cultura social post-moderna (clientelar
y pasiva) contribuye a ello. Asistimos al espectáculo mediático de
una verdadera enfermedad moral cuyo síntoma más grave es la
pasividad,…. esperar a “que algo ocurra” o a que “alguien lo
haga”. Porque miren, no es la ausencia de principios éticos y
valores el problema, sino la aceptación como norma de la mayoría
social, de comportamientos ética y socialmente reprobables
elevándolos a rango de normalidad.
Pero quiero subrayar algo, también es cierto que no había
existido nunca como hoy capacidad de respuesta previsible de
los médicos cuando la gestión de los recursos públicos no se
considera correcta como ha quedado demostrado tras la crisis de la
Gripe A, que ha constituido un verdadero aviso para quien esté en
disposición de oírlo.
11
4) Somos conscientes que, como ocurre en cualquier actividad, que
una parte de nuestra profesión puede no saber, puede dudar o
puede no respeta los compromisos anteriormente mencionados a
la hora de responder con la integridad y coherencia necesarias. Por
esto defendemos la necesidad de que el médico actué en
conciencia. Y por ello defendemos la objeción de conciencia del
médico, pero esforzándonos en depurar su aplicación y separándola
de la falsa objeción y de la pseudo objeción.
Porque si no hay libertad de conciencia no es posible vivir
en libertad. Es así que el ser humano pasaría a ser un animal de
costumbres pudiendo prescindir de buena parte de sus atributos
como persona. En la conciencia responsable esta la base de todas
las conquistas sociales, del desarrollo y el progreso social. Y en el
caso del ejercicio medico es esencial porque sin ella esta profesión
seria otra cosa, no sé si una profesión, pero diferente.
El debate actual sobre objeción de conciencia, como ven no
es nuevo y para que vean la necesidad de un marco regulador
vayamos a 1961 donde en la película “Vencedores o vencidos”
circunscrita
tras los juicios de Núremberg, el director Stanley
Kramer plantea el mismo problema que hoy mantenemos: un
derecho del individuo mal definido,
de difícil y compleja
aplicación práctica por ausencia de un marco regulador. La Ley
solo se condiciona con otra Ley. Sin un marco regulador el derecho
12
a objetar de una conciencia libre será algo así como el derecho al
trabajo o a la salud pero sin regulación que les permita hacerlos
efectivos.
Pero fíjense y a la par, no creo que un mal médico, es
decir aquel que no responde con la integridad y coherencia
necesaria a los compromisos sociales de esta profesión, tenga
credibilidad suficiente para objetar en conciencia. Sencillamente
porque es difícil de entender un atributo que no se utiliza igual
para no hacer mal que para hacer el bien.
Sería sospechoso que a una conciencia escrupulosa para
actuar, es decir, objetora, no le corresponda simultáneamente una
conciencia escrupulosa que con idéntica fortaleza de ánimo actué
contra lo injusto, lo amoral, lo no ético o lo ilegal. No concibo
una conciencia objetora que también no defienda al SNS, que
permita un retroceso en sus prestaciones o en las calidades de las
mismas, que no lo defienda escrupulosamente sabiendo que es un
elemento substancial para seguir ofreciendo a los pacientes y a los
más necesitados la respuestas y calidad que necesitan. Respuestas
y calidad que hemos descubierto, que en conciencia estamos
comprometidos a ofrecer y que por el contrario permita su
perversión por los múltiples intereses en juego que ponen precio a
su comportamiento.
13
5) Es verdad,
que esta profesión especial, con sus lógicas, de
cuando en vez, mantiene confrontaciones o interfiere con las lógicas
del poder político y económico. ¿Pero alguien puede pensar que
esto deje de ocurrir? Las tres lógicas son socialmente necesarias
y complementarias. Si hay honradez en el planteamiento, es de
suponer que todas ellas se enriquecen y aproximan. Y esta
confrontación ha sido así. con carácter universal. desde lo más
remoto de los tiempos y seguirán siendo.
Aristóteles, el filósofo y el político, entendía que los hombres y
mujeres eran diferentes, en función de condición y nacimiento, y
justificaba la esclavitud, lo que duró, al menos conceptualmente, hasta
que John Locke en el XVIII, por cierto medico y filosofo, habló de los
derechos naturales de todos aunque en la práctica aún hoy perdura
esa gran injusticia en el mundo. Sin embargo Hipócrates, un par de
generaciones antes de Aristóteles consideraba a todos los enfermos
iguales. Sus lógicas también eran diferentes1
Los médicos devolvemos y devolvemos mucho.
A cambio esta profesión especial y la Organización Médica que
la representa, actúa de nexo de unión que compacta todos los
elementos mencionados y además ofrece otras ventajas insustituibles
1Los
datos son: Hipócrates 460-aprox 370 a.C.; Aristóteles 384-322 a.C.) Es decir,
Aristóteles tenía 14 años cuando se supone que murió Hipócrates.
14
e impagables: Promueve permanente y constantemente su carácter
vocacional desinteresado, por encima de intereses egoístas o de lucro,
así como la realización de actividades que sobrepasan lo legalmente
obligatorio y que no son reconocidas por el pagador y que, en síntesis,
se preguntaba por ellas un alumno de 4º de Medicina, que hoy es
médico de familia
 ¿Por qué hay que esperar del médico una respuesta diferente
ante sus pacientes de la que cabe esperar de cualquier otra
transacción económica o profesional?
 ¿Por qué voy a tener que rendir cuentas?¿Por qué voy a tener
que realizar sobreesfuerzos que nadie me pide, ni siquiera me
concretan?
 ¿Por qué voy a tener que sentir algo cuando muere mi paciente o
cuando sufre o cuando viene muerto de miedo a mi consulta?
 ¿En qué apartado del contrato público, está escrito que debo
ayudarle sin reservas y responder a sus necesidades? ¿todo lo
tengo que supeditar a su interés?
 ¿Por qué tengo que guardar secreto de lo que me dice?¿Por qué
todo lo que me cuenta es confidencial? ¿Por qué tengo que
respetar su intimidad?¿Por qué no puedo sacar provecho de sus
debilidades?
 ¿Por qué tengo que preocuparme que todo lo que le recomiendo
sea al mejor precio si él no lo paga ni yo tampoco?
15
Yo le respondí: ¿Has estado enfermo o has tenido a tus padres o
hermanos enfermos? Me dijo que no.
Bueno –le contesté- por eso lo preguntas. Y porque además de
ser buena persona todavía no has ejercido ésta profesión, ni te han
enseñado a estudiar reflexiva y críticamente la deontología médica.
Esta responsabilidad médica, que requiere saber y voluntad para
afrontarla, ¿precisa algún compromiso expreso, alguna exigencia
añadida, algún currículo colectivo que a través de la historia se ha
trasladado como sentimiento corporativo hasta nuestros días? ¿Precisa
alguna vigilancia, alguna actualización y puesta al día? En este
momento la profesión médica no debe defraudar la confianza que la
sociedad ha depositado en ella. Y para ello hay que construir sociedad
y profesión; y este es el reto de las organizaciones colegiales
b) El compromiso son el sistema sanitario.
El SNS siempre se ha dicho que se encontraba en crisis. Si esto
fuera cierto, la verdad es que la crisis actual es algo más que una crisis
económica. Y ojo con las simplificaciones que son una forma de
ocultar le verdad.
16
La crisis cuestiona el orden financiero, el orden urbanístico y la
utilización del suelo, pero especialmente cuestiona los sistemas de
valores de una sociedad que vive el aquí y ahora solo para el consumo,
la competitividad y donde el ser humano y el orden universal para su
cuidado es prescindible o solo queda para los momentos de imagen o
necesidades de promoción.
Tenemos por delante una década compleja, complicada,
diferente, y es nueva pero por ello es apasionante. Y no son ni por
asomo sus retos mayores que los que presenta a diario la lucha por la
salud, contra la enfermedad y la muerte. En cualquier caso nos obliga a
repasar lo substancial y a pensar qué país, sistema sanitario y que
Medicina dejaremos a la próxima generación; todo esto nos lo
jugaremos en los próximos años de necesarios ajustes en el
crecimiento del gasto sanitario, pero de obligado crecimiento en ética
de la responsabilidad profesional y social.
El SNS es el instrumento social
imprescindible para que los
médicos podamos responder a nuestros compromisos con todos y
cada uno de los pacientes, incluidos los que están por venir.
Precisamente de ese compromiso surge la obligación ética de
preservar la calidad del SNS y sus atributos básicos... Sin embargo
una serie de circunstancias ponen en peligro su sostenibilidad por la
insuficiente financiación y especialmente por el fracaso de una
negociación
política
partidaria
que
cada
día
los
ciudadanos
17
consideramos más irresponsable. Porque no es cosa de simplificar la
realidad, de disimularla o de formular buenos deseos sobre un futuro
incierto. Los problemas se pueden arreglar si se abordan sus posibles
soluciones y no volviéndolos a plantear una y mil veces, aparentando
que se hace algo. Y para eso se requiere un gran acuerdo del
máximo nivel que permita avanzar.
Es cuestión de hacer lo que sabemos que debemos de hacer,
tomar decisiones y medidas que minimicen los riesgos para el SNS y
en consecuencia para aquellos que mas sufrirían su decadencia, que
son: los pobres, los débiles, los frágiles, los más ancianos, los
discriminados, los ignorantes…. Aquellos que oculten la realidad,
disfrazándola para sacar beneficio a expensas de poner en riesgo la
salud de los demás son simplemente culpables y sería preciso
identificarlos. Estamos ante una cuestión trascendental, en una
encrucijada de la que depende la viabilidad de nuestro SNS y el
mantenerlo con los niveles de calidad y atributos que hoy tiene es
responsabilidad de todos.
Debemos aclarar que entendemos por sostenibilidad: Sostenible
es que puede continuar, se puede mantener a un coste asumible, es
perdurable. Claro que el SNS es sostenible como lo ha sido hasta aquí,
pero eso no es incompatible con que si no se modifican las actuales
coordenadas y condiciones que lo determinan pueda dejar de serlo. Y
18
todos tenemos una responsabilidad intergeneracional para hacer
sostenible el legado patrimonial de nuestro sistema sanitario público.
Partimos de un crecimiento del gasto sanitario por encima del PIB
en los últimos años. Precisamente por ello ya en el año 2005 agentes
tan importantes como la Comisión Europea (Grupo ECOFIN) advertían
de los riesgos de sostenibilidad para nuestro modelo social. En
segundo lugar, y como consecuencia de la crisis financiera global, se
instaura un proceso de recesión económica y los ingresos fiscales del
conjunto de las Administraciones Públicas disminuyen desde el 41,1%
en 2007 al 34,6% en 2009, es decir, un 6,5% del PIB (datos
consolidados). La deuda soberana seguirá creciendo al menos hasta el
2015 (según el Fondo Monetario Internacional) tardaremos muchos
años en devolver lo que nos han prestado. Y en tercer lugar, si no lo
evitamos, seguirá creciendo el gasto sanitario a un ritmo superior al
crecimiento económico especialmente provocado por la incorporación
de nuevas tecnologías y medicamentos.
Con las deudas acumuladas por las Comunidades Autónomas
parece que ahora no es posible, como en el pasado, que venga el
Estado a rescatarlas. ¿Qué hacemos?
Parece que hay acuerdo en que la sostenibilidad del sistema
sanitario público debería atacar básicamente el control del gasto el
19
aumento de los ingresos y la desvinculación, desorientación y
desafección profesional
de los problemas de salud de los
ciudadanos, de los problemas del SNS, de la masificación, de la
pérdida de equidad y de los desequilibrios territoriales. Hoy más que
nunca es necesaria una toma de conciencia y un mayor grado de
corresponsabilidad con la sostenibilidad del sistema sanitario público
de todos los agentes internos y externos del sector.Volvemos a reiterar
que se requiere un gran acuerdo del máximo nivel que permita
avanzar.
Sabemos lo que tenemos que hacer, las claves para garantizar la
sostenibilidad del SNS, que podemos relatar cuan letanía y que en
buena parte coincide con las recomendaciones recientes que firma el
Consejo Económico Social:
1. Definir cartera de servicios común que se consideren necesarios
para mantener los actuales niveles de calidad para todo el Estado. Y en
esto deberemos exigirnos ser tan generosos en la solidaridad y
equidad, como estrictos en la efectividad de las prestaciones,
procedimientos, tecnologías y servicios que incluiremos en la cartera
común del SNS.
2.
Controlar
el
crecimiento
del
gasto
farmacéutico,
independientemente de su justificación sencillamente no puede seguir
absorbiendo
progresivamente
más
porcentaje
del
presupuesto
sanitario.
20
3. La evaluación y seguimiento de las nuevas tecnologías o de
todo procedimiento de innovación clínica.
4. Hacer interoperables los sistemas de información sanitaria con
el
fin
de
disponer
de
una
historia
informatizada
de
salud,
independientemente del ámbito territorial y del tipo de asistencia, de
uso universal por los pacientes en cualquier situación que precisen
para el mejor cuidado de su salud.
5. Centralizar compras y garantías de pago a proveedores que debía
de garantizar la Ley de morosidad
6. La Atención Primaria precisa refuerzo adecuado para que
responda a lo que se espera de ella. Por el contrario progresivamente
disminuye el porcentaje del presupuesto que se le asigna y que ya se
aproxima al 50% de lo que le dedican otro países de nuestro entorno.
Los programas de formación de grado no pueden hacerse a
codazos entre los diferentes departamentos. Porque los ajustes
derivados de los acuerdos de Bolonia no se están produciendo. Ni se
garantiza que dado que la mitad de los futuros médicos van a ejercer
en Atención Primaria
pudieran elegirla como especialidad por el
estimulo que solo surge del conocimiento de la misma, que sigue sin
ofrecer la formación de grado a los estudiantes.
21
La AP sufre una profunda discordancia entre lo que se dice de
ella, lo que se espera y lo que hace. Ejemplo 1: contamos con una
exigente legislación a la hora de garantizar el derecho a la información
del paciente, pero, a la vez, no pocos médicos se encuentran con una
masificación asistencial de consultas sin límites, donde a menudo es
imposible cumplir estas normas legales sin que nadie haga nada para
ponerles fin.
Ejemplo 2: La burocracia absorbe hasta el 40 % del tiempo
asistencial de los médicos, mientras se observa cómo en otros sectores
de servicio al público con menor trascendencia social ya hace
muchos años que se han superado problemas similares con tecnología
y constante innovación.
7. El modelo asistencial basado en el paciente agudo precisa ser
reorientado
para
atender
a
un
enfermo
crónico,
anciano,
pluripatológico, poli medicado, frágil y, en muchas ocasiones,
dependiente. Esa concepción asistencial además de no responder a la
realidad, es un modelo que provoca errores y riesgos evitables.
El 13% de los pacientes que reciben alta reingresan de nuevo por
complicaciones de las cuales el 75 % serian evitable con un cambio en
la concepción de la atención al enfermo, con una respuesta integrada y
coordinada
a
sus
necesidades.
Se
está
produciendo
una
22
fragmentación, un peligro por falta de coordinación de los profesionales
que actúan sobre el paciente.
Pero, además, el riesgo de despersonalización es elevado en un
paciente que sufre, tiene miedo o dolor, no dispone de información
suficiente, no tiene quien se la ofrezca o no la comprende. Es urgente
cambiar a un modelo mucho más social ajustado a las necesidades del
paciente, donde todos los que intervienen estén involucrados y
coordinados.
Por eso al Ministerio de Sanidad no le sobra ningún refuerzo de
lo social.
8. Aumentar la eficiencia entre otras medidas con modificación del
Sistema retributivo de los profesionales relacionándolo con resultados
y eficacia. Los médicos ofrecen responsabilidad y esfuerzo, pero no
pueden seguir sin la capacidad de gestionar los medios necesarios
para cumplir sus obligaciones profesionales.
La supervivencia del sistema necesita también un cambio
profundo en la mentalidad del médico: exige un cambio profundo de
mentalidad del médico, por ser el agente principal que custodia el
conocimiento esencial y ordena con discrecionalidad el gasto variable.
Pasar de una actitud pasiva, asalariada, desafectada
por déficit
identitario y falta de orgullo de pertenencia y corresponsabilidad con tu
23
propio sistema,
a una actitud más vital, de trabajar en cosa y casa
propia, de sacar adelante la empresa.
No se trata simplemente de no despilfarrar, sino de cuidar el
patrimonio de todos, Entonces se aprovecha más el tiempo, se miran
los gastos como propios.
9. La desvinculación, desorientación y desafección profesional de
los problemas del SNS El médico se siente atrapado. Hasta hace dos
días por un lado, la incontinencia de la propaganda política que no
cesaba de prometer más y más prestaciones sanitarias, sin echar
cuentas de los medios disponibles. Se alimentó una irresponsable
escalada de "consumismo sanitario", que luego los ciudadanos llevan a
las consultas médicas enarbolando sus derechos. Ahora la coyuntura
económica obliga a revertir la situación. En medio, al médico le toca
decir la verdad y gestionar la cruda realidad en un clima que cada vez
produce más roces con los usuarios. Es fácil de entender que este
cóctel es explosivo y se convierte en un torpedo en la línea de flotación
de la relación médico-paciente, pues daña gravemente el clima de
confianza haciendo que el profesional se sienta impotente y
desanimado.
El problema como ven no es saber lo que hay que hacer sino
¿cómo se ponen en marcha las medidas necesarias? Porque el
SNS y sus cualidades fundamentales pueden estar es peligro si entre
24
todos no reclamamos una verdadera reforma. Las reformas que
necesitamos son reformas estructurales pero también concienciación
y rearme ético de políticos, profesionales y pacientes, de creación y
defensa de valores individuales y colectivos en defensa del SNS y
desde luego no precisamos más cambios de normativas para volver a
hacer lo mismo comenzando por un sitio diferente. No se vaya a
cumplir la famosa sentencia de Don Fabrizio en El gatopardo -"Algo
debe cambiar para que todo siga igual"- que tantas revoluciones ha
frustrado.
No estoy de broma, pero parece que se espera la llegada de una
situación inesperada, un hecho imprevisible, transcendente,
que con
su impacto permita y nos obligue a hacer lo que hay que hacer, que
cambie la pasividad por acción… pero eso sería para Nasim Nicolas
Talbet un CISNE NEGRO, para otros un milagro. Para mí es un error
esperar. Mientras esto llega ¿no creen que deberíamos construir el
futuro que queremos?
c) El compromiso con los profesionales de la Medicina
¿Por qué la necesidad de colegiación universal del médico?
Decía hace unos días Viçent Thomas, Consejero Balear: “No
podemos olvidar que los Colegios de Médicos, la OMC, las
Consejerías de Sanidad caminan por la misma vía de salud y tenemos
25
objetivos comunes como una Atención Médica de calidad y respetuosa
con los pacientes así como garantizar el derecho a una asistencia
efectiva y eficiente “. Desde nuestra Institución Colegial compartimos
plenamente esta visión y misión que define nuestras credenciales
deontológicas y sociales ante el sistema sanitario y la propia sociedad.
Las reformas estructurales son necesarias y el liderazgo de la
profesión es imprescindible para saber hacia dónde vamos. Todo lo
anterior, todos los ejemplos mencionados y muchos más que podía
poner que justifican la co-regulacion y autocontrol de la profesiones
sanitarias, no es genética, tampoco es etología, tampoco ocurre en
otras profesiones ni siquiera ocurre en esta profesión en otros lugares
del mundo y tampoco son un milagro . .. Ni Vds. los políticos solos,
ni nosotros los sanitarios (médicos, enfermeros, farmacéuticos)
solos, podemos abordar las soluciones
y las respuestas
profesionales precisas
Es cierto que frente a tanto compromiso la sociedad nos ofrece
su “Reconocimiento social” su estima, y naturalmente nos sentimos
honrados y lo agradecemos; es más, nos estimula. Pero hay sectores
que nos discuten la autonomía profesional al tildarla de privilegio.
La autonomía profesional tanto docente como organizativa o directiva,
y aún más concretamente regulación o incluso la co-regulación o
regulación compartida no pueden entenderse como privilegio. Las
libertades directivas son un ejercicio responsable y por ello, por el
26
grado de tecnificación y compromiso, por el contrato social, por la
necesidad de defender al paciente esta profesión entiende su
regulación no como un acto de poder o autosuficiencia sino como un
acto comprometido, derivado del compromiso ético para con la
ciudadanía.
La profesión médica se ha convertido en una de las más
reguladas en todo el mundo precisamente para proteger a los
ciudadanos frente a los eventuales casos de abuso o incompetencia de
los médicos, y, paradójicamente, para facilitar el ejercicio profesional en
libertad y en condiciones adecuadas.
La garantía para mantener ese compromiso y los mencionados
desde una profesión independiente del poder político y económico es la
colegiación universal para todos los que ejercemos de Médicos. Si no
es universal sería imposible regular y controlar a los que no lo
desearan. La universalidad de la colegiación incluye a todos los
colegiados en una comunidad moral, en una casa de libertad y
respeto, en un ámbito que incita a la superación y disuade de
comportamientos deficientes. Aunque eso sí, que nadie piense que
con ella cambiaremos la condición humana de los colegiados.
Y ya hemos comentado que para poder actuar con libertad no
basta decirlo es preciso que la propia Ley lo garantice y establezca un
marco regulador, es decir, las reglas de juego.
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En todas las sociedades occidentales modernas, con sistemas
democráticos consolidados, los órganos de control y regulación de las
profesiones sanitarias son poco jerarquizados, independientes del
estado y del capital. Tienen responsabilidad para establecer los
criterios éticos y técnicos, para realizar la evaluación profesional de
sus miembros y para disciplinar su desempeño. Y participan fijando
los períodos de formación y experiencia para la obtención de la
titulación. Y otorgan la autorización legal para ejercer. Y tienen bajo la
responsabilidad
de
la
profesión
el
registro
de
todos
los
profesionales en activo a los que deben hacer cumplir las normas y
compromisos de la profesión. Porque sin control universal no hay
control.
Tienen una estructura donde puede participar todos los
médicos, y donde organizada y democráticamente eligen y nombran a
sus órganos de gobierno. Elaboran normas y ofrecen parecer
profesional (científico, ético, económico y político) ante todo lo
relacionado con lo social y lo sanitario.
Poseen unos instrumentos de regulación y de buen gobierno
como los Estatutos, Código deontológico y Sistemas de comunicación,
que permitan alcanzar la transparencia suficiente y llegar a todas las
audiencias.
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La Organización Médica Colegial Española tiene y cumple
con todo lo anterior. Y como contrapartida asume un contrato social
con la población y con el SNS, es decir COMPROMISOS
 Es una organización comprometida con la defensa de la salud y
con la obligación de paliar el miedo, el sufrimiento, el dolor y la
enfermedad.
 Defiende un ejercicio profesional de calidad, centrado en el
paciente y en la defensa de sus intereses por encima de
cualquier otro interés y condición.
 Quiere asegurar una práctica profesional de calidad ante la
sociedad, de máximas garantías: en base a una lógica y
racionalidad sanitaria, ética y científica, colocadas en paralelo de
otras lógicas también legítimas, económicas y políticas de las que
también debemos entender.
 Por encima de intereses partidistas y/o privados, mantiene su
vocación de servicio al paciente, al SNS y a la sociedad y su
compromiso constante para humanizar el ejercicio profesional.
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Llegado este momento, y por todo lo anteriormente expuesto, la
profesión médica y la Organización Médica Colegial y la profesión
enfermera y su Organización Colegial como parte de la soberanía
sanitaria ya manifestamos juntos y yo quiero volver a HACERLO ahora
nuestra EXPRESA voluntad de conformar un CONTRATO SOCIAL
como una renovada apuesta en el nuevo SISTEMA SANITARIO. Este
contrato
social
supone
un
claro
compromiso
con
el
marco
constitucional del Estado social y democrático de derecho y su
extensión al modelo sanitario que se ha construido bajo dicho soporte
constitucional.
Aquí
y
ahora,
EXTERIORIZAMOS
NUESTRA
INVITACIÓN DE ADHESIÓN AL CONJUNTO DE AGENTES E
INSTITUCIONES DEL SISTEMA SANITARIO a que también lo hagan.
Y quiero terminar con un compromiso delante de la Comisión
Permanente, de la Asamblea General:
“Los ciudadanos y sus legítimos representantes deben tener la
seguridad de que la profesión médica va a ser independiente y
leal a su misión. La autorregulación que suponen los Colegios
de Médicos con colegiación obligatoria es una garantía de que los
médicos no nos limitaremos a cumplir la ley, sino que nos
comprometemos a un mayor nivel de exigencia de acuerdo con la
deontología profesional, exigible en nuestros Estatutos para quien
ejerce la Medicina”
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Gracias a todos.
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