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RESOLUCIÓN EJERCICIOS DEL SUSTANTIVO
1. Predominio de los sustantivos concretos o abstractos.
A lo largo de este párrafo se observan múltiples sustantivos, unos concretos
y otros abstractos. Entre los primeros se encuentran “adultos”, “adolescentes”,
“noche”, “día”, “joven”, etc. Son concretos porque se refieren a realidades,
objetos, entidades o seres que son perceptibles o representables en la mente
mediante imágenes. De los segundos hallamos el mayor número de ejemplos:
“vivencia”, “nocturnidad”, “necesidad”, “control”, “reinado”, “transgresión”,
“suspensión”, “reglamentaciones”,”personalidad”, “desarrollo”, etc. Estos son
abstractos porque designan entes, ideas que carecen de existencia sin la realidad.
El predominio de los nombres abstractos en estos textos se debe a que el
objeto primordial de los mismos no es la presentación de una realidad física sino la
disertación acerca de unas ideas y la exposición de opiniones; tales ideas y
opiniones se corresponden con abstracciones que hace el autor o son el resultado
de su pensamiento. Aquí, concretamente, el autor manifiesta su opinión sobre el
uso que hacen de la noche los jóvenes y expone las razones que los motivan a ello.
2. Formación del género y el número.
Todos los sustantivos poseen un género (masculino o femenino), motivo por
el que se dice que el género de los sustantivos es un rasgo inherente al mismo.
Ahora bien, forman el género según diversos procedimientos. En los sustantivos
subrayados del texto que nos toca comentar podemos apreciar algunos de esos
procedimientos.
Así pues, “perro” tiene un género motivado al relacionarse con el sexo. El
masculino lo forma la terminación –o y el femenino, la terminación –a. En cuanto a
“maridos y mujeres”, se trata de un género heterónimo, que se forma cambiando
totalmente la palabra. “Maridos” es el masculino de “mujeres”. Por su parte, la
marca de género en “modelos” corre a cargo del artículo. En este fragmento es
femenino porque está acompañado por el artículo femenino “las”. Finalmente,
“sílfide y silbido” carecen de alternancia de género: “sílfide” sólo puede ser
femenino, mientras que “silbido” tan solo puede mostrarse en masculino.
En lo que respecta al número, otro morfema inherente, los sustantivos son
singulares o plurales. El singular es el término no marcado, pues no hay señal que lo
indique, como son los casos de “perro”, “silbido” y “sílfide”. Sin embargo, el plural
es el término marcado, pues viene dado por una terminación, que puede ser –s,
cuando los nombres acaban en vocal (“maridos”, “modelos”), o bien –es, cuando el
nombre acaba en consonante (“mujeres”). Claro que no todos los nombres acaban el
plural de esta manera; por poner algunos ejemplos, digamos que hay nombre que
terminan en vocal tónica y forman el plural añadiendo –es al singular, y hay otros
cuyo plural lo indica el artículo.
Por lo que se refiere al valor textual, los morfemas de género y número
sirven para establecer la concordancia dentro de los enunciados en que se
encuentren los nombres y, por lo tanto, fijan la cohesión. Por ejemplo, el masculino
plural de la palabra “maridos” obliga a que el artículo acompañante sea también
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masculino plural. El pronombre personal “ellas”, que aparece después de “mujeres” y
la sustituye como pro nominalización, tiene obligadamente los mismos morfemas. Es
más, el morfema número se hace extensivo al verbo cuando el nombre es el sujeto
de la oración: “Las modelos se han caracterizado…” Un último caso nos muestra al
sustantivo “medios” que concuerda con el artículo, con los verbos “dan” y “albergan”
y además con el participio “llevados”.
3. Formantes facultativos.
Los sustantivos no sólo se acompañan de formantes constitutivos (género y
número), sino que también pueden llevar formantes facultativos, que se unen a al
aparte denominada lexema e indican que esos sustantivos derivan de otra palabra.
Los formantes facultativos son los llamados afijos, que ofrecen las tres
variedades: prefijos, infijos y sufijos.
Los casos de sufijo en el fragmento son “celebración”, “conmemoraciones” y
“transformación”. Los tres nombres poseen el mismo sufijo (–ación), unido a los
correspondientes lexemas, pertenecientes a los verbos celebrar, conmemorar y
transformar. Otros casos de sufijos son “existencia”, cuyo sufijo es (-encia) unido
al verbo existir; “injusticia”, que procede del adjetivo injusto, unido al sufijo (-icia)
y “realidad”, que deriva del adjetivo real al que se ha añadido el sufijo (-idad).
Todos estos sufijos sirven para formar sustantivos abstractos a partir de
verbos o adjetivos. Los sustantivos abstractos aparecen con frecuencia en textos
expositivo- argumentativos, que muestran la opinión acerca de determinadas ideas
que, necesariamente, implican abstracciones que hace el pensamiento del autor.
Por otro lado, son casos de prefijos los siguientes: “conmemoraciones”,
“injusticia” y “transformación”, que presentan los prefijos (con-, in- y trans-). El
primero indica unión o compañía; el segundo, negación; y el tercero aporta la idea
de cambio. Son de destacar, en lo que respecta al valor textual, los dos últimos,
pues precisamente el autor del texto critica, entre otros aspectos, la situación
injusta que han soportado y siguen soportando muchas mujeres, contra lo cual ha
sido necesario luchar para lograr el cambio, es decir, la transformación de esa
situación vejatoria, aspecto que asimismo se comenta en el texto.
4. Función sintética.
Desde el punto de vista sintáctico, el sustantivo es el núcleo de
un SN. El SN cumple múltiples funciones sintácticas dentro de la oración, la
principal de las cuales es la de sujeto.
4.1. El sustantivo “depresión” en el párrafo propuesto cumple, en primer
lugar, la función de atributo puesto que complementa a un verbo copulativo en la
proposición “Nuestra función dominante es la depresión”. En segundo lugar,
desempeña la función de CD del verbo transitivo “sufren”, dentro de la proposición
“Las personas sufren hoy depresión diez años antes…” Por último, también cumple
la función primordial, la de sujeto, dentro de la proposición “La depresión se
convertirá en las dos próximas décadas…”, concordando con el verbo en número
singular y en 3ª persona. Estas diversas funciones las exige la sintaxis para lograr
una adecuada cohesión y un sentido completo.
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La variedad de funciones de un mismo sustantivo dentro de un párrafo es
normal en el caso que nos ocupa, pues el sustantivo “depresión” constituye la
palabra clave en torno a la que argumenta el autor a lo largo de todo el texto. Esta
reiteración es otro mecanismo de cohesión textual, pues los diferentes enunciados
se ligan gracias a la presencia de un mismo elemento en cada uno de ellos.
4.2. Todos estos sustantivos son núcleos de un SN con función de sujeto.
Todos son sujetos explícitos o léxicos, expresos bajo la forma de sustantivos que
concuerdan en número y en persona con el verbo o verbos a los que acompañan: “las
autoridades están obligadas…”; “Brasil es…tiene”; “El gigante latinoamericano debe
proporcionar…”; “ese codiciado territorio siga siendo…”.
4.3. Todos son, en este caso, núcleos de un SN con función de CD, función
complementaria de los verbos transitivos: “podemos cambiar”, “tiene” y “puede
provocar”. El CD enlaza con el verbo sin necesidad de marcas, pero cuando se trata
de nombres de personas es preciso enlazarlo con la preposición a. En cualquier
caso, se reconoce porque el sustantivo puede sustituirse por el pronombre personal
átono de 3ª persona: “No podemos cambiarlo”; “las tienen”; “puede provocarlo”.
5. Sustantivación.
Los sustantivos de discurso son aquellas palabras que pertenecen a
otras categorías gramaticales, como el adjetivo, el verbo, etc., pero que
desempeñan en el texto la función de un sustantivo, es decir, unidades en las que
se opera una metábasis, concretamente lo que se denomina un proceso de
sustantivación. En determinadas palabras, este proceso ya se ha consolidado, es
decir, las palabras afectadas ya se consideran sustantivos casi permanentemente,
tales son los casos de “intelectual”, “viejo”, “técnico”, etc. En otras, en cambio, la
sustantivación es sólo ocasional.
5.1. Son ejemplos claros de sustantivos de discurso o palabras
sustantivadas ocasionales las siguientes: “las sociales”, “las médicas” y “las
judiciales”. Estos adjetivos cumplen la función de sustantivos porque están
acompañados por el artículo, determinante propio de los nombres, y, además,
porque aparecen en sustitución del sustantivo “armas”. Esta segunda razón explica
la sustantivación, pues se trata de evitar la repetición innecesaria. Es un caso de
elipsis de un nombre que produce sustantivación de los adjetivos, que remiten
anafóricamente al sustantivo “armas”, contribuyendo de ese modo a la cohesión del
texto.
5.2. Hay en este fragmento tres casos de sustantivación: el infinitivo “poder”, el
adjetivo “multinacionales” y el infinitivo “fumar”. El primero es un caso de
sustantivación consolidada en la lengua, que ha adquirido un significado propio de un
sustantivo; tanto es así que ha generado un plural propio de los nombres: “poderes”. El
segundo es un ejemplo de adjetivo que tiende a convertirse permanentemente en
sustantivo. En este fragmento aparece con el artículo “las” y complementado con otro
adjetivo, como si se tratara de un auténtico sustantivo. El tercero es un ejemplo de
sustantivo ocasional: la sustantivación de “fumar” se explica por cumplir la función
sintáctica de sujeto de otro verbo, “matar”.
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