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EL COLOR DE LAS PASTILLAS... ¿SI ES IMPORTANTE? Un medicamento está formado por el fármaco, los excipientes y la información que contiene. El fármaco es el principio activo. Los excipientes son los principios inactivos. Ejemplos de excipientes son los saborizantes, edulcorantes, viscosantes, preservativos y los colorantes. Últimamente se han introducido los términos “apariencia”, “bioapariencia” o “farmacoapariencia” que hacen referencia a las características físicas del medicamento incluso el acondicionamiento secundario y su impacto especialmente en algunos subgrupos de la población. Miremos un poco de historia. La primera forma farmacéutica de la que se tiene noticia fue una píldora. Se trataba de una forma farmacéutica sólida, pequeña, con forma de esfera que contenía los remedios medicinales mezclados con arcilla o harina. Hasta mediados del siglo XX casi todo los medicamentos eran píldoras redondas, de un color más o menos blancuzco, que se vendían en frascos transparentes o de color ámbar. Con la introducción de las cápsulas de gelatina blanda en 1970 se permitió incluir en su interior Fármacos líquidos o sólidos y colorear la superficie externa con diversos colores. Con seis colores primarios y más de 10.000 combinaciones diferentes de colores disponibles en el mercado farmacéutico, cualquier formulación que se dispensa en una farmacia puede presentarse de forma coloreada. El color y la adherencia al tratamiento En más del 70 % de los pacientes el color, la forma y el sabor de un medicamento pueden modificar o afectar (aumentar o disminuir) la eficacia o la acción farmacológica, incluso los efectos adversos especialmente los ancianos y los pacientes poli medicados. ¿Pero, cómo les afecta? Un estudio publicado en la revista Archives of Internal Medicine, demostró que el hecho de cambiar un medicamento de marca a uno genérico, que ofrece los mismos efectos pero tiene una forma o color diferentes, podría provocar que haya una probabilidad de hasta un 50% de no cumplir con el tratamiento prescrito. Dicho estudio se realizó en el Brigham and Women’s Hospital. En este estudio se comparó el cumplimiento con anteriores recetas, y se investigó si el color o la forma del medicamento había cambiado respecto a recetas anteriores, descubriendo así que se daban interrupciones de las recetas con mayor frecuencia si alguna de estas características había cambiado, en comparación a los medicamentos que seguían con la misma forma o color de siempre. Los resultados de otros estudios han demostrado que las probabilidades de dejar de tomar el medicamento aumentaban hasta el 34% tras un cambio en el color y hasta un 66% tras realizar un cambio en la forma del mismo. Entonces... ¿El color y la forma de las pastillas son importantes para la adherencia al tratamiento? - parece ser que sí. Y TU, ¿SABIAS QUE…? Anticonceptivo oral: píldora combinada La píldora combinada es una píldora que usa hormonas (estrógeno y progestágeno) que impiden, en la mayoría de las mujeres, que los ovarios liberen los óvulos. Además aumenta la densidad del moco cervical, lo que impide que los espermatozoides lleguen hasta el óvulo. Las tabletas de 28 días se toman de manera continuada, sin intervalos y vienen en dos “versiones”: Con 24 comprimidos activos de un color y 4 placebos de otro color. Es importante tomar primero las 24 pastillas del mismo color y luego las 4 restantes porque estas no contienen hormonas sino que funcionan como placebo, ayudando a reforzar la costumbre de la toma diaria de los comprimidos. Además están las tabletas que traen 21 comprimidos activos y 7 placebos, que son las más conocidas y se toman de la misma manera que las anteriores. Por tanto, cambios en la apariencia y el color de los medicamentos se asocia con peor seguimiento del tratamiento, mayor abandono, crear un estado de confusión, errores en la toma y un mayor gasto para el sistema de salud. Para evitar abandonos del tratamiento el farmacéutico debe informar al paciente al dispensar el medicamento sobre los cambios en el color y la forma cuando ha habido cambios de un laboratorio a otro, o al pasar de un medicamento de marca a uno genérico. En los ancianos, los colores brillantes o las combinaciones de colores y formas de los medicamentos les ayudan a recordar el fármaco que deben de tomar, evita errores a la hora de seguir la medicación y mejorar la adherencia. En segundo lugar, para el personal de salud los colores y la forma de las medicaciones permite identificar rápidamente de qué fármaco se trata, más aún cuando los pacientes tienen dificultades para comunicarse. La legislación colombiana pretende ayudar con normativas para evitar que al adulto mayor se le cambien el color y la forma de las pastillas, es decir, que si el médico prescribe el fármaco por principio activo el paciente puede elegir seguir pidiendo la misma marca siempre y así evitar esos cambios en el color. El color y el sabor del Fármaco Algunas personas piensan que las pastillas de color rosa son más dulces que las de color rojo, que las de color amarillo son más saladas, que las de color blanco o azul son más amargas y que las de color naranja más agrio. El color y la potencia del Fármaco Además, numerosos estudios han demostrado que el color también transmite al paciente algún mensaje acerca la “potencia” de un medicamento. El color naranja transmite energía y el color rojo fuego sugiere que el fármaco podría conseguir un alivio rápido del dolor (efecto analgésico). De hecho, las cápsulas de color rojo y negro producirían un efecto analgésico más efectivo que las de color azul o verde y las de color blanco serían las más débiles. Los tonos marrones y rojos parecen significar y conllevar una sensación de gravedad en un determinado tratamiento y los fármacos con ese color se califican de potentes y se utilizan en el tratamiento de las dolencias cardiacas. Por el contrario, los colores verdes y amarillos se asocian a poca potencia y este color lo presentan algunos medicamentos utilizados en procesos dermatológicos. El color y el efecto del Fármaco En una revisión de 12 estudios que analizaban diversos medicamentos destinados a tratar diversas enfermedades del sistema nervioso central se comprobó que los colores rojos, amarillo y naranja se asocian con un efecto estimulante, mientras que colores azul y verde transmiten tranquilidad y relajación y sugieren que el medicamento nos permitirá dormir bien por la noche o mitigar el dolor. De hecho, los fármacos hipnóticos, sedantes o ansiolíticos presentaban con mayor frecuencia colores verdes, azules o púrpura. Los pacientes afirmaban que se dormían más rápido y más tiempo al tomar una cápsula azul que si tomaban una de color naranja. El color y el género del paciente También existe una correlación entre el color y el género o la edad del paciente. El color azul es masculino y ello ha funcionado con éxito en la comercialización de Viagra, por ejemplo. A las mujeres les gustan más los colores rosa, amarillo y rojo (las píldoras anticonceptivas) y a las personas mayores el color rojo. Los niños consideran que el rosa es un color dulce y por ello los medicamentos para los más pequeños a menudo tienen este color. Conclusión Los colores afectan la acción percibida de un medicamento y parecen influir en la eficacia de un fármaco. Si los pacientes son reacios a tomar una pastilla por un prejuicio sobre el color, sabor o apariencia, el farmacéutico en compañía del médico debe considerar hacer cambios en su aspecto. Del mismo modo el significado de los colores cambia según países, continentes y culturas. También cambia con el tiempo, por lo que los resultados de los estudios realizados hacen 15-20 años pueden no ser extrapolables al momento actual.