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Cuadro de situación I
"La pampa
Una llanura infinita, angustiante y herbácea: tal es la primera impresión que produce la
Pampa. Se puede también abordar de una manera más sistemática: una llanura agrícola,
vasta como todo el territorio francés metropolitano, diez veces menos poblada, que este,
con un volumen de producción semejante y una exportación en general superior...En
síntesis una Beauce de 500.000 km2. Cuya producción no llegara a igualar el conjunto
de la producción francesa actual...La comparación es arriesgada pero permite plantear el
problema central de la escasa productividad pampeana. Aún hoy, la Pampa sigue
identificándose en gran medida con la Argentina; para muchos el país evoca ante todo la
Pampa, el gaucho, la carne, el trigo y el puerto-capital en contacto con el mundo
atlántico, Buenos Aires. Buenos aires, la metrópoli gigante expandida en el borde de la
llanura, que abarca a nueve de los 25 millones de argentinos, dejando sólo cinco
millones para la totalidad del espacio pampeano, rural y urbano.
En realidad la Argentina, que se extiende por 3.500 km desde el Trópico hasta las
latitudes subpolares, cubre casi 2.800.000 km2 de superficie continental americana y
reúne regiones con personalidades tan fuertes como disímiles. Bien es verdad que se las
denomina "periféricas", ¿acaso no viven o subsisten al compás de las pulsaciones de la
economía pampeana y de las decisiones que se adoptan en Buenos aires? Desde hace un
siglo la construcción de la Argentina moderna, la de los tiempos presentes, se basa en la
explotación de esa llanura inmensa que la ha convertido en uno de los grandes países a
grícolas del mundo, antes de posibilitar el surgimiento de la industria y un espectacular
crecimiento urbano. Es la paradoja de la Argentina de hoy, que vive de la agricultura,
pero en la ciudad, que busca un desarrollo equilibrado basado en la industrialización y
tolera una asombrosa subexplotación de las excepcionales potencialidades productivas
del suelo pampeano.
Con su espacio y sus paisajes, con su historia y sus estructuras, con sus productos y sus
mentalidades, la Pampa sigue marcando no obstante la economía, la sociedad, la
política, la cultura, la vida toda de la Argentina. Cuando evocamos esas llanuras del
Plata, reserva de cereales, de oleginosass y de ganado para el mundo futuro, se agolpa
ante nuestros ojos todo un conjunto de imágenes: caminos rectos bordeados por
alambrados cuyas líneas fugitivas se pierden en una lejanía polvorienta; praderas tan
vastas que no permiten distinguir los rebaños que las recorren; dilatados campos de
trigo, de girasol o de maíz; aspas de molino que emergen de un montecito de eucaliptos
o en el borde de los potreros; muy de tanto en tanto los edificios de una estancia,
escondida en medio de su parque; en el horizonte la silueta de los silos que anuncian la
estación y el pueblo, una nube de arena sus pendida sobre el rastro de una camioneta o,
más discreto, un jinete vigilando el ganado o la próxima cosecha...
Visiones exactas, sin duda, pero que conviene matizar para dar aquí lugar, también, al
asfalto, al tractor, incluso el avión, al semillero de chacras de las zonas chacareras, a los
edificios de esas pequeñas ciudades activas, donde los talleres lindan con los comercios
de lujo, bancos y colegios, y en las que, en elegantes casas, se repliegan los productores
que acuden al campo en potentes vehículos...Imágenes que no alcanzan a dar cuenta de
la complejidad y de la diversidad del espacio pampeano. Diversidad física primero, bajo
la aparente uniformidad de la llanura y de los pastizales, pero también complejidad de
una historia de la ocupación del suelo y de su valorización, que está lejos de aparecer
lineal."
Esto se había escrito en 1979, si bien la publicación final del libro fue en 1989.
A 3 años del inicio de la política económica de Martinez de Hoz, aún el francés podía
percibir lo que había llegado a ser la Argentina, con todos los errores económicos y
políticos, de una serie de gobiernos que habían privilegiado los intereses generales
nacionales.
Luego la etapa que comenzó en 1976 y siguió hasta nuestros días, con leves intentos por
cambiarla podemos hacer otro diagnóstico y hoy la Argentina es una gran tapera, como
una gran cáscara vacía que alguna vez contuvo a un gran país.
Poner acá lo de p. 31
A diferencia de los que sucede con la "frontera" del Lejano Oeste norteamericano, en el
siglo XIX la "frontera" argentina no es una frontera de ocupación sino de apropiación.
No se trata de una avanzada pionera sino de una barrera de contención más o menos
sólida Parecería que los argentinos, hubieran sentido vértigo ante la inmensidad del
espacio que se abría ante ellos, tan pocos, tan desprovistos de todo, tan dependientes de
Europa en cuanto a bienes de equipamiento y de consumo, técnica y capitales y,
finalmente, hombres. La única moneda de cambio de la clase dirigente, su única
riqueza, es el espacio. El suelo parece indefinidamente disponible y, como se ha partido
de la región más favorecida, las riberas del Paraná, se cree o se simula creer que la
feritlidad