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ADORACIÓN EUCARÍSTICA PERPETUA
Jesús se queda con nosotros en el Santísimo Sacramento para darnos
descanso de corazón, mente y espíritu por medio de sus gracias que nos
animan, nos consuelan, nos fortalecen, nos guían y nos inspiran a poner toda
nuestra confianza en su Sagrado Corazón. El poder de su amor desecha todo
temor, toda duda, toda preocupación y ansiedad que podamos tener. En su carta
encíclica
Misterio y culto de la Eucaristía, el Papa Juan Pablo II dice: “La
animación y robustecimiento del culto Eucarístico son una prueba de esa
auténtica renovación que el concilio se ha propuesto y de la que es el punto
central. La Iglesia y el mundo tienen una gran necesidad del culto
Eucarístico.
Jesús nos espera en este Sacramento de Amor. No escatimemos tiempo para
ir a encontrarlo en la adoración, en la contemplación… No cese nunca nuestra
adoración”. Esto es Adoración Eucarística Perpetua: ¡Adoración incesante!
¡TODOS PUEDEN PARTICIPAR!
Todos pueden participar porque todos podemos hacerle compañía a Jesús
por lo menos una hora por semana. Cualquier hora que escojamos será del
agrado del Señor, pero le complace en especial los que hacen el sacrificio de
acompañarlo en medio de la noche para que la adoración perpetua se haga
realidad.
¡EL CAMINO A UNA VERDADERA RELACIÓN PERSONAL CON JESÚS!
La adoración perpetua ayuda a que la gente tenga una relación más íntima con
Jesús porque hace que la Eucaristía sea el centro de la vida del Pueblo de Dios.
Al acompañar a Jesús en la Eucaristía estaremos estableciendo una
verdadera relación personal con Él.
La adoración perpetua construye comunidad porque La Eucaristía es el
Sacramento de la Unidad. Así como una persona se une a Jesús en el
Santísimo Sacramento, así Cristo une a todos más estrechamente por el vínculo
de su Divino amor.
¡TRAE PAZ!
El Papa Juan Pablo II dijo que la mejor, más segura y efectiva manera de
establecer la paz perdurable en la tierra es mediante el gran poder y el amor de
la adoración Eucarística. Jesús es el único que tiene el poder y el amor de
reordenar el curso de la historia para volver al camino de la paz que Él prometió.
La Eucaristía trae la paz al corazón de los hombres, y con la paz en el
corazón del hombre se consigue la paz en el mundo.
DEDICA UNA HORA ESPECÍFICA CADA SEMANA A PASARLA
CON JESUS EN EL SANTISIMO SACRAMENTO
Jesús “nos espera en este Sacramento de Amor,” donde nos suplica a cada
uno:
“¿no pueden velar una hora conmigo?” (Mt 26, 40).
En esta hora que Jesús te invita que lo acompañes, puedes orar como más te
guste: Puedes leer la Biblia, o rezar el Rosario, o usar tu libro favorito de
oraciones, o tal vez quieras hablarle a Jesús de corazón a corazón, como a un
amigo.
O si te sientes cansado o agobiado puedes sentarte y descansar disfrutando de
la dulce paz que viene sencillamente por estar con Aquel que tanto te ama,
Jesús en el Santísimo Sacramento.
Cuando rezas el Rosario delante del Santísimo Sacramento, estás amando a
Jesús con el Corazón de María y le ofreces la adoración perfecta de su Madre.
Jesús recibe tu hora santa como si María
misma la estuviese haciendo
Ella te guarda en su Corazón y Jesús recibe la hora que pasas con Él como si
viniese directamente del Corazón de su Madre. El Inmaculado Corazón de María
suple lo que falta en nuestros corazones.