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Prédica Dominical. Fecha: Domingo 26 de febrero 2012
Tema: “La autoridad de Dios sobre nuestra boca”
LA AUTORIDAD DE DIOS SOBRE NUESTRA BOCA
Seis cosas aborrece Jehová, Y aun siete abomina su alma: 17 Los ojos altivos, la lengua
mentirosa, Las manos derramadoras de sangre inocente, 18 El corazón que maquina
pensamientos inicuos, Los pies presurosos para correr al mal, 19 El testigo falso que
habla mentiras, Y el que siembra discordia entre hermanos. Proverbios 6:16-19
Hay cosas que Dios ama, como por ejemplo, ama a las personas, ama lo que
proviene de Su corazón, pero también hay cosas que Dios aborrece y éstas
quedaron escritas en la Biblia.
Seis cosas aborrece Jehová, Y aun siete abomina su alma:
La Biblia dice que “seis cosas aborrece Jehová, y aun siete”. Nos cuesta entender
este verso porque nos habla primero de seis cosas, y luego de siete; lo que
expresa es que hay seis cosas que Dios aborrece, y una séptima que es como la
gota que rebosa la copa, es aquella que abomina Su alma. Así como una gota
puede derramar para bendición, otra puede causar el desagrado de Dios.
1. Los ojos altivos.
2. La lengua mentirosa.
3. Las manos derramadoras de sangre inocente.
4. El corazón que maquina pensamientos inicuos.
5. Los pies presurosos para correr al mal.
6. El testigo falso que habla mentiras.
7. El que siembra discordia entre hermanos.
La gota que derrama el vaso es “El que siembra discordia entre hermanos”. Hay
gente que crea discordia entre los hermanos con chisme y murmuración, porque
el chismoso siempre quiere destruir la amistad entre dos personas.
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Prédica Dominical. Fecha: Domingo 26 de febrero 2012
Tema: “La autoridad de Dios sobre nuestra boca”
De las siete cosas que aborrece Jehová, tres de ellas tienen que ver con la
lengua. La Biblia dice que la lengua es un miembro indomable. Tenemos que tener
autoridad sobre nuestra boca, no podemos dejar que la lengua nos gobierne, sino
que debemos procurar que nos gobierne Dios.
Características de la boca en los hombres malos:
 Salmos 5:9 Porque en la boca de ellos no hay sinceridad; Sus entrañas son
maldad, Sepulcro abierto es su garganta, Con su lengua hablan lisonjas.
El hombre malo es el que se aparta de Dios. Hay personas que no hablan con
sinceridad sino con hipocresía.

Salmos 10:7 Llena está su boca de maldición,
fraude; Debajo de su lengua hay vejación y maldad.
y de engaños y
Hay personas que tienen la cultura de la maldición, y todo lo que hablan es
maldiciendo y sin darse cuenta entran en las características del hombre malo.
Cristo dijo: “…De la abundancia del corazón habla la boca”. (Mat.12:34). El único
que puede cambiar el corazón del hombre, se llama Jesucristo.
 Salmos 12:3 Jehová destruirá todos los labios lisonjeros, Y la lengua que
habla jactanciosamente.
La maldad de los seres humanos está implícita, y se evidencia en lo que hablan ó
en cómo actúan, Hay gente que siempre andan presumiendo, buscan aparentar
un estatus que nunca han tenido y hablan jactanciosamente. “Dime de qué
presumes y te diré de que careces”
 Salmos
12:4
prevaleceremos;
nosotros?
A los que han dicho: Por nuestra lengua
Nuestros labios son nuestros; ¿quién es señor de
Esta es otra característica del hombre malo, que creen que porque piensan
positivo, se vive positivo. Pero no podemos tener solo una confesión positiva solo
de labios y tener un corazón feo. Es muy importante confesar con el corazón y la
boca, como la Biblia nos enseña en (Rom.10:10). “Porque con el corazón se cree
para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación”.
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Prédica Dominical. Fecha: Domingo 26 de febrero 2012
Tema: “La autoridad de Dios sobre nuestra boca”
La autoridad de Dios sobre nuestra lengua:
Santiago 3:1-2 Hermanos míos, no os hagáis maestros muchos de
vosotros, sabiendo que recibiremos mayor condenación. Porque todos
ofendemos muchas veces. Si alguno no ofende en palabra, éste es varón
perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo.
No hay nada malo con ser maestros y enseñar a otros, lo malo es ser maestro y
enseñar o predicar lo que no se vive y lo que no se cree, porque esto acarreará
una mayor condenación sobre ellos.
Muchas veces podemos ofender a otros aún sin hablar, aquí hay un principio
divino que nos enseña que si frenamos nuestra lengua, podemos frenar todo el
cuerpo. El freno sirve para guiarnos y para conducirnos.
Debemos pedirle a Dios que nos ponga freno en nuestra boca para no
pecar, para poder conducirnos, para saber hacia dónde debemos ir, saber
cuándo debemos hablar o cuando callar, porque hay un tiempo para hablar y un
tiempo para callar.
Santiago 3:3 He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos
para que nos obedezcan, y dirigimos así todo su cuerpo.
Santiago quería expresar de parte de Dios un tema muy importante como lo es la
boca, por eso nos puso varios ejemplos para que entendamos mejor. Nosotros
podemos frenar los caballos por la boca, pero con nuestras propias fuerzas no
podemos frenar nuestra boca.
Santiago 3:4-5 Mirad también las naves; aunque tan grandes, y llevadas de
impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por donde el
que las gobierna quiere. Así también la lengua es un miembro pequeño, pero
se jacta de grandes cosas. He aquí, ¡cuán grande bosque enciende un
pequeño fuego!
Hay caballos grandes y lo podemos dominar con un freno, las naves grandes que
son dominadas por un pequeño timón pero, la lengua es un miembro pequeño que
no se puede dominar y enciende grandes bosques. Debemos pedir a Dios la
autoridad sobre nuestra boca.
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Prédica Dominical. Fecha: Domingo 26 de febrero 2012
Tema: “La autoridad de Dios sobre nuestra boca”
UN FUEGO QUE INFLAMA
Santiago 3:6-9 Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está
puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda
de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno. Porque toda naturaleza
de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido
domada por la naturaleza humana; pero ningún hombre puede domar la
lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. Con
ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están
hechos a la semejanza de Dios.
La lengua es un mundo de maldad que contamina todo el cuerpo, en el hogar, en
el trabajo, para nuestra familia etc. La lengua influye en muchas cosas, hasta con
el estado de ánimo. Y vemos además como el apóstol enfatiza que t Todas las
bestias, aves y serpientes han sido domado por el hombre, pero nuestra lengua
no.
La lengua es un veneno mortal porque puede matar sueños, ilusiones, visiones.
Ningún hombre puede domar la lengua, pero con la ayuda de Cristo lo podemos
hacer, porque dice Su palabra “Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”
(Fil.4:13. Con la lengua bendecimos a Dios y maldecimos a los hombres, no
debemos maldecir a los hombres porque están hechos a semejanza de Dios.
Santiago 3:1012 De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos
míos, esto no debe ser así. ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura
agua dulce y amarga? Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir
aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y
dulce.
Una fuente por la misma abertura no puede echar agua dulce y amarga, a la vez.
Cada árbol frutal produce el fruto de acuerdo a su naturaleza y nosotros somos
fuente de Dios, tenemos agua de bendición.
Santiago 3:13-15 ¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la
buena conducta sus obras en sabia mansedumbre. Pero si tenéis celos amargos y
contención en vuestro corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad; porque
esta sabiduría no es la que desciende de lo alto, sino terrenal, animal, diabólica.
La Biblia dice que los celos son amargos, este es un país con el índice más alto de
que los hombres matan a las mujeres por celos. Los celos no provienen de Dios,
no tratemos de engañar a Dios porque si tenemos celos y contiendas entre
nosotros no hay prosperidad de Dios en eso.
La clave para que la lengua sea dominada por Dios es que tengamos la sabiduría
de lo alto, y la sabiduría de lo alto no tiene que ver nada con la sabiduría terrenal.
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Prédica Dominical. Fecha: Domingo 26 de febrero 2012
Tema: “La autoridad de Dios sobre nuestra boca”
Santiago 3:17-18 Pero la sabiduría que es de lo alto es primeramente
pura, después pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos
frutos, sin incertidumbre ni hipocresía. Y el fruto de justicia se siembra en paz
para aquellos que hacen la paz.
Lo que hacemos en paz, es que con la sabiduría de lo alto, porque podemos
gobernar nuestra lengua y no que la lengua nos gobierne a nosotros.
1Pedro
3:8-9
Finalmente,
sed
sentir, compasivos, amándoos fraternalmente,
devolviendo mal por mal, ni maldición
contrario, bendiciendo, sabiendo que fuisteis
bendición.
todos
de
un
mismo
misericordiosos, amigables; no
por maldición, sino por el
llamados para que heredaseis
Nosotros fuimos llamados para heredar bendición y para poder heredar bendición
lo que debemos hacer es bendecir.
1Pedro 3:10-13 Porque: El que quiere amar la vida Y ver días buenos, Refrene
su lengua de mal, Y sus labios no hablen engaño; Apártese del mal, y haga el
bien; Busque la paz, y sígala. Porque los ojos del Señor están sobre los justos, Y
sus oídos atentos a sus oraciones; Pero el rostro del Señor está contra aquellos
que hacen el mal. ¿Y quién es aquel que os podrá hacer daño, si vosotros seguís
el bien?
Amar la vida significa que seamos felices con lo que tenemos, porque hay gente
que lo tienen todo sin embargo no son felices. Nosotros somos fuente de Dios por
lo tanto nuestra lengua no debe hablar engaño.
Conclusión:
Debemos pedir a Dios sabiduría de lo alto para gobernar nuestra lengua y saber
cuándo hablar y cuando callar, que nos enseñe a tomar control de nuestros labios,
nosotros somos fuente de Dios, donde debe salir agua dulce, agua de bendición.
El enemigo le ha robado la identidad los hijos de Dios que muchas veces permiten
que las circunstancias los vuelvan amargados, sin darse cuenta que permitieron
que su fuente se volviera de aguas amargas.
Renunciemos en el nombre de Jesús a cualquier espíritu de celos o
de contención, eso ya no es parte de nuestra nueva naturaleza, pues ahora
somos fruto de Cristo.
Predicador: F.R
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