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Imperio británico
La era isabelina
Isabel I de Inglaterra sería la gobernante que sentara las bases del Imperio Británico, librando las
primeras batallas con su mayor enemigo en la expansión colonial, el Imperio español.
Durante el reinado de la reina Isabel I, entre 1577 y 1590, fue la época de mayor esplendor
para los inicios del Imperio británico, Inglaterra comenzaba su expansión ultramarina con
Sir John Hawkins y luego con Sir Francis Drake y también con Guerras contra el Imperio
español de Felipe II. Drake dio la vuelta al mundo, y fue el segundo hombre en conseguirlo,
tras la expedición de Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano. En 1579, Drake
atracó en algún lugar del norte de California y reclamó para la Corona lo que llamó Nova
Albion('Nueva Inglaterra'), aunque su reivindicación no fue seguida de ningún asentamiento.
Los siguientes mapas situaron Nova Albion al norte de la Nueva España. En consecuencia, los
intereses de Inglaterra fuera de Europa aumentaron considerablemente. Humphrey Gilbert
siguió el curso de Cabot cuando partió hacia Terranova en 1583 y la declaró colonia británica
el 5
de
agosto en San
Juan.
Sir Walter
Raleigh organizó
la
primera colonia de Virginia en 1587, en el lugar llamado Roanoke. Tanto el asentamiento de
Gilbert en Terranova como la Colonia de Roanoke duraron poco tiempo, y tuvieron que ser
abandonados debido a la escasez de alimentos, el duro clima, los naufragios y los encuentros
con tribus indígenas hostiles.
En 1587 Felipe II, rey de España, comenzó a preparar el plan de invasión de Inglaterra que se
apoyaba en la Armada Invencible y los tercios de Holanda, mientras Isabel reforzaba la marina
de su reino. En 1587, Drake atacó con éxito Cádiz, destruyendo varios barcos y retrasando
efectivamente hasta 1588 a la Armada Invencible. Sin embargo, la Armada vio frustrado su
propósito de invasión por el mal tiempo, por el bloqueo holandés y la resistencia inglesa. La
victoria sobre la Armada llenó de alivio a Isabel, que ya no habría de temer una invasión de los
tercios españoles. Pero el ambiente en Inglaterra tras la batalla distó de ser una algarabía de
fervor patriótico y festejos por el fracaso de la invasión española. Además al año siguiente, en
1589, Isabel, intenta aprovechar la ventaja estratégica obtenida sobre España tras el fracaso
de la Armada Invencible enviada por Felipe II y envía su propia flota (conocida como "Contra
armada" o "Invencible Inglesa") contra las posesiones españolas acabando también en un
auténtico desastre, perdiendo gran cantidad de barcos, tropas y además los costes de la
expedición agotaron el tesoro real de Isabel, pacientemente amasado durante su largo
reinado. Tras el desastre Sir Francis Drake, cayó en desgracia.
La era Estuardo
La victoria de los parlamentarios sobre los realistas en la batalla de Naseby en 1645 fue el punto de
inflexión decisivo de la Guerra Civil Inglesa.
Es probable que la derrota de la Armada Invencible española en 1588 consagrase a Inglaterra
como potencia naval, aunque lo cierto es que después de la derrota de la Contra
armada España siguió como imperio dominante en los mares, en 1604, el rey Jacobo I de
Inglaterra negoció el Tratado de Londres con el que acababan las hostilidades con España, y
el
primer
asentamiento
permanente
de
Inglaterra
en
América
se
estableció
en 1607 en Jamestown (Virginia).
Sin embargo, la política exterior se vio detenida por una serie de problemas internos: la guerra
civil (1642-1645),
la
República
y
el
protectorado
de Cromwell (1649-1660)
y
la
posterior restauración, todo ello aderezado con luchas internas entre católicos y protestantes.
No fue hasta la Revolución Gloriosa de 1688 cuando el reino recuperó la necesaria estabilidad
interna.
Durante los siguientes tres siglos, Inglaterra extendió su influencia internacional y consolidó su
desarrollo político interior. En 1707, los parlamentos de Inglaterra y Escocia se unieron
en Londres dando lugar al parlamento de Gran Bretaña. En 1704, en el contexto de la Guerra
de
Sucesión
Española, Gibraltar es
entregado
al Príncipe
de
Hesse-Darmstadt que
representaba al Archiduque Carlos de Austria. La posesión sería reconocida como británica en
el Tratado de Utrecht de 1713, que puso fin a la guerra. España cedía a perpetuidad el peñón
al Reino de Gran Bretaña sin jurisdicción alguna, estableciéndose, no obstante, una cláusula
por la cual si el territorio dejaba de ser británico, España tendría la opción de recuperarlo.
La Guerra de los Siete Años]
La muerte de general Wolfe (1771), en las Llanuras de Abraham, cerca de Quebec (Benjamin West).
La guerra de los Siete Años supuso la consolidación del Reino de Gran Bretaña en
Norteamérica por la expulsión del Reino de Francia del Canadá y el territorio de Luisiana de la
margen oriental del río Misisipi, así como la obtención de los derechos franceses de
exploración en la India y la incorporación de la Florida Española en 1763.
El conflicto entre Francia y Gran Bretaña estalló entre 1754 y 1755 cuando los británicos
atacaron posiciones reclamadas por Francia en América del Norte y capturaron cientos de
navíos mercantes franceses. La guerra fue un éxito para Gran Bretaña, que ganó la mayor
parte de la Nueva Francia en América del Norte, Florida española , algunas islas individuales
del Caribe , la colonia de Senegal en la costa de África Occidental, y la superioridad sobre los
puestos comerciales franceses asegurando así su futura hegemonía en el Subcontinente
indio.
La guerra de los Siete Años terminó en 1763. El 10 de febrero, el Tratado de París fue firmado
por el duque Choiseul, el marqués de Grimaldi y el duque de Bedford. William Pitt se había
empecinado en mantener vivo el conflicto hasta lograr el aniquilamiento de las fuerzas de
Francia.
La batalla de Waterloo en 1815. Significó el fin de la hegemonía de la Francia Napoleónica.
Guerras Napoleónicas
En 1807 el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda ocupa Heligoland. Cedida al Imperio
Alemán en 1890. Como consecuencia del Tratado de París de 1814, el Reino Unido de Gran
Bretaña
e
Irlanda obtiene Malta, Tobago, Santa
Lucía, Seychelles y
la Isla
Mauricio
de Francia. El Congreso de Viena de 1815 da como protectorado las Islas Jónicas al Reino
Unido de Gran Bretaña e Irlanda constituyendo los Estados Unidos de las Islas Jónicas. Éstas
habían formado parte de la República de Venecia hasta su invasión por Francia. Los Estados
Unidos de las Islas Jónicas formarán parte del Reino de Grecia en 1864.
Colonización de América]
El May flower, el barco que transportó colonos británicos a la colonia de Plymouth en el año de 1620.
El Imperio británico comenzó a tomar forma a principios del siglo XVII, mediante el
establecimiento por parte de Inglaterra de las 13 colonias de Norteamérica, que fueron el
origen de los Estados Unidos así como de las provincias marítimas de Canadá. También se
produjo la colonización de pequeñas islas en el Mar Caribe como Jamaica y Barbados.
Las colonias productoras de azúcar del Caribe, donde la esclavitud se convirtió en la base de
la economía, eran las colonias más importantes y lucrativas para Inglaterra. Las colonias
americanas producían tabaco, algodón, y arroz en el sur y material naval y pieles de animales
en el norte.
El imperio de Inglaterra en América se iba expandiendo gradualmente mediante guerras y
colonias. Inglaterra consiguió controlar Nueva Ámsterdam (después llamada Nueva York) tras
las guerras anglo-holandesas. Las colonias americanas se extendían hacia el oeste en busca
de nuevas tierras para la agricultura. Durante la Guerra de los Siete Años, los ingleses
vencieron a los franceses y se quedaron con Nueva Francia, en 1760, lo que convertía a
Inglaterra en dueña de casi toda América del Norte.
Intento de colonización del Río de la Plata
Artículo principal: Invasiones Inglesas
El Imperio británico intentó dominar la zona del Río de la Plata (Buenos Aires y Montevideo), a
través de dos intentos de dominación, denominados «Invasiones Inglesas». El primer intento
de invasión se realizó en el año 1806 con la ocupación de Buenos Aires y su recuperación
posterior con tropas llegadas desde Montevideo, lo que le valió a esta última ciudad el recibir
el título de "Muy fiel y Reconquistadora" por parte de la corona española. El segundo intento
de invasión se inició esta vez en la Banda Oriental (actual territorio de la República Oriental
del Uruguay) al ocupar los ingleses Maldonado y luego Montevideo en enero de 1807. La
invasión fue finalmente rechazada a mediados del mismo año en Buenos Aires, retirándose
las tropas inglesas del Río de la Plata.
Colonización de Oceanía]
James Cook .
Después, los asentamientos en Australia (que comenzaron con las colonias penales en 1788)
y Nueva Zelanda (bajo el dominio de la Corona desde 1840) crearon una nueva zona para la
migración desde las islas británicas, por lo que las poblaciones indígenas tuvieron que sufrir
guerras y, especialmente, enfermedades, reduciéndose su tamaño en alrededor de un 60–
70% en algo menos de un siglo. Estas colonias obtuvieron después autogobierno y se
convirtieron en rentables exportadoras de lana y oro.
En 1770 James Cook descubrió la costa este de Australia, en un viaje científico al Océano
Pacífico Sur, así confirmó el continente para Gran Bretaña, y la llamó Nueva Gales del Sur. En
1778, Joseph Banks, botánico en el viaje de Cook, presentó evidencia al gobierno sobre la
idoneidad de Botany Bay para el establecimiento de una colonia penal, y en 1787 se envió la
primera expedición de convictos, llegando en 1788. Gran Bretaña continúo el transporte de
convictos a Nueva Gales del Sur hasta 1840. Las colonias australianas se convirtieron en
exportadores rentables de lana y oro, principalmente a causa de la fiebre del oro en la colonia
de Victoria, por lo que su capital Melbourne se convirtió en la ciudad más rica del mundo y la
ciudad más grande después de Londres en el Imperio británico.
Durante su viaje, Cook también visitó Nueva Zelanda, que fue descubierta por primera vez por
el explorador holandés Abel Tasman en 1642, y reclamo las islas del Norte y del Sur para la
corona británica en 1769 y 1770 respectivamente. Inicialmente, la interacción entre los
indígenas maoríes y los europeos se limita a los intercambios de bienes. La colonización
europea aumentó a través de las primeras décadas del siglo XIX, con numerosas estaciones
comerciales establecidas especialmente en el norte. En 1839, la compañía de Nueva Zelanda
había anunciado planes para comprar grandes extensiones de tierra y establecer colonias en
Nueva Zelanda. El 6 de febrero de 1840, el capitán William Hobson y alrededor de 40 jefes
maoríes firmaron el Tratado de Waitangi . Este tratado es considerado por muchos como el
documento fundacional de Nueva Zelanda, pero las diferentes interpretaciones de los maoríes
y las versiones en inglés del texto, han hecho que continué siendo una fuente de controversia.
Libre comercio, el «imperio informal»
La Guerra de la Independencia de Estados Unidos cambió la concepción del Imperio Británico, lo que se
buscaba era mantener el comercio con las antiguas colonias, que ya independientes, podían sufragar
sus gastos en defensa y administración.
Máquina de hilado. La industria textil junto con la locomotora a vapor, son dos de los elementos
característicos de la Revolución industrial, en especial durante la Época victoriana, que fueron clave
para que Reino Unido fuera la potencia mundial más importante entre 1815 y 1914.
El antiguo sistema colonial británico comenzó a declinar durante el siglo XVIII. Fue un período
de dominación Whig en la vida política nacional (1714–1762), el Imperio se convirtió en algo
de menor importancia, hasta que un intento de subir los impuestos en las colonias
norteamericanas desató la Guerra de Independencia y la independencia de las mismas
(1776).
A menudo se alude a este período como el del «Primer Imperio británico», indicando el cambio
de dirección en la expansión británica, que se dirigió fundamentalmente a las Américas
durante los siglos XVII y XVIII, mientras que durante el «Segundo Imperio británico» se centró
en Asia y África (a partir del siglo XVIII). La pérdida de los Estados Unidos mostró que poseer
colonias no era necesariamente una ventaja en términos económicos, ya que Gran
Bretaña podía aún controlar el comercio con sus ex-colonias sin tener que pagar por su
defensa y administración.
El mercantilismo, la doctrina económica que presupone la competición entre naciones por una
cantidad de riqueza finita, había caracterizado el primer período de expansión colonial, pero
cedió paso al laissez-faire económico, el liberalismo de Adam Smith y sus sucesores.
La lección aprendida por el Reino Unido tras la pérdida de Norteamérica —que el comercio
puede seguir aportando prosperidad, incluso en ausencia de dominio colonial— contribuyó
durante los años cuarenta y cincuenta del siglo XIX a la extensión del modelo de colonia
autogobernada,
que
se
concedió
a
las
colonias
pobladas
por
blancos
en Canadá y Australasia. Irlanda tuvo un trato diferente, siendo incorporada al Reino Unido de
Gran Bretaña e Irlanda en 1801.
En este período, el Reino Unido prohibió el comercio de esclavos (1807) y pronto comenzó a
forzar a otras naciones a hacer lo mismo. A mediados del XIX, se había conseguido erradicar
la esclavitud de la mayor parte del mundo. La esclavitud fue abolida en las colonias británicas
en 1834.
Entre el Congreso de Viena de 1815 y la Guerra franco-prusiana de 1870, Reino Unido fue la
única potencia industrial del mundo, con más del 30% de la producción industrial global en
1870. En su papel de «taller del mundo», el Reino Unido podía producir manufacturas de
modo tan eficiente y económico que podía vender más barato que los productores locales en
los mercados extranjeros. A partir de condiciones políticas estables en ciertos mercados de
ultramar, el Reino Unido pudo prosperar gracias al comercio, sin necesidad de recurrir al
gobierno formal en su área de influencia.
El Imperio británico en Asia
Véase también: Raj británico
Caricatura política de 1876:Benjamin Disraeli (1804–1881) nombrando emperatriz de la India a la reina
Victoria.
La victoria de las fuerzas de la Compañía Británica de las Indias Orientales (British East India
Company) en la batalla de Plassey en 1757 abrió la provincia india de Bengala al dominio
británico, aunque la posterior hambruna (1770) exacerbada por las expropiaciones realizadas
por el gobierno provincial fue controvertida en la metrópoli. El siglo XIX vio como el control de
la Compañía se extendía sobre toda la India. Tras el motín de 1857 los territorios de la
Compañía pasaron a estar bajo la administración de la Corona (1858). La Reina
Victoria (1837-1901) fue proclamada Emperatriz de la India Británica en 1876.
Ceilán (actual Sri Lanka) y Birmania se unieron a la lista de territorios británicos en Asia, que
se extendían por el este hasta Malasia y, desde 1841, a Hong Kong tras la Primera Guerra del
Opio en defensa de las exportaciones de opio de la Compañía al Imperio chino.
Los intereses británicos en China comenzaron a finales del siglo XVIII, cuando el Reino Unido
se convirtió en un gran importador de té. El comercio del té creo un déficit que los británicos
trataron de corregir exportando opio de la India a China, a pesar de la oposición de las
autoridades chinas. El conflicto dio lugar a las Guerras del Opio, en las que el Reino Unido
derrotó por dos veces a China.
Tras las Guerras del Opio, el Reino Unido mantuvo unas complejas relaciones con China.
Aunque se anexionó Hong Kong, la mayor parte de su comercio con China se regulaba
mediante tratados que permitían el comercio a través de un cierto número de puertos. Como
resultado, el Reino Unido estaba interesada en mantener un estado chino independiente, ya
que su destrucción hubiera abierto la posibilidad de ganancias territoriales para otras
potencias occidentales.
A la vez, Reino Unido no quería que el Estado chino fuera demasiado fuerte, ya que ello
hubiera supuesto que China pudiera cancelar o renegociar sus tratados. Estos intereses
explican la aparente contradicción de las actuaciones británicas respecto de China: Reino
Unido apoyó a la dinastía Qing durante la rebelión de Taiping, pero al mismo tiempo, mediante
una alianza con Francia, se embarcó en la Segunda Guerra del Opio contra la corte Qing.
Ruptura de la Pax Britannica
El Imperio Británico en 1886, en rosa, que era el color en que se coloreaban los dominios británicos en
los mapas.
La Royal Navy jugó un papel clave en el establecimiento del Imperio británico como Superpotencia
mundial, el control de todas sus colonias y la posibilidad de adquirir todo tipo de materias en cualquier
lugar del mundo. Desde finales del siglo XVIII hasta la Segunda Guerra Mundial fue la armada más
poderosa del mundo.3
En su condición de primer país industrializado, Reino Unido fue capaz de conseguir materias
primas y mercado en la mayor parte del mundo accesible. Esta situación empeoró
gradualmente a lo largo del siglo XIX en la medida en la que otras potencias comenzaron a
industrializarse y comenzaron a utilizar la maquinaria del estado para garantizar sus mercados
y fuentes de abastecimiento. En los años setenta del XIX, los fabricantes británicos en los
sectores clave de la Revolución Industrial, comenzaron a experimentar una competencia real.
La Industrialización progresó rápidamente en el Imperio Alemán y los Estados Unidos,
permitiendo a estos países superar el modelo británico y francés del «viejo» capitalismo. Las
industrias alemanas en el sector textil y el del metal, habían sobrepasado a las del Reino
Unido en 1870, en cuanto a su organización y eficiencia y habían derrotado a los fabricantes
británicos en su mercado nacional. Con el cambio de siglo, la industria alemana estaba
produciendo para el antiguo «taller del mundo».
Mientras que las exportaciones invisibles (banca, seguros y transporte de mercancías)
mantuvieron al Reino Unido a salvo de los números rojos, su porción en el comercio mundial
pasó de ser un cuarto del mismo en 1880 a un sexto1913. El Reino Unido estaba perdiendo
no sólo los mercados de los países que se estaban industrializando, sino también la
competición por los mercados de terceros países menos desarrollados. Incluso comenzaba a
perder su hegemonía en zonas como la India, China, América del Sur y las costas de África.
Las dificultades comerciales del Reino Unido se agudizaron con la «Larga Depresión»
de 1873–1896, un período prolongado de deflación, acentuado por las continuas quiebras de
negocios que añadieron presión para que los gobiernos favorecieran la industria nacional, lo
que condujo al masivo abandono del libre comercio entre las potencias europeas (en Alemania
desde 1879 y en Francia desde 1881).
La limitación tanto de los mercados nacionales como de las exportaciones que se produjo
como resultado hizo que los gobiernos y los sectores económicos, tanto de Europa como de
los Estados Unidos, vieran la solución en mercados de ultramar protegidos que actuaran
unidos al mercado nacional, defendido por aranceles y barreras aduaneras: las colonias
ofrecerían un mercado para las exportaciones, a la vez que proveerían a la metrópoli de
materias primas baratas. Aunque adherida al libre comercio hasta 1932, Reino Unido se unió
al nuevo ímpetu por un renovado imperio formal, lo cual era preferible a permitir que sus áreas
de influencia fueran tomadas por el comercio de las potencias rivales.
Reino Unido y el Nuevo Imperialismo
La reina Victoria, que reinó entre 1837 y 1901. La época victoriana de lahistoria del Reino Unido marcó
la cúspide de su revolución industrial y del imperio británico. Una cuarta parte de la población mundial
eran súbditos suyos y una quinta parte de las tierras emergidas eran de su posesión.
La política e ideología de la expansión colonial europea entre 1870 y el comienzo de
la Primera Guerra Mundial en 1914 se denominan a menudo como el «Nuevo Imperialismo».
El período se caracteriza por una búsqueda sin precedentes de «el imperio por el imperio»,
una competición agresiva entre las potencias para conseguir territorios de ultramar y la
aparición en los países conquistadores de doctrinas que justifican la superioridad racial y que
niegan la aptitud de los pueblos subyugados para gobernarse por sí mismos.
Durante este período, las potencias europeas sumaron casi 23.000.000 km² a sus posesiones
coloniales. Dado que antes de 1880 estaba prácticamente desocupada por las potencias
occidentales, África se convirtió en el principal objetivo de la «nueva» expansión imperialista,
aunque esta conquista afectó igualmente a otras áreas; en especial el Sudeste asiático y el
Pacífico, donde los Estados Unidos y Imperio del Japón se unieron a las potencias europeas
en su lucha por territorios.
La entrada del Reino Unido en la nueva era imperial se fecha a menudo en 1875, año en que
el gobierno conservador de Benjamin Disraeli compró al endeudado gobernante de Egipto,
Ismail Pasha, su parte en el Canal de Suez para asegurarse el control de esta vía estratégica,
un canal para el tráfico entre Reino Unido y la India desde su apertura seis años antes, bajo el
Emperador Napoleón
III.
El
control
financiero
conjunto
de Reino
Unido y Francia sobre Egipto acabó en la ocupación británica del país en 1882.
Reino Unido y África[editar]
El coloso de Rhodes, icónica imagen del político británico Cecil Rhodes abarcando desde «El Cabo a El
Cairo».
Durante las Guerras Napoleónicas las islas Seychelles cambiaron de manos en diversas
ocasiones. El Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda controló las islas entre 1794 y 1811,
para convertirse definitivamente en posesión británica tras el Tratado de París de 1814. La
colonia de las Seychelles fue una dependencia de Mauricio hasta 1903.
En 1810 durante las Guerras Napoleónicas a pesar de la derrota naval británica de la batalla
de Grand-Port cerca de la Isla de Francia(Actual Mauricio) contra los franceses, éstos fueron
derrotados por los británicos al norte de la isla, en Cabo Malheureux, un mes después.
Los británicos invaden la Isla de Mauricio el 3 de diciembre de 1810 y el 6 de diciembre de
1810, Mauricio capituló ante el vice-almirante Albemarle Bertie. Ello significó la pérdida de la
posesión a favor de los británicos y la posterior reversión de la isla a su nombre antiguo.
En 1875 las dos posesiones europeas más importantes en África eran Argelia y la Colonia del
Cabo. En 1914 tan sólo Etiopía y la república de Liberia permanecían fuera del control
europeo. La transición entre un «imperio informal» que controlaba a través de la dominación
económica y el control directo supuso una lucha por el territorio entre las potencias europeas.
La actividad francesa, belga y portuguesa en la zona del Río Congo amenazaba con debilitar
la ordenada colonización del África tropical. La Conferencia de Berlín de 1884-85 pretendía
regular la competición entre las potencias, definiendo la «ocupación efectiva» como el criterio
para el reconocimiento internacional de las reivindicaciones territoriales, una fórmula que
precisó del recurso habitual a la violencia contra los estados y pueblos indígenas.
La ocupación de Egipto por parte del Reino Unido en 1882 (a raíz de los intereses en el Canal
de Suez) contribuyó a un aumento de la preocupación respecto del control del valle del Nilo,
que condujo a la conquista del vecino Sudán en 1896–98 y al enfrentamiento con fuerzas
expedicionarias francesas en Fashoda en septiembre de 1898).
En 1899 Reino Unido se lanzó a completar la conquista de Sudáfrica, que había comenzado
con la anexión en 1795 de El Cabo, a través de la invasión de las repúblicas afrikaner en la
región productora de oro del Transvaal y del vecino Estado Libre de Orange. La British South
Africa Company ya había tomado las tierras al norte, rebautizándolas como Rodesia en
homenaje a su jefe, el magnate del CaboCecil Rhodes. Las críticas por estas anexiones
condujeron al «Espléndido aislamiento» del Reino Unido.
Las conquistas británicas en el África meridional y oriental, lanzaron a Rhodes y a Alfred
Milner, el Alto Comisionado británico en Sudáfrica, a solicitar con urgencia un Imperio unido
por ferrocarril «desde el Cabo hasta El Cairo», que uniría el estratégicamente importante
Canal
de
Suez con
el
sur, rico
en
minerales, aunque
la
ocupación
alemana
de Tanganyika evitó su realización hasta el final de la Primera Guerra Mundial.
En 1903, el sistema de telégrafo ya comunicaba las partes más importantes del Imperio.
Paradójicamente, Reino Unido, acérrima defensora del libre comercio, emergió en 1914 no
sólo con el mayor imperio de ultramar gracias a su larga presencia en la India, sino como
vencedora en la lucha por África, dada su ventajosa posición al comienzo de la misma.
Entre 1885 y 1914 Reino Unido tomó aproximadamente al 30% de la población africana bajo
su control, comparado con el 21% de Francia, el 9% de Alemania, el 7% de Bélgica o el 1%
de Italia: sólo Nigeria contribuía con 15 millones de súbditos, más que todo el África
Occidental Francesa o todo el imperio colonial de Alemania.
Autonomía en las colonias
El
Imperio
británico
comenzó
su
transformación
hacia
lo
que
hoy
en
día
es
la Commonwealth con la extensión del estatus de Dominio a las colonias con autogobierno
del Dominio de Terranova (1855), Canadá (1867), Australia (1901), Nueva Zelanda (1907), y
la recién creada Unión de Sudáfrica (1910). Los dirigentes de los nuevos estados se reunían
con los estadistas británicos en cumbres periódicas llamadas Conferencias Coloniales (y
desde 1907, Conferencias Imperiales), la primera de las cuales se mantuvo en Londres
en 1887.
Las relaciones exteriores de los dominios las dirigía aún el Foreign Office del Reino Unido:
Canadá creó un Departamento de Asuntos Exteriores en 1909, pero las relaciones
diplomáticas con otros gobiernos se seguían llevando desde Londres. La declaración de
guerra por parte del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda en la Primera Guerra
Mundial afectó a todos los dominios.
Los dominios poseían un gran margen de maniobra a la hora de elaborar sus políticas hacia el
exterior, siempre que ésta no entrara directamente en conflicto con los intereses del Reino
Unido: El gobierno del Partido Liberal de Canadá negoció un acuerdo bilateral de libre
comercio con los Estados Unidos en 1911.
En asuntos de defensa, la concepción original que entendía los dominios como parte
integrante de la estructura militar y naval de un solo Imperio acabó por ser insostenible en la
medida en que el Reino Unido se comprometía en Europa y ante el reto de una emergente
flota alemana desde 1900. En 1909 se decidió que los dominios tuvieran sus propias armadas.