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VIGILIA
DE PENTECOSTÉS
Ambientación
¡Ven Espíritu Santo, derrama sobre tus fieles
el fuego de tu amor!
Es este fuego del Espíritu Santo el que quiere
encender en cada uno de nosotros la llama viva de la
esperanza. Es este fuego del Espíritu Santo el que
quiere hacer de nosotros, constructores de esperanza,
en medio de nuestra Iglesia y en medio de nuestro
mundo.
Jesús, profeta del Espíritu, tras resucitar se
apareció en Pentecostés como “lengua de fuego”,
fuego que purifica y quema todo lo malo, que
destruye y arrasa la miseria del pecado, que penetra
y abrasa con las llamas del amor, y que enciende y
transforma nuestros espíritus. Es ese fuego que decía
Sta. Teresa, que como dardo encendido traspasaba
su corazón.
Esta es la llama que tú y yo necesitamos, que
nos transforma en amor, que llamea, que baña el
alma en gloria y la inunda de vida divina.
(Escuchamos la canción)
Ven Espíritu Santo creador
Ven fuego que alienta la vida
Ven, agua que limpia y nos fecunda
Soplo que nos hace andar.
Empujas la historia hacia la libertad
Deshaces los miedos que atan
derribas los yugos que oprimen la voz
Sacudes las cobardías.
Mas dentro de mí que yo mismo
Me habitas espíritu de amor
me mueves por dentro me lanzas a amar
Me llenas de gracia y ternura.
Me lazas del polvo me pones de pie
Me abres de nuevo el camino
me imprimes a fuego en el corazón
El rostro de Cristo el Señor
Ven espíritu santo creador
Ven consolador de los pobres.
Palabra de Dios:
Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De
pronto, vino del cielo un ruido, semejante a una fuerte ráfaga de viento, que resonó en
toda la casa donde se encontraban. Entonces vieron aparecer unas lenguas como de
fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos. Todos quedaron llenos
del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en distintas lenguas, según el Espíritu les
permitía expresarse. Había en Jerusalén judíos piadosos, venidos de todas las
naciones del mundo. Al oírse este ruido, se congregó la multitud y se llenó de
asombro, porque cada uno los oía hablar en su propia lengua. Con gran admiración y
estupor decían: "¿Acaso estos hombres que hablan no son todos galileos? ¿Cómo es
que cada uno de nosotros los oye en su propia lengua? Partos, medos y elamitas, los
que habitamos en la Mesopotamia o en la misma Judea, en Capadocia, en el Ponto y
en Asia Menor, en Frigia y Panfilia, en Egipto, en la Libia Cirenaica, los peregrinos
de Roma, judíos y prosélitos, cretenses y árabes, todos los oímos proclamar en
nuestras lenguas las maravillas de Dios".
(Hch.2,1-11)
Reflexión:
El Espíritu Santo, no sólo justifica el alma, sino que la hace crecer y perfeccionarse
hasta llegar a la santidad. Mirad: todos esos varones ilustres que la Iglesia nos presenta como
modelos y dechados, todos se han santificado por la gracia del Espíritu Santo. Y esas grandes
heroínas que algunas veces encontramos en nuestro camino, y que nos arrebatan y enamoran,
también las hace y las forma el Espíritu Santo.
¿No es verdad que hasta aquí no habíamos nosotros pensado en dar gracias al Espíritu
divino, que tanto hace a favor nuestro, y al cual debemos la justificación? Pensemos, mis
queridos hermanos, pensemos detenidamente en todo lo que al Espíritu Santo debemos;
seamos fieles en seguir todas sus inspiraciones, y de esta suerte no sólo seremos justificados
por la gracia del espíritu divino, sino que creceremos en virtud hasta llegar a la cumbre de la
perfección, que es la santidad.
(Marcelo Spínola. Pláticas II, pág.650)
Silencio - Oración
Canción:
Espíritu,
abre una grieta en mi alma dormida,
transfórmala en nueva.
Espíritu del Dios de la vida.
Espíritu,
enciende una hoguera
para cada silla que impide mi entrega
Espíritu, que te sienta muy cerca (2)
INVOCACIÓN AL ESPIRITU SANTO (Todas juntas)
Espíritu de Sabiduría, desciende sobre nosotras,
para que tengamos de verdad, el gusto por las cosas de Dios.
VEN, ESPIRITU SANTO, VEN
Espíritu de Inteligencia, desciende sobre nosotras,
para que sepamos descubrir tu presencia y tu acción en el mundo.
VEN, ESPIRITU SANTO, VEN
Espíritu de Consejo, desciende sobre nosotras,
para que sepamos conducir con sabiduría a aquellos que desean
servirte.
VEN, ESPÍRITU SANTO, VEN
Espíritu de Fuerza, desciende sobre nosotras,
para que sigamos tu impulso valerosamente.
VEN, ESPÍRITU SANTO, VEN
Espíritu de ciencia, desciende sobre nosotras,
para que nuestros espíritus se llenen de tu verdad.
VEN, ESPÍRITU SANTO, VEN
Espíritu de piedad, desciende sobre nosotras,
Para que sirvamos al Padre con la confianza de hijos.
VEN, ESPÍRITU SANTO, VEN
Espíritu de temor de Dios, desciende sobre nosotras,
Para que vivamos nuestras vidas consagradas con fidelidad y amor.
VEN, ESPÍRITU SANTO, VEN
Oh Dios, Tu eres la fuerza de aquellos que ponen en Ti su esperanza;
derrama los DONES de tu Espíritu sobre todos los confines de la tierra
y no dejes de realizar hoy, en el corazón de tus fieles,
aquellas mismas maravillas que obraste en los comienzos de la predicación evangélica.
Por nuestro Señor Jesucristo, amén.
Nos vamos levantando a recoger un don del Espíritu Santo. Mientras se escucha siguiente
canción de Taizé: “Ven, Espíritu de Dios”
Ven, Espíritu de Dios
y de tu amor enciende la llama.
Ven, Espíritu de amor (bis).
Silencio – Oración
Compartimos algo de nuestra oración.