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Fronteras inciertas de la Antropología, la Historia y la Sociología argentinas:
similitudes y diferencias en los estilos disciplinares de publicación*
Baranger, Denis
[email protected]
Bañay, Arón
[email protected]
Palabras-clave: campo de las ciencias sociales - disciplinas- sociología - antropología historia
Resumen
Tomando como universo de trabajo a los investigadores pertenecientes a la Carrera de
Investigador Científico del CONICET, se analiza su producción escrita con vistas a
detectar similitudes y diferencias en sus estilos de publicación, atendiendo a las
siguientes dimensiones: idioma utilizado, tipo de autoría (individual/colectiva), tipo de
publicación (libro, compilación, artículo en revista, artículo en libro). Se trabaja
directamente con los CVs de los investigadores pertenecientes a las disciplinas
mencionadas incluidos en la Base del SIGEVA.
Introducción
J.-C. Passeron (2006: cap. 1) sostiene que entre Antropología, Historia y Sociología —
ciencias sintéticas o históricas, según las denomina— las diferencias no son
epistemológicas sino meramente disciplinares. Sin embargo, sería un error concluir por
ello acerca de la importancia menor de dichas diferencias: y es que tanto la unidad como
la separación de estas tres disciplinas resultan problemáticas. Se trata sin duda de
disciplinas diferentes, sin que exista claridad sobre cuáles deberían ser consideradas
"afinidades naturales" entre ellas. Desde ya, es sugerente el hecho de que en las
universidades de Buenos Aires y de La Plata las encontremos asentadas
institucionalmente en Facultades separadasi. Más aún, esta división no sigue las mismas
líneas en ambos casos: en la UBA, Historia y Ciencias Antropológicas pertenecen a
Filosofía y Letras, y Sociología a Ciencias Sociales; en La Plata, Sociología e Historia
se asientan en Humanidades, mientras que Antropología —con las orientaciones,
biológica, sociocultural y arqueológica— se localiza en Ciencias Naturales.
Tampoco a nivel de los organismos de promoción y evaluación científicas, existe un
agrupamiento común. En el Programa de Incentivos Antropología aparece en una
comisión junto a Sociología y Ciencias Políticas, mientras que Historia está agrupada
con Geografía. En la ANPCYT, Sociología y Antropología Social están en la Comisión
de Ciencias Sociales, en tanto Historia, Arqueología y Antropología Biológica se
encuadran en Ciencias Humanas (Baranger, 2014)ii. En CONICET ha habido
tradicionalmente una comisión de Historia, Geografía y Antropología, y otra de
Sociología, Comunicación Social y Demografía.
Sin duda hay subculturas comunes a los individuos socializados en diversos
departamentos universitarios en un país determinado, pero existen también tradiciones
intelectuales más perdurables, que no se encuentran acotadas a límites espaciotemporales tan estrechos. Estas tradiciones por lo demás resultan realimentadas por los
eventos disciplinarios, los intercambios con colegas y el sistema de publicaciones
globalizado. De modo que cuando uno se propone estudiar las comunidades de ciencias
sociales en Argentina, como es nuestro caso, todos estos factores han de ser tomados en
cuenta.
En esta presentación nos centraremos en los aspectos relacionados con los estilos de
publicación de estas disciplinas, para dar a conocer algunos resultados preliminares con
relación a las dimensiones del género de producto predominante, del idioma y del peso
de las publicaciones en colaboración.
Es sabido que las disciplinas se diferencian unas de otras por sus estilos de publicación.
En un artículo clásico, Clemens y otros (1995) colocaban en un extremo a la Física
(caracterizada por la total supremacía del paper) y en el otro la Historia (para la cual lo
que cuenta son los libros), mientras que la sociología ocuparía una posición
intermediaiii.
También es un hecho el que las distintas culturas disciplinares tienen modos diferentes
de entender a la excelencia (Lamont, 2009: 58 y ss.), y que esto se traduce en la
importancia variable otorgada a distintas dimensiones del estilo de publicación.
En el sistema (es un decir) científico argentino, y particularmente en el CONICET
existe una discusión permanente en cuanto a los criterios pertinentes para la evaluación
de los investigadores, en lo que hace al peso atribuible a las publicaciones de distinto
género (artículos, libros, capítulos), y a la importancia de la indización de las revistas y
de la publicación en inglés. A nivel mundial hay una tendencia muy fuerte a acordarle
mayor importancia a los artículos —en detrimento de los libros y capítulos—, y
especialmente a aquellos publicados en inglés y en revistas de los países centrales,
aunque en las últimas décadas estos criterios se han ido flexibilizando a nivel local iv. La
preponderancia del artículo en inglés puede ser considerada un proceder legítimo para
las ciencias duras, que permite por ejemplo medir el "factor de impacto" , como un
indicador cuantitativo de la producción de un investigador. Partiendo de la idea de que
la ciencia, por definición, aspira a ser un saber universal v, es por este procedimiento que
los científicos legitiman su pertenencia a una comunidad científica que cada vez más es
concebida como globalvi. Es cierto que en las ciencias sociales hay una suerte de
limitación intrínseca a esas posibilidades de universalización del saber, como observan
Gingras y Heilbron: "La colaboración internacional en ciencias sociales, y sobre todo en
las humanidades, es mucho más débil que en el terreno de las ciencias de la naturaleza.
La indexicalidad de los objetos de las ciencias sociales y humanas resulta en que estas
disciplinas son mucho menos fácilmente “internacionales” que las ciencias de la
naturaleza" (2009: 377).
La extensión de estos criterios a las ciencias sociales no se fundamenta únicamente en
una concepción positivista —constituyendo a la Física en canon de cientificidad— sino
en el hecho de que cualquier otra alternativa es más complicada de ser aplicada en
términos de los requerimientos de tiempo y de la posibilidad de construir consensos. En
otras palabras, para la evaluación de los investigadores, resulta más expeditivo delegar
la tarea en el sistema internacional de publicaciones y en sus árbitrosvii.
Materiales y métodos
El universo de trabajo está constituido por los investigadores en ciencias sociales y
humanidades pertenecientes a la Carrera de Investigador Científico (CIC) del
CONICET a fines del año 2013.
Aunque es evidente que éstos no dan cuenta de la totalidad de la producción escrita de
cada disciplina (hay muchos otros investigadores en universidades y en otras
instituciones), esta población aparece como la que está sujeta a mayores exigencias de
publicación, y por lo tanto aquella en la cual se pueden manifestar de modo más nítido
los estándares propios de cada campo científicoviii. Seleccionamos a partir del universo
total de la CIC de cerca de 8.000 investigadores a 1871 pertenecientes a las disciplinas
sociales y humanas entendidas con un criterio amplio.
La clasificación de los investigadores en disciplinas no es obvia. La hemos realizado
pragmáticamente en base a la auto-adscripción disciplinar de los propios investigadores,
a partir de la cual hemos procedido a mínimos ajustes con vistas a la corrección de
erroresix. En este caso, cabe aclarar que hemos incluido en Demografía también a
investigadores que, habiéndose encuadrado en Sociología como disciplina principal,
mencionaron a Demografía como subdisciplinax.
Ordenados los investigadores por disciplina en una matriz, se recolectaron los datos
declarados por ellos en los respectivos CVs asociados a la base de datos del SIGEVA.
De allí se tomaron en cuenta las publicaciones de Artículos en revistas científicas,
Capítulos de libros, Libros y Compilaciones; diferenciando a su vez para estas cuatro
categorías las publicaciones producidas de manera individual o colectiva. Los
compiladores suelen tener publicaciones dentro de la propia compilación, y en este caso
se contabilizaron también como capítulos de libros, del mismo modo que los prólogos o
estudios preliminares.
En cambio, no se tuvieron en cuenta las publicaciones en actas o los resúmenes de
Jornadas y Congresos, las ponencias, las reseñas o comentarios críticos de libros, las
traducciones y entrevistas, las notas periodísticas o de divulgación, los informes de
consultoría y los documentos de trabajo. Tampoco se consideraron los manuales
destinados a la educación primaria o secundaria, ni las tesis de grado y postgrado que no
fueron publicadas.
Se contabilizaron en la matriz para cada autor las publicaciones de las categorías
mencionadas, y además se consignó la presencia-ausencia de publicaciones en los
idiomas Inglés, Francés, Portugués, Italiano, Alemán, Otro (en esta categoría
aparecieron casos de publicaciones en Gallego, Catalán, Polaco, Sueco, Ruso, Griego).
En el caso del Inglés, debido a su especial importancia, se tuvo en cuenta además el
número de publicaciones en esa lengua.
En cuanto a los artículos, si bien en un principio se pensó en considerar solamente los
publicados con referato, este criterio resultó difícil de aplicar, teniendo en cuenta que
algunas publicaciones se remontan a mediados del siglo pasado, y que la extensión del
sistema de referato a las revistas de ciencias sociales y humanas es un fenómeno de las
últimas décadas. Una revista puede haber pasado de un sistema sin a otro con referato, o
haber llegado a ser indizada a partir de cierto año, etc.
En la práctica, la aplicación de los criterios mencionados dista de ser simple. Los
investigadores presentan sus CVs bajo distintas formas, y por múltiples razones pueden
verse llevados a cometer errores en el modo de catalogar sus productos; no es
infrecuente que una misma publicación aparezca repetida, o que resulte incluida en una
categoría que no corresponde (por ejemplo, se consignan resúmenes o actas de
congresos como artículos). De modo que cada caso individual ha supuesto un examen
cuidadoso del CV para garantizar una clasificación mínimamente confiablexi.
Resultados
Para los 41 investigadores de Antropología Biológica, los porcentajes de sus escritos
consistentes en artículos en revistas científicas alcanzan, en promedio al 81%. Ello
contrasta fuertemente con las restantes disciplinas en las que dichos porcentajes son
muy inferiores. Los libros y compilaciones alcanzan sus mayores porcentajes promedio
en Demografía (20%), en tanto son prácticamente inexistentes en Biología. Ocurre que
los productos de las ciencias sociales son menos esotéricos, y por ende son susceptibles
de interesar a un público no especializado que constituye un mercado potencial más
amplio. Por otra parte, en las ciencias experimentales los avances permanentes en el
conocimiento tornan rápidamente obsoletos los productos escritos, mientras que en las
sociales, su vigencia más extendida en el tiempo es más compatible con las exigencias
de la industria editorial.
En cuanto a las lenguas, la importancia de las publicaciones en inglés es muy diferente
de acuerdo a la disciplina o subdisciplina que se considere. En ciencias duras, las que se
caracterizan el avance constante de los conocimientos y su carácter cumulativo, los
investigadores cuyos hallazgos no estén publicados en revista de primera línea—y por
lo tanto escritas en inglés— no tienen prácticamente ninguna chance de abrirse camino.
Aunque la Biología es una ciencia compuesta —con un abanico de ramas
epistemológicamente heterogéneas que abarca desde la tradicional taxonomía hasta la
genética molecular— y es además una ciencia "distinta de las otras" (Mayr, 2005),
observamos en el caso de la Antropología Biológica un perfil nítidamente distintivo
respecto a las otras disciplinas investigadas, un perfil que podríamos describir como
más afín al de la Física: el 100% de sus investigadores registran algún escrito en inglés,
y el 40% en promedio de sus producciones han sido realizadas en ese idioma.
En el otro extremo, sólo un 40% de los historiadores tienen al menos una publicación en
inglés, mientras que en sociología y en antropología social los porcentajes son algo más
elevados: 49 y 50%. Pero sobre todo, en estas disciplinas en la Argentina, sobre el total
de su producción los escritos en esta lengua importan en promedio apenas un 5% para
Antropología Social y Sociología (y un 4% para Historia). En cuanto a Arqueología xii y
Demografía, en relación al inglés se sitúan en un punto intermedio: 33% y 40% de su
producción, respectivamente.
De las lenguas restantes, el francés registra porcentajes significativos en Antropología
Social, Historia y Sociología, mientras que el portugués lo hace en Antropología Social,
Sociología y Demografía. Es posible que la implementación de tesis en co-tutela entre la
UBA y universidades francesas (entre otras la EHESS) explique, al menos en parte,
este peso del francés. En cuanto al portugués, puede tener relación con la formación de
postgrado en Brasil, debido a la existencia de campos disciplinares más desarrollados en
este país que en la Argentina.
Esto significa que en muchos de los antropólogos sociales, historiadores y sociólogos
han optado —tal vez "haciendo de necesidad virtud"— por permanecer al margen de las
revistas en inglésxiii, quedando confinados a un circuito hispánico y latinoamericano (en
el mejor de los casos), cuando no exclusivamente local. Es cierto que la hegemonía del
inglés es menos absoluta en las ciencias sociales que en las experimentales, y también
que en las disciplinas sociales no resulta tan crucial estar al día con los últimos avances
teórico-técnicosxiv (como sucede, de modo evidente, en Medicina), pero aún así la
reducida presencia internacional puede ser visualizada como un déficit.
Finalmente, las disciplinas se diferencian también en cuanto a la modalidad
individual/colectiva de las publicaciones. Es una constante mundial que las ciencias
sociales tienen menor peso las publicaciones colectivas. En las ciencias de la naturaleza
"la co-autoría es vista como un factor de internacionalización y de incentivo al trabajo
colectivo, ella es un valor" (Ortiz, 2008: 93). Gingras explica que "la colectivización
del proceso de investigación crece con la importancia de los equipamientos requeridos
(física de las partículas), la complejidad y la diversidad de las tareas a cumplir
(medicina clínica) y la escala de la investigación (oceanografía, espacio). Resulta por lo
tanto menor en el campo de las ciencias sociales, en las cuales, a escala mundial,
solamente el 29% de los artículos son producidos por dos o más autores" (2002: 33).
En los campos que consideramos aquí, el peso de las publicaciones colectivas resulta
muy variable. Siendo la norma en Antropología Biológica (88%), resulta minoritaria en
las ciencias sintéticas, —más individualistas, sino ideográficas—: en promedio, las
publicaciones colectivas constituyen un 34% de la producción en Antropología Social y
en Sociología y se reducen al 20% en Historia. Nuevamente en este caso Arqueología y
Demografía aparecen presentando perfiles intermedios.
Conclusión
En síntesis, en cuanto a la Antropología y sus subdisciplinas, hemos podido comprobar
que tanto los porcentajes promedios por género, como el porcentaje del total en inglés y
el peso relativo de las publicaciones individuales y colectivas muestran bien que las tres
ramas exhiben muy claras diferencias en sus estilos de publicación. Si bien
consideramos a la Antropología Biológica como una ciencia natural, nos pareció
interesante incluirla justamente para mostrar la heterogeneidad interna del campo de la
antropología en general; adicionalmente su inclusión nos ha servido como un punto de
referencia para destacar las similitudes entre las disciplinas históricas y muy
especialmente entre sociología y antropología social.
El peso de los artículos como porcentaje total de las publicaciones es mayor para
Antropología Biológica, así como la publicación en inglés, y la co-autoría, con lo que el
estilo de publicación de esta disciplina tiende a asemejarse al de las ciencias duras.
Antropología Social, Historia y Sociología se sitúan en el otro extremo, en tanto
Arqueología ocupa una posición intermedia.
Como se ha dicho, estos son apenas algunos resultados preliminares que podrán
ampliarse cuando avancemos en considerar la posición de cada disciplina en el campo
de las ciencias sociales, y la ubicación de estas últimas en relación al campo de las
ciencias en general.
Referencias bibliográficas
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Chicago Press.
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PASSERON Jean-Claude, 2006, Le raisonnement sociologique. Un espace non
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*
Este trabajo ha sido elaborado en el marco del Proyecto del PROINCE 16H366 "Sociología y Antropología Social
en el campo argentino de las ciencias sociales", en coordinación con el Proyecto PISAC.
i La UBA da cuenta de una mayoría de los egresados de las tres disciplinas en el grado como en el postgrado, seguida
por la UNLP.
ii La decisión del CONICET (efectivizada en el SIGEVA a partir de 2014) de desglosar de la Comisión de
Antropología, Historia y Geografía una nueva Comisión de Arqueología y Antropología Biológica, parece haber
tenido buenos fundamentos, como se verá. Esta determinación ha supuesto romper con la tradición norteamericana,
que postula la unidad de la ciencia antropológica, reconociendo en ella cuatro ramas: Antropología Sociocultural,
Arqueología, Antropología Biológica y Antropología Lingüística.
iii «In some branches of the academy, entire disciplines are associated with a single genre. Physicists, for example,
have been overwhelmingly producers of journal articles since the 1890s,which saw "the virtual disappearance of the
book as a way of presenting new results"( Bazerman 1988, p. 158). Listen to a group of untenured historians and one
learns that, although articles are a nice addition, their futures rest on the completion and quality of "the book." But
sociology and some other social sciences differ in recognizing two paths to publication: books and journal articles»
(Clemens et al., 1996: 434). También Gingras observa que el índice de citaciones "ha sido sobre todo validado en los
dominios de las ciencias de la naturaleza y por lo tanto no se lo puede transferir sin precauciones en los sectores de
las ciencias sociales y menos aún en las humanidades, ya que estas últimas disciplinas utilizan más el libro que el
artículo como modo de difusión de sus resultados" (2008: 10).
iv En particular, el CONICET ha hecho grandes esfuerzos en esta dirección, por ejemplo, estableciendo el Núcleo
Básico de revistas, para valorizar la producción local en ciencias sociales y humanas. Las universidades por su parte
han sido más amplias en sus criterios; como lo han mostrado Beigel y Salatino: "Existen diversas culturas evaluativas
dentro del campo científico argentino que se encuentran altamente segmentadas entre sí" (2015: 15).
v No en vano la segunda letra del acrónimo CUDOS (con el que Merton caracterizaba el ethos científico) corresponde
a "Universalismo".
vi Aunque, como señala Kreimer (2015), ello no ofrece ninguna garantía de producción de conocimiento útil en
función de prioridades nacionales.
vii Es la misma razón de practicidad por la cual, para el otorgamiento de becas doctorales, el CONICET le concede
tanta importancia al promedio obtenido en el grado, un indicador cuya validez dista de ser perfecta.
viii
En la misma base del SIGEVA figuran también los investigadores con categorías I y II del Programa de Incentivos
para Docentes-Investigadores universitarios (PROINCE), aunque para la mayoría de éstos no existe un CV
disponible. Por otra parte, como resultado de la flexibilización de los criterios de categorización y de la
descentralización regional de las comisiones evaluadoras, en muchos casos la producción en investigación de los
universitarios I y II resulta ser sorprendentemente exigua, muy alejada de los estándares del CONICET.
ix Hemos abordado con mayor detalle las dificultades en este proceso en otros trabajos (Baranger, 2014 y 2015).
x La Demografía es también un campo compuesto, que se traslapa con zonas de la Sociología, la Historia y la
Biología.
xi Así, para un investigador determinado, nuestros números resultaran ser por lo general más reducidos —y, creemos
nosotros, más exactos— que los arrojados como Indicadores por el CVar en <http://www.sicytar.mincyt.gob.ar/
buscacvar/>.
xii La Arqueología es otra disciplina compuesta, que se superpone parcialmente con regiones de la Biología, la
Historia, la Antropología y la Arquitectura.
xiii Según Ortiz, la utilización de la lengua inglesa sería "una estrategia de maximización de las ganancias. El
investigador hace un cálculo de su posición en el mercado de bienes lingüísticos y en el campo científico, y opta por
un tipo de comunicación que le permite acumular el mayor rendimiento” (2008: 162).
xiv Algunos ponen en duda que se pueda hablar de "avances" en sociología, en el mismo sentido que en las ciencias
experimentales. Desde un punto de vista escéptico, Abbott expresa: "sociology, and indeed social science more
generally, consists mainly of rediscovering the wheel" (2002: 17).