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CRECIMIENTO, DESIGUALDAD Y POBREZA TEMA 6 Índice: 1. INTRODUCCION: CONCEPTOS Y MEDICIÓN .......................................................................... 2 POBREZA.................................................................................................................................... 2 DESIGUALDAD ........................................................................................................................... 2 DESIGUALDAD EN ESPAÑA ........................................................................................................ 5 2. LA LUCHA CONTRA LA POBREZA COMO OBJETIVO DE POLÍTICA ECONÓMICA .................... 5 EFECTOS DEL CRECIMIENTO SOBRE LA DESIGUALDAD ............................................................. 5 EL EFECTO DE LA DESIGUALDAD SOBRE EL CRECIMIENTO ....................................................... 6 CRECIMIENTO ECONÓMICO Y LUCHA CONTRA LA POBREZA ................................................... 7 EL PAPEL DEL ESTADO: IMPLICACIONES PARA LA POLÍTICA MACROECONÓMICA ................... 8 EL PAPEL DE LAS EMPRESAS .................................................................................................... 10 3. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES .............................................................................. 11 1 1. INTRODUCCION: CONCEPTOS Y MEDICIÓN POBREZA Pobreza absoluta: número de ciudadanos que en un determinado país viven por debajo de un cierto umbral de renta, que el Banco Mundial suele fijar en 1$ ó 2$ por día, traducido a moneda y precios locales Pobreza relativa: número de ciudadanos con renta inferior a un determinado umbral específico de cada país, como puede ser el 50% de su renta media. Entonces, ¿Cuántos pobres hay en el mundo? Es difícil de medir ya que son datos que se generan infrecuentemente por lo que suelen estar obsoletos. Chen y Ravallion (2007) en su análisis mostraron un descenso de la pobreza absoluta en las economías en desarrollo durante el último cuarto del siglo XX. En el análisis de las estimaciones de las tendencias en pobreza global de Nielsen (2009) se observa el empeoramiento de las condiciones de vida. Según datos del HDR 2005, casi un 40% de la población, vivía bajo la línea de pobreza de 1$ por día. Chandy y G. Gertz (2011) utilizan encuestas de hogares de 119 países, para generar estimaciones y predicciones de evolución de la pobreza para el periodo 2005-2015. Estiman que se produjo un descenso importante en el número de pobres entre 20052010, prevén que continúe disminuyendo en 2015, llegando a alcanzar una tasa de pobreza inferior al 10%. En los Objetivos del Milenio se pretendía “reducir la tasa de pobreza global de 1990 a la mitad en 2015”, cumplido hoy en un 60%. (80% si acudimos a los datos del Banco Mundial). Este descenso en los índices de pobreza vino de la mano de los países de Asia oriental y Pacífico gracias en gran medida a un crecimiento rápido y sostenido de las economías emergentes, así como la migración masiva del medio rural al urbano (China) y la introducción de las tecnologías de la información en sus procesos productivos industriales (India). Sin embargo, zonas como África sub-Sahariana siguen aún pendientes por lo que parece necesario que los países donantes actualicen sus políticas y asignaciones para concentrar sus esfuerzos allí donde más se necesiten. DESIGUALDAD La desigualdad: se refiere habitualmente a las diferencias de renta entre ciudadanos, y se mide mediante la comparación entre la renta percibida por determinados porcentajes de la población de mayor y menor renta. Alternativamente, la desigualdad puede medirse a través de los índices de Gini o de Atkinson, que se basan en toda la distribución de la renta. En la última edición del Foro Davos se ha considerado la desigualdad económica como la enfermedad del siglo XXI, que amenaza el progreso de la humanidad hacia sociedades más equitativas, justas y democráticas; poniendo especial atención en la situación de España, el segundo país más desigual en Europa. 2 Hoy en día podemos distinguir cuatro tipos de desigualdad: Desigualdad de tipo 0: Entre los ciudadanos de un determinado colectivo, generalmente una región o país. África y Latinoamérica presentan los niveles más altos de este tipo de desigualdad, por ser economías menos desarrolladas. Pero en los países más desarrollados, como Estados Unidos, Canadá y Reino Unido, el índice de Gini no ha dejado de aumentar dada la concentración de rentas y el efecto raza. Desigualdad de tipo 1: Entre países. A partir de la Segunda Guerra Mundial se produjo un drástico aumento de la desigualdad entre países. Desigualdad de tipo 2: Similar a la anterior, pero ponderando cada país por su número de habitantes. En los últimos 50 años se ha producido gradual y continua disminución de la desigualdad, principalmente por el desarrollo de China e India. Desigualdad tipo 3: Entre ciudadanos de todo el mundo, cada uno de ellos con su propio nivel de renta. Esta evolución de la desigualdad mundial depende de la evolución de la renta en tres grandes bloques: los países ricos de Occidente, los núcleos urbanos de China e India y las áreas rurales en China e India. Mientras que a efectos de la desigualdad mundial, lo que suceda en África tiene una influencia menor. Asimismo, podríamos hacer referencia a otro tipo de desigualdad como la desigualdad de clase, de género o de etnia. La desigualdad implica unas consecuencias macroeconómicas, más allá de las las sociales. Obstaculiza la cohesión y dificulta el crecimiento económico sostenible a través de la reducción del consumo, el ahorro susceptible de asignarse a inversión empresarial y las bases impositivas, además multiplica los fallos de mercado, siendo el más significativo el del mercado de trabajo y aumenta la desafección ciudadana sobre el sistema político y económico; en conclusión, aumenta el riesgo de una ruptura social. La desigualdad en la distribución de la renta y de la riqueza se ha ampliado notablemente, y esto se debe a diversos factores: Políticas económicas y fiscales que han desatendido los principios básicos de igualdad y distribución: ha primado la reducción de impuestos a empresas y a los perceptores de rentas más elevadas, limitando la capacidad redistributiva de la política presupuestaria. Y tras la crisis se ha apostado por la austeridad a ultranza, agravando aún más la situación. Además, el desarrollo, durante los últimos treinta años, de una red mundial de paraísos fiscales ha acarreado profundas consecuencias para el aumento de la desigualdad económica. Así se ocultan grandes cantidades de riqueza, que en gran medida quedan libres del pago de impuestos, impidiendo que las arcas nacionales dispongan de recursos fundamentales que podrían utilizarse en beneficio de la sociedad. Intensificación de la dinámica competitiva global. Unos marcos regulatorios deficientes configuran un entorno ideal para las prácticas empresariales 3 anticompetitivas, que contribuyen a incrementar la desigualdad. Si el Gobierno no actúa cuando las empresas en posición dominante impiden la competencia, tácitamente está permitiendo que éstas se apropien de unos beneficios no ganados, y con ellos una transferencia de ingresos de los sectores más desfavorecidos de la sociedad a los más ricos. Los bienes de consumo se encarecen y, si no aumentan los ingresos, la desigualdad se agrava. Desregulación de sectores esenciales, como el financiero, y reducción de impuestos Un aumento de la concentración de la riqueza en manos de un menor número de personas. Este fenómeno mundial es la causa de la situación actual, en la que el 1% de las familias del mundo posee casi la mitad de la riqueza mundial. Mientras que las élites mundiales son cada vez más ricas, la mayor parte de la población mundial se ha visto excluida de esta prosperidad. La manipulación del sistema en favor de las élites: la concentración de la riqueza en manos de las élites está dando lugar a una influencia política indebida. Las encuestas realizadas por Oxfam ponen de manifiesto que la mayor parte de la ciudadanía considera que las leyes y normativas están concebidas para favorecer a los ricos. Esta desvirtuación de las instituciones a favor de los ricos dificulta los intentos de fortalecer la participación política y de construir sistemas políticos inclusivos Transmisión de privilegios: la perpetuación de la brecha entre ricos y pobres. La igualdad de oportunidades es un principio fundamental en las sociedades modernas. Datos recientes ponen de manifiesto que existe una estrecha correlación entre la desigualdad de ingresos y la de oportunidades: las oportunidades que los hijos tendrán en su vida dependen en gran medida de la situación socioeconómica de sus padres. La educación es una de las herramientas más eficaces para mejorar las perspectivas en la vida de una persona. El problema es que el acceso a una buena educación universitaria depende de condiciones socioeconómicas previas. Además, el valor añadido de la educación universitaria se traduce en diferencias salariales entre las personas con títulos universitarios y el resto de la población. Elevado desempleo vinculado a la crisis económica, además esta bolsa de desempleados presenta una baja cualificación y estudios. La brecha salarial ha aumentado Cambio demográfico, con menos niños y vidas más largas, así como un cambio social que conduce a un aumento en el número de hogares con un solo adulto. En Europa, con la crisis, la brecha de desigualdad se ha visto aumentada. Los programas de austeridad puestos en marcha en toda Europa, basados en impuestos regresivos y en profundos recortes del gasto (especialmente en servicios públicos como la educación, la atención sanitaria y la protección social), han empezado a desmantelar los mecanismos de reducción de la desigualdad. 4 No obstante, algunos países están consiguiendo resistirse a esta tendencia. En efecto, la desigualdad ha disminuido significativamente en América Latina durante la última década, gracias a una fiscalidad más progresiva, los servicios públicos, la protección social y el empleo digno. DESIGUALDAD EN ESPAÑA El caso de España es especialmente preocupante, ya que se ha registrado mayor deterioro que en el resto de Europa, especialmente tras la crisis, debido a la importancia de la construcción en su economía, y el fuerte endeudamiento privado de las familias. El artículo 9.2 CE (“corresponde a los poderes público promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del individuo y de los grupos en que se integran sean reales y efectivas; remover los obstáculos que impidan o dificulten su plenitud y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política, económica, cultural y social”) resume todo el proyecto de democratización que impulsó la ciudadanía, pero cada vez parece que hay menos posibilidades de que pueda mantenerse. En España, hoy, los logros sociales conseguidos se deterioran rápidamente. La desigualdad aumenta, debido a un cambio muy profundo del sistema económico y las fuentes de los grandes intereses, que buscan beneficios en la economía financiera y cada vez menos en la economía de producción. Desde 2010 se ha iniciado una política fiscal restrictiva que consiste en el recorte del gasto público en educación, sanidad y dependencia, así como un incremento de la imposición directa e indirecta con subidas de los tipos en IVA e IRPF. A su vez las grandes fortunas están utilizando la imperfecta normativa fiscal para poder eludir el pago de sus correspondientes tributos cayendo incluso en la evasión fiscal. Todo ello hace que se debilite la equidad que enuncia el artículo 31 de la Constitución Española y que tenga justificación el hecho de que el 90% ciudadanos piensen que los impuestos no se pagan de manera justa. En definitiva, lo que hace falta es tomar políticas valientes que pongan freno a la progresiva influencia de la riqueza en la política. 2. LA LUCHA CONTRA LA POBREZA COMO OBJETIVO DE POLÍTICA ECONÓMICA EFECTOS DEL CRECIMIENTO SOBRE LA DESIGUALDAD El crecimiento económico influye sobre la asignación de recursos entre sectores productivos, sobre los precios relativos de los bienes, sobre las remuneraciones que reciben los factores productivos y, por consiguiente, también sobre la distribución de la renta. Salvo que ésta creciera en la misma proporción para todos los ciudadanos, su distribución variará con el crecimiento, aunque es fácil imaginar circunstancias bajo las cuales dicho crecimiento pueda conducir tanto a una distribución de la renta más igualitaria como a una distribución más desigual. Cuál sea el sentido de tal efecto dependerá de muchos factores, como cuáles sean las fuentes del crecimiento, la 5 participación de los factores en la generación de la renta, o el grado de concentración en la propiedad de los medios de producción y, en definitiva, de los mecanismos de distribución. Hasta hace no muchos años, la hipótesis de Kuznets (1955) y Lewis (1954) era la ley más conocida acerca de dicho impacto redistributivo: en las fases iniciales de desarrollo se produce un trasvase de trabajadores desde sectores de baja productividad y baja desigualdad a sectores de alta productividad y desigualdad media, generándose así un aumento en la desigualdad global. Este proceso desaparece con el mayor desarrollo, por lo que incrementos adicionales de renta reducen entonces la desigualdad. El resultado final es que la desigualdad aumenta inicialmente con el desarrollo, reduciéndose posteriormente a partir de niveles suficientemente altos de renta. Pero, como explicó Jaime Terceiro Lomba, contrariamente a los resultados obtenidos en los estudios iniciales, la evidencia empírica no ha sido favorable a esta hipótesis ya podría ocurrir que el efecto exista en unos países, mientras que en otros se produzca el efecto contrario, y la compensación de resultados puede generar un efecto estimado nulo, que puede conducir a interpretaciones equívocas. En definitiva, el crecimiento económico tiene efectos prácticamente inevitables sobre la desigualdad, aunque el signo e intensidad de tales efectos dependen, por un lado, de la velocidad y de los aspectos estructurales del crecimiento y, muy en particular, del mecanismo distributivo dominante, que está determinado en buena medida por la calidad de las instituciones políticas y económicas. EL EFECTO DE LA DESIGUALDAD SOBRE EL CRECIMIENTO Parece claro que la desigualdad puede ser un freno al crecimiento económico, a través del deterioro institucional y de la ausencia de incentivos al esfuerzo. Hay varios canales a través de los cuales se produce este impacto: 1. La calidad institucional. El crecimiento está determinado por la acumulación de distintos tipos de activos productivos y los incentivos para poner en marcha tales procesos de acumulación descansan en la capacidad de los ciudadanos de apropiarse privadamente del fruto de su esfuerzo y esta capacidad depende, a su vez, de las políticas impositivas y regulatorias y de la calidad de las instituciones económicas y políticas. 2. Las imperfecciones en los mercados de capitales. Los individuos pobres no tienen las mismas oportunidades que los ricos. La imperfección de los mercados puede venir en la forma de un mayor coste de acceso al crédito, o de mayores exigencias de colateral. Por este mecanismo, la asimetría informativa característica de los mercados financieros hace que los países con mayor desigualdad y alta pobreza absoluta infrautilicen su potencial productivo y de crecimiento respecto de los países con un menor número de pobres o con una distribución de renta más 6 igualitaria. Este mecanismo no explica cómo se origina la desigualdad inicial, pero explica que la denominada “trampa de pobreza” pueda persistir durante mucho tiempo. 3. La ausencia de incentivos. Un nivel “muy reducido” de desigualdad de rendimientos son contraproducentes para el crecimiento: una distribución de renta artificialmente igualitaria, al imponer la igualdad de remuneración al esfuerzo difiere de la distribución óptima, que se basa en valorar las diferencias de talento, mérito y esfuerzo y, por ello, inhibe el crecimiento al reducir los incentivos al esfuerzo y estimular un comportamiento de free‐rider. Por último, los costes asociados a una elevada desigualdad pueden asimismo erosionar la cohesión social, pues al aumentar la brecha entre ricos y pobres: - Aumentan las actividades criminales e ilegales Se genera una mayor inestabilidad política Los niveles de violencia más elevados constituyen una carga social y económica que puede frenar el crecimiento, tanto por los recursos necesarios para su eliminación, como por la incertidumbre que generan acerca del respeto a los derechos de propiedad, entre otros aspectos CRECIMIENTO ECONÓMICO Y LUCHA CONTRA LA POBREZA Es evidente que un crecimiento económico más rápido viene generalmente asociado a una mayor reducción de la pobreza. Sin embargo, este crecimiento no es el único factor explicativo de las variaciones de pobreza, sino que igualmente influyen en ello las diferencias en calidad institucional. Esto explica la heterogeneidad entre países. La capacidad del crecimiento económico para reducir la pobreza es menor cuanto mayor sea el grado de desarrollo del país, y también cuanto mayor sea el nivel inicial de desigualdad, que condiciona la distribución de los nuevos recursos. Si el crecimiento económico genera desigualdad, entonces el efecto total del crecimiento sobre la pobreza será menor que el efecto que resultaría manteniendo constante la distribución de la renta. En definitiva, los cambios en desigualdad inducidos por el crecimiento, favorables o desfavorables, son totalmente relevantes en la lucha contra la pobreza. Estos resultados confieren pleno sentido a dedicar esfuerzos en la reducción de la desigualdad, logrando lo que se conoce como un doble dividendo: en igualdad de condiciones, una menor desigualdad permite lograr un mayor crecimiento, y también que éste tenga un mayor impacto reductor de la pobreza. Recientes enfoques sugieren distinguir entre desigualdad de oportunidades y desigualdad en el rendimiento económico obtenido del esfuerzo. 7 Desde una perspectiva estrictamente económica, cabe entender la igualdad de oportunidades en un triple plano: a) igualdad de acceso a la educación, b) igualdad en el acceso al crédito, c) igualdad en el tratamiento de todos los ciudadanos por parte de la Administración, con un cumplimiento anónimo de las normas. No cabe sino esperar que la desigualdad de oportunidades tenga un efecto negativo sobre el crecimiento, por lo que trabajar en aras de la igualdad de oportunidades es central en la lucha contra la pobreza. Por su parte, las políticas contra la desigualdad de rendimientos suelen ser contraproducentes. EL PAPEL DEL ESTADO: IMPLICACIONES PARA LA POLÍTICA MACROECONÓMICA El desarrollo de los Estados y la posibilidad de lograr resultados redistributivos dependen de la política, la distribución del poder y las instituciones que forman las relaciones Estado-sociedad. En las democracias actuales encontramos dos limitaciones: la primera es la captura de la política económica por los inversionistas, instituciones financieras y donantes a través de distintos tipos de condicionalidad. La segunda limita la transformación industrial en las nuevas democracias, la calidad de las instituciones y procesos democráticos y la fragmentación étnica. POLÍTICAS DE EMPLEO El empleo representa la fuente de ingreso más importante de la mayoría de las personas, por tanto, un cambio estructural socialmente inclusivo debería basarse en el crecimiento centrado en el empleo y en políticas redistributivas que combatan las múltiples desigualdades. El crecimiento económico o la industrialización per se no necesariamente llevarán a mejoras sostenidas en el empleo, el ingreso y el bienestar, por ello, se hace necesaria la implantación de políticas concretas. Cuando se buscan elementos concretos con los que configurar las políticas económicas en estas tres líneas de actuación, se aprecia que la experiencia reciente de éxitos de crecimiento es muy diversa, sin embargo, podemos destacar algunas características comunes Inversión pública en infraestructuras, Financiación de actividades productivas, Ayudas públicas (subsidios, créditos fiscales…) correctamente administradas; y Consecución de ventajas competitivas dinámicas fomentando el desarrollo de industrias y actividades estratégicas. POLITICAS REDISTRIBUTIVAS 8 Estas políticas permiten acabar con las desigualdades que generan un círculo vicioso de pobreza, lo que han sido poco privilegiados históricamente difícilmente podrán salir de este grupo hacia otro mejor situado. Estas políticas incluyen: La reforma de la tierra, especialmente en economías altamente desiguales donde los pobres dependen sustancialmente de la tierra, Reformas fiscales que mejoren la administración tributaria, Descentralización, Oportunidades de empleo generadoras de ingresos; y Un buen número de políticas relacionadas con el gasto que fortalezcan el bienestar de los pobres. Las políticas redistributivas pueden ayudar a mitigar desigualdades, pero éstas serán más eficaces si la economía está creciendo, la población situada en una posición poco ventajosa posee fuertes lazos con las instituciones y la política redistributiva es parte de una estrategia más amplia para transformar la economía y eliminar la pobreza. POLÍTICA SOCIAL Para que la política social sea transformativa, no debe tener un papel residual, sino enfrentar metas económicas, políticas y sociales, bien coordinadas para tener el mayor impacto posible. Las políticas sociales también pueden actuar como poderosos estabilizadores, suavizando los ciclos económicos, o legitimando el orden político, contribuyendo a la estabilidad política. La protección de individuos y hogares en momentos en los que no disfrutan de ingresos suficientes para asegurar su calidad de vida, es una medida de protección social básica, que sin embargo no ofrecen la mayoría de pueblos del mundo; en lugar de eso, son los propios individuos, sus familias, comunidades o las ONGs quienes se encargan de ese cuidado. Los programas de protección social no solo proporcionan el acceso a los servicios sociales en tiempos de crisis sino que también reducen el ingreso y la pobreza al contribuir al desarrollo, la igualdad, la productividad, la estabilidad económica y política, amortiguando los efectos sociales adversos del rápido cambio estructural. Un enfoque universal y basado en los derechos para la protección social, fomenta la solidaridad, la cohesión social y la creación de coaliciones entre clases, grupos y generaciones. Las tendencias más recientes de protección social se han centrado en la asistencia social, aprovisionando de una fuente de ingresos a los hogares pobres y vulnerables para que ellos mismos puedan salir de la pobreza. Pero esta asistencia debería usarse como complemento de los esquemas universales y servicios, y no como su sustituto. Los programas incondicionales de transferencias de recursos no basados en la verificación de ingresos, poseen un potencial mayor y más estable. Así, las herramientas esenciales de esta política social son: 9 Servicios sociales universales que posibilitan que las familias cuiden y sostengan a sus miembros y reduzcan los costes y el tiempo de trabajo diario. El trabajo de cuidado no remunerado: este trabajo incluye el cuidado directo de personas, preparación de alimentos, compras y limpieza. El problema surge en situaciones de crisis, cuando estos servicios son sobre demandados y pobremente financiados y no es posible cubrir el mercado, por lo que las propias familias se ven obligadas a subsistir por sí mismas, lo que aumenta las desigualdades de clase y género. En cuanto a la financiación de la política social hay que señalar que ésta es asequible aun con bajos niveles de desarrollo, pues se pueden generar fondos para programas sociales a través de diversas fuentes, como la tributación, la Seguridad Social, ayuda al desarrollo, rentas de los recursos, etc. La financiación del gasto social tiene efectos distributivos y no todos los grupos pueden beneficiarse de la misma manera; cuantos más programas universales existan, será más sencillo apoyarlos a través de políticas progresivas de financiación en las que los grupos de más altos ingresos paguen relativamente más. Los flujos de ayuda externa son especialmente importantes para los países de bajos ingresos y tienen un impacto positivo en el gasto social público. Para ser más efectivos, deberían ser predecibles e incrementar la capacidad nacional y el espacio político. Por el contrario, la financiación interna (tributación, seguridad social) puede generar sinergias entre el desarrollo económico y social para fomentar la democracia y solidaridad y apoyar el llamado contrato social; debería formar la base de los instrumentos que financian las políticas sociales. EL PAPEL DE LAS EMPRESAS Las tendencias económicas y de gobierno, tanto a nivel nacional como internacional, han ampliado las oportunidades económicas para las corporaciones transnacionales y otras empresas y las han involucrado más directamente en la política social y la reducción de la pobreza a través de la generación de empleo, pago de impuestos, obligaciones de bienestar social y apoyo a los estados de bienestar. La RSC apoya que las empresas puedan mejorar su desempeño social a través de iniciativas voluntarias pero teniendo en cuenta el impacto social, la rendición de cuentas de las corporaciones y la influencia de los intereses empresariales en la política pública. El objetivo debe ser reasegurar el control social a través de regulación y reconfigurar las relaciones de poder, incluyendo capacidad de inspección del Estado. Es necesario forjar pactos sociales empresa-gobierno; promocionar normas y leyes internacionales; y crear capacidades estatales efectivas que regulen los negocios. 10 3. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES Es necesario entender la manera en que las instituciones y políticas están interconectadas. El combate de la pobreza y la desigualdad requiere procesos de cambio estructural, políticas macroeconómicas y políticas sociales que sean complementarias y sinérgicas. Sin embargo, para lograr la coherencia política se requiere una ciudadanía activa y coaliciones suficientemente poderosas. Si bien la teoría es simple, en la práctica vemos como todavía no se han implementado las medidas necesarias para lograr eliminar la desigualdad: - - No se han adoptado medidas firmes contra el secreto bancario ni la evasión fiscal. El mecanismo de redistribución de la riqueza por parte del Estado es deficiente, la masiva concentración de los recursos económicos en manos de unos pocos supone una gran amenaza para los sistemas políticos y económicos. Se ha reducido la inversión en lo que se refiere al acceso universal a la atención sanitaria y a la educación. No se apuesta por una fiscalidad progresiva. Se debilitan los derechos de los trabajadores. Además de todo lo anterior, la enorme y creciente concentración de ingresos y riqueza que están experimentando muchos países supone una amenaza mundial para las sociedades estables e inclusivas por una razón muy simple: una distribución desequilibrada de la riqueza desvirtúa las instituciones y debilita el contrato social entre las instituciones y el Estado. Los controles y contrapesos establecidos para garantizar que se escucha la voz de la mayoría de la población tienden a debilitarse. La concentración de los ingresos y la riqueza obstaculiza la materialización efectiva de la igualdad de derechos y oportunidades, ya que dificulta la representación política de los colectivos desfavorecidos a costa de beneficiar a los sectores acaudalados. No es la primera vez que ocurre y puede ocurrir de nuevo. En definitiva, para salir del estancamiento en el que se encuentran sumergidos los países subdesarrollados, debemos enfatizar la conveniencia de centrarse en conseguir: 1. Una cierta estabilidad macroeconómica. 2. Una mayor integración en la economía mundial. 3. Mayores garantías sobre protección de derechos de propiedad y cumplimiento de contratos. 4. Un cierto grado de estabilidad política y de cohesión social. 11 BIBLIOGRAFÍA COMBATIR LA POBREZAY LA DESIGUALDAD: Cambio estructural, política social y condiciones políticas. Informe UNRISD 2011 Informe INTERMON OXFAM Foro DAVOS. Enero 2014 Informe Intermón Oxfam-España: Gobernar para las élites. Enero 2014 Ponencia del Prof. Dr. Alfonso Novales Cinca. Academia de Ciencias Morales y Políticas. 21 de Junio de 2011 UCM. Lección Inaugural Prof. Dr. Alfonso Novales Cinca. Septiembre 2012 12