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HISTORIA RESUMIDA DE NUESTRO CALENDARIO
CALENDARIO TRADICIONAL ROMANO:
Era un calendario lunar dividido en diez meses. La denominación de los meses,
por orden, era:
 Martius: en honor a Marte, padre de los fundadores de Roma, Rómulo y Remo,
y al que se dedicó el primer mes del año.
 Aprilis: consagrado a Venus, Apru en etrusco. Otra teoría se refiere a la llegada
de la primavera, estación en que se abren (aperire) las flores.
 Maius: etimología discutida, ya que algunos afirman que estaba dedicado a la
madre de Mercurio, la diosa Maya, que se encargaba de la fertilidad agrícola,
mientras otros lo atribuyen a la veneración de los antepasados, los Maiores.
 Iunius: consagrado a Juno (Ivno). También existe otra posible dedicación a los
descendientes, los Iuniores.
 Quintilis: llamado así por ser el quinto mes (quinque-cinco). A la muerte de
Julio César pasó a llamarse Iulius en su honor, por ser el mes de su nacimiento.
 Sextilis: mes sexto (sex-seis). Se dedicó posteriormente a Octavio Augusto y
recibió el nombre de Augustus.
 September: mes séptimo (septem-siete)
 October: mes octavo (octo-ocho).
 November: mes noveno (novem-nueve)
 December: mes décimo (decem-diez)
La siguiente intervención para intentar adecuar el calendario al discurrir de las
estaciones la realizó el rey Numa Pompilio, añadiendo, a continuación de la decena ya
existente, dos meses nuevos al final del año:
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
Ianuarius: en honor a Jano.
Februarius: dedicado a Februus (más conocido por el nombre de Plutón), dios
de los muertos y de las ceremonias de purificación que se llevaban a cabo en
este mes para expiar las culpas y faltas cometidas a lo largo del año que acababa
y para comenzar el nuevo con buenos augurios.
Denominación de los días
Para indicar los días del mes, los romanos tomaban como referencia tres fechas
únicas, de las que dos se atrasaban o adelantaban en el día que caían, según el mes de
que se tratara: las calendas, las nonas y los idus.
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Las calendas, (kalendae, -arum).Día de la luna nueva.Las calendas eran el
primer día de cada mes. De esta palabra deriva calendario.
Las nonas, (nonae, -arum). Nueve días antes de los idus. Día del cuarto
creciente.Las nonas eran el día cinco de cada mes, excepto en marzo, mayo,
julio y octubre en los cuales las nonas eran el día siete.
Los idus, (idus, -uum). Día de la luna llena. Los idus eran el día trece de cada
mes, excepto en marzo, mayo, julio y octubre, en los que eran el día quince.
Si querían indicar una de estas tres fechas fijas, la ponían en ablativo (ablativus
temporis) junto con el adjetivo del mes correspondiente:
Kalendis ianuariis, en las calendas de enero (1 de enero),
Nonis octobris, en las nonas de octubre (7 de octubre).
Si se trataba de indicar el día anterior o posterior de las tres fechas anteriores, se
ponía el adverbio pridie o postridie seguido de la fecha y del adjetivo correspondiente
del mes en acusativo. Por ejemplo:
Pridie nonas ianuarias, la víspera de las nonas de enero.
Postridie idus octobres, el día siguiente a las idus de octubre (16 de octubre).
Si se trataba de cualquier otra fecha, se contaban los días que faltaban para llegar
hasta el más próximo de las tres fechas fijas y se colocaba la expresión ante diem,
seguida del número del día correspondiente (expresado en numeral ordinal), del nombre
de la fecha fija con la que se relacionaba, y del adjetivo del mes de esta última, todos
ellos en acusativo. Para hacer la cuenta también se sumaba el día de la fecha fija. Por
ejemplo:
Ante diem sextum kalendas martias, el sexto día antes de las calendas de
marzo (24 de febrero).
División en horas:
Los romanos no dividían el día en 24 horas o en 24 partes iguales durante todo el
año.Ellos repartían el tiempo de luz (el día) en doce horas. De esta manera, en verano,
las horas resultaban más largas que en invierno. Para medir las horas, utilizaban relojes
de sol (horologium, reloj de sol), y más raramente de agua (clepsydra).
Las horas se expresaban con números ordinales: hora prima, hora secunda,
hora tertia, etc. La hora prima era la primera del día, la del amanecer. La hora que
marcaba el final del día, la puesta de sol, era la hora duodécima. De la hora sexta, que
marcaba el mediodía (meridies), procede la palabra siesta.
La noche se dividía en cuatro partes denominadas vigilia: prima vigilia, secunda
vigilia, etc. Tenían una duración diferente según fuera la época del año. Esta
distribución en cuatro partes y el propio nombre guardaban relación con los turnos de
vigilancia de los campamentos militares.
REFORMA DEL CALENDARIO DE JULIO CÉSAR:
Sosígenes de Alejandría, astrónomo egipcio, fue contratado por Julio César para
implantar un calendario solar en Roma. Esta adaptación fechaba las estaciones y sus
fiestas romanas correspondientes concordando con el momento astronómico en el que
sucedían. Ianuarius, el mes más cercano al solsticio de invierno (inicio del año solar),
pasó a ser el primer mes del año y februarius el segundo. Eso modificó el lugar de los
meses y se desajustaron los que tenían nombres basados en números (september dejó de
ser el mes séptimo y pasó a ser el noveno y así sucesivamente)
El nuevo calendario se implantó en el año 46 a. C. y se llamó Juliano, en honor
a Julio César. Únicamente en ese año, se contaron 445 días, en vez de los 365 normales,
para corregir los desfases del calendario anterior, y se le llamó año de la confusión.
Desde 44 a. C. se acordó que todos los años constaran de 365 días, y cada cuatro
años se contarían 366 y se llamaran años bisiestos, porque se fechaban dos días
consecutivos como 24 de febrero (último día del calendario romano en ese momento).
En aquella época ese 24 de febrero se llamaba ante diem sextum kalendas martias y
cuando era año bisiesto, el día adicional (366), se le llamaba ante diem bis-sextum
kalendas martias, de allí el nombre de bisiesto
El origen de julio y agosto:
En el año 44 a. C., por iniciativa de Marco Antonio, y para halagar la vanidad de
Julio César, el mes Quintilis fue renombrado Julius —de donde se desprende la forma
castellana julio
Posteriormente por incitativa del Senado Romano, y para halagar la vanidad de
Octavio Augusto, el mes Sextilis fue renombrado Augustus —de donde se desprende la
forma castellana agosto—, y se agregó a éste un día 31, el cual fue substraído de febrero
—el cual duraba entonces 29 días, y desde entonces se quedó con sólo 28—.
Implantación de la semana:
En el año 321 d. C., el emperador Constantino I el Grande implantó la semana
de siete días, copiada del calendario lunar de los mesopotámicos, los cuales
establecieron la semana de siete días en base a los planetas (incluidos el sol y la luna)
que se podían observar desde la tierra: solis dies, lunae dies (lunes), Martis dies
(martes), Mercurii dies (miércoles), Iovis dies (jueves), Veneris dies (viernes) y Saturni
dies. Esta división de la semana en siete días, es la que con el tiempo se extendería a las
distintas culturas.
Además, decretó que el domingo (solis dies) fuese día de descanso para adorar a
Dios, en detrimento del sábado, tradicional no sólo entre los judíos sino también entre
los gentiles. Por otro lado, se satisfacía a otra religión muy popular a la que perteneció
el propio Constantino: el culto a Mitra, cuya representación era el sol.
Posteriormente, para evitar que los días festivos llevasen nombres de dioses
paganos, el solis dies se llamó Dominicus dies (día del Señor) de ahí domingo y el
Saturni dies pasó a llamarse Sabath, día de fiesta judía, de donde procede nuestro
sábado.
CALENDARIO GREGORIANO:
Nuestro calendario actual. El añadir un día cada cuatro años hace que el
calendario se vaya adelantando, ya que el pico del año solar no son seis horas sino cinco
horas y cuarenta y ocho minutos. Para evitarlo, en el siglo XVI el papa Gregorio XIII
introdujo su pequeña reforma: no son bisiestos los años terminados en doble cero, año
secular o de final de siglo, con lo que al descontar un día cada cien años se descuentan
anualmente los doce minutos que le faltan a las seis horas.