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TRIDUO AL CORAZÓN DE MARIA
Celebraciones con jóvenes para orar por las vocaciones misioneras
INSTRUCCIONES DE USO
1. Recursos para celebrar el Triduo al Corazón de María. Están pensados
para jóvenes, pero pueden usarse con diversos tipos de personas, incluida
la comunidad claretiana, con al adecuada adaptación.
2. Cuidar con esmero la preparación de cada celebración, evitando
improvisaciones o descuidos (lectores, cantos, ambientación, signos,
intervenciones, lecturas...)
3. Sugerencias para la animación de la celebración:

Que sea muy visible una imagen o una estampa del Corazón de María,
debidamente ornamentada con flores, luces,...

Un fondo de luz tenue, con una suave música de fondo, con silencio
inicial... favorece la celebración, sobre todo en los momentos en los
que se realice la invitación a intervenir.

La reflexión que se presenta puede ser leída en público o en particular.
Acaso, puede servir también como sugerencia para una breve homilía o
comentario a los textos bíblicos.

Hay que cuidar sobre todo los momentos de reflexión, silencio y
oración de forma que lo exterior y formal no diluyan la interiorización.

Conviene invitar a la participación en los momentos adecuados de
oración, de manera sencilla a través de los cantos, del silencio orante o
de intervenciones espontáneas.

Estas celebraciones tienen un sentido vocacional y están vinculadas
desde una página del evangelio de Juan, donde aparecen con claridad
tres
actitudes
vocacionales
de
María
(compasión-pruebadisponibilidad). Conviene no perder esto de vista.

El desarrollo de las celebraciones debe tener presente que estos
guiones se centren en la Palabra, que se proclama, se significa, se
acoge en silencio y se comparte.
1
2
DIA PRIMERO:
CORAZÓN COMPASIVO DE MARÍA: “NO TIENEN VINO”
1. Canto de entrada (conocido por los participantes)
2. Ambientación
Nuestro encuentro de oración en común no debe reducirse a una celebración ritualista y
ajena a nuestra vida. Por el contrario, podemos convertirlo en una ocasión apta para
contemplar lo fundamental, lo que nos llena de vida, lo que despierta en nosotros las más
profundas energías de amor y de servicio. En esta preparación para la fiesta del Corazón de
María deseamos descubrir, entender y hacer nuestras algunas actitudes de María ante la
Palabra de Dios y ante las necesidades de los hombres. Este primer día del triduo al Corazón
de María contemplamos su compasión. Frente a las necesidades de los hombres ella no fue
insensible. No cerró los ojos ante los problemas reales de los demás ni se despreocupó de
ellos. Hoy pediremos al Señor la sensibilidad y la actitud compasiva de su Corazón de
Madre, de manera que sea para todos nosotros despertador de nuestra vocación de servicio.
3. Saludo
El Dios de la misericordia y del amor que nos ha bendecido con la maternidad amorosa de
María, la mujer de corazón compasivo, la madre de Jesús, esté con todos vosotros.
4. Oración
Corazón Inmaculado de María,
Corazón atento a las necesidades de los hombres,
Tú dijiste al Señor: ¡No tienen vino!
Pronunciaste esa palabra en una situación determinada
y la repites en el hoy de nuestra Iglesia y de nuestra Congregación.
Sácanos de nuestra indiferencia e insensibilidad.
Ayúdanos a comprender qué significa esa falta de vino nuevo
y muéstranos tu Corazón compasivo
ante la falta de alegría, de esperanza, de entusiasmo y de confianza en el futuro
que anega el corazón de muchos hombres
para que nunca falten en el mundo
alegres misioneros del Reino.
Lo pedimos de todo corazón
a Dios nuestro Padre y a Jesucristo nuestro Señor
en la fuerza de su Espíritu. Amén.
5. Palabra de Dios: Del Evangelio según san Juan (Jn 2, 1-3)
Tres días después se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre de
Jesús. Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos. Y, como faltara vino,
porque se había acabado el vino de la boda, le dice a Jesús su madre:
-No tienen vino.
6. Canto (conocido por los participantes)
3
7. Reflexión
Juan Pablo II ha escrito que María expresó “el secreto más profundo de su vida” cuando
dijo a Jesús en Caná: “No tienen vino”. En este primer día del triduo deseamos conocer a la
Virgen a través de esta afirmación suya donde ella muestra su preocupación. No es una
expresión alentadora, cualquiera que sea el sentido que se le quiera dar. María la dice a Jesús
porque se ha identificado con la situación como si fuera suya. “No tienen vino” quiere decir:
“No tenemos más vino”. Ella se identifica con esa pobre gente de la que no sabemos ni
siquiera el nombre porque la narración evangélica no dice más. ¿Qué significa la falta del
único vino que puede alegrar el corazón humano? ¿De qué tipo de vino habla?

Faltaba el vino
En una primera mirada, podemos notar que el hecho de que falte el vino al final de un
banquete no es tan fundamental. La gente hubiera podido irse a casa, igualmente saciada.
Por tanto, la falta que María nota no es esencial, no es cuestión de vida o muerte; es la falta
del bienestar, es la carencia de ese no sé qué por lo cual las cosas no salen bien, y es de lo
que más frecuentemente carecemos. A menudo nos falta ese no sé qué de alegría, de
entusiasmo, de empuje convencido que se necesita para que todo nos salga bien.
En la Biblia, como ocurre también en muchas culturas, el vino es el símbolo de la vida que
se desborda, que se expande libremente, que no se reduce a lo imprescindible. El vino
simboliza y evoca la más profunda alegría que brota del evangelio La alegría de este vino
se muestra en el entusiasmo, en la sencillez, en el gozo por un futuro preñado de
posibilidades y de vida; es símbolo de la superación de los desencantos, de los temores que
bloquean la esperanza, la confianza, la comunicación, el celo misionero.
En cambio, la falta de vino, en la simbología cultural y bíblica, es todo lo que nos cierra, lo
que nos endurece, lo que crea sospechas, distancias, tristeza, susceptibilidad, desánimo,
decepción, irritabilidad, malhumor, pesimismo, crítica corrosiva, envidia, fatalismo...
elementos todos ellos que ¡jamás llega a mejorarnos en nada ni favorecen el surgimiento de
un futuro mejor a pesar de sus contudentes argumentos!

El vino de la alegría
En nuestra perspectiva humana, no se trata solamente la alegría de sobrevivir, o de tener
una buena familia, un buen trabajo, la salud y el futuro asegurados, o de prosperar, o de
contar con todos los medios necesarios para vivir bien y no tener problemas... Sino que se
trata de la perfecta alegría, aquella que nadie nos puede arrebatar, la alegría de la verdadera
fiesta, de la amistad, del amor auténtico, de la vida nueva, de la victoria definitiva. Es decir,
todo aquello que acarrea el sentirse hijo de Dios y hermano de los otros.
No podemos negar que, en ocasiones, acusamos la falta del vino del Evangelio. La
dificultad está en que, al igual que cuando en un banquete llega a faltar algo, enseguida la
gente se irrita, se pone nerviosa, se enfada y, al final, empieza a decir: ¿Quién es el
culpable? ¿Quién ha organizado esta fiesta y cómo es que no la ha preparado
suficientemente? ¿Para qué habremos perdido el tiempo viniendo? Y surgen así discusiones
parecidas a las del relato de las vírgenes necias y las vírgenes prudentes: al llegar el esposo,
nos preguntamos quién ha sido tan poco previsor que ha dejado que falte el vino de la
alegría del evangelio.
4
Acusamos entonces a ciertas personas, a los organizadores, a los responsables, a la Iglesia,
a la sociedad, a los jóvenes, a los otros, a cualquiera... como responsables de esa situación
de falta de alegría, de entusiasmo, de coraje. Buscamos entre ellos un culpable y le hacemos
un proceso inapelable. Y al final, eso tampoco parece conducirnos a nada, porque nada hay
que llene de verdad nuestro corazón sediento.

La compasión de María
En medio de esas preguntas adquiere sentido la indicación-petición de María a Jesús: “No
tienen vino”. Denuncia que falta la alegría del Evangelio. María se hace portavoz
compasiva de nuestra carencia del vino que puede alegrar de verdad nuestro corazón. María
nos ayuda a descubrir lo que falta, no para acusar o para recriminar un fallo, sino para
hacernos solidarios. La fuerza incisiva de las palabras de María, “¡Pobrecillos, no tienen
vino!” es una fotografía exacta de nuestra situación contemporánea. Ella, desde su Corazón
materno, parece indicarnos con esa expresión que, sin la alegría del Evangelio, moriremos
de tristeza.
Pidamos al Señor que María con su Corazón de Madre y Maestra nos haga muy sensibles
ante lo que aflige al mundo; que nos saque de la indiferencia y nos acerque a Jesús para
decirle como ella: “No tenemos vino; no tienen vino”, y que nos haga buscar la verdadera
alegría del Evangelio. La alegría a que se refiere es aquella que tiene su origen y su causa
en el Evangelio. No es una alegría cualquiera, sino la que nace de la cabal acogida del amor
de Dios por los hombres, manifestado en Jesús Crucificado. Que, por su intercesión de
Madre, alcancemos así a comprender lo que es valioso de verdad. María nos invita hoy a
acoger la fuerza del Evangelio, a examinarnos sobre la alegría, a aspirar a ella; nos invita a
confiar en Cristo Crucificado que quiere llenarnos de su alegría.
Meditemos en silencio por unos momentos sobre estas preguntas delante del Señor:
-¿Tengo dentro de mí la alegría del evangelio? ¿He probado de veras esta alegría?
-¿Soy sensible a la tristeza de los demás, a su desazón, a sus necesidades más profundas?
-¿Qué paso adelante tendría que dar para abrirme a la alegría del evangelio?
8. Experiencias
En este momento, se puede invitar a dos o tres jóvenes a que cuenten ante los demás una experiencia personal
de cómo les ha marcado profundamente el contacto con algunas necesidades fuertes del mundo. Se puede
contar, por ejemplo, con jóvenes que hayan realizado una experiencia misionera, con alguno que haya
experimentado un cambio personal ante una circunstancia difícil, o que se haya visto en un problema serio
que ha supuesto un giro en su propia vida... En todo caso, es preciso que los testimonios sean reales,
normales, breves y narrados con mucha sencillez.
9. Tiempo de silencio
Se pone un fondo de música, en ambiente de silencio, sin prisas, de forma que haya tiempo de interiorización
de lo oído y escuchado... En el centro del lugar celebrativo hay varios recipientes de cristal, de formas
diversas... alguien se acerca a llenarlos de vino, muy despacio, con mucha suavidad... mientras una voz en
“off” va repitiendo “NO TIENEN VINO, SEÑOR... NO TIENEN VINO, SEÑOR... NO TIENEN VINO
SEÑOR...” Puede ayudar también –en caso de que no se cuente con personas que comuniquen sus
experiencias, el proyectar imágenes de situaciones difíciles o problemáticas de los ambientes en el que viven
los que participan (familia, trabajo, terrorismo, relaciones,...)
5
10. Preces
Por la intercesión del Corazón de María, que en Caná nos enseña a ser solidarios y sensibles
con las necesidades más profundas de los hombres, te suplicamos, Señor, que escuches y
atiendas las oraciones que te elevamos:

Por todos aquellos que, acercándose a las necesidades de los demás, advierten la llamada
del Señor a entregarte su vida para que sean generosos y fieles en su decisión. Oremos.
CORAZÓN DE MARIA, INTERCEDE POR NOSOTROS.

Por todas las familias cristianas, para que animadas por el espíritu de amor y de fe sean
un terreno fecundo para el nacimiento y crecimiento de vocaciones cristianas auténticas,
entregadas al servicio de los demás. Oremos.
CORAZÓN DE MARÍA, INTERCEDE POR NOSOTROS.

Por la Congregación, para que el Señor conceda a todos sus miembros el sentido de
intuición que les capacite para captar, como María, lo más urgente, oportuno y eficaz a
fin de cumplir su misión en el mundo. Oremos.
CORAZÓN DE MARÍA, INTERCEDE POR NOSOTROS.

Para que, compartiendo las esperanzas y los gozos, las tristezas y las angustias de los
hombres, pricipalmente de los pobres, colaboremos con aquellos que buscan la
transformación del mundo según el designio de Dios. Oremos.
CORAZÓN DE MARÍA, INTERCEDE POR NOSOTROS.

Para que se multiplique el número de apóstoles y evangelizadores que, con un corazón
compasivo como el de María, dilaten tu reino y transformen la faz de la tierra. Oremos.
CORAZÓN DE MARÍA, INTERCEDE POR NOSOTROS.

Se añaden peticiones espontáneas
11. Padre nuestro
12. Oración final
Dios Padre nuestro, te pedimos por todos los hombres y mujeres del mundo, particularmente
por los jóvenes con sus problemas, aspiraciones y esperanzas. Dirige tu mirada de amor
sobre ellos y envíales misioneros que les anuncien tu Palabra que les llama a seguir a tu Hijo
Jesús. Hazles comprender que vale la pena entregar la vida entera por Ti y por la
humanidad. Concédeles generosidad y prontitud en su respuesta. Acoge también, Señor,
nuestra oración de agradecimiento y de súplica por aquellos jóvenes que, al ejemplo del
Corazón de María, Madre de la Iglesia, han creído en tu palabra, actual y urgente, y se
preparan para su consagración religiosa. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
6
13.
Canto final (conocido por los participantes)
7
DIA SEGUNDO:
CORAZÓN PROBADO DE MARÍA:
“¿QUÉ TENGO YO CONTIGO, MUJER?”
1. Canto (conocido por los participantes)
2. Ambientación
En este segundo día de Triduo continuaremos con el relato de la actuación del Corazón de
María en las bodas de Caná. Trataremos de ir al fondo de su significado. Entenderemos que
la solidaridad tiene un precio que hay que pagar. Y nos encontraremos con el misterio de la
fortaleza y de la confianza de María ante la aparente indiferencia que le muestra Jesús. Ir
hasta el fondo no es fácil. A menudo nos desalentamos y nos cansamos ante las adversidades
y dificultades del camino. Hoy María nos invita a ser fuertes, a no tirar la toalla, a no cejar
en el empeño de ser fieles hasta el fin.
3. Saludo
La energía del Espíritu del Señor que nos llena de vida para que alcancemos la plena
madurez como discípulos del Señor y como apóstoles de su Evangelio esté con todos
vosotros.
4. Presentación de los signos
A continuación se presentan ante la asamblea diversos signos que símbolo las dificultades más frecuentes de
los jóvenes para responder a las necesidades de los demás. Al presentarlas se comenta su significado.
Después de cada una de ellas, se deja un espacio de silencio para la reflexión que suscita la pregunta que se
formula.
-EL MIEDO. Se representa con unas siluetas de fantasmas recortadas en cartulina de color
blanco que se van colocando en un lugar visible del espacio celebrativo y que representan
algunos de los miedos que suelen obstaculizar el encuentro con el Señor:







Miedo a los demás
Miedo a ser distinto
Miedo a lo que pueda pasar
Miedo a las consecuencias
Miedo a lo que hay que dejar... etc
........
Y tú... ¿A QUÉ TIENES MIEDO?
-LAS DUDAS. Se representa con un gran interrogante recortado también en cartulina de
color rojo, que significa las preguntas –sin respuesta- que brotan en el corazón en el
momento de plantearse el seguimiento del Señor... Dudas que nacen de no saber si







Está suficientemente clara la llamada
Es cosa de Dios o es mera imaginación propia
Éste es el camino concreto o debo buscar otro
Es ahora el momento de la decisión o se debe esperar
Debo ser radical o conformarme con lo “preciso”
....
Y tú... ¿QUÉ DUDAS TE INMOVILIZAN?
8
-LA INHIBICIÓN. Se puede representar de varias maneras posibles (p.e., un sillón con unas
zapatillas y el periódico; una telaraña; un aparato de sordos...) Se pretende indicar con ello
que la respuesta más fácil ante las dificultades es olvidarlo todo, esconder la cabeza como
hace el avestruz y no darse por aludido... Ciertas frases la descubren como por ejemplo:








¿Por qué tengo que ser yo?
¡A mí que no me compliquen la vida!
¡Hay más gente! ¡Que los llamen a ellos!
¡Siempre nos toca a los mismos!
¡Ellos lo harán mejor que yo!
Ahora no puedo... etc
....
¿A QUIÉN ENVIARÉ? ¿QUIÉN IRÁ POR MÍ?
5. Oración
Corazón Inmaculado de María,
sabes que nuestro futuro
depende de la respuesta de jóvenes generosos
capaces de hacer lo que dice el Señor
como tú nos pides en las bodas de Caná
y como tú misma hiciste siempre.
Tu vida siempre estuvo abierto para la acogida
y disponible para la entrega.
Suscita en el corazón de muchos jóvenes
el deseo de entregar la propia vida
al servicio del Amor
y la fortaleza para superar sus dificultades
para que jamás le falte al mundo
el vino de la alegría del Reino.
Te lo pedimos a ti que eres Madre de la Iglesia
y Madre de nuestra Congregación. Amén
6. Palabra de Dios (Jn 2, 1-4)
Tres días después se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre de
Jesús. Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos.Y, como faltara vino, porque
se había acabado el vino de la boda, le dice a Jesús su madre:
-No tienen vino.
Jesús le responde:
-¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora.
7. Canto (conocido por los participantes)
8. Reflexión

Un momento de dolor
9
Seguimos la secuencia del relato evangélico de las bodas de Caná, iniciado ayer. La
conversaciòn entre Jesús y María continúa presentando a continuación una situación de
dificultad y de prueba. No constituye un momento de entusiasmo, de euforia, sino de un
cierto dolor, aunque aparezca encubierto.
Porque María, al presentar la indicación de la carencia del vino con toda tranquilidad, recibe
una respuesta de Jesús extraña por lo cortante que resulta. La Virgen, una vez indicada al
Señor aquella necesidad, podría quedarse ya contenta y retirarse. En cambio, se identifica
tanto con la situación que acepta un reproche de Jesús. Son esas palabras del Señor tan
misteriosas sobre las cuales los exégetas han escrito muchísimos libros, sin lograr ponerse
de acuerdo sobre su exacto significado: ¿A ti y a mí qué, mujer?

Como el de la mujer sirofenicia y otros
En ese momento de la conversación se produce un sufrimiento análogo al sufrimiento de la
mujer siro-fenicia de que nos habla el evangelio de Mateo. Jesús se había dirigido hacia la
región de Tiro y Sidón, y la mujer, natural de aquel país, pidió a Jesús la curación de su hija.
El Señor, después de que los discípulos le pidieran que la atendiese, respondió: “No he sido
enviado más que a las ovejas perdidas de la casa de Israel”. En este momento la pobre
madre le dijo: “También los cachorros se alimentan de las migajas que caen de la mesa de
sus amos” (Cf Mt 15, 21-28). La mujer experimentó ciertamente una sensación de malestar,
de sufrimiento; se sintió rechazada. Pero, a pesar de ello, tuvo una enorme confianza en
Jesús. Semejante fue la reacción del centurión (cf Mt 8,5-13) o la del funcionario real (Jn
4,46-54) ante esa extraña actitud de Jesús.

La reacción de María
Pues bien, María escuchó esta respuesta de su hijo: “¿Qué tengo yo contigo, mujer?
Todavía no ha llegado mi hora” (Jn 2,4). Los exégetas interpretan de diversas maneras estas
palabras de Jesús, las cuales, sin embargo, en ningún caso reflejan una aceptación entusiasta
de la propuesta de la madre, de tal manera que ésta podría haberse echado atrás. Muchas
veces nosotros, en ocasiones semejantes, nos sentimos despechados y decidimos lavarnos
las manos y dejar que las cosas sigan su curso. Pero María sabe que se trata de una prueba:
la prueba de la fe.
Ella no se siente despachada, ni se disgusta, sino que persevera y parece como si dijera a
Jesús: “A pesar de las apariencias, yo me fío plenamente de ti, hijo mío, e invito a los demás
a que te obedezcan sin vacilar”.
Así pues, su callada reacción manifestará la superación de esa situación de prueba, de
silencio de Dios. Como bien lo indicó Juan Pablo II en su encíclica Redemptoris Mater,
vemos con claridad que la Virgen también se vio probada en su fe.

Su actitud nos interpela
Esta actitud de María nos interpela acerca de la prueba del silencio de Dios. Nos interpela a
los que de alguna manera hemos sido heridos por la llamada del mal del mundo y nos hemos
decidido a plantearlo a Jesús. Nos hemos de preguntar si somos capaces de superar la prueba
de esa aparente negativa de Jesús en la que parece darnos a entender que de nada sirve
complicarnos la vida en lo que es irreparable. Vivimos a veces momentos en los que
advertimos el silencio de Dios o, peor aún, su aparente desdén. Entonces parece que Él no
10
nos responde o nos niega lo que le habíamos pedido. ¿Qué sentimientos nos asaltan en tales
situaciones?
Nace en nostros la tristeza y la desconfianza en Dios. No sólo a nivel personal, sino también
a nivel social: las amarguras, las injusticias, las crueldades de la humanidad llevan a muchos
hombres a la conclusión de que Dios no existe o de que ha abandonado al mundo. Deducen
que un Dios así, que parece no querer salvar al mundo, no es un Dios digno de ser servido;
si tal Dios existe no merece entregarle la propia vida.
Este silencio de Dios roe el espíritu de muchos hombres y mujeres de hoy y los hace
suspicaces: ¿Querrá Dios de veras nuestro bien? Se trata de una tentación muy sutil del
hombre contemporáneo que no sabe reconocer la prueba de la fe, que se atrichera en el
silencio de Dios como si fuera definitivo.
¡Qué distinto es el Corazón de María, que afronta la prueba fiándose de Dios que no engaña
porque tiene un corazón más grande aún que el suyo y, al final, acabará siempre moviendo
ficha por el bien del hombre! María es fiel a su vocación. Persevera en la fe hasta conseguir
que sea atendida la más honda necesidad humana
En silencio repasemos por unos momentos delante del Señor algunas cuestiones que la
escucha de este trozo del relato de las bodas de Caná despierta en nosotros:
-¿Cuándo y cómo experimento yo en mi propia vida las ausencias de Dios, sus
negativas, sus silencios, su misteriosa alteridad? ¿De qué manera me afecta a mis
opciones vocacionales, a mis deseos de servir a este Dios?
-Mi reacción ante la prueba, ante el silencio de Dios, ante el cielo cerrado sobre mí ¿se
asemeja a la reacción del Corazón de María o a la reacción del hombre sin fe?
9. Signo
Se invita a que, en silencio y con orden, vayan haciendo un doble gesto:
 En primer lugar, van señalando cuáles son las propias dificultades que les impiden responder a las
llamadas del Señor. Se puede hacer o bien escribiendo el propio nombre y colocándolo en el lugar
adecuado (junto a los signos de “miedo”, “dudas” o “pereza”)
 Y, al hacerlo, piden al Corazón de María fortaleza para mantenerse firmes y no huir en las
dificultades con una frase espontánea o bien repitiendo cada uno esta invocación: “Corazón de
María, ayúdame a ser fiel”... u otra parecida.
10. Preces litánicas
A cada invocación repetimos todos:
“HAZNOS FIELES A LA PALABRA DEL SEÑOR”






Santa María, Madre de Dios
Joven del “sí” generoso y libre
Mujer llena de la fuerza del Espíritu
Virgen que acoges en silencio la Palabra
Servidora de Dios y de los hombres
Madre atenta a las necesidades de los hombres
11





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

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

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

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



Bendita por tu entrega y generosidad
Corazón apasionado por los otros
Mujer intrépida y de iniciativas
Madre de la Iglesia
Esperanza de un mundo nuevo
Aurora de la salvación
Madre de los que dicen “sí”
Educadora en disponibilidad
Experta de entrega
Virgen del “fiat”
Madre de la Congregación
Contemplativa en la acción
Virgen sufriente
Madre de la confianza
Nueva Humanidad
Reina de los misioneros
Sueño de Dios Padre
Vaso del Espíritu Santo
....
Se pueden añadir otras invocaciones que los participantes quieran expresar de manera espontánea
nacidas de su propia experiencia mariana...
11. Padre nuestro
12. Oración final
Corazón Inmaculado de María
concédenos el don de participar
de aquella fuerza que tú tuviste en la prueba,
de tu pronta obediencia a la voluntad de Dios
y de tu confianza en el Señor y en la vida.
Líbranos de todo lo que nos turba y agobia,
de lo que nos llena de miedo y de desconfianza
ante las llamadas, aparentemente incomprensibles,
de Dios en nuestra vida.
Por Jesucristro nuestro Señor. Amén.
13. Canto final (conocido por los participantes)
12
DIA TERCERO
CORAZÓN DISPONIBLE DE MARÍA: “HACED LO QUE ÉL OS DIGA”
1. Canto (conocido por los participantes)
2. Ambientación
En este tercer día de preparación a la fiesta del Corazón de María recibiremos la invitación
de María una vez más a ser oyentes (lo que Él os diga) y servidores (Haced) de la palabra
de su Hijo. Constituye el tercer momento del relato del banquete de Caná de Galilea. Es el
último de los tres eslabones de una cadena unidos estrechamente: Compasión-fortalezadisponibilidad. En este tercer día de nuestro triduo el Corazón de María nos muestra que
para seguir a Jesús debemos tomar decisiones, asumir una actitud activa, responder en
positivo, pasar de la teoría a la práctica. María nos indica con su actitud que en el
seguimiento no podemos ser tranquilos ni comodones, sino siervos buenos y disponibles.
3. Saludo
La gracia de Dios nuestro Padre, que nos infunde el mismo Espíritu que cubrió con su
sombra al Corazón Inmaculado de María y nos capacita para acoger las palabras de Jesús y
ponerlas por obra, esté con todos vosotros.
4. Oración (Todos van repitiendo cada frase que lee en alta voz el celebrante)
-Corazón Inmaculado de María,
-que fuiste oyente de la Palabra
-y esclava del Señor,
-concédenos el don de adorar a tu Hijo,
-presente en su palabra y en la Eucaristía,
-de manera que escuchemos sus palabras con atención
-y hagamos siempre con generosidad
-todo lo que Él nos pida.
-Amén.
5. Palabra de Dios (Juan 2, 1-5)
Tres días después se celebraba una boda en Caná de Galilea y estaba allí la madre de
Jesús. Fue invitado también a la boda Jesús con sus discípulos.Y, como faltara vino, porque
se había acabado el vino de la boda, le dice a Jesús su madre:
-No tienen vino.
Jesús le responde:
-¿Qué tengo yo contigo, mujer? Todavía no ha llegado mi hora.
Dice su madre a los sirvientes:
-Haced lo que él os diga.
6. Canto (conocido por los participantes)
7. Reflexión
13
En este tercer día de preparación a la fiesta del Corazón de María contemplamos la reacción
de María. A continuación del aparente rechazo de Jesús, Ella se dirige a los sirvientes y les
dice: “Haced lo que Él os diga”. Son las últimas palabras de María. Una vez dichas, ella
guardó silencio para siempre en el Evangelio. Se les ha llamado, con razón, el testamento de
María y encierran el secreto de su Corazón.
Esta invitación a los sirvientes nace de una inclinación profunda del Corazón de María. Sus
palabras traducen el “Sí” primordial de la Anunciación. El Papa Juan Pablo II ha dicho de
ellas: “Tras de estas palabras está toda ella. Su vida fue realmente un gran ‘sí’ al Señor, un
‘sí’ lleno de alegría y de confianza. María, llena de gracia, Virgen Inmaculada, vivió toda su
vida en apertura total a Dios, incluso en los momementos más difíciles, que alcanzaron su
apogeo en la cima del monte Calvario, a los pies de la cruz. No retiró nunca su sí”. ¿Qué
expresan estas palabras de María?

La fe inquebrantable de María
Aquí, en Caná, el ‘sí’ de María se podría traducir con la frase: “Estad también vosotros
dispuestos a hacer lo que Él os pida, todo lo que Dios os diga, ya que el hombre encuentra
su verdadero bien en hacer la voluntad de Dios”.
Pero la Virgen no sabe lo que Jesús piensa decir a los sirvientes. No sabe si realizará un
milagro o si les mandará a comprar vino. No sabe nada. En efecto, en el texto griego, la
palabra suena de forma muy indeterminada: “Haced cualquier cosa que os diga”; Dios no
abandona a sus hijos que se encuentran en apuros, aunque se trate de un apuro de poca
monta.
Al pronunciar estas palabras, en el Corazón de María anida la certeza de que hay que fiarse
de Dios, habita la gran esperanza que no engaña, porque Jesús es la solución de las
situaciones aparentemente cerradas de la historia. Viene a mostrar su convencimiento de
que hay una solución para todas y cada una de las situaciones de los hombres, para un
mundo que a nosotros nos parece condenado a la guerra, al hambre, al desastre ecológico.
Muchas veces nosotros mismos no llegamos a tener esa certeza en Jesús que es la única que
puede dar fuerza a nuestro obrar. No creemos lo suficiente, nos falta ese salto de cualidad
que no consiste en buscar la llave del tesoro escondido, sino más bien la seguridad en Jesús
aun en las cosas más sencillas, aun en las expresiones más inmediatas de la vida.

El espíritu práctico de María
Y esta frase nace también de un espíritu muy práctico. María no pide a los sirvientes que
consideren atentamente el problema, que busquen las causas y que traten de averiguar quién
tiene la culpa de que falte vino, sino que dice simplemente: “Haced, obrad”.
Ella sabe que no son los que dicen “Señor, Señor”, sino los que hacen la voluntad de Dios,
los que entrarán en el Reino de los cielos; el que escucha las palabras y las pone en práctica
se parece a un hombre prudente que construye la casa sobre piedra (cf Mt 7,21-27). María
sabe muy bien que son “bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la guardan”
(Lc 11,28), no los que la estudian o discuten de ellas en mesas redondas: “haced lo que Él
os diga”.
14
Sus palabras van orientadas hacia la praxis: “Haced” y contrastan con el espíritu
excesivamente teórico y discursivo que a veces asumimos nosotros. El espíritu de los que
piensan que la vocación no está suficientemente clara, que es menester ahondar cada vez
más en el tema antes de tomar la decisión, que es preciso examinar de nuevo las cosas,
estudiarlas más concienzudamente...
Evidentemente es importante la reflexión y la meditación como actitudes contemplativas;
pero se convierten siempre en coartada cuando se emplea para diferir indefinidamente una
decisión. El talante mariano contemplativo es aquel que, a través de una contemplación
afectiva y práctica, tiende a la compasión, a la ternura, al gesto inmediato.
Bajo la mirada de María, nuestra madre y maestra, respondámonos con sinceridad a estas
preguntas que nacen de la contemplación de sus actitudes:
-Ante las llamadas de Dios a mi vida ¿confío en él verdaderamente? ¿Acaso me dejo
asaltar por el miedo, por las dudas, por el sentimiento de inseguridad de no saber a qué
me tengo que exponer?
-¿Ejercito mi libertad para poner por obra lo que entiendo que siento que me dice el
Señor a través de su Palabra, a través de los acontecimientos de la vida? ¿Me quedo
acaso en cavilaciones o en deseos inútiles?
8. Signo
Puede ser este un momento hermoso para invitar a todos a dar un gesto concreto que hoy puede suplir el
momento de las peticiones.
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En primer lugar pueden redactar en un trocito de papel que se les da antes una decisión concreta, muy
concreta, que exprese lo que sienten que el Señor les pide como compromiso concreto.
Se van acercando después a la imagen del Corazón de la Virgen que preside la celebración y la van
depositando, al hacerlo, recogen una pequeña vela, la encienden y regresan a su lugar donde
permanecen en pie con la velita encendida.
Una vez que han terminado, se puede hacer un momento de puesta en común, en el que quien lo desee indique
qué sentido tiene para él tomar esa luz.
Antes de marchar –si se ve oportuno y hay ambiente- se hace la invitación a todos de realizar una entrevista
personal con el misionero o con el propio catequista, en la que se pueda hablar sobre el propio futuro el
plan de Dios en él... para ello, se indica un lugar donde habrá un folio en blanco donde puedan apuntarse
quienes desean entablar esta entrevista. Hay que hacerlo de manera atractiva y se ha de procurar que todos
los que se inscriban, efectivamente tengan esa posibilidad.
9. Ave Maria (se canta levantando en alto la vela encendida con las dos manos...)
10. Oración final
Señor, creemos en Ti,
esperamos en Ti,
contamos contigo,
porque Tú, a través de la escucha del evangelio,
nos quieres llenar del vino nuevo de tu Espíritu.
Y tú, María, causa de nuestra alegría,
ayúdanos a entrar en esta palabra,
a meditar las enseñanzas y exigencias de Jesús
y a responder siempre a ellas con prontitud y confianza.
Tú que estás cerca del Señor, vela por nosotros
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Para que siempre seamos fieles a lo que Él nos pide. Amen.
14.
Canto final (conocido por los participantes)
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