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La extensa y deprimida región del NEA
Región de diversos paisajes, resultado de la yuxtaposición de diversos elementos
del medio natural, entre los cuales hay una marcada participación del clima y la
hidrografía, que se conjugan en una multiplicidad de relieves que van desde los
mesetiformes a los llanos y deprimidos, pasando por suaves lomadas que se
yerguen “cortando” la monotonía del paisaje.
La superficie territorial es enorme:
abarca
las provincias de Misiones,
Corrientes, Chaco, Formosa y norte de San
Fé, llegando al orden de los 340.000
kilómetros cuadrados. La extensión de estos
territorios, junto a su tardía incorporación
efectiva al territorio de la Nación debido a
razones de colonización que analizaremos
luego, y a las diversas formas de ocupación
llevan a constituir una región con cierto grado
de subdesarrollo respecto al resto del país
aunque en ella se desarrollen actividades
económicas a nivel de exportación.
La zona de la llanura se configura
sobre un basamento cristalino por
cratonización, que a lo largo de su
historia geológica ha sufrido el depósito
sedimentario continental y marino y
como la mayor parte del noreste
argentino sufrió las consecuencias de
un intenso vulcanismo, hecho que
demuestran la presencia de derrames
basálticos del triásico en la región.
Finalmente en la última etapa durante el plegamiento andino, sufrieron la
fracturación en bloques del basamento provocando la basculación del terreno.
Actualmente las zonas mas deprimidas siguen en proceso de sedimentación.
Al noreste se presenta la meseta, que se circunscribe a la provincia de
Misiones, es parte del macizo de Brasilia, la cual luego del proceso primitivo de
cratonización, tuvo acumulación de sedimentos marinos y continentales y durante los
períodos de vulcanismo se formaron grandes masas basálticas que recubrieron casi
toda el área y bancos de arenisca, la característica roca rojiza que identifica el
paisaje misionero.
Por la diversidad de su aspecto físico esta región puede subdividírsela en
subregiones: la llanura chaqueña o Chaco, los Esteros correntinos y la meseta
subtropical.
El Chaco es una unidad que no se circunscribe a nuestro país, sino que,
dejando de lado la división política, llega hasta el Chaco Boreal o Paraguayo por el
norte, se extiende desde el curso de los ríos Paraná –Paraguay, hasta el pie de
las sierras subandinas al oeste. Al sur, queda limitada por la diagonal fluvial de los
ríos dulce y Salado del Norte. El nombre Chaco significa “cacería”, pero los
españoles entendieron que tal designación correspondía al espacio,, y se lo dieron
a la región.
El relieve se asienta sobre un antiguo basamento que, dependiendo de
su profundidad variable, distingue cuatro subunidades morfológicas: Chaco alto,
Chaco deprimido, Chaco bajo y la diagonal fluvial de Santiago del estero.
El Chaco alto constituye una zona de conos de deyección muy extendidos
formados por los ríos que descienden mayoritariamente de las sierras subandinas.
El Chaco deprimido representa el máximo hundimiento del basamento,
con lo cual, es común la presencia de esteros y bañados. Al carecer de pendiente,
los abundantes cursos de agua depositan allí sus sedimentos, que llegan a formar
puntos más altos de acumulación en los lechos acuáticos dando lugar a diques
laterales llamados albardones, que durante las crecidas no permiten el retorno del
agua al cauce, acentuando el alcance de las inundaciones; esta situación se
potencia por la impermeabilidad de sus suelos arcillosos.
El Chaco bajo se extiende a las veras de los ríos Paraná –Paraguay con
un ancho variable de 200 km. Y constituye un área altamente inundable por los
desbordes de estos cursos de agua. Constituye el área más densamente poblada
del Chaco y donde se concentran las actividades económicas principales.
La Diagonal fluvial del Santiago del Estero constituye un nexo entre el
noroeste y la región pampeana, es una zona de bañados altamente inundables
formados por los desbordes de los ríos Dulce y Salado. Es allí donde se concentra
la mayor densidad poblacional del oeste chaqueño.
Los Esteros Correntinos corresponden a un área deprimida cubierta de
sedimentos arenosos formados por el desplazamiento hacia el oeste del Alto
Paraná los cuales durante un ciclo árido fueron medanizados. Los esteros más
extensos son los del Iberá, corresponden a áreas despobladas en donde sólo las
áreas marginales, algo más elevadas y libre de inundaciones han sido ocupadas
encontrando ciudades como Corrientes.
La Meseta subtropical constituye una cuña, parte del macizo
precámbrico de Brasilia entre Paraguay y Brasil , debido a los intensos
movimientos del ciclo andino se formaron o profundizaron las fallas por las que
corren los grandes ríos mesopotámicos y ocasionó el hundimiento de vastas
áreas, provocado una depresión relativa que darían origen a los esteros
correntinos. Este hundimiento permitió una de las mayores ingresiones marinas
de la cual resultaron en las barrancas del Paraná bancos de calizas de gr avalos
económico.
La intensidad de estos movimientos fallaron los bloques regionales,
provocando su desplazamiento vertical formando un relieve que cual columna
vertebral se extiende por el territorio misionero descendiendo suavemente en
forma escalonada desde la localidad de Bernardo de Irigoyen (800 metros snm)
hacia el sudeste, hasta alcanzar las riberas del río Aguapey en territorio correntino.
Las
estructuras
formadas resultan en
las sierras de La
Victoria, de Misiones y
de
Imán
que
constituyen divisoria de
aguas
en
territorio
misionero.
Este
último
escalón antes del río
Aguapey es conocido
como la planicie de
Apóstoles y alcanza
alturas de poco más de
200 metros y constituyó
el espacio para los
primeros asentamientos
jesuíticos y colonias
agrícolas.
Dos
factores
decisivos
en
el
asentamiento
humano:
clima
y
sistema hidrográfico
Hay
diversos
factores
que
se
conjugan en la región
que
son
los
que
establecen las condiciones climáticas y por ende las condiciones hidrológicas del
área; hay que considerar que el norte de esta región se halla bajo la influencia del
Trópico de Capricornio; un amplia área en el Chaco dominada por una alta
insolación y continentalidad genera las condiciones atmosféricas con veranos
ardientes en los que el termómetro supera frecuentemente los 40ºC con una
marcada sequedad del aire con lo cual esta área se transforma en un centro de
bajas presiones estacionales, que atraen las masas de aire cargadas de humedad
procedentes del anticiclón del Atlántico Sur, las cuales ingresan desde el norte,
entibiándose, originando así un generador natural de lluvias lo cual se manifiesta
en el territorio de la provincia de Misiones que presenta un clima subtropical sin
estación seca.
La Humedad va disminuyendo continente adentro, en las provincias de
Chaco y Formosa en invierno se instala un centro de altas presiones, impidiendo
el ingreso de las masas de aire húmedo del Atlántico, presentándose así en este
sector un clima cálido tropical con estación seca.
Hacia el oeste la humedad desciende aún más, marcando aridez en el
ambiente y los vientos cargados de humedad descargan los últimos resabios de
esta e los faldeos orientales de las Sierras Subandinas y del Aconquija.
Esta continua presencia de humedad en el este y la disposición del relieve
(mencionada anteriormente) junto con la presencia de importantes cauces de ríos
alóctonos determinan una amplia área de gran riqueza hídrica e importantes
áreas inundables entre las que se destacan las cuencas del Paraná – Paraguay,
el río Uruguay al este de la provincia de Corrientes, los ríos Pilcomayo, Teuco y
Bermejo que enmarcan a la provincia de Formosa.
El Noreste marcado por estos caudalosos ríos, se diseminan en finos hilos
de agua que bajan desde las sierras misioneras hacia las zonas bajas correntinas
y entrerrianas en donde crean un paisaje lacustre e inundable oculto a veces bajo
un denso manto vegetal de esteros y bañados.
En principio estos cursos de agua sólo fueron utilizados como vías de
circulación y una fuente abundante de provisión de alimentos (dorados, surubíes,
patíes), para pueblos originarios y primeros colones; luego hacia el siglo XIX,
llegaron a convertirse en apoyo limítrofe. Adquirieron otra revalorización por su
carácter geoestratégico con el despertar industrial de la región y las nuevas
necesidades energéticas.
La mayor parte de los ríos de esta cuenca son en mayor o menor medida
por la morfología de su lecho y por su régimen hídrico de un potencial energético
aprovechable. Tal es la importancia de estos ríos que su influencia y aporte
excede los límites regionales.
Ejemplo de ello es la presencia de numerosas represas hidroeléctricas en
toda la cuenca de los ríos de la región entre las cuales hay que destacar por su
volumen de obra, su impacto y la energía obtenida las presas de Salto Grande,
Corpus y Yaciretá Apipé.
Esta última constituye un viejo proyecto a fin de salvar los saltos de Apipé
en el Alto Paraná, entre las provincias de Corrientes y Misiones.
A través de cada turbina pueden pasar 2630 millones de litros de agua por
hora, o sea que por las 20 turbinas de Yacyretá puede pasar cada hora el
equivalente al consumo de agua potable de 13 días de la ciudad de Asunción
(capital del Paraguay) o de 2 días de la ciudad de Buenos Aires.
Pese a los beneficios potenciales de la represa, ha sido objeto de grandes
controversias por las consecuencias ambientales, sociales, políticas y económicas
que implicó su construcción:

el área inundada por el lago constituía el hogar de unas
40.000 personas, las cuales fueron reubicadas,

el nivel de las aguas afectó también la infraestructura vial y
cloacal de la región de maneras no previstas en el proyectos;

Hubieron cambios radicales en los ecosistemas acuáticos,
llegando inclusive a desaparecer especies endémicas en el sistema del
Iberá,

El embalsado de las aguas trajo, con la quietud de las aguas
endicadas y terrenos anegados la proliferación de especies transmisoras
de enfermedades como las esquistosomiasis, el dengue y el paludismo.

Un cambio profundo en la humedad de los suelos y
anegamiento que llevó a la pérdida de miles de hectáreas destinadas a las
actividades agropecuarias,

Además de haber afectado el hábitat natural de epecies
protegidas como el carpincho, el yacaré, el ciervo de los pantanos, entre
otros, y obviamente el impacto mayor lo sufrió la fauna ictícola que vieron
diezmada su población en forma catastrófica.
El poblamiento
La Región del Chaco fue la que más tardó en incorporarse a la Nación y la
que dio más trabajo a los colonizadores ya que estaba habitada por tribus
belicosas. Primeramente los españoles fundaron colonias que no tardaron en ser
destruidas por los aborígenes (matacos, tobas, guaraníes, mocoretás entre otros,
así, mientras en 1867 aparecían ya trazados los ferrocarriles en la región
pampeana, el Chaco figuraba como el Territorio de los Indios.
Se trató de iniciar la colonización a través de la ganadería, pero con
pobres resultados debido a las características del clima y del suelo. Luego se
intento con la explotación forestal, lo cual en aquel momento se hacía con obrajes
nómades en busca de bosques explotables, lo cual, lógicamente no favoreció el
asentamiento definitivo.
Finalmente, la colonización efectiva se logra a través del cultivo del
algodón, lo cual lleva al agricultor a devastar la selva para establecer los cultivos y
logra el establecimiento de la población.
Los principales núcleos poblacionales comenzaron en la periferia, cuando
desde el oeste ya se había superado las sierras subandinas llegando a los llanos
del Bermejo concentrando la población en la franja interfluvial del Dulce y el
Salado.
En el Chaco oriental en 1875 los asentamientos se iniciaron sobre el
Paraná, con Resistencia frente a Corrientes y también frente a Goya. En su
mayoría correspondieron a colonias pioneras ofrecidas a inmigrantes que se
integraron luego con colonias particulares situadas en Formosa.
Luego de un auge latifundista hacia 1860 el ámbito chaqueño quedo
configurado en las primitivas colonias agrícolas y pastoriles sobre el eje fluvial
Reconquista, Resistencia, Formosa, hacia el interior de la región se formó una
mancha de latifundios quedando en el centro las libres tierras fiscales.
Con el tiempo el costo de las tierras en el Alto Paraná llevó a una
inaccesibilidad de la propiedad de la tierra con lo cual se intensificó la ocupación
de las tierras fiscales, con lo que nace la iniciativa de abrir picadas en la selva,
incluso aprovechando las viejas picadas yerbateras, surgen así poblaciones como
Oberá en el corazón misionero, constituyéndose así las picadas en una vía de
poblamiento y vínculo, entre las áreas productoras y los centros de concentración
y comercio.
Hacia 1871, debido a la decadencia de la producción yerbera en
competencia con Paraguay se introdujo desde Brasil el cultivo de la caña de
azúcar en San Javier.
Actualmente la mayor densidad poblacional se encuentra en las costas
orientales, dado que en el centro de la llanura y el oeste las densidades son muy
bajas con menos de 1 habitante por kilómetro cuadrado. En la diagonal fluvial las
densidades aumentan considerablemente.
La ciudad más poblada es Resistencia, que muestra el tradicional trazado
en damero, el puente General Belgrano establece comunicación con la gemela
ciudad de Corrientes.
La provincia que mayor crecimiento ha evidenciado es Misiones, seguida
por Corrientes, que en el lapso de los últimos años ha crecido con una tasa del
15% aproximadamente, como puede apreciarse en el cuadro estadístico siguiente.
En la vera fluvial occidental se encuentra Santiago del Estero, que fuera
fundada en 1553. A 7km se encuentra la ribereña ciudad de La Banda,
constituida en los últimos años en un pujante polo industrial. Entre ambas
conforman una aglomeración de gran tamaño e importancia en el extremo
occidental de la región, si bien, por su vida cultural, está más bien ligada a la
región del noroeste.
En el ámbito correntino la colonización se vio influida por la introducción
de los cultivos de algodón, tabaco y cítricos, quedando despobladas las áreas de
los Esteros en dónde sólo subsiste la ganadería extensiva y la caza.
La ciudad de Corrientes surgió como punto de paso entre Asunción y
Buenos Aires, esta fue la idea original de los españoles, ya que aprovechaban el
sitio geográfico de la misma, ubicada en una inflexión del curso del Paraná.
Goya posee 87.709 habitantes (52,1% mujeres, 47,9% hombres), lo que
la convierte en el 2º aglomerado de la Provincia de Corrientes y 6º del NEA.
La población urbana de Resistencia sumaba 274.490 habitantes (INDEC,
2001), lo que representa un aumento del casi 20% frente a los 229.212 habitantes
(INDEC, 1991). Resistencia es la ciudad más poblada de su provincia y la
segunda de la región NEA. Esta cifra significa un 27,9% de la población provincial,
levemente superior al 27,2% de diez años atrás. La población rural del municipio
de Resistencia suma unos 1.500 habitantes.
El área urbana de Resistencia presenta una continuidad natural con otras
tres localidades en el área metropolitana del Gran Resistencia (cabe citar sus dos
extensiones fluviales: Puerto Vilelas y Barranqueras, este último con más de
50.000 habitantes); este aglomerado es el más poblado del NEA y el undécimo del
país.
La ciudad de Formosa, ubicada en la margen derecha del río Paraguay,
constituye el centro de gobierno de la provincia homónima y se localiza en el
departamento más densamente poblado de esa provincia contando con 198.070
habitantes (censo 2001) tal como lo evidencia el mapa de densidades de la
imagen inferior, donde muestra un valor de más de 35 habitantes por kilómetro
cuadrado en el departamento correspondiente. Los vacíos poblacionales se dan
hacia el Noroeste de la provincia.
Formosa es una de las provincias que menos ha crecido en la región
aunque se estime un crecimiento de 100.000 habitantes para el 2010.
La ciudad de Formosa responde al tradicional trazado en damero, con
sectores integrados por amplias avenidas. Se trata de una urbe con una
importante arboleda en calles, avenidas y plazas justificadas por los intensos
calores estivales, ocasión en las que ofrecen un efecto refrescante por la brisa que
generan en las noches.
Un 64,4% de la población está bajo la línea de pobreza, y un 28,6% del
total bajo la línea de indigencia. Estas cifras la sitúan entre las ciudades más
pobres del país. A su vez la desocupación alcanza un 4,6%, menos de la mitad de
la media nacional.
Otras localidades de la región, que por sus dimensiones y población deben ser
citadas son: Ambiente chaqueño: Clorinda, segunda ciudad de Formosa, cuya
posición geográfica frente a Asunción (Paraguay) la aventaja (47.000 hab.);
Presidencia Roque Sáenz Peña, importante centro algodonero, y hoy también…
sojero (76.794 habitantes), Villa Ángela (38.000 hab.). Castelli, Charata, Quitilipi,
son otros centros con poblaciones superiores a los 20.000 habitantes para el
último censo. Todos centros de importancia agropecuaria. Ambiente
mesopotámico: para 2001, Oberá (51.500 hab.), surgida en sus primeros tiempos
de extranjeros, hoy es sede de la Fiesta Nacional del Inmigrante; El Dorado
(47.546 hab.); Puerto Iguazú (31.515 hab.); Goya (66.709 hab.), Curuzú Cuatía
(38.375 hab.), Mercedes (30.961 hab.), Paso de los Libres (40.494 hab.)
Económicamente, la región reconoce subregiones, las cuáles concentran
determinado tipo de actividades: el chaco oriental, en particular se vio afectado por
la actividad forestal, tendiente a producción de tanino y a los ciclos algodoneros.
Misiones y Corrientes particularmente fueron objeto de la industria yerbatera y
ésta última del té (hay que destacar que Argentina es el único país productor de té
en estas latitudes.)
La industria forestal sigue activa en cierta medida en la zona chaqueña, aunque
las actividades económicas se han diversificado bastante y hoy en día se orientan
más hacia el comercio y la industria, entre las que se incluye la maderera.
En la provincia del Chaco particularmente desde mediados de la década del 70 el
agro ha incorporado cultivos propios de la región pampeana tales como la soja, el
sorgo y el maíz, destacándose el primero sobre todo en la región centro y
sudoeste. También se cultivan la caña de azúcar, el arroz y el tabaco, en el sur
aunque con menor actividad.
Región de las Sierras Pampeanas
Esta región se ubica en el centro-oeste del país, limitada por las regiones del
Noroeste, Chaqueña, Pampeana y Cuyana. Estructuralmente comprende el área
de las sierras Pampeanas, aunque se incluye en esta región al sistema de
Famatina (varíscico). Como subregiones pueden distinguirse:
l) las sierras
2) las planicies y
3) los oasis pobres
Las sierras vinculadas al macizo de Brasilia, plegadas en el paleozoico, fueron
sometidas a una intensa erosión que las transformó en penillanuras, afectadas
luego por la orogenia andina que las fracturó en bloques, de los cuales unos
fueron elevados (sierras) y otros hundidos (campos). Las sierras están orientadas
de Norte a Sur, presentando su ladera oriental un suave declive (falda), en tanto
que la occidental cae abruptamente (cuesta); los extremos que se hunden en la
planicie circundante constituyen las puntas y la líneas de contacto con el llano, la
costa.
Las planicies se interponen entre los cordones serranos, las del Norte están
situadas a mayor altura sobre el nivel del mar (2.300 m) y presentan forma de
bolsones o valles circulares o alargados; en la superficie de la planicie se distingue
un sector contiguo a la sierra, en el que se depositan arenas y guijarros, al que se
denomina campo. Si se trata de una cuenca cerrada con el fondo chato, se origina
una salina bordeada por un barreal o una ciénaga; los más importantes son el
valle de Santa María, el campo de Andalgalá, el de Talampaya y el bolsón de
Chilecito.
Los Llanos
Los llanos se caracterizan por la facilidad de las comunicaciones con la zona
pampeana y por su escasa altitud. Las depresiones alojan dilatadas salinas como
Pampa de las Salinas y Salinas Grandes. En las sierras de Córdoba predominan
las pampas, planicies elevadas que se encuentran en las cumbres y en las que
aparece el material granítico
La conformación del relieve incide sobre
las condiciones climáticas, y aunque
toda la región está sometida a los
vientos estivales húmedos del Noreste,
la distribución de las precipitaciones
difiere notablemente, siendo el sistema
del Aconquija la zona más favorecida,
con lluvias superiores a 1.500 mm,
presenta cumbres nevadas; numerosos
ríos bajan de sus cerros que llevan sus
aguas
al
Salí
o
Dulce.
Hacia el Sur y el Oeste las
precipitaciones
disminuyen
hasta
presentar en los campos condiciones de
desierto, manifestadas en las salinas y
una red de drenaje sin salida al mar. Las
temperaturas varían con la altura y la orientación: en los llanos y campos los
veranos son muy cálidos, con grandes amplitudes térmicas diarias; en los valles
altos las variaciones son menos sensibles y los veranos más suaves. La atmósfera
es seca y diáfana y las precipitaciones menores a los 300 mm, pero estas
condiciones desaparecen en los faldeos de las sierras orientales.
La vegetación presenta caracteres acordes con las lluvias: en las sierras de
Tucumán se desarrolla la selva serrana, hacia el Sur en zonas más secas, las
faldas presentan montes predominantemente de algarrobo mientras que en las
cuestas suele faltar la vegetación. Las palmas y cactáceas predominan en
grandes extensiones, encontrándose formaciones puras de cardones. En los
valles interiores, la existencia del hombre depende del agua, si es abundante en
superficie y el suelo irrigable, surgen los oasis de cultivo; en caso contrario, los
puestos de pastores.
Pueden distinguirse así tres zonas: la franja occidental, de sequedad extrema, en
la que la agricultura carece de importancia y predominan la ganadería extensiva y
las explotaciones mineras.
La franja central, más favorecida por las lluvias, dispone de numerosas represas y
diques; abundan los oasis agrícolas de diversas dimensiones entre los que se
destacan: Andalgalá, Catamarca, Chilecito y Arauco. Los cultivos son de gran
rendimiento especialmente hortalizas, frutales, olivos y vid. El monte proporciona
maderas y leña y en las zonas no cultivables se practica la ganadería extensiva.
Es importante también la explotación minera, sobresaliendo los distritos de
Famatina y Andalgalá.
La tercera franja es la más favorecida por las precipitaciones por lo que dispone
de ríos más caudalosos en los que se ubican diques de mayores dimensiones
(San Roque, Cruz del Eje, Río Tercero). Las planicies de piedesierra, que se
confunden con la Pampa alta, disponen de mayores precipitaciones, pero
dependen de las sierras que las proveen del agua necesaria para sus cultivos. En
esta zona de contacto surgieron las poblaciones más importantes donde se
practica la agricultura intensiva, la ganadería auxiliada con praderas artificiales, la
explotación minera y presenta un gran desarrollo la actividad industrial y turística
Región Andino Cuyana
Limita al Norte con la región del Noroeste, al Este con las sierras Pampeanas y la
llanura pampeana, al Sur con la Patagonia andina y extrandina y al Oeste con la
república de Chile. Pueden distinguirse tres subregiones:
1) la zona montañosa, subdividida en Cordillera de los Andes y Precordillera
de La Rioja, San Juan y Mendoza
2) los oásis de riego
3) las planicies del Este.
La diferencia entre la Cordillera y la Precordillera es fundamentalmente geológica:
los Andes del geosinclinal son el elemento orogénico más moderno, tratándose de
una antigua cuenca marina, angosta y alargada, cuyos sedimentos fueron
plegados y levantados hasta las mayores alturas
durante el Cenozoico, con acompañamiento de
efusiones magmáticas.
La Precordiliera está compuesta por sedimentos
paleozoicos plegados en esa era y levantados
luego por la orogenia andina; hacia el Este está
separada de las Sierras Pampeanas por una línea
de fractura caracterizada por una intensa actividad
sísmica.
Los Andes Áridos o Centrales presentan dos
cordones: el occidental, por el cual corre el límite
argentino-chileno, es casi continuo presentando
pasos de gran altura, lleva la divisoria de aguas naciendo en ellos ríos caudalosos
que corren por valles estrechos sembrados de escombros. Desde el Sur de
Mendoza y hasta aproximadamente los 37° S, se prolonga en los Andes de
Transición que presentan más nieve en las cumbres y mayor vegetación al variar
las condiciones climáticas.
El cordón oriental, llamado también Cordillera Frontal, se presenta en forma
discontínua por estar seccionado por los valles transversales de los ríos que bajan
desde el Oeste; en él se encuentran las más altas cumbres (Aconcagua,
Tupungato, etc). Una serie de valles estrechos localmente denominados cajones,
separan ambos cordones, caracterizados por su gran aridez. Entre los cerros
Aconcagua y Tupungato el aspecto de la cordillera comienza a cambiar, aparecen
extensos glaciares y más al Sur volcanes (Overo, Peteroa), acompañados por
grandes extensiones cubiertas de escorias y mantos de
lava.
Al Este de los Andes áridos se ubican una serie de amplios valles longitudinales
(Rodeo, Iglesia, Barreal y otros) en los que predominan materiales gruesos
provenientes de la desagregación mecánica de las rocas cordilleranas, pero que
poseen
sus fondos chatos cubiertos de materiales muy finos.
El Valle de Barreal es una cuenca sin desagüe, cuyo fondo está ocupado por el
barreal del Leoncito, mientras que el valle de Uspallata está atravesado por el Sur
por el río Mendoza. Se encuentran aquí una serie de oasis de riego, entre los que
se destacan Calingasta y Uspallata; estos valles separan a la cordillera andina de
la Precordillera. cuyas cumbres carecen de nieves persistentes.
Un reducido número de ríos atraviesan la Precordiliera por valles angostos, al
término de los cuales forman extensos conos de deyección conectados con las
planicies. Este material fino ha servido de asiento a importantes oasis de cultivo,
en la sección Norte se destaca el de Jáchal y más al Sur los principales del área:
el de San Juan y el de Mendoza, prolongados en el del Tunuyán. Los ríos que
recorren estos oasis han sido aprovechados para la producción energética y la
obtención de agua para riego, destacándose el embalse de Ullún.
Los cursos meridionales (Diamante y Atuel) han generado oasis de riego que
tienen como centros urbanos destacados a San Rafael y General Alvear. En el río
Atuel, las características topográficas permitieron construir el embalse del Nihuil,
cuya importante producción energética justifica la radicación en la zona de
industrias pesadas.
La superficie de los oasis se destina al cultivo de vid, olivo, frutales y hortalizas.
También se siembra alfalfa para alimentar al ganado vacuno, y algunos cereales
pero en reducidas extensiones. Aunque en pequeña escala se desarrolla la
ganadería extensiva con ciertas formas de trashumancia, llevando a pastar el
ganado en verano a la zona montañosa.
La minería es también muy importante, destacándose el petróleo especialmente
en Tupungato, explotándose además cobre (El Pachón en San Juan), uranio,
plomo, cinc, calizas y mármoles.
Hacia el Este se extienden las planicies de suelos arcillo-arenosos, de gran aridez
y reducida pendiente. Las escasas lluvias torrenciales erosionan profundas zanjas
que imposibilitan el desplazamiento aún con caballos, conformando las
denominadas "huayquerías" o travesías, como las del Tunuyán.
Región de la Patagonia
Se conforma de dos espacios contrastados: la
región andina y la extra andina. La Patagonia
extra andina limita al norte, con la región de Cuyo y
la llanura pampeana, por el Oeste y el Sur con la
Patagonia andina y Chile y por el Este su límite es
el mar Argentino. Se extiende hasta el estrecho de
Magallanes, prolongándose meridionalmente en las
planicies riograndenses de Tierra del Fuego, y por
el Este conforma bajo el nivel del mar la plataforma
continental, que incluye las islas Malvinas.
Forma parte de las unidades estructurales más
antiguas del país, se encuentran en ella
manifestaciones del basamento cristalino que aparece superficialmente en
distintas zonas, sobre el que se han depositado sedimentos marinos y
continentales más modernos y en último término una espesa capa de rodados
tehuelches o patagónicos, parcialmente cubiertos por nuevas rocas volcánicas,
sobresaliendo los sedimentos jurásicos y cretácicos sobre los que se localizan los
principales yacimientos petrolíferos. El relieve actual de las mesetas es
consecuencia de una serie de movimientos epirogénicos que no afectaron por
igual a toda el área, pudiéndose distinguir mesetas y terrazas, sierras, valles y
cañadones y depresiones.
Las mesetas, llamadas regionalmente pampas, son extensas planicies
horizontales cuyos bordes forman barrancas de hasta 200 m. Al Oeste son más
frecuentes los mantos de basalto que, más resistentes a la erosión, dan al perfil de
la meseta un rasgo característico: la llamada barda. Las terrazas son superficies
planas, escalonadas, por las que se desciende desde la meseta hacia los valles y
cuencas.
Los valles fluviales atraviesan las mesetas casi transversalmente desde sus
nacientes en los lagos o el reborde oriental de los Andes patagónicos hasta su
desembocadura en el Atlántico. Los ríos que los forman, alimentados por las
lluvias invernales y los deshielos estivales, se deslizan por amplios y profundos
valles, no son navegables y varios han sido aprovechados hidráulicamente con la
construcción de embalses (Florentino Ameghino, Alicurá, El Chocón y otros).
Los cañadones son antiguos valles fluviales, generalmente de suelo salino,
desconectados del sistema actual, que llevan agua sólo en ocasiones; en estas
cuencas el agua origina excelentes pastizales. Las sierras se levantan aisladas en
el Oeste e integran el llamado sistema de los Patagónides. Las depresiones
ocupan extensiones de formas y dimensiones variadas, algunas de ellas bajo el
nivel del mar.
El clima imperante en la región es árido y frío, con vientos del Oeste que soplan a
gran velocidad. Las precipitaciones inferiores a 300 mm son invernales y se
producen en forma de nieve. Existe un gran contraste entre la duración del día
estival (16 horas de luz) y el invernal (8 horas) en el extremo austral de la región.
La sequedad y el viento imprimen a la vegetación un carácter uniforme,
predominando la estepa arbustiva fuertemente aferrada al suelo, en la que
predominan las formas en cojín. Las riberas de los ríos pueden estar
acompañadas por un monte de sauces, en galería; en los bajos húmedos crecen
los mallines y en Tierra del Fuego las turberas.
Las condiciones del suelo, el clima y la vegetación han determinado el escaso
poblamiento de la Patagonia. El recurso más importante es la ganadería, con la
cría extensiva de ovinos con prácticas trashumantes, predominando las razas
Corriedale y Merino. Esta actividad determinó el establecimiento de puertos sobre
el litoral, para atender sus necesidades, radicándose en ellos posteriormente, la
industria frigorífica y en tiempos más recientes la actividad pesquera, que incluye
la explotación de algas, peces, crustáceos y
mamíferos marinos.
La agricultura sólo es posible en las zonas
que disponen de riego, como en los valles de
los ríos Negro y Chubut y junto al lago Colhué
Huapi. El oasis fluvial de mayores
proporciones es el del alto valle del río Negro
donde las grandes obras de irrigación
permiten la práctica de la agricultura en gran
escala, con cultivos protegidos de los fuertes
vientos por cortinas de álamos; produciéndose
frutas de excepcional calidad (manzanas,
peras y vid) que se exportan o industrializan
en el lugar. Existe también una importante
producción hortícola, sembrándose además
alfalfa como forrajera.
La actividad minera cuenta como principal riqueza al petróleo, cuya zona de
explotación más notable es la de Comodoro Rivadavia, encontrándose también
yacimientos en Neuquén (Plaza Huincul), Río Negro (Colonia Catriel), Santa Cruz
y Tierra del Fuego. También se explota carbón, especialmente en Río Turbio,
hierro en Sierra Grande, turba en Tierra del Fuego, uranio en Chubut, yeso, arcilla
y caolín, entre otros minerales.
Las zonas más industrializadas son las del alto valle del río Negro y Comodoro
Rivadavia y las industrias más destacadas la petroquímica, del cemento, del
aluminio (ALUAR), textiles y derivadas de la pesca.
La región patagónica Andina se ubica al oeste de la anterior, teniendo como eje
que la define a la cordillera. El ambiente natural es profundamente diferente y se
perfila visualmente en el paisaje.
Constituye un ambiente montañoso de alturas que alcanzan unos 4000 metros en
relación a las máximas alturas, muy por debajo de los Andes centrales o Cuyanos,
pero de pendientes bien pronunciadas (Andes de transición y Andes patagónicos –
fueguinos). Los hielos en épocas glaciales se encargaron de erosionar
profundamente las alturas y modelar las marcadas paredes de los picos.
Los glaciares –extensas lenguas de hielo- labraron valles profundos hacia las
laderas oriental y occidental. Esto dio lugar con el tiempo a valles transversales
(distintos a los longitudinales producidos en
Cuyo).
Los hielos y nieve cubren las alturas siendo la
fuente que alimenta los ríos que cruzan la
meseta. Los bosques anuncian lluvias
frecuentes y abundantes. En esta región está
el área de máximas precipitaciones de la
Argentina.
Bosques
de
conníferas
siempreverdes aseguran una riqueza forestal
magnífica. En esta conjunción de elementos
el paisaje es maravilloso y es la base de un
turismo de alta categoría y cada vez más
creciente.
Al sur de la región se intensifica y se torna
profundamente oceánico. Las precipitaciones se vuelven nivales y el paisaje
blanco anuncia la entrada las Islas del Atlántico sur y Antártida.