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TEMA 4
TEORÍAS ÉTICAS I: “LOS SOFISTAS Y SÓCRATES”
Valores Éticos 3º ESO
IES “Séneca”
1. LOS MITOS ENSEÑAN
Como “aperitivo” y antes del “plato fuerte”, que, en este caso, son las teorías éticas de los
sofistas y Sócrates, vais a conocer dos atemporales lecciones de la mitología griega. Con ellas
se nos abrirá el apetito y nos pondremos un poco a pensar…
1.1. El mito de Narciso
Narciso era un joven muy bello que,
enamorado de sí mismo, murió de
inanición contemplándose maravillado en
las aguas de un estanque. Viéndose en el
espejo del agua que reflejaba su belleza
corporal ya no fue capaz de otra cosa que
seguir mirándose hasta perder a sus
amistades, su familia y la propia vida.
Tiresias ya había advertido a sus padres
que Narciso tendría una larga vida si
evitaba contemplarse a sí mismo. Aunque el joven Narciso enamoró a muchas doncellas
asombradas de su belleza, no les hizo ningún caso. Una de ellas, la ninfa Eco,
irresistiblemente enamorada de Narciso y viéndose rechazada por él, corrió la misma suerte,
pues se dedicó a vagar por las montañas y, dejando de comer adelgazó tanto que quedó
convertida en una voz capaz de repetir únicamente el final de las palabras que escuchaba. En
el lugar donde murió nació una flor llamada «narciso» que desde entonces recuerda la
belleza del protagonista del mito.
 Actividad 1:
1.1. ¿Qué es un mito y para qué sirve?
1.2. ¿Qué pretende explicarnos el mito de Narciso?
1.3. Define y diferencia “egoísmo” y “narcisismo”.
1.4. ¿Es la sociedad actual “narcisista”?
1.2. El mito de Prometeo y Pandora
Prometeo robó a los dioses las semillas de Helios
para que los hombres pudieran alimentarse.
Indignado Zeus por este robo, ordenó la creación de
Pandora, una mujer adornada de muchas
cualidades. Hefesto le dio forma, Atenea le cedió su
ceñidor y la adornó lo que pudo. Las Gracias y la
Persuasión le dieron collares, las Horas le pusieron
en su cabeza una corona de flores pero Hermes
puso en su pecho mentiras, un carácter voluble y
palabras seductoras. Epimeteo, hermano de
Prometeo, aceptó a Pandora enamorándose
perdidamente de ella a pesar de la advertencia que
le había dado su hermano de no aceptar regalos de
los dioses. Pandora llevaba con ella una caja sin abrir
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que contenía todos los males y desgracias (vejez, enfermedades, vicios, tristeza, pobreza,
crimen) que hasta entonces no existían en el mundo. En un momento dado Pandora abrió la
caja difundiendo todos los males por el orbe y la cerró justo cuando iba a salir también la
esperanza, con lo que la humanidad se vio sumida en una realidad desgraciada. Como no
salió la esperanza, la existencia de todos los hombres se convirtió en un drama.
 Actividad 2:
2.1. ¿Qué pretende explicar este mito?
2.2. Si parece que todos queremos actuar bien, ¿por qué muchas veces acabamos
actuando mal?
2.3. Busca un ejemplo de otro mito, recógelo en tu cuaderno y explica qué mensaje
o mensajes quiere transmitirnos.
2. ¿QUÉ ES UNA TEORÍA ÉTICA?
La moral es un factum, un hecho. No existe ni parece que haya existido nunca una sociedad
en la que no se haya dado algún tipo de moral. No es concebible siquiera una sociedad
humana en la que las acciones valgan moralmente todas lo mismo, en la que sea indiferente,
desde el punto de vista moral, lo que se haga.
A lo largo de la historia, los seres humanos han reflexionado de diferentes formas sobre éste
y otros rasgos de la moral, tratando de encontrar un mayor entendimiento de la misma. Y las
llamadas "teorías éticas" son justamente el resultado de esta reflexión.
En este afán por investigar el hecho de la moral, los filósofos han llegado a conclusiones
ciertamente muy diversas -a veces, incluso inconciliables- que han recogido en distintas
teorías de mayor o menor fama. Pero es importante subrayar que los autores de dichas
teorías nunca han pretendido establecer lo que había que hacer o cómo se debía actuar. Lo
que han pretendido es pensar -a fondo y en serio- acerca del hecho de que todos los seres
humanos del mundo, sean de donde sean, consideren que hay acciones que debemos
realizar, porque están bien, y acciones que debemos evitar, porque están mal. Su objetivo
no ha sido propiamente inventar o proponer una moral, sino explicar el hecho mismo de la
moral y encontrar, en la medida de lo posible, su fundamento.
En esta unidad nos vamos a remontar a la época griega, a Atenas, para iniciar nuestro
recorrido por las diversas teorías éticas con el relativismo moral de los sofistas y el
intelectualismo moral de Sócrates.
3. LOS SOFISTAS: EL RELATIVISMO MORAL.
https://youtu.be/K1nvSAyOm0g
https://youtu.be/q4kSLZhxQ0I
En el siglo V A.C., en plena efervescencia de la democracia en Atenas, aparecen los sofistas,
maestros ambulantes – o mejor dicho, los primeros “profesionales” de la enseñanza -, sabios
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que venden su saber, por lo que merecerán la dura acusación de Platón de ser “unos
mercenarios del saber”. Enseñan, cobrando a los jóvenes pudientes, saberes prácticos y muy
diversos: oratoria, retórica, historia, lengua, derecho, etc. Critican las costumbres, la religión,
las instituciones tradicionales e introducen en la sociedad el relativismo al enseñar el
discurso doble, o sea: saber discutir el Sí y el No de una misma cuestión.
En aquellos momentos Grecia era un conjunto de ciudades-estado (polis) con constituciones
diferentes y en cada una de ellas había una total identificación del ciudadano con los asuntos
públicos, los propios de cada polis. Y precisamente en Atenas, gracias a su sistema
democrático, esa identificación era aún mayor: los ciudadanos adultos y varones – excluidos
niños, mujeres, esclavos y extranjeros o metecos – no sólo tenían el derecho a hablar en la
Asamblea, sino que era para ellos un deber discutir, escuchar y decidir. Incluso, ante los
jueces, en caso de juicio, debían defenderse por sí mismos, jamás por boca de otros. Así
pues, el dominio de la palabra constituía la mejor garantía para vivir en comunidad, para
defender derechos propios y extraños, para “escalar” en el ámbito social.
Los sofistas, en su mayoría extranjeros, excluidos del derecho de ciudadanía, no podrán
hablar en la Asamblea, pero se resarcirán hablando por boca de sus alumnos. Su triunfo
social consistirá en instruir adecuadamente en el “buen discurso”, el “saber hablar bien”
como sinónimo de poder.
https://youtu.be/x4EhF-HhdN4
Dos clases de discursos se hacen en Grecia por los filósofos en torno al bien y al mal.
En efecto, unos afirman que uno es el bien, otro es el mal; y otros afirman que es la misma
cosa y que ésta sería para unos bien, para otros mal e, incluso, para un mismo hombre, ora
es bien, ora es mal. Yo, por mi parte, me sumo a estos últimos. El mismo discurso se hace
sobre lo bello y lo feo. Creo que si se mandara a todos los hombres reunir en un montón las
cosas que cada uno de ellos considera feas y después viceversa, no sería dejada ni una, sino
que entre todos las tomarían todas porque no todos creen en las mismas cosas.
Nada es absolutamente bello ni absolutamente feo, ni bueno ni malo, sino que, tomando
ciertas cosas, las hace feas y cambiándose, bellas.
Escuela de Protágoras; Anónimo; Discursos dúplices.
 Actividad 3:
3.1. Intenta definir el relativismo entresacando frases del texto.
3.2. En el texto se habla de valores estéticos: las modas cambian. ¿La moral
puede ser también cuestión de modas?
3.3. Siguiendo el reto que nos plantea el texto, ¿podrías encontrar alguna
cosa que fuera “absolutamente bella u horrible” para todo el mundo?
3.4. Comenta la frase “sobre gustos no hay nada escrito”.
La concepción de la ética profesada por los sofistas (sophistés) en la Antigüedad suele
ser considerada el modelo del llamado "relativismo moral", aunque éste haya
adoptado diversas formas a lo largo de la historia. El relativismo moral se fundamenta
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en la creencia de que no es posible determinar ni de manera natural ni de
manera racional -aceptable por todos los seres dotados de razón- lo que es
moralmente correcto. Según los sofistas y los relativistas morales en general, las
normas y preceptos morales -que regulan las relaciones entre los individuos en el seno
de una comunidad- son siempre convencionales. Se aceptan por interés, por
conveniencia y no tienen otra razón de ser que dicho interés y dicha conveniencia.
La consecuencia inmediata de esta doctrina es que ninguna actuación puede ser
considerada "buena" o "mala" en sí misma. Todo depende del "parecer" o de la
"opinión" (dóxa) de los sujetos particulares. Los individuos juzgan sobre lo bueno y lo
malo en función de su modo de ser, de sus intereses o del proyecto que se traen entre
manos. Es moralmente bueno lo que nos parece moralmente bueno, mas sólo durante
el tiempo en que nos lo parece. Y no hay ninguna conducta que pueda ser
considerada en sí mima censurable, independientemente de cualquier consideración
personal particular. El siguiente texto del sofista Protagóras (481-401 a.C.) resume
ejemplarmente esta doctrina:
"Sobre lo justo y lo injusto, lo bueno y lo malo sostengo con toda firmeza que, por
naturaleza, no hay nada que lo sea esencialmente, sino que es el parecer de la
colectividad el que se hace verdadero cuando se formula y durante todo el tiempo que
dura ese parecer".
Así, pues, para los sofistas, la areté o virtud moral es inapelablemente un punto de
vista subjetivo. Son los individuos o los grupos humanos los que, según las
circunstancias y según su conveniencia, determinan lo que está "bien" y lo que está
"mal" en cada caso. Como decía Protágoras, el parecer de los hombres es "la medida
de todas las cosas".
En el terreno de la moral todo es cuestión de opinión. Y no hay posibilidad de ir más
allá de ésta, hacia una determinación de la bondad o de la justicia que no sea
puramente subjetiva o que pueda ser universalmente aceptada por todos los seres
racionales, independientemente de su procedencia, clase social, sexo, raza o nación.
No tiene sentido pretender educar a los hombres en unos principios morales comunes
desde los que poder juzgar el comportamiento particular de los individuos o de los
colectivos. Lo que para una sociedad humana constituye un crimen execrable, para
otra, podría ser ensalzado como una conducta moralmente excelente, y, de acuerdo
con el relativismo moral, no habría forma alguna de decidir cuál de los dos grupos
humanos está juzgando más acertadamente.
 Actividad 4
4.1. Explica con tus palabras en qué consiste el relativismo moral.
4.2. Si todo es relativo, ¿cómo podemos saber lo que está bien o mal?
4.3. ¿Crees que la sociedad actual es relativista? Razona y justifica tu
respuesta.
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4. SÓCRATES: EL INTELECTUALISMO MORAL
4.1. Sócrates: la gran leyenda de la filosofía griega
https://youtu.be/OD7klEUAq1Y
Sócrates (470 – 399 a.C.) ha pasado a la historia
como un modelo de hombre íntegro que prefirió
morir antes que renunciar a sus ideas. Atenas le
condenó a muerte injustamente y él aceptó la
sentencia con la conciencia clara de su inocencia.
Prefirió dar la vida como ejemplo de
sometimiento a las leyes antes que huir de la
justicia o abdicar de su pensamiento. Sus amigos
le facilitaron la huida pero él rehusó y aceptó la
muerte sin miedo. En la Apología de Sócrates, su
discípulo Platón relata el caso y la defensa que
su maestro hizo de sí mismo. Sócrates creía en la
inmortalidad del alma y por eso no le importó
dejar esta vida dando muestra a sus discípulos de entereza moral. La historia, con muy
pocas excepciones, ha juzgado muy negativamente a los sofistas y encumbrado a
Sócrates.
En el fondo, su condena a muerte se debió al enfrentamiento doctrinal que mantuvo
con los sofistas, que no soportaban oír a Sócrates rebatiéndoles en el punto más vital
de su pensamiento. La controversia consiste en la búsqueda de la objetividad socrática
frente a la subjetividad y relativismo sofista. Dicho de otro modo, los sofistas pensaban
que la ley la hacen, caprichosamente, los hombres que ostentan el poder sin más
referencias y, en cambio Sócrates partía de la existencia de una ley natural que puede
y debe ser alcanzada racionalmente por cualquiera que haga el esfuerzo necesario que
todo trabajo intelectual conlleva. Los sofistas enseñan la retórica y elocuencia
necesarias para convencer, no de la verdad en la que no creen, sino de lo que más
convenga en cada momento. Sócrates quiere enseñar la verdad.
Que sepamos, Sócrates no dejó nada escrito. Lo que conocemos de este autor se lo
debemos casi todo a su discípulo Platón, y alguna referencia en los escritos de
Aristóteles. Las obras de Platón son diálogos entre varios interlocutores entre los que
destaca Sócrates, que lleva siempre el peso de los argumentos, y la conclusión de los
mismos. Podría pensarse que esto es debido simplemente a un mero homenaje del
discípulo hacia su maestro, pero puede aventurarse la hipótesis de que esto se
corresponde con el reconocimiento de su pensamiento, que es fiel al de su maestro.
Nunca sabremos completamente qué es lo propio de uno y del otro y, sin embargo
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podemos establecer que el intelectualismo ético es socrático y que Platón lo asumió
enteramente.
4.2. El intelectualismo moral.
"Virtud" es un término con claro sentido moral, pero el antiguo término griego
“areté” no tuvo inicialmente ninguna connotación moral explícita. Precisamente, fue
Sócrates, en el siglo V a.C., el primero en otorgar a areté el sentido moral del que se
halla cargado el sustantivo castellano "virtud". Antes de Sócrates, el término “areté” se
aplicaba a las herramientas de trabajo o a los instrumentos musicales, a los animales, a
los distintos tipos de trabajadores, etc. Se hablaba, por ejemplo, de la areté de un
caballo para referirse a su velocidad, su resistencia y su habilidad para salvar
obstáculos, pues estas características son las que hacen "excelente" a un caballo.
Sócrates, por su parte, comienza a aplicar el término areté al ser humano en general,
al hombre en cuanto tal. Y se refiere a la areté del ser humano como a aquello que
hace a éste mejor, mejor ser humano en general, pero, además y sobre todo, mejor en
un sentido moral. Areté es, para Sócrates, aquello en lo que el ser humano encuentra
su perfección o su "excelencia" en el sentido moral de ambos términos.
Ahora bien, dado que Sócrates concibe al hombre como un ser dotado de un alma
capaz de pensar y de razonar, y encuentra que esta capacidad es lo que más
esencialmente define al hombre, concluye que la excelencia o areté de éste habrá de
consistir en el ejercicio de dicha capacidad. Y como entiende, a su vez, que tal ejercicio
se halla orientado a la adquisición de saber y conocimiento, termina por identificar
la areté del hombre con el saber y el conocimiento. El mejor hombre, el hombre
bueno, el que está a la altura de su perfección y de su condición humana, es el
hombre sabio.
La conclusión más notable de la ética
socrática
es
precisamente
que el
conocimiento del bien y de lo justo determina
a la voluntad a actuar bien y justamente.
Según
Sócrates, nadie
actúa
mal
voluntariamente. El que actúa mal, lo hace
por ignorancia del bien, porque desconoce
qué es "lo bueno": nadie obra mal a
sabiendas.
Así, pues, según Sócrates el conocimiento es condición necesaria y suficiente para
obrar con rectitud o virtuosamente, mientras que el mal es producto de la ignorancia.
Y es esta particular vinculación de la virtud al conocimiento lo más característico de la
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concepción socrática de la moral y la que justifica que se haya aplicado a ésta el
nombre de "intelectualismo moral".
 Actividad 5
5.1. En una campaña de la Dirección General de Tráfico del año 2009 se decía
lo siguiente: “sabemos que si respetamos las normas, habrá menos víctimas.
¿Por qué no lo hacemos?”. ¿Tú qué opinas? ¿Conocer el bien es condición
suficiente para hacerlo?
5.2. Si el mal es producto de la ignorancia, ¿cómo podríamos reducir su
presencia?
5.3. Haz una redacción (mínimo: un folio por una cara/ máximo: un folio por
ambas caras) en la que tengas que defender en un juicio tu inocencia ante la
acusación de robo argumentando como lo haría Sócrates, es decir, basándote
en que has obrado mal por ignorancia del verdadero bien.
5.4. ¿Qué te parece que, estadísticamente, la mayoría de los internos de las
cárceles tenga una deficiente o muy escasa educación? ¿Confirma este hecho
la teoría de Sócrates?
 Actividad 6
Busca el significado de los siguientes términos y recoge en tu cuaderno su
definición: elocuencia, retórica, oratoria, dialéctica, relativismo,
convencionalismo, virtud, subjetividad y objetividad.
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