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De las “Memorias Biográficas”
I. E L E M E N T O S DE H I S T O R I A
Vol. XVII, p. 365-366, ed. española 316.
La Congregación no había elegido todavía un escudo oficial, según costumbre de todas
las familias religiosas; como sello de la misma se imprimía la figura de san Francisco de
Sales1 envuelta en una inscripción latina que designaba la Pía Sociedad Salesiana. Sólo el
día 12 de septiembre de 1884, don Antonio Sala presentó al Capítulo Superior el
boceto del emblema salesiano, urgido a ello por la oportunidad de fijarlo en la iglesia
del Sagrado Corazón entre los de Pío IX y León XIII. Lo había dibujado el profesor
Boidi2. Era un escudo, con una gran ancla en el medio; a la derecha de ésta, el busto de
san Francisco de Sales; a la izquierda, un corazón inflamado; arriba, una estrella resplandeciente de seis puntas; debajo, un bosque; y detrás de él, unas altas montañas 3;
desde abajo, dos ramas, una de palmera y la otra de laurel, entrelazadas en el tallo,
abrazaban el escudo hasta la mitad. De la parte inferior, salía una cinta flotante que
1
- La figura de S. Francisco de Sales estaba circundada por dos ramos de laurel entrelazados. La escritura
en torno decía: “Salesiana Società, con el lema: Discite a me quia mitis sum”.
2
- El profesor Boidi era profesor de diseño técnico en el colegio S. Juan Evangelista de Turín,amigo y
colaborador de los Salesianos.
3
- relieves alpinos como los que se divisan desde I Becchi. Spiritualiter quoque hic locus evangelicum
virum aedificat
1
llevaba la leyenda: Sinite parvulos venire ad me (dejad que los niños vengan a mí). Se
observó que esta leyenda ya había sido adoptada por otros. Don Julio Barberis propuso sustituirla por Trabajo y Templanza, que le sugería el sueño de Don Bosco, en el
que este binomio es propuesto cabalmente como lema o distintivo de la Congregación.
Don Celestino Durando prefería María Auxilium Christianorum, ora pro nobis. Don
Bosco solucionó la cuestión diciendo: Desde los comienzos del Oratorio, ya se adoptó
un lema en tiempos del Convictorio (Residencia sacerdotal), cuando yo iba a las cárceles: Da mihi animas caetera tolle. El Capítulo aplaudió a don Bosco y aceptó el
histórico lema. No le gustó al Santo la estrella que dominaba el escudo, porque le parecía que tenía sabor masónico y mandó sustituirla por una cruz irradiando luz.
Después, se introdujo la estrella a la izquierda sobre el corazón. De este modo, quedaron unificados los símbolos de las tres virtudes teologales.
El lema elegido, como depusieron en los procesos los más antiguos alumnos del Oratorio, el canónigo Ballesio y el cardenal Cagliero entre ellos, ya se veía desde el principio, cuando ellos eran pequeños, escrito con grandes caracteres sobre la puerta del
cuarto de don Bosco. No se podía expresar mejor lo que había constituido el supremo
objetivo del Santo al trabajar y al sufrir, al escribir y al hablar; objetivo que debería
formar el programa esencial de la Sociedad por él fundada.
De los Anales de la Sociedad Salesiana”, D. E. Ceria
Vol. I, p. 530-531
“En la circular [fechada: Fiesta de la Inmaculada Concepción de María Santísima, 1885]
aparecía por primera vez el emblema oficial de la Congregación, tal como ha permanecido luego. D. Bosco lo había hecho diseñar por el Profesor Boidi para colocarlo en la
iglesia del Sagrado Corazón entre los de Pío IX y León XIII. La estrella radiante, la gran
áncora, el corazón inflamado, simbolizan las virtudes teologales; la figura de S. Francisco de Sales recuerda al Patrono de la Sociedad; el bosquecillo en la parte inferior alude al Santo Fundador; las altas montañas significan las cumbres de la perfección a la que
deben tender los socios; la palma y el laurel que, entrelazados en el tallo, abrazan el
escudo hasta la mitad, son emblemas del premio reservado a una vida sacrificada y virtuosa. El lema “Da mihi animas, coetera tolle”, que se veía ya escrito desde antiguo en
grandes caracteres en la puerta de la habitación de Don Bosco, expresa el ideal que
todo salesiano debe proponerse como fue siempre el ideal del Santo.”
II. E L LEMA
“Un lema fue ya adoptado desde los inicios del Oratorio, en los tiempos del Convicto,
cuando yo iba a las prisiones: “Da mihi animas, cetera tolle”.
Las fuentes del lema son principalmente tres:
1) Fuente bíblico-histórica (Gen. 14)
En el complejo capítulo 14º del Génesis, se habla, entre otros temas, de una expedición punitiva de varios reyes contra Sodoma de la que se salva el rey local Bera que se
refugia en las montañas vecinas. En una emboscada planeada por el patriarca Abraham
se recupera el botín y son liberados todos los prisioneros, entre los que se encuentran
Lot y su familia. Pero se presenta Bera con sus hombres que han abandonado su refugio y bloquean el camino a los hombres de Abraham. Bera exige que se le entreguen
2
los prisioneros pronunciando la frase lapidaria: Da mihi animas, coetera tolle tibi”
(Dame las personas, los bienes puedes quedártelos).
2) Fuente exegético-patrística
En el “Comentarius in Genesim” (PL 131, 85 D) atribuido a S. Remigio pero según la
reciente crítica restituido al diácono Floro de Lión (+860) leemos: “Da mihi animas!
Spiritualiter, mystice interpretatur”.
Ruperto di Deutz (Rupertus Tuitiensis) (1075-1130), alegorista, competente en exégesis bíblica, en su “In Genesim XIV” (PL 167 380 CD 381 AB), comenta: “Dixit autem:
Da mihi animas - Spiritualiter quoque hic locus evangelicum virum aedificat.”
3) Fuente ascético-acomodaticia
La frase "Da mih1i animas.." parece que no se encuentra en ninguna obra de S. Francisco de Sales pero J. P. Camus4 en su obra "El espíritu de S. Francisco de Sales” le atribuye un uso frecuente. Leemos en la página 172 de la citada obra: "Deseaba sólo la
conversión de aquellas almas rebeldes a la luz de la verdad que resplandecía en la verdadera Iglesia. Decía suspirando: Da mihi animas, coetera tolle".
También S. José Cafasso afirma: "Dame almas, digamos con aquel apóstol de la caridad
que fue S. Francisco de Sales: dame, Señor, almas que salvar”. (Manuscritos, vol. VII, p.
2896 Archivo UPS).
Cita esta frase también J. M. Hamon, párroco di S. Sulpizio, en su "Vida de S. Francisco
de Sales" editada por Marietti. Turín, en 1863.
En la "Forma Cleri", Parisiis,1539, pars II, cap. 5, art. 2, sect.3, par.1, bajo el título “De
zelo animarum” se lee: "Da mihi animas, coetera tolle tibi. Idem dicere debent clerici"
Don Gioachino Berto, secretario di Don Bosco entre el 1866 y el 1886, en la “Positio
super virtutibus" del proceso per la beatificación y canonización de D. Bosco, en la
Pars I del Summarium (Romae, 1923) en pág. 557 declara: “En relación a su oración
mental recuerdo que después de la Misa muchas veces yo mismo le llevé el libro “Regula Cleri” del que se servía para su meditación cuotidiana. Pero en la “Regola Cleri”
(de Simon Salamo y Melchior Gelabert, Torino,1762) en pág.198 se lee: "Domine qui
amas animas, da mihi amorem tui, ut postea ferventer dicam: Da mihi animas, coetera
tolle tibi".
III. LOS SÍMBOLOS
LA ESTRELLA
Se toma en consideración, sobre todo su cualidad de fuente luminosa. La estrella que
da la luz es símbolo de la luz, para los cristianos: la luz de la fe.
El carácter de los cuerpos celestes hace también de las estrellas símbolos del espíritu
y, en particular, del conflicto entre las fuerzas espirituales (o de la luz) y las fuerzas ma4
Camus Jean-Pierre - L'Esprit de Saint François de Sales, evêque de Genêve
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teriales (o de las tinieblas), las estrellas abren un cauce en la oscuridad, son también
faros que se proyectan en la noche del inconsciente. En particular la estrella de la tarde que anuncia la proximidad de la noche es la imagen de Lucifer, mientras la estrella
de la mañana es símbolo de Cristo (“Yo soy la estrella radiante de la mañana”. Ap 22,
16)
Mucho ha influido en la simbología cristiana la profecía de Balaam (Num. 24, 17): “Lo
veo pero no es ahora, lo contemplo pero no de cerca: una estrella se alza de Jacob”.
Esta profecía está representada por tres frescos del III siglo en las catacumbas de los
santos Pedro y Marcelino en Roma. “¡Surge, resplandece porque ha llegado tu luz y la
gloria del Eterno se ha alzado sobre ti1. Porque las tinieblas cubren la tierra y una densa oscuridad envuelve a los pueblos, pero sobre ti se alza el Eterno y su gloria resplandece sobre ti. Caminarán las naciones a tu luz y los reyes al resplandor de tu aurora”
(Is. 60, 1-3). Según Wilpert (Picture..”, tav. 83-1, p. 175) en las catacumbas de Priscila,
sobre la Virgen que sostiene en sus brazos al niño, la figura viril con manto filosófico
que señala la estrella representa este pasaje del A. T. La misma representación se da en
el epígrafe de Severa. En el primer arte cristiano es corriente la identificación de Cristo
con la luz: la venida de Cristo como luz que pone en fuga las tinieblas del pecado.
EL ÁNCORA
Siendo una masa pesada que fija a la embarcación, el áncora es considerada un símbolo
de firmeza, de solidez, de tranquilidad y fidelidad. En medio de la movilidad del mar y
de sus elementos, es la que fija e inmoviliza. Simboliza la parte estable de nuestro ser,
la que nos permite conservar la calma y lucidez en medio del flujo de sensaciones y
sentimientos. Última salvación del marino en la tempestad, con frecuencia se relaciona
con la esperanza frente a las dificultades de la vida: “Estamos firmemente animados a
aferrar con fuerza la esperanza que nos ha sido colocada delante de nosotros” (Hebr.
6, 18-19). "Tolle spem in Deo vivo. Ibi fige spem. Ibi anchoram cordis tui ut tempestas
saeculi non te inde abrumpat" (S. Agustín, Serm.177, PL 33, 958).
Los místicos insisten en anclar la propia alma en Cristo (cfr. Hebr. 6, 19-20), único
medio de evitar el naufragio espiritual. “Mi ancla es mi cruz” , decían con frecuencia los
místicos expresando así la voluntad de no abandonarse a las convulsiones de la naturaleza sin la gracia, para fijarse, en cambio, en la fuente de toda gracia que es la Cruz.
Clemente de Alejandría en el “Pedagogo” recuerda a los cristianos que llevan el anillo
(con la eventual función de sello): “Nuestras incisiones sean una paloma o un pez, o
una nave impulsada por el viento, o el ancla de una nave”. (Pedag, l. III, c. XI).
El ancla se representa frecuentemente en los monumentos sepulcrales del II y III siglo.
Está unida, con frecuencia, a la paloma (vgr: lápida funeraria del siglo III, cementerio de
Pretextato), con el árbol, el delfín, la oveja, el cordero, menos frecuentemente entre
dos peces (v. fig. lápida funeraria del s. IV, cementerio de Priscila, Roma), con los panes, con la nave (v. fig. de lápida funeraria del s. IV cementerio de Domitila, Roma), con
las estrellas, una vez con Noé, con el Buen Pastor, con Jonás.
Nota: en la representación de los peces se deben reconocer los fieles: “Nos autem
pisciculi Christi" dice Tertulliano (De Bapt. I, PL 1,1306).
CORAZÓN
Órgano central del cuerpo, corresponde a la noción de “centro” de la persona. En la
4
tradición bíblica el corazón simboliza al hombre interior, su vida afectiva, la sede de la
inteligencia y de la sabiduría. El corazón es para el hombre interior lo que el cuerpo
para el hombre “exterior”.
“Prestar atención” se dice “sim lev” (meter el propio corazón) y la “meditación” significa: hablar al propio corazón.
En el emblema salesiano es símbolo de la caridad ardiente.
FIGURA DE SAN FRANCISCO DE SALES
Se inspira en un lienzo que se conserva en el Monasterio de la Visitación (fundado personalmente por Sta. Juana Francisca de Chantal en 1638), pero con el añadido de una
pluma y de un folio, tal vez para indicar la importancia dada por Don Bosco al apostolado de la prensa.
BOSCO: Alude al apellido del Fundador.
MONTAÑAS
Altas, empinadas, elevadas, cercanas al cielo, participan del simbolismo de la trascendencia. Como lugar de numerosas teofanías (Sinaí, Tabor, Sermón de la montaña, Monte de los Olivos...) participan del simbolismo de la manifestación. Son como un punto
de encuentro entre el cielo y la tierra, morada de Dios y término de la ascensión humana. Por eso las etapas de la vida mística son descritas por San Juan de la Cruz como
una ascensión (“Subida al Monte Carmelo”).
En el escudo salesiano indican las cimas de la perfección a la que deben tender los socios.
PALMA
La palma, el ramo verde, son considerados universalmente como símbolos de victoria,
de ascensión, de regeneración y de inmortalidad (para los cristianos, de resurrección),
certeza de la inmortalidad del alma y de la resurrección de los muertos.
La palma, en relación a la victoria de Cristo sobre la muerte, a la resurrección, está
unida, con frecuencia, al monograma de Cristo y se encuentra en innumerables sarcófagos, lápidas funerarias, pinturas antiguas. Los mosaicos muestran preferentemente a
personas que llevan en sus manos ramos de palma. El paraíso se representa a veces
como un jardín de palmas.
LAUREL
Como todas las plantas que, en los países de cuatro estaciones, permanecen verdes en
invierno, está unido al simbolismo de la inmortalidad. No perdieron de vista este hecho los pueblos antiguos cuando lo convirtieron en emblema de la gloria, tanto de las
armas como del espíritu.
En la cristiandad primitiva a veces los muertos eran colocados sobre hojas de laurel
para simbolizar la vida eterna. Pinturas de las catacumbas, particularmente las de San
Genaro en Nápoles, representan a Cristo sosteniendo una corona de laurel en la cabeza de los mártires. Las coronas de laurel son un símbolo de honor, de gloria, de paz.
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El laurel es también símbolo del bautismo, como sello de la nueva vida en Cristo.
LAS ROSAS
Las rosas, en la iconografía cristiana simbolizan tanto la copa que recoge la sangre de
Cristo, como la transfiguración de las gotas de esta Sangre, y también las llagas de Cristo. En nuestro emblema parecen aludir al suelo del “emparrado de rosas” (cf. MB III,
32 s.)
IV – UN INTENTO DE MODERNIZACIÓN
En 1934 se intentó una modernización de algunos detalles del escudo de la Congregación.
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EL EMBLEMA SALESIANO
1884 – 85
1934
Comprende: el escudo, los adornos, el lema
1.1 – La forma apergaminada
-oval
EL ESCUDO
- apergaminada, desarrolla los motivos
ornamentales
- redondeada
1.2. Campo azul (trazos horizontales)
- azul celeste
1.3. Las figuras
a) áncora, corazón, bosquecillo, montañas, S. Francisco de Sales
están representadas al natural
Los colores se aproximan mayormente a
la realidad
b) cometa ascendente o a un lado (a la izquierda de la cabeza)
- de plata
- amarillento
- con amplia cabellera
- con punta alargada
LOS ADORNOS
Premisa: los llamados “ornamentos heráldicos” no indican ningún grado de
dignidad, de jurisdicción o de oficio. Son considerados como elementos integrantes
del mismo escudo.
2.1 circundan al escudo
PALMA Y LAUREL
sostienen el escudo
2.2 Una guirnalda de rosas cubre la cima
del escudo
Dos densas guirnaldas compuestas por
hojas de roble circundan la parte superior
del escudo.
2.3 Cruz latina – trifoliada
-radiante
-entrelazada (dimensiones duplicadas)
2.4. Cornisa de estilo barroco
-incremento de elementos barrocos
3. EL LEMA
Franja flotante
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